Enseñanza 191
1. En el pan y en el vino de mi mesa está la simiente de Vida Eterna; venid a ella, comed y bebed. No lloréis más de hambre y de sed, ya no quiero escuchar más vuestros lamentos y vuestros sollozos. Quiero contemplar en mis hijos regocijo y paz. Como Padre soy todo amor, como Maestro sigo siendo el amor, y si como Juez inexorable me presentase, dentro de esa justicia estaría mi amor.
2. Es que la esencia de mi Espíritu es el amor, en él tenéis vuestro principio y vuestro fin. Acercaos, discípulos, y sentaos en torno del Maestro, como lo hicisteis en aquel tiempo en que estuve en cuanto hombre entre vosotros. Dejad que vuestro espíritu recuerde la dulce voz de aquel Maestro Divino que fue Cristo en Jesús; dejad que recuerde las veces en que me siguió a los valles, a la ribera de los ríos, al desierto y a la montaña para escuchar mi palabra.
3. Vuestro espíritu se transporta al Reino de los Cielos escuchando la palabra de aquel Maestro que tomaba las formas y criaturas de la Tierra para crear sus parábolas y dar a los hombres una idea de lo que es el Reino celestial y mientras unos creían, los otros dudaban, mas todos los corazones se inundaban de paz y todos los enfermos sanaban. Quiero que os sintáis Conmigo en la soledad de un valle; haced que desaparezcan de vuestra vista los muros del recinto y los símbolos, para que a vuestro espíritu no lo detenga ningún obstáculo para elevarse a mi Espíritu.
4. Discípulos: Si os he llamado, el pueblo de Dios, el pueblo amado y escogido, no por ello penséis que ame menos a los demás pueblos de la Tierra. Cuando todos me hayan reconocido, formaré con ellos una familia espiritual.
5. No consideréis espiritualmente inferior a ningún pueblo o raza; si os consideráis los únicos privilegiados, en verdad os digo, que si desde los primeros tiempos os he entregado revelaciones y profecías divinas, no es porque seáis los más amados, sino porque sois los primogénitos en el sentido espiritual entre la humanidad. Ved que antes que vanidad debéis sentir vuestra responsabilidad.
6. Repasad la historia de Israel y veréis que en ninguno de los tiempos pasados supo hacer partícipe a los demás pueblos de la heredad y gracia con que su Padre lo engalanó; que, haciendo lo contrario de lo que mi Ley y mi Doctrina le dictaban, se encerró en su egoísmo y tomó sus dones para sí.
7. En este tiempo he preparado de nuevo a vuestro espíritu, le he iluminado para conducirlo nuevamente al camino donde cumplirá su destino de anunciar, bendecir y salvar a sus hermanos.
8. Pronto dejaréis de escuchar esta palabra; mas no por ello penséis que me ausentaré, que os dejaré solos, huérfanos y extraviados del sendero de evolución. Mi Divino Espíritu os dejará preparados y seguirá después velando por vosotros; como una sombra divina seguiré vuestros pasos. Os seguiré inspirando, hablaré por vuestros labios, sanaré por vuestro conducto a los enfermos, y con vuestra voz resucitaré al muerto, y cuando estéis unidos, haré mi verdadero Santuario en vosotros.
9. En este Tercer Tiempo he encontrado el corazón del hombre más estéril que nunca, tierra llena de pedruscos, tierra petrificada, cubierta de cizaña, de ortiga y abrojos. Por doquier crecen la mala hierba y los árboles de frutos venenosos. Las aguas se han contaminado, los manantiales se han secado, las fuentes se encuentran turbias y los ríos ya no corren; no hay flores en los huertos y si algunas se encuentran, están marchitas; no hay nidos ni aves en los árboles. Las plagas todo lo devoran y el gusano roedor todo lo destruye; éste es el cuadro que la humanidad presenta a mi mirada en este tiempo. Mas Yo he venido a traeros semilla, agua y herramientas para que busquéis las tierras que os pertenecen, para que las cultivéis.
