Enseñanza 345
1. ¡Bienvenidos todos ante el Maestro!
2. Unas cuantas albas han pasado en que me presente entre vosotros como Juez, en que vine a juzgar hasta lo más íntimo de mi pueblo de Israel; a unos los hallé velando y orando, a otros durmiendo para las revelaciones espirituales y despiertos solamente para las tentaciones del mundo. A unos los encontré con verdadera preparación espiritual y adelanto, a los otros hundidos en el retraso, a una parte de mis hijos en la rutina y a algunos más, faltos de preparación espiritual.
3. Juzgué el amor de mi pueblo y encontré que no se aman todavía de hermano a hermano; que todavía la armonía espiritual no es sentida ni vivida por él.
4. Oí la oración de la congregación y de los unos se elevaba el arrepentimiento por las faltas; de los otros la débil petición por la paz universal y por la unificación del pueblo de Israel y cuán pocos, en verdad, fueron aquéllos que conscientes de su responsabilidad ante Dios y ante el mundo, que con verdadera visión espiritual, supieron elevarse humildemente ante Mí, en demanda de una lección, supieron presentarse ante el Juez inclinando la cerviz, entregarse en mis brazos de Padre como hijos que saben que soy ante todo Amor, y en esa bendita ocasión, en ese instante de gracia, desbordé mis complacencias espirituales, derramé en parte por el conducto humano y en gran parte de Espíritu a espíritu mis inspiraciones, mi justicia y mis órdenes, particularmente sobre mi pueblo, pero también sobre el orbe y en todo el Universo.
5. Esa fue mi Cátedra en que vine a vosotros como Juez, en la que tuvisteis mi rayo comunicado por el entendimiento humano y circundado por los labriegos de todas las comarcas, por representantes de todos los recintos, por los siervos Espiritualistas Trinitarios Marianos, por cuyo entendimiento manifiesto mi Obra y aliento la fe de las multitudes.
6. Yo os volveré a contemplar así reunidos en tiempos venideros, pero ya no bajo esta manifestación. Así lo presintió en su espíritu el pueblo y sollozó; la carne fue débil y se rebeló ante la próxima partida y finalización de estas manifestaciones.
7. Elías os había preparado, os había tocado con su índice espiritual con anterioridad a ese instante, para que todo el pueblo estuviera despierto, alerta y velando; para que ese momento de juicio y de gracia, no lo encontrara aletargado. Porque Elías se presenta en la senda de los espíritus, siempre como un precursor y aparejando los senderos, apartando los espinos y pedruscos para que la planta de mis hijos no se lastime en el camino, echando a vuelo la campana espiritual que os habla a través de la Conciencia hasta lo más profundo del espíritu, para dejaros despiertos, de luz y oír la voz de Aquél que llega, de Aquél que os dice siempre: “Aquí estoy”, porque el Padre está en todo momento y en todo lugar.
8. Así escudriñé el corazón de los hombres en ese momento de juicio y lo encontré lleno de dolor, de incertidumbre, de presentimientos sombríos; me acerqué para escuchar sus latidos, para oír su plegaria, que cada día es menos espiritual, que cada vez se aleja más y más de sus principios, porque va en pos del materialismo, en pos solamente de las ciencias y tendencias de la Tierra. Así encontré a la humanidad, al hombre, preocupado solamente por los bienes del mundo; pero con su espíritu angustiado, conservando sólo un rayo, una chispa de esperanza y esa chispa no vine a apagarla con mi justicia, por el contrario vine a avivarla con mi verdad, con mi consuelo, fortaleza y esencia. Esto derramé espiritualmente en todo el orbe en ese momento de gracia, para que mi presencia fuera sentida y mi esencia estuviera en todos sin distinción alguna, porque también Elías se había manifestado antes. Cuando llegué, ya los espíritus y los corazones habían sido preparados por el precursor de Dios en todos los tiempos y en todas las Eras.
Elías es aquél que ha estado con vosotros siempre y al que muy pocas veces habéis sentido.
9. ¿Es acaso él vuestro Padre? No. ¿Es acaso el Espíritu Santo? Tampoco. ¿Quién es entonces Elías? Elías es el gran espíritu que está a la diestra de Dios, que en su humildad se nombra siervo del Padre y por su conducto, como por el conducto de otros grandes espíritus, muevo el Universo espiritual y llevo a cabo grandes y altos designios. Sí, mis discípulos, a mi servicio tengo multitudes de grandes espíritus que rigen la Creación.
10. Entonces os preguntáis: “¿El Padre no es Aquél que todo lo hace?” Y os contesto: “Yo soy el que todo lo hago, porque Yo estoy en todos los espíritus, Yo estoy en todas las criaturas y sin Mí nada se movería; pero así como he dado vida a muchos espíritus, a todos les he dado parte en mi Obra, en mi trabajo, sitio en mi Creación, lugar digno a mi diestra”.
Así desde el primero hasta el postrero, después de prepararos a todos para esa alba de gracia que pasó, me presentó Elías los campos fecundos de cizaña y le dije: “¡Dejad!, todavía la cizaña se multiplicará un poco; todavía la mala hierba crecerá, profundizará más sus raíces y cundirá aún más en la tierra. Pero pronto vendrá la siega, pronto vendrá la hoz y entonces, entre la mala simiente estará el trigo, escaso, en verdad, pero será conservado en mis graneros para ser vuelto a sembrar cuando la hora sea llegada y la tierra esté propicia y fecunda, mientras que la cizaña atada en gavillas será arrojada al fuego”.
11. La maldad ha crecido entre los hombres, mi pueblo. La bondad, la virtud, el amor, han sido débiles ante la invasión del mal, de las enfermedades, de las plagas, de las pestes y las calamidades. Todo aquello que es simiente de los perversos, ha contaminado el corazón de los buenos, ha hecho flaquear a algunos, ha diezmado el número de los fieles, porque gran fuerza ha traído el mal sobre la humanidad.
12. Yo he dejado que así acontezca por razón del libre albedrío que os he dado, porque detrás de toda la perversidad, de todas las tinieblas y de la ofuscación de los hombres, hay una luz divina: La Conciencia, que no se pierde y no se perderá jamás; hay un principio que es el espíritu, que guarda inmaculado el ósculo que el Padre le dio, que es el sello divino con que Yo he enviado a todos mis hijos a la senda de la lucha y por esa marca no se perderá ninguno de esos espíritus.
