Enseñanza 265

1. Discípulos: Venid ante mi Cátedra y meditad en mis enseñanzas, veréis cómo de vuestra meditación llegaréis a encontrar la esencia que contiene esta palabra, la cual os descubrirá el verdadero sentido de vuestra vida.

2. Si los hombres desde un principio y a través de todas las Edades hubiesen reconocido que el perfeccionamiento del espíritu constituía su finalidad, otra hubiese sido su existencia y otras sus obras. Pero el hombre desde sus primeros pasos se consideró dueño de lo que sólo se le había prestado por breve tiempo y utilizó para fines impuros todo cuanto se le confió para obras nobles.

3. Ved a este mundo esforzándose por descubrir con su ciencia sólo la grandeza y el poder de la Tierra, sin preocuparse por su Perfeccionamiento espiritual, y si el espíritu no desarrolla su potencia ni emplea las virtudes que en él existen, no podrá haber paz en su vida, ni amor, ni sentimientos de verdadera caridad.

4. Muchos quisieran libertar a su espíritu de esa vida materialista, viciada y egoísta que reina en el mundo y no pueden liberarse porque les es tan complicada, amarga y difícil la lucha para vivir, que aun el mismo espíritu está atado a las preocupaciones y problemas de la vida humana.

5. Si vuestra existencia en la Tierra fuese más sencilla, también la lucha sería menor y tendrías libertad y tiempo para que vuestro espíritu se ocupase en cumplir con las misiones que a él corresponden.

6. A vosotros, mis pequeños discípulos, no toca realizar la transformación de la humanidad, porque es una obra superior a vuestras fuerzas, pero debéis extender este divino Mensaje que habrá de apartar a los hombres de los grandes errores en que han vivido.

7. Esta labor de sembrar la semilla espiritual en tierras tan áridas, requiere fe, amor y esfuerzo como todas las grandes obras; por lo cual os digo, que no debéis dudar ni un instante de la realización de mis planes divinos, porque si dudaseis, nada efectivo lograréis. A vosotros corresponde actuar como miembros que sois de este conjunto de discípulos que estoy preparando.

8. No creáis ser los iniciadores de esta Obra espiritual, comprended que sois los continuadores de otros esfuerzos anteriores, de otras obras realizadas por vuestros hermanos en tiempos pasados.

9. Por eso os he dicho, que la Doctrina que hoy os he traído es la misma de ayer y de siempre, que si alguna diferencia le encontráis, está es superficial, porque la forma en que os he manifestado en cada Era mi enseñanza ha sido de acuerdo con la evolución espiritual adquirida por la humanidad y también según el pueblo al que me he dirigido.

10. A vosotros tocó recibirme en este tiempo, vuestra misión no será menos importante que aquella que confié a mis enviados y apóstoles de los tiempos pasados. Mi palabra, unida a la limpidez de vuestras obras, será la semilla fecunda destinada a florecer en el corazón de la humanidad.

11. ¿Podríais cambiar con mi palabra y vuestro ejemplo, la vida de los hombres y de los pueblos que por muchos siglos han vivido una existencia alejada de lo espiritual?

12. Comprended que antes tenéis que prepararos hasta que logréis ser maestros en esta enseñanza, y podáis tomar con amor a vuestros hermanos, como si fuesen párvulos, para llevarles paso a paso desde la primera lección hasta la última.

13. Nadie desperdicie un tiempo tan valioso como es éste, ni espere el futuro para cumplir con su misión sin haber aprovechado debidamente el presente que es por ahora el que debe preocuparos, para que llegada la hora de la lucha no os acobardéis; que vuestra confianza en lo que vais a predicar sea absoluta y desechéis el temor de que vuestros consejos sean fácilmente destruidos por los excéntricos y materializados.

14. El que teme es porque no está plenamente convencido de mi verdad, y a éste es necesario probarle, hasta que de su corazón surja la llama de la fe.

15. Cuando el discípulo haya alcanzado la gracia de ser maestro, su presencia y sus palabras serán dulces, amistosas, persuasivas; obrará de tal manera que inspire confianza desde el primer momento. Su palabra demostrará que verdaderamente tiene conocimiento de lo que habla, que hay una absoluta convicción en lo que enseña y que una luz superior le inspira. Cuando el buen discípulo se vea atacado por sus adversarios, sabrá esperarles tranquilo, porque su corazón nada temerá y porque su confianza en Quién le enseñó, es plena.

