Enseñanza 207
1. Benditos seáis porque ya no necesitáis de ninguna figura que me simbolice para sentir mi presencia; esto es un paso que habéis dado hacia la espiritualidad.
2. Tenéis ante vuestra vista un extenso campo, en el cual podéis analizar lección por lección, sin llegar al fin jamás, porque esta vida, que como humanos tenéis, no os será suficiente para comprenderlo todo.
3. ¡Cómo ha cambiado la faz de lo que os rodea desde que habéis escuchado mi voz! Se rompió el velo que cubría vuestros ojos y ya no podéis cerrarlos, pues, ¿quién es aquél que contemplando la luz quiere quedarse otra vez en las tinieblas?
4. Ya no podéis ahogar en vuestro corazón la admiración, la gratitud y el amor que por Mí sentís y me lo demostráis en vuestra oración espiritual y en vuestros actos. Ya habéis olvidado las oraciones aprendidas, llenas de palabras rebuscadas y floridas que no comprendía vuestra mente ni sentía vuestro corazón; entonces no teníais lenguaje propio para hablar a vuestro Dios.
5. Hoy, cuando os encontráis ante la desnudez, la miseria o el dolor de vuestro hermano, sentís que brota de lo más profundo de vuestro ser un sentimiento de piedad, de amor, que es el idioma que mejor expresa vuestro deseo de bien para vuestros Semejantes.
6. Ha tiempo habíais levantado un templo para adoraros. Os admirabais a vosotros mismos, reconociendo el poder y el dominio que podíais ejercer sobre otros seres; os amabais a vosotros mismos, os creíais fuertes y poderosos.
7. Ese orgullo vuestro lo he venido a doblegar, haciendo que sintáis humildad, reconociendo vuestra insignificancia material. Os he revelado que existe algo en vosotros que constituye vuestro valor y vuestra fuerza, de lo cual no podéis envaneceros; y que ese algo es vuestro espíritu, que su grandeza dista mucho de ser la grandeza que sentís en vuestra materia, porque el espíritu es parte de Dios y está sobre todo lo material. Ahí está la verdadera grandeza que en el hombre he puesto; mas vosotros debéis luchar porque su luz no se empañe, para que alcancéis por méritos su elevación en el camino de evolución.
8. Antes, cuando vuestra vida estaba dominada por las pasiones, vuestro espíritu sentíase encadenado y oprimido. Ahora estáis aprendiendo a dominar esas pasiones, porque en el corazón de mis discípulos no tiene cabida la soberbia ni el egoísmo, ni el odio. Vuestro espíritu comienza ya a dirigir los actos, los pensamientos y todos los pasos de vuestra vida, y esa sujeción es como una expiación voluntaria a que os sometéis para purgar las faltas cometidas.
9. Así el espíritu irá tomando fuerza en el bien. Y si él llegase así hasta el fin de la jornada humana, será tanta su grandeza que al desprenderse de este mundo penetrará de lleno en la morada del espíritu, sin llevar huellas de orgullo ni rastro de miserias.
10. Quien con esa humildad y elevación llegue al Más Allá, no podrá olvidar a los necesitados que dejó en esta Tierra; entonces volverá a ellos para convertirse en protector y guardián de los débiles, de los enfermos y de los perdidos.
11. Desarrollad por medio de la práctica del bien los dones de vuestro espíritu, y en verdad os digo, las calamidades, las plagas, las enfermedades, cederán ante aquel que guardase espiritualidad y buena preparación. Esto no será para que se envanezca, porque no lo habrá logrado con su fuerza física, sino por el espíritu, quien tiene poder por la humildad.
12. Uníos a Mí y escuchad mi palabra.
13. El mundo necesita salvación, necesita de hombres de buena voluntad que se levanten trabajando en pro de mi Doctrina.
14. Es este un tiempo en el cual el hombre no posee un conocimiento completo de su situación espiritual.
15. El número de los que han despertado escuchando mi palabra es muy pequeño comparado con el de los que ni noción tienen de mi comunicación. Existen algunos que en forma intuitiva sienten la proximidad y la presencia de lo espiritual.
16. Necesitan los hombres de una mano y de una palabra salvadora. Esa mano y esa voz serán las de mis nuevos discípulos, los cuales a través de grandes luchas llevarán el conocimiento espiritual que ponga a salvo a los perdidos.
