Explicación 20
1. Os saludo, en representación del Mundo Espiritual de Luz.
2. No está reunido en su totalidad el pueblo de Israel, por lo tanto, aquéllos que han reconocido al Señor en este tiempo, tienen que trabajar por todos los que aún no han acudido a Su llamado.
3. Por eso, el Mundo Espiritual de Luz os dice que tenéis que multiplicaros en preparación, en conocimiento y en trabajo.
4. La lucha que os espera es muy grande, y os hemos anunciado estas cosas desde hace ya tiempo, pues el Señor nos concede ver el futuro de la humanidad, y os preguntáis: “¿Cuál será esa lucha y en qué tiempo habremos de tenerla?”
5. El tiempo se acerca, hermanos; el Señor os ha concedido vivir en relativa paz durante este tiempo. Después de Su partida, Él os ha prometido una etapa, una tregua, para estudiar y analizar, para que pueda cada uno de vosotros, formarse un plan de cumplimiento y ya estando preparados, entrar al tiempo de la lucha.
6. No será el tiempo de la lucha antes de que Israel se encuentre preparado, desmaterializado, desengañado de las cosas del mundo, para que sea capaz de apreciar esta fe y sólo viva para el cumplimiento.
7. Todos vosotros habéis sido preparados por el Señor con gran esmero, derramándose Él en palabras y beneficios para que cada uno de vosotros fuese testigo de Sus mandatos.
8. El Padre os ha dicho que abráis los ojos espirituales y palpéis, no con los sentidos de la materia sino con los dones del espíritu, la grandeza de Su obra.
9. Quien sólo piensa y no ama, no puede comprender las cosas espirituales; el que ama, aún cuando su mente humana muchas veces no alcance a comprender las grandes lecciones, su espíritu, que está por sobre de esa mente, le revela al corazón las grandes cosas del Más Allá.
10. Que no haya en vosotros ignorancia ni titubeo, para que vuestra fe sea tan grande que pueda envolverlo todo, y deis pruebas de ella con la fuerza con que lo hicieron los discípulos del Segundo Tiempo.
11. Donde fuere la voluntad del Señor que plantéis vuestro hogar en los tiempos venideros, sed piedra fundamental, y sea vuestra vida un testimonio eterno de cuanto habéis oído y recibido.
12. Así podréis, desde vuestro corazón, iluminar y enseñar a todo el que se acerque a vosotros; que sean dentro de la Ley vuestros pensamientos, palabras y obras, sin perturbaciones ni tentaciones que os hagan caer.
13. Difícil es vuestra misión si la veis desde el punto de vista humano, pero si os eleváis y dejáis que sea vuestro espíritu quien hable, sabréis que vuestro deber es muy grande, y que el encargo que el Señor os ha hecho es sublime.
14. Vosotros, como discípulos del Padre, tenéis que hacer todo para que esa palabra se cumpla en vosotros, para que podáis iros de este mundo con la satisfacción de haber cumplido.
15. Después, vuestros hijos y los que os hayan contemplado trabajar y mirado de cerca vuestra, podrán seguir adelantando en el camino, con mayor elevación y evolución, acordes con el tiempo en que les toque vivir.
16. No penséis que porque la palabra del Padre va a cesar, esta Obra se ha de estancar; el Señor seguirá Su trabajo con la misma intensidad, y el Mundo Espiritual de Luz continuará vigilando sobre Israel como lo ha hecho hasta ahora.
17. Nuestra inspiración seguirá con vosotros siempre y seguiréis guiando vuestros pasos con nuestro sano consejo.
18. La Obra del Señor continuará adelante, siempre adelante, porque no tiene fin, y los tiempos venideros habrán de traer un cúmulo de sorpresas, de alegría y satisfacción para vuestro espíritu.
19. ¿Quién que se haya sacrificado por esta Obra no ha de recoger el fruto de su sacrificio? ¿Quién que haya entregado algo que le ha pertenecido no le ha de ser recompensado? ¿Quién se ha desprendido de algo muy querido para darlo a los demás, sin que el Señor no lo haya mirado y escrito su nombre en el Libro de la Vida para devolvérselo con creces?