13. Grande es el número de los descarriados; pero no faltan sobre el orbe, en el seno de las distintas naciones que forman la Tierra, en los humildes poblados y en los valles, algunos corazones que saben elevarse a mi Espíritu, que saben conservarse en el pacto hecho con su Señor y saben ser ejemplo y sostén espiritual para las multitudes y ellos al elevarse, me interrogan: “¿Por qué tanta maldad? ¿Por qué no brota el arrepentimiento en el corazón de los hombres? ¿Por qué no despierta la humanidad para el bien, para la paz? ¿Por qué no logran comprenderse los hombres para amarse, para reconocerse como hermanos en Dios?”
14. Y el Padre da tranquilidad y esperanza a los que así velando y orando se encuentran, diciéndoles: “Esperad, que aquéllos que más han pecado, aquéllos que más dolor han causado a esta humanidad, serán después sus mayores benefactores, porque ellos no morirán; morirá el pecado, desaparecerá su materialidad, desaparecerán las tinieblas causa del pecado de los hombres; pero el espíritu, guiado por su Conciencia, nunca desaparecerá, aún cuando tenga que pasar por grandes crisoles, por grandes restituciones y purificaciones espirituales; aún cuando tenga que pasar por la muerte corpórea; aún cuando sienta que las tinieblas que le envuelven en su restitución son eternas; aún cuando sienta que el fuego de su arrepentimiento es fuego de infierno. Todo ello pasará, de todo ello saldrá avante y limpio, más limpio que el oro cuando pasa por el crisol”.
15. La vida desde la aparición del hombre no la podéis imaginar ni calcular. Lo que antes de vuestra existencia haya pasado, en otros mundos, en el Más allá insondable para vosotros, no lo conocéis; mas recordad mis enseñanzas, ellas son vuestro camino.
16. Hay fuerzas invisibles a la mirada humana e imperceptibles a la ciencia del hombre, que influyen constantemente en vuestra vida. Las hay buenas y las hay malas, las hay de luz y también oscuras.
17. ¿De dónde surgen esas influencias? Del espíritu, de la mente, de los sentimientos.
18. Unas y otras vibraciones invaden el espacio, luchan entre sí e influyen en vuestra vida, esas influencias lo mismo brotan de espíritus encarnados que de seres sin materia, porque lo mismo en la Tierra que en el Más Allá, existen espíritus de luz así como turbados.
19. Si me preguntáis: “¿Cuál fue el principio, el origen de esas fuerzas?” El Padre os contesta:
20. Antes de que los mundos fuesen, antes de que toda criatura y lo que es materia surgiera a la vida, ya existía mi Espíritu Divino. Mas siendo el Todo, experimentaba en Mí un inmenso vacío, porque era como un Rey sin súbditos, como un Maestro sin discípulos, por ese motivo concebí la idea de crear seres semejantes a mi Espíritu, a quienes dedicaría toda mi vida, a los que amaría tan profunda e intensamente que llegado el momento, no titubearía para ofrecerles mi sangre en la cruz. Y no os confundáis si os digo que antes de que existierais, ya os amaba.
21. Sí hijos muy amados.
22. Para que Dios pudiera nombrarse Padre, hizo brotar de su Seno espíritus, criaturas semejantes a Él en sus divinos atributos, éste fue vuestro principio, así surgisteis a la vida espiritual.
23. Mas el Padre siendo infinito y anhelando ser comprendido por sus hijos, una vez creado vuestro espíritu, formó la vida material, creó una de vuestras moradas pasajeras, el mundo.
24. Con paciencia perfecta, infinita, fui forjando y preparándolo todo, para que el hijo no encontrara imperfección alguna, sino que a cada paso y en cada obra, encontrara la huella de su Creador; porque todo quedó dispuesto desde el principio como un libro, a través de cuyas páginas y con el paso de los tiempos encontrarais las respuestas anheladas a la preguntas que me haríais: “¿Quién soy? ¿De dónde he venido? Y, ¿a dónde voy?”
25. Y cuando todo estuvo preparado doté al espíritu del cuerpo que le serviría de báculo, de vestido para habitar un mundo maravilloso, creado con sabiduría y perfección para él, libro que, con todas sus lecciones y bellezas se ofrecía a los hijos del Señor, como una escala que comenzaba en ese mundo y se perdía en lo infinito.
26. Y cuando todo estuvo preparado, dije al espíritu encarnado, al hombre: “He ahí vuestra morada pasajera. Cruzad los caminos, bebed de las fuentes, probad y saboread los frutos, conocedme a través de todo”.
27. Este fue vuestro principio en la vida material; pero esto que os relato, ha quedado muy atrás, ha quedado oculto con el paso de los tiempos.
28. Vuestros números, vuestras ciencias más elevadas para medir y calcular los tiempos, no os bastarían para dar principio a una labor que solamente Dios puede llevar a cabo, por ser el único que estará siempre más allá de los tiempos.
29. Si el científico no puede precisar la edad de este mundo, ¿cómo podría investigar el principio de la vida universal, si no se lo revelo Yo? Sin embargo, para que no quebrantéis vuestro entendimiento queriendo saber lo que está más allá de vuestro alcance, que os baste saber que el Padre, el Todo, en quien está presente lo que ha sido, lo que es y lo que ha de ser, os ha dicho en este día: El principio de vuestra vida ha quedado muy atrás, ha quedado oculto bajo el paso de los tiempos.
30. Cuando el hombre comenzó a vivir en el mundo, hacía una vida espiritual lleno de pureza y de inocencia; pero os pregunto: ¿Creéis que Yo estuviera satisfecho con la pureza de esas criaturas, pureza que provenía de su ignorancia, de su falta de saber? No discípulos, por medio de esa ignorancia, el Padre no podía ser conocido, comprendido ni amado, por esa falta de méritos espirituales no podía ser valorizado ninguno de los atributos divinos, y Yo no quería que fueseis criaturas inferiores sujetas a mi voluntad superior, o algo así como esas máquinas que vosotros construís, sin voluntad, sin vida propia. Por ello le concedí al espíritu el don del libre albedrío, y a la materia le permití que revelara al espíritu los misterios de la vida humana; pero al espíritu le di a conocer por medio de la intuición la existencia del Padre Creador, y ante la debilidad de la materia, estaba la fortaleza del espíritu guiado por la luz de la Conciencia, en la cual están mi justicia, mi sabiduría y mi voz.