17. Se acercan los tiempos de prueba. Yo os he preparado para que tengáis fuerza y valor para contemplar cuanto os he anunciado. En esa lucha llegarán a comprender los hombres que la causa de la guerra entre naciones y la pugna de sus doctrinas es debida a que viven en la incomprensión y alejamiento de la enseñanza de Cristo, porque si ella fuese puesta en práctica, el mundo estaría de plácemes; pero si en vez de amor existe egoísmo, ¿cómo puede haber claridad en el entendimiento y espiritualidad en las obras de su vida?; ¿cómo puede el espíritu en esa forma sobreponerse a la reaciedad de la carne para manifestar su esencia?
18. Hoy los hombres en vez de remediar la miseria que por doquier les rodea, procuran obtener de ella el mejor provecho para sí mismos. ¿Por qué los hombres no se han elevado en busca de un ideal que les haga tener sentimientos más puros y afanes más dignos del espíritu? Porque no han querido ver más allá de donde sus ojos mortales pueden alcanzar, es decir, más allá de sus miserias, de sus goces terrenales y de su ciencia material.
Se han dedicado a aprovechar el tiempo de que disfrutan en el mundo para acumular riquezas y goces, pensando que, acabando la materia, terminó todo para ellos. El hombre, en su orgullo ignorante, en vez de elevarse considerándose hijo de Dios, desciende al grado del ser inferior, y si su Conciencia le habla de la Divinidad y de una vida espiritual, su miedo a la justicia de Dios se apodera de él y prefiere acallar esa voz interior, apartando su pensamiento de aquellas advertencias. No ha meditado en su propia existencia, ni en su condición espiritual y material. ¿Cómo podrá dejar de ser polvo y miseria, mientras viva y piense en esa forma?
19. Por eso vengo a doctrinaros, y he aquí que quienes me escuchan llevan en su mente una idea distinta y piensan profundamente en esa Vida superior que es la del espíritu, y la que puede comenzar a vivirse desde la materia llegando a comprender que algo elevado existe dentro del hombre que es mi gracia divina.
20. Desde ahí podéis reconocer que la Ley o fuerza que todo lo rige, es Dios cuya potencia y sabiduría se manifiesta en la Naturaleza que es un reflejo de su perfección.
Cuando esta humanidad reconozca y valorice la grandeza de su Padre, cuando comprenda que no es preciso crear su imagen para adorarle, y sepa encontrarlo hasta en los seres aparentemente insignificantes de la Creación, entonces irá por buen camino y estará en vía de contemplar la sabiduría y el poder de Dios que abarca todo lo creado.
Así, quienes van recibiendo mi enseñanza, se van espiritualizando, porque ya su entendimiento se abrió a horizontes más extensos. Queda destruida ante sus ojos la muralla que les aprisionaba, para contemplar un mundo donde podrá analizar y comprender enseñanza por enseñanza.
21. Mas en verdad os digo: No es suficiente aun lo que habéis aprendido para que lleguéis a comprender cuanto es mi voluntad. Todavía tenéis que andar mucho por ese extenso camino; mas sí os digo, que desde el instante en que pudieseis romper el velo de la ignorancia, no podréis ya volver atrás; quien ha escuchado este canto celestial, no podrá cerrar más su oído a mi inspiración, ni dejarán sus labios de ensalzar a su Señor.
22. Hoy sois capaces de crear una oración distinta cada vez, nacida de lo profundo de vuestro corazón, cuando hace poco aun pronunciabais palabras rebuscadas en la mente y en los libros. Ahora no tiene límites vuestra oración, porque cada vez que os eleváis con fe verdadera, sentís que os acercáis más a la lucha; y así en el dolor propio o ajeno, como en la acción de gracias, en vez de acudir las palabras a vuestros labios, es la inspiración la que se acerca a vuestro espíritu para llevarlo ante mi presencia. Hoy no son vuestros labios los que cantan las grandezas del Señor, ahora es todo vuestro ser el que da testimonio de su bondad.
