VANIDAD

Libro de la Vida Verdadera

Vanidad

Alejaos de las vanidades del mundo, venid a Mí por convicción, por amor, no por el dolor. 1-9-60

Cuán agradable a vuestra vanidad ha sido el creeros la imagen del Creador. Os creéis las criaturas más evolucionadas hechas por Dios y estáis en grave error al suponer que el Universo se hizo sólo para vosotros. ¡Con cuánta ignorancia os llamáis a vosotros mismos los reyes de la Creación! 1-17-25

Comprended que ni siquiera la Tierra está hecha solamente para los hombres. En la escala interminable de la Creación divina, existe un número infinito de espíritus que van evolucionando en cumplimiento a la Ley de Dios. 1-17-26

Los fines que todo ello encierra y que como hombres, aunque quisiereis, no podríais comprender, son grandes y perfectos como todos mis propósitos de Padre, mas en verdad os digo, que no sois vosotros ni las más grandes ni las más pequeñas criaturas del Señor. 1-17-27

Fuisteis creados, y en ese instante vuestro espíritu tomo vida de mi Omnipotencia, llevando en sí tantos atributos como os eran necesarios, para cumplir una delicada misión dentro de la eternidad. 1-17-28

Ni aun ahora sabéis todas las facultades que os dí, pero no temáis porque las conoceréis más tarde. 1-17-29

¿Sabéis acaso de la existencia de los grandes espíritus, que han sido destinados para velar por la armonía de todo lo creado, ocupados siempre en sublimes misiones ignoradas por vosotros? No, por eso vuelvo a deciros que vuestros espíritus no son los más evolucionados, solamente han desarrollado en forma limitada los atributos que les concedí. 1-17-30

Sin embargo, esos atributos bastarán para llevaros felizmente a la cumbre que os corresponda si guiáis vuestros pasos por la senda recta y luminosa que os señala mi Ley. 1-17-31

He venido a ayudaros. El tiempo es ahora de restitución, despertad, levantaos. 1-17-32

Fue necesario que viniese a hablaros así, porque los hombres se han confundido con el conocimiento adquirido en los libros que han estudiado; en cambio, no han querido oír la voz de su Conciencia, la voz de su saber espiritual que los invita a seguir hacia la divina Luz de donde surgen todas las sabidurías. 1-17-57

Yo os digo: Bien está el estudio útil y bien está la ciencia, pero sobre todo ello está el amor. El amor os dará la inspiración para dignificar y aumentar vuestra ciencia, porque debéis de comprender que todos vuestros conocimientos son tan sólo un mensaje que os da mi amor. 1-17-58

Interrogad a vuestros sabios y si son sinceros os dirán, que han pedido inspiración a Dios. Y Yo les daría más inspiración, si me la pidieran con más amor para sus hermanos y con menos vanidad para sí mismos. 1-17-59

De cierto os digo, que todo lo que habéis acumulado de conocimientos verdaderos, vienen de mi Espíritu. Todo aquello que tenéis de puro y elevado lo voy a usar en este tiempo para vuestro provecho, porque para eso os lo he concedido. Mas debéis de tener cuidado, ¡oh, pueblos de la Tierra!, porque si continuáis haciendo uso de mis lecciones divinas para provocar a los elementos, si los pequeños conocimientos que tenéis los seguís aplicando al mal, recibiréis cuando menos lo esperéis, la respuesta dolorosa y justiciera. Provocáis al aire, al fuego, a la tierra, al agua y a todas las fuerzas y ya sabéis cuál será vuestra cosecha si no rectificáis a tiempo vuestras labores, para lograr detener a los elementos desencadenados por vuestra insensatez. Os advierto que vuestro libre albedrío está llegando a colmar la medida que permite mi justicia, estáis provocando demasiado a la Naturaleza. Y como sois los pequeños que se sienten grandes, viene esta palabra para advertiros del peligro en que os encontráis. 1-17-60

Los hombres han confundido la verdadera caridad, olvidando uno de los sentimientos más elevados del espíritu, con el materialismo que se manifiesta en todos sus actos. Os he visto dar con desprecio y aún con asco, unas monedas a vuestros hermanos los pobres, y dais monedas, porque en el corazón no tenéis nada que dar; si al menos las dieseis con amor o con el deseo de ayudar, pero las dais con orgullo, con ostentación, humillando al menesteroso. Si las dieseis sin vanidad ni repulsión, vuestra pobre moneda en parte mitigaría la sed de amor de esos espíritus en plena restitución. 1-21-6

No os envanezcáis con los frutos de vuestra ciencia, porque ahora que tantos adelantos habéis hecho en ella, es cuando más sufre la humanidad, es cuando hay más miseria, intranquilidad, enfermedades y guerras fratricidas. 1-22-16

El hombre no ha descubierto aún la verdadera ciencia, aquella que se logra por el camino del amor. 1-22-17

Mirad cómo la vanidad os ha cegado; cada nación quisiese tener a los sabios más grandes de la Tierra. En verdad os digo, que los científicos no han penetrado profundamente en mis Arcanos. Puedo deciros, que es todavía superficial el conocimiento que tiene el hombre de la vida. 1-22-18