31. En el instante en que el espíritu despertó a la vida humana ante la voz de sus sentidos materiales, renunció a su vida espiritual y comenzó el crisol, la lucha, las necesidades, el dolor, las consecuencias de todos los pensamientos, palabras y acciones, y comenzó el desarrollo del espíritu y de las facultades humanas.
32. Sí, hijos míos, la consecuencia de todos los pensamientos, palabras y acciones que el espíritu tuvo en su principio, por razón del libre albedrío, dio origen a las fuerzas invisibles, a esas vibraciones del bien y del mal.
33. Los que en el uso del libre albedrío comenzaron a vivir en forma sana, tratando de alcanzar su bienestar y el del Semejante, crearon vibraciones saludables, benéficas, y los que, en el mismo uso del libre albedrío desoyeron la voz de la Conciencia y se orientaron por las inclinaciones egoístas, propias de su materia, crearon fuerzas maléficas, engañosas.
34. Unas y otras vibraciones quedaron en el espacio, prestas a aumentar o disminuir su intensidad, según los pensamientos de los hombres, según sus obras posteriores, pero esas fuerzas invisibles, no habrían de quedar aisladas de la evolución de los espíritus, no discípulos, esas vibraciones quedarían latentes sobre todos los seres, y acudirían a éstos según fueran sus pensamientos y obras.
35. Los que eran inspirados por la luz de la Conciencia, sabían rechazar las malas influencias y buscaban las vibraciones benéficas y saludables, y los que en el uso del libre albedrío hacían obras opuestas al dictado divino, atraían las vibraciones perversas, insanas, aumentando su confusión; y de ese desequilibrio provienen las enfermedades y las bajas pasiones que atormentan al hombre hasta vuestros días.
36. Yo que conozco vuestro principio y vuestro futuro en la eternidad, di a los primeros hombres armas con las que lucharan contra las fuerzas del mal; pero las despreciaron, prefirieron la lucha del mal contra el mal en la que nadie triunfa, porque todos resultarán vencidos.
37. Si me preguntáis: “¿Cuáles fueron las armas que di a la humanidad para luchar contra el mal?” Os diré: Que fueron la oración, la perseverancia en la Ley y el Amor de los unos a los otros.
38. Os he hablado del origen de las fuerzas del bien y del mal, ahora os digo: Esas vibraciones habrían de llegar a todos los mundos que habría de formar, para probar a los hijos del Señor; mas con ello, no buscaba vuestra perdición sino vuestro perfeccionamiento. Prueba de ello es que Yo siempre me he manifestado a mis hijos, ya hablándoos a través de la Conciencia, ya doctrinándoos a través de mis enviados o haciéndome hombre entre mis hijos, como en aquel Segundo Tiempo a través de Jesús.
39. No hay raza o tribu por inculta que os parezca, aún aquellas que no conocéis porque habitan en selvas impenetrables, que no hayan tenido manifestaciones de mi amor. Ellos en el momento de peligro han escuchado voces celestiales que les protegen, que les amparan, que les aconsejan.
40. Nunca habéis vivido abandonados, desde el instante en que brotasteis a la vida, habéis estado bajo el amparo de mi amor.
41. Vosotros padres humanos, amando tiernamente a vuestros hijos, ¿seríais capaces de abandonarlos a su suerte, cuando apenas han brotado a esta vida, cuando más necesitan de vuestros cuidados, de vuestros desvelos, de vuestro amor? Yo os he contemplado velando por vuestros hijos, aún cuando han llegado a su mayor edad, aún por aquéllos que delinquen, que os han ofendido, por ellos veláis con mayor amor, y si vosotros así respondéis ante las necesidades de vuestros hijos, ¿cómo será el amor de vuestro Padre Celestial que os ha amado desde antes de que existierais?
42. Siempre he venido en vuestra ayuda, y en este tiempo en que os encuentro con mayor evolución espiritual he venido a enseñaros cómo debéis de luchar para aniquilar las fuerzas insanas, y la forma de aumentar las vibraciones del bien, porque las antiguas creencias, figuras, formas y nombres simbólicos con que los hombres de los tiempos pasados representaron el mal, dándole forma humana, concediéndole existencia espiritual, creencias que han llegado hasta las presentes generaciones deben desaparecer, porque sin daros cuenta habéis creado con ellas mitos y cultos supersticiosos, indignos de la evolución espiritual que el hombre ha alcanzado en este tiempo.
43. Me decís: “Padre, si por hacer mal uso del don del libre albedrío, por desoír la voz de la Conciencia, y por nuestras flaquezas a tu Ley, hemos dado mayor fuerza a las vibraciones del mal, para ser libres espiritualmente, para alcanzar la paz del Reino de los Cielos, ¿qué debemos hacer?” El Padre os contesta: La libertad que anhela vuestro espíritu y el Mío la alcanzaréis, en virtud de los méritos de vuestra restitución.
44. ¿Cuándo alcanzaréis vuestra liberación espiritual? No os lo revelo en este instante, tan sólo os invito a luchar con las armas que os inspira mi amor, contra las fuerzas del mal. Perseverad en mi Ley, sed fuertes en las grandes pruebas, y veréis llegar el establecimiento de mi Reino en el corazón de la humanidad, hoy dividida en razas, lenguas y colores, distanciada por distintas ideologías, en doctrinas, ambiciones y odios; la veréis en espíritu y en verdad, morar en las virtudes, perseverar en mis enseñanzas y pronunciar con respeto mi Nombre; pero, ¡ah, cuántas encrucijadas y cuántas tentaciones tendrá que pasar!
45. Velad y orad, venced en mi Nombre y entonces sí habréis alcanzado vuestra apoteosis espiritual, la gloria vendrá a vuestro encuentro y habrá sonrisas de paz y de júbilo verdadero. El hijo pródigo de la parábola retornará al hogar paterno, y contemplaréis que la humanidad, después de tantas luchas y caídas conquistará al fin la paz prometida a los hombres de buena voluntad.