20. La Obra en la que trabajáis es divina, y toda obra que tenga principio de amor, de caridad, de paz o humildad, será juzgada por el Padre que es todo perfección, para que cada quién reciba en su camino los frutos amables de su trabajo.
21. Habéis sido enviados a la Tierra en los tiempos más difíciles, y éstos están en plena culminación en el instante en que el pecado llega a su mayor altura; ved como a cada instante tropezáis con la maldad. Tenéis que luchar para que vuestro espíritu permanezca limpio y para que la consciencia no se enturbie en ningún momento. Os vemos luchar con las tentaciones que os asechan por doquier, logrando que esta luz brille en vosotros, para que así como las olas embravecidas de la mar van a romperse contra las rocas, se estrelle el pecado en vuestro espíritu, fuerte cual roca invulnerable.
22. Vuestra Conciencia jamás será blanda ante el pecado, y si la atendéis no permitirá que os inclinéis ante la perversidad que os rodea, antes bien, seréis vosotros quien la doblegue, convirtiendo el mal en bien, las tinieblas en luz, los malos sentimientos en amor y bondad, para que así seáis los discípulos del Señor.
23. Tenéis que formar un solo pueblo, un solo apostolado, una sola fe.
24. Vosotros, con toda táctica, con toda inteligencia, sabréis entregar la enseñanza que habéis recibido, para que sin lastimar a nadie, luchéis contra el fanatismo reinante, ese fanatismo que el Señor ha querido extirpar.
25. Él os ha dicho en Su palabra, que es menester que deje de hablaros a través del entendimiento humano, para ser comprendido y para que Su enseñanza sea estudiada, llegando así el pueblo de Israel a su unificación.
26. Muchos, después de Su partida, van a llorar mares al sentir un vacío inmenso que nadie ni nada podrá llenar, y si Él os acerca esos corazones al vuestro, que sea vuestro regazo como el regazo del Padre.
27. Si os preparáis, vuestras palabras serán de esencia, y los que heridos se encuentren, recibirán vuestras palabras como un bálsamo, y todos los temores y angustias se apartarán.
28. Los estudiosos que carecen de la explicación de los asuntos divinos, buscarán a los labriegos que tienen esta enseñanza, y vosotros que habéis sido de los que recibieron las grandes revelaciones divinas, abriréis vuestro libro, que es vuestro corazón, para tomar de ahí todo cuando ellos no supieron recibir.
29. Os hablamos del futuro, de lo que va a acontecer, para que, estando prevenidos, veléis y oréis.
30. No creáis que al cesar esta manifestación, signifique el que éstas han de ser todas las enseñanzas que habrías de recibir, pues si el Señor os ha ofrecido que se seguirá comunicando de Espíritu a espíritu con vosotros, es porque ha de continuar entregando Sus enseñanzas, por conducto de todo aquél que se prepare para recibirle de este modo.
31. Seguid reuniéndoos después de la partida del Padre, seguid congregándoos como siempre, hasta tener vosotros el conocimiento necesario; entonces sí, cuando os sintáis seguros de vuestra fe y de que es el momento del llamado y de tomar vuestro camino, hacedlo llenos de comprensión sabiendo que la que os espera no es una misión material, sino que ésta es profundamente espiritual.
32. Y vosotros, los que os habéis sentido torpes para hablar de las cosas espirituales, si os preparáis, tendréis el verbo inagotable en vuestros labios, vuestra palabra será de esencia, conteniendo ella toda la verdad y sabiduría que necesitan los corazones para creer.
33. Todos los corazones que fuera de Israel se han sentido defraudados en su fe por los diversos caminos donde transitan, buscarán el apoyo en el pueblo escogido del Señor, y vendrán en busca de vosotros, desengañados y heridos del corazón, porque aquellos que les guiaban no supieron justificar su fe.
34. A todos recibirá el pueblo de Israel, éste que es la familia del Señor, éste que es el hogar preparado con las doce puertas que viera Juan en su miraje, puertas abiertas para dar acceso a todos los peregrinos, a todas las naciones, a todo espíritu encarnado y desencarnado.
