De las ofrendas

Cuarto Libro

Capítulo 1

Las altas Leyes del espíritu

De las ofrendas:

No sigáis trayendo oblación vana: El humo del incienso me resulta detestable. Novilunio, sábado, convocatoria: No tolero falsedad y solemnidad. Vuestros novilunios y solemnidades aborrece mi alma: Me han resultado un gravamen que me cuesta llevar. Y al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros. Aunque menudeéis la plegaria, Yo no oigo. Vuestras manos están de sangre llenas: Lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda. Venid, pues, y disputemos, dice Yahvéh: Así fueren vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán. Isaías 1:13-18

De las ofrendas materiales que la humanidad me ofrece, sólo recibo la buena intención, cuando ésta en verdad es buena, porque no siempre una ofrenda representa una intención elevada y noble. Cuántas veces los hombres me presentan su ofrenda para cubrir sus maldades o para exigirme algo en cambio. Por ello os digo, que la paz del espíritu no se compra, que sus manchas no se lavan con la riqueza material, así pudieseis ofrecerme el mayor de los tesoros. 2-36-27

Arrepentimiento, regeneración, enmienda, reparación de las faltas cometidas, todo ello con la humildad que os he enseñado, y entonces sí estarán los hombres presentándome las verdaderas ofrendas del corazón, del espíritu y del pensamiento, que son infinitamente más agradables a vuestro Padre, que el incienso, las flores y las lámparas. 2-36-28

¿Por qué ofrecerme lo que Yo he hecho para vosotros? ¿Por qué me dais flores, si vosotros no las hacéis? En cambio si me presentáis obras de amor, de caridad, de perdón, de justicia, de ayuda hacia vuestros Semejantes, ese tributo sí será espiritual y se elevará como una caricia, como un ósculo que desde la Tierra, los hijos enviarán a su Señor. 2-36-29

En los tiempos pasados recibí de vuestro espíritu todas las ofrendas que me presentó, aun cuando en ellas hubiese mucho de ignorancia y de imperfección. Ahora sólo lo que sea puro, sincero, verdadero, podrá llegar a mi Espíritu. 7-185-6

¿Miráis cuan bellas son esas flores de vuestros huertos, que a veces me ofrecéis? De cierto os digo, que ni esa ofrenda debo recibir en este tiempo, porque esas flores no son obra vuestra, sino mía, y lo que a mi Espíritu debéis ofrecer, son las flores espirituales de vuestro corazón, es decir, vuestras buenas obras, oraciones limpias y virtudes. 7-185-7

No os engañéis más, ya no tratéis de suplir con lo exterior lo que debe ser profundamente espiritual. No temáis derribar el cerco, no temáis enfrentaros a la verdad. La gloria es sólo de los valerosos y fervientes. 7-185-8

Cuando destruyáis todo fanatismo y toda idolatría en vuestro corazón y aprendáis a orar de espíritu a Espíritu, habréis llegado ante el verdadero altar del Señor, aquel que no es de este mundo. En ese altar podréis depositar vuestra ofrenda, que será la de vuestras buenas obras, y que ante Mí será más hermosa que las flores de vuestros jardines, porque las buenas obras de vuestro espíritu nunca se marchitarán. 7-185-9

Multitudes: Abrid vuestro corazón, para derramar en él el rocío de mi gracia; quiero que este pueblo se asemeje a un inmenso huerto, donde luzcan las flores más bellas del pensamiento, del corazón y del espíritu, que son las que vengo a cultivar. 7-185-10

Pueblo: Cuando os hablo de cultos y de ofrendas, con la caridad con que manifiesto mi palabra, ¿sentís dolor porque os aparto de vuestras pasadas creencias? “No, Maestro”, me decís. 7-185-11

Las víctimas que ofrecisteis ante el altar de Jehová, fueron recibidas por Mí; mas no era la forma más adecuada para elevar vuestro espíritu al Señor; fue entonces cuando llegué a vosotros como Jesús para enseñaros el divino mandamiento que os dice: “Amaos los unos a los otros”. Os digo ahora, que las lecciones que os enseñé en el Segundo Tiempo a través de las obras de Jesús, han sido alteradas unas veces y otras mal interpretadas; por ello he venido como os lo anuncié, para esclareceros mi verdad. Mi sacrificio de aquel tiempo impidió el sacrificio de muchas víctimas y os enseñé un culto más perfecto. Mi nueva manifestación de ese tiempo hará que la humanidad comprenda que las formas simbólicas no deben tomarlos sin analizar antes su significado, ya que ellas tan sólo son una representación de mis lecciones. 3-74-28

Lejos estáis ya de aquellos tiempos en que los hombres buscaban su purificación mediante el sacrificio de víctimas inocentes; también habéis comprendido la inutilidad de los ayunos y las penitencias mal entendidas que por mucho tiempo practicasteis, ahora sabéis que sólo la regeneración y la espiritualidad podrán dar a vuestro espíritu la paz y la luz. 9-276-14

A Mí, ¿qué podéis darme que no tenga? Tengo poder, tengo paz, tengo luz, soy poseedor del Universo, soy amado y servido, no hay la menor sombra de egoísmo en mi Espíritu, porque soy la Perfección. En cambio, entre vuestros hermanos, que son hijos de mi Espíritu, ¡cuánta miseria existe!, ¡cuánto dolor y tiniebla!, ¡cuánta necesidad!; ¿por qué no me amáis en ellos?, ¿por qué no me dais cuanto haya de amor en vosotros, Amándoos los unos a los otros? 9-255-36

Ofrendadme las flores de vuestro corazón, elevad a mi Espíritu el perfume de vuestras buenas obras, sed el buen ejemplo de vuestros hermanos y el mañana, cuando ya no me escuchéis a través de estos portavoces, levantaos como mis buenos discípulos a mostrar este camino a la humanidad. 9-259-88

¿De qué os servirían cánticos, oraciones y ritos, si en vuestro interior sólo ocultaseis bajas pasiones? Tengo sed de vuestro amor, no del incienso. Menos lágrimas y más luz, es lo que deseo que haya en vuestra existencia. 2-32-63

Muchos hombres y pueblos aún creen agradarme presentándome ofrendas materiales, piensan que mientras mayor sea el esplendor y el lujo de su liturgias, más grande será el gozo en el Señor y mayores los beneficios que de Él obtengan; y es que se han olvidado de que, si en cuanto hombre huí de todo lo que era vano y superficial, ahora que me he manifestado a vosotros en Espíritu, menos recibiré de los hombres objetos y ceremonias materiales. 1-24-61

¿Hasta cuándo llegaréis a interpretar con verdad mi Ley? ¿Hasta cuándo dejará esta humanidad de infringir y adulterar mis mandatos? 1-24-62

No haréis festines, no haréis ceremonias ni ritos creyendo con ello agradarme, olvidándoos de la Ley. No seréis tradicionalistas. Los discípulos Espiritualistas llevarán siempre presente la pasión de su Señor, sentirán su divina presencia doctrinando a sus hermanos, escuchando la voz de su Conciencia. 11-318-60

Mi paz sea con vosotros.

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