46. Fortaleceos con mis enseñanzas y compartid de esta luz a la humanidad; decidle cuál es el origen del mal, y cómo lo puede combatir esgrimiendo las armas del amor y la virtud.
47. Decidle que, cuando el hombre apareció sobre el haz de este mundo, ya existían las vibraciones del bien y del mal, y que desde el principio mi justicia sabia y amorosa ha permitido que, tanto espíritus fieles a la luz de la Conciencia, como seres guiados por el don del libre albedrío, encarnen en este mundo, unos para restitución de la humanidad, otros para bendición de ella misma.
Por eso habéis contemplado en todas las épocas de la vida humana, cómo han surgido grandes espíritus, unos para el bien y otros para el mal; espíritus llenos de poder, llenos de fuerza y cuando habéis visto la aparición de esos espíritus encarnados en hombres haciendo obras bienhechoras, no habéis concebido el porqué no todos los hombres son así. Se ha confundido la humanidad considerándolos como seres extraordinarios, que en el mismo tiempo en que otros seres evolucionan tan poco, ellos logran manifestarse con tanta potencia, con tanta luz, con tanto amor, sabiduría o virtud y es que esos espíritus no han venido a nacer o a empezar su evolución en la Tierra, es que son espíritus que se han acrisolado en otros mundos, en otros sitios desconocidos aún para vosotros; es que no han venido entre vosotros a sembrar apenas, sino a traer la cosecha, el fruto cultivado, sazonado por ellos en otros tiempos y en otros sitios; han venido a traer a vuestros labios su sabor, su vida, su esencia y con ellos han inundado vuestra existencia de bienestar; han dado a vuestro espíritu ejemplo y a vuestro corazón humano, fortaleza y báculo. De esos han sido los unos profetas, los otros patriarcas, otros sabios, otros reyes, algunos jueces o maestros; otros han traído la belleza de la Naturaleza, del corazón y del espíritu, para hacer sentir lo hermoso de la Creación a vuestro corazón.
48. También os habéis asombrado ante la fuerza que en su maldad han manifestado hombres y mujeres a través de todas las épocas de vuestra vida humana. El libro de vuestra historia ha recogido sus nombres; en el álbum de vuestra existencia, en el libro en donde Dios escribe y anota todos los hechos, todas vuestras obras, allí están sus nombres también y os habéis asombrado de que un espíritu, de que un corazón humano pueda albergar tanta fuerza para el mal, pueda conservar tanta fortaleza para no estremecerse ante sus propias obras; pueda acallar la voz de su Conciencia para no escuchar el reclamo de Dios, que a través de ella hace a todos sus hijos. Y cuántas veces ha sido larga y duradera la jornada de esos espíritus sobre el planeta. A esos seres que en virtud del libre albedrío se han revelado a mi amor y a mi justicia, les he tomado, sirviéndome de su propia desobediencia, para convertirlos en mis siervos y creyendo obrar libremente, cada uno de sus pensamientos, de sus palabras y de sus actos, han sido instrumentos de mi justicia, tanto para ellos mismos, como para los demás.
49. Mas, ¿cuándo terminará ese reinado? El Padre os dice: El reinado del mal nunca ha imperado sobre la humanidad, porque aun en los tiempos de mayor perversidad, ha habido seres fieles a Mí, obedientes a mi enseñanza y apóstoles de mi Ley; pero la lucha sí ha existido siempre desde el principio. ¿Cuál de esas dos fuerzas ha sido hasta ahora adelante en la contienda? ¡La del mal! Por eso he tenido que venir a materializarme entre vosotros para ayudaros, para avivar vuestra esperanza y fe en el Padre, para dar calor a vuestro corazón y deciros: “No estáis solos en la senda, no os he mentido jamás”. Los principios que puse en vosotros no debéis torcerlos; este es el camino del bien y del amor.
50. Para Dios no existen nombres de religiones, ni organizaciones de religiones. Para el Padre solamente tiene valor la práctica que hayan hecho los espíritus en su Ley de justicia y de amor.
Siempre he estado entre vosotros, en verdad, y estoy en todos los seres de la Creación; pero cuando ha sido menester limitarme, acercarme y materializarme en aras de mi amor, lo he hecho siempre, ya humanizando mi voz como en el Sinaí, ya hablando por boca de los profetas, así como haciéndome hombre, encarnando mi propio Verbo en aquel Segundo Tiempo, para hacerme palabra y milagro viviente, para hacerme sangre humana, para hacerme visible y tangible al ojo material de cada hombre; como ahora en este Tercer Tiempo, escogiendo entre vosotros hombres y mujeres de diferentes edades, nacionalidades y esferas, para dar a través de unos, de otros y de todos, la misma palabra, la misma esencia, la misma revelación y el mismo testimonio.
51. Pero en verdad os digo: Elías siempre ha sido antes. Antes de que el hombre llegase a morar el planeta, Elías vino para darle ambiente espiritual; para inundar de esencia espiritual todos los ámbitos de vuestra morada; para dejar convertido este planeta, no solamente en un paraíso terrestre, sino en un santuario para el espíritu, para que el hombre no se inclinara solamente ante la Naturaleza para adorarla, sino que por medio de la Naturaleza, descubriera la presencia de su Dios. Aún antes de que vosotros llegaseis, Elías ha sido. ¿Por qué? Porque habría de llegar el Padre a hacer reconocer su voz, desde los primeros moradores hasta los últimos, y en verdad que los primeros me escucharon y si no me vieron en todo mi esplendor y no contemplaron mi Divino Espíritu en alguna forma simbólica, sí supieron que Yo era Espíritu y sintieron mi presencia; supieron que Yo era, que Yo hablaba, que era su Padre; que Yo les contemplaba y les juzgaba; que Yo ofrecía todo el bien y les tocaba y reprendía por todo lo malo.
52. Mas para que vosotros pudieseis dar testimonio de la existencia de Elías, lo envié en el Primer Tiempo a encarnarse, para que diese testimonio de él y de su Padre, y en verdad él fue uno de aquellos espíritus extraordinarios que sorprendió a la humanidad, que asombró a los hombres por sus manifestaciones, obras y palabras. Un varón que sin ser hombre de ciencia tenía en sus manos los elementos; un ser que siendo humano, sabía sobreponerse a la muerte y pasar sobre ella; un hombre que con su invocación atraía los elementos para sorprender la incredulidad y el materialismo de la humanidad; un hombre que sin ser hechicero sabía en verdad tener potestad sobre los espíritus desencarnados, y de todo ello dio grandes muestras a los que le rodearon.
