Explicación 48
1. En el nombre del Divino Maestro, saludo a mis hermanos en representación del Mundo Espiritual de Luz, para servir primeramente a nuestro Padre y después a vosotros.
2. Hemos venido a enseñaros cómo debéis desarrollar vuestros dones, a enseñaros cómo podéis sanar a los enfermos, y es el Señor quien nos ha entregado esta delicada misión y nos ha permitido, por conducto del entendimiento humano, desempeñar nuestro cargo.
3. Principiemos por recordar algunos de los ejemplos que el Divino Maestro, en cuanto hombre, nos diera en el Segundo Tiempo, para que esa rememoración sea como principio de la explicación de este día.
4. Y, ¿qué mejor punto de partida, qué mejor tema espiritual y qué mejor modelo podría haber que los ejemplos perfectos del Maestro Divino?
5. Pues bien, recordemos entonces a Jesús sanando a los enfermos.
6. En aquel Segundo Tiempo, la fama de Jesús crecía por virtud de Sus milagros; el nombre de Jesús como Doctor maravilloso, corría de boca en boca y de corazón en corazón, desde el harapiento hasta el príncipe, todos tenían noticia de Sus grandes prodigios.
7. Acudían ante Jesús enfermos y necesitados de todas las clases sociales; los desahuciados, los desesperados que arrastraban las cadenas de sufrimientos largos y cruentos, iban en busca de Aquél hombre maravilloso, de Aquél hombre extraño, con la esperanza de encontrar el bálsamo que aliviara sus males, y de Él todo recibían.
8. Al entrar en contacto con las emanaciones divinas que brotaban de Aquél hombre, todo corazón, toda materia y todo espíritu recibían bálsamo, todos los males desaparecían, toda pena se tornaba en consuelo, toda aflicción en alegría, toda incertidumbre en confianza y en seguridad, toda tiniebla en luz, y todo pecado se convertía por el arrepentimiento, en regeneración.
9. Aquel Divino Doctor tenía caridad de todos y a todos comprendía, y sabía que para que aquellos enfermos envueltos en el vicio, el fanatismo y la tiniebla pudieran despertar, era menester que contemplaran el prodigio material, la maravilla exterior, el milagro materializado, para así poder creer, ver y sentir al Maestro.
10. Lo mismo sanaba a un espíritu con la luz de una palabra, que sanaba a un leproso tocándole o permitiendo que éste le tocase, lo mismo regeneraba a un pecador con la luz de una de Sus miradas, que producía arrepentimiento en el más obcecado o empedernido con una de Sus caricias.
11. A todos sanaba Jesús, no había mal que por Él no fuera vencido, no había enfermedad por Él desconocida, no había problema sin solución, no existía pecado sin perdón y no había aflicción sin consuelo, todo se hallaba en ese manantial de amor, en aquel Doctor Divino que todo lo cura, todo lo sanaba con un solo remedio, con un solo bálsamo, con una sola medicina: Su amor.
12. ¿Acaso vio alguien preparar a Jesús medicamentos materiales? ¿Por ventura necesitaba Él ungir a los enfermos con Sus manos? No, hermanos míos, de aquel Ser perfectísimo brotaban emanaciones de salud que destruían todo principio de mal, toda enfermedad y toda aflicción.
13. Porque el Amor divino es fuente de vida, fuente de salud, es manantial de bienes y caridades.
14. Y esa facultad lo depositó Él en Sus discípulos, los cuales después de Su partida, lograron prodigios maravillosos, curaciones sorprendentes y milagrosas, tanto en lo material como en lo espiritual.
15. En donde el mal existiese, ahí llegaba el bálsamo divino, el bálsamo espiritual que hacía sentir su milagroso efecto.
16. Pues bien, vosotros ya no vivís en el Segundo Tiempo, mas sois discípulos de ese mismo Doctor, de ese mismo Maestro, sois también continuadores de aquellos discípulos del Segundo Tiempo, y en vuestras manos espirituales, en vuestro espíritu y en todo vuestro ser, se ha derramado la Divinidad como lo hiciera en aquéllos que lo siguieron en Jesús en aquel tiempo.
