Fuerzas invisibles a la mirada humana
Cada espíritu tiene en sí la potencia de su pensamiento, así como la vibración de sus sentimientos. Cada uno de nosotros según nuestra elección hacia la luz o lo opuesto a ella, es la fuerza que ofrecemos a los demás.
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Hay fuerzas que estando presentes no somos conscientes de ellas y de su influencia constante en nuestra existencia humana. Como dice el Maestro, las hay buenas, saludables, benéficas,… así como todo lo opuesto.
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La humanidad menospreciando el conocimiento espiritual es ignorante de lo que acontece a su alrededor; pero no sólo eso, sino también desconoce la responsabilidad de lo que da a su semejante con las potencias espirituales con que fue formado y dotado en su espíritu.
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No hay lugar o espacio alguno donde nuestro ser no se vea influenciado por las fuerzas y las vibraciones de luz o,… lo que no lo es. En todo instante recibimos esa influencia.
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Es nuestro espíritu el que multiplica a lo que es afín. Si es afín a la luz, él se beneficia multiplicado en la luz. Si no es afín, también multiplica en sí mismo las fuerzas y las vibraciones opuestas a la luz.
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Por ello la importancia de pensar y sentir bien. Si nuestro ser se encuentra en un entorno donde nuestros hermanos como familia son proclives a lo que no es luz, con este conocimiento adquirido el tratar de no multiplicar esas fuerzas. Sino con paciencia y voluntad nuestro espíritu el permanecer en la luz, y así contrarrestar lo adverso y lo nocivo.
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Cada quien elige que dar a los demás. Cada quien es responsable de este conocimiento adquirido, porque el pensamiento y el sentimiento pueden ser utilizados en y para bien o no a los demás. Mas tengamos en cuenta que lo que damos es siembra y cosecha.
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Entre más conscientes seamos de nuestras potencias espirituales como son la fe, el pensamiento, el libre albedrío, la voluntad tendremos una mejor elección de cómo entregar a los demás. Pues nuestras potencias no siempre han sido utilizadas para un fin noble y elevado, sino en lo opuesto.
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Seamos luz,… que nuestra voluntad y libre albedrío cada vez estén más dispuestos en la luz. De este actuar y elección, nuestro ser tendrá que beneficiarse de las mismas vibraciones provenientes de las legiones de la luz. Así como también nos estamos acercando, para ser parte de todas aquellas luces que son ya en el Reino de Dios.
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