Enseñanza 349

1. Pueblo amado: Habéis creído en mi venida en este tiempo, y aún en los últimos días de mi comunicación venís presurosos, sin fatiga, en pos de mi palabra. Muchos han sido llamados, a todos he brindado el agua de esta fuente, y pocos me han escuchado y comprendido, mas Yo me he manifestado y he desbordado amor en el Universo.

2. En el Segundo Tiempo os dije: “¡Bienaventurados los que sin ver han creído!” Y a vosotros en este tiempo os digo también: “¡Benditos seáis porque habéis creído y perseverado en mi Obra sin verme!”

3. Mi venida no debe sorprenderos, porque estaba anunciada; mas no sabíais la hora en que había de llegar. Después de mi partida en el Segundo Tiempo, mis palabras quedaron impresas por mis discípulos y éstos las llevaron a otros nuevos discípulos, para ser propagadas en todo el mundo y la promesa de mi retorno era para los que me seguían de cerca, un estímulo en la dura lucha, una bella esperanza y un sustento para su espíritu insaciable de saber. Y de generación en generación, mis discípulos esperaban ver la nueva aparición de su Maestro. Mas he aquí que las generaciones se sucedieron unas a otras; multitud de seres vinieron a encarnarse a la Tierra y después tornaron al Más Allá, sin que sus ojos miraran realizarse esa promesa. Los siglos transcurrieron y aún los milenios, y cuando la hora fue marcada y mi presencia en Espíritu abrió una nueva Era, encontré que los hombres habían borrado de su corazón mi palabra y muy pocos velaban, esperando mi nuevo advenimiento.

4. He llegado entre vosotros en silencio, sin hacer alarde, mas la forma en que me he manifestado ha sorprendido a muchos, ha sido motivo de duda para unos y aún de mofa para otros. Sólo los que supieron perseverar con el espíritu despierto y la mente despejada me sintieron, como podrían sentirme en cualquier forma que Yo eligiese para manifestarme; mas la promesa fue hecha a todos y su cumplimiento es presentado a todos también.

5. Esta es mi revelación de este tiempo: El hombre ha sido en todos los tiempos mi portavoz. Lo he elegido porque es mi hijo, es mi obra y ésta es la razón. Y aún cuando ese hijo se sienta indigno de Mí, porque no se ha perfeccionado, Yo veo más allá de esas imperfecciones, a esa partícula de luz que es parte de mi Espíritu, a la criatura predilecta, al ser inteligente y capaz de transmitir mi palabra.

6. Vosotros como humanos, ¿amáis acaso sólo a vuestros hijos buenos? Yo he mirado a los padres ayudar con más solicitud a los hijos enfermos o descarriados, a fin de librarlos de sus sufrimientos. En este tiempo he escogido para desempeñar esta misión a hombres y mujeres humildes, sencillos, pecadores y rudos, porque en ellos he encontrado gracia y éstos han sabido purificarse y elevarse para llevar dignamente su cargo.

7. Acaso, ¿podríais oír mi voz espiritual, percibir y comprender el lenguaje divino, hoy que os habéis materializado tanto, que no sabéis oír ni obedecer la voz de vuestro espíritu que se angustia y desfallece en ese mundo en que vivís?

8. Por eso escogí al hombre y lo doté de virtudes espirituales para que pudiese ser mi portavoz. Y a través de esta comunicación, he sido creído y comprendido por muchos, mas otros han persistido en su incredulidad.

9. He permitido al Mundo Espiritual comunicarse con los hombres en la misma forma, y he unido a esos seres en espíritu y a los otros en materia.

10. Es preciso que probéis el sabor de todos los cálices de amargura, que sepáis del dolor y también de la paz para que lo conozcáis todo y ello forme parte de vuestra experiencia, porque quiero que seáis verdaderos discípulos míos, que enseñéis con obras más que con palabras. El ejemplo tiene más fuerza que la palabra y es menester que hagáis llegar a todos vuestros hermanos mi Obra, y esa es la mayor forma de propagarla.

11. Trabajad pacientemente, perseverad hasta el fin. Que nada os detenga en vuestro camino, porque es mucho el dolor que tenéis que aliviar y muchas las tinieblas que habréis de disipar. Ante todo debéis confiar en vuestro Padre y en vosotros mismos, y conocer el valor de vuestros dones.

