Explicación 10

1. ¿Estáis dispuestos a la espiritualidad y a la lucha, hermanos míos?

2. Tenéis la ayuda de vuestro Padre y del Mundo Espiritual de Luz; no desmayéis en la lucha, que no os atemorice el no tener el pan, ni el contagio de las enfermedades por muy repugnantes que os pudieran parecer; no se os pide que derraméis vuestra sangre ni que paséis hambre.

3. ¿Qué es entonces lo que os puede amedrentar?

4. No temáis de los demás, temed de vosotros mismos, porque es en vosotros donde se puede esconder la traición, donde se puede gestar la flaqueza de espíritu.

5. Preparaos más y más, para que no sean vuestros pensamientos, vuestro amor y vuestro anhelo traicionados por vosotros mismos, traición a la que os puede llevar una palabra vuestra, un juicio insano o una mala interpretación.

6. Hablad con amor a todo aquél que se cruce en vuestro camino, hablad ampliamente, llegad con buena intención a las fibras sensibles, buscando en cada corazón no su falsedad sino su necesidad.

7. Esclarecedles la verdad tal como es, para despertarles y revivirles a la vida de la gracia, porque no sabéis si ese corazón al que habéis dado nueva vida, logre mover a todo un pueblo.

8. Cuando estéis labrando en los corazones de vuestros hermanos, dejad los problemas domésticos en vuestro hogar, alejad de vuestra mente todo conflicto o sufrimiento terrestre para que en ese momento, sólo os ocupéis de lo elevado, de los dones del espíritu, de la entrega de la Buena Nueva, de la enseñanza del Señor en este Tercer Tiempo.

9. Sólo os debe preocupar el obtener de la Divinidad y del Mundo Espiritual de Luz las armas espirituales de amor con las cuales derrotar, no a la humanidad, sino al pecado en que ésta se encuentra prisionera, luchando contra todo lo superfluo, contra toda impostura.

10. En Jesús, el Unigénito de María, el mismo Dios descendió de Su solio, se hizo hombre y vino a morar y a convivir con los hombres, pero ese acontecimiento fue y es indescriptible e inexplicable aún para nosotros, los seres espirituales.

11. Dios no dejó Su solio para venir a curar las enfermedades corporales del hombre; no vino a curar la lepra, a darle vista al ciego, a darle movimiento al paralítico ni a darle habla al mudo. Esa no era la finalidad por la que el Verbo tomó carne, aunque tuvo que curar a los enfermos de materia para así poder ser creído, pues el mundo y la humanidad sólo cree en el prodigio exterior, en el milagro que impresiona los sentidos y no en la maravilla espiritual de una enseñanza de amor.

12. Ahora, ha llegado el Tercer Tiempo y el Señor permitió que Su mundo espiritual descendiese a la materia, hacia la materialización más grande, pero el pueblo abusó de esta gracia, pues en busca de alivio a sus sufrimientos corporales, llegó hasta la profanación.

13. Por todo esto, en una Cátedra nuestro Padre con un sólo golpe de Su justicia, con palabra que es ley, ordenó la supresión de las curaciones materializadas, porque desde Su solio contempló como la falta de respeto hacia el Mundo Espiritual había llegado al límite.

14. La curación, atenuante o definitiva de la materia, según el Señor lo disponga, sólo podrá ser alcanzada por medio de la purificación, por la palabra del Señor, y por la regeneración y cumplimiento de la materia.

15. Si el pueblo no hubiese desaprovechado el tiempo en abusar de las complacencias materiales que el Señor le concedió, bien podría haber aprendido de nosotros los conocimientos materiales para sanar el cuerpo, escuchando nuestras explicaciones sobre las facultades curativas de las plantas, las bondades de una vida más acorde a lo natural, conociendo los secretos sobre la Naturaleza y los elementos.

16. El Mundo Espiritual habría preparado de tal manera al pueblo, que lo hubiera puesto en contacto más íntimo con todos los elementos: El Sol, el aire, el agua, las plantas y el campo.

