Enseñanza sobre el Matrimonio
Libro de la Vida Verdadera
Enseñanza sobre el Matrimonio
A la mujer que os diere por esposa la cuidaréis, la honraréis y en ella haré fructificar vuestra simiente. No quiero que habléis de verdad y rectitud y vayáis deshojando las rosas, abandonándolas después, porque estaréis profanando mi Ley. Respetad tanto lo que es vuestro, como lo que es de los demás; sed justos y fomentad la paz en la Tierra. En cierto, llegará el momento en que estaréis preparados para hablar de sumisión, de amor y de perdón. 1-8-29
En un principio el ser humano fue dividido en dos partes, creando así los dos sexos: El uno, el hombre, el otro, la mujer; en él fuerza, inteligencia, majestad; en la otra ternura, gracia, belleza. El uno, la simiente, la otra, la tierra fecunda. He ahí dos seres que sólo unidos podrán sentirse completos, perfectos y felices, porque con su armonía formarán una sola carne, una sola voluntad y un solo ideal. 2-38-28
A esa unión, cuando es inspirada por la Conciencia y por el amor, se le llama: Matrimonio. 2-38-29
La Ley del Matrimonio descendió como una luz que habló a través de la Conciencia de los primeros, para que reconociesen que la unión del uno con la otra, significaba un pacto con el Creador. El fruto de esa unión fue el hijo, en el que se fundieron la sangre de sus padres, como una prueba de lo que atareis ante Dios, en la Tierra no podrá ser desatado. 2-38-30
Esa dicha que el padre y la madre sienten cuando han dado un hijo al mundo, es semejante a la que sentí cuando me hice Padre dando vida a mis hijos muy amados. Si después, por conducto de Moisés os entregué leyes para que supieseis elegir la compañera y no codiciaseis la mujer de vuestro prójimo, fue porque la humanidad, en virtud de su libre albedrío, se había perdido en las veredas del adulterio y de las pasiones. 2-38-31
Pasados los tiempos, vine en Cristo al mundo y con mi dulce enseñanza que es siempre Ley de Amor, elevé al matrimonio y con ello la moral y la virtud humana. Hablé en parábolas para hacer inolvidable mi palabra, e hice del matrimonio una institución sagrada. 2-38-32
Ahora que me encuentro nuevamente entre vosotros, os pregunto, hombres y mujeres: ¿Qué habéis hecho del matrimonio? ¡Cuán pocos podrán contestar satisfactoriamente! Mi institución sagrada ha sido profanada; de aquella fuente de vida, brota muerte y dolor. Sobre la blancura de la hoja de esa Ley, están las manchas y las huellas del hombre y la mujer. El fruto que debiera ser dulce, es amargo, y el cáliz que beben los hombres es de hiel. 2-38-33
Os apartáis de mis leyes y cuando tropezáis, os preguntáis angustiados: “¿Por qué será tanto el dolor?” Porque siempre los instintos de la carne han desoído la voz de la Conciencia. Ahora os pregunto: ¿Por qué no tenéis paz, si os he entregado todo lo necesario para que fueseis felices? 2-38-34
Yo he puesto en el firmamento un manto azul para que bajo él construyeseis vuestros nidos de amor, para que ahí, alejados de las tentaciones y complicaciones del mundo vivieseis con la sencillez de las aves, porque en la sencillez y en la limpia oración, puede sentirse la paz de mi Reino y la revelación de muchos misterios. 2-38-35
Varones, cuando la compañera que habéis elegido es como tierra estéril que no os ha dado frutos, habéis ido en busca de nueva tierra, olvidando que debéis ser conformes con vuestro destino y vuestra restitución. ¿Por qué culpáis al destino de vuestras pruebas y sufrimientos que encontráis en vuestro matrimonio, si vosotros mismos elegisteis ese camino? 2-38-36
Todo el que se une en matrimonio ante mi Divinidad, aun cuando su unión no esté sancionada por ningún ministro, hace un pacto Conmigo, pacto que queda anotado en el Libro de Dios, en donde están anotados todos los destinos. 2-38-37
¿Quién podrá borrar de ahí esos dos nombres entrelazados? ¿Quién podrá en el mundo desatar lo que en mi Ley ha sido unido? 2-38-38