23. Conoceos, y cuando hayáis descubierto vuestros errores, corregidlos; alentaos a vosotros mismos con la esperanza de volver al lugar donde todo espíritu tendrá que llegar. Con ese afán luchad aún contra vosotros mismos; demostraos que sois superiores en vuestra naturaleza espiritual; demostraos que podréis venceros cuando se trate de dominar las pasiones, las malas inclinaciones.
24. Y aquella herencia de tiempos pasados, cuando vivíais para las satisfacciones del cuerpo y habíais levantado un templo para adoraros creyéndoos eternos, fuertes y poderosos, quedará destruida con el conocimiento real de lo que significan los valores espirituales y los materiales.
25. La convicción de vuestra fortaleza y de vuestro valor espiritual no será causa de vanidad, porque la grandeza espiritual difiere mucho de la grandeza material.
26. El espíritu es chispa de luz, semilla de amor, germen de vida.
27. Ved que camino tan errado llevabais cuando tratando de alcanzar grandeza, sólo dabais rienda suelta a vuestras ambiciones terrestres.
28. Vais ya comprendiendo la espiritualidad y así, cuando lleguéis al término de esta vida que se os ha prestado, vuestro espíritu llevará luz, conocimiento y gracia.
29. ¿Comprendéis entonces la época en que vivís?
30. Orad para que ayudéis a los representantes de las naciones que se reúnen para resolver los conflictos entre los pueblos. ¿Creéis que todos ellos tienen un concepto diferente para cada solución? No, pueblo, ellos se engañan, interiormente su Conciencia están de acuerdo. Son los intereses materiales los que les hacen pasar sobre sus propias convicciones.
Cuán fácil sería la solución de todos los conflictos, si cada quien obrase de acuerdo con su Conciencia; entonces el mundo estaría en paz. Los hombres que rigen los destinos de los pueblos, lejos de pensar en su propia grandeza, pensarían en el bienestar de todos; mas nada de esto existe, y la desconfianza hace a los hombres estar siempre en acecho.
31. Nuevamente os digo: Cuando el mundo vuelva sus pasos sobre mi sendero y ponga en práctica mi Doctrina, resolverá sus problemas y vivirá en paz.
32. En este día desciende mi Rayo universal sobre vuestro espíritu para alimentaros con el pan de Vida Eterna. Es mi voz la que os ha hecho el llamado. Entre vosotros contemplo a los postreros a quienes invito a recrearse en mi palabra, unos son increyentes, otros idólatras, algunos vienen como mansas ovejas al redil, otros traen en su rostro la máscara de la hipocresía, dudan de mi presencia e interiormente se mofan de mi enseñanza, porque para ellos es imposible que el Creador se comunique por el entendimiento humano.
33. Si no fuera el Dios verdadero el que se comunica, no estaría dando las pruebas que doy ni os estaría enseñando el camino de la virtud. El que no cree, es porque no ha meditado, su corazón se ha cerrado y se encuentra entre tinieblas.
34. La voz os dice: Yo soy el Dios verdadero, el Padre, la Vida y la Luz. Desciendo a comunicarme bajo esta forma para destruir vuestras aberraciones, errores y bajas pasiones, que os impiden comprender y analizar la verdad.
35. No vengo a delatar a uno entre los demás, porque estáis en mi banquete. Con mi luz que está en vuestra Conciencia, le hablo a vuestro espíritu para que se estremezca y despierte.
36. Soy el mismo Cristo que condenasteis en el Segundo Tiempo, y los tiempos han sido marcados según mi voluntad.
37. Si en aquel tiempo me condujisteis a la cruz, en la cual derramé por amor a vosotros hasta la última gota de mi sangre, os hice aparecer como el inocente que no sabe lo que hace, aun cuando sí juzgasteis con conocimiento de causa al Mesías; mas os dejé al cuidado de doce varones, quienes, imitando al Maestro, esparcieron mi Doctrina entre la humanidad.
38. Hoy encuentro entre vosotros a los que en otro tiempo gritaron a voz en cuello: “¡Crucificadle!”; desconociendo así los beneficios que vine a derramar.
39. Los tiempos han pasado y vuestro espíritu ha venido por mi voluntad a morar en esta nación, para que escuchaseis al Verbo Divino, la palabra de amor y de vida, bajo otra forma.
