Enseñanza 334

1. Pueblo: Despertad y daos cuenta de que estáis viviendo un nuevo tiempo.

2. Meditad y orad, para que la inspiración espiritual comience a brillar en vuestro entendimiento.

3. Observad todos los casos de miseria humana, de dolor, de necesidad y dejad que ante la vista del dolor que por todas partes os rodea, vuestro corazón se vaya sensibilizando.

4. Cuando ya sintáis en lo más profundo de vuestro ser un generoso y noble impulso de hacer el bien, dejad que ese impulso se desborde y manifieste. Es el espíritu que va a entregar su mensaje porque ha encontrado preparado y dispuesto a su cuerpo.

5. Comprended que si os levantáis a sembrar la semilla de mi enseñanza, ha de ser por ese amor que nazca de lo más sensible de vuestro ser; mas no volváis a intentar hacer el bien o realizar actos según vosotros meritorios, si ellos están inspirados en el temor a un castigo en caso de no hacerlos. Eso no tiene mérito, ya no digáis ante Mí, ni siquiera ante vuestro espíritu, que no podrá conformarse con pequeñeces.

Cuando vuestro espíritu se despoje de la capa humana y en el santuario de la vida espiritual se recoja en el fondo de sí mismo, para examinar su pasado y examinar su cosecha, muchas de sus obras que aquí en el mundo le habían parecido perfectas, dignas de ser presentadas al Señor y merecedoras de un galardón, resultarán pequeñas en los instantes de aquella meditación; el espíritu comprenderá que el sentido de muchos actos que en el mundo le parecieron buenos, no fueron más que rasgos de vanidad, de falso amor, de caridad no sentida por el corazón.

6. ¿Quién creéis que ha dado al espíritu la iluminación de un juez perfecto para juzgarse a sí mismo? La Conciencia, que en esa hora de justicia os parecerá que brilla con claridad antes nunca vista, y ella será la que diga a cada quien qué fue lo bueno, lo justo, lo real, lo verdadero que hizo en la Tierra y qué fue lo malo, lo falso y lo impuro, que en su camino sembró.

7. El Santuario de que acabo de hablaros, es el de la Conciencia. Ese Templo que nadie podrá profanar, ese Templo en el que habita Dios y de donde sale su voz y brota la luz.

8. En el mundo nunca habéis sabido penetrar en ese Santuario interior, porque vuestra personalidad humana siempre procura los medios de evadir la voz sabia que en cada hombre habla; os digo que, al despojarse vuestro espíritu de su envoltura, al fin podrá detenerse ante el umbral de ese Santuario para disponerse a entrar en él y ante ese altar del espíritu, postrarse, oírse a sí mismo, examinar sus obras ante esa luz que es la Conciencia, oír hablar dentro de sí la voz de Dios, como Padre, como Maestro y como Juez.

9. Ningún mortal puede imaginar en toda su solemnidad ese instante por el que habréis de pasar todos, a fin de conocer lo que lleváis de bueno, para conservarlo y lo que debéis de rechazar porque no podéis llevarlo por más tiempo en el espíritu.

10. Cuando el espíritu sienta que está frente a su Conciencia y ella se hace presente con la claridad de la verdad, ese ser se siente sin fuerzas para escucharse a sí mismo, quisiera no haber existido nunca, porque ante sí, en un instante, pasa delante de su mente toda su vida, la que dejó atrás, la que poseyó y fue suya y de la cual ha llegado por fin a rendir cuentas.

11. Discípulos, humanidad: Preparaos desde esta vida para ese instante, para que cuando vuestro espíritu se presente ante el umbral del Templo de la Conciencia, no vayáis a transformar ese Templo en tribunal, porque el dolor espiritual será tan grande que no hay dolor material que se le parezca.

12. Velad y orad, meditad, practicad mis enseñanzas y nunca os dejéis engañar por vuestra vanidad, que pretenda haceros creer que obráis con verdad, con caridad o con amor, cuando en el fondo no existe ninguna de esas virtudes.