12. En el Segundo Tiempo cuando Jesús dirigía su palabra a las multitudes que le seguían, en una sola lección hablaba a todos y a cada uno, y descubría la vida interior de aquellas criaturas que se acercaban a Él, y a pesar de las diversas peticiones, necesidades o intenciones que le presentaban, su palabra sabia, precisa y clara, iba siempre a consolar una pena, a resolver un problema o, a disipar la duda y aún cuando el corazón impreparado de algunos no sabía recibir aquella palabra e interpretar su sentido, el espíritu, más accesible que la carne, más sensible a las emanaciones divinas, aceptaba aquellas lecciones y después de meditar y sostener un combate con su materia, terminaba creyendo, porque sólo un Maestro Superior, el Padre de infinita bondad, podía conocer el drama que se agitaba en su interior y aquietar y consolar su espíritu.

13. Muchos hombres al ver a los discípulos convivir con el Maestro, esperaban recibir de éstos las mismas obras que Jesús realizaba y muchas veces se decepcionaron al ver que eran sólo pequeños párvulos que empezaban a elevarse espiritualmente, y que luchaban por comprender las grandes lecciones de su Señor. Mas Jesús no había dicho todavía a las multitudes: “¡Oíd a estos discípulos!” Él no los presentó como maestros en el tiempo de su predicación. Eran las rocas que estaban siendo pulidas para brillar después.

14. Cuántas veces los discípulos trataron de apartar a los niños que se acercaban a Jesús para oír su palabra, creyendo hacer bien y guardar así mayor recogimiento, sin comprender que ellos también tenían un lugar que ocupar entre los discípulos y cuando esto pasó, cuánto dolor sintieron los pequeños y sus madres al alejarse.

15. El pueblo que seguía a Jesús estaba siempre atento juzgando sus obras y las de sus discípulos. Cuando uno de ellos trató de defender a su Maestro usando la espada, su acto fue censurado por las multitudes, mas Jesús seguía corrigiendo y preparando a sus fieles discípulos hasta el día en que les dijo: “Os dejo en mi lugar para que hagáis con la humanidad lo que Yo he hecho con vosotros”.

16. Todas las imperfecciones, los errores, la ignorancia, habían caído de ellos, como una vestidura inútil, para ser revestidos con los dones y potestad de Aquél que los enviaba; ya podían representar a su Maestro, y aún cuando fueran escudriñados severamente por el pueblo, éste no encontraba en ellos motivo de censura. ¡Cuánto tuvieron que luchar con ellos mismos, para alcanzar el grado de elevación que era necesario para predicar la enseñanza de su Señor! Y en verdad os digo, que su ejemplo es imborrable. ¡Cuánta humildad y cuánto amor derramaron a su paso para dar testimonio de mi Obra, y cuán fructífero y benéfico fue su ejemplo para con esta humanidad! Aún después de muchos siglos su nombre y su memoria viven en el corazón de los hombres, y Yo doy testimonio en el Tercer Tiempo, una Era después, de su gran obra, por haber sabido testificar mi verdad.

17. Ahora que estoy rodeado una vez más de discípulos y de párvulos, como lo estuve en el Segundo Tiempo, os preparo en igual forma y os revisto de gracia y potestad. Quedaréis al igual que ellos como ovejas entre lobos, pero no os acobardéis, ni os parezca imposible realizar una obra grande y dejar un ejemplo a la humanidad.

18. Iréis penetrando insensiblemente en una vida virtuosa y vuestros pasos siempre os llevarán a la mayor comprensión y desarrollo de vuestra misión. No sabéis la fuerza que tendrá vuestro ejemplo y la influencia que ejerceréis cuando estéis consagrados a vuestro cumplimiento.

19. Yo veo en el futuro de esta humanidad, escribirse con caracteres luminosos las obras de este pueblo humilde que se abre paso entre asperezas y duras pruebas.

20. ¡Cuántas tinieblas disiparán vuestras obras de amor y caridad, y cuántos altares de fanatismo caerán ante la fuerza de vuestra espiritualidad! Porque llevaréis mi Doctrina de paz y amor en la mirada, en los labios, en el corazón y en todas las potencias de vuestro espíritu.

