¿Existen jerarquías en el Reino de Dios?

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En las legiones de luz hay cargos espirituales, todos de suma importancia. Esas legiones de luz jamás sobrepasan el cargo que no les corresponde, ya que ante todo la humildad brilla como virtud en su ser. Existen quienes poseen cargos delicados y de suma importancia, como lo es Elías, el profeta de Fuego, que de tiempo en tiempo ha preparado, aparejado los caminos en cada advenimiento divino del Padre. Otros más son luz en el camino de sus hermanos, tanto de esta morada como de otras, aquellos que la humanidad ha conocido y nombrado como ángeles. Ellos inspiran, son propicios en el bálsamo, son guardianes,… no es necesario mencionar si hay jerarquías entre ellos, sólo baste conocer que entre unos y otros existe una luz, que cada vez por su dedicación por el Padre y sus hermanos se acrecienta más y más.
Cada hijo que ha sentido el Espíritu Divino nacer de Su seno, posee todos los atributos necesarios para acrecentarlos constantemente en su eternidad. No hay uno que haya sido despojado de algún don, o que se le haya negado. Todos, absolutamente todos poseen la naturaleza divina del Padre, aún aquellos que se han alejado bastante del camino. En cierto cada espíritu, cada hijo del Padre logrará o conquistará el Reino de los Cielos. Y cuando ese Reino sea edificado en su propio ser, tendrá por bien merecer un cargo del cual será su goce espiritual: servir y amar al Padre en Su creación y a sus hermanos.
Quienes son conscientes de su luz reconocen que otros van delante de ellos. Y quienes van delante reconocen que quienes vienen detrás alcanzarán la luz que ellos poseen. No hay vanidad quien por su luz ha conquistado un alto cargo, mas bien tienen por hecho que otros más obtendrán el mismo destino. En la inmensidad de la Creación, infinita, no existe el descanso para los hijos de Dios. Unos tienen gran luz, y el Padre reconoce esa luz que ellos poseen. Tan así hay quienes han conquistado gran luz, que en las altas escalas se encuentra este principio: la voluntad del Padre es la del hijo, y la voluntad del hijo es la del Padre.
Mas que jerarquías existen cargos, grandes y sublimes. Y es nuestro Padre quien da y otorga según la luz del espíritu, y por esa luz la responsabilidad. ¿Acaso no los mayores cargos que se desempeñan en el mundo se les da a quienes están aptos, capacitados para ejercerlos? Sí, un gran cargo es una gran responsabilidad. El hombre podrá engañarse en colocar a quien no debe, y quien acepta sin estar apto, llevar en sí la responsabilidad de su mal actuar, deuda que no sólo es en lo material, sino de las veces esa deuda sobrepasa también ya en lo espiritual. Mas nuestro Dios no es hombre, no es imperfección ni impostor. Da y otorga conforme a la luz de cada espíritu un cargo y en éste una responsabilidad. Y mas que sentirse el espíritu abrumado por lo otorgado, no lo es… La experiencia que ha adquirido en su largo peregrinar en el sendero de la luz y de la perfección, es su fortaleza. Ya conoce por otros y por él mismo el cómo desempeñar lo que se le ha confiado. Ocupaciones múltiples existen, cargos aún no conocidos del todo por el espíritu de la humanidad, responsabilidades que serán goce en los hijos de Dios para ejercerlas en su Creación.

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