Enseñanza 201

1. Pueblo: En esta Era en que el Espíritu de Verdad irradia su luz sobre todo espíritu, quiero que los que están destinados a escucharme bajo esta forma se concentren y mediten, porque solamente así podrán entender el divino Mensaje que en este tiempo os he traído. Este Mensaje es el libro que vengo grabando en vuestro espíritu, es la interpretación divina de la Ley que recibió la humanidad desde los primeros tiempos, es la esencia que encierra el Libro de los Siete Sellos, cuyo misterio os comienzo a esclarecer, iluminado vuestro espíritu con la luz de mi palabra.

2. Mañana, cuando ya hayáis comprendido mi lección, comenzará la lucha; ya no tendréis mi palabra bajo esta forma, pero sentiréis mi presencia en vuestro corazón.

3. Dios, en el Primer Tiempo por conducto de Moisés, escribió en piedra la Ley; la palabra de Jesús se escribió con sangre en el corazón del hombre; y en esta Era escribiré mis revelaciones en vuestro espíritu, con la luz de la inspiración.

4. Si tropezáis ante las imperfecciones de estos mediadores, por los cuales me he venido comunicando, no por ello vayáis a deteneros en esa confusión; analizad, serenaos y seguid adelante, porque mi deseo es que os deis cuenta de la magnitud y verdad que encierra mi Revelación.

5. Es necesario que cuando este pueblo se levante en busca de comarcas, pueblos, aldeas y aun naciones donde hacer oír la Buena Nueva, se encuentre fuerte y espiritualizado. Hoy todavía sois el niño inocente que ansía ver llegar el instante del cumplimiento de su misión, pero que aun ignora las asechanzas y las pruebas que le aguardan en el camino. Pero todo el que se sature de fe y amor, podrá desafiar los vendavales y ser insensible al dolor propio, mas no indiferente a las miserias de la humanidad.

6. Extensa ha sido mi lección en este tiempo, porque he querido dar ocasión a que me escuchen muchos, para cumplir de esta manera la promesa que os hice en tiempos pasados, de que todo ojo pecador y no pecador me contemplaría espiritualmente, para alentar así vuestra esperanza y vuestra confianza en Mí.

7. Mi voluntad ha sido que se escriba la palabra que os he venido entregando, porque en ella hay predicciones, anuncios, mensajes, para que sean conocidos por los hombres de mañana, porque muchas veces vuestra memoria es infiel.

8. Mi palabra viene a formar un pueblo iluminado, al que pertenecerán hombres y mujeres de toda la Tierra y su fuerza estará en su espiritualidad. A ese pueblo encomendaré la restitución de la paz en el mundo, la justicia, la moral y la verdadera fe.

9. Hoy, al parecer, la humanidad está durmiendo, pero con verdadera sorpresa veréis cómo algunos pueblos, al oír la voz de mis emisarios, abrirán las puertas de su corazón, como se abren las flores para recibir el rocío y la caricia de los rayos del Sol. Vosotros, que ahora me estáis oyendo, ya formáis parte de ese pueblo que crecerá en el futuro hasta cubrir toda la Tierra. Vuestra misión es exhortar a los hombres a que se despojen de su materialismo, predicar la comunicación de espíritu a Espíritu y sostener en la fe a vuestros hermanos, cuando sobre ellos se ciernan las grandes pruebas.

10. Las multitudes que en este tiempo han escuchado mi palabra, sólo son una pequeña porción del pueblo que surgirá mañana. Su deber es permanecer unido, a pesar de las pruebas y de las tempestades que puedan azotarlo; si llegara a disgregarse, perdería la batalla, perdería la estrella que hasta ahora le ha guiado y se extraviaría en la inmensa soledad del desierto y, ¿cuál sería el testimonio que sobre mi verdad entregarían?; ¿cuál sería el ejemplo que presentaría a sus hermanos?

11. Discípulos bien amados: Pensad que si he descendido para hablaros materializando por vosotros mi divina presencia y mi palabra, un gran bien debe de perseguir vuestro Maestro, y que vosotros, a quienes he doctrinado y amado, no debéis desvirtuar en ninguna forma mi divina Doctrina.

12. Discípulos: Si anheláis poseer dones espirituales, dejad que sea el amor y el deseo de hacer el bien, los que os inspiren ese anhelo. No busquéis el llegar a poseer mi gracia tan sólo con el fin de halagar vuestra vanidad, por sentiros algo más elevados que vuestros hermanos. Tampoco busquéis a través de estos dones formar una fortuna por medio del lucro. En verdad os digo, que cuando el amor espera algún pago, desde ese momento deja de ser amor, y cuando la caridad que se hace tiene por objeto esperar una recompensa, deja de ser caridad; por eso os advierto que, cuando tengáis el deseo de poseer uno de esos dones, que sea el AMOR el que os inspire.