21. Ahora que mi palabra está por terminar de manifestarse en esta forma, os digo: Que la ausencia de estas manifestaciones no vaya a enfriar vuestro corazón y a ser causa de distanciamiento entre unos y otros, todavía no podéis luchar solos en vuestro cumplimiento. Aún necesitáis daros calor, vida y fortaleza. Quiero mirar después de mi partida que continuáis vuestras reuniones, porque Yo seguiré presidiendo vuestras obras y acudiré para derramar inspiraciones sobre estas amadas congregaciones. Quiero que sigáis buscando con paciencia, como ahora lo hacéis mi palabra, mis nuevas revelaciones, porque la Luz divina seguirá fluyendo interminablemente sobre todos vosotros.

22. Al estudiar mi enseñanza, huid de toda discusión o violencia para que no turbéis jamás vuestra mente. Que la espiritualidad, que es recogimiento y elevación, presida siempre vuestras reuniones. Y no sólo penséis en vosotros, atraed a vuestro seno a los enfermos, a los débiles o cansados en la vida, a los que sufren el desengaño en los diferentes cultos que practican, a los que tienen hambre y sed del sustento espiritual, a los humillados e indefensos porque su causa no es comprendida; a todos amad y atraed, y ahí en vuestras reuniones dadles consuelo, sanad sus heridas, ayudadlos a orar y unidos todos en una sola oración venid a Mí. Buscadme como Padre y como Doctor, y ese acto será suficiente para que Yo derrame el bálsamo y os conceda prodigios.

23. Cuanto más espiritual sea vuestra reunión, mayores prodigios veréis realizarse. Se levantarán entre vosotros los buenos analizadores de mi enseñanza, y cuando éstos estén hablando para daros a conocer su análisis, Yo los iluminaré y dirán lo que en ese momento les será inspirado. Mas nadie hable por vanidad, para que no se despoje de sus dones preciosos.

24. Así como en estos tiempos he premiado vuestra preparación, concediéndoos esta comunicación, quiero en esos tiempos futuros concederos mi gracia también por vuestra elevación y celo en mi Obra. Si así lo hacéis, llegarán a vosotros hombres y mujeres que al tener noticias de mi nueva venida, se interesarán por conocer mi Mensaje y ansiosos os preguntarán, qué fue lo que os enseñé y cómo hablé en el Tercer Tiempo a la humanidad. Y ese Libro que están formando las Plumas de Oro, esa inspiración que el portavoz traduce en palabras para ser recogido y guardado celosamente en las páginas de los libros, será la herencia sagrada que deje a todo hambriento de pan y a todo aquél que busque el sustento para su espíritu.

25. No releguéis esas páginas en el rincón de vuestro olvido, porque ellas serán armas en los días de lucha, cuando todavía vuestros labios no sepan hablar con el desarrollo debido; cuando vuestra memoria frágil olvide mis lecciones, esas palabras impresas estarán hablando con la misma esencia con que Yo os he doctrinado. La luz de esta enseñanza penetrará en el corazón de aquéllos a quienes estéis dando testimonio y ellos se estremecerán y creerán en mi manifestación como Espíritu Santo.

26. Llegará para vosotros el momento de lucha y veréis cómo el pueblo se sentirá fuerte y valeroso, ferviente en su creencia. Para conocer si es llegada esa hora, no tendréis que preguntar a vuestros hermanos, sino sentiréis el llamado que vuestro Padre os hace. Los profetas estarán alertas porque su responsabilidad no cesará. Sus pupilas espirituales penetrarán con respeto y amor en ese mundo, desde el cual mirarán con claridad las señales que han de conducir al pueblo por el buen camino y también en este mundo, habrá acontecimientos que os hablarán de esa hora de cumplimiento.

27. ¿Qué deseáis saber para esos tiempos que no hayáis alcanzado a comprender a través de esta palabra sencilla y clara que lo explica y lo resuelve todo? Así con esa claridad debéis enseñar, para que seáis verdaderos maestros y consejeros de la humanidad.

28. Las comarcas os verán como un baluarte suyo. Los profetas serán creídos. Vuestras palabras balsámicas, saludables, serán buscadas por los enfermos, vuestro consejo será solicitado y vuestra oración e intercesión pedidas también en los momentos de prueba.

