Enseñanza 243

1. Mi fuego de amor desciende a vosotros para dar calor a vuestro corazón y encender una flama ardiente en vuestro espíritu, porque la lámpara que interiormente os ilumina, ha estado a punto de extinguirse en unos, mientras en otros se ha apagado, y sólo tinieblas de incertidumbre me presentan. Mas mi luz se hace en todos en este instante.

2. ¿Por qué retroceder o detenerse en el camino emprendido? ¡Adelante, discípulos!

3. La humanidad espera ya a mis enviados, a los portadores de la Buena Nueva. Esos emisarios sois vosotros, testigos de mi presencia y mi palabra en el Tercer Tiempo. ¿Podrán los hombres llegar a Mí, a través de distintas religiones? Sólo os diré, que existe un solo camino para la elevación de la humanidad y ese es el que os señalé en mi Ley en el Primer Tiempo, camino que fue sellado en el Segundo Tiempo con mi sangre e iluminado por mi Espíritu Santo en este Tiempo.

4. Toda mi Ley se condensa en dos preceptos: El amor a Dios y el amor al prójimo. Ese es el camino.

5. Las religiones son pequeñas verdades que conducen a los espíritus al camino verdadero por el cual podrán ascender paso a paso hasta llegar a Mí. Mientras los hombres profesan distintas religiones en la Tierra, están divididos, mas cuando estén en el camino de amor y verdad, se habrán unido, se habrán identificado con esa luz única, porque una sola es la Verdad.

6. Pero los caminantes, los peregrinos se han detenido y se encuentran durmiendo; el amor y la verdad han huido de los corazones, por eso he venido a hablaros y a preparar emisarios que con amor y caridad despierten y levanten a los que extraviados o cansados se encuentren, antes que los elementos se desencadenen y con sus voces imponentes se encarguen de despertar espíritus, sentimientos e inteligencias.

7. En contra de la Doctrina espiritual se levantarán sus enemigos esgrimiendo sus mejores armas, empleando toda su fuerza, buscando testimonios en contra de esta revelación. Mas en verdad os digo: Esta luz que ha surgido en este tiempo, no habrá poder humano que la extinga, como en aquel tiempo no pudieron los hombres callar la voz de Cristo, ni con el sacrificio del Gólgota, porque la sangre derramada ahí por ellos, siguió hablando por una eternidad.

8. No temáis ser llamados impostores o hechiceros, todas esas blasfemias fueron arrojadas sobre vuestro Maestro y también fueron el título que los incrédulos y perversos dieron a mis profetas y a mis apóstoles. Mas cuando la verdad del Señor y de los suyos triunfó, aquellos que más blasfemaron fueron después los más arrepentidos y fervientes, como Pablo.

9. En mi apostolado del Tercer Tiempo, se encuentra también la mujer, que, habiendo sido la que acompañó al Maestro en el camino de amargura hasta los pies del madero de la crucifixión, desoyendo blasfemias y soportando escarnios, ahora en el Tercer Tiempo ha sido labriego fiel, espíritu fuerte y soldado de lucha, por eso le he dado asiento en mi mesa de este tiempo, porque el apóstol está en el espíritu, sin distinción de sexo.

10. Trabajad unidos y caminad por la senda de verdad, hasta llegar a la Tierra Prometida.

11. Este es el tiempo en que Israel se levantará lleno de humildad, sin publicar la caridad. Que ignore su siniestra lo que dé la diestra; que no haga ostentación de ser discípulo del Señor, ni busque la adulación. Cuando eso sea, se les unirán las legiones espirituales en verdaderos ejércitos, para formar unos y otros una sola voluntad, un solo frente, cuya lucha se encamine a combatir la ignorancia, el pecado y el fanatismo religioso.

12. Este pueblo, este ejército de hombres y espíritus, será el guardián de esta Obra en los tiempos futuros, para que no sea mistificada la Doctrina y la Ley, para que el hombre cese de luchar contra la verdad.

13. Bajo la sombra de mi Doctrina, no se construirán tronos, desde los cuales puedan los hombres engrandecidos dominar a los espíritus de sus hermanos; nadie se coronará ni cubrirá con manto de púrpura, tratando de ocupar el sitio del Señor, ni surgirán confesores que juzguen, perdonen, condenen o sentencien sobre los actos de la humanidad. Para juzgar desde un tribunal justo y perfecto a un espíritu, sólo Yo puedo hacerlo.

