Enseñanza 322

1. Vengo a daros a conocer una página más del Libro de mi enseñanza, que es amor y luz para vuestro espíritu. Bienaventurados los que en verdad me escuchan, porque vengo a enseñaros con claridad y perfección para que comprendáis vuestro destino y la misión que he confiado a vuestro espíritu.

2. Venís a estudiar y comprender mis enseñanzas, para entregarlas a vuestros hermanos y aunque a veces os han rechazado, no os habéis sentido heridos, sino satisfechos de haber podido contestar a sus preguntas.

3. Me habláis en el fondo de vuestro corazón para mostrarme la incredulidad de vuestros hermanos y os digo: Si habéis encontrado los corazones como rocas endurecidas, Yo les hablaré a través de su Conciencia para que sientan el deseo de estar Conmigo. Vuestra misión es luchar por el bien de la humanidad siguiendo el camino que os he trazado, sin medir el tiempo o la distancia.

4. Encontraréis a muchos menesterosos del espíritu, enfermos y esclavos, a los cuales vosotros tenéis que sanar y libertar rompiendo sus cadenas, dándoles con dulzura mi enseñanza; llegará el día en que vosotros no escucharéis más mi palabra y entonces quedaréis como maestros para que podáis preparar a las generaciones venideras.

5. Con la espada de luz podréis destruir las tinieblas y abrir brecha a vuestros hermanos. Quiero que en este Tercer Tiempo la humanidad pueda llevar paz, unión y buena voluntad. ¿Por quién recibirán estas enseñanzas? Por mis discípulos, pueblo amado, por aquéllos que me aman y no se cansan de estar Conmigo, los que me sienten en el fondo de su propio corazón.

6. Bienaventurados los que siempre están Conmigo y rechazan las tentaciones apartándose de las orgías del mundo. Sus ojos espirituales contemplarán en el Más Allá la gloria eterna, el Reino en donde habrá de morar el espíritu.

7. En vosotros dejo la enseñanza de unión y fraternidad, velad y orad para que la tentación no os arrebate lo que os he confiado; para que seáis los emisarios y discípulos que llegado el tiempo seáis enviados por Mí a la humanidad. Cuando estéis libres de toda materialidad, revestidos solamente con mi amor y con mi luz, escucharéis mi voz en vuestro espíritu, reconoceréis mi voz de Pastor y entonces humildemente, cual oveja caminaréis escalando la montaña para llegar a la Mansión divina.

8. Vuestra Madre Celestial es cual Pastorcita que sigue vuestros pasos. María os cultiva cual rosas y lirios en su jardín ameno, Ella os entrega la fragancia para que seáis las flores que elevéis vuestra esencia a vuestro Padre.

9. En el Segundo Tiempo os dije que nuevamente estaría con vosotros y ahora que os he cumplido mi promesa, unos me han reconocido y otros han dudado de mi presencia. Algunos de vosotros habéis derramado lágrimas de regocijo porque me habéis escuchado nuevamente y me habéis contemplado con los ojos de vuestro espíritu. Yo he escuchado que me decís: “Maestro, si fuere necesario el sacrificio de mi materia, con toda resignación y humildad la entregaría para la salvación de mi espíritu y de la humanidad”.

10. Os he confiado a mi Mundo Espiritual de Luz para que sea vuestro consejero y protector, para que os guíe en el camino y os ayude en el cumplimiento de vuestra misión. A los que no me habéis comprendido, os digo: No dudéis, porque en todos los tiempos me he manifestado a través de los hombres, mas no he querido sorprenderlos con mis manifestaciones, porque antes he enviado a mis emisarios, he enviado al precursor para preparar el camino y el corazón de la humanidad.

11. Durante el año de 1950, os daré mis últimas enseñanzas, y quiero que comprendáis antes de finalizar mi comunicación a través del entendimiento humano, cómo vais a sembrar mi palabra de amor y cómo debéis de cultivarla de corazón en corazón, de provincia en provincia, en todos los lugares de la Tierra, en donde no me han escuchado y no me han podido sentir en este tiempo.

