Caridad y más caridad
«Caridad y más caridad a vuestros hermanos, y veréis al Padre en todo Su esplendor».
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La caridad es una de las más excelsas y sublimes de las virtudes espirituales, por la cual nuestro espíritu va conquistando su elevación espiritual cuando lo hace de corazón.
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El dar de corazón sin esperar pago alguno ni si acaso de Quién todo lo da, nos hace humildes ante Él.
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Cuantas formas de manifestarse el amor espiritual, aquel amor más allá de lo humano, aquel amor que trasciende, transforma, eleva, enaltece, y hasta dignifica al espíritu cuando desea saldar sus deudas espirituales no por el dolor, sino por el amor.
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Cuantas veces se espera que el Cielo responda, pero nos olvidamos a cada momento de dar nuestra respuesta. Pues también es cierto, que el QUE DA, RECIBE.
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«Caridad y más caridad y veréis al Padre en todo Su esplendor»… Así es la Doctrina del Espiritualismo, la Doctrina del Espíritu Santo de Dios, porque el que da con el corazón, con espíritu humilde está abriendo la oportunidad de recibir de lo alto.
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Nunca nos arrepentiremos de hacer esta practica, todo se guarda en el arcano de la eternidad, y todo llega en el preciso instante en que nuestro ser reciba su galardón. En nuestra propia familia cuántas formas de manifestar esta virtud, y más allá del hogar también. Esta morada no sería de tormento ni de llanto, si quienes lo habitan tuviesen como practica esta verdad.
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El que da, recibe… que hermoso es cuando por medio de otro hermano sin interés alguno llega ese auxilio, esa ayuda… ¿será que en otro tiempo también nosotros mismos fuimos desinteresados? Entonces sigamos sembrando con corazón y espíritu de verdad.