13. Todo aquél que quiera seguirme por esta senda, debe despojar su corazón de todo interés mezquino, de todo egoísmo y de toda vanidad. Sólo a través de un corazón limpio puede sentirse mi amor.

14. Cuando encuentro que alguno de vosotros está ocupado en la ejecución de una buena obra, elevado en oración, pidiendo por algún hermano necesitado y me hace presente su corazón lleno de angustia por el dolor de su Semejante, mi divino Amor deposita en aquél una gota de mi bálsamo de curación y le concedo el prodigio que ha estado pidiendo.

15. En ese momento, un gozo muy grande invade al hijo que ha intercedido por su hermano ante el Padre, que es quien entregó lo que le fue solicitado en el necesitado y que recibió mi caridad.

En cambio, cuando aquél que lleva la misión de sembrar la caridad en su camino, hace uso de sus dones para fines egoístas, sin darse cuenta de ello, se ha despojado de la gracia del Padre y nada puede dar, se engaña a sí mismo y está engañando a sus hermanos. Ese mal labriego, en lugar de sembrar trigo en su camino, va sembrando la cizaña. Después de ejecutar cada una de sus malas obras, le quedará un sabor muy amargo, una insatisfacción, una intranquilidad y no podrá encontrar en la dulce faz de su Padre esa sonrisa amorosa que bendice y aprueba sus obras, ni logrará hacer sentir en su hermano la influencia de sus dones espirituales.

16. Si el enfermo sanó, o el atribulado recibió consuelo, o si se verificó un milagro, ese prodigio no se debió a aquel labriego sino a la infinita piedad del Padre para el necesitado que, en su inocencia, depositó toda su confianza en el mal discípulo. Y todavía, cuando el milagro se ha realizado, el mal servidor se lo atribuye a sus ruegos, a sus dones y utiliza aquel testimonio para aumentar el número de los que en él confían. Ellos han menospreciado la paz que deja en el corazón una obra limpia, han aceptado el halago o el miserable pago de una moneda. A esos tendrá que tocarles mi justicia, a fin de que detengan sus pasos equivocados, mediten sobre lo erróneo de sus obras y vuelvan al sendero.

17. Bienaventurados los que al primer toque de mi justicia se han arrepentido de sus culpas, se han librado de seguir por el camino de sus faltas y han luchado por reparar todos sus yerros, porque han comprobado con ello, que las satisfacciones del espíritu nunca podrán compararse con las de la Tierra y han visto que lo primero engrandece al espíritu y lo segundo lo empequeñece y lo rebaja.

18. Todo aquel que es labriego en mis tierras, debe saber que Yo le envié a dar testimonio de Mí; y para que su testimonio sea verdadero, deberá estar justificado por sus obras, por medio de actos de caridad, de palabras y de pensamientos buenos, procurando que su corazón se mantenga limpio para que Yo me manifieste en él.

19. En aquel tiempo os dije: “Quien conoce al Hijo, conoce al Padre”, con lo cual quise deciros que por mis obras en la Tierra podríais llegar a conocer el amor que he derramado siempre sobre vosotros. Ahora os digo, que quiero llegar a ser reconocido a través de las obras de mis discípulos.

20. Cuando este pueblo llegue a comprenderme y ajuste su vida a esta enseñanza y abrace con verdadero amor su cruz, la humanidad despertará, se dará cuenta de sus obras y tendrá que convencerse de que es la Verdad la que los guía; entonces considerará mi Obra como una Revelación divina, así la llame religión, doctrina o ideología.

21. Sabed y comprended, oh, discípulos, cuál es la misión que os he marcado, pesad vuestra responsabilidad y examinad cada una de vuestras obras, para que todas ellas se ajusten a la verdad de mi Doctrina.

22. En muchas sociedades, órdenes y congregaciones, suelen los hombres llamarse hermanos. Sus labios pronuncian la dulce palabra de hermano, sin sentirla en el corazón la mayoría de las veces.

23. De cierto os digo, que si os dedicaseis a profundizaros en el sentido de esta palabra, podríais descubrir la fuente de la vida de donde habéis brotado, comprenderíais mi ternura divina, y todo ello os haría estremecer de remordimientos, pensando en lo lejos en que habéis vivido los unos de los otros, en la indiferencia con la que miráis a los que llamáis extraños y en las ofensas que a cada paso os inferís los unos a los otros.