14. Yo puedo enviar a quienes corrijan, enseñen y guíen, mas no mandaré a quienes juzguen y sancionen. He enviado a quienes han sido pastores de la humanidad, mas no señores ni padres. El único Padre por el espíritu soy Yo.

15. La espiritualidad se infiltrará en vuestro espíritu y será transmitida a las generaciones futuras, las que hallarán en su materia un instrumento dócil a los mandatos de la Conciencia y una gran claridad para recibir las inspiraciones divinas. De aquellas generaciones podrán surgir los grandes maestros de la enseñanza espiritual, y también grandes científicos, de mente e inteligencia despejadas; habrá patriarcas ejemplares por su moral y virtud, surgirán profetas y apóstoles de la verdad.

16. Cuando os digo que os preparéis, es también para que podáis dejar a vuestros hijos, como testamento, vuestro ejemplo de obediencia, de espiritualidad y fraternidad, vuestras obras de amor hacia vuestros hermanos.

17. Entonces vuestro nombre será bendecido y recordado por las generaciones del mañana, que os amarán a través de la huella de vuestra lucha, de los actos buenos y ejemplos dignos de seguir: ¿Cómo no habéis de ser reconocidos por vuestros hijos, si vosotros sois los que vais limpiando de espinas y cardos el camino, para que ellos no se hieran? Por eso no paséis con indiferencia sobre las asperezas del sendero sin apartar los tropiezos, porque los que vengan tras de vosotros cada vez que encontraran el obstáculo o la espina, os reclamarán y habría quienes os maldijeran.

18. Tendréis que perfeccionar vuestras prácticas en mi Doctrina, para que los que vengan tras de vosotros, contemplen que fuisteis capaces de cumplir y practicar lo que a muchos parecía imposible; tendréis que demostrar que el Espiritualismo no es una fantasía, ni una Doctrina demasiado adelantada, sino que ella ha venido a manifestarse entre la humanidad a su debido tiempo, cuando el espíritu se encuentra capacitado por su evolución, para comprenderlo y ejecutarlo.

19. Este es el tiempo en que el espíritu de Elías vibra en todo el Universo iluminando a todos los mundos, todos los senderos, y todos los espíritus, despertando a los que duermen, resucitando a los muertos, y descubriendo entre las enormes muchedumbres a los que forman parte de los 144,000 señalados o marcados, que tienen desde el principio de los tiempos un cargo del Señor para la humanidad.

20. Así he formado ahora, con espíritus que en otro tiempo pertenecieron a las doce tribus de Israel, las nuevas familias de este pueblo, en cuya mesa se sientan los que fueron de la tribu de Rubén junto a los de Leví o Zabulón, para borrar con esto fronteras, límites y cismas. En esto hay justicia divina.

21. No trabajéis para engrandecer el nombre de un recinto ni el vuestro, trabajad para que mi Nombre y mi Doctrina sean reconocidos y honrados por vuestros hermanos. Cuando en 1950 tenga que hablaros por última vez, no será para recibir al pueblo dividido en grupos o recintos; Yo recibiré al conjunto de mis labriegos sin juzgar cuál recinto practicó mejor mis enseñanzas y cuál fue el que no supo someterse a mi voluntad.

22. No contaré el número crecido o escaso de labriegos que cada recinto albergue, recibiré de cada corazón su tributo y con todos haré un solo corazón donde edificar mi Santuario.

23. Elías ha sido en vuestro camino y su potestad os ha hecho vencer en la lucha contra los incrédulos, los fanáticos y los materialistas.

24. Él unió el pueblo en el Primer Tiempo, cuando lo dividió el cisma; y en este tiempo, espiritualmente con su luz de amor, vino a uniros nuevamente.