Se acerca el tiempo en que las revelaciones espirituales, descubran a la humanidad la senda luminosa, para llegar a conocer los misterios que se esconden en el seno de la Creación. La Luz de mi Espíritu os revelará la forma de adquirir la verdadera ciencia que le permita al hombre ser reconocido y obedecido por las criaturas que os rodean y por los elementos de la Creación, cumpliéndose así mi voluntad de que el hombre llegase a enseñorearse de la Tierra, mas eso será cuando el espíritu del hombre iluminado por la Conciencia, haya impuesto su potestad y su luz a las flaquezas de la materia. 1-22-19

Mi campiña de amor la brindo a todos los que quieran hacer méritos sirviendo a sus hermanos. Quienes lo han comprendido así, se han acercado presurosos a su Maestro, para pedirme una oportunidad de trabajar en mis tierras, donde la semilla es la caridad. 1-23-26

Aquí los méritos tienen que ser verdaderos para que puedan ser anotados por Mí en favor de quien los realiza. Las apariencias ante los demás no tienen valor alguno ante el Maestro, por eso, mis labriegos están aprendiendo a trabajar en silencio, a ser humildes y sinceros, a no vanagloriarse y a no publicar jamás la caridad. 1-23-27

Para daros esta lección de caridad y amor no he venido a humanizarme ni a manifestarme en palacios, entre vanidades y rodeado de lujos. En el humilde barrio de vuestra ciudad, entre los pobres, entre los humildes, así he llegado a vosotros, como corresponde a Quién en otro tiempo os dijo: “Mi Reino no es de este mundo”. 1-24-57

La vanidad ha anidado en los que, creyendo haber alcanzado el completo conocimiento de la verdad, han llegado a considerarse sabios, fuertes, infalibles, grandes y absolutos, sin darse cuenta que muchas veces han estado confundidos. 1-27-3

No ambicionéis saber más que vuestros hermanos, sabed que todos adquirís el conocimiento según vuestra evolución, si Yo os concediera mi luz sin que tuvieseis méritos, os engrandeceríais y os perderíais en vuestra vanidad, y vuestra sabiduría sería falsa. 2-30-33

No me encontraré donde exista vanidad, materialismo e idolatría; quiero manifestarme en el seno de la más grande sencillez y humildad, donde no existan ritos que os hagan olvidar la esencia de mi Ley. Por eso no os extrañe verme rodeado de menesterosos, de rudos y pecadores, porque he puesto en ellos mi caridad transformándolos en seres útiles, donándolos para que conviertan a muchos, por ellos que sois vosotros, he dado pruebas manifiestas de mi poder. 2-33-29

Recordad que Yo soy el Verbo Divino, que la esencia divina que en esta palabra recibís, es luz del Espíritu Creador, y que en cada uno de vosotros he dejado una parte de mi Espíritu. Mas al contemplar la pobreza que envuelve al grupo que ahora me escucha y la humildad del aposento en el cual os reunís, en silencio me preguntáis: “Maestro, ¿por qué no elegiste para tu manifestación en este tiempo a alguno de esos grandes templos o iglesias, en donde podrían haberte ofrecido ricos altares y ceremonias solemnes dignas de Ti?” 2-36-24

Yo contesto a esos corazones que así piensan de su Maestro: No han sido los hombres los que me han traído hasta esta pobreza, he sido Yo, quien ha elegido para mi manifestación la humilde estancia en el pobre suburbio de vuestra ciudad, para haceros comprender con ello, que no es el tributo material ni la ofrenda exterior, la que vengo a buscar entre vosotros, que por el contrario, si he vuelto, ha sido para predicar una vez más la humildad, para que encontréis en ella la espiritualidad. 2-36-25

Rehúyo de todo lo que sea vanidad y pompa humana, porque a mi Espíritu sólo llega lo que es espiritual, lo que es noble y elevado, lo limpio y eterno. Recordad que dije a la mujer de Samaria: “Dios es Espíritu y es necesario que le adoren en espíritu y en verdad”. Buscadme en lo infinito, en lo puro y allí me encontraréis. 2-36-26

Cuando seáis humildes seréis grandes. No está la grandeza en la soberbia y la vanidad, como muchos creen. Sed mansos y humildes de corazón, os he dicho a través de los tiempos. Reconocedme como Padre y amadme, no busquéis para vuestra envoltura un trono ni un nombre que os distinga de los demás, sed uno más entre los hombres y llevad en vosotros la buena voluntad. 2-47-54

Quiero que el hombre llegue a poseer la sabiduría siendo humilde y caritativo a la vez. Mirad cuántos con un poco de saber se envanecen, se sienten grandes, empuñan un cetro y se coronan ante sus hermanos. Sed humildes de corazón, sed sencillos y accesibles y Yo os coronaré, mas no con vanidades humanas. No será menester que la humanidad contemple este galardón. No busquéis premios entre los hombres, que bien poco tienen que daros; buscad que os compense, Quién es todo justicia y todo lo posee. 2-50-9

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