Enseñanza 197

1. El amor del Maestro se derrama entre sus discípulos, entre sus hijos. En cuanto Dios, sois mis hijos, en cuanto Maestro, sois mis discípulos.

2. Pueblo amado: Ese Dios Creador y Padre vuestro os legó un espíritu fuerte y combativo, cuya espada es el bien y que ha de luchar hasta rechazar el mal que se engendró en el espíritu y alimentó el corazón del hombre; mas también os ha sido dada la sabiduría, para que el hombre se librase de las tinieblas de la ignorancia.

3. Después de mi partida en el Segundo Tiempo, Juan, mi discípulo, contempló en sus éxtasis la época en que estáis viviendo, los peligros en que la humanidad se vería envuelta, las calamidades que azotarían al mundo, las luchas y contiendas de los hombres y la paz que después de todo esto vendría. También le fue revelada la forma en que debería quedar escrita aquella revelación o profecía, para que se diera a conocer en toda la Tierra.

4. Quiero que mis nuevos discípulos conozcan el sentido de aquellas revelaciones y la esencia de la palabra que os estoy dando, porque entonces sí comprenderéis el objeto del Espiritualismo y podréis ser firmes en la lucha.

5. La Doctrina soy Yo mismo, entonces ella no puede contaminarse; es blancura y pureza y no puede mancharse. Así, cuando vuestro Señor desciende entre vosotros comunicándose por medio del portavoz humano, no se mancha con el pecado del hombre, antes bien lo purifica; porque la verdad es, que aunque los portavoces a través de los cuales os hablo, revelen inclinación hacia el bien, se elevan al infinito para recibir el toque de la Divinidad y así reciban la inspiración, la revelación y el conocimiento divino, también es cierto, que aun son muy pequeños y les falta preparación.    .

6. Soy el Espíritu del Amor y no sólo busco comunicación con los justos; también vengo a la morada de los hombres, donde no habitan justos, pero sí hijos a quienes amo con perfección, para salvarles del pecado y las tinieblas, porque me necesitan más que los que ya están a salvo. Son los hombres los que necesitan del fuego de mi justicia y de mi amor para purificar en él todas sus manchas, necesitan de mi poder y de mi gracia para levantarse, y así acudo a su Conciencia para hacerme presente. Entonces es cuando el hijo se ha identificado con su Creador, porque se ha contemplado semejante a su Padre.

7. ¿Por qué el hombre se admira de que la gracia de Dios venga a manifestarse entre los pecadores? ¿Acaso en el Segundo Tiempo los que escucharon mi palabra fueron justos? ¿Por ventura mis propios discípulos habían alcanzado ya la perfección? No pueblo, ante las multitudes que me oyeron estaban los pecadores, los viciosos empedernidos, estaban los incrédulos, y entre mis apóstoles existían también miserias humanas. Mas sintiendo en su Conciencia el llamado de la Divinidad y consagrándose a mi Doctrina, legaron con su ejemplo una enseñanza más a la humanidad, dejando sus nombres en el corazón de los hombres.

8. El Espiritualista deberá reconocer y seguir siempre esos ejemplos, porque fueron aquellos discípulos verdaderos sembradores de mi Semilla. En muchas partes veréis la efigie de aquellos apóstoles; no es necesario que los busquéis a través de esas imágenes, mas hasta en ellas veréis que su memoria es indeleble. Amadles, imitadles en su virtud; recordad que os he enseñado a amarme en vuestros propios hermanos.

9. Preguntáis: “¿En dónde está la verdadera sabiduría?”, y os digo: En Dios. Alguno más pregunta: “¿Cuál es la verdadera religión?” Y el Maestro contesta: Quien me ame y ame a su hermano, ha encontrado la verdad y ha cumplido con la Ley.

10. He dejado que en la Tierra existan religiones, que son para el espíritu caminos que conducen a Dios. Toda religión que enseñe el bien y el amor y enaltezca la caridad, es buena, porque encierra luz de verdad. Cuando dentro de ellas los hombres degeneran y convierten en malo lo que en un principio era bueno, entonces el camino se pierde entre el materialismo y el pecado.

11. Por eso vengo en este tiempo a mostraros nuevamente mi venida, que es camino, esencia y Ley, para que esta Ley que es faro y estrella, la busquéis más allá de las formas y de los ritos, más allá de todo lo humano. El que así me busque será Espiritualista.