53. Elías se levantó como profeta entregando profecías próximas a cumplirse y que los mismos testigos que las oyeron las vieron realizadas, y profecías también dadas para largos tiempos, que las nuevas generaciones testificaron. Y lo mismo fue defendiendo a los siervos del Señor que tocando con mano de justicia a los paganos y gentiles; lo mismo estimuló la buena fe de los que creían en el Dios invisible y a Él adoraban, que reprendió el materialismo, la superstición y el paganismo de los gentiles. Yo por su conducto me manifesté, Yo por su boca hablé a los hombres, Yo en su brazo diestro puse mi potestad y para que vosotros fueseis testigos de que Elías pasaba por sobre la misma muerte y estaba él en la verdadera vida, le hice volver.
54. Había de venir él antes que el Mesías, a preparar los caminos, a despertar a los hombres de su profundo letargo; a avivar las esperanzas de aquéllos que día tras día y generación tras generación, de padres a hijos, venían esperando con tanto amor la llegada del Maestro, del Mesías. Hice que Elías en verdad y en espíritu fuese el Bautista, el precursor, aquél que venía a deciros: “Preparaos, penetrad en arrepentimiento y en oración, porque el Reino de los Cielos se acerca”. Y el pueblo de Israel, el que creía en las profecías del Bautista, el que sentía temor ante su palabra, se entregaba a la vigilia y a la oración, despejaba su espíritu y su corazón, y en ellos se sentía la proximidad de la Buena Nueva del Reino de los Cielos.
55. Hice que la vida del Bautista fuese extraordinaria, desde antes de hacerse hombre; desde antes de venir al mundo en el seno de su madre y después en su niñez y en su juventud y hasta su último instante, para que su presencia os despertara como despierta la campana al que duerme, para que os reuniera como el pastor reúne a su rebaño y os condujera a la ribera del río para purificaros, para lavar vuestros cuerpos, como un símbolo de la purificación del espíritu, que solamente así puede recibir la comunión con su Señor.
56. Cuando Elías ha cumplido su misión de prepararlo todo como un siervo dócil y humilde, deja entonces la causa en manos del Señor y le dice: “Padre, he aquí a la muchedumbre, he aquí a la multitud espiritual, la cual dejo en tus manos, porque allí está segura, porque es el redil más seguro, en tu propio Corazón de Padre”.
57. Hice volver a Elías en el Tercer Tiempo, y así lo había Yo anunciado como Maestro en aquel Segundo Tiempo, diciendo: “En verdad, Elías ha estado entre vosotros y no lo habéis sentido. Yo volveré al mundo, pero en verdad os digo, antes que Yo, será Elías”. Y como toda palabra del Maestro se cumple, en el Tercer Tiempo, Elías ha sido antes que Yo para venir a despertar a los espíritus, a hacerles presentir que la hora del Espíritu Santo abría sus puertas; para decir a todo espíritu que abriera sus ojos, que preparara su calza para traspasar el umbral de la Segunda Era hacia la Tercera. Y para que fuese más palpable la manifestación de Elías en este Tercer Tiempo, Yo le hice comunicarse a través de un varón justo: Roque Rojas.
58. Elías, desde el Más Allá, espiritualmente, iluminó al varón, le inspiró, le fortaleció y le guió en todos sus pasos de principio a fin. Mas de cierto os digo, no vine a escoger de entre los hombres a Roque Rojas. Yo envié a su espíritu ya preparado por mi caridad, le entregué materia preparada también por Mí y vosotros sabéis que fue humilde, que a través de su humildad y de su virtud el Padre manifestó grandes obras. Fue profeta, portavoz, vidente y guía. De todo ello dejó un claro ejemplo al pueblo. Fue burlado y mofado por su mismo pueblo, como lo fue Moisés en el desierto; fue perseguido como Elías, el profeta, y tuvo que buscar las cumbres de los montes para desde allí orar y velar por su pueblo. Fue escarnecido y juzgado por sacerdotes y escribas, como su Maestro; fue creído, seguido y circundado por unos cuantos, también como su Maestro; sus manos repartieron bálsamo, hicieron prodigios que levantaban fe en unos y confusión en otros; sus labios hablaban de lecciones proféticas para unos que se realizaban al pie de la letra; sus labios sabían decir consejos llenos de consuelo para los corazones enfermos; su mente sabía concebir grandes inspiraciones y sabía elevarse con el éxtasis de los justos, de los apóstoles, de los profetas; su espíritu sabía desprenderse de este mundo y de su carne, para penetrar en el Valle espiritual y humildemente llegar hasta las puertas del Arcano del Señor, y por medio de esa elevación, el espíritu de Elías se manifestó a los primeros testigos, antes de venir el rayo del Maestro.
59. Fue la luz de Elías quien le preparó, quien le iluminó y le dio certeza delante de los presentes, quien dio testimonio diciendo: “Yo soy el profeta Elías, el de la transfiguración sobre el Monte Tabor”. Habló de justicia, de cargos y de muerte, y se estremecieron los presentes en verdad, y aquel estremecimiento fue de fe, de confianza y de entrega para el Señor.
Mas después de que Elías hubo preparado ese camino de la nueva comunicación, para que fuese la presencia del Padre en el Tercer Tiempo, una vez que hubo preparado esa senda para que el Señor llegara a este mundo por el conducto humano, y preparó el oído, el corazón y todo el ser del hombre, para escuchar con atención al Verbo del Espíritu Santo, Elías quedó presente espiritualmente entre la humanidad para despertar a todos los dormidos, para purificar a todos los manchados, para envolver en el fuego de su espíritu a todos los fríos, para trazar sendas, veredas y caminos que atrajeran a todos los espíritus hacia el camino de verdad. Porque Elías, no solamente trabaja en este pueblo; su espíritu en su lucha abarca a toda la humanidad, y cuando él se hubo manifestado a través de Roque Rojas, se abrieron las puertas del Tercer Tiempo para el mundo, porque es el tiempo en que comenzaron a llegar para reencarnarse, los espíritus de los 144,000.