17. El conocimiento fundamental de la vida natural, sencilla, sin complicaciones, hubiese sido aprendido por vosotros para trasmitirlo a los demás, mas ese tiempo se desaprovechó, exigiéndole el pueblo Espiritualista al Mundo Espiritual de Luz su materialización.

18. Los hombres se han apartado de la esencia que es vida y se ocultan de los conocimientos que, aplicados a su vida material, harían ésta más sana y más amena.

19. Y ahí los tenéis tomando alimentos impropios, ignorando los beneficios que aporta al balance del cuerpo el tomar agua simple, sin regular sus horas de trabajo y de descanso, entregándose en demasía a los placeres de la materia, dejándose arrastrar de las bajas pasiones, y dejándose dominar por las preocupaciones materiales que muchas veces no tienen la importancia que ellos le dan.

20. El desaseo, el desorden, la falta de higiene corporal, la pereza, la negligencia y la inmoralidad, son los que le han traído al hombre como consecuencia las enfermedades.

21. Los hombres de ciencia no aciertan a curar tanto mal; las enfermedades se hacen más y más complicadas, y se convierten en un caos para la ciencia médica.

22. Si comprendieseis que son vuestras malas costumbres y vuestra indolencia por espiritualizar vuestra vida material, las que os acarrean males y enfermedades de toda índole, no exigiríais que os entregáramos medicamentos materiales; no ha existido en vosotros la preparación para que podamos entregar el fluido espiritual que sanaría todos esos males.

23. El Divino Maestro, en reciente Cátedra dominical, os anunció que estaba muy próximo el tiempo en que habría una renovación de costumbres en toda la humanidad, y no se refirió Él tan sólo a lo espiritual, sino también a la parte moral de la humanidad en todos sus aspectos, y profetizó que este movimiento lo iniciaría el pueblo de Israel.

24. He ahí la responsabilidad de este pueblo, la de demostrarle al mundo cómo cumplir la Ley divina viviéndola en lo humano, dando al César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios, como os enseñara el Divino Maestro en el Segundo Tiempo.

25. A Dios se le debe entregar el cumplimiento de amor, de caridad y de buena voluntad, con el respeto de los unos a los otros; y a las leyes naturales el orden, la limpieza, el cumplimiento de las leyes materiales, y todo lo que concierna el mejoramiento y a la salud de vuestro cuerpo.

26. El Señor ha puesto en Su creación, todos los elementos necesarios para la vida y para la salud; mas como hace unos instantes os explicaba, el hombre se aparta del camino del bien, camino donde se encuentran la vida y la salud.

27. Es por lo tanto, imperativo enseñar a este mundo reconocer las virtudes que encierran los elementos, para que recupere la salud en esa fuente inagotable que es el Amor divino presente en toda la Creación, para que recupere esa salud que está en la Naturaleza, el Sol, el agua, el campo, en los alimentos naturales y sencillos, el trabajo saludable, el ejercicio moderado, las buenas costumbre, el afecto, y todos esos placeres propios del espíritu, tanto interiores como exteriores.

28. Si esto enseñáis a la humanidad, veréis a un hombre renovado, que retornando al camino del bien, retornará a la vida y a la salud.

29. Enseñadle a cada quien a ser doctor de sí mismo, por medio de la oración espiritual para que obtengan la comunicación directa con el Divino Espíritu que es el Doctor de los doctores, para que en los momentos de prueba sepa encontrarle y pedirle consejo y remedio para todos sus males, tanto del espíritu como de la materia.

30. ¿Qué pueden pedir los hijos que sea para su bien, que el Padre no les conceda? Esto os ha dicho el Señor, y os decimos también nosotros lo mismo, ¿qué nos podréis pedir en beneficio vuestro, que no os concedamos?

31. Revestidos de paciencia y de amor por el Padre, por ese amor y por condescendencia hemos siempre entregado aquello que nuestros hermanos para su bien nos han solicitado.