12. Los hombres serán testigos de que lo que hará fuerte a la humanidad en tiempos venideros será esta palabra.

El Espiritualista del mañana será reconocido, no como el místico, ni como el religioso que se aparta del mundo y de los hombres para poder orar, sino como aquél que sabe luchar contra las tentaciones y que aun en medio del torbellino sabe distinguir el camino de la verdad. El Espiritualista del mañana sabrá enfrentarse a un mundo preparado, su palabra de profeta y de vidente anunciará lo que ha de ser, él sabrá salvar al que está propenso a caer en el abismo.

13. El Mensaje de Espiritualidad no es obra del hombre, es obra del Creador, es la Ley eterna que rige a los espíritus.

14. Sentid mi Obra profundamente, para que ella os haga sentiros grandes en medio de vuestra humildad e insignificancia. Si vuestro verbo no es abundante, no temáis, que Yo os he dado la elocuencia de la verdad. Esa es la razón por la cual mi palabra prevalecerá.

15. Espiritualmente os dejo reunidos con todos vuestros hermanos, sin distinción de doctrinas.

16. Aparentemente habéis llegado antes que Yo, pero en verdad os digo, que Yo ya estaba en mi mesa esperándoos.

17. He dejado mi Solio por estar con vosotros, para daros mi enseñanza y consolaros en vuestras aflicciones. También vosotros, por estar Conmigo habéis dejado la comarca, el hogar, los afectos.

18. Así como vosotros habéis sentido con esta palabra un deleite incomparable, y llevándola a la práctica habéis encontrado el secreto de la paz y la armonía, así muchos pueblos vendrán a Mí y se consagrarán a vivir mi palabra.

19. Mi enseñanza en este tiempo viene a despertar al espíritu de la humanidad por mucho tiempo dormido. Todavía vibran mis palabras que di a los hombres en el Segundo Tiempo y nadie las practica según las enseñé. Era menester que mi Espíritu retornase entre vosotros para convenceros de que mi Doctrina es el camino infinito del espíritu, a fin de que nunca os detengáis en la jornada.

20. Los que sueñan con lo eterno, los que aman lo verdadero, los que anhelan elevarse en esta Obra, los que tengan caridad de su espíritu, los que prefieran el atavío del espíritu a las galas del cuerpo, en éstos podréis ver un destello de comprensión; no serán los que crean que mi misión se reduce a aliviar vuestros dolores y libraros de vuestras enfermedades, serán los que habrán comprendido que mi promesa encierra algo más que la liberación del dolor: La Vida Eterna.

21. El sentido de mi Doctrina viene a inspiraros para que destruyáis el mundo materialista que habéis creado, para que sobre él levantéis un mundo de espiritualidad en el cual disfrutaréis de la paz que anheláis, y veáis surgir y desenvolverse, todas aquellas potencias que han permanecido dormidas hasta ahora en el fondo de vuestro ser.

22. En los entendimientos turbados brillará la luz, y de los hombres en quienes anidó el odio, brotarán lágrimas de reconciliación, de arrepentimiento y de amor.

23. Mi voz es una invitación al trabajo espiritual, y en esta Obra hay labor para todos. Nadie tema apartarse de la vida material unos instantes para ocuparse en lo mío; de cierto os digo, que llegará la hora en que vuestro espíritu os lo agradezca.

24. No me digáis: “Señor, he visto pobreza entre éstos que te van siguiendo, en cambio en los que ni siquiera se acuerdan de Ti ni pronuncian tu Nombre, veo abundancia, placeres y satisfacciones”. Mi pueblo no tomará estos casos como una prueba de que el que me siga tiene que ser necesariamente pobre en el mundo. Mas os digo, que la paz que tienen éstos que escuchan y que consagran parte de su vida a impartir la caridad, no la conocen aquéllos a quienes tanto envidiáis, ni la podrán conseguir con toda su riqueza.

25. Hay quienes saben poseer al mismo tiempo los bienes del mundo y los del espíritu, otros a quienes no se les da lo del mundo porque se olvidan de lo espiritual, y otros a quienes sólo les interesa lo del mundo creyendo que las leyes divinas son un enemigo para las riquezas terrenales.

