Letra Q
Q
Qué: Es el espíritu
8-220-60 Y os preguntáis: “¿Qué es el espíritu? ¿En qué forma vive? ¿Cómo debemos prepararlo para que penetre en el mundo en que ha de habitar eternamente? ¿Qué evolución deberá alcanzar? ¿Y qué relación tendrá con los demás seres espirituales y aún con la misma Divinidad?”
Quedará:
4-85-22 Todo lo que habéis escuchado quedará escrito para que sea analizado en los tiempos venideros. Os legaré un Libro que contenga la esencia de todas mis enseñanzas. Este Libro será formado con las páginas que bajo mi dictado han escrito mis escogidos a quienes llamo, Plumas de Oro.
Quejar:
9-263-39 ¿Por qué venís llorando y quejándoos las más de las veces? Cuando estuve en el mundo no viví entre comodidades y placeres, ni tuve cetro de poder terrenal. Padecí, luché y ni siquiera renegué de mi dolor. A eso vine, a tomar mi cruz y cumplir con la misión que voluntariamente me impuse.
Querido:
12-352-37 Por lo más querido de cada hombre, llegará la eterna justicia a tomar cuenta de la obra de toda criatura humana.
Quién:
8-216-30 ¿Quién os había recordado que Yo había anunciado volver y que, por tanto, habríais de velar para esperarme? ¿Por ventura vuestros padres? ¿Acaso vuestros ministros? ¿Quiénes os mantuvieron alerta?
Quién: Es Dios
9-261-9 Nuevas interrogaciones surgieron del corazón humano: “¿Quién es Dios? ¿Cómo es? ¿Existirá realmente o no?” Estas y otras preguntas se hacían los hombres sobre mi existencia y sobre mi esencia, mas Yo siempre he respondido a todo llamado y a toda pregunta.
Quo vadis?: (¿A dónde vas?)
1-25-21 En el Segundo Tiempo, cuando mis apóstoles se diseminaron por el mundo, uno de mis discípulos tuvo instantes de flaqueza ante las persecuciones, la crueldad y la dureza de los hombres, y queriendo huir de Roma para salvar su vida, contempló la silueta de Jesús, que llevando a cuestas la cruz avanzaba hacia la ciudad pagana; Pedro le preguntó: “¿A dónde vas, Señor?” A lo cual, Él le contesto: “A morir nuevamente por vosotros”. Pedro sollozando ofreció a su Señor volver al seno de los pecadores para salvarlos, aun a costa de su sangre y de su vida, para morir imitando a su Maestro.