Si Yo os desuniere, estaría destruyendo mi propia obra. Cuando me habéis pedido ser unidos en la Tierra y os lo he concedido, ¿por qué faltáis después a vuestras promesas y desmentís vuestros juramentos?; ¿por ventura no es una burla a mi Ley y a mi Nombre? 2-38-39
Algunos me preguntan: “Señor, ¿por ventura el amor humano es ilícito y abominable delante de Ti y sólo apruebas el amor espiritual?” 5-127-7
No, pueblo. Bien está que al espíritu le corresponden los más elevados y puros amores, mas también en la materia deposité un corazón para que amase y le di sentidos para que a través de ellos amase a cuanto le rodea. 5-127-8
La vida humana se la confié al mundo espiritual para que viniese a habitar en la Tierra y ya en ella poner a prueba su amor hacia Mí. Para ello dividí la naturaleza humana en dos partes, dando la más fuerte a una y la más frágil a otra; esas partes fueron el hombre y la mujer. Sólo unidos ambos seres podrían ser fuertes y felices, y para ello fue instituido el matrimonio. El amor humano es bendecido por Mí, cuando está inspirado por el amor del espíritu. 5-127-9
El amor que radica únicamente en la materia, es propio de los seres irracionales, porque ellos carecen de una Conciencia que ilumine su camino; por otra parte, os diré que de las buenas uniones tienen que brotar siempre buenos frutos y encarnar en ellos espíritus de luz. 5-127-10
Vivís el presente y no sabéis lo que tengo destinado para vuestro futuro. Estoy preparando a grandes legiones de seres espirituales, que habrán de venir a morar la Tierra, trayendo una delicada misión, y es necesario que sepáis que muchos de vosotros seréis padres de aquellas criaturas en quienes encarnarán mis enviados; vuestro deber es prepararos para que sepáis recibirles y conducirles. 5-128-8
La primera institución en la Tierra fue el matrimonio, porque dicha unión quedó consagrada por el Creador desde la primera mujer y el primer hombre. A través de los tiempos mi Ley y mis revelaciones os han hablado de lo alto de esa misión. Cuando fui con vosotros en la Tierra, gusté de visitar a los matrimonios y a las familias. Mi presencia en los hogares santificaba aquella unión y bendecía sus frutos. Hablaba a la niñez, a la juventud y a los ancianos, hablaba al mancebo y al padre de familia, a la doncella, a la esposa y a la madre, porque era menester reconstruirlo todo y dar nuevas luces sobre la forma de vivir en este mundo, que es una etapa de la vida espiritual. Mi palabra fue para todos; por eso cuando hablaba, llegaban presurosas las madres llevando de la mano y en sus brazos a los niños. Aquéllos corazones sencillos, al escuchar que Jesús les decía: “Quién conoce al Hijo conoce al Padre”, sentían que en aquella palabra estaban oyendo a Dios, y desde el fondo de su corazón decían al Maestro: “¡Aleluya, sois el Mesías que esperábamos! ¡Bendito sea Aquél en cuyo Nombre venís!” 7-199-75
Yo enaltezco al varón y el lugar de la mujer a la diestra del hombre. Santifico el matrimonio y bendigo la familia. 8-217-30
En este tiempo vengo con espada de amor a colocar todas las cosas en su sitio, ya que antes fueron puestas por el hombre fuera de él. 8-217-31
Es grande la misión espiritual de la mujer, es delicado su corazón, su mente, su seno, todas sus fibras son delicadas. Sólo así puede ser capaz de desempeñar su misión tan alta y beber su cáliz tan amargo. 8-240-3
Corporalmente son distintos el hombre y la mujer, pero espiritualmente son iguales. Todos son espíritus que luchan por su perfección. 8-240-4
Yo he colocado a la mujer a la diestra del hombre para endulzar su existencia, para llenarla de encanto. 8-240-5
Es el hombre en la vida de la mujer, escudo, guardián; su señor, porque en él he puesto mi luz, mi Ley, mi fuerza. 8-240-6
Así os he unido en este mundo, trazándoos el camino que debéis seguir. 8-240-7