16. En verdad os digo, que el que quiera seguirme para ser mi discípulo, tiene que dejar la vestidura de hipocresía y cubrirse con la pureza y la verdad que viste el Maestro, porque Yo soy la Verdad.

17. Es necesario que surjan en la Tierra los sembradores de la Verdad esparciendo mi bálsamo por todos los caminos, para que los sordos oigan y los ciegos vean la luz de mi Mensaje.

18. Dios sólo quiere el bien para sus criaturas; bienaventurados todos los que ayuden en la realización de ese bien.

19. El eco de mi palabra y lo que estáis haciendo ha sido conocido en muchas partes, más allá de donde vosotros creéis y aunque los hombres escépticos a quienes han llegado noticias de mi comunicación no pueden creer en una Doctrina que transforme a este mundo de discordias, en una familia fraternal, os digo, no os importe aquella incredulidad, ni cuántos años deban pasar para que se conviertan. Vosotros luchad, trabajad por esta Obra, porque así iréis formando poco a poco un mundo de armonía y la semilla se irá extendiendo.

20. Pueblo: Este momento es de prueba para vos, aprovechadlo; de nada os servirá arrepentiros después y decir: “Señor, perdona mi debilidad”, os digo que con ello no podréis recuperar la oportunidad desperdiciada, sino con obras y testimonios de mi Ley.

21. Os dejo estos consejos paternales para que meditéis en todo lo que os he dicho y así como vuestro Padre en los Cielos se trazó un plan de amor, de vida y de enseñanza para sus criaturas, también vosotros, inspirándoos en Él, os tracéis un plan de amor, de humildad, de obediencia, perseverancia y redención.

22. Al hombre le ha preocupado más su vida humana, que su vida espiritual, aun sabiendo muchas veces que lo humano es pasajero y lo espiritual eterno. Esa es la causa por la que habiendo adelantado en su civilización y en su ciencia, espiritualmente se encuentra estacionado y adormecido en sus religiones.

23. Observad una a una las religiones y veréis que ninguna está dando pruebas de evolución, de desarrollo o perfeccionamiento, cada una es proclamada como la “suma verdad”, y quienes la profesan, creyendo encontrar y conocer todo en ella, no se esfuerzan en dar un paso hacia adelante.

24. Las revelaciones divinas, la Ley de Dios, mi Doctrina y mis manifestaciones os han dado a entender desde el principio que el hombre es un ser sujeto a evolución, ¿por qué entonces ninguna de vuestras religiones justifica o prueba esta verdad?

Yo os digo, que aquella Doctrina que despierte al espíritu, que haga luz en él, que lo desarrolle y le revele lo que él encierra, que lo levante cada vez que tropiece y lo haga caminar hacia adelante, sin detenerse, esa Doctrina está inspirada en la verdad. Y, ¿no es eso lo que mi enseñanza os ha revelado en todos los tiempos? Sin embargo, espiritualmente os habéis detenido ha mucho tiempo, porque os ha preocupado más lo que toca a vuestra vida en la Tierra, que lo que corresponde a vuestro espíritu; mas para no abandonar completamente lo espiritual, habéis hecho de tal manera vuestras religiones, que ellas no os estorben en lo más mínimo para el desempeño de vuestras faenas, deberes y trabajos en la Tierra. Ya cumpliendo con aquella tradición religiosa, os imagináis estar cumpliendo para con Dios, tratáis de tranquilizaros ante la Conciencia y creéis estar asegurando vuestra entrada en la Gloria.

25. ¡Cuánta ignorancia, humanidad! ¿Hasta cuándo vais a despertar a la realidad? ¿No os dais cuenta que al cumplir con vuestras religiones nada me dais a Mí y tampoco nada le proporcionáis a vuestro espíritu?

26. Cuando salís de vuestros templos y decís: “Ya cumplí para con Dios”, habéis incurrido en un gran error, porque creéis haber venido a darme algo, cuando debierais saber que nada tenéis que darme y sí mucho que recibir de Mí y mucho que proporcionaros a vosotros mismos.