13. Jamás anotéis en vuestro corazón las obras que vayáis haciendo y nunca os conforméis con lo primero que hagáis, a fin de que en vuestro camino vayáis ascendiendo sin cesar.

14. Quiero que meditéis en cuanto os he dicho en esta enseñanza, para que comprendáis cómo se verifica en lo espiritual vuestro juicio. Así haréis desaparecer de vuestra imaginación aquel cuadro en que representáis un tribunal presidido por Dios en forma de un anciano, haciendo pasar a su diestra los hijos buenos para gozar del Cielo y colocando a su siniestra a los malos para condenarlos a un castigo eterno.

15. Ya es tiempo de que la luz llegue hasta lo más elevado de vuestro espíritu y de vuestro entendimiento, para que la verdad brille en cada hombre y se prepare para entrar dignamente en la vida espiritual.

16. Me hacéis presente que la lucha que habéis sostenido en el corazón de vuestros hermanos aparentemente es infructuosa; que les habláis de espiritualidad tratando de apartar de sus corazones el fanatismo y las prácticas idólatras, y que a los pocos instantes de haberlos doctrinado, van a postrarse nuevamente ante sus ídolos.

17. Venís con el corazón herido y marchito, pero abrigáis una esperanza de que os dé en mi palabra nuevos razonamientos y nuevas armas para seguir luchando.

18. Yo os digo, discípulos amados, en quienes veo el anhelo ferviente de que la luz esplenda en todos vuestros hermanos: Tenéis que revestiros de paciencia para esperar el momento anhelado de la iluminación de aquellos por quienes tanto oráis y pedís.

19. También ellos creen que vosotros estáis en un error, porque os miran hacer oración en el vacío, y porque os oyen hablar de enseñanzas y revelaciones que no constan en libros.

20. También ellos oran por vosotros y me hablan y me piden que no os perdáis.

21. Os pregunto, discípulos: ¿A quiénes creéis que me digne escuchar más a vosotros o a ellos? Muchos me decís en vuestro corazón: “A nosotros, Maestro, puesto que en la forma de orar nos acercamos más a lo verdadero”.

22. Pues Yo os digo, discípulos, que tanto escucho a unos como a otros, porque todos sois iguales ante Mí, porque lo mismo amo a unos que a otros y porque en todos veo angustia de que alguien pueda perderse del sendero.

23. Es la lucha pueblo, la lucha anunciada, la gran batalla que habría de surgir hasta en los hogares y aun en el seno de las familias más amantes y unidas.

24. ¿De quién será el triunfo en esta lucha? De ninguno. El triunfo será de la verdad, de la luz, del amor y la justicia. Todos vosotros seréis vencidos por esas fuerzas divinas, mas precisamente esa aparente derrota será vuestro triunfo.

25. Por eso con gran amor vengo a aleccionaros, para que quedéis preparados para después de mi partida. Mas así como os he entregado mi caridad, así guiaréis a la humanidad, con vuestras obras de amor.

26. Ha descendido mi rayo en vuestro entendimiento, para preparar a vuestro espíritu y he derramado entre vosotros mis complacencias, para que os hagáis dignos de estar Conmigo en mi Reino.

27. La tentación también lucha entre vosotros para apartaros de mi senda, mas Yo cual buen Pastor, os he entresacado de todos los caminos y sin pedir que lleguéis hasta el sacrificio, espero vuestra enmienda para que recibáis de lleno mi gracia y os convirtáis en los buenos discípulos, que entreguéis en el mañana mi enseñanza a la humanidad.

28. Os he resucitado porque estabais muertos a la vida de la gracia, os he perdonado y preparado para que el mañana vayáis a hablar a la humanidad que se ha levantado negando a su Dios. Yo soy el Peregrino necio que toca las puertas de cada corazón, porque quiero haceros sentir mi amor.

29. La humanidad me desconoce y niega mi presencia en este tiempo, mas le haré reconocer que con amor y caridad manifiesto mi justicia, que no vengo con el látigo a entregarle dolor, que sólo vengo a levantarla a la vida de la gracia y a purificarla con el agua cristalina que es mi palabra, mi verdad.