10. No digáis que me voy pronto de entre vosotros; reconoced que ahora no fueron tres años los que os hablé como en el Segundo Tiempo. En ese entonces bastaron tres años para que la fama de mis prodigios traspasara los límites de la Judea y conmoviera reinos e imperios. En esos tres años mis discípulos se convirtieron en maestros. Les desperté al amor, les mostré que la humanidad es ingrata, pero que detrás de esa ingratitud posee nobleza, y esa nobleza es la chispa de Amor divino que todo humano encierra por ser hijo de mi Divinidad.
11. La Doctrina de Cristo conmovió las raíces más profundas del corazón de la humanidad; ahí levanté un Templo donde aún estoy morando; pero el hombre en su ambición de poderío, de riqueza, de glorias humanas y de placeres, ha cambiado la vida, las leyes y principios, y es menester que Cristo retorne entre las muchedumbres para despertarlas de su largo sueño y enseñarles nuevamente el camino. Aquí me tenéis hablándoos desde 1884 hasta el presente por la boca de uno, otro y otro portavoz, siempre la misma palabra, la misma esencia, las mismas revelaciones y profecías.
12. No han sido tres años lo que ahora he hablado; ha sido menester prolongar el tiempo de mi predicación para explicar mi enseñanza en muchas formas, para que llegaseis a comprenderla.
Cuantas veces alguno de mis discípulos, después de confesar que me ama y que cree en Mí, se aleja negándome, después de haber recibido manifestaciones y pruebas de mi verdad, y cuando se ve en el abismo, entonces llora, se arrepiente y me dice: “Vos sois mi Maestro, ayudadme”. Y Yo, que soy amor y paciencia infinita, lo levanto, le atraigo hacia Mí, le siento a mi mesa en el mejor lugar y le digo que es el hijo pródigo. Hago fiesta, él se regocija, y cuando todos creen, menos el Maestro, que aquél se ha arrepentido para siempre, vuelve a caer en tentación. ¡Cuántas veces he visto a muchos caer, levantarse y volver a Mí! He ahí por qué ha sido prolongado el tiempo de mi comunicación con vosotros hasta 1950, para recibiros por primera, segunda y tercera vez, y al fin dejaros fuertes en la vida.
13. ¿Qué nuevos atractivos y experiencias podrá ofreceros el mundo? ¿Qué sorpresas agradables podrá reservaros la ciencia, o qué nuevos goces os dará la materia? ¿Qué tenéis que aprender por los caminos del vicio o del pecado? Si anheláis nuevas satisfacciones y queréis goces verdaderos, si estáis ávidos de enseñanza y de paz, venid a mi campiña, caminad por mi senda, aprended a sembrar mi simiente y hallaréis más de lo que podéis desear.
14. Quien no valorice esta Obra como pura, perfecta e infinita, es porque no ha limpiado su mirada para contemplar la verdad, para asomarse al Arcano de la verdadera sabiduría; es que aun es muy pequeño y no ha dejado que le muestre todavía lo que tengo que revelarle.
15. Se acercan los tres últimos años de esta comunicación; ellos serán una representación de aquellos tres en que prediqué en el Segundo Tiempo.
16. Haré reformas, no a mi Ley, sino a vuestras prácticas. He esperado mucho tiempo a que vosotros las hagáis por vosotros mismos y no habéis dado ese paso.
Os he anunciado mi partida para 1950; entonces cerraré el cerebro de mis portavoces y facultades para estas manifestaciones. Os he dicho, que entonces se iniciará la comunicación de espíritu a Espíritu; mas, ¿qué harán los que no se preparen? Seguirán invocando mi Rayo divino, el cual no volverá a descender, y entonces ellos hablarán aparentando que aun me comunico a través de su entendimiento. Sus videntes darán testimonio de que ahí estoy presente y los labriegos penetrarán en éxtasis diciendo que el Mundo Espiritual es quien habla, y entonces aquéllos se mofarán de quienes acataron mi voluntad, dirán que a éstos les fue retenida esa gracia por el Padre y habrá gran confusión.
17. Pensad que si aquéllos se levantan como precursores y emisarios por las naciones, ¿qué podríais hacer vosotros? Sólo hallaríais las tierras sembradas de confusión y de impostura. Tiempo es aún de que meditéis y os preparéis para cuando el mundo llegue a interrogaros, porque no se conformará con escudriñar mi palabra, ya que a ella la encontrará siempre limpia, sino los frutos que ella ha dado entre este pueblo; entonces vuestros hermanos tratarán de penetrar en vuestra vida, en vuestros actos y prácticas, para hallar la confirmación de mis enseñanzas y de mis manifestaciones.
