Explicación 33

1. La oración debe brotar en vosotros como brotan las florecillas en el campo, naturalmente.

2. La oración aprendida de memoria y que se hace maquinalmente, es un acto de fanatismo.

3. Al orar en espíritu y verdad, eleváis tranquilamente vuestro espíritu y vuestro pensamiento, y de ese modo, iréis poco a poco adquiriendo el éxtasis.

4. No confundáis el éxtasis verdadero con el vulgar trance, porque podéis estar en éxtasis sin estar por ello tomados por un ser espiritual, mas sí puede estarse en trance, sin haber penetrado en éxtasis.

5. Por ello, cuando veáis a personas que practican el espiritismo entrar en trance mediumnímico, no les atribuyáis por ello el haber entrado en éxtasis.

6. En ocasiones pasadas, en estos humildes consejos, os explicábamos que en todos los tiempos han tenido el éxtasis los hombres, las mujeres y los niños, porque el éxtasis puede ser espiritual y carnal.

7. El éxtasis verdadero, el espiritual, se logra por medio del amor, de la elevación, de la oración hacia la Divinidad, hasta llegar a quedar el espíritu en estado de beatitud.

8. El éxtasis material, es aquel que se puede lograr mediante los afectos, por ejemplo, el que se da entre dos amantes o de madre a hijo, en fin, vosotros me comprendéis: Es ése que se logra en que aquellos dos seres, en una verdadera comunión de corazones y de cuerpos, se olvidan por completo de todo lo que existe y les rodea, penetrando así en un éxtasis semejante al espiritual.

9. Vosotros, buscad el éxtasis verdadero que es el espiritual, para que en el momento en que como pueblo os reunáis, se eleve no solo vuestro corazón, sino vuestro espíritu al Señor.

10. Entresacad de estas explicaciones más de lo que os pudiera yo decir, para que escuchéis más y más a vuestra Conciencia; recordad siempre, que después de la oración debe llegar el éxtasis, ese estado de verdadera espiritualidad, en que dejáis por un momento de ser hombres para ser semejantes a los ángeles en los cielos.

11. Cuando alcanzáis ese grado de espiritualidad, ese estado de amor y de vida verdadera, el Divino Maestro derrama Su verbo que es inspiración, delicadeza, que es lo más fragante, lo más puro y hermoso, llenando de luz vuestro espíritu y entendimiento, y esa luz se convierte en ideas, en palabras, en frases, en parábolas, y en cátedras perfectas y dignas de Él.

12. Practicad entonces el éxtasis espiritual, practicadlo porque dais los primeros pasos en lograr aquel cumplimiento que el Señor os pide.

13. Vosotros sois los indicados para presentarle al mundo una Obra limpia y verdadera; el Señor os ha dicho: “Mucho tendré que corregir, mucho tendré que limpiar en el seno de mi pueblo”, para que cuando lleguen los escudriñadores, los hombres de ciencia, los teólogos, os encuentren llenos de paz y de recogimiento, y al veros dirán: “Aquí existe la verdad, aquí hay tanta espiritualidad y tanto respeto a la Divinidad que ésta debe ser la Obra del Señor”.

14. Así veréis surgir de entre ellos a los Nicodemos, a aquellos que defenderán la causa del Señor, a similitud de aquel Nicodemo, de aquel sacerdote que en el Segundo Tiempo se apartaba de los demás sacerdotes, para ir a conversar con el Divino Maestro en las altas horas de la noche, porque sabía que Jesús no dormía, que estaba solo, ya que Sus discípulos, agotados por las caminatas del día, se encontraban inmersos en profundo sueño.

15. Cuando Nicodemo llegaba a buscar a Jesús, no le encontraba encerrado en ninguna alcoba, le encontraba siempre fuera, sea en un camino, en un pueblito cercano o en una colina; hasta ahí llegaba ese sacerdote, con todo respeto y amor y le decía: “Maestro Divino, en el nombre del Altísimo, yo te saludo”; Jesús le contestaba con una dulcísima mirada, y ambos se sentaban a conversar.

16. Grandes y profundas preguntas le hacía Nicodemo, y Jesús, el Maestro amoroso, contemplando la buena voluntad, el hambre y la sed espirituales de aquel hombre, de aquel espíritu, le ilustraba y le enseñaba; después, Nicodemo se marchaba sin decirle nada a nadie.

