Enseñanza 088

1. Cuán grato me es el canto de las aves y el perfume de las flores; mas de cierto os digo, que más halaga a mi Espíritu vuestra oración, cuando llega a Mí envuelta en pensamientos puros y con firmes propósitos de enmienda.

2. Dudáis de llegar a tener la inocencia de un ave o la belleza de una flor, porque solamente os juzgáis a través de vuestra pobre indumentaria o por algún defecto físico de vuestra envoltura, mas no miráis al espíritu, a ese ser dotado de belleza y gracia celestial.

El espíritu es luz, inteligencia, amor, sabiduría, armonía, eternidad, y de todo esto carecen las aves y las flores. Buscad la belleza del espíritu, y ella será en vosotros como un espejo que refleje fielmente la faz del Creador. No os afanéis tanto por vuestra belleza exterior, aunque sí os digo, que no descuidéis nada de vuestro ser.

3. La limpieza del cuerpo no está en contra de la espiritualidad, mas no olvidéis que el espíritu está antes que el cuerpo. Recordad que ha tiempo os dije: “Limpiad el vaso por fuera y por dentro”.

4. Si alguno llegara a pensar que es demasiado simple mi palabra para venir de Dios, Yo le digo, que tome en cuenta que son los sencillos y los rudos los que han venido a oírme y debo hablarles a ellos en la forma que me entiendan; mas si queréis ideas y conceptos más profundos, os digo a todos los que han juzgado pobre mi manifestación, que se preparen y se comuniquen de espíritu a Espíritu con mi Divinidad, que es lo que estoy esperando de los hombres, y entonces a sus mentes vendrá una inspiración tan profunda, que tendrán que decirme, que no les hable en esos términos que tan sólo Dios puede entender. Nuevamente os digo como en el Segundo Tiempo: “Os he entregado lecciones terrenales y no creéis; ¿cómo creeríais si os dijera las celestiales?”

5. Cuando el corazón encierra buena fe y la mente se halla libre de prejuicios o de ideas confusas, la vida se aprecia mejor y la verdad se contempla con mayor claridad. En cambio, cuando en el corazón se lleva escepticismo o vanidad y errores en la mente, todo parece confuso y hasta la misma luz parece tiniebla.

6. Buscad la verdad, ella es la vida; pero buscadla con amor, con humildad, con perseverancia y con fe.

7. No penséis que me sienta ofendido si alguno no cree en mi presencia dentro de esta manifestación, porque en nada se afecta mi verdad. ¡Cuántos hombres han dudado de que exista un Ser Divino que haya creado todas las maravillas del Universo, y no por eso el Sol ha dejado de darles su luz!

8. ¡Cuántos caminos inciertos y cuántas riquezas superfluas habéis tenido que dejar para seguir esta huella, pero cuán pronto habéis sentido la paz y la fortaleza como compensación a vuestras renunciaciones! Es que no podríais ser de mis emisarios si antes no hubieseis modificado vuestra vida.

9. Son las lámparas de fe las que iluminan al mundo y Yo quiero que vosotros seáis los portadores de esa luz. ¡Ah, sí supieseis que con fe y buenas obras todo lo podríais obtener!

10. Haced acopio de armas espirituales, porque los malos tiempos se acercan, mirad como ha fructificado el mal en el mundo. Sobre tantos desórdenes y confusiones, está brillando la Luz de mi Espíritu intensamente y penetrando en todos los pueblos de la Tierra. Nada podrá opacar mi Luz; observad como a cada paso está tocando al espíritu del hombre, mostrándole la verdad como un camino seguro.

11. Es necesario que sepáis que esta vida os ha sido dada, para que vuestro espíritu logre dar un paso hacia adelante en la Escala de Perfeccionamiento y Adelanto, mas no basta que estas enseñanzas las conozca el espíritu, si al tratar de revelárselas a la carne no es oído.