40. ¡Heme aquí con vosotros! Estoy tocando vuestro corazón para que me deis albergue. Desciendo en busca de vuestro espíritu al que mucho amo, porque lo habéis encadenado al pecado, empañando así su luz.
41. Cuando ha brillado vuestra inteligencia, no ha sido para amar a vuestro Semejante, porque vuestro amor se ha aletargado dentro de una vida de conveniencias y materialismos.
42. Olvidáis la Vida Eterna del espíritu y llegáis a creeros dioses en este mundo. Llegáis a dudar de mi existencia y de mi justicia, porque veis que no impido el derramamiento de sangre entre la humanidad, sin comprender que soy inexorable como Juez y permito la expiación y purificación de las faltas por medio del dolor.
43. ¡Abrid vuestro corazón! ¡Elevad vuestro espíritu! ¡Dejad que él os diga que la voz que escucháis es la misma que siempre os ha hablado de amor, de caridad y de perfección! ¡El Tercer Tiempo os ha sorprendido! ¡No queráis contemplarme humanizado como en el Segundo Tiempo! Recordad que os dije, que vendría sobre la nube. Mi Espíritu Divino desciende hasta vosotros, y por eso desde la Escala de Perfección envío mi rayo sobre el portavoz, y mi voz es escuchada aún en el fango de este mundo.
44. No sólo vosotros escucháis mi palabra; Yo, el Verbo, derramo mi luz en el Universo, pero si preguntáis a todos si han escuchado una voz que desciende del Más Allá, os responderán negativamente. ¿Por qué? Porque la humanidad va caminando sorda por los caminos del mundo, envuelta en pecado y en fanatismo sin atender el llamado que le hace su Conciencia.
45. Desde el año de 1884 os he entregado mi palabra, que es redención para vuestro espíritu y que os señala el sendero por el cual habéis de alcanzar la paz perfecta en el Universo.
46. He investido a vuestro espíritu con una delicada misión, por medio de la cual saldará la deuda contraída con su Señor. Cortando la mala hierba me encuentro, para atarla en gavillas y arrojarla al fuego, hasta convertirla en ceniza, porque al fin, la luz brillará y mi Doctrina será mundialmente reconocida.
47. El hombre creará nuevas doctrinas y nuevas leyes, mas ya no se hará su voluntad, sino la mía. Entonces habrá paz, armonía y fraternidad. Ya no se alimentarán de odio los corazones, no se levantará más la mano fratricida; mas para que todo esto sea, antes os purificaré. Unos veréis cumplirse estas profecías desde el Valle espiritual, y los que queden morando la Tierra, daréis testimonio a las nuevas generaciones después de 1950.
48. Pueblo: El camino que he marcado para que lleguéis a Mí, es uno solo, está trazado con luz; en él está la vida y la oración, es el camino del espíritu. Caminando por él no os perderéis. Si vosotros estáis en el sendero, manifestad al mundo la Doctrina Espiritualista, dad testimonio de mis revelaciones y enseñad a vuestros hermanos a llegar a mi Espíritu por medio de la oración perfecta.
49. Recordad, pueblo, aquel ejemplo de oración que os di en el Huerto de los Olivos, al invocar ante el Padre el perdón para la humanidad. Se postró el cuerpo de Jesús ante el Padre Celestial, mas no ante imagen alguna, y elevé mis palabras a los Cielos, las mismas que legué a la humanidad.
50. Una vez más derramo mi caridad entre vosotros y os estrecho con amor. Caminantes de la vida, discípulos y párvulos: Es día de gracia en que mi voz de Maestro desciende a acariciaros. No me presento como Juez severo, sino como Padre justo, y con mi palabra vengo a guiaros por el sendero trazado por Mí, del cual os habíais alejado.
51. Todos sois luchadores; contemplo que algunos llegan derrotados, otros han alcanzado el triunfo y otros mas aun no elevan el canto de victoria. Estáis en la plenitud de esa lucha y no conocéis el final. Las tierras que tenéis que sembrar y que aun no conocéis son muy extensas, pero poseéis abundante semilla y podréis sembrarla.
52. Mientras unos son sumisos y fuertes en el cumplimiento de su misión, a otros lo sorprende el cansancio y se aletargan, sabiendo que existe un ojo que todo lo ve, un oído que todo escucha y una mano que siempre anota.