En cierta ocasión fui invitado a una boda en unión de María, mi Madre en la Tierra. Quise estar con mis hijos en aquel instante trascendental en la vida de dos seres que se unen por amor. Quise contemplar la alegría de aquellos corazones y convivir con ellos su fiesta, dándoos a comprender con eso, que ninguna de vuestras sanas alegrías me es indiferente y que mi presencia no puede faltar en ninguno de los instantes importantes o trascendentales de vuestra vida y también María, la dulce Madre e Intercesora vuestra, dio una prueba de lo que es su misión para con esta humanidad, al pedir a Jesús que, haciendo uso de su poder, aumentara el vino de la fiesta que por instantes escaseaba. Yo concedí aquel prodigio por aquella bendita intercesión, por aquel Corazón de mujer, cuya fe en mi poder e intuición para pedir, son ejemplo perfecto ante vosotros. 9-262-67
Dejadme mencionar aunque sea brevemente aquellos pasajes, mas no digáis que es imprescindible que Yo vuelva al mundo, porque tendré que deciros que todo aquello que viví y hablé, quedó escrito y está presente en vuestra Conciencia. Por otra parte, deberéis reconocer que esta vida, maravillosa en todas sus fases, es un libro profundo e infinito que os habla eternamente de Mí. 9-262-68
Especialmente le hablo en este día a las doncellas, las que mañana habrán de iluminar con su presencia la vida de un nuevo hogar, que sepan que el corazón de la esposa y el de la madre, son lámparas que iluminan ese santuario, así como el espíritu es quien ilumina el Templo interior. 10-307-31
Desde ahora disponeos para que vuestra vida nueva no os sorprenda, desde ahora id preparando la senda por la que habrán de caminar vuestros hijos, aquellos espíritus que aguardan la hora de acercarse a vuestro seno a tomar forma y vida humana para cumplir una misión. 10-307-32
Sed mis colaboradoras en mis planes de restauración, en mi Obra de regeneración y de justicia. 10-307-33
Apartaos de tantas tentaciones que acechan vuestro paso en este tiempo. Orad por las ciudades pecadoras, donde las mujeres se pierden, los santuarios se profanan y las lámparas se apagan. 10-307-34
Extended con vuestros ejemplos la semilla de vida, de verdad y de luz que contrarresten los efectos de la falta de espiritualidad en la humanidad. 10-307-35
Se presentan ante Mí en este día, un mancebo y una doncella para pedirme que su unión sea bendecida y sancionada por mi amor. 12-357-1
Yo os recibo, hijos míos, no solamente en esta hora, porque siempre habéis estado Conmigo y Yo con vosotros. 12-357-2
Venís a celebrar vuestra unión y os digo: Ha mucho tiempo que estáis unidos por el destino; pero es menester todavía que los hombres celebren un acto que atestigüe la comunión, el matrimonio de dos seres, para que sea reconocido y respetado espiritual y humanamente. 12-357-3
No asistís a una ceremonia, venís a recibir una caricia, un consejo de Padre y una enseñanza de Maestro. 12-357-4
Sois dos espíritus, dos corazones, que os uniréis para formar un solo ser y una sola voluntad. Habéis estado distantes en diferentes mundos y habéis llegado a la Tierra primero el uno y después la otra, y en ese trayecto habéis sido probados en vuestro amor, en vuestra paciencia y me habéis sido fieles. Habéis sabido cumplir vuestras promesas, venciendo con amor y fe todos los obstáculos. 12-357-5
Estáis en la presencia de vuestro Señor, que engalana vuestro espíritu y lo fortalece para que cumpláis con esta delicada misión que os señalo, la más sublime que he dado al hombre dentro de lo humano. 12-357-6
Vais a penetrar en esa institución de amor, de sacrificio y de vida; de renunciación y de obediencia al destino en cumplimiento de un ideal. Y para que vuestro paso sea firme en la nueva senda, venís en pos de luz y ésta la derramo a raudales sobre vosotros. 12-357-7