12. En este tiempo los corazones son tierras áridas en las que el espíritu no ha podido hacer germinar su semilla, y es por eso que Yo, sabiendo hace mucho que la humanidad habría de llegar a este grado de materialismo, os hice la promesa de volver, promesa que estoy cumpliendo entre los hombres.

13. He llegado como el Divino Sembrador a buscar vuestro espíritu perdido entre las sombras del pecado, para depositar nuevamente en él la simiente de amor, y decirle que la siembre y cultive en el corazón que se le ha confiado.

14. Ved como os horrorizáis ante las noticias que recibís de las naciones en guerra, los que os ha movido a orar. Y os digo, que está bien que oréis, pero además de ello, debéis hacer que la paz penetre en vuestro corazón, para que de él pueda brotar amor y caridad cuando queráis compartir con alguien esas virtudes.

15. Hoy tenéis la misión de hacer la paz entre los hombres, de llevarlos a la reconciliación, de inspirarlos a Amarse los unos a los otros, porque en el fondo de esa sublime misión existe una antigua deuda que tenéis contraída con vuestro Señor y con vuestros hermanos de los distintos pueblos de la Tierra. ¿Quién sabe lo que sembró en los tiempos pasados? ¿Quién conoce sus obras en vidas anteriores?

16. No ha bastado la intuición que vuestro espíritu ha derramado en vuestra materia para haceros presentir, y con ello aceptar vuestra restitución; he tenido que humanizarme haciéndoos escuchar mi voz a través del hombre, para haceros mirar con claridad todo lo que os habéis obstinado en ver como misterio y que es tan natural como lo es para el cuerpo nacer, crecer y morir.

17. Si vuestra ciencia os va revelando los profundos misterios de la vida humana, ¿por qué una ciencia superior, como lo es mi Sabiduría divina, no habría de venir a iluminaros con el conocimiento de la vida espiritual y eterna?

18. He empezado por haceros saber quiénes habéis sido y quiénes sois, para luego daros una idea de quiénes seréis.

19. “Creced y multiplicaos”, dije al hombre al hacerle aparecer sobre la Tierra; palabras semejantes le dije a vuestro espíritu cuando le hice surgir a la luz de la vida.

20. Conociendo ya esto, ¿quién puede saber hasta dónde puede llegar el espíritu en su elevación?; ¿quién de vosotros puede imaginar hasta dónde han llegado en su perfeccionamiento los que más se han acercado a Mí?

21. El espíritu es como una semilla que he depositado en cada hombre, amadla, dejadla crecer, cuidadla, ella germinará en vosotros y se multiplicará en virtudes y perfecciones que serán para vuestra dicha y para gloria de Quién os dio la existencia.

22. Recibo vuestro tributo de amor y os bendigo. Todos llegan trayendo en su corazón un fardo de penas, mas al sentir mi presencia olvidan sus aflicciones, porque se dan cuenta de que el mejor bálsamo se encuentra en la Palabra divina. Yo recibo de cada quien su ofrenda, la que en unos es de fe y en otros de amor.

23. Aquí me tenéis como Padre y como Maestro, vengo en Espíritu; mas no porque vuestros ojos humanos no me vean, dudéis de mi presencia.

24. Desde lo perfecto desciendo por la escala de evolución espiritual que le fue mostrada a Jacob en una revelación, para que en cada morada sea escuchada mi voz.

25. A fin de que la humanidad tuviese la certeza de que le estoy hablando espiritualmente y de que es mi Voz celestial la que derrama sus enseñanzas en vuestro espíritu, me he comunicado por el entendimiento del hombre ignorante y sencillo para anunciaros en esta forma mi comunicación de Espíritu a espíritu.

26. Este Mensaje es para toda la humanidad, mas ahora se lo confío a este pueblo, para que él como emisario de su Maestro, lo haga llegar a las naciones, pueblos y comarcas. Es la luz que hará que los hombres no caminen a ciegas en los tiempos de lucha.

27. Que no espere el mundo un nuevo Mesías; si os prometí volver, también os di a entender que mi venida sería espiritual, mas la humanidad nunca ha sabido prepararse para recibirme.