17. Mas llegado el momento en que Jesús fue apresado, burlado, escarnecido, sentenciado y llevado a Su cadalso, Nicodemo lloraba y mesaba sus cabellos, y con toda la fuerza de su voz gritaba que aquel hombre era inocente, y los acusadores de Jesús acallaron la boca de Nicodemo y le encerraron también.

18. El tiempo pasó, y ese hombre, abandonando las costumbres del palacio y de príncipe de su iglesia, fue uno más de los cristianos, uno más de aquéllos que se levantaron pregonando por doquier que Jesús era el Hijo de Dios.

19. Ved entonces, hermanos, que si vosotros presentáis cosas puras y sencillas, se levantarán muchos Nicodemos, los defensores, los que han de decir a los demás: “Esta obra es verdad, lo que ese hombre o mujer hace, es verdad”.

20. Si, por el contrario, vosotros dejáis que la Obra siga por caminos inciertos, empujándola con vuestros rencores, vuestros agravios y vuestras calumnias, no podréis salir avante; muchos labriegos caerán en el camino, las multitudes se dividirán, se abrirán muchos ojos, y muchos de los que fueron vuestros adeptos, os volverán la espalda, señalando y divulgando vuestros defectos.

21. Nosotros no queremos que suceda eso, por eso en estas reuniones espirituales os hemos hablado con toda claridad.

22. Estudiad y analizad, hablad todos, deliberad, aprovechad los tiempos.

23. Hay un punto muy importante que tiempo ha dilucidó el Señor, corrigiéndoos: Es el de las doce tribus de Israel, que como vosotros debéis saber, es un punto tan importante, ya que tendréis muchas pruebas, dificultades y discusiones con el mundo.

24. Vosotros tendréis que sembrar, y la cosecha no sabéis cuándo se deba levantar, porque en los altos juicios del Señor, sólo Él interviene; no sois vosotros solos quienes habréis de redimir al mundo, no, la redención del mundo no se logrará en unos cuantos años.

25. Recordad cómo en el Segundo Tiempo vino Él, vivió, murió y dejó a Sus discípulos; ellos, a su vez, vivieron, trabajaron y murieron y no redimieron al mundo, pero por la sangre de ellos, por su cumplimiento, después el mundo se redimió.

26. Vosotros sois el pueblo de Israel reencarnado, mas hay otro pueblo que se llama a sí mismo Israel, y es el de los judíos.

27. Todos los que descienden de la raza hebrea son judíos, y muchos de los judíos practican la religión Mosaica; ellos no reconocen la venida del Mesías, ellos no reconocen a Jesús como tal, ni a Sus palabras ni a la Doctrina que Él entregó, lo reconocen sólo como un profeta, un iluminado, como un enviado de Dios al pueblo de Israel que en aquel tiempo anunció la venida del Mesías.

28. Por eso, ese pueblo materializado, espera todavía la llegada del Mesías, conserva los ritos tradicionales de la época de Moisés, se dice el pueblo elegido, el pueblo mimado de Dios.

29. En verdad dentro de esa raza hay hombres muy sagaces, muy hábiles para acumular riquezas y caudales de este mundo, y entre ellos se encuentran los hombres más poderosos del planeta, y son ellos los principales móviles de estas hecatombes mundiales, de estas guerras comerciales, porque las guerras actuales, no son guerras morales ni espirituales, son guerras comerciales donde cada nación quiere tomar y poseer más, y muchos de los hombres de los cuales se valen estas naciones como instrumentos son de origen judío.

30. Son millones los que practican la religión Mosaica, y fuera de ellos, no pueden concebir a otro pueblo de Israel y cuando ellos os conozcan, se mofarán de Israel, el verdadero.

31. Ellos todo lo que llevan es la sangre de la raza hebrea, pero la esencia de Jacob, su simiente y su espíritu Israelita lo tenéis vosotros; en la sangre, bien no podéis llevar nada de hebreos, y vuestra sangre puede ser el resultado de la mezcla de europeo e indígena, pero eso nada tiene que ver, es cosa aparte.

32. Vosotros sois Israelitas por el espíritu, vuestro linaje es éste, el de Jacob.

33. Claro que esto visto a través de tanta pequeñez e ignorancia como hay en estos tiempos, es para causar risa a unos y enojo a otros, o confusión a los demás, mas para que vosotros podáis sostener firmemente esta fe, es menester que estéis percatados de lo que esto significa.