60. Roque Rojas fue el primer marcado. De Espíritu a espíritu le hablé diciéndole: “En verdad, en torno a mi palabra vendrán las grandes multitudes a recrearse, mas como son pequeños todavía, tendré que manifestar mi palabra y mis obras a través de los portavoces; tendré que señalar en su frontal material un triángulo para hacerles reconocer que son de los 144,000, que son de aquéllos que Yo anuncié a través de otro profeta desde el Segundo Tiempo, para venir a cumplir en este tiempo una delicada y grande misión entre la humanidad, misión de redención, de espiritualidad y de elevación”.
61. A través de Roque Rojas os hice comprender que estabais en el Sexto Sello, que se abría para vosotros el Libro en su Sexto Capítulo, en su sexta parte. Ese Libro de los Siete Sellos, es la historia anticipada de la existencia de la humanidad, porque solamente Dios podía escribir la historia de los hombres antes de que ellos la vivieran, y estando ese Libro encerrado en el misterio, para ser revelado su contenido a la humanidad, solamente una mano podía abrirlo, una mano santa y pura, una mano perfecta, y ésa fue la del Cordero, la del mismo Dios, que conocisteis a través de su enseñanza y su sacrificio en el Segundo Tiempo, sacrificio sublime de amor; era la única digna de abrir aquel libro, porque no hubo en la Tierra, ni en el Cielo, ni en el espacio, ni en ningún mundo, espíritu que fuera digno de abrir y revelar el Libro y su contenido a los espíritus.
62. Os he dicho a través de esta revelación, que vosotros pertenecéis al Sexto Sello, pero habéis pertenecido a los Cinco anteriores y tenéis que pasar por el Séptimo, hasta penetrar en la eternidad.
63. Los Siete Sellos son vuestra vida, son vuestra historia, vuestras luchas, vuestros triunfos y caídas, vuestros sufrimientos, combates y al final vuestra redención, llena de gloria, llena de himnos, llena de festín espiritual a la diestra de vuestro Señor, en su propio Seno; pero ha habido turbaciones entre mi pueblo y después de esas confusiones no he encontrado la verdadera preparación en mis portavoces, para que Yo como Maestro, como Espíritu Santo, os saque de ellas.
64. Elías no desató los Siete Sellos ni vino a implantarlos a vuestra nación. Roque Rojas no desató los Siete Sellos. El Libro de los Siete Sellos lo desaté Yo mismo. Solamente Dios podía revelar a sus hijos las intimidades, los arcanos de Él mismo; bien está que a través de mis profetas y de mis apóstoles, el Espíritu Santo os reveló grandes lecciones, pero solamente vuestro Señor es Aquél que puede abrir su Corazón para que vosotros contempléis su interior. Los profetas os han hablado en sentido figurado y el Padre ha traído para vosotros la realización y el cumplimiento de las profecías.
65. Ya veis cómo en todos los tiempos he estado con vosotros dando lustre a vuestras armas primigenias, a vuestras armas originales, para que podáis vencer al mal que existe desde antes que vosotros fueseis, para que deis siempre acceso a las buenas inspiraciones, para que atraigáis siempre con vuestra oración y virtud las buenas emanaciones del Mundo Espiritual de Luz; para que en vuestro sueño, en vuestro trabajo, en vuestras pruebas o trances difíciles no caigáis nunca en las redes de la tentación que siempre os ha acechado, que siempre os ha prometido el camino del mal lleno de placeres y riquezas pasajeras, de luces falsas, de sabiduría y honores, que hoy son y que mañana no existen, pero que dejan grande amargura.
66. Ya veis como siempre habéis tenido un pastor que os ha preparado el camino y os ha seguido siempre: Elías. Y si vosotros me decís: “Maestro, en estos últimos tiempos hemos carecido de grandes ejemplos para seguir tu huella”. El Maestro os responde: “¡Tomad de Roque Rojas el buen ejemplo!” Él es una imagen de Elías, él veló por vosotros como pastor; él consagró su vida a mi servicio y en él hubo limpidez, elevación y amor, porque supo conservarse fiel a la misión que desde el Más Allá le entregué como el buen enviado.
67. Roque Rojas no dictó la Ley, ni él la entregó a la humanidad, él solamente fue mi conducto, para que por su entendimiento y sus labios pasara la Ley del Padre en palabras, hacia el corazón de la humanidad. Como portavoz, supo entregarse en mis brazos, supo inspirarse en Mí y extasiarse hablando por su conducto Elías para dar los primeros panes, las primeras gotas de vino, los primeros manjares a aquellos primeros que a la mesa del Señor se sentaron en el Tercer Tiempo. Como guía, supo conduciros por el camino de la verdad para que no torcieseis vuestros pasos, cuidando de que no fueseis a confundir el Espiritualismo con ciencias materializadas que hablan del espíritu, pero que no enseñan la práctica de la caridad a todos mis hijos. Como vidente, supo contemplarme y dar testimonio fiel a los que le oían, para que ellos afirmaran su fe, y su testimonio siempre fue verdadero.
68. Mas después de Roque Rojas habéis tenido otros ejemplos, si no perfectos, sí de los que dejan simiente a vuestro corazón. Estimulad vuestros pasos en el buen ejemplo de vuestros hermanos que van caminando adelante. Mas no les juzguéis con el juicio severo de un juez perfecto, porque entonces no podríais encontrar la perfección que buscáis en ellos, pero si buscáis en alguno de vuestros hermanos fidelidad, la hallaréis; fortaleza, la encontraréis; amor, también; ahínco, abnegación, sacrificio.
69. De todas las virtudes encontraréis en vuestros hermanos un átomo, una partícula, pero ya es algo, porque es la simiente que vengo levantando en los corazones de mis discípulos, ya que todos lo sois; mas si queréis encontrar perfección, buscadla en mi palabra, porque en mi palabra está el Maestro de maestros y Él os dice esto sin alarde: ¡Él sí es perfecto!
70. Esta manifestación que desde 1866 os vengo dando, está próxima a concluir y cuando el Maestro cese de hablar a través del entendimiento del hombre, cuando esta manifestación haya cesado para Mí y para vosotros, ¿qué hará Elías?