32. ¿Creéis que el pedir la materialización del Mundo Espiritual de Luz y que al solicitar complacencias materiales sean el bien para vosotros?

33. He ahí el por qué de la orden irrevocable del Padre de cesar todas las complacencias materiales que no sólo os son ya innecesarias, sino que ya en este tiempo, os serían perjudiciales; y nosotros obedeceremos la orden del Señor, antes que cualquier orden humana.

34. Al lograr la verdadera espiritualidad y pureza en vuestros trabajos, ni la ciencia de los hombres, ni los hombres de la justicia humana, ni las religiones podrán nada contra vosotros.

35. ¡Oh, labriegos, que sois los doctores de la humanidad en lo espiritual y aún en lo material!, recordad que la sanación de los enfermos depende de la voluntad divina, de vuestra preparación y de vuestra fe.

36. La Obra del Señor no tiene en este Tercer Tiempo, como no la tuvo en el Segundo, la finalidad de venir a curar la materia; eso se da por añadidura, como bien lo explicara el Divino Maestro.

37. De todas maneras, la finalidad que el Señor se propuso se cumplirá, y el pueblo de Israel, como buen discípulo al espiritualizarse resolverá el problema de las enfermedades materiales y no será sorprendido por enfermedades extrañas, sus males serán pasajeros y no tendrá necesidad de buscar un recurso y otro y otro más, ni de llamar a ninguna puerta en busca del bálsamo que cure sus males físicos, pues le bastarán la oración y la intuición, para darle el conocimiento suficiente; y si los males fueran mayores, no exhalaría queja alguna ante su Señor, sino que esperaría con serenidad, con resignación y calma en el espíritu el momento de su sanación, y mientras el dolor fuere sobre de él, estaría meditando, sería fuerte y conforme con la divina voluntad.

38. El don espiritual de curación no está fuera del alcance de vosotros, pues el Señor os ha traído una Doctrina y una enseñanza accesibles, practicables y comprensibles; mas para desarrollar tanto el don de curación como los demás dones del espíritu precisáis de buena voluntad, fe y amor.

39. Recordad que en la orden que el Señor dio referente a las curaciones, os dijo que las curaciones materializadas con ramas, hojas de plantas y fuego no se verificarían más en los recintos donde Él se comunica.

40. De inmediato comprendisteis que Él se refería a esas prácticas indignas que llamáis desalojamientos o limpias, y para que no haya confusiones ni desorientaciones a ese respecto, voy a daros una corta explicación:

41. No os confunda el hecho de que, mediante estas limpias y desalojamientos se hayan logrado efectos sorprendentes; mas, ¿cuál es el contenido y la potestad de estas cosas? Veamos.

42. Las limpias no son cosa nueva, son una práctica antiquísima que desde hace siglos es conocida; en el África, entre tribus salvajes existieron y existen aún la intuición, el conocimiento y la fe en un Mundo Espiritual en el que hay espíritus en tinieblas a los que llaman demonios, que postran y enferman a las personas.

43. Esas tribus, desde los tiempos más remotos, han practicado las limpias por medio de yerbas, de plantas que se dan en esas regiones, y han acostumbrado hacer una hoguera para después, al compás de instrumentos musicales típicos de ellos, hacer un cuadro en el suelo para que penetren los enfermos o poseídos, los que eran despojados así de las influencias malignas.

44. A pueblos más avanzados en el tiempo y en la cultura humana, todas esas escenas pueden parecerles extrañas, pero aunque esto así lo parezca, ha sido el modo por el cual siempre han ahuyentado los pueblos primitivos a las influencias malévolas.

45. Y esto se ha dado también en otros países, como lo son China, partes de Sudamérica, en el norte de vuestro país o sea el sur de Estados Unidos, así como en otras regiones; disculpad que me materialice tanto, pero es beneficioso para vosotros.

46. En todas estas partes que he mencionado, se practican los desalojamientos por medio del fuego y de las plantas, y esto, aunque muchos así lo quieran creer, en el fondo no tiene nada de hechicería, y todo obedece a razones materiales y espirituales.

