El pensamiento y el Árbol de la Ciencia

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Cada uno de nosotros somos seres espirituales, que están perfeccionando todos sus atributos espirituales. Cuando nuestro espíritu surgió del Seno divino, todos fuimos puros y perfectos por nuestro Origen, que es la Perfección pura y perfecta. Mas como el infante que nace del vientre y ve la luz, no conoce cuanto le pertenece en el mundo. No conoce quien es su madre y padre, ni se conoce a sí mismo. A semejanza somos los espíritus que vimos la luz al nacer del Seno Divino, no conocemos Quien nos dio la vida, todo lo que ha creado, y tampoco a nosotros mismos.
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Cada uno de nosotros somos seres espirituales, que están perfeccionando todos sus atributos espirituales. Cuando nuestro espíritu surgió del Seno divino, todos fuimos puros y perfectos por nuestro Origen, que es la Perfección pura y perfecta. Mas como el infante que nace del vientre y ve la luz, no conoce cuanto le pertenece en el mundo. No conoce quien es su madre y padre, ni se conoce a sí mismo. A semejanza somos los espíritus que vimos la luz al nacer del Seno Divino, no conocemos Quien nos dio la vida, todo lo que ha creado, y tampoco a nosotros mismos.
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Nuestro pensamiento fue virgen, todos nuestros atributos lo fueron. Sin embargo, nuestro espíritu poco a poco fue utilizando esa potencia espiritual, y fue desarrollándose a semejanza como cuando un infante empieza a balbucear sus primeras palabras, así lo fue nuestro pensamiento espiritual. Esa potencia sí tenía que conocer el árbol de la ciencia. Y no sólo lo conoció, sino que le permitió desarrollar su pensamiento, y en él, las facultades de su razonamiento, su discernimiento, su reflexión, su comprensión.
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Nuestro pensamiento ya no es virgen. Muchos espíritus desenvolvieron esa potencia guiados por la luz de Quien les creó; pero otros tantos lo desenvolvieron conforme su libre albedrío. El Padre todo lo permitió, no iba a ser quien pusiera cadena a lo que Él les había dotado desde su nacimiento.
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El árbol de la ciencia ha dado sus frutos, unos dulces, otros muy amargos; sin embargo, no es el árbol quien da el sabor, sino el cómo fue cultivado por cada espíritu. Cada quien ha cultivado su árbol de la ciencia, y de ese árbol ha compartido su fruto a los demás. ¿Qué sabor ha dado nuestro propio árbol de la ciencia a los demás? ¿Ha sido un fruto dulce o amargo? No es el Padre quien va a detener de lo que hemos hecho del árbol de la ciencia,… será cada espíritu cuando a la luz de su Conciencia, reconozca que la potencia de su pensamiento lo ha llevado por caminos alejados del amor, la verdad y la luz. Será cada espíritu cuando reconozca que su fruto, en lugar de haber sido venero de bendición y bienaventuranza, es veneno para sí como para sus hermanos.
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Maravillosamente verdad lo expreso en estas líneas. Gracias por compartir
Siempre la bondad, el amor, el perdón, el camino del bien darán el mejor fruto. Es la elección que tiene el hombre, en la ley Divina está la guía para espíritu y éste debe guiar a la materia, así juntos en equilibrio perfecto cumpliendo las leyes Divinas y humanas.
NAMASTE