Varón: Los dones que concedí al primer hombre en la Tierra, os los he dado a vos: El talento, la voluntad y la energía; también la fuerza, la vida y la simiente. Lleváis en vuestra diestra simbólicamente una espada y en la siniestra un escudo, porque la vida terrestre os ofrece una lucha en la cual, los hombres debéis ser soldados, guardianes de la paz, la justicia y la virtud, defensores de la humanidad. Yo os hago soldado de esta lucha y pongo a vuestra siniestra, junto a vuestro corazón, a una doncella. Ella es espiritual, moral y corporalmente, una flor cultivada por Mí en un huerto ameno; jardín codiciado por las pasiones humanas, el cual María, la Madre Divina, cuida y protege siempre, y riega con las aguas cristalinas y puras de su Virginidad y Castidad. 12-357-8
Me habéis pedido con humildad esta flor y Yo os la entrego con amor. Esto es lo más grande que puede poseer el hombre en esta vida. No estáis ligados a vuestros padres, porque para cumplir este destino os alejáis de ellos y quedáis en la senda de la lucha. Vuestros hijos también, cuando sea llegado el tiempo de ir en busca de su destino, se alejarán de vosotros, abandonarán el hogar paterno y sólo quedará cerca del corazón del hombre la compañera de su vida, la mujer que eligió, la que ha compartido sus alegrías y sufrimientos, y cuya unión sólo la muerte puede separar. 12-357-9
Es mi Verbo de amor el que os está ensalzando y dando fuerza a vuestro propósito. 12-357-10
¡Levantad vuestra frente, caminad con paso firme; sed el uno para el otro como un báculo! Sed un manto amoroso que enjugue el llanto, os digo a los dos; porque espiritualmente ambos sois iguales, no existe sexo o diferencia en el espíritu. No está alguno de los dos antes que el otro; pero ya encarnados, he colocado primero al hombre y después a la mujer. 12-357-11
Ser hombre para un espíritu, es prueba a que Yo lo someto. Ser mujer para un espíritu, es restitución también. 12-357-12
En el hombre está la fuerza y debe éste usar siempre la comprensión. En la mujer, preparada con ternura y sensibilidad, anida el amor y el sacrificio, y así, ambos se complementan. De esa unión, de esa comunión de espíritus y cuerpos, brota la vida como un río inagotable. De esa semilla y de esa tierra fecunda, surge la simiente que no tiene fin. 12-357-13
Yo os bendigo y os uno con mi abrazo de Maestro, con mi ósculo divino. Os dejo como un ejemplo entre este pueblo, porque llegáis con preparación espiritual y con respeto. 12-357-14
El pueblo os sirve de testigo y a él hago responsable de vosotros. Quiero que ellos con su elevación en este instante, siembren de ventura vuestro sendero, gocen siempre al mirar vuestra sonrisa y vuestra paz, y os bendigan en vuestra multiplicación, como Yo os bendigo. Esta es mi voluntad. 12-357-15
No ha sido la mano de un ministro la que ha sancionado vuestra unión, sino mi Ley eterna, mi amor. Yo os conduzco por el camino del cumplimiento y al finalizar vuestra jornada me rendiréis cuentas; y en ese instante oiréis nuevamente el eco de esta palabra, mas ya no el eco de la voz humana, sino aquél que habéis escuchado en lo más profundo de la Conciencia y diréis: “El Padre que trazó el camino a nuestros espíritus, hoy nos dice que hemos llegado al final y debemos presentar nuestra obra”. Allí os espero, en mi morada, en la cumbre del monte, para que me contempléis. Quiero recibiros como en este instante, derramar mis complacencias y bendeciros. 12-357-16
Hoy os doy la simiente, una sola, y mañana me la entregaréis multiplicada; mas si queréis saber si vuestra obra me es grata, podréis comprobarlo, si a vuestro corazón os agrada y os da satisfacción. María os bendice también, os da calor y encanto, os invita para ir por la senda de la virtud paso a paso, siempre con esa humildad y paciencia de que os ha dado ejemplo. 12-357-17
Yo os bendigo y os uno. 12-357-18
