Del llamado Diablo

Libro de la Vida Verdadera

Del llamado Diablo

Si me preguntáis: “¿Cuáles fueron las armas con las que doté a la humanidad para luchar contra las fuerzas o influencias del mal?” Os diré que fueron la oración, la perseverancia en la Ley, la fe en mi palabra, el Amor de los unos para con los otros. 2-40-70

Sólo la oración podrá daros intuición y sensibilidad, fuerza e inspiración para sosteneros en la diaria y constante lucha contra el mal. 2-40-78

Os he hablado acerca de las fuerzas e influencias del mal, ¿y acaso os he hecho mención de algún espíritu?, ¿lo he nombrado por ventura? “No”, me decís. Mas debo aclararos en este tiempo, que no existe ningún espíritu que represente o que sea el origen del mal. 2-40-79

Las antiguas creencias, figuras, formas y nombres simbólicos con que los hombres de los tiempos pasados representaron el mal, dándole forma humana y concediéndole existencia espiritual, creencias que han llegado hasta las presentes generaciones deben desaparecer, porque sin daros cuenta habéis creado con ellas mitos y cultos supersticiosos, indignos de la evolución espiritual que el hombre ha alcanzado en este tiempo. 2-40-80

Sabed que el mal surgió del hombre, de sus flaquezas, y que a medida que fue creciendo en número la humanidad, así como sus imperfecciones y pecados, la fuerza o influencia del mal fue aumentando. Esa fuerza, formada por pensamientos, ideas, sentimientos y pasiones, comenzó a hacer sentir su influencia en los hombres y éstos llegaron a creer que se trataba de un espíritu que seguramente era la representación del mal, sin darse cuenta de que esa fuerza está formada por sus imperfecciones. 2-40-81

Velad y orad para que no caigáis en tentación. 2-40-82

¡Cuán erróneamente se ha interpretado la existencia del príncipe de las tinieblas! ¡Cuántos han llegado a creer más en su poder que en el mío, y qué lejos de la verdad han andado en esto los hombres! 5-114-55

El mal existe; de él se han derivado todos los vicios y pecados. Los pecadores, o sea los que practican el mal, siempre han existido, lo mismo en la Tierra que en otras moradas o mundos; mas, ¿por qué personificáis todo el mal existente en un solo ser, y por qué lo enfrentáis a la Divinidad? Yo os pregunto, ¿qué es ante mi poder absoluto e infinito, un ser impuro y qué significa ante mi perfección vuestro pecado? 5-114-56

El pecado ha nacido del espíritu; los espíritus al brotar de Dios, unos permanecieron en el bien, mientras que otros al desviarse de ese camino, crearon uno distinto, el del mal. 5-114-57

Las palabras y las parábolas que en sentido figurado os entregaron como una revelación en los primeros tiempos, han sido erróneamente interpretadas por la humanidad. La intuición que los hombres tuvieron acerca de lo sobrenatural, quedó influenciada por su imaginación, y llegaron a formar alrededor de la fuerza del mal, ciencias, cultos, supersticiones y mitos que han llegado hasta vuestros días. 5-114-58

De Dios no pueden brotar demonios; a éstos los habéis forjado con vuestra mente. El concepto que tenéis de ese ser que a cada paso me ponéis por adversario, es falso. 5-114-59

Yo os he enseñado a velar y orar, para que os libréis de tentaciones e influencias maléficas, que lo mismo pueden provenir de seres humanos, que de seres espirituales. 5-114-60

Os he dicho que sobrepongáis el espíritu a la carne, porque ésta es criatura débil que a cada paso está en peligro de tropezar si no veláis por ella. El corazón, la mente y los sentidos, son puerta abierta para que las pasiones del mundo azoten al espíritu. 5-114-61

Si vosotros os habéis imaginado que los seres de tiniebla son como monstruos, Yo sólo los veo como criaturas imperfectas, a las cuales les tiendo mi mano para salvarles, porque también son mis hijos. 5-114-62

Los hombres de hoy no pueden pensar en Dios sin materializarlo en alguna forma; no pueden hablar de tentaciones sin personificar la influencia del mal en un ser cuya misión es perder a los espíritus, y tampoco pueden pensar en la expiación del que ha pecado, sin imaginar el castigo del fuego del infierno, el cual jamás ha existido. 10-295-6