25. Recordad que en aquel tiempo el pueblo se dividió en dos reinos, quedando diez tribus de una parte y dos de la otra; la parte mayor había caído en idolatría y se había convertido en adoradora de Baal. Entonces surgió Elías entre ellos, para dejar manifiesta mi gloria, mi existencia y mi poder ante los paganos, y les habló así: “Yo, Elías, vengo en nombre de Jehová, vuestro Dios, a quien habéis desconocido y delante del cual habéis levantado falsos dioses e ídolos; vengo a deciros que pongáis a prueba el poder de ellos, que yo invocaré también la presencia de Jehová, mi Señor, y aquel que fuese oído, poseerá el Dios verdadero”.

26. Los adoradores de Baal aceptaron, haciendo un holocausto, invocaron a su dios y le pidieron les enviase fuego, para mostrar su existencia y poder. Durante días y noches los sacerdotes y las multitudes estuvieron invocando con danzas y festines al falso dios, mientras el holocausto permanecía inalterable. Elías, entonces, construyó su holocausto sobre un altar formado por doce piedras que representaban las doce tribus del pueblo de Dios, invocó a Jehová y le dijo: “Señor, yo, tu siervo, te ruego te manifiestes ante éstos que te han desconocido, para que vuelvan a adorarte y glorificarte”. Y el Padre tuvo a bien manifestarse en medio de una tempestad de la cual brotó un rayo que cayó sobre el holocausto del profeta, incendiándolo. Y los idólatras, los ciegos e infieles, comprendieron que el enviado del verdadero Dios era Elías, el profeta del fuego en el cual desaparece todo mal y con cuya luz se iluminan las tinieblas.

27. Ese es el que preparó el camino para que Yo llegase a vosotros, el que reunió en este tiempo espíritus que fueron de aquellas doce tribus, los cuales ahora se encontraban como rocas, para hacer descender sobre el nuevo holocausto el Rayo universal de mi Divinidad, porque nuevamente estabais divididos y distantes, mas esta luz volvió a uniros por una eternidad.

28. Ahora os digo: Bienvenidos seáis todos, lo mismo el primero que el postrero, el discípulo que el párvulo, el ferviente que el incrédulo.

29. Os preparo a todos porque el mundo os pedirá pruebas de mi nueva manifestación.

30. Muchas religiones existen en esta Tierra, pero ninguna de ellas unirá a los hombres ni hará que se Amen los unos a los otros. Será mi Doctrina espiritual la que realice esta obra. En vano será que el mundo se oponga al avance de esta luz. Cuando la persecución de mis discípulos sea más intensa, los elementos se desencadenarán, pero se apaciguarán por la oración de estos labriegos, para que la humanidad contemple una prueba de la potestad que les he dado.

31. No durmáis para que no vayáis a quedar confundidos entre el dolor y el caos del mundo, después de haberos elevado Yo por sobre todo ello.

32. No desperdiciéis este tiempo confiados en que vendrá otro mejor, porque llegará el instante que está marcado para que retornéis al Valle espiritual y entonces, aunque pidáis la prolongación de vuestra vida, para desempeñar vuestra misión, encontraréis mi justicia, que os dirá que esta oportunidad ha pasado.

33. Reconoced que tenéis la misión de recibir en vuestro seno al caminante cansado y al pecador extenuado por el vicio, que en vuestro ejemplo, en vuestros consejos y enseñanzas hallarán su regeneración.

34. No vengo a vosotros como Juez, porque os veo venir a Mí en busca de consuelo para mitigar las penalidades terrestres. Mas os enseño para que hagáis con vuestros hermanos lo que Yo hago con vosotros. Recordad que cuando os he confiado esta heredad espiritual, os he dicho: “Dad a vuestros Semejantes, los necesitados, que si por ellos descuidaseis a los vuestros, Yo por ellos velaré”.

35. Esta Doctrina no será defendida con armas homicidas, las únicas armas que os he confiado para que luchéis por ella, son las palabras de luz y las obras de amor; quien bien las esgrima, verá como ante ellas caen destruidas las malas intenciones y los ataques que sufriere.

36. Cuando tratéis de exhortar al bien a un pecador, no lo hagáis amenazándole con mi justicia, con los elementos o con el dolor en caso de no regenerarse, porque le infundiréis aversión hacia mi Doctrina. Mostrad al verdadero Dios, que es todo amor, caridad y perdón.