29. ¡Qué hermosos tiempos para vuestro cumplimiento serán esos! ¡Qué gran oportunidad para que goce vuestro espíritu y desarrolléis vuestros dones! ¡Cuánta dicha sentiréis al mirar a muchos que habían vivido inútilmente, fortalecerse en el bien y levantarse haciendo obras provechosas, obras de trascendencia! Esa es vuestra misión: Redimir y restaurar al Semejante la luz que había perdido, para sentirse poseedor de la gracia divina; todo aquello de que se había despojado volverá a poseerlo, para ser dueño de la paz, de la sabiduría y del amor divinos.

30. Vuestra preparación para ese tiempo no encerrará misticismo ni teorías humanas. No seréis ministros de ritos ni de formas, sino humildes maestros que van a penetrar en el tiempo de los hechos.

31. Comprended que la humanidad está despertando para la vida espiritual y muy pronto veréis grandes acontecimientos que revelarán su adelanto; veréis naciones que por mucho tiempo fueron enemigas, unirse y reconocerse, muchas razas opuestas se fusionarán.

Las doctrinas que no tienen raíces de espiritualidad y que han dominado pueblos, serán destruidas por esos mismos pueblos que antes las proclamaron como salvadoras y nuevas doctrinas surgirán tendiendo a lo elevado. Yo permitiré que se establezcan, porque serán movimientos precursores de la más pura espiritualidad. Y cuando veáis aparecer estas obras en la Tierra, sabréis que el espíritu de los hombres está presto a llegar al final de otra gran Etapa.

32. Muchos que hoy son llamados sabios, se quebrantarán y confundirán en ese tiempo, como otros que han sido perseguidos y humillados por su amor a la justicia, verán brillar en esos días de equilibrio y de restauración moral, sus anhelos, sus ideales sanos.

33. La vida espiritual se manifestará en plenitud en este planeta, y hará sentir su influencia en todos los seres, y los que han sido materialistas callarán sus labios, cerrarán sus libros y abrirán sus ojos espirituales, para contemplar esa vida que habían negado y abrirán las puertas que habían cerrado a las grandes multitudes.

34. Verán cómo mi luz brilla en todo el orbe y cómo todo espíritu ha sido iluminado. El Arcano estará abierto y todo el que quiera mirar hacia su interior podrá hacerlo si se prepara con un poco de amor.

35. Cuando la humanidad conozca mi enseñanza y penetre en su sentido, depositará en ella su confianza y se afirmará en la creencia de que es el certero camino, la guía para todo ser que quiera vivir en la justicia, en el amor y en el respeto hacia sus Semejantes.

Cuando esta Doctrina se asiente en el corazón de los hombres, se iluminará la vida del hogar, fortaleciendo a los padres en la virtud, a los matrimonios en la fidelidad, a los hijos en la obediencia y colmará de sabiduría a los maestros, hará magnánimos a los gobernantes e inspirará a los jueces, para que hagan verdadera justicia; los científicos se verán iluminados y esta luz les revelará grandes secretos para el bien de la humanidad y para su evolución espiritual. Así empezará una nueva Era de paz y de progreso.

36. Espiritualismo, como he llamado a esta enseñanza, no quiere decir misticismo ni fanatismo. Esta Doctrina aconseja la simplificación del culto y la más pura elevación del espíritu. A ese camino os conduce haciéndoos penetrar paso a paso en el sendero de la verdad.

37. ¡Cuán pocos me han comprendido y han vislumbrado la verdadera esencia de mi enseñanza! Veo aún en mis discípulos el afán de persistir en las tradiciones y costumbres de sus antepasados. El temor a renunciar a muchos hábitos y ritos, que son un obstáculo para que el pueblo avance en su preparación. Mas Yo ayudaré a esos pequeños, a esos débiles espíritus para que se fortalezcan y den alcance a los primeros discípulos, porque todos debéis uniros en un solo propósito.

38. La misión de este pueblo es trabajar por la paz de este mundo, predicando y sembrando a su paso mi palabra, para que sea este Valle reflejo de la Morada celestial y sus moradores, imagen de los justos que habitan en mi Reino.