35. Vosotros que, siendo parte del pueblo de Israel y de esta generación que ha sido marcada en la frente y habitáis en la Tierra, pronto habréis de partir al Más Allá, y los que han de quedar no sentirán la ausencia de vosotros, porque todos han de recibir la misma enseñanza, y no sabéis si el Señor quiera nombrar en sucesión vuestra a vuestros hijos.
36. Sí, los espíritus que broten de vosotros, podrían pertenecer también a ese inmenso pueblo que no está compuesto únicamente por 144,000 espíritus, pues este número es simbólico, sino que es mucho más grande.
37. La casa de Jacob no está en la Tierra, el seno de Abraham está en el Más Allá, de donde fluyen inspiraciones, bendiciones, abundancia en conocimientos y sabiduría; de ese seno seréis alimentados vosotros y los que han de venir después de vosotros.
38. ¿Podrían esos grandes espíritus, mismos que son el tronco de vuestro linaje, abandonar a su pueblo, el pueblo del Señor? ¿Podría el pueblo sentirse alejado de la Gracia, si ha sido alimentado por la palabra del mismo Señor y de Su mundo espiritual, por la de todos estos seres que son potencias espirituales? En verdad os digo que no.
39. El Señor ha descendido en este tiempo, de la Escala de Perfección a la de Jacob, y de ahí, ha enviado Su rayo universal al cerebro del hombre; el pueblo de Israel se ha elevado hasta esa escala, la de Jacob, y por ella seguirá evolucionando, recibiendo inspiraciones.
40. Espíritus evolucionados que nunca se habían comunicado por el cerebro del hombre, han descendido en este tiempo para custodiar a aquéllos que guían al pueblo de Israel; grandes espíritus, que son todo luz, han venido en este tiempo en infinito número para combatir contra las fuerzas del mal, y el Señor tiene tantos siervos a su disposición y los espíritus tenemos tanto regocijo en obedecer al Padre y en estar a Su servicio, que aquí nos tenéis, comunicándonos a través del entendimiento humano como el Padre ordenara.
41. La fuerza del mal os tienta a cada instante, los principios del bien en vosotros, también han sido tocados por esa fuerza; bendito aquél que ha permanecido firme en su fe, en su bondad, en su moralidad, porque ése ha dado testimonio del espíritu que lleva en sí, y del gran espíritu que está junto a él guiándole y ayudándole, como uno más de los grandes espíritus protectores y guardianes que sirven al Señor para llevar adelante Su obra.
42. ¿Acaso han regresado los grandes espíritus que en otro tiempo fueron profetas? No lo sabéis.
43. ¿Quiénes han llegado entre vosotros, ya sea encarnados o en espíritu? Tampoco lo sabéis, mas si el Padre ha venido en Espíritu, permitiendo que Su rayo universal se comunicase por el cerebro del hombre, y permitiendo que los grandes enviados como Elías vengan en este tiempo, pues entonces, ¿cuántos más espíritus grandes habrán venido y nos los habéis reconocido?
44. Todos los espíritus nos reconocemos los unos a los otros, entre nosotros no hay diferencias con el que está encarnado, todos sentimos pertenecer a un mismo Padre y tener las mismas grandes gracias, mas ha sido Su voluntad servirse de todos los espíritus en este tiempo para la gran lucha final, para la Gran Batalla profetizada, y os ha anunciado que esta lucha no sólo será en el mundo que habitáis, sino que en otros mundos se está dando esta lucha, pugnando el bien contra el mal y viceversa.
45. Mas sabed que será el bien quien triunfe al final, venciendo la luz sobre la tiniebla, sabed que el amor triunfará sobre el odio y las bajas pasiones, que será establecido el Reino de Paz y que la humanidad dará grandes pasos hacia su adelanto en todos los órdenes, evolucionando de gran manera en corto tiempo, porque la Conciencia a todos despertará; para ello, el pueblo de Israel habrá de llegar a las naciones llevándole la Buena Nueva, enseñándole la oración espiritual y derramando la palabra del Padre.