71. Ya os he dicho que después de haberme tenido por el conducto del hombre, me tendréis de Espíritu a espíritu. ¿Acaso al día siguiente de mi partida, ya vuestra comunicación será perfecta? ¿Desde el nuevo día después de mi partida comenzará ya el pueblo de Israel a tener las grandes inspiraciones y comunicaciones perfectas con mi Divino Espíritu? Desde ahora os digo, que no.
Ya os he anunciado y ordenado un tiempo de meditación y preparación en estas prácticas, pues de cierto os prevengo que en ese tiempo de meditación y preparación, Elías será con vosotros, pero será espiritualmente. La mirada espiritual de los videntes, dará testimonio de ello y vuestros corazones sentirán su presencia, su calor, su profecía y su aliento.
72. Cuando mi pueblo ya esté preparado, vendrá el Maestro sobre la nube, sobre esa nube espiritual y universal, a comunicarse con todo aquél que en verdad esté preparado, a ayudar en su preparación al que no lo esté y a despertar a los que lejos de esta enseñanza puedan encontrarse y entonces no sólo entre este pueblo doctrinado hallaré puertas abiertas para mi comunicación espiritual. De cierto en todo el orbe ya me están esperando; no estarán todos preparados como os he dicho, pero están los fieles, los perseverantes, los que mucho han sufrido y se han convertido y los que han conservado su preparación: Allí están esperándome, Yo los contemplo y no los defraudaré, en ellos seré en Espíritu y en verdad.
73. Surgirán los videntes en todo el mundo, los profetas, los que se comuniquen de espíritu a Espíritu; los hombres y mujeres de diferentes edades y nacionalidades, hablando de grandes inspiraciones. Ese tiempo ya está próximo, ¡oh, pueblo!, por eso os pongo alerta, os preparo y enseño, para que no caigáis en tentación ni en confusión, porque grandes confusiones van a levantarse en tiempos venideros entre esta humanidad.
74. La espiritualidad, que es mi propio Reino, se acerca a grandes pasos, como esos vientos que vienen del norte arrasando todo, estremeciendo todas las arboledas, conmoviendo todos los bosques, llamando a las puertas y azotando los rostros de todos los seres. Así también el Espiritualismo viene como un vendaval de luz y de amor; vendaval que arrastra y arrasa todo, y él llegará a establecerse en el corazón del hombre, en el corazón de todas las instituciones, en el seno de todas las naciones y de todas las razas. Es mi Reino, el reinado del Espíritu Santo, reinado de elevación espiritual, de paz y de amor.
75. En verdad veréis entonces cómo la humanidad, despertando de hombre en hombre, de corazón en corazón, tendrá que penetrar en el Templo, en el Santuario, en la verdadera Iglesia del Espíritu Santo que es la Obra Universal, que es la Ley de Dios, Ley de justicia y de amor.
Vosotros veréis a los hombres confundirse con el Espiritualismo, aún buscándolo, aún persiguiéndolo y alegrándose de haberlo encontrado, veréis a los hombres caer en confusión espiritual, en grande fanatismo; porque para que una Doctrina se establezca en verdad en el corazón del hombre, antes tendrá que ser como un pasto de fanatismo y de la idolatría de la humanidad.
Será muy grande el fanatismo espiritual del hombre en el Tercer Tiempo; con tanta fuerza a él querrán entregarse, que desconocerán la misma vida material, desconocerán su materia, desconocerán muchas leyes materiales para entregarse de lleno solamente a lo espiritual, para pensar, para soñar, para vivir solamente la existencia del espíritu, olvidándose de lo material; pero entonces las mismas leyes materiales que tienen principio de justicia en lo espiritual, se encargarán de despertarlos, de tocarlos, de reprenderlos y de corregirlos.
76. También vosotros, como discípulos de esta Obra, como los 144,000 marcados, como el Israel espiritual, doctrinado por el Padre en todos los tiempos, tendréis la grande obligación de levantaros con vuestro gran libro espiritual de sabiduría, con vuestro estandarte de paz, unión y buena voluntad, con vuestras armas de justicia, con vuestros dones de revelación, de profecía, de intuición, de análisis, de estudio en mi palabra, a decir a la humanidad: “¡Ésta es la Obra del Padre! ¡Éste es el verdadero Espiritualismo y ésta es la forma de cumplir! ¡Éste es el culto, la práctica que el Padre ha venido a enseñar como Espíritu Santo!”
77. ¡Allí estarán entonces vuestras tierras sin fin, allí estará vuestra labor esperándoos! ¡Allí estará el día sin noche, el trabajo sin fatiga y el combate sin muerte! ¡Allí estará el festín para vuestro espíritu, fiesta de amor y de redención, fiesta de lucha! Cuanto más grande sea vuestro trabajo, mayor será vuestra alegría y pasaréis de esta vida a otra, llevando en vuestro espíritu la cosecha de vuestro cumplimiento, como la mejor prueba de que vosotros fuisteis de los fieles del Señor, de los espíritus que vinisteis a este mundo solamente a sembrar paz y amor, y desde el Más Allá contemplaréis las contiendas de este mundo; desde allá contemplaréis la simiente de luz y de amor penetrando doquiera, convirtiéndolo todo, conmoviendo hasta sus cimientos todos los principios de la humanidad y esperaréis sumisos y obedientes las órdenes del Padre para venir, para volver al mundo, a hacer mi voluntad. Los que no hayáis concluido vuestra faena, los que no hayáis terminado vuestra obra, tendréis que venir y otros tendréis que ir a otros mundos, al seno de otras congregaciones de espíritus; pero esto no os entristezca, no penséis en el descanso eterno en el seno de Dios.
78. En el descanso piensa vuestra carne, porque ella es frágil; mas para el espíritu el descanso sería su peor castigo ya que el mejor premio para el espíritu, es la actividad, el trabajo, la lucha, porque en ello glorifica a su Padre al imitar a su Dios, que nunca descansa. La fatiga no existe en el espíritu que está en plena evolución, tampoco la noche, el hambre ni la sed.