39. Para alcanzar la meta en este mundo, tenéis que luchar, que sufrir y llorar, pero no desmayéis en vuestra lucha. Vais a tropezar con las imperfecciones y la dureza del corazón humano; pero no seáis jueces de vuestros hermanos, recordad que en el Segundo Tiempo no asomó entre mis discípulos el juicio para alguno de sus hermanos, sólo Yo corregía y juzgaba los actos de aquéllos que me seguían y cuando alguno, escandalizado por lo que otro había hecho, se acercaba a Mí para decirme: “Señor, ¿por qué ha faltado aquel hermano?, ¿qué le va a suceder por esta causa, qué consecuencias encontrará en su camino?” Yo le contestaba: “Si él ha faltado, vos no cometáis ese error, ni esperéis el castigo sobre él, para sentir que vos sois más perfecto y más digno de Mí”. Y aún el día en que celebré la última cena con mis discípulos y fue conocida de todos la obra de Judas, mi presencia impuso silencio, nadie lo juzgó, nadie lo llamó injusto o traidor, nadie le reclamó ni le llamó ingrato. El silencio se hizo porque ya los discípulos habían aprendido de su Maestro la lección y sólo fue la Conciencia de Judas la que le reclamó y lo juzgó.

40. Así sed vosotros en este tiempo, no juzguéis ni sentenciéis a vuestros hermanos, por ignorantes y errados que les miréis. Dejadme vuestra causa y cumplid como buenos discípulos. Dad ejemplo, que si lo hacéis con sinceridad, exenta de vanidad, encontraréis eco en el corazón de los que os rodean y pronto los veréis dando los mismos pasos y obedeciendo la misma inspiración.

41. ¡Velad y orad, pueblo! Velad por vuestra unificación y vuestra paz, ya estáis en los últimos días de este año final y quiero encontraros unidos. Yo he sido la alondra bajo cuyas alas se han cobijado todos los polluelos. Así quiero seguir, dándoos calor para que no os disgreguéis. Os he enseñado mucho para que vosotros como primeros, sepáis conducir a los postreros; mirad que entre ellos hay algunos que no se han afirmado y es necesario que los ayudéis y aún entre los que me han oído mucho, hay quienes son frágiles. A ellos repetid mis palabras, dadles calor y vida para que no se aparten de la senda y velad con vuestras obras por la paz de este mundo, orad y esa oración iluminará la vida de vuestros hermanos. Y vuestro espíritu, imitando al Maestro, convertido en alondra de paz, volará sobre el haz de la Tierra, llevando mi mensaje a todos los hombres de buena voluntad.

42. Mas no esperéis el resultado de vuestra siembra al instante de depositar la semilla. Yo os he dicho que la simiente espiritual no tiene el mismo plazo para germinar, que aquélla que sembráis en vuestros campos. Si la semilla material germina en siete días, la espiritual puede nacer lo mismo en siete segundos, que en siete etapas de la eternidad; vosotros debéis sembrar y cultivar con amor y un día vuestro espíritu, que pertenece a la Vida Eterna, gozará contemplando la germinación de la semilla que sembró, su crecimiento, su florecimiento y fructificación, y no sólo esto, sino la multiplicación de este fruto, del cual sólo una semilla sembrasteis.

43. Así os enseño y os explico lo que no alcanzáis a comprender, fortaleceos cada día más, porque quiero miraros fuertes de espíritu y sanos de cuerpo.

44. Todo aquél que se sienta débil o enfermo, fortalézcase con mi presencia, sienta mi consuelo y levántese con fe y confianza en su destino. Esa misma fe será un báculo para sostenerse y seguir adelante. Si vuestras dolencias se prolongan, sobreponeos a ellas mismas, con esa fortaleza que os doy; si miráis el dolor en vuestros hermanos y queréis apartarlo, venid a la fuente de consuelo y muy presto ese dolor lo convertiréis en paz y en sonrisa. No miréis muerte en donde no la hay, porque Yo soy la Vida y todos los seres vivís en Mí.

45. Cuando queráis orar por los seres que habitan el Valle espiritual, no fijéis día ni hora para evocarlos y acercaros a esas criaturas, hacedlo por el amor que os une a ellas y pensad que pertenecen a la vida espiritual, que habitan en la eternidad y no se encuentran bajo la acción del tiempo.

46. ¡Vivid ya en comunión con ese mundo, cerca los unos de los otros! Estrechad vuestros lazos de amor y si esos seres a quienes estuvisteis unidos en la Tierra, se encuentran más elevados que vosotros en la Escala espiritual, os ayudarán en vuestra vida. Si por el contrario, están retrasados y necesitan de vuestra oración y vuestro apoyo, del ejemplo que les podáis dar, ayudadlos y así estaréis manteniendo la armonía y la paz en este mundo.