26. Los bienes son siempre bienes, mas no todos les saben emplear; también debéis saber que no todo de lo que muchos poseen se los he dado Yo; los hay que tienen lo que de Mí han recibido como compensación, así como existen otros que todo cuanto tienen lo han hurtado.

27. La mayor prueba que los hombres pueden tener sobre vuestro cumplimiento en la vida, es la paz del espíritu no la cantidad de monedas.

28. Hablándoos en muchas formas, amplío los conocimientos de los que van a seguirme en este tiempo; ellos serán los que contesten a las preguntas de sus hermanos con la claridad con que Yo les he contestado en mi palabra, aun tratándose a veces de preguntas torpes o necias.

29. Quiero que mi palabra deje un recuerdo de luz en la memoria de quienes la escucharon, para que al evocarla, llegue a su corazón el eco de la enseñanza llena de amor que recibieron.

30. Los testigos de mi comunicación serán los destinados a recibir a las multitudes del mañana, así como Yo os he recibido.

31. ¿Recordáis cómo llegasteis a Mí? Veníais vencidos, derrotados, habíais buscado a quienes tenían más que vosotros y nada os dieron; buscasteis a quienes sabían y no os enseñaron; mostrasteis vuestro cuerpo enfermo, agobiado, agonizante y no os dieron la salud, y cuando el desengaño se apoderó de vuestro corazón y os convencisteis de que entre los hombres no existe la caridad, porque en vez de miraros como hermanos os veían como seres extraños, perdisteis la fe y la esperanza; unos blasfemasteis, otros maldijisteis, otros deseasteis la muerte.

32. Así llegaron muchos de vosotros ante Mí, para saber que mi fuente de misericordia es la única que jamás se seca y que sólo hay que saber buscarla para sentir como se desborda sobre todo espíritu atribulado.

33. Pronto veréis, no a un pueblo, sino a toda la humanidad desengañada de sí misma, convencida de que todo su humano poder, su riqueza o su ciencia, no son fuerzas suficientes para contestar a sus interrogaciones, para dar la paz a su espíritu o para aliviar su dolor; entonces la veréis buscando la fuente de verdad más allá de su mundo, más allá de los hombres y de su falso poder.

34. ¡Cuántos me buscarán e interrogarán intuitivamente de espíritu a Espíritu! A ellos, Yo les contestaré, pero cuántos también se cruzarán en vuestro paso y os preguntarán, os pedirán luz; a éstos les sabréis recibir en mi Nombre y les daréis de lo que Yo os he confiado.

35. Si en verdad dieseis a vuestros hermanos con amor, con luz, con espiritualidad, de cierto os digo, que además de encender en ellos la fe en el Padre, les devolveréis la confianza en los hombres, esa confianza que debe existir entre vosotros como hijos de Dios.

36. Yo reconozco vuestros méritos. Observo a los que han dejado sus ocupaciones materiales para venir a escuchar mi palabra, a los que han renunciado a la satisfacción de algún placer o a disfrutar de algunas horas de descanso, para estar Conmigo, o a los que soportando las críticas o las murmuraciones de los suyos, han despreciado todo y están presentes en el momento de daros mi lección.

37. Mi bendición y mi paz sea con todos. Bendigo el anhelo de los que quieren perfeccionarse, bendigo a los que tienen hambre y sed de conocimiento. Son los que quisieran cambiar de vida y de costumbres para sentirse más cerca de Mí. Si ellos perseveran en su camino, llegarán hasta el final de él y alcanzarán lo que tanto desean.

38. Así quiere el Maestro que todo el pueblo venga a escucharle, con anhelo esencialmente espiritual, que sólo soñaseis con mejorar vuestra vida y que hiciereis desaparecer todo lo que de impuro tuvieseis en vuestro pasado. Ciertamente que todos estáis luchando por alcanzar este fin, unos con mayor ahínco, otros débilmente, pero todos lucháis por llegar a ser mejores de lo que erais ayer. ¿Creéis que Yo no contemplo los combates que estáis librando? Aun os tientan los vicios, las pasiones, la idolatría; mas en esos momentos oráis y vuestra fe os ayuda para que alcancéis la salvación.