He aquí, pueblo, mis últimas manifestaciones por el conducto humano. “¿Cómo celebraremos en el futuro este acto de unión matrimonial?” Me preguntáis, discípulos amados, y os contesto: Hacedlo en el seno de vuestra congregación. Uníos delante de los que se hayan preparado como apóstoles de esta Doctrina, mas no os unirán ellos, porque este cargo no lo he conferido a hombre alguno. Yo poseo vuestro destino y os recibo espiritualmente para penetrar en comunión Conmigo y vuestra alianza quedará escrita imborrablemente en el libro eterno. 12-357-19
Si en ese instante solemne en que dos seres se funden para formar uno solo y marchar por esa senda de amor, de abnegación y de sacrificio, queréis dar lectura a mis enseñanzas, aquéllas que hablan de estos casos, podéis hacerlo y ante mi palabra, vuestro corazón se fortalecerá en su propósito y vuestros pasos se afirmarán. 12-357-20
Quiero que viváis dentro de esta sencillez y llamo bienaventurados a aquellos que celebren su acto, llenos de conformidad y alegría, porque recibirán gracia y bendiciones para su jornada. 12-357-21
Vendrán hermanos vuestros de diferentes religiones a escudriñaros, y mientras unos comprenderán la verdad de este acto espiritual, otros se escandalizarán. Pero vosotros demostraréis con vuestras obras virtuosas que habéis sido bendecidos por Mí y vuestra unión es indisoluble. 12-357-22
Os he dicho en este día, que el momento de celebrar este acto, es sólo la confirmación de vuestra unión, porque desde antes estabais destinados a encontraros y ya existía entre vosotros afinidad y amor. Yo permito y os mando que hagáis este acto en la presencia de los vuestros y de amigos y parientes, para que vuestro matrimonio sea reconocido y respetado. 12-357-23
Todavía la elevación y la intuición del hombre no es tan grande como para contemplar que dos seres se unen en santo lazo, en el Nombre mío, sin haber sido unidos por un representante o un ministro; pero ese tiempo vendrá y entonces no habrá duda en el hombre ni en la mujer cuando se encuentren, ellos conocerán la hora destinada por Mí y sabrán prepararse para penetrar con confianza y firmeza en su unión matrimonial, y la sociedad no los juzgará mal por no haber sido sancionada por un ministro ante un altar. Ese tiempo llegará, mas por ahora, mientras el mundo se eleva espiritualmente, practicad como os he enseñado en este día. 12-357-24
En el Segundo Tiempo penetré en el hogar de muchos matrimonios unidos por la ley de Moisés, y ¿sabéis cómo encontré a muchos de ellos? Riñendo, destruyendo la simiente de paz, de amor y de confianza; miré guerras y discordia en los corazones, en su mesa y en su lecho. Penetré también en el hogar de muchos que, sin haber sido su matrimonio sancionado por la ley, se amaban y vivían como lo hacen las alondras en el nido, acariciando y protegiendo al ser querido. 12-357-25
¡Cuántos hay que viviendo bajo un mismo techo no se aman y al no amarse, no están unidos, sino están distantes espiritualmente! Mas no hacen pública su separación, por temor a un castigo divino o a las leyes humanas, o al juicio de la sociedad y eso no es un matrimonio; en esos seres no hay unión ni verdad. Sin embargo, presentan su falsa unión, visitan los hogares y los templos, van por los caminos y el mundo no los juzga porque saben ocultar su falta de amor. En cambio, cuántos que se aman, tienen que esconderse, ocultando su verdadera unión, y sufriendo incomprensiones e injusticias. 12-357-26
La humanidad no se ha elevado para penetrar y juzgar la vida de sus Semejantes. Los hombres que llevan en sus manos las leyes espirituales y humanas, no usan la verdadera justicia para sancionar estos casos. Pero esos tiempos de comprensión y prudencia que os anuncio, en que la humanidad se perfeccionará, vendrán y entonces volveréis a ver como en los tiempos patriarcales, antes de Moisés, en que la unión de los seres se hacía como lo he hecho en este día con mis hijos, espiritualmente; como lo haréis vosotros también en esos tiempos por venir, ante la presencia de los padres de los que van a unirse, de los amigos y parientes, enmedio de la mayor espiritualidad, fraternidad y regocijo. 12-357-27
Mi paz sea con vosotros.