37. No sois los únicos sobre quienes ha venido la Luz del Espíritu Santo en este Tercer Tiempo; esta Luz está dentro y sobre toda criatura humana, en todo espíritu, así como ante vosotros se ha abierto este tiempo como una ocasión preciosa para elevaros, también se ha presentado ante los ministros, sacerdotes y pastores de todas las religiones como una oportunidad, para enmendar yerros y cumplir con la voluntad del Padre.

38. Vosotros, buscad agradarme; para ello tendréis que agradar a vuestros hermanos. Ellos escucharán con atención la Buena Nueva, si con verdaderas obras de amor dais testimonio de mi verdad.

39. Después de 1950 no volveréis a escuchar mi palabra bajo esta forma, pero ya os he enseñado cómo podréis lograr la comunicación de espíritu a Espíritu, haceos dignos de ella por la elevación y buena práctica de mis enseñanzas; no quedaréis sin mis inspiraciones y mis nuevas revelaciones.

40. Los sitios donde os reunís, no serán engalanados con ornamentos, buscando agradar con estas galas a mi Divino Espíritu. Mi presencia será sentida mejor en la humildad y en la sencillez.

41. Yo prepararé hombres fuertes que comprendan e interpreten mi Doctrina en forma limpia, para que sean estímulo entre las multitudes, y la niñez vea en ellos un buen ejemplo, porque este pueblo será simiente de fraternidad, unificación y concordia.

42. He querido que al final de este tiempo en que me estoy comunicando, forméis una familia en la que se Amen los unos a los otros, que el dolor de uno sea sentido por los demás, como corresponde a verdaderos hermanos, comprended que habéis brotado de un mismo Padre. Cuando alcancéis este ideal, vuestra fuerza será invencible.

43. No juzguéis el valor de vuestros propios dones ni los comparéis con los de vuestros hermanos. No digáis que a unos les ha sido dado más que a otros; porque habiéndole dado a cada quien sus dones y su misión, cada criatura va recogiendo en el camino de su vida el fruto de su amor y de su perseverancia, así como también el de sus faltas y desvíos. En los distintos cargos que dentro de mi Obra desempeñáis, existe justicia, restitución y también premio, pero ninguno sabe si lo ha logrado por méritos o por una deuda contraída con su Señor.

44. Mi enseñanza será inolvidable para vuestro espíritu, lo mismo en la Tierra que en el Valle espiritual. Ya nunca más será rebelde en su jornada y estando en contacto con su Padre, siempre podrá escuchar su voz, porque Yo soy la Luz del mundo, el que a Mí viniere no perecerá.

45. La unión de la carne humana con el espíritu, Yo la hice. Así formé al primer hombre, a quien desde un principio le revelé mi Ley por medio de diferentes manifestaciones, para hacerle reconocer el amor que debe guardar a su Señor y a sus Semejantes.

46. Mis enseñanzas han hecho que la humanidad se reconozca como hija del Padre. He aquí por qué os digo, que las guerras entre los hombres no tienen fundamento, porque el Creador ha capacitado a todos para razonar, sentir y comprender, mas no todos razonan a través de la Conciencia y menos valorizan su propio espíritu, porque se dejan llevar de sus ambiciones terrestres. El hombre debería tener siempre presente que es parte de Mí mismo, que está hecho a mi imagen y semejanza.

47. Pronto sabrá que ha venido más de una vez a este planeta, mas no a confundirse o a perderse en él. Entonces comprenderá que ese cuerpo que posee y que tanto ama, sólo es un instrumento del espíritu al cual se encuentra unido mientras vive en este mundo.

48. Vosotros habéis sido testigos de este advenimiento, habéis recibido mis revelaciones y enseñanzas y habéis contemplado mis manifestaciones.

49. Para muchos hoy son incomprensibles estas lecciones, y sin embargo, llegado el momento las comprenderán a través de vuestra palabra y de vuestras obras. Mi palabra viene a iluminar el pensamiento humano, su luz llegará a todos los espíritus para conducirlos hacia el camino de la verdad, apartarlos del fanatismo, despertándolos y haciéndoles oír la voz de su Conciencia.