12. Sois los espíritus fuertes, llenos de amor y de luz, no os convirtáis en escribas ni os engrandezcáis ante la humanidad, porque en vuestra humildad estará la gracia y la luz de vuestro Padre.

13. Vuestras miradas serán de ternura, vuestra ciencia será la del amor, vuestras manos prodigarán caricias, en vuestra palabra estará el consuelo para la humanidad y el mundo tomará vuestro ejemplo y no volverá a alimentar las guerras que ha desatado siglo tras siglo y Era tras Era.

14. Entonces se cumplirá mi voluntad y la de aquéllos que mucho han trabajado y llorado para lograr la unificación de la humanidad. Entonces no habrá distinciones de razas o colores. Esta es mi promesa entre vosotros.

15. Hoy cada hombre cree conocer en toda su plenitud la verdad; cada religión dice ser la poseedora de la verdad. Los hombres de ciencia declaran que han encontrado la verdad. Yo os digo, que la Verdad absoluta nadie la conoce, ya que la parte que le ha sido revelada al hombre no ha logrado abarcarla con su mente.

16. Todos los hombres llevan en sí parte de la verdad y errores que mezclan con la luz de la verdad.

17. La lucha se aproxima en que todas estas fuerzas combatan, queriendo cada una imponer su idea; mas no será al final el triunfo de una idea humana, ni de una teoría científica, ni de un credo religioso la que prevalezca, sino el conjunto armonioso de todas las buenas ideas, de todas las creencias elevadas, de todos los cultos elevados al máximo de la espiritualidad, de todas las ciencias puestas al servicio del verdadero progreso humano.

18. Yo permitiré que los hombres hablen y expongan sus ideas; que otros muestren públicamente sus cultos y sus ritos, que se discuta y se luche, que los científicos presenten sus más avanzadas teorías, que todo cuanto exista oculto en cada espíritu, surja, brote y se manifieste, porque está cercano el día de la siega, aquel día en que la Conciencia como una hoz inexorable corte de raíz cuanto de falso haya en el corazón de la humanidad.

19. Vos, pueblo, estad alerta y no olvidéis que os he anunciado esta lucha, para que cuando miréis a los hombres discutir apasionadamente, cuando seáis testigos de cómo se hacen la guerra las religiones y cómo combate con ellas la Conciencia, no os amedrentéis.

20. Dejad que el mundo se conmocione; dejad que desate la tempestad y que la lucha surja, para que el hombre despierte y en su despertar contemple la luz que ha mucho tiempo sueña en admirar, para que los hombres egoístas que han cerrado las puertas del camino que conduce al conocimiento de la Verdad, caigan de sus sitiales, de sus tronos y sus pedestales y dejen pasar a las turbas hambrientas y sedientas de luz del espíritu.

21. Todos tendréis que buscar mi luz; todos tendréis que buscar un faro para poder contemplar el sendero en los días de las tinieblas, días de meditación y arrepentimiento, días de profundo examen ante la Conciencia en los que no habrá una criatura humana que se sienta tranquila y que pueda decir: “Yo nada temo porque siempre he obrado de manera justa”.

22. No, no habrá uno que exclame o piense así, porque la Conciencia se hará escuchar en todo espíritu.

23. Sólo los que oren y se arrepientan alcanzarán la purificación de su espíritu; solamente los que renuncien a sus vanidades, a su superioridad sobre los demás y a su orgullo, lograrán asirse a la barca salvadora. Los que se obstinen en sus necedades, los que se aferren a sus errores y a sus tradiciones, dispuestos a sostenerlos hasta el fin, a pesar de los juicios y dictados de la Conciencia, ésos, a sabiendas se dirigirán hacia el abismo de confusión y de tinieblas donde vuestro Padre no quisiera que nadie penetrara.

24. Este Mensaje de amor y caridad que en el tiempo propicio os he traído para vuestra salvación, en su oportunidad lo daréis a conocer a la humanidad.