30. El mundo no ha aprendido mi enseñanza y ha alimentado su idolatría y fanatismo, por ello está pasando por el gran crisol y apurando el cáliz de amargura, porque su materialismo lo ha alejado de Mí.

31. Os espera una grande lucha, Israel; porque vais a testificar mi verdad, vais a apartar la ofuscación de la humanidad y a mostrarle mi luz.

32. Los que se dicen pastores de la humanidad, no han sentido mi presencia, aún me están esperando; mas Yo contemplo que van entregando distinta enseñanza de la que he confiado a la humanidad, la cual os conducirá por el camino de la verdad al enseñaros a Amaros los unos a los otros.

33. No es mi voluntad que el mundo alimente ideologías distintas a mi Doctrina de Amor, porque eso daña al espíritu y por ello me desconocéis. No habéis sabido analizar mi Doctrina, despreciáis el pan de Vida Eterna y la humanidad me busca en sus sinagogas, en los templos materiales que sus propias manos han formado según su entendimiento, y ¿hasta cuándo la humanidad me comprenderá y escuchará mi llamado?

34. Después de 1950 se entablará una grande lucha de ideas y vosotros pueblo de Israel, os levantaréis confiando en mi Divinidad. No sabéis quienes os desconocerán. ¿Acaso hay ley humana que pueda castigar vuestros actos y obras buenas que hagáis en el camino? No, porque vosotros sois los encomendados para apartar el dolor de la humanidad, para entregarle mi paz y para hacer que surja el amor en el corazón humano.

35. Discípulos: Aquella máxima que os enseñé en el Segundo Tiempo de Amaros los unos a los otros, es aplicable a todos los actos de vuestra vida. Hay quienes me dicen: “Maestro, ¿cómo podré amar a mis Semejantes, si soy un ser insignificante, que vive entregado al trabajo material?” A estos pequeños míos Yo les digo: Que aun dentro de ese trabajo material, en apariencia sin importancia, podéis amar a vuestros Semejantes si vuestras labores las hacéis con el deseo de servir a vuestros hermanos.

36. Imaginaos lo hermosa que sería vuestra vida si cada hombre trabajase pensando en hacer bien y en unir su pequeño esfuerzo al de los demás. De cierto os digo que la miseria no se conocería, mas la verdad es que cada quien trabaja para sí, pensando en sí y si acaso en los suyos.

37. Todos necesitáis saber que nadie puede bastarse a sí mismo y que necesita de los demás; todos debéis saber que estáis íntimamente ligados a una misión universal que debéis cumplir unidos; pero no unidos por obligaciones materiales, sino por intención, por inspiración e ideal, en una palabra: Por el Amor de los unos hacia los otros. El fruto entonces será en beneficio de todos.

38. Vengo a deciros, pueblo, que no trabajéis sólo por vos, que en vuestro esfuerzo tratéis de derramar luz en todos los que os buscasen, sin hacer distinciones. En verdad os digo, que quien más dé a sus hermanos, más recibirá de Mí, puesto que aplica a su vida, mi enseñanza.

39. Os estoy dando conocimientos suficientes para que deis a conocer el Mensaje de amor que en este tiempo os he enviado.

40. Aquel Cristo que vino en otros tiempos a entregar a los hombres una Doctrina de Amor, es el Espíritu que en este tiempo os habla y se manifiesta por medio de entendimientos elegidos, para trasmitir al mundo este mensaje. Esta palabra, humilde en su forma y sencilla en su expresión, hará volver en sí a esta humanidad alejada de toda espiritualidad.

41. Estoy haciendo el llamado a todos los pueblos y a todas las religiones del mundo, para recordarles el supremo mandamiento de mi Ley, aquél que en la cena postrera con mis discípulos, les di a conocer.

42. Ahora se encuentra la humanidad en preparación. Es mi justicia la que le prepara, sin que todavía los hombres se enteren de ello, porque en su soberbia, en su orgulloso materialismo, todos los acontecimientos de su vida que le son inexorables, los atribuye al acaso. Pero ya llegará mi llamado a los corazones y entonces se acercarán contritos a pedirme que su orgullo y sus errores les sean perdonados.