34. Mirad cuántos años han pasado en los que el Señor os ha dicho: “Sois el mismo pueblo de Israel, sois éstos, aquéllos y los mismos, y todavía se abren ante ti, pueblo mío, las puertas del escarnio y de la mofa”.

35. Como vosotros sabéis, Jacob fue el tronco de Israel. A él le fueron confiados doce hijos varones y el Señor le prometió, en una revelación, entregar por su medio a la humanidad un linaje, un pueblo tan extenso como el polvo de la tierra y como las arenas de la mar, y al compararlo así el Señor, quería significar que el número de ese pueblo sería infinito.

36. Cada uno de esos hijos que Dios le confió a Jacob formó una familia, y cada una de esas familias una tribu, llevando cada una de ellas el nombre de su progenitor.

37. Esto no es un sermón, esto que os voy a decir, juzgadlo conscientemente, pues es la verdad.

38. Los hijos de Jacob fueron doce: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín.

39. Hay quienes pronuncian mal estos nombres, mas eso no tiene importancia, porque esto es cosa de traducción de una lengua a la otra, porque esto ha sucedido al pasar del hebreo al griego y al latín, y de ahí al castellano, y a través de tantas traducciones, se han deformado los nombres en su sonido original.

40. Lo que os di, son los nombres auténticos de los doce hijos de Jacob, adaptados a vuestro lenguaje; vosotros habéis notado, como dentro de los recintos, al marcar el Señor a Sus hijos, por ejemplo, los nombra hijos de Isacar, y eso es correcto, y aunque os suene extraño, no tiene importancia.

41. Lo grave es, cuando por ignorancia o impreparación de los portavoces, al entregar el Señor Su marca a través de los diversos pedestales, muchos que comienzan a dar sus primeros pasos como conductos de la Divinidad, llega a su entendimiento la letra inicial o la primera sílaba del nombre de la tribu, por ejemplo, Dan, y entonces la materia interpreta incorrectamente y pronuncia Daniel, cuando es Dan.

42. A veces pronuncian Salomón cuando debían decir Zabulón, o dicen: “Marco en ti una jota”, y dicen que es de Jeremías, cuando es la letra j inicial de Judá o José.

43. Corregid estos errores, para que cuando los judíos de la religión Mosaica, los Evangelistas y los bíblicos, así como los pastores y ministros de las religiones y sectas lleguen a escudriñaros, no encuentren tales imperfecciones dentro del pueblo de Israel.

44. Como os decía, Jacob tuvo doce hijos; ¿quiénes fueron entonces Daniel, David, Salomón, Jeremías y todos aquéllos con los que luego, por escasa preparación, confunden los pedestales a los hijos de Jacob? Fueron ellos hijos también de esas tribus, tanto David y Salomón que fueron reyes, como Daniel y Jeremías que fueron profetas, mas ellos vivieron siglos y siglos después de los doce hijos de Jacob.

45. Todos ellos pertenecieron a las tribus de Israel; por ejemplo, David y Salomón son de la tribu de Judá, y también Jeremías lo fue.

46. Sed celosos de la verdad, enérgicos para defenderla, para que en todo tiempo forméis un pueblo fuerte, firme y verdaderamente preparado con espiritualidad.

47. De este modo seréis invencibles, y cualquier manifestación del Espíritu Santo, cualquier palabra que salga de vosotros, tendrá que dejar satisfechos a todos.

48. El Mundo Espiritual de Luz muy cerca está de vosotros, mirad que para estar así hemos debido descender a vuestro plano, y aunque nos materializamos para hacernos comprender de vosotros, esa materialización no es mala, porque hay materializaciones lícitas pero también las hay ilícitas.

49. El Señor nos fija un límite para nuestra materialización, y nuestra Conciencia y nuestra dignidad espiritual nos impiden materializarnos de maneras indignas.

50. En una ocasión, un hermano espiritual dio un consejo muy profundo, y para ser entendido, tuvo que materializarse en grado excesivo, mas le advirtió a su auditorio: “El Señor no me juzgará por materializarme yo para que vosotros os espiritualicéis”; ved cuán hermosas palabras, y cuánto amor hay en ellas; pues bien, lo mismo hacemos los demás seres espirituales obedientes al Señor, cuidándonos de la mala e indigna materialización.

51. Nosotros no caemos en la vulgaridad de la mala materialización, porque somos seres que tenemos luz; si eso hiciéramos, nos perderíais el respeto y la consideración, y así no podríamos ayudaros.

52. Que la paz de nuestro Padre sea con mis hermanos.

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