Si sólo con conocer mi palabra pudierais salvaros, ya desde el tiempo de Moisés se hubiera salvado la humanidad con la revelación de la Ley; sin embargo, después hubo de venir Cristo, convertido en Maestro, y aun ahora en Espíritu, vengo a hablaros incansablemente para haceros comprender que lo que os salvará y llevará hasta mi diestra serán vuestras obras de amor, humildad y caridad. ¿Recordáis a mis apóstoles de aquel tiempo que no se concretaron a dar testimonio con la palabra, sino que con sus hechos lo sellaron, con su propia vida y con su sangre?
18. Hoy sólo quiero que la puerta de vuestro corazón se abra llena de caridad hacia vuestros Semejantes, para que la humanidad, a través de la virtud de mis nuevos discípulos, pueda dar gracias al Cielo de que esta Obra no es una doctrina más ni una nueva teoría, que no es una fantasía humana ni el producto de una mente turbada, sino la continuación del camino trazado por Dios a los hombres desde el principio de los tiempos, con lo cual se cumplen los anuncios y profecías de Jesús; que el mismo Cristo que estuvo en el Segundo Tiempo, es Quién os habla ahora.
19. Mientras el mundo se prepara para apurar el cáliz de amargura que ofrece la guerra, Yo os doy miel para que seáis el buen sabor en la Tierra. Si la luz que vibra en el entendimiento del hombre, lo mueve a ejecutar grandes obras en beneficio de la humanidad, haciendo cambiar y evolucionar la vida humana, ¿cómo será la luz de mi sabiduría divina que viene a transformar las costumbres del hombre, para prepararlo a la vida espiritual?
20. La Luz divina, la sabiduría que desde mi Espíritu desciende hasta vosotros, limitándose de acuerdo con vuestra capacidad, os produce una iluminación interior que disipa toda tiniebla. Analizad y veréis que antes de reconocer esta verdad que hoy poseéis, por el tiempo que lleváis de escuchar mi palabra, todo era incierto a vuestro alrededor y no podíais imaginar que llegaríais a tener la explicación de tantos misterios que vuestro entendimiento no llegaba a comprender.
21. Hoy estoy apartando de la mente humana esa niebla, estoy preparando al hombre en tal forma, que no pueda dudar de la verdad que lleva.
22. Mientras existan la duda y la debilidad que pugnan por venceros, no podrá haber verdadera fe en vosotros. La fe se siente, es el impulso que os hace poner en práctica una idea sin temor a fracasar. Es la mirada espiritual que alcanza a contemplar la verdad, el final del camino.
23. Dejad que la fe arraigue en vosotros, porque no todos la tenéis; una vez que ella se encienda, luchará contra la oposición de la tentación que os acecha. Para que podáis rechazar la maldad, procurad encontrar armas en la esencia de mi palabra. Mas quien no está seguro de mi presencia y de mi comunicación, juzga lo que ve y lo que oye, sin que su espíritu pueda elevarse hacia Mí, porque necesita aún de los adornos que halagan los sentidos, creyendo en esa forma sentir lo que llamáis inspiración o elevación de espíritu.
24. Yo vengo a enseñaros que no es menester ya a vuestro espíritu dulcificar el corazón con el sentido de las notas musicales. Mis discípulos en el Segundo Tiempo se elevaban hasta sentir la paz espiritual del Más Allá, no teniendo sobre su cabeza más que la bóveda celeste. Se elevaban, porque sentían en su corazón la vibrante voz del Maestro.
25. En este tiempo me ha placido manifestarme a vosotros a través del entendimiento humano. ¿En qué forma mejor podríais comprenderme, si no en ésta, valiéndome de vuestra propia mente y de vuestro lenguaje?
26. Por esta Doctrina alcanzaréis elevación, porque todo tiende a evolucionar; comprended que todo tiene un principio: La fuerza del bien. Desarrollad vuestras virtudes dentro del medio en que vivís; tenéis mi luz para poner las bases en que edificaréis el mundo del mañana.