28. En aquel tiempo los hombres dudaron de que Dios pudiera ocultarse en Jesús, al que juzgaban un hombre igual a los demás y tan pobre como el que más. Sin embargo, después, y ante las obras poderosas de Cristo, la humanidad se convenció de que en Aquél hombre que nació, creció y murió en el mundo, estuvo el Verbo de Dios.

Y sin embargo, en este tiempo, muchos hombres sólo aceptarían mi venida si fuese humanizada como en el Segundo Tiempo. Las pruebas de que vengo en Espíritu a comunicarme con la humanidad no serán por todos aceptadas, a pesar de los testimonios, porque el materialismo será como venda de oscuridad ante los ojos de algunos.

29. ¡Cuántos quisieran volver a ver a Cristo padecer en el mundo y recibir de Él el milagro, para creer en su presencia o en su existencia! Mas de cierto os digo, que en esta Tierra no volverá a haber un pesebre que me vea nacer como hombre, ni otro Gólgota que me vea expirar. Ahora me sentirán nacer en su corazón todos los que resuciten a la Vida Verdadera, como también me sentirán morir en su corazón todos los que se obstinen en el pecado.

30. Trasladad de lo material a lo espiritual y de lo humano a lo divino cuanto hizo Jesús en aquel tiempo, y tendréis su pasión presente en vuestra vida.

31. Algunos de los que me han estado esperando fervientemente, en el instante de llegar a ellos no han sentido mi presencia, porque tenían una idea preconcebida de la forma de mi llegada, y esa idea no estuvo de acuerdo con la realidad.

Cuando me presenté a este pueblo, él me esperaba con un presentimiento que era la intuición de su espíritu, mas él nunca se había forjado una forma determinada de mi venida; así fue que, cuando Elías, el precursor, comunicándose por el entendimiento de quién fue elegido entre los primeros llamados de este tiempo, les anunció mi palabra e inspiró a aquellos testigos de las primeras manifestaciones a prepararse, ellos se llenaron de gozo y de fe, porque sintieron que el Señor venía a los hombres y que la forma de presentarse estaba de acuerdo con lo que predijeron los profetas de los primeros tiempos y con lo que más tarde el Maestro prometió.

32. Discípulos amados, que habéis oído muchas veces esta voz en el tiempo de mi comunicación por el entendimiento humano, recreaos con la enseñanza que os traigo, porque mañana tendréis que explicarla a vuestros hermanos.

33. Si en ocasiones os repito la misma lección, mirad que siempre os la doy en forma diferente, para que la comprendáis mejor.

34. Ciertamente todos sois hijos de la luz, puesto que habéis nacido de Mí, pero mientras unos habéis perseverado en el bien, cuidando que su luz no se empañe, otros os habéis perdido por los inciertos caminos que llevan al espíritu a las tinieblas. Las bajas pasiones, el egoísmo, el orgullo, el materialismo, la ignorancia y todo vicio, son las tinieblas que nublan la razón, que ahogan los sentimientos y alejan a los hombres del camino que le señala la voz de su Conciencia.

35. Cuántos y cuántos espíritus se han ausentado de mis sendas y han visto apagarse su luz interior, mas llegará la hora en que ellos mismos se levanten en busca de la claridad de mi luz, cansados de errar en las tinieblas.

36. De mi Espíritu brotan destellos en número infinito, destellos que van a depositarse en cada uno de mis hijos, a semejanza del maná que alimentó al pueblo en el desierto.

37. Todo cuanto miráis que acontece en este tiempo, tanto en lo espiritual como en lo material, ya había sido anunciado.

38. Hubo hombres en los tiempos pasados que predijeron todo lo que vive en estos instantes la humanidad; esos hombres fueron mis profetas, hijos de la luz, que amonestaron a los pueblos para que encauzaran sus pasos por los caminos del bien. Aquellos profetas predijeron las tinieblas de la desolación y de la destrucción, a causa de la indiferencia de la humanidad ante los llamados de su Señor.