24. Cuando vine al mundo a vivir con los hombres, lo hice para enseñarles a ser hermanos. Tomé carne en María, y os llamé mis hermanos para enseñaros cómo debíais Amaros los unos a los otros. Toda mi Doctrina se concretó a mostraros esa Ley divina y única con la que podríais amar y glorificar al Padre.

¿Cómo llegaréis a amarme sin amaros vosotros? De cierto os digo, que todo lo que llegareis a ofrecerme, es mejor que lo compartáis entre vuestros hermanos; porque el Padre todo lo posee y en cambio a vosotros todo os falta.

25. Inspiraos en mi ejemplo toda vuestra vida y vuestras obras, y en verdad os digo, que cuando así lo hagáis, a cada paso me estaréis glorificando y dando verdaderas pruebas de vuestro amor.

Si los hombres uniesen todos sus dones con el fin de elevar su existencia, sentirían en plenitud mi presencia entre ellos. Unos darían su saber, otros su amor, otros su caridad, unos su ciencia, otros su inspiración y otros más su fuerza. Entonces surgiría una humanidad fuerte y unida, como si fuese formada por un solo hombre iluminado, grande y bueno y por lo tanto poderoso. Ese es el hombre en el que mucho tiempo vengo esculpiendo mi Ley de Amor.

26. Dura es la roca de su corazón, pero no resistirá el filo del divino cincel de mi palabra.

27. He venido anunciándoos un tiempo de armonía entre la humanidad, os lo anunciaron también mis profetas tiempo ha, para entonces veréis fraternizar a las naciones, compartir su pan, su fuerza y su saber; veréis a los hombres sembrando la paz ahí donde antes sólo supieron vivir entre guerras y odios. Veréis llevar el consuelo a los enfermos, como verdaderos doctores de la humanidad.

28. ¿Reconocéis ahora que verdaderamente no habéis logrado vivir como hermanos en mi Ley? ¿Comprenderéis por qué os dije desde aquel tiempo que mi mandamiento supremo era Amaos los unos a los otros?

29. No he venido en este tiempo a borrar de vuestro corazón aquella máxima ni a sustituirla por otra. Ella es inconmovible e inmutable, sólo os la explico para que comprendáis todo su alcance y conozcáis su contenido que es mi sabiduría.

30. ¿Cuándo comprenderá esta humanidad que en el cumplimiento de esa Ley está la paz que tanto necesita, la salud de la que hoy carece y la dicha que nunca ha encontrado?

31. Yo sé que los hombres se dirigen, sin saberlo, hacia ese punto en el que al llegar abrirán por fin sus ojos a la luz de la verdad.

32. Después de deciros todo esto, quiero que cuando llaméis hermano a uno de vuestros Semejantes, comprendáis lo que esa palabra significa y procuréis sentir la verdad de lo que hoy os he revelado.

33. Yo os recibo en mi amor de Padre. Aun cuando sea corto el número de los que me escuchan, no por ello dejo de manifestarme con amor.

34. Vuestra mente quedará bañada de mi luz y ella destruirá toda duda que pudieseis tener.

35. Corto es el número de los que me siguen y aun los contemplo débiles; mas he aquí que mi palabra les transformará en soldados firmes y llenos de valor, los cuales, aun cansados y heridos, llegarán hasta el fin, agitando en su diestra el estandarte, símbolo de paz y fraternidad. Vuestro triunfo ha de alentar a muchos a seguiros.

36. Bienaventurado el que llega a conocer y desempeñar su misión. El espíritu requiere para su evolución firmes propósitos, esfuerzo y voluntad; cuando esto falta, el adelanto es lento y requiere de muchas existencias para su perfeccionamiento.

Deben los hombres conocer toda mi enseñanza, que es el camino del espíritu en pos de la perfección. No es bastante la intuición, también necesitan del conocimiento para que no se detengan jamás en el camino, para que concedan al tiempo y a las oportunidades el valor que tienen y dejen de ser los muertos de espíritu.

37. La vida debe manifestarse antes en el espíritu que en la materia. ¡Cuántos son los que han habitado este mundo y cuán pocos los que han vivido espiritualmente, los que han dejado manifestar la gracia que existe en cada ser, en esa chispa divina que el Creador depositó en el hombre!

38. Si los hombres lograran conservar la transparencia en su Conciencia, a través de ella podrían contemplar su pasado, su presente y su futuro.

39. El espíritu es semejante a mi Arcano. ¡Cuánto encierra él! ¡A cada paso y a cada instante tiene algo que revelaros, manifestaciones a veces tan profundas, que llegan a ser incomprensibles a vosotros!