27. Creéis que el cumplimiento de la Ley se reduce a asistir a aquellos lugares, y ese es otro grave error, porque esos lugares deberían ser la escuela donde el discípulo fuera aprendiendo para después, ya en la senda de la vida, poner en práctica la lección aprendida, que es el verdadero cumplimiento de la Ley.

28. ¿Veis cuánta discordia entre hermanos, cuántas tragedias entre esposos, cuánta inmoralidad y vicios, cuántas guerras entre pueblos? Todo es a causa de vuestro abandono y alejamiento de las leyes divinas.

29. Le falta educación espiritual a la humanidad, le falta el conocimiento de su evolución.

30. El dolor intenso que se abate en múltiples formas sobre este mundo, es el efecto de las faltas cometidas por los hombres, mas ya no se dan cuenta de mi justicia, cegados unos por la ambición y otros por el odio.

31. ¿Quién podrá abolir el mal entre los hombres? ¿Acaso un dolor sobrehumano o una prueba infinitamente dolorosa? No, pueblo; el dolor, sólo le detendrá momentáneamente, pero ese instante les servirá para meditar, para despejarse y serenarse, y entonces sentirán la única fuerza, la única luz que puede salvarle que es mi Ley.

32. Discípulos: Comprended la trascendencia de esta Revelación que os he hecho, pensad en la importancia de este Mensaje para el espíritu de la humanidad y entonces comprenderéis por qué he venido a hablaros y por qué mi manifestación ha permanecido por algún tiempo entre vosotros.

33. ¡Ah, si todos supieseis que al mencionar vuestras religiones y formas que tenéis de practicar, no trato de juzgaros ni de heriros! ¡Si comprendieseis mi divino anhelo de encontraros Amándoos los unos a los otros y aplicando la Doctrina del espíritu a vuestra vida humana! Pero sé que vuestro corazón aún está endurecido y que vais a perseguir como lo hicisteis en los tiempos pasados, a mis nuevos emisarios y a mofaros de mis nuevas revelaciones.

34. A pesar de todo, mi luz, como el resplandor del relámpago, cruzará desde el Occidente hasta el Oriente libertando espíritus.

35. Orad, discípulos, y que vuestra oración sea el indicio de que habéis comprendido esta enseñanza, para que mañana expreséis a través de vuestras obras el conocimiento adquirido en mi Cátedra.

36. Debéis luchar por comprender la Obra que he venido a confiaros, porque será la única forma con la que logréis que vuestros testimonios encierren esencia y verdad.

37. Comprended también que si vuestro conocimiento en mi Doctrina, no es suficiente, vuestra fe y vuestras convicciones estarán en peligro, cuando los enemigos de la luz ataquen en vosotros mi Obra.

38. Os he dicho que veréis surgir Espiritualistas por todo el mundo, aunque no hayan escuchado esta palabra, y, cuando observéis sus prácticas y escuchéis sus palabras, os quedaréis asombrados al ver la intuición y la visión tan clara que del Espiritualismo han tenido; pero también os anuncio que después de mi partida aparecerán grupos y sectas llamándose a sí mismas “Espiritualistas”, aunque su vida y sus obras serán la negación de la Espiritualidad. Ellos vendrán en contra de vosotros buscando vuestras imperfecciones para negaros y llamaros impostores. Aunque lo pongáis en duda, también habrá de entre estos mismos que se han sustentado de esta palabra, quienes se levanten en contra de sus hermanos, esgrimiendo las armas de la confusión y de la vanidad.

39. ¿Qué armas podríais oponer ante aquellas fuerzas si vuestra fe no es firme y vuestro conocimiento no es grande?

40. No creáis que pretendo daros armas para defender vuestra fe de las asechanzas; no quiero que disputéis ni mucho menos que les desconozcáis y les cerréis vuestras puertas. Mi voluntad es que permanezcáis serenos en vuestro puesto, con el fin de que nunca seáis sorprendidos y de que todo aquél que llegase a escudriñaros, os encuentre orando y estudiando mi palabra.

41. En la verdad de vuestras obras estarán las mejores armas que esgrimáis contra los que quisieran destruiros.

42. Quiero entre mis filas soldados firmes, soldados fuertes que sepan defender la Verdad, no legiones de fanáticos que en su ignorancia, en vez de honrar mi Obra, la profanen. No quiero multitudes de hombres de poca fe, que ante la lucha se acobarden y huyan considerándose impotentes para contender.