50. De distintas formas me he valido a través de los tiempos para venir a vosotros, hasta llegar a hacerme humano en Jesús. La forma en que ahora me tenéis, es la más elevada y profunda, porque me sentís, me palpáis y oís a través de vuestra elevación espiritual y de vuestra inspiración.

51. Para comunicarme a través del entendimiento humano me limito, según la capacidad de aquel por quien hablo y de quienes me escuchan. Hay quienes escuchándome, no pueden comprenderme, en cambio otros sin oírme, me comprenden. Los que ahora me habéis oído, sois los llamados en este Tercer Tiempo para dar un paso más hacia la espiritualidad.

También en los primeros tiempos, el pueblo se levantó a la voz de los profetas para abandonar su idolatría. Habéis sido hasta ahora el pueblo conservador de tradiciones, pero que en el fondo de vuestro ser esperabais mi nuevo advenimiento para abandonar inútiles tradiciones y vanos ritos, a cambio de la espiritualidad que es culto interior de humildad, caridad y amor.

52. Os estoy dejando este Mensaje que habéis de llevar más allá de los mares. Mi palabra cruzará por el viejo continente y llegará hasta los hombres de Israel, que en lucha fratricida se han levantado por un pedazo de tierra, sin darse cuenta de la miseria de su espíritu. No podéis comprender la prueba por la que pasará el mundo. Todos esperan la paz y ésta sólo será efectiva hasta después de que los elementos hayan dado testimonio de Mí.

53. Los hombres no sienten ya temor ante mi justicia. La guerra ha sido cruel y la humanidad no se regenera y no es que Yo castigue los pecados humanos con la guerra; si mi justicia la permite, es porque el hombre tiene que depurarse.

54. Muchos son los que se llaman “hijos de Dios”, pero muy pocos los que en verdad me reconocen, porque a mi Divinidad debéis buscarla con el espíritu. Mas ya está entre vosotros el tiempo del despertar, del resurgimiento, de la resurrección. Después de la siembra, vendrá el fruto, mas éste no será solamente producto de la evolución humana, sino también obra de mi poder celestial. Es menester que os preparéis y contribuyáis para que las nuevas generaciones puedan florecer y dar buenos frutos. Procurad que vuestra fe no disminuya, porque después de 1950, tendréis que testificar y profetizar la verdad de mi Doctrina.

55. Juan, mi discípulo, contempló los acontecimientos que habían de ser. Por mandato divino contempló lo futuro y lo dio a conocer para salvación de la humanidad. Él contempló que los marcados se salvaban. Vosotros sois de los señalados y no pereceréis, ni los que a vosotros se acerquen como último refugio.

56. Vuestros labios serán heraldos que den a conocer mi palabra a la humanidad.

57. Pueblo de Israel: Os he preparado para acariciar y ungir a los enfermos, para multiplicar el pan de los que sufren escasez y para llevar la paz a vuestros hermanos.

58. Vengo en este día a escudriñar vuestra siembra, lo que habéis cosechado, y a preguntaros: ¿Cómo habéis conducido a vuestros hijos y si habéis preparado el camino a las generaciones que han de venir?

59. Buscáis a cada instante mi huella y me decís: “¿Cómo debo conducirme en éste o en aquél trance?” Yo os digo: Mi palabra lo enseña todo, estudiadla y en ella encontraréis la solución que buscáis.

60. El camino que transitáis es escabroso, mas cada paso, cada obra que hagáis dentro de mi Ley, os acerca a la finalidad que todo Espiritualista tiene.

61. Vuestra restitución es grande y por lo mismo, vuestro dolor también lo es, mas cuando hayáis pagado vuestras deudas y hayáis labrado vuestra salvación, comprenderéis que no fue vano el dolor y que vuestro destino es justo.

62. ¿Por qué no os habéis servido los unos a los otros, como lo hace el siervo con su Señor? Comprended que no es menos el que sirve, porque su humildad lo eleva y dignifica.

Todos los mandatos que os he dado, podéis cumplirlos, ellos están al alcance de vuestra capacidad y virtud. Os he dicho que os améis y que hagáis caridad sin interés alguno; que no esperéis de vuestro hermano la recompensa, que el metal no es el precio de vuestro amor o sacrificio por los demás.