40. Esa chispa de luz que existe en todo humano, es el lazo que une al hombre con lo espiritual, es lo que lo pone en contacto con el Más Allá y con su Padre.

41. Si observáis, comprenderéis que todo está relacionado con la Vida Eterna, aquella que os espera y a la que os acercáis cada día o instante que pasa.

42. Necesito en mi campiña trabajadores que aprendan a sembrar y a cultivar esta Semilla, entendimientos limpios y corazones de buena voluntad, porque muchos que recibieron mis dones, se convirtieron en hijos pródigos, que sólo un tiempo estuvieron cercas del Padre, para ir luego en pos de los placeres; pero mi palabra se cumplirá y ellos retornarán. Encontrarán en su camino mi justicia inexorable, pero al volver a Mí me encontrarán como siempre, cual Padre bondadoso.

43. Multitudes, levantaos y marchad como emisarios de esta Obra, dando la Buena Nueva a todos vuestros hermanos. Tened fe en mi palabra y haréis maravillas. Esta luz levantará de su sueño a la humanidad.

44. Id paso a paso por el camino para que lo vayáis conociendo; es el camino estrecho de mi Ley. La lucha en él es incesante; a veces beberéis cálices muy amargos, mas también recogeréis infinitas satisfacciones al experimentar en vuestro espíritu la paz de mi Espíritu.

45. Yo voy delante marcándoos la senda; vosotros llevad la mansedumbre de las ovejas y no tropezaréis. Si me preguntáis: “¿Hacia dónde os conduzco?” Os contestaré: “Hacia la suprema felicidad del espíritu”. ¿Quién podrá perderse en el camino de la vida si lleva sobre sus hombros la cruz del amor? No penséis que os estoy pidiendo que me dediquéis todas las horas de vuestra vida; tenéis vuestros deberes en la Tierra a los que tenéis que dar cumplimiento y debéis saber que también ellos son sagrados y forman parte de vuestro destino espiritual.

46. Para Mí sólo os pido una corta oración espiritual en cada día, pero en esos instantes que me dediquéis, debéis despojaros de todas las pequeñeces y miserias humanas, para que verdaderamente lleguéis a estar ante mi presencia y gocéis de mi caricia y de mi paz.

47. Todos tenéis misiones diferentes que cumplir espiritualmente; unos no saldrán de la comarca en donde han vivido, otros se levantarán para ir en busca de otras tierras. Unos se alejarán de los suyos para desempeñar su labor, otros tendrán su misión en el seno de su familia.

48. Hay quienes creen que hasta este tiempo el Maestro vino a vosotros para confiaros una misión espiritual, mas están en grave error, porque vuestro espíritu, desde su origen, ha llevado en sí trazada su trayectoria. En este tiempo, lo mismo que en Eras pasadas, sólo he venido a recordaros el pacto que vuestro espíritu hizo con su Padre, antes de venir a esta Tierra.

49. Abrazad con amor vuestra misión, oh, discípulos, para que logréis que vuestros hermanos vengan tras de mi huella divina; debéis daros cuenta de que tenéis todo lo necesario para ser sembradores de esta simiente. En el espíritu y en vuestra materia, lleváis todos los dones para salir avante en las pruebas y vencer en la lucha.

50. Que sea vuestro espíritu el timón de vuestro cuerpo, y la luz de vuestra Conciencia la que ilumine vuestro camino dominando las pasiones y los impulsos de la carne; y entonces será fácil el cumplimiento de vuestra misión.

51. Mirad que la semilla espiritual que a cada quien le ha sido confiada, la tenéis que devolver multiplicada para ser almacenada en mis graneros. Con esto debéis entender que tenéis que aprovechar el tiempo de que disponéis.

52. Bienaventurado el que apure con paciencia el cáliz de amargura que la lucha le ofrezca, porque al final su dolor se transformará en dicha. Llenaos de fe y de valor, así no temeréis los juicios de la humanidad.

Temed de vosotros mismos, porque una flaqueza o una equivocación pueden provocaros graves consecuencias; cuando uno de vuestros hermanos momentáneamente cegado por las tinieblas que envuelven al mundo os hiera arteramente en el corazón, perdonadle y venid a Mí para que cierre vuestra herida con mi amor.

53. Llevad con paciencia el peso de vuestra cruz, y sabed que esta existencia y el desempeño de vuestra delicada misión espiritual es para que logréis elevar vuestro espíritu al Reino que le pertenece.

54. Si cumplís en la Tierra, cumpliréis en el Más Allá.

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