1. He aquí al Padre que viene a manifestarse al pueblo que tanto ha invocado el nombre de Dios a través de los tiempos, diciendo que lo ama. Veo que lloráis. Por vuestros rostros corren abundantes lágrimas, mas no son por amor a mi Divinidad, son de dolor, porque vuestra vida está llena de amarguras. No es una cruz la que lleváis, es un pesado fardo que ya no soportáis. Es que olvidasteis la lección, cerrasteis el Libro y os apartasteis de los mandatos que él encierra.
2. ¡Oh, pueblo, que escucháis esta palabra! No sólo las naciones se han dividido, también entre vosotros existe la división. ¿Olvidasteis que en 1931 jurasteis unificación y obediencia ante el arca de la Nueva Alianza? Vais poniendo vuestras órdenes y vuestra voluntad delante de la mía; mas Yo destruiré vuestras tradiciones y leyes imperfectas para que se conozca mi Obra y se cumpla mi Ley. Tocaré con mi justicia el egoísmo, el orgullo y toda mala simiente. De este pueblo desaparecerán los señores y sólo quedarán los discípulos, los servidores. Mas le valiera ser levantado de la Tierra a quien quisiera levantarse sobre su pueblo, oprimiéndolo.
3. Finalizando está el año de 1947, y en el último día, es menester que forméis un propósito firme de cumplimiento para que no sea mi justicia la que os haga reconocer el camino. Leer Más
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