47. Ya vuestra ciencia médica se va acercando al conocimiento de las virtudes curativas de las plantas, las cuales tienen el poder, al penetrar en el organismo humano, de abrir los poros, extrayendo del organismo enfermo los más recónditos tumores y toxinas, desalojando de esa manera el mal que ha postrado a ese cuerpo.

48. Hay plantas también que poseen un poder muy grande sobre los bacilos, microbios o bacterias, apartándolos en grandes cantidades mediante la capacidad de absorción que tienen esas plantas; una vez saturadas las hojas de ese vegetal con esos elementos dañinos, es arrojada el fuego, donde es purificado el ambiente al quemarse el origen material del mal.

49. Esto, como bien podéis comprender, no tiene nada de brujería, y las personas que creen en esas supersticiones, es porque no comprenden el por qué de estas cosas. Muchas tribus que han vivido lejos y fuera de las civilizaciones, han descubierto por intuición estos medios hasta cierto punto sobrenaturales, porque se hallan más allá de la ciencia, porque actúa sobre de ellos el Mundo Espiritual.

50. El Mundo Espiritual en tinieblas, los espíritus enfermos, los espíritus obsesores, están saturados de influencias maléficas, influencias malsanas que depositan en los seres encarnados, enfermándoles a su vez.

51. Esos espíritus, manejan a su antojo a las materias que a su vez enferman, y ejercen un efecto de sugestión sobre aquéllos que les han dado cabida, a través de los hilos fluidicos que todo espíritu posee.

52. Al ser tan de bajo nivel esas influencias, por fuerza deben materializarse, por lo cual sí ejercen sobre ellas efectos curativos las plantas materiales, pues interrumpen los fluidos ya materializados de esos seres que siendo espirituales se han materializado también, y por eso las plantas medicinales tienen influencias sobre esos seres.

53. Dentro del Espiritualismo así como dentro del espiritismo, han sido aún más efectivos estos desalojamientos, porque no sólo se interrumpen esos fluidos del mal, extirpándose las enfermedades materiales o los gérmenes dañinos, sino que también se llega hasta el ser espiritual obsesor o posesionador, se le sujeta y se le entrega luz, para que no continúe haciendo daño.

54. Mas estos trabajos se hacen también fuera del Espiritualismo, aunque no con la caridad, con el reconocimiento fraternal y la espiritualidad con los que se hacen aquí entre vosotros.

55. Todos sabéis que hay personas dotadas de facultad curativa, que por no haber tenido en el camino a nadie que les hiciera el llamado, han desarrollado con toda liberalidad sus dones, y al reconocerlos los han explotado.

56. Esas personas se anuncian ostentosamente, hacen trabajos que rayan en el ocultismo y el bajo espiritismo, hacen desalojamientos con fuego y sin él, hacen curaciones materiales de múltiples formas, y lucran con todo ello.

57. El Señor no quiere que el mundo os confunda con los demás, y no quiere que Su mundo espiritual de luz se materialice aún más, para que no imitéis a aquellos, para que no os convirtáis en taumaturgos o charlatanes.

58. Lo que el Señor quiere es que, cuando ese mundo doliente, necesitado, hambriento, enfermo y destrozado por las guerras se acerque a vosotros, encuentre una fuente de aguas cristalinas que calme su sed.

59. Porque también a vosotros han de llegar los hombres que han vivido y conocido mucho, y si en vosotros encuentran titubeos o rasgos de tan primitivas prácticas, se mofarán de vosotros y se levantarán en contra vuestra, acusándoos de ser taumaturgos, ocultistas, brujos o hechiceros.

60. El Ojo Avizor de nuestro Padre viene en defensa de Su pueblo, de Su obra y de Sus hijos, para ponerlos en el camino firme, el camino verdadero, en el camino en donde no estarán expuestos a las caídas ni a la muerte.

61. La paz del Padre quede con vosotros.

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