43. Analizaos a vosotros mismos, y si después de haberme escuchado por tanto tiempo, os sentís incapaces de luchar, eso os hará comprender que habéis desaprovechado mi palabra, que no habéis comprendido la finalidad de mi llamado y que habéis dormido, sin escuchar la voz de alerta que vibra incesantemente en mi comunicación.

44. Yo no vengo a deciros que estáis perdidos y que forzosamente habréis de ser vencidos por vuestros perseguidores, no, por el contrario, vengo a deciros que aún es propicio el tiempo para que juzguéis detenidamente vuestras obras, ya sean de índole espiritual o humana, que observéis minuciosamente vuestras prácticas con el fin de que descubráis todo aquello que fuese erróneo, superfluo e indigno de mi Obra. Una vez que alcancéis en que haya verdad y limpidez en vuestras prácticas, nada tendréis que temer, porque el verdadero Espiritualismo os colocará en el camino del cumplimiento de todas las leyes, por lo que nadie podrá sancionaros.

45. Es necesario que sepáis que las armas de la fe no serán para que os defendáis tan sólo vosotros, sino que vuestra responsabilidad irá más allá de vuestra persona, porque a cada uno de vosotros le ha sido confiada una porción por la que ha de velar, orar y luchar hasta sacarla avante de las pruebas.

46. Aún podréis escucharme unas albas más y afirmar vuestros conocimientos y vuestra fe, entonces sentiréis dentro de vuestro ser una fuerza desconocida y una confianza ilimitada. Esa seguridad en vosotros mismos y esa serenidad ante la lucha os la dará la fe y el saber valorizar lo que habéis encontrado en mi palabra.

47. Quiero que forméis un pueblo de paz, para ello os envuelvo en el manto de mi amor.

48. Pueblo amado: ¡Hoy me habéis hablado en el lenguaje del espíritu y os he respondido con mi paz!

49. Cuando penséis que pronto vais a dejar de oír esta palabra que ha sido vuestro baluarte, os llenáis de tristeza y pensáis que mi venida en este tiempo, en apariencia prolongada, fue en realidad breve. Mas os pregunto, a qué llamáis mi nueva venida. ¿Por ventura al lapso comprendido entre 1866 y 1950 que señalan el tiempo en que os estoy dando mi palabra?

50. En verdad os digo, que esta comunicación a través del entendimiento humano sólo ha sido la preparación para que penetréis en el tiempo de la comunicación de espíritu a Espíritu, en la cual tendréis mi nueva venida en plenitud, en Espíritu sobre la nube, como les fue anunciado en Betania a mis discípulos.

51. Tomad esta lección que a través del portavoz os doy como la preparación para aquel tiempo en el que no será el entendimiento el que reciba la luz del Maestro, sino vuestro espíritu.

52. Esta es la nueva promesa y la nueva meta para vosotros. No olvidéis que el mensaje que habéis recibido por medio del portavoz ha sido dado a través del hombre, y que éste, por muy espiritualizado que se encuentre, no está completamente limpio de imperfecciones e impurezas, con lo cual ya podéis suponer la perfección con que recibiréis el concierto de mi palabra cuando ella llegue directamente a vuestro espíritu, sin necesidad de intermediarios, sin tener que pasar primero por vuestro oídos o vuestro cerebro. Llegará primero a la Conciencia y ésta se encargará de iluminar al espíritu y de ennoblecer al corazón.

53. Por mucho tiempo habéis escuchado esta enseñanza, a la cual habéis tenido que buscar su esencia para sustentaros de algo divino; mañana, cuando ya estéis en aptitud de recibir la de Espíritu a espíritu la inspiración, no será palabra humana la que reciba vuestro espíritu, sino esencia divina y esa esencia, vosotros os encargaréis de traducirla en pensamientos, en palabras y en obras, para que seáis los intermediarios entre vuestro Señor y la humanidad.

54. Comprended, discípulos que esta etapa de comunicación por medio de mis portavoces ha sido con el fin de enseñaros a entender el divino lenguaje, ha sido la lección elemental del Maestro hacia los párvulos.

55. Ahora, mientras estáis escuchando esta palabra, tenéis la sensación de mi presencia, por lo cual teméis el día en que ya no la escuchéis; mas, Yo os digo que cuando estéis comunicándoos Conmigo de espíritu a Espíritu, mi presencia será sentida por mis discípulos con mayor claridad y pureza.