63. Perdonaos unos a otros y en esto encontraréis alivio para vosotros y para el que os ha ofendido. No llevéis sobre vuestro espíritu el peso del odio o del rencor, sed limpios y habréis encontrado el secreto de la paz y viviréis como apóstoles de mi verdad.

64. En este día recordaréis a los seres que os pertenecieron en la Tierra: Vuestros padres, hijos o hermanos, y hay quienes en medio de su confusión me reclaman por haberles llevado al Valle espiritual, y les digo: Los lazos de amor que os unían, no se han roto, todos vivís dentro de este Universo e iréis de una escala a otra hasta llegar al fin, y ahí os encontraréis todos. Esos seres por quienes me pedís, no han muerto, viven y hay en su espíritu mayor claridad que en vosotros. Están iluminados, y lejos de haberles perdido, son para vosotros báculo y consuelo en las penas, intercesores y protectores; a ellos uníos, porque a Mí están unidos por el amor y la Conciencia. No sufren, están conformes, porque se encuentran evolucionando y perfeccionándose para llegar a mi Seno.

65. María, vuestra Intercesora, envía sobre el mundo su ternura, su fortaleza y su paz.

66. A ninguno distingo, todos sois iguales ante Mí; en todos he puesto la misma gracia, la misma vida y la misma heredad, todos estáis formados a mi imagen y semejanza.

Mas en la Tierra sois diferentes los unos de los otros; contemplad cómo vuestra misma materia no encuentra otra igual en la Tierra; todos lleváis diferente faz y diferente nombre, y manifestáis distintos dones en la lucha por la vida, unos en una forma y otros en otra, y es por ello que levantáis distintas cosechas.

67. Pero en verdad os digo, que cuando los espíritus llegan a la suma perfección, todos son iguales entre sí y ante su Señor.

¿Quién es aquél que verdaderamente me sigue? Me sigue aquél que me ama amando a su prójimo como a sí mismo, aquél que no es idólatra ni fanático, aquél que perdona a su enemigo, aquél que se olvida de sí mismo por pensar en los demás; ése es el que me sigue.

¡Ah, sí vuestros labios que hoy enmudecen se abriesen, cuánta salvación brotaría de ellos! Mas he aquí que os vence el temor y la pereza, os acomete la duda y por ello aún no os habéis levantado a cumplir vuestra elevada misión.

68. Aprended a penetrar en el corazón de vuestros hermanos; hacedlo con respeto, porque de cierto os digo, que el corazón del hombre es mi Templo, sin importar cuán pecador, blasfemo o indigno de Mí lo juzguéis.

¡Ay, de vosotros si no respetaseis ese Templo! Podrá estar la llama apagada, podrán estar marchitas sus flores y el altar derrumbado, mas en verdad os digo: “He ahí mi Templo, Templo creado por Mí desde un principio para habitar en él”. Penetrad, pues, en el corazón de vuestros hermanos de puntillas y con respeto, y mirad que al entrar en él sin la preparación y elevación que es producto de la oración, profanaríais ese Templo.

69. Si queréis avivar la llama, si queréis dar riego a las flores y deseáis reconstruir el altar en el corazón de vuestro hermano, preparaos antes con la oración breve pero sentida y así, elevados y preparados, hablaréis y seréis escuchados.

70. Para levantar buen fruto, pueblo, debéis tener paciencia y perseverancia. ¿Por ventura en el mundo levantáis cosecha el mismo día de la siembra? ¿Por qué entonces esperáis recoger al instante el fruto que habéis sembrado en el corazón humano, que suele ser más duro que las mismas piedras? ¿Queréis acaso recoger el fruto de convicción y de fe del corazón de los incrédulos al momento de haber sembrado?

71. No, pueblo amado; no todas las tierras son fecundas ni todas son fértiles. Las hay endurecidas y las hay estériles. ¿Qué haréis cuando os topéis con esos corazones endurecidos? Hablarles de las enseñanzas divinas, fecundándolos con vuestros buenos ejemplos, preparando el surco para dejar caer la buena simiente, y después, velando por vuestra parcela, procurándole el riego necesario; y sólo entonces, cuando sea llegado su tiempo, la simiente florecerá y esa tierra dará buen fruto, porque ni una sola de mis palabras se perderá.

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