46. Será en ese tiempo, que los espíritus se levanten comprendiendo muchas cosas y dejando tras de sí todo su pasado.
47. Inmensa lucha, mas no la libraréis vosotros solos; nosotros estaremos a diestra y siniestra, y nuestras armas que son poderosas vencerán, y las vuestras que son vuestra oración, vuestra fe y vuestra fortaleza, deberán ser grandes pues en ello reside vuestra salvación.
48. Venid al Señor, en Él sanaréis vuestras llagas, en Él encontraréis descanso para vuestras fatigas; retornad siempre a Él después de caminar por el largo camino que hayáis emprendido, porque siempre encontraréis Su regazo paterno lleno de calor, de amor espiritual.
49. Sabed que en Él está vuestro verdadero refugio, y conoceréis que Él es el principio y el fin de vuestra vida.
50. Alimentaos de Él en cada día, levantándoos en el amanecer para que en Su nombre vayáis a las pequeñas luchas cotidianas, y retornad a Él por la noche después del trabajo, dándole gracias por cuanto os ha concedido, y Él os preparará y vuestro bálsamo será inacabable, así como lo será la caridad que brote de vuestro corazón.
51. Vuestros labios serán el manantial inagotable de palabras que mucho habrán de enseñar y mucho habrán de confortar.
52. Decidle a todos que trabajáis en el nombre del Padre, pues no llevaréis distinta enseñanza, mas decidlo con humildad, sin alarde en vosotros, y si fuese preciso callar, callaréis.
53. Haced todo el bien que podáis, en el nombre bendito del Padre, con el corazón lleno de desinterés, pues el único interés que tendréis será el de servir a vuestra hermana humanidad, levantándola a través de los dones que habéis recibido.
54. Teneos por dichosos, Israel, mas no por ello sintáis superioridad alguna; miraos todos como hermanos, pues lo sois, y si veis a los aparentemente desheredados ignorar los dones que en ellos se encuentran, acercaos, enseñadles y decidles que no han sido olvidados ni desheredados, que todos los espíritus han sido enviados a la lucha con los mismos grandes dones para defenderse y para buscar su galardón.
55. Acercaos aún a aquéllos que en medio de los grandes vicios y materialismo puedan estar sumergidos, trabajad con vuestro mayor afán, porque son quienes ellos más necesitan; recordad que el Señor os dijo que el sano no necesita al médico, es el enfermo quien necesita de todos los cuidados.
56. Buscad entonces a los espíritus más alejados del camino, a los que han caído en las mayores faltas, para levantarlos y ayudarles a regresar al buen camino.
57. No seréis vosotros quienes tengáis que hacer toda la obra de redención, el Señor así os lo ha dicho; es sólo una pequeña parte la que os toca hacer, lo demás es labor de Él y de Su mundo espiritual; y aunque sea pequeña vuestra participación en tan digna Obra, y pequeño sea vuestro círculo, trabajad, pero trabajad con consciencia y afán.
58. Pensad que si vosotros habéis sido doctrinados por la divina Palabra, tenéis entonces en vosotros toda la luz y la fuerza necesarias para que trabajéis; sentid la fortaleza interior que lleváis, sentid la elevación que el Señor ha dejado en todos y cada uno de vosotros.
59. Sois discípulos del Divino Maestro, y por tanto, es a Él a quien debéis imitar.
60. Orad por el mundo; sed como un manto para todas las criaturas. Grandes dolores que no conocéis abaten a la humanidad, y aunque no os sea dado acudir con todos los dolientes y enfermos, sí podéis orar por ellos aunque no los conozcáis, y en vuestra oración estarán el bálsamo, la fortaleza y la paz que tanto necesitan.
61. Por tanto, orad hermanos, para derramar en todos los corazones los dones que habéis recibido.
62. Cuanto más pura sea vuestra oración, cuanto mayor sea el amor que sintáis por la humanidad, mayores gracias os concederá el Señor.
63. La paz del Señor sea con vosotros.