47. No mostréis impaciencia por volver a encontraros con los seres queridos. Esa impaciencia es del corazón humano que quisiera percibir la forma de esos seres, su faz y su actitud, para gozar con ellas un momento. Retened esa impaciencia y esperad con verdadera virtud espiritual, que llegue el momento feliz de ese encuentro y después seguiréis caminando unidos por la misma senda que ha de llevaros a todos a mi diestra.

48. Velad y orad por los seres del Más Allá; para aquéllos que nada necesitan de vosotros vuestra oración será un saludo, un ósculo, un estrecho abrazo espiritual; y para los que si necesitan vuestra ayuda, vuestra oración será un bálsamo, una liberación, una caricia y una voz de estímulo en el camino de las pruebas y de la restitución. Esos seres espirituales que no han podido elevarse a la morada que les corresponde, al mundo que pertenecen y les espera, al recibir la voz de este mundo que les atrae con su oración, despertarán de su sueño, resucitarán de su muerte e irán en pos de su salvación.

49. Mas la humanidad no sabe iluminar la vida de esos seres ni arrancar su materialización, no sabe romper las cadenas de remordimientos y de dolor que pesan sobre ellos. Vosotros que poseéis la luz, orad y tened caridad de ese mundo desconocido para vosotros y ayudadlo a liberarse y a encauzarse en la vida a que pertenecen; no huyáis de su presencia ni les temáis. Yo os acerco para que unidos oréis y vengáis a Mí. Así os recibiré para daros la paz, que ha de extenderse para cubrir a todos, porque todos sois mis hijos muy amados.

50. Mi Espíritu Divino os estrecha y os bendice, Tomad mi palabra para que seáis llenos de luz, de fortaleza y sabiduría y penetrad en ella para que conozcáis mi voluntad. Yo quiero que seáis celosos de lo que recibís y que sepáis analizarlo.

51. En mis manifestaciones de amor habéis sentido que os doy vida, sentís mi calor y mi protección, y dejáis de ser fríos para convertiros en seres llenos de fe y esperanza.

52. Cada una de mis palabras es un mandato y quiero que os levantéis presurosos a darles cumplimiento. Mis profecías dadas por medio de criaturas sencillas y humildes, se cumplirán y vosotros daréis testimonio de esto.

53. Por causa de mi Obra muchos de vosotros seréis juzgados mal, mas no toméis vosotros la causa, dejádmela a Mí y Yo os defenderé, vosotros trabajad tan sólo en sembrar esta luz y en ser humildes. Cuando os ataquen usad tan sólo las armas que os he dado: El amor, el respeto y la humildad.

Cuanto más os censuren, más manifestaré en vosotros mi poder; y aquéllos que tenéis el don de ver más allá de esta vida, en las regiones del espíritu, fortaleced a los débiles, ratificando mis palabras. Y los que tienen el don de elevarse para oír las voces del Más Allá, preparaos para que llevéis mis mensajes. Estas manifestaciones superiores sostendrán a vuestro espíritu, aun en las más grandes pruebas.

54. Vuestras obras quedan escritas perpetuamente; por eso vosotros que habéis sido consagrados a mi servicio, emplead bien vuestro entendimiento y don de palabra.

55. Os doy mi enseñanza como una semilla para que la sembréis y cultivéis. Cuando vuestro corazón preparado sienta que es llegada la hora de dar principio a su trabajo, vaya, comparta con todos los hambrientos y la semilla se multiplicará. Muchos no sabrán recibir la Buena Nueva, porque su espíritu no estará a tiempo de comprender estas lecciones. Otros querrán hurtar el precioso fruto para emplearlo mal y después se arrepentirán para llegar a Mí, como hijos pródigos; mas Yo devolveré la semilla a los que por ignorancia la hayan perdido y todo espíritu de buena voluntad la poseerá.

56. Cuando sepáis encontrar en mi Cátedra toda la luz y fortaleza que ha de menester vuestro espíritu, me seguiréis hasta el fin, no sentiréis cansancio, no os detendréis en vuestra tarea de dar a conocer mi palabra y las vicisitudes no os harán flaquear. Cuando hayáis comprendido una lección, analizad la siguiente y continuad leyendo en el Libro de infinitas lecciones que os dejo para que estudiéis y os alimentéis. Tomad lo necesario para vivir. Vivid como discípulos míos.

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