39. Vuestro espíritu está preparado para recibir bajo esta forma y escucharme por este medio; mas esa preparación no la ha adquirido en la Tierra, sino a través de su evolución espiritual, y os fue necesario despojaros de muchas tendencias adquiridas a vuestro paso por el mundo, para comprender mi manifestación de este tiempo. Los que no se han preparado, no aceptarán como verdad esta manifestación; por eso es que veis divisiones en el seno de vuestras familias, padres que desconocen por esta causa a sus propios hijos, hijos que se convierten en los jueces de sus padres, hermanos que hasta ayer se comprendían y que hoy se ven como si fueran extraños, y matrimonios que discuten y hasta se desconocen entre sí, porque uno cree y el otro niega.

40. No es la primera vez que esto ocurre. En los tiempos de mi predicación en Jesús los hombres se desconocieron, porque mientras unos creyeron en mi palabra y hasta dieron la vida sosteniendo su verdad, otros la tildaron de impostura y falsedad.

41. Si la humanidad verdaderamente hubiera estado esperando a su Señor, no se hubiera confundido, como no se confundieron los que íntimamente le deseaban, le esperaban y le llamaban.

42. Os he dicho, que invitéis a todos vuestros hermanos, sin distinción, para que se sienten a mi mesa, porque aunque no todos creen en Mí, por ahora, debo hablarles a todos.

43. En aquel tiempo salí en busca de las multitudes; el sitio en el que les hablé me fue siempre indiferente. Lo mismo les dirigí la palabra en un pórtico del templo, que en un camino, en un valle o en la ribera del mar o en la cima de una montaña.

44. En este tiempo, en que para hablaros es necesaria la preparación del portavoz, pequeña criatura que no sería capaz de ir por plazas, por calles o por caminos y ciudades, al posarse mi rayo para dirigir mi palabra a las multitudes, os he reunido en humildes recintos para entregaros mi palabra, y en vez de que Yo fuera a las multitudes, ellas vienen a escucharme; por eso digo, a los que día tras día se acercan a Mí: Llamad a vuestros hermanos bajo la sombra de mis árboles, donde podrán oír mi voz.

45. Vengo a prepararos porque una nueva etapa va a comenzar. Tiempo de gran espiritualidad y elevación va a ser el que suceda a éste en el que os estoy dando mi palabra.

46. Tres años más os daré mi enseñanza por el entendimiento del hombre, que serán como tres días, porque el tiempo pasa sin detenerse.

47. ¡Cuánta tolerancia y cuánta complacencia habéis recibido dentro de mi Obra, oh, pueblo! Mas debo advertiros que todo tiene su límite, y esas complacencias que os he concedido, deben terminar. Pronto sabréis guardar el verdadero respeto a todo lo que es espiritual, a todo lo que significa una verdadera preparación.

48. Mi Obra no es una de tantas doctrinas, no es una secta más en el mundo. Esta Revelación que hoy os he traído, es la Ley eterna; sin embargo, por falta de espiritualidad y comprensión, cuántos ritos le habéis mezclado, cuántas impurezas, hasta haber llegado a deformarla. Cuántas prácticas habéis introducido en mi Doctrina, diciendo y creyendo que todo lo que habéis hecho ha sido inspirado u ordenado por Mí.

49. Se aproxima un tiempo en el que se abrirán vuestros ojos y comprenderéis la verdadera esencia del Espiritualismo. En verdad os digo, que mi Obra es más sagrada que todo lo que en el mundo así hayáis considerado. Sin embargo, estoy presto a perdonar cuanto hayáis faltado en vuestra misión, y con vuestro arrepentimiento penetraréis en una nueva vida más espiritual, practicando mis enseñanzas con la máxima sencillez para que sea el verdadero Espiritualismo lo que enseñéis.

50. Si desde 1866, en que se iniciaron estas lecciones entre mis nuevos discípulos, éstos hubieran aprovechado la esencia que recibían, ¿no consideráis que ya era tiempo de que hubieran asimilado esta enseñanza?

51. Era natural que mientras no veías definida mi revelación a pesar de haberla explicado Yo con todo detalle, para que vuestro entendimiento la comprendiese, cayerais en errores e interpretaseis equivocadamente algunas de las enseñanzas; pero cuando mi palabra ha alcanzado su plenitud entre vosotros, esas faltas son injustificadas.