39. Ahora podéis preguntaros los que os sentís indignos de mi gracia: ¿Cómo es que ha habido hombres a quienes Dios les ha mostrado su luz y les ha hecho oír su voz al comunicarles sus mensajes y, en cambio, se ha ocultado a la mirada de la mayoría de sus hijos? A lo cual os respondo: Que esos hombres que han logrado comunicarse con mi Espíritu, no han gozado de ningún privilegio; solamente han procurado conservar la luz de su espíritu con pureza, a fin de permitir que la inspiración y el pensamiento de Dios se reflejen en su mente.

40. ¿No os dije por boca de uno de esos iluminados, que llegaría un tiempo en que todo ojo me vería? Ahora os digo, que ese tiempo será aquél en que los hombres preparen su espíritu para sentir mi presencia. ¿Dónde está el privilegio de unos cuantos si son dones propios de todo espíritu?

41. Así como habéis visto que vuestra ciencia humana ha logrado transformar la vida de los hombres, también veréis como en poco tiempo mi Doctrina transformará vuestra existencia.

42. La razón, la justicia y el amor, vendrán a ocupar el lugar que les corresponde en el corazón de quienes han pretendido vivir sin virtud, siendo ésta la esencia y la razón de la existencia, tanto del espíritu como del cuerpo.

43. Mas cuando los hombres vivan en la verdad, veréis surgir del corazón de la humanidad un nuevo culto lleno de sencillez y de espiritualidad. El fanatismo religioso, los prejuicios y la idolatría, caerán deshechos ante la luz de la verdad que irradiará cada Conciencia.

44. Los hombres serán grandes en la virtud y humildes ante mi voluntad y ante mi Ley, y los que se han creído dioses en la Tierra, porque sólo han buscado poderío terrestre, menospreciando las joyas del espíritu, tendrán que pasar por grandes pruebas.

45. Laborad Conmigo, que Yo daré a todos parte en mi Obra y así llegaréis a ver realizado cuanto os he anunciado.

46. Dadme morada en vuestro espíritu, comprended que vengo buscando el Templo imperecedero que ahí debéis levantarme. Quiero vivir en vuestro corazón y hacer sentir mi presencia en cada una de vuestras buenas obras y deseo que en el interior de ese Santuario, arda la lámpara inextinguible de vuestra fe.

47. Discípulos del Tercer Tiempo: Uníos todos a mi palabra, para que hagáis que el momento de levantaros a esparcir mi Doctrina os encuentre preparados.

48. Vuestra responsabilidad ante vuestro Señor y ante vuestros Semejantes, es inmensa. Haced que la verdad brille, vivid para ella y si es preciso, morid por ella.

49. Tened presente que el amor de vuestro Padre se hizo carne en Jesús y que aquella vida fue consagrada a predicar y sostener la verdad. Tomad el ejemplo de vuestro Maestro, mas si os sintieseis débiles para seguir mis pasos, dejadme penetrar y vivir en vuestro corazón y os aseguro que mi presencia os fortalecerá en la lucha.

50. ¿Por qué teméis no ser útiles? Volved vuestros ojos al pasado y mirad que en el Segundo Tiempo, habiendo en Judea hombres que eran tenidos por sabios y otros que alardeaban de limpio corazón, ni a unos ni a otros elegí para formar mi apostolado. Fueron doce varones pobres, rudos, sencillos y humildes los que escucharon mi llamado cuando les dije: “Venid y seguidme”.

51. Ahora os digo, que no he venido a servirme de sabios ni de justos, sino de humildes, de hambrientos de paz, de amor y de luz. Entonces, id por los caminos de la Tierra sin temor a que los hombres os coronen de espinas con su ingratitud, con sus burlas y con su dureza, confiando en que habrá de llegar el tiempo en que entiendan el Mensaje que les llevasteis.