25. Mi Mensaje de sabiduría lleva la misión de unir espiritualmente a los hombres, de salvarles del torbellino de la confusión, de rescatarles de las tinieblas, cuando hayan perdido la fe.

26. Solamente mi palabra tendrá el poder de detener a los que avanzan vertiginosamente al precipicio, porque ella lo revela todo, porque no se detiene para descifrar un misterio, porque ella está impregnada de mi caridad y de mi amor de Padre.

27. ¿Quién que no fuese Yo podría salvar a todos esos hombres sin fe en la Vida superior y sin conocimiento sobre mi justicia? ¿Quién ha comprendido verdaderamente el significado y el origen del dolor de su vida llena de tristezas, de opresiones y angustias?

¡Cuán pequeños contemplo a los maestros y a los guías de la humanidad! ¿Qué saben del espíritu? Solamente se preocupan por la parte humana, sin poder descubrir lo que hay más allá de las necesidades e inquietudes terrestres. Por eso los hombres, desilusionados de no poder encontrar ni en la ciencia, ni en religiones, contestación satisfactoria a sus preguntas, se han dado a buscar por sí mismos la verdad. Algunos se van aproximando a la senda, mientras otros encuentran nuevas confusiones por su escasa espiritualidad.

28. Los hombres que han apurado en la vida un cáliz tras otro de amargura, me dicen: “Señor, ¿por qué no hay quienes nos expliquen el por qué de nuestro dolor, para que se encienda en nosotros una fe que nos ayude a sostener el peso de nuestra cruz?”

29. A estos pequeños Yo hago llegar mi luz para su entendimiento y mi fortaleza para su corazón, como un bálsamo celestial, porque tengo infinitas formas de llegar a cada criatura.

30. ¡Ah, si todos supiesen interrogarme, si todos orasen espiritualmente, si todos se interesasen por conocer la verdad! De cierto os digo, que obtendrían lo deseado, porque nadie ha buscado que no haya encontrado; nadie ha llamado a mi puerta que no le haya sido abierta.

31. Dejad en vuestro camino una huella de humildad. No permitáis que la soberbia penetre en vuestro corazón considerándoos únicos en conocimientos espirituales.

32. Tendréis siempre presente que todos sois iguales ante Mí, que todos tuvisteis el mismo principio y todos lleváis el mismo fin, aunque exteriormente cada destino se presente diferente.

33. Nunca olvidéis que todos tendréis que llegar a Mí, lo que quiere decir que todos, aunque de distintas maneras, haréis los méritos necesarios para llegar a la mayor altura espiritual, por lo tanto, nunca consideréis inferior a nadie.

34. En el Espiritualista nunca deberá germinar la vanidad, en cambio la verdadera modestia sí deberá acompañarle siempre, y así, sus actos, en vez de deslumbrar con falsa luz, tendrán repercusión en el corazón de sus hermanos.

35. Tomaréis con amor vuestra cruz, no como se toma una obligación, no pensando en que si no cumplís tendrá que iros mal en la vida, no por temor a mi justicia. Estáis lo suficientemente evolucionados espiritualmente para que os pida, como lo estoy haciendo, que vuestro cumplimiento en mi Ley, sea por amor a vuestros hermanos y que ese sentimiento haya sido inspirado por el amor a vuestro Padre.

36. Dejad atrás los tiempos en que los hombres se arrepentían de sus faltas, no por el pesar de haberme ofendido, sino por el temor a la condena eterna, según los hombres la habían imaginado.

37. Apartad de vuestro corazón la creencia de que podéis dejar para el último momento vuestro arrepentimiento, confiando en la misericordia de Dios y pensad que lo único que vuestro espíritu recogerá en aquel momento de justicia, será lo que a lo largo de su existencia en la Tierra haya sembrado; su cosecha o su fruto serán la evolución, el adelanto, la elevación que haya logrado por medio de la vida que le fue confiada.