27. Tenéis pruebas palpables de vuestra evolución espiritual; hoy no podéis pensar igual que ayer, sois diferentes a vuestros padres, y vuestros hijos serán diferentes a vosotros. No lo podéis evitar, es una fuerza superior la que os impulsa. En verdad os digo, que el mal no prevalecerá, será la virtud, porque el que practica la caridad no puede ser egoísta, el que siente amor no puede odiar; la luz no admite tinieblas.
28. Quiero que afirméis vuestros pasos en este camino que os presento, para que enseñéis a caminar por él a vuestros hijos. Que vuestro consejo sea siempre sincero y mi palabra llegará oportuna al corazón de quien la necesita.
29. Habrá quien esté luchando contra sí mismo, por su propia perversidad y necesitará de mi luz para reconocer su error y amar a su Semejante como a su propio hermano.
30. Yo voy delante de vos, pueblo, apartando de vuestro paso todo obstáculo para que sigáis adelante.
31. Hoy venid al festín, pueblo amado, en el que gozaréis por unos instantes de mi presencia divina.
32. Venid y llenad de mi paz vuestro corazón, de esta paz que existe en mi Espíritu, y de la que tanto carecéis en la Tierra.
33. Me basta con que unos cuantos me escuchen, porque ellos llevarán mañana el testimonio a sus hermanos; sé que si a todos les hiciese el llamado, las mayorías no acudirían porque se encuentran ocupadas en los quehaceres del mundo: Me negarían e impedirían que el hombre de buena voluntad se acercase a escucharme.
34. Aquí, en el recogimiento de estos humildes lugares en que me manifiesto, estoy haciendo que germine mi semilla. Reúno en grupos a los corazones sencillos, y una vez alejados del bullicio de la vida materialista, les hablo del amor, de lo eterno, del espíritu, de los verdaderos valores humanos y espirituales, haciendo que contemplen la vida a través de la Conciencia y no de los sentidos.
35. A estos pequeños les llamo discípulos, y ellos, que nunca han poseído nada, que nunca han sido tomados en cuenta por sus Semejantes, se han llenado de satisfacción al verse llamados por Mí y han resucitado a una nueva vida; se han levantado con la convicción y el gozo de que pueden ser útiles a sus Semejantes, porque el Señor ha puesto en ellos sus revelaciones y les ha descubierto el camino del amor.
36. Habrá quienes los nieguen y de ellos se mofen porque se dicen discípulos de Cristo, mas en verdad os digo, que a pesar de serles negada esa gracia, seguirán siendo mis discípulos.
37. Cree el hombre que los Cielos están tan distantes y altos, que es muy difícil que Yo me manifieste entre estos pequeños, y es porque tienen una vaga noción de lo que es y de lo que quiere decir Cielo. Ignoran que el Cielo es para el espíritu el estado de perfección, de pureza y de luz a que todo espíritu debe llegar, y no un sitio determinado en el espacio.
38. El espíritu, a medida que se eleva, amplía más y más el mundo o mansión en que habita; así, al llegar a su perfección, dominará el infinito, podrá ir a todas partes, todo en él será luz, armonía con su Padre y con todos; ese será su Cielo, esa será su gloria. ¿A qué más puede aspirar el espíritu, que a la paz eterna, a la sabiduría, a la felicidad de amar y saberse amado?
39. Hace cerca de dos mil años que habité entre los hombres. A los actuales ha llegado a parecerles tan largo ese tiempo, que ya la historia de mis hechos y el recuerdo de mis palabras lo ven a través de la fantasía, como si todo lo que me rodeó en aquel tiempo hubiese sido sobrenatural, y deben saber que tan natural eran la Tierra y los hombres de aquel tiempo como los actuales. Si creéis que sólo aquellos fueron dignos de la gracia de mi presencia, estáis en un error, porque Yo siempre he habitado en el corazón del hombre, manifestándome ante él de tiempo en tiempo, ya como hombre como en aquel Segundo Tiempo, o en Espíritu como ahora.
40. Es menester que el hombre me conozca para que tenga una idea clara de la verdad; porque quien conoce la verdad no puede desviarse del camino de la Ley, ya que entonces se encontrará en condiciones de oír la voz de su Conciencia.