43. Esa será la hora crucial para el espíritu de la humanidad, en la que por un instante experimente el vacío absoluto, después de sus grandes desengaños, cuando compruebe lo falso de su grandeza, lo frágil de su poder, lo erróneo de sus ideologías. Mas ese estado de confusión no se prolongará mucho, porque para entonces mis emisarios estarán avanzando, extendiendo mi nuevo Mensaje.

44. Otra vez, como en tiempos pasados, en que del Oriente avanzaban los misioneros de mi Doctrina extendiendo el conocimiento de mi palabra hacia el Occidente, así en este tiempo, volverá el mundo a ver a mis emisarios, llevando a los pueblos y a los hogares la luz de este Mensaje.

45. ¿Le extrañaría a los hombres que ahora la luz vaya de Occidente hacia Oriente? ¿Irán por esta causa a desconocer el Mensaje que mis portadores les llevan en mi Nombre?

46. En verdad os digo, que la única luz que miráis surgir por el Oriente, es la que alumbra vuestro mundo, la luz del astro rey, porque la Luz divina que ilumina al espíritu, ésa brota de Mí, y está en todos sitios y puntos del Universo.

47. Ciertamente que en los tiempos pasados os hablé mucho a través de formas y símbolos, mas ha llegado el tiempo en que miréis frente a frente a la verdad, sin necesidad de interponer formas o símbolos entre ella y vosotros.

48. El Maestro recibe al discípulo que en este Tercer Tiempo está presto a estudiar para comprender mi divina enseñanza. El Libro está abierto ante vosotros y sus páginas iluminando están a vuestro espíritu, para que reconozcáis que la Obra que en vuestras manos os he confiado es grande y sublime, que mi enseñanza encierra la suprema Sabiduría para que lleguéis a mi Reino. Es el camino que he venido a mostraros nuevamente para que por él transitéis y así dejéis la iniquidad con que llegasteis a Mí.

49. Yo he preparado a vuestro espíritu con mi luz, con mi justicia, para que seáis a imitación de vuestro Maestro, para que ya no os perdáis por distintos caminos, para que la obediencia a mis mandatos sea en vuestro corazón. Mas velad y orad para que no perdáis la preparación que he dado a vuestro espíritu. En este tiempo vengo a mostrar al mundo la luz de un nuevo día para que los hombres se preparen, escuchen mi palabra y contemplen con sus ojos espirituales mi presencia.

50. Vuestra misión es muy delicada, pueblo de Israel, mas mi palabra ha penetrado a lo más íntimo de vuestro ser y os ha iluminado, ha quitado de vuestros ojos la ceguedad y os ha mostrado la grandeza de mi Reino.

51. Mi palabra os ha venido transformando porque ya no sois los que fuisteis el ayer, porque ahora sois sensibles a mi presencia, me habéis reconocido y sabéis elevaros para buscarme de espíritu a Espíritu. Mas aún contemplo que no habéis practicado de lleno mis enseñanzas, que habéis tropezado y que por instantes volvéis a caer, porque no habéis limpiado por completo vuestro corazón de lo superfluo e innecesario, de lo que el mundo alimenta en su perversidad; la cizaña crece junto al trigo dorado que está floreciendo en vosotros. Ha llegado el tiempo en que será arrancada de raíz la mala hierba que a través de los tiempos ha germinado y ha florecido en los corazones, ella será atada en gavillas y arrojada al fuego para su exterminio. Entonces vuestro corazón sólo será el campo blanco, la tierra fértil y preparada en donde mi palabra dará su fruto.

52. Discípulos amados: Mucho es lo que tenéis que prepararos, porque vuestros pasos hacia la espiritualidad han sido lentos y el tiempo se ha adelantado a vosotros, porque en este tiempo ya debíais estar en comunión directa con mi Espíritu Divino para dar cumplimiento a vuestra misión.