17. Muchos prodigios ha hecho el Señor entre vosotros, muchas obras poderosas ha realizado entre Su pueblo escogido, mas los tiempos han cambiado; no ha venido Él ha repetir los milagros de ese lejano Segundo Tiempo, porque aquélla fue una lección que ya pasó.
18. Hoy ha venido a deciros: “Vengo a darle vista al ciego, movimiento al paralítico, oído al sordo y vida al muerto”, mas Él se refiere a los espíritus; en aquel Segundo Tiempo buscó a los enfermos del cuerpo para despertar a los espíritus, hoy viene en busca de los espíritus para que se levanten y despierten a los demás.
19. Ved cómo los ciegos para la luz espiritual han abierto los ojos a la luz del Tercer Tiempo, ved cómo los que llenos se encontraban de la lepra del pecado y de los vicios se han limpiado al escuchar la divina Palabra; los privados del movimiento en su camino espiritual, y que sólo podían moverse en su vida humana y dentro de las pasiones humanas, hoy se han liberado para trabajar y para luchar, extendiendo sus alas en la senda espiritual; los que habían muerto a la vida de la gracia, hoy han contemplado la brecha abierta por el Espíritu Santo, que les invita a la espiritualidad, a la luz y a la perfección.
20. Mas el Divino Maestro, al derramar Su bálsamo sobre todo mal espiritual, no ha olvidado las dolencias materiales, no ha cerrado Sus ojos a las dolencias físicas y a los males que afligen a las pequeñas envolturas, que son el báculo en el que se sostiene y con el que camina vuestro espíritu en esta jornada terrenal.
21. A esos males materiales también ha entregado Su bálsamo y consuelo, según sea la restitución de cada quien, permitiendo que en este tiempo el Mundo Espiritual de Luz tome materia, para llegar un poco más cerca de vosotros, acercándonos a vuestros males físicos, a vuestros problemas humanos; ésta ha sido la gracia que el Padre ha otorgado a Su pueblo, y éste pueblo, en su ignorancia, en su confusión y en su materialismo, ha hecho que el Mundo Espiritual de Luz se materialice aún más.
22. Y así ha sido, hermanos, ciertamente nos hemos materializado hablándoos con vuestro propio lenguaje, escuchando hasta la más mínima de vuestras quejas, explicándoos con palabra sencilla, humana y llana vuestros conflictos y difíciles situaciones, y todavía más: La ignorancia de unos, la inocencia de otros, y la exigencia de algunos más, nos han obligado a materializaciones indignas en la Obra del Padre, indignas de Su mundo espiritual.
23. Pero el tiempo de las profanaciones, el tiempo de contemplaciones y concesiones hacia vosotros por parte de la Divinidad, ha llegado a su término, y por virtud de la palabra del Divino Maestro, y de las explicaciones del Mundo Espiritual de Luz, estáis en la situación de poder dar pasos en la senda espiritual, pasos de adelanto y progreso.
24. ¿Por qué persistir entonces, en prácticas materializadas pasadas e imperfectas? ¿Por qué os obstináis en el retraso y en el materialismo si sabéis que esta Obra es espiritual, toda pureza, luz y elevación?
25. Analizad profundamente la divina Palabra, para poder descubrir en su fondo todas las perfecciones que el Padre os pide, para encontrar en ella todos los pasos que el Maestro quiere que deis.
26. Ya es tiempo de que las curaciones espirituales tiendan a la simplicidad, a la sencillez y a la espiritualidad, para que con eso agradéis al Señor, deis su lugar al Mundo Espiritual de Luz, practiquéis la Obra en forma más espiritual y así evitéis la crítica.
27. Os vamos a hablar ahora, de la curación fluídica, esa curación que a través de las facultades Espiritualistas hemos practicado durante estos años, y comenzaremos por preguntaros: ¿Qué cosa es ese fluido espiritual que cura a los enfermos?
28. El fluido espiritual, que brota de nuestros espíritus y se funde con el fluido de las facultades Espiritualistas para derramarse en curación, en beneficio y salud para los enfermos, no es otra cosa que el fluido universal que viene de la misma Divinidad.
29. Os hemos dicho que Dios es la fuente de toda salud, que de su Espíritu emana todo bien, todo bienestar, toda paz, toda salud; y de estos atributos nos ha colmado, tanto a los seres espirituales como a las criaturas humanas.