41. El que ignora la verdad es un ciego que no encuentra la senda verdadera, es un sordo que no puede escuchar la voz interior que procede de Dios; por eso he venido nuevamente al mundo, a descubrir la verdad que le han ocultado y a revelarle nuevas luces que lo eleven de la condición triste y miserable en que espiritualmente vive.
42. Yo sabré despertar en el hombre la noble ambición de elevarse hacia Mí por el camino del bien; Yo le revelaré la existencia del verdadero Cielo, la nueva Tierra Prometida y le probaré que no estoy distante, sencillamente porque si Yo estuviese distante de la humanidad, el hombre no existiría.
43. Discípulos: Guardad en vuestro corazón el recuerdo de estas palabras para que os deleitéis en vuestras meditaciones y en vuestras reflexiones de mi Ley.
44. Comprended que Yo soy la Fuente de amor; venid a Mí y calmaréis vuestra ansia de caridad y amor. Ved la Luz de mi Espíritu iluminando todo entendimiento y levantaos a una vida útil y fecunda. Ayer no erais capaces de guiar vuestros propios pasos, y hoy vais guiando multitudes.
45. Muchos iban caminando hacia el abismo, pero oyeron mi voz, volvieron sobre sus pasos y hoy están luchando por encumbrar la montaña. Ahora que sois mis discípulos, os digo, que habiendo formado un pueblo con vosotros, sólo os recibiré cuando lleguéis ante mi presencia unidos en una sola voluntad.
46. Existen entre este pueblo muchas incomprensiones e interpretaciones erróneas; de ahí las divisiones y las diferencias. Yo os digo, que aun es tiempo de estudiar mi enseñanza para corregir esas faltas y arrancar del corazón de las multitudes todo lo que haya germinado como planta nociva. Los más responsables son aquéllos que primero recibieron los cargos, porque son los que me han escuchado más tiempo. A los primeros les digo: Llenad de caridad vuestro corazón y ved en los postreros a vuestros hermanos pequeños, que vuestros ejemplos, vida y palabra, muestren a las multitudes la perfección, la grandeza y la bondad de mi Obra.
47. Es menester que los guías se desvelen estudiando mis enseñanzas y órdenes, que velen y oren por sus multitudes, para que sean oídos y obedecidos por el pueblo, y que éste los vea como profetas.
48. Cada vez que me oís hablándoos en tono de justicia, os estremecéis, mas luego vuestra flaqueza os traiciona nuevamente y caéis bajo las pruebas del desierto que sirven para forjar a vuestro espíritu.
49. ¿Cuándo se unirán a vosotros todos los hijos de este pueblo que hoy se encuentra esparcido en las naciones? Son corazones que sólo esperan los rumores de la multitud que camina entre vicisitudes, en pos de la Tierra de Promisión, para levantarse y unírsele. No será menester que unos y otros se unan materialmente, ya que el camino está dentro del corazón y la Tierra Prometida está en la paz del espíritu.
50. Cada uno en su lugar recibirá la inspiración de su Padre y el pensamiento de sus hermanos para sentirse confortado. Mi nuevo pueblo de Israel surgirá de todos los puntos de la Tierra, enseñando con verdadera pureza la Doctrina de la espiritualidad.
51. ¿Cómo podéis pensar, pueblo, que por reuniros en distintos recintos, sea este el motivo de que os encontréis distanciados unos de otros? Sólo la ignorancia impedirá que os deis cuenta de los lazos espirituales que unen a todos los hijos del Señor.
52. Dejad que los dones de vuestro espíritu se manifiesten, para que la intuición y la revelación guíen vuestros pasos y no profanéis ni manchéis los dones que os he confiado.
53. Este tiempo ha traído a vuestro espíritu el presente divino de una nueva oportunidad de elevaros hacia Mí.
54. Aquél que vino como Mesías, que anduvo en la Tierra y con su palabra y sus obras trazó el camino de salvación al hombre, es el que viene ahora en Espíritu haciendo oír su voz de justicia a través de la Conciencia.
55. A muchos les he hecho el llamado para que vengan a presenciar esta manifestación, a escuchar esta palabra, mas no todos los llamados han acudido.
