Todo lo tenemos que volver a conquistar

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Es un tiempo de purificación y restitución espirituales para la humanidad. Todo espíritu purifica y restituye en este tiempo, nadie se queda sin saldar sus deudas espirituales.
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Si desde el principio de los tiempos en que nuestros primeros padres, desde que en este mundo encarnaron los primeros espíritus, se hubiesen mantenido en el bien, esta morada ya sería una mansión de espíritus elevados por la virtud y el amor de los unos a los otros. No se conocería todo aquello por lo cual lloramos y nos lamentamos. Nuestro cuerpo tendría salud, probablemente la enfermedad ni si acaso nos agobiara. No habría división entre naciones y pueblos. Y sí, ni si acaso existirían la multiplicidad de ideologías religiosas, porque Dios estaría enseñando, adoctrinado desde la Conciencia de la humanidad.
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El amor, el bien, la virtud, la luz, han sido tomados como obstáculos para alcanzar la grandeza terrestre. Sin embargo, siempre han sido los medios esenciales, para alcanzar no sólo la verdadera grandeza material, sino mucho más importante, la espiritual.
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Una de las siete virtudes más importantes para nuestro espíritu es el orden. Pues estamos en el caos, ese caos donde a cada instante el espíritu se debate entre la aflicción y el egoísmo. Y es la virtud del orden, la que nos devolverá muchas grandezas de nuestro ser.
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Este mundo es como una lección, aprendemos de nuestro caos, las consecuencias de no estar en orden con las leyes espirituales y naturales. Porque el no respetarlas, incluso ese orden con el que fue formado y constituido nuestro cuerpo, nos trae el caos, y éste, la aflicción.
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Hoy tenemos que ser Concientes de nuestro espíritu, de nuestro mundo, de la Creación, de aquello que les rige como ley, sólo así podremos devolvernos lo que en un principio se nos dio y hemos perdido hasta el día de hoy.
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NAMASTE