Sobre estas tres confusiones que dominan la mente de la humanidad, os digo que, si creéis que Dios es el Espíritu Santo, no tiene por qué buscarlo en formas materiales, puesto que es Espíritu; y que ese ser imaginario a quien llamáis “Lucifer o Satanás”, no existe sino en la mente de quienes no han podido interpretar espiritualmente mis palabras, revelaciones y mensajes de los tiempos pasados. En verdad os digo, que existen en el Valle espiritual grandes espíritus de tiniebla, sembradores de discordias, de odios y perversidad; existen multitudes de espíritus cuya influencia alcanza a los hombres al transmitir malos pensamientos e inducirles a malas obras; pero esos seres no son demonios, son seres imperfectos, turbados, confundidos, oscurecidos por el dolor, por la envidia o por el rencor. No os asombréis si os digo, que su naturaleza es la misma que tiene vuestro espíritu y la misma que tienen aquellos seres llamados ángeles por vosotros. 10-295-7

¿Por qué no llamáis demonios a los malos hombres que habitan en la Tierra, si ellos también os tientan, si también os inducen al mal y os apartan del camino verdadero? Ellos, como los seres turbados del espacio, también son espíritus imperfectos, pero que han alcanzado poder y fuerza porque se ha apoderado de ellos un ideal de grandeza. 10-295-8

En verdad os digo, que ni entre los que habitan en la Tierra, ni en los que se encuentran en espíritu tengo enemigos. No existe uno que se dedique a odiarme, a blasfemar en contra mía, o a apartar de la buena senda a sus Semejantes por el solo placer de ofenderme. ¡Mentira! Quienes apartan a los hombres de la fe, quienes borran del corazón de sus hermanos mi Nombre y quienes luchan en contra de lo espiritual, no lo hacen por ofenderme, lo hacen porque así conviene a sus ambiciones terrestres, a sus sueños de grandeza y de gloria humana. 10-295-9

Eso acontece con los seres del Más Allá que no han despertado a la luz que eleva por el camino del amor. Ellos han tratado de ser grandes por la ciencia simplemente y cuando influyen en sus hermanos y les apartan de la buena senda, no es con el fin de causarme un dolor, de rivalizar con mi poder, de gozarse en el triunfo del mal sobre el bien, no, el móvil, aunque malo, no es de ofenderme. ¿Cómo podéis estar pensando toda la vida en que frente a Mí se encuentra un poderoso adversario que a cada paso me arrebata lo que es mío? 10-295-10

¿Cómo concebís que Yo hubiese puesto en la senda de los hombres a un ser infinitamente más poderoso que ellos, para que les estuviese tentando sin cesar y que al final los empujase a la perdición eterna? 10-295-11

¡Qué mal pensáis de Mí y de mi justicia los que decís conocerme y amarme! 10-295-12

Ciertamente los malos tientan a los buenos; los fuertes abusan de los débiles; los injustos escarnecen a los inocentes y los impuros violan lo que es puro. Pero son tentaciones que aquel que las encuentra las puede rechazar, porque posee armas y escudo para luchar y defenderse. Su espada es la Conciencia y tras ella están la moral, la fe y la razón, para no dejarse seducir por las malas influencias. Y no solamente debe hacer eso, sino también sembrar la virtud con sus obras, contrarrestando en todo lo posible al mal; si ve que hay quienes siembran perdición, vicios y destrucción, levantarse a sembrar luz, a salvar al perdido, a levantar al que ha caído. 10-295-13

Es la lucha eterna del bien contra el mal y de la luz contra la tiniebla, lucha indispensable para escalar y alcanzar las alturas de la perfección. 10-295-14

Tan meritorio es ante Mí que un ser manchado con la huella de las más graves faltas se purifique inspirado en un elevado ideal, como que un ser que ha perseverado en la pureza, luche hasta el fin por no mancharse, porque él desde un principio amó la luz. 10-295-15

¡Cuán distantes de la verdad andan quienes piensan que los espíritus turbados poseen distinta naturaleza a la de los espíritus de luz! 10-295-16

Injusto sería el Padre si eso fuese verdad, como también dejaría de ser Todopoderoso si careciese de sabiduría o de amor para salvar a los manchados, a los impuros, a los imperfectos y no poder reuniros con todos los justos en una misma morada. 10-295-17

Mi paz sea con vosotros.

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