56. Estas multitudes que me siguen, son las que sintieron en su espíritu el anhelo de acercarse a gozar de la sombra del Árbol corpulento y recibir como herencia la semilla que después habrán de llevar por caminos y comarcas. Oyeron la voz de su Señor y anhelaron ser sembradores como Él. Lentamente se van convirtiendo en los discípulos que saben que mañana dejarán el calor del hogar paterno para llevar un presente a todos los que padezcan hambre o sed de amor, de verdad o de justicia.
57. Grandemente he manifestado mi palabra para que este pueblo no se intimide ante el hombre del saber, porque en verdad os digo, que muchos de los llamados sabios se han confundido en su propia sabiduría.
58. Obras, palabras, oración, es la misión con la que habrá de enseñar este pueblo a sus hermanos. Bajo el manto de protección de la Madre amantísima, habrá de cruzar las distancias, confiando en que aquella caridad divina no se apartará de él.
59. Muchas veces hablaréis de la existencia y del amor de María, y veréis que los corazones no se conmueven; otras veces seréis rechazados por predicar su Nombre y enseñar la fe en Ella. Mas no temáis, acordaos que mientras Jesús expiraba en la cruz, una mujer traspasada de dolor se sentía agonizar al pie del madero: Era María, la Madre, la que sintió todo el dolor de este mundo. ¿Acaso esa turba reparó en la presencia de aquella mujer? No, pueblo, mas pasó el tiempo y Aquélla cuyo nombre ni siquiera era conocido, fue considerada como la Madre del Redentor en cuanto hombre y como Madre de la humanidad espiritualmente. En el corazón de los hombres se levantó un altar hacia aquella Ternura Celestial que a través de María se asomó al mundo.
60. Como el que va a una fuente por agua para regar sus tierras, así viene la humanidad ante la manifestación de mi palabra. Cada quien tiene una porción, una familia o un pueblo a quien alimentar espiritualmente, y sabe que sólo en Mí puede encontrar el agua cristalina que haga florecer y fructificar satisfactoriamente sus tierras.
61. Mi corazón de Maestro recibe conmovido a esos emisarios que vienen de lejanas comarcas en nombre de una multitud; Yo, por su conducto, envío a aquéllos corazones mi Mensaje de paz y mi lección de sabiduría.
62. Hacéis bien en buscarme en el seno de los que más me han escuchado, porque ellos han aprendido mucho, mas no olvidéis que no es necesario cruzar distancias materiales para encontrarme, porque Yo doquiera estoy. La única distancia que tendréis que recorrer para sentir mi presencia, es aquella que existe entre vuestra materialidad y los bienes espirituales.
63. Volved en paz a vuestro hogar, a vuestra comarca o al seno de vuestra congregación, pero antes revestíos de celo, de justicia y de energía, para que llevéis a vuestras multitudes por el sendero recto, para que no dejéis que nadie profane con sus obras esta Doctrina, para que llevéis en vuestro corazón bálsamo para enjugar el llanto de vuestros hermanos que día tras día llaman a las puertas pidiendo vuestra caridad. Haced que por vuestras obras aparezca mi Doctrina como lo que es: Verdadera fuente de amor, de perdón y redención.
64. Meditad en vuestro pasado, analizad vuestro presente y estaréis convencidos de que realmente habéis sido enviados a la Tierra a cumplir esta misión. No serán las palabras del hombre las que os persuadan de esta verdad, sino las pruebas que a vuestro paso Yo os he enviado. Convencidos de la verdad de estas enseñanzas, consagraos al desempeño de vuestra misión con todo el celo y el amor de que seáis capaces.
65. El Maestro os dice: No encerréis esta obra dentro de una rutina, por pura que os parezca, diciendo: “Señor, cuán perfecta es tu Obra”, porque más allá de lo que contempláis existe algo más elevado que mañana alcanzaréis; y así, de un peldaño a otro, iréis eternamente sin llegar jamás a vislumbrar los límites de mi sabiduría porque no los tiene.
66. No os estacionéis ni tampoco caminéis de prisa, medid vuestros pasos y cada uno de ellos afirmadlo con el estudio y la meditación.