53. Vuestro espíritu ha sabido doblegar por instantes a la materia y es entonces cuando habéis sabido cumplir con mis mandatos, como mis verdaderos discípulos, para velar por la humanidad que ha de recibir por vuestro conducto mi caridad y mi misericordia.

54. Dejad morar a mi Espíritu de lleno en vosotros, para que mostréis mi Obra a la humanidad como la barquilla salvadora, como un faro de luz, como un nuevo cielo para los espíritus encarnados y desencarnados.

55. Yo quiero contemplaros a todos preparados y revestidos con la Luz de mi Espíritu Santo, encontrar en vosotros el sentido de la responsabilidad ante mi Obra divina y el amor hacia mi Divinidad y hacia vuestros hermanos, porque Yo quiero que por amor a ellos os entreguéis y os enseñéis a comunicaros directamente con mi Espíritu. Porque me he de servir de vuestros espíritus según sea la preparación que hayáis alcanzado y entonces el despertar del mundo será de lleno y por vuestro conducto me sentirá, porque esta es mi voluntad.

56. Estáis en el tiempo de la gran lucha del bien contra el mal, de la luz contra la tiniebla y vosotros os estáis preparando para que defendáis mi causa; seréis a mi imitación, porque Yo me encuentro delante de mis ejércitos y vosotros sois parte de ellos; ved cómo mi luz aparta las tinieblas y cómo mi palabra aboliendo está el pecado. Si vosotros queréis ser los buenos soldados, sed mansos y llevad la luz de la Verdad para que como verdaderos siervos de Dios, deis testimonio de lo que al espíritu vengo a entregar en este tiempo para su salvación.

57. No quiero contemplar entre vosotros, pueblo escogido, distintos pensamientos ni distintas voluntades, quiero contemplaros unificados, llevando mi misma inspiración y guiados por mi palabra que es una sola en todos vosotros.

58. Aquellos que habéis dormido y habéis dejado apagar la lámpara de vuestro Santuario y os habéis despojado de mi gracia, os hago el llamado y os digo: Levantaos, apresurad vuestro paso y venid a Mí, que como Padre os espero y no como Juez. Mas en verdad os digo, que no debéis estacionaros más en los caminos, porque grande sería vuestra responsabilidad ante Mí, el mañana.

59. He despertado vuestra intuición y a través de este don mi Espíritu ha conversado con vuestro espíritu y os he entregado mis mandatos para que les deis cumplimiento.

60. Yo os hago caminar con certeza para que cumpláis mi voluntad, porque todo lo que hagáis a mi voluntad, será para el adelanto de vuestro espíritu. Yo os entrego potestad y mi paz para que sea el testimonio de mi presencia entre vosotros. No quiero que nada turbe la paz que Yo os entrego y con ella seguid preparándoos y trabajando, mas si lleváis amargura por la causa que en vuestras manos os he confiado, os digo: Regocijaos, porque un gran galardón entregaré a vuestro espíritu.

61. Sabed que así como hay espíritus que en restitución son enviados nuevamente a reencarnar para habitar la Tierra y recoger en justicia el fruto de lo que antes sembraron, otros no llegan a reencarnar, pero invisiblemente se quedan en la Tierra hasta lograr la espiritualidad o elevación que les haga apartarse de cuanto ya no les pertenece.

62. Toda restitución es dura, es amarga y dolorosa, pero mi Doctrina viene a enseñaros la forma de evitar a vuestro espíritu, que en vez de encontrar la paz después de haber sufrido en la Tierra, tenga que encontrarse ante una prueba de purificación y restitución.

63. Aquí en mi palabra, aprended a amar lo del mundo hasta donde sea justo amarle, para que llegada la hora de dejarlo todo, no haya sobre vuestro espíritu ningún fardo que le prive de su libertad.