56. Grande será el gozo de los que así me sienten en su corazón, nunca dirán: “El Maestro pronto partirá” o “ya se aproxima el día en que el Señor nos deje sin su palabra”. No, entonces sabrán los discípulos que el Padre siempre ha estado con los hijos, que jamás se ha ido, que han sido los hombres los que no siempre han sabido estar Conmigo.

57. Hoy decís: “Dios está en nosotros”, pero lo decís sin sentirlo ni entenderlo, porque vuestra materialidad os impide sentir mi presencia en vuestro ser, pero cuando la espiritualidad sea parte de vuestra vida, entonces sabréis la verdad de mi presencia en cada hombre. Mi voz resonará en las Conciencias, el Juez interior será escuchado y el calor del Padre será sentido.

58. Mucho os doctrino y preparo para que recibáis con alegría la llegada del nuevo tiempo, pero a pesar de ello, veo en muchos corazones la tristeza, a medida que se aproxima el día de mi postrera palabra. Estos que lloran y se dejan abatir por la tristeza, son los que escuchándome no me han comprendido y no sabrán estar preparados en la hora de prueba.

59. Siempre os dije: Buscad la esencia divina en el fondo de esta palabra que vierten los portavoces en su éxtasis, si os conformaseis con la forma exterior de estas manifestaciones, llegaréis a darle cariz divino a algunas palabras que no pasan de lo humano, y estaréis a un paso de caer en nuevo fanatismo y en nueva idolatría.

60. Es necesario que comprendáis que estáis destinados a llevar la Buena Nueva a la humanidad, que vais a enseñar a vuestros hermanos con el amor, la paciencia y la caridad con que Yo os he doctrinado, repitiendo las lecciones cuando sea necesario y volviendo atrás cuando haga falta recordar las primeras páginas.

61. Recordad cómo en muchas ocasiones os he hablado de la vida espiritual desde antes que el hombre existiese; de la aparición del hombre en la Tierra, de mis primeros mandatos y mis primeras revelaciones. Recordad con cuánta frecuencia os hablo de la jornada de la humanidad a través de los tiempos, de sus aciertos y de sus errores, de su elevación y de su decadencia, de los iluminados cuyos nombres son guardados con respeto por los grandes y elevados ejemplos que os legaron; así como los nombres de otros, cuya perversidad escribió indeleblemente la historia de la humanidad, para que no les imitéis.

62. Os he recordado los nombres de mis enviados, a través de los cuales recibisteis mensajes, mandatos, profecías y lecciones.

63. Así, en una sola lección he reunido el contenido de todas las lecciones pasadas.

64. El Espiritualismo es la herencia en la cual se unen los Tres Testamentos en un solo libro espiritual.

65. Todas mis lecciones tienden a prepararos para vuestra lucha después de 1950, tiempo en el que ya no escucharéis al Mundo Espiritual a través de facultades. Él también tiene limitado su tiempo para esta forma de comunicación; mas, estos seres benditos, guardianes, consejeros, consoladores y protectores de este pueblo os prepararon para que después de este tiempo sigáis recordándoles, sintiendo su presencia y recibiendo su ayuda.

66. ¿A qué vino el Mundo Espiritual en este tiempo? A explicar con su palabra y sus obras mi Doctrina, a enseñaros a interpretar mis revelaciones y a ayudaros a comprender su esencia.

67. Jamás os dieron enseñanzas superfluas, jamás os descubrieron lo que aún no es tiempo de que conozcáis, nunca vinieron a despertar vuestra curiosidad ni a sugeriros ciencias ni poderes misteriosos. Su misión fue otra, su elevación y su luz no podía permitirles caer en vulgares materializaciones, porque habían hecho de la Ley de Amor el ideal de su espíritu.

68. Ese Mundo Espiritual vino por mandato divino a comunicarse en forma humana por breve tiempo, para dejar la impresión de su elevada fraternidad, el testimonio de su existencia y la prueba de su presencia entre los hombres.

69. Ellos os han dicho que al dejar de hablaros por medio de labios humanos, no van a ausentarse de vosotros, por el contrario, anhelan que vuestra sensibilidad os permita sentir en futuros días más próxima su presencia.