30. De nuestro espíritu y de vuestro ser brotan emanaciones espirituales que son en su origen benéficas, pero hay que saber algo, hermanos: Según la índole y la tendencia del espíritu, según los sentimientos de su corazón así son las emanaciones que broten de él.
31. Si el espíritu es noble y elevado, si ha permanecido en él su principio que es el bien, que es Dios, de ese espíritu brotará emanación de paz, de luz, de salud y bienestar, si por el contrario, ese espíritu por los tropiezos del camino, por las tentaciones, por las tempestades y por las pasiones se tornase en un espíritu en tinieblas, en un espíritu al servicio del mal, entonces de él sólo podrán emanar la enfermedad espiritual, la turbación, la mala influencia y la tiniebla.
32. Sucede en el espíritu justamente lo que acontece en la materia: De una materia enferma brota el contagio para las sanas, de un ser humano sano brota y emana salud, porque no solo transmitís la enfermedad, también se transmite la salud, y ésta es más poderosa que la enfermedad, y aunque pasajeramente pueda ser vencida la salud, al final acaba ella por vencer.
33. La salud es inmortal, porque es un bien que brota del Espíritu Divino.
34. Vosotros gozáis del don bendito del fluido que está en todo vuestro ser y que es vuestro principio vital: La fuerza de vuestro espíritu; con él, podéis sanar a los enfermos, pues con las emanaciones de vuestro espíritu podéis levantar a los desahuciados, a todos aquéllos que envueltos están por enfermedades extrañas e incomprensibles para la ciencia humana.
35. Mas ese don no ha encontrado todavía su máximo desarrollo, y vuestro don curativo ha encontrado muchos obstáculos debido a que no tenéis fe, a que carecéis de la confianza absoluta en ese don.
36. Si os entregaseis con fe y absoluta confianza, con amor y espiritualidad al desarrollo de ese don, contemplaríais como en breve tiempo se realizan ante vuestros ojos los verdaderos prodigios profetizados y prometidos por el Padre.
37. El desarrollo de los dones espirituales requiere de vosotros esfuerzo, aún más abnegación y sacrificio, mayor entrega, espiritualidad y preparación, porque si no contribuís vosotros de esa manera, no podréis alcanzar un buen desarrollo de esos dones que latentes se encuentran dentro de vosotros.
38. Para que el don curativo florezca, se desenvuelva y se manifieste ampliamente entre vosotros sin necesidad de recursos materiales o de acudir a la ciencia humana, tendréis que poner más espíritu, más corazón: En una palabra, más amor.
39. Haced que en el momento de vuestro trabajo espiritual, cuando vayáis a impartir bálsamo a los enfermos, vuestra Conciencia sea clara, vuestra mente despejada y vuestro corazón se limpie y se llene de buenos sentimientos, para que sintáis toda la ternura, caridad y preocupación por el Semejante enfermo, por el hermano caído, por el hermano que sufre, sangra y llora.
40. Si queréis que en vosotros se desborde el don de curación, es menester que vuestro corazón sienta el dolor de los demás, y que vuestro espíritu se despoje de todo egoísmo, despojando a la vez de pasiones a su materia, consciente de que lleváis un don precioso.
41. Identificaos con nosotros, y el Mundo Espiritual de Luz llegará por medio de vuestra inspiración, como emisarios del Doctor de los doctores, para hacer sentir en los enfermos, la emanación limpia y pura, llena de consuelo y luz que brote de nuestros espíritus, las cuales fundidas con vuestras propias emanaciones saludables y benéficas, obrarán el prodigio en los necesitados.
42. Muchos enfermos han sanado sin necesitar más que el fluido espiritual, mas esos casos no han abundado; es vuestro deber hacer que esos casos se multipliquen, para que todo enfermo que se acerque a vosotros, tenga la dicha de experimentar en su espíritu y en su materia el verdadero fluido espiritual, para sentirse saturado de esas emanaciones.
43. No tenéis necesidad alguna de recurrir a prácticas atrasadas que el pueblo Espiritualista debía ya haber abandonado, que todavía algunos, sea por ignorancia, por falta de estudio en la Obra o por falta de desarrollo, continúan practicando.