64. Pueblo amado: Venid a la luz. Yo soy el Camino que a ella conduce, Yo soy la Verdad y la Vida.

65. Es imposible que se pierda quien aplique su Conciencia a los actos de su vida.

66. Cuando en mi palabra os hablo de la vida espiritual, quisieseis que os la describiera detalladamente, para poderla concebir; mas cuando miráis que a pesar de haberos hablado mucho sobre ella, es muy poco lo que alcanzáis a comprender, me decís con dolor: “Maestro, ¿cómo será aquella existencia, que a pesar de vuestras enseñanzas y revelaciones no alcanzamos a penetrar?”

67. Yo os digo, discípulos: No temáis, que lo importante no es que sepáis cómo es aquella morada, sino que tengáis fe en que habréis de llegar a ella y que debéis por lo tanto prepararos lo mejor posible para alcanzar aquella meta sin titubeos ni vacilaciones.

68. Ya habéis aprendido de Mí que la elevación del espíritu se logra por el amor, porque el que ama desarrolla todos los dones y potencias de su ser. No aspiréis a llegar a las altas cimas de la luz tan sólo por el desarrollo de la mente, sino buscad siempre la forma de armonizar la inteligencia con los sentimientos, para que, al mismo tiempo que estudiéis la lección, la llevéis a la práctica.

69. Es tan claro el camino de la verdad, que nadie que venga por él puede perderse.

70. No vais solos, porque mi aliento y mi luz van con cada uno de vosotros; pero por si os pareciese poco ello, he puesto junto a cada criatura humana, a un ser espiritual de luz, para que vele por vuestros pasos, para que os haga presentir algún peligro, para que os sirva de compañía en vuestra soledad y os sirva de báculo en la jornada. Son aquellos seres a quienes llamáis ángeles custodios, ángeles de la guarda o protectores.

71. Nunca os portéis como ingratos ante ellos, ni seáis sordos a sus inspiraciones, porque vuestras fuerzas no os bastarán para haceros salir avante en todas las pruebas de la vida, necesitáis de aquellos que van más adelante que vosotros y que conocen, porque Yo se los revelo, algo de vuestro futuro.

72. La lucha de esos seres es muy ardua mientras no alcancéis la espiritualidad, porque muy poco ponéis de vuestra parte para ayudarles en su delicada misión.

73. Cuando vuestra espiritualidad os permita sentir y comprobar la presencia de aquellos hermanos vuestros que invisiblemente, sin ostentación alguna, trabajan por vuestro bienestar y progreso, entonces sentiréis pesar de haberlos obligado a trabajar mucho y a padecer también mucho por vuestros pecados. Mas cuando esta comprensión surja en vosotros, será porque ya la luz se hizo en vuestro entendimiento y brotará la caridad hacia ellos, la gratitud y la comprensión.

74. ¡Qué dicha tan grande habrá en aquellos guardianes vuestros, cuando vean que su labor es secundada por vosotros y que su inspiración armoniza con vuestra elevación!

75. ¡Tenéis tantos hermanos y tantos amigos en el Valle espiritual, a quienes no conocéis!

76. Mañana, cuando el conocimiento sobre la vida espiritual se haya extendido por el orbe, reconocerá la humanidad la importancia de esos seres a vuestro lado y bendecirán los hombres mi providencia.

77. ¿Quién ha imaginado las batallas que esas legiones de luz sostienen contra las invasiones de seres turbados que os amenazan a cada paso? No hay mirada humana que haya descubierto esa lucha que sin cesar libran unos y otros, sin que os apercibáis de ello.

78. Vuestra ignorancia sobre la existencia de todo esto que acontece sin que os deis cuenta, ha sido una de las causas por las que he ordenado en este tiempo que el Mundo Espiritual, se comunique con vosotros a través de cerebros destinados por Mí para desempeñar esa misión. Así, aquellos seres han tenido oportunidad de venir hacia vosotros a dar testimonio de su existencia y a probaros con su amor, con su caridad, con su humildad y su paciencia, que viven consagrados a velar por vosotros.

79. Orad, pueblo, y en vuestra oración uníos a ellos. Tened confianza en su protección; son seres de radiante luz, capacitados para desempeñar a vuestro lado la delicada misión de conduciros y acompañaros a lo largo de todo el sendero hasta que lleguéis a vuestro Padre.

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