Pensad que estáis dejando pasar un tiempo precioso, que hoy vivís, y que mañana vuestros ojos sin luz no se abrirán más. Entonces se levantará vuestro espíritu entristecido, porque no quisisteis escuchar la palabra. Se apoderará de vuestro espíritu un inmenso deseo de escucharme como en este tiempo, y sólo una voz severa llegará a vosotros: La voz de la Conciencia, la cual os estremecerá. Por eso ahora os digo: No os apartéis de mi palabra; no seáis sordos a mis mandatos. Tomad de esta enseñanza su esencia, como una página sagrada de la cual tendréis que responderme, porque es la Ley.
53. La ceguedad del pueblo para comprender la grandeza de mi enseñanza proviene de su pecado y de su dolor.
54. Esta esencia que os doy es vida para el espíritu y bálsamo para todo espíritu dolorido. Es semejante al rocío sobre los campos estériles.
55. Si no habéis recogido aún buenos frutos, preguntad la causa a vuestra Conciencia y ella os responderá que para obtener buenos resultados es necesario trabajar y velar. Sembrad buenos ejemplos en la Tierra, sembrad virtud, manifestad los dones con que he formado vuestro espíritu, desnudadlo de las malas pasiones y vestidlo con buenas obras; entonces seréis sobre la Tierra mis verdaderos hijos y una representación de mi Divinidad.
56. En cada uno de vosotros he depositado la responsabilidad de dar a conocer mi Obra Espiritualista Trinitaria Mariana, la cual será discutida por la humanidad y suscitará una revolución de ideas en las mentes y confundirá a todos aquellos que, no comprendiendo el principio de esta Obra, menos podrán comprender el fin.
57. Duermen mis sembradores, y no manifiestan mi Obra que es limpia y pura, porque reconocen que a ella han mezclado sus malas obras. Solamente instantes os quedan, para que el mundo escuche mi palabra en esta comunicación; si dormís, mañana tendréis dolor y amargura en el corazón, pero no será el Padre quien os juzgue, será vuestra Conciencia.
58. Unos cuantos instantes os restan en que podáis saborear estos manjares. ¿Quiénes estarán Conmigo en el final de 1950? ¿Quiénes presentaréis el trigo fértil de vuestra cosecha?
59. El mundo duerme en su profundo letargo, en espera de que lleguéis vosotros y les levantéis a la vida. No habéis ido todavía en busca de los muertos porque os falta confianza en Mí. ¿Qué teméis de los hombres? ¿Teméis su justicia o la muerte? Yo os he dicho que de la muerte os libraré; recordad que os he dado vida eterna.
60. No me he cansado de hablaros, porque soy el Verbo eterno. Mi palabra es el cincel que esculpe y pulimenta los corazones de roca de los cuales hago brotar agua cristalina.
61. En este tiempo de dolor y tragedia quiero que me imitéis; pero depositad toda vuestra confianza en Mí y vuestros hermanos podrán conocer el esplendor del Espiritualismo. Podréis imitarme, no estaréis inciertos. No es el peso de la cruz superior a vuestras fuerzas.
62. Pueblo: A cambio de las grandes pruebas tenéis mi palabra. Habéis sido desconocidos y despreciados por los vuestros por causa de mi Obra. ¡Cuántos de vosotros estabais entregados a las orgías y a los placeres del mundo, llevando a la degeneración a vuestro espíritu para quien cada placer era un golpe! Y, ¿quién llegó a apartaros de ese camino? Vuestro Maestro. Habéis comprendido mi amor y me dais gracias por ello, porque sabéis que a cambio de vuestras renunciaciones he venido a conversar con vosotros.
63. Creíais que no existía mirada que pudiese conocer vuestro pasado, y aquí me tenéis, leyendo el libro de vuestra vida para que no dudéis de mi existencia y de mi presencia.
64. En este tiempo os he sentado en el lugar de mis discípulos, como senté a mis apóstoles en el Segundo Tiempo en torno mío.
65. Mi palabra os conduce por el sendero que mi huella marcó. Tiempo ha que venís caminando, y todavía no se escapa de vuestros labios el grito de triunfo. Estáis en plena lucha y obtendréis el galardón cuando lleguéis al fin de la jornada. A unos les veo fuertes, a otros les sorprendo fatigados. Yo os daré treguas, para que en ellas meditéis que éste es un tiempo precioso que ninguno debe despreciar.