44. Lo que necesitáis, para poder derramar ese fluido verdadero en los enfermos, es mayor preparación espiritual, mayor desarrollo de vuestros sentimientos y de vuestras virtudes.
45. Mientras más se limpie vuestro espíritu, mientras más se sature de amor, mientras más adquiera el conocimiento verdadero de las cosas espirituales, más sanas, saludables y benéficas serán vuestras emanaciones.
46. Analizad, hermanos, que si el fluido benéfico verdadero brota del espíritu, él, entonces, buscará al espíritu, no a la materia del enfermo; ni tan siquiera os es necesario que vuestras manos materiales toquen o unjan a los enfermos.
47. El fluido espiritual bien puede darse en una mirada, en un pensamiento de amor, o en una palabra de consuelo; la forma más material de entregar la curación fluídica es tocando al enfermo, y es más espiritual usar la palabra, palabra que contenga esencia, consuelo y bálsamo.
48. Son los espíritus los que se encuentran enfermos por el pecado, por el vicio, por el fanatismo y las tinieblas, por los desengaños, por las ambiciones; es ahí, en el espíritu enfermo, donde deben caer la gota de bálsamo y el fluido curativo, y es en vuestra oración y en vuestra palabra donde irá vuestro fluido como rocío que envuelva a esos espíritus y a sus materias.
49. Comprended que lo que la humanidad necesita, que lo que los enfermos más requieren y que se aglomeran a vuestras puertas, es de la palabra de consuelo, luz, de perdón, de esperanza y de fe: La palabra de la Verdad.
50. Hay hombres y mujeres que arrastran enfermedades incurables, que han buscado el alivio en manos de muchos médicos, que han llamado a muchas puertas, que han ido de comarca en comarca, de puerta en puerta y no han encontrado la vida que se les va; lo que esos enfermos necesitan no es otra cosa que la regeneración espiritual y moral, que les proporcione orden en su vida y paz, porque las lacras que están en sus espíritus, se manifiestan en enfermedades físicas.
51. El origen de las enfermedades del cuerpo se encuentra oculto en lo profundo del espíritu, ahí donde los hombres de ciencia no han podido penetrar, y donde el Mundo Espiritual de Luz penetra a cada instante y en donde vosotros podéis aprender a penetrar.
52. Cuando esos hombres y mujeres enfermos, descubran a través de vuestra palabra el origen de sus males, cuando se regeneren, se espiritualicen, se moralicen, ordenen sus vidas y se eleven sobre el camino firme de la verdad y del bien, como girones caerán de sus espíritus y de sus cuerpos todas las dolencias, todas las miserias y todas las lacras.
53. Podrán verter sobre de ellos los hombres del saber humano medicina tras medicina y no encontrarán la salud.
54. ¿Veis cómo entonces, en vosotros se encuentra el secreto de la salud de vuestros hermanos, así como de la vuestra propia?
55. En vuestras manos espirituales ha depositado el Señor, con Su palabra y con Su Doctrina, la fuente de salud, el gran milagro, el gran don, la maravilla, el don precioso que vosotros todavía no habéis desarrollado y que se encuentra latente en vosotros; desarrolladlo, ponedlo en práctica y experimentad, que muy pronto obtendréis los grandes frutos.
56. Cuando vayas a experimentar el alcance de vuestro don curativo, iniciad vuestro trabajo sobre una caridad sentida y profunda, que vuestro corazón se encuentre vibrando de ternura y compasión para todos los enfermos, ausentes y presentes, sin distinción alguna, y pensad también, en aquellos enfermos que no tienen materia, en las legiones de seres confundidos que vagan por los espacios, para que a ellos llegue también el bálsamo que brota de vuestro espíritu, porque os encontraréis entregando curación no por vuestra materia, sino por vuestro espíritu.
57. Espera mi espíritu, que las explicaciones que se os entrega en este día, sean comprendidas por cada uno de vosotros, y que después de analizarlas, cada uno de vosotros se sienta capacitado y con el ánimo suficiente para dar mayores pasos en su cumplimiento.
58. Voy a retirarme de entre vosotros, deseando que la paz del Divino Maestro reine en el corazón de Israel.