52. Perdonad las ofensas que la humanidad os hiciere, diciendo como Yo dije en la cruz: “Perdónales, Padre mío, porque no saben lo que hacen”, y pensad que los hombres llevan una cruz tan pesada y una corona tan dolorosa, que ninguno de vosotros puede imaginar.

53. Llevad en vuestra palabra, así como en vuestra mirada y en vuestro corazón, la aurora que anuncie a los que sufren, el amanecer de un tiempo de justicia.

54. Ayer vuestro corazón era una tumba en donde guardabais mi Nombre como algo sin vida, hoy esa tumba se ha convertido en un altar donde brilla la antorcha de la fe. ¿Por qué ese altar no ha de convertirse en una escala espiritual por la cual ascendáis, haciendo que lleguen a Mí todos los que rescatéis?

55. El tiempo de vuestra predicación se aproxima y si en él penetráis preparados como es mi voluntad, os maravillaréis de oíros hablar de sucesos que nunca visteis, pensasteis ni escuchasteis.

56. Todo ello será cuando vuestros pasos comiencen a afirmarse en el camino de la Verdadera Vida, y por instantes os sentiréis en el Reino de Dios.

57. Veo que la esperanza alienta a algunos de mis discípulos, en los que creen firmemente en que el poder de mi amor y la fuerza de la verdad tendrán que convertir a esta humanidad.

58. Otros en cambio, se muestran escépticos, porque no conciben a ese mundo que os estoy anunciando, con hombres y pueblos que se Amen los unos a los otros y con una humanidad que sepa ofrecer a su Señor un culto espiritual, libre de toda mistificación.

59. Si creéis en Mí, debéis confiar en que mi fuerza es infinitamente mayor que la del pecado de los hombres y que por lo tanto cuando el pecado ceda ante la luz de la verdad y de la justicia, el hombre y su vida tendrán que cambiar.

60. ¿Imagináis la vida en este mundo cuando los hombres hagan la voluntad de Dios?

61. Pensad, pensad en todo esto, para que en vuestro corazón vaya tomando forma el anhelo de que ese tiempo llegue, aunque los que vivan no seáis vosotros, sino los hijos de las generaciones futuras.

62. Os digo nuevamente, que no temáis a la lucha y decid con toda naturalidad a vuestros hermanos, que el Señor ha venido entre vosotros.

63. Decidles que el que murió en la cruz fue Jesús, el cuerpo donde Cristo se ocultó, el Templo viviente donde habitó el Verbo de Dios; pero que Cristo el Divino Amor, vive y viene en Espíritu hacia sus hijos, para enseñarles el camino que les conducirá a su Reino espiritual.

64. Si os preguntan: “¿En dónde estaba Yo mientras llegaba la hora de mi vuelta?” Decidles que estaba en cada espíritu, esperando que el corazón de la humanidad me deseare y que su voz me llamare.

65. Hablaréis, sí, pueblo; hablaréis para que los sordos escuchen y diréis a todos que hoy no he venido en cuanto hombre, por lo tanto la dulce María no vino en este tiempo a la Tierra a servirme de Madre. Si os preguntan por Ella, decid que su Espíritu habita en el Santuario del Eterno, desde donde envía sobre todos sus hijos, los efluvios de su infinita ternura.

66. Estoy leyendo en el interior de vuestro corazón y mientras unos dicen, que no es posible que Yo venga a vosotros, considerando que vuestros pecados os hacen indignos de tanta gracia, otros piensan que son precisamente esos errores, la causa de mi presencia entre vosotros. A Mí me place que deliberéis y que no dejéis pasar desapercibida mi palabra, porque de vuestra meditación y de vuestro estudio dependerá vuestro adelanto.

67. ¿Veis como he leído en vuestro corazón? Por eso os digo, que más lejos tenéis las pestañas de vuestros ojos, que mi presencia de vosotros; por lo tanto, quien se avergüence de sus pecados, reconozca que Yo soy el Perdón y en mi palabra purifíquese.

68. Estimad el valor de cada una de mis lecciones, oídme con atención, despertad.

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