66. No descuidéis mis mandatos, ni seáis sordos a mi voz. Oíd esta palabra y tomad de ella la esencia. Limpiad vuestra mente y vuestro corazón para que contempléis su grandeza; en ella está lo que da vida a vuestro espíritu. Este es el rocío que derramo sobre los campos estériles y es la simiente que llevaréis a la humanidad. Si alguno de mis hijos después de sembrar no han podido recoger el fruto, es porque la semilla no se encontraba limpia. Sembrad la buena simiente y esperad el buen fruto.
67. Desechad de vuestro corazón el temor a los hombres que siempre os ha detenido para el desempeño de vuestra misión. Librad a vuestro espíritu de toda lacra, hasta dejarlo desnudo, y entonces comenzad a vestirlo con la luz de vuestras buenas obras; entonces os sentiréis íntimamente dignos de llevar mi Ley. Exponed mi Doctrina y dejad que los hombres la escudriñen, que al penetrar ellos en mi Obra no le encontrarán principio ni le verán el fin.
68. Es tan pura mi Doctrina que de nada tendréis que cohibiros ni avergonzaros ante la humanidad; mas si llegaseis a avergonzaros, será de lo que le hayáis añadido, o de que vuestra vida no esté de acuerdo con lo que enseñáis. Muchas veces quisierais pasar desapercibidos pero esto no será posible, porque os envié para que dieseis esta Buena Nueva con el ejemplo de vuestras buenas obras.
69. El mundo se dará cuenta de que un nuevo tiempo le ha sorprendido y buscará a quienes le puedan decir algo sobre estas lecciones; mas si durmieseis, con cuánto dolor despertaréis.
70. Sólo instantes os quedan de escuchar esta palabra. ¿Quiénes estarán Conmigo cuando finalice? ¿Quiénes conservarán mi Ley limpia como os la he entregado?
71. Mirad que de ahí os levantaréis fuertes a cumplir vuestra noble misión. No temeréis a la muerte, porque os digo que la muerte no será enviada a vosotros; mas sí daréis muerte a la tentación que lleváis en la materia, para que no tropecéis. El buen discípulo debe aprender a vencerse a sí mismo, para enseñar a los demás a vencer sus debilidades y sus pasiones.
72. ¿No miráis la humildad con que os hablo? En verdad os digo, que es la misma que se manifestó en el Segundo Tiempo en que me limité para ser semejante al hombre y con mi Verbo y mis ejemplos elevarlo para que fuese semejante a Dios.
73. Sed mis instrumentos, pero nunca obstáculos para que Yo llegue a los corazones. ¿Por qué dudáis de poder imitarme? Mal habéis entendido las enseñanzas; si sois mis hijos, algún parecido habréis heredado de vuestro Padre, y vuestro Padre es bueno.
74. Habéis descendido de lo espiritual a la Tierra, para buscar a través de vicisitudes las huellas del Divino Maestro, y ahora que me estoy comunicando por vosotros, dejáis todo cuanto tenéis por venir a escucharme. ¿Creéis acaso que vuestras renunciaciones y sacrificios no tengan mi recompensa? No olvidéis un solo día la finalidad de vuestro destino, para que diariamente deis un paso hacia delante.
75. Tened en cuenta que a Mí nada me daréis, todo lo que labréis, será vuestro.
76. ¿Por qué me inclino y a veces hasta desciendo hasta el fondo del abismo para salvaros? Porque os amo.
77. Aquí tenéis en esta Doctrina una base, un camino breve y seguro para retornar a vuestra patria. En la Doctrina de la Espiritualidad, si la llegáis a comprender, cuánta luz tendréis en vuestros pensamientos, en las palabras y en las obras. No repitáis solamente con los labios que sois Espiritualistas, cuando verdaderamente lo seáis, no tendréis necesidad de pregonarlo.
78. Meditad en estas lecciones que vengo entregando a vuestro corazón y espíritu; mañana tendréis que buscarlas ahí para enseñárselas a vuestros hermanos.
79. Mi paz sea con vosotros.
Sublíme.