El valor del espíritu

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Después de Dios, sólo en los seres espirituales existe la inteligencia espiritual, la libertad de decisión y de obrar. Todo cuanto ven nuestros ojos en la Creación está sujeto a una ley, y la cumple fielmente, la natural.
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En toda esa Creación no se halla la Conciencia,… no tiene ni podrá tener ese entendimiento, ese sentir sobre lo qué es bueno o no, lo qué es moral o no, lo correcto de lo incorrecto. En toda esa Creación con todas sus criaturas y bellezas no existe ni se halla la potencia del pensamiento que le corresponde sólo al espíritu, y por esa potencia, el razonar, el discernir, el comprender, el indagar. Sólo el espíritu se pregunta las cosas más sublimes e importantes de la vida y de su existencia, ¿quién soy?, ¿a dónde voy?, ¿cuál es la finalidad de mi existencia? Ninguna otra criatura hace ello.
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Mas el espíritu no está sólo regido por la Ley natural cuando está encarnado, sino también por otra con más relevancia para él, la espiritual. El espíritu está destinado a engrandecer y a perfeccionar su ser. Por ello el Padre ha venido de tiempo en tiempo a darle lecciones cada vez más profundas, que le ayude a que se conozca cada vez mejor. A engrandecer su pensamiento, su mente espiritual, a despertarle a luz de la Conciencia cuando él se ha olvidado de dónde procede,… así como la finalidad de su existencia en esta morada terrenal, y después en el Más Allá.
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Toda la Creación le rinde un tributo perfecto a su Creador,… sin embargo Su creación más preciada, que somos cada uno de nosotros, todavía no le ha dado ese tributo perfecto. Y es porque Él nos ha hecho libres, no sujetos. Mas llegará el instante en que podamos ofrecerle ese tributo perfecto siendo libres. Será cuando todos nuestros atributos divinos, con los que fue formado nuestro ser estén en armonía con cuanto Él ha creado y dado vida.
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La finalidad de nuestra existencia en esta morada terrenal es la Espiritualidad, la armonía de nuestra naturaleza material y la espiritual. Y cuando logremos esto, habrá otra finalidad, la de nuestro perfeccionamiento espiritual. Entonces tendremos por dicha esa eternidad, en que nuestro espíritu libre por siempre,… sea en ese estado sublime donde la voluntad del Padre sea la del hijo, y la voluntad del hijo sea la del Padre.
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Precisamente por esta razón, de ser los únicos seres con esos atributos somos a imagen y semejanza del Padre. Reconociendo que estamos unidos a Él comprenderemos cómo usar nuestro libre albedrío para cumplir su plan Divino en nuestra vida.
NAMASTE
Y es precisamente eso lo que nos hace a imagen y semejanza del Padre, los atributos del espíritu. Cuando elevamos nuestra pureza en el aprendizaje de la ley de amor, nos vamos haciendo cada vez más dignos de esa semejanza. La fe, el amor, el uso del libre albedrío en obras de bien, nos acerca a su luz.