70. Si vos, pueblo, aprendéis a usar vuestros dones, si verdaderamente llegáis a armonizar con el Mundo Espiritual, de cierto os digo, que en vuestro sendero iréis dejando una huella de prodigios.

71. Es menester que para ese tiempo surjan los fuertes de estas multitudes, los buenos profetas, los buenos consejeros, aquellos que con su vida y sus palabras sepan conducir al pueblo por el camino trazado por el Maestro, los que sepan conservar inmaculadas las páginas de mi enseñanza.

72. ¿Quiénes son esos fuertes de que os hablo? Sólo os digo, que Yo les estoy preparando con mi palabra, para que cuando llegue el final de esta comunicación, se levanten alentando al pueblo y con su fe no dejen que las multitudes se disgreguen.

73. La palabra que sus labios vierten os estarán recordando siempre, que Yo os dejé como testigos de mi comunicación con los hombres y os dirán a cada paso que sois los indicados para anunciar a la humanidad que Yo he venido en Espíritu.

74. Ya no vendré a humanizarme o materializarme entre los hombres, no vendré a encarnar en esta Tierra. De esto hablaréis a vuestros hermanos; es parte de vuestra cruz, pero Yo sé que podréis con ella.

75. No temáis, que ya os he dicho que lo que el cirineo hizo con Jesús cuando le vio exhausto bajo el peso de su cruz, ahora vengo a hacerlo con todos los que necesiten de mi ayuda, y sabré acompañaros paso a paso hasta la cima de la montaña que es vuestra vida, donde os elevaréis sobre la cruz de vuestro destino.

76. Ya veréis cuán dulce es llegar a la consumación de una obra, dejando que vuestro corazón se abra en aquel instante, como se abrió el costado del Maestro para manar sangre que hablaba de amor, de vida, de perdón.

77. Esta es la Doctrina que vengo sembrando en el corazón del pueblo Espiritualista Trinitario Mariano.

78. Pueblo Espiritualista, porque recibe la Luz del Espíritu Divino; Trinitario, porque reconocéis a Dios bajo las tres fases en las que se ha manifestado a la humanidad, y Mariano, porque reconocéis a la Ternura Divina como la escala que os eleva hacia el Padre, como la Intercesora que os conforta, os consuela y purifica, apartando vuestra soberbia y convirtiéndoos en niños, llenos de mansedumbre y de humildad ante el Señor.

79. No olvidéis ese dulcísimo amor, porque no siempre estáis preparados para llegar a Mí; pero si confiáis en Ella, pronto sentiréis su ayuda.

80. Recordad que si no fuerais como los niños, no podréis entrar al Reino de los Cielos.

81. Hay quienes llegan a decirme: “Señor, me siento tranquilo en mi Conciencia; no he matado, hurtado ni adulterado”. Si estos corazones que así me hablan se dieran cuenta de que se puede matar no sólo quitando la vida al cuerpo, sino que también muchas veces se puede dar muerte al corazón, a la mente, a la tranquilidad espiritual, y que muchas veces este delito encierra mayor importancia que aquél que le ha quitado la existencia a un cuerpo.

82. Si supiesen que se puede hurtar no sólo las cosas materiales sino también las espirituales, como son la paz, la virtud o la reputación, tendrían una idea más clara de lo que significan los valores morales o espirituales comparados con los materiales, a los cuales el humano les concede tanta importancia.

83. Mañana, cuando vuestro adelanto y comprensión sean mayores que los de ahora, sabréis que muchas veces pecasteis con el pensamiento con mayor frecuencia y con mayor importancia de lo que hicisteis con vuestras hechos; esa comprensión llegará a vosotros cuando conozcáis la fuerza del pensamiento sobre los demás.

84. Sabed que muchas de las obras del espíritu las hace éste a través del pensamiento. “¿Cómo puede ser esto?” Me preguntáis. Yo os digo, que toda esta Naturaleza que contempláis y todo cuanto aún no conocéis de mis obras, no son sino la materialización de los pensamientos de vuestro Creador.

85. La Naturaleza es tenida por muchos como un dios y como la fuente creadora de todo cuanto existe, mas en verdad os digo: Esta Naturaleza de cuyo seno han brotado todos los seres y cosas materiales no es creadora; ella antes fue concebida y formada por el Hacedor Divino; ella no es el principio, ni la causa, ni el por qué de la vida.

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