52. Llegasteis a creer que Yo os había traído a esta Obra con el fin de remediar la pobreza material en que se encuentra parte de la humanidad, para ayudaros a ser grandes delante de los demás; y hoy os sorprende que os venga a entregar los bienes espirituales, la caridad, el consuelo, el bálsamo, los que debéis de dar con el más absoluto desinterés.

53. Esta es la verdad: Quien haya puesto precio a los servicios que imparta a sus hermanos, no ha sido a mi Obra a la que ha vendido, ha sido a sí mismo a quien ha fijado un precio, precio de traición.

54. Aun quedan algunos instantes durante los cuales os hablaré, y nadie podrá decir que Yo le hice expiar demasiado los errores que haya cometido, porque mi enseñanza es dulce, así como los medios que empleo para corregiros.

55. No será el pago del mundo el que os traiga la paz y las satisfacciones; éstas vendrán para con vuestros hermanos.

56. Si amáis la paz, sed además hombres de buena voluntad y así la tendréis con vosotros. De cierto os digo, que no hay tesoro que pueda compararse con la paz del espíritu.

57. Podéis decir que sólo por instantes se puede contar el tiempo que falta para que dejéis de escuchar esta palabra. Ya se acerca el tiempo en que os levantéis a esparcir la Buena Nueva.

Vendrá la plenitud del Tiempo de la Luz, y sobre vuestras cabezas descenderá mi Espíritu, como descendió en aquel tiempo sobre mis apóstoles, haciendo aparecer en cada uno de ellos una lengua de fuego, como símbolo del verbo o don de la palabra, que en ese instante les era concedido.

Es menester que perseveréis en mi Doctrina, para que pueda hacerse mi voluntad en vosotros. Si sufrieseis humillaciones a causa de mi Obra, soportadlas con paciencia y perdonad. Volved vuestra mirada hacia Jesús y vedle en aquel tiempo sufriendo las más grandes humillaciones entre los hombres, sin protestar, y sí perdonando y amando a quienes le ofendían.

58. Si os dije que mostraseis el carrillo derecho a aquél que os golpease en el izquierdo, en señal de perdón, no concreté mi Doctrina solamente a palabras. Cuántas veces en los últimos días que en el mundo pasé, recibí sobre mi rostro y en todo mi cuerpo, cuando no los azotes, el bofetón, sin que mi Corazón se airase, ni mi mirada manifestase rencor. Mi mansedumbre, la dulzura con que contemplaba a aquellos hombres, realizaron muchos milagros, muchas conversiones que sólo Yo contemplé. A eso vino Cristo el Salvador, a enseñaros el camino de la elevación espiritual por medio de la humildad.

59. La humildad divina se manifestó plenamente al mundo desde la hora de mi nacimiento en cuanto hombre. Desde aquella fría noche en la que una mujer purísima de Espíritu y cuerpo, llena de regocijo oraba ante su Señor desde el interior de un refugio que se abrió en aquella noche para recibir en su seno al Salvador del mundo, ahí en el pesebre que fue mi cuna, se inició la lección de amor y de humildad que traje a los hombres.

60. Hoy vivís otro tiempo; he vuelto a vosotros y aunque no ha sido como hombre, he venido a enseñaros nuevamente mi lección de humildad. Las tinieblas en que encuentro sumergida a la humanidad en este tiempo, son más negras que las que aquella noche nació Jesús. La dureza de los corazones que han recibido mi nuevo advenimiento, ha sido a semejanza de las rocas de aquella gruta, en donde el Dios Niño abrió sus ojos a la luz de este mundo; la indiferencia de la humanidad hacia lo eterno, hacia lo espiritual y su falta de amor de unos a otros son como el frío de aquella noche bendita; y la dureza de los entendimientos por los cuales me comunico en este tiempo, la aspereza de sus corazones, han sido como la dura paja del pesebre. Así comencé de nuevo mi lección entre vosotros, mas os pregunto: ¿También la concluiré sobre una cruz como entonces?

61. Mirad mi huella y seguidla; si en ella encontráis el sufrimiento, el sacrificio, la renunciación, la humillación, elevad vuestra mirada a Cristo y os enviaré mi fuerza y os daré mi brazo como Cirineo para ayudaros a llevar la cruz.

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