79. Bastará que la muerte despierte a vuestro espíritu en el Más Allá, para que él, desde ese preciso instante, en vez de turbarse lo comprenda todo y me diga: “Padre mío, hoy mis alas se abren para conquistar el infinito y hoy puedo amarlo y comprenderlo todo con la luz que me entregaste a través de los tiempos, señaladme mi tarea, mi misión”. ¿Acaso sabéis si vosotros, que hoy os sentís pequeños, iréis a otros mundos a aparecer como grandes espíritus, como profetas, como maestros inspirados en las obras bellas del Universo?
80. No lo sabéis, pero sí os digo: Que no terminará vuestra jornada con la muerte, que no terminará vuestro camino en llegar espiritualmente a Mí; que todavía tenéis por delante mucho que contemplar y que vivir, mucho que aprender y que hacer también.
81. Esta mi palabra la oís vosotros en la Tierra a través del entendimiento humano y en la Escala superior a vosotros, otros espíritus moradores de ella la están escuchando también. Así como en otras Escalas superiores los espíritus que allí moran, la están oyendo, porque este concierto, que el Padre en el Tercer Tiempo entabla con los espíritus, es universal. Yo lo he dicho: “Mi Rayo es universal, mi palabra y mi esencia universales también son y desde la Escala más alta que hayan alcanzado los espíritus, allí me oyen”. Vosotros me oís ahora en esta comunicación a través de la forma más imperfecta, que es a través del hombre.
82. Por eso os estoy preparando para comunicaciones superiores y para que cuando penetréis en espíritu, dejando de lleno esta Tierra, podáis entonces reuniros en una nueva Escala a escuchar el concierto que el Padre entable con vuestro espíritu. Hoy estáis vosotros en materia, recreando vuestro corazón y espíritu con esta palabra y aquellos seres que os pertenecieron en la Tierra, a los que llamáis todavía padre, esposo, esposa, hermano, hijo, pariente o amigo, están en otras Escalas escuchando la misma palabra; mas para ellos es otro su sentido, su esencia, aun cuando experimenten el mismo gozo, el mismo recreo, el mismo aliento, el mismo pan.
83. ¿No es por ventura, os dice el Maestro, maravilloso este concierto? ¿No se recrea, no goza vuestro espíritu pensando que lo que aquí estáis recibiendo como sustento espiritual, es causa también de alegría y de vida espiritual en otros orbes, en otros mundos donde habitando están seres que vosotros amáis, seres que conocisteis y que por medio del Espiritualismo están tan cerca y distantes al mismo tiempo de vosotros?
84. Así os preparo llenos de luz, ¡oh, mis discípulos!; así os conforto y os hago contemplar los horizontes infinitos que os muestra mi Obra, para que llevéis este Mensaje de esperanza y de luz a toda la humanidad; para que la hagáis mirar, el verdadero sentido de la vida humana y de la vida espiritual, pero no solamente llevéis mis enseñanzas en la palabra, sino en la obra, porque quiero que vosotros penetréis de lleno en la práctica de mi Doctrina y así seáis los buenos Espiritualistas, los que sepáis dar al mundo lo que es del mundo y a Dios lo que es de Dios.
Lo que corresponda a vuestra materia, sea dado con justicia, con caridad y amor a ella, y lo que corresponda a vuestro espíritu, sea dado con amor y caridad a él también; que tengáis un tiempo para vuestros deberes terrestres y un tiempo también para vuestros ejercicios espirituales, para las prácticas espirituales y para el desarrollo de las mismas.
85. De este modo caerá de vuestro espíritu y será abolido de vuestro corazón todo vestigio, toda huella de fanatismo e idolatría, de materialismo y hasta de superstición. Y practicando con limpidez, con esa pureza, con esa sencillez y elevación el Espiritualismo, daréis el verdadero ejemplo a la humanidad de lo que debe ser el culto que Yo espero de vosotros en el Tercer Tiempo.
86. Fuertes estáis, no solamente para que seáis los discípulos, sino los maestros de esta Obra; plenos de bálsamo, colmados de dones. Sabed encontrar todas estas virtudes en vuestro propio seno, en esa arca invisible que he puesto, que he colocado en el corazón de cada uno de vosotros.
87. Penetrad en vuestro interior y encontraréis allí el Santuario, el arca; encontraréis una fuente, un manantial de gracias y de bendiciones. No hay ningún espíritu desnudo, no hay ningún desheredado. Ante mi misericordia divina no hay uno solo en todo el Universo que pueda decirse pobre, desconocido de su Padre; ninguno que pueda decirse expatriado de las tierras del Señor.
El que se siente desheredado, es porque no ha encontrado en sí mismo los dones o porque de momento se ha perdido entre el pecado o se encuentra ofuscado o porque se siente indigno. Sabed siempre encontrarlos dentro de vosotros mismos y veréis como nunca os faltará mi presencia, veréis como siempre habrá pan, bálsamo, armas, llaves y todo cuanto hayáis menester en el seno mismo de vosotros, porque sois los herederos de mi Reino y de mi gloria.
88. Esta es mi palabra que escribo en vuestra Conciencia en este día de gracia.
89. ¡Velad y orad, oh, pueblo!, porque así como la simiente de restauración, la semilla de redención está entre vosotros y muy cerca de la humanidad, la semilla que propaga la cizaña está también germinando grandemente en el corazón de mis hijos muy amados.
90. ¡Velad y orad para que la hoz se acerque! No está la hoz en la mano del hombre; está en la mía.
91. Yo permitiré que la mano del hombre lleve la destrucción, la muerte y la guerra, pero hasta un límite solamente. De ese límite la justicia, la perversidad, la ofuscación y la ambición de los hombres no podrán pasar. Vendrá entonces mi hoz y ella segará con sabiduría lo que sea mi voluntad, porque mi hoz es de vida, es de amor y es de verdadera justicia; pero vosotros, pueblo, ¡velad y orad!
92. Así quiero contemplaros y en la fuerza de vuestra oración he encontrado también motivo para perdonar. Por vuestra intercesión Yo me sentiré también conmovido en mi Corazón, para detener mi justicia. En vuestras peticiones Yo encontraré bálsamo para llevarlo a los que lloran; en vuestra elevación de espíritu Yo encontraré también motivo para detener la destrucción que hacen los hombres.
93. ¡Por ello quiero que veléis, por eso quiero que oréis, que perdonéis y que améis, oh, Israel!