38. ¡Cuán distinta es la realidad espiritual de cuanto los hombres han imaginado! Ni mi justicia es como creéis, ni es castigo divino a lo que dais ese nombre; ni es el Cielo como vosotros pensáis, ni se logra en la forma tan fácil y rápida que imagináis; como tampoco la expiación espiritual es como decís, ni la tentación es un espíritu.

39. Necesitáis estudiar las revelaciones divinas que a través de los tiempos os he hecho, llegar a entender el lenguaje metafórico a través del cual se os habló, sensibilizar de tal manera vuestros sentidos espirituales, para que lleguéis a saber cuál es la palabra de Dios y cuáles son las de los hombres, para que encontréis la esencia de mis enseñanzas.

40. Sólo desde un punto de vista espiritual lograréis encontrar la interpretación justa y verdadera de mi palabra, lo mismo de la que os envié a través de los profetas, que aquéllas que os legué por conducto de Jesús, o ésta que os estoy dando por medio de los portavoces del Tercer Tiempo.

41. Cuando esta humanidad haya encontrado el sentido verdadero de la Ley, de la Doctrina, de las profecías y de las revelaciones, habrá descubierto lo más bello y lo más profundo en cuanto se relaciona con su existencia.

42. Entonces sí conocerá la verdadera justicia y será cuando su corazón presienta el verdadero Cielo, también será cuando sepáis lo que es expiación, purificación y restitución.

43. Hoy estáis cubiertos aún con el velo de la ignorancia, que en vuestro materialismo terrestre y en vuestro fanatismo religioso, lleno de falsos temores y prejuicios, no os habéis atrevido a rasgar; por eso, cuando llega una prueba a vuestra vida y no le encontráis alguna causa clara, clamáis diciendo: “Pero, ¿qué he hecho yo para que así se me castigue?” Sin saber que a veces mi justicia tarde siglos y hasta Eras para llegar a un espíritu. Mi justicia siempre llega y aunque en apariencia llegue tarde o fuera de tiempo, lo cierto es que se manifiesta siempre en forma sabia.

44. Mi Doctrina espiritual lleva varios fines o misiones: Uno es el consolar al espíritu en su destierro, haciéndole comprender que el Dios que le formó, le espera eternamente en su Reino de paz; otro es hacerle conocer de cuántos dones y facultades puede disponer para alcanzar su salvación y elevación o perfeccionamiento.

45. Esta palabra lleva el mensaje de espiritualidad que abre los ojos a los hombres para que miren frente a frente la realidad que creen encontrar tan sólo en lo que ven, en lo que tocan o en lo que comprueban con su ciencia humana, sin darse cuenta de que están llamando “realidad” a lo pasajero, y están desconociendo y negando lo eterno, en donde existe la verdadera realidad.

46. Dejad que este Mensaje vaya de nación en nación, de casa en casa, dejando su simiente de luz, de consuelo y de paz, para que los hombres se detengan unos instantes y concedan a su espíritu una tregua, la indispensable para que él medite y recuerde que cualquier instante puede ser el de su retorno al Valle espiritual y que de sus obras y su siembra en el mundo, depende el fruto que a su llegada a la vida espiritual recoja.

47. Hoy os encuentro apesarados, abatidos y sin esperanza y me decís en vuestra oración: “Que la vida ha mucho tiempo os ha negado sus favores”. El Maestro os dice, que son estos tiempos que vivís, aquéllos que anunciaron los profetas de los primeros tiempos y más tarde el Verbo Divino ratificó a su pueblo. Mas si es verdad que apuráis un cáliz muy amargo, sabed que vuestro dolor no será inútil, si lo sabéis sufrir amorosa y pacientemente. Era menester que la humanidad llegase a este punto en que el dolor penetrase y tocase todas las fibras de su ser, para que despertara del profundo sueño en que vive su espíritu, y comenzara una vida de recogimiento en la cual ofrezca a su Creador el tributo y el reconocimiento que le debe.

48. Ha mucho tiempo que estoy poniendo un dique a su libre voluntad, señalando con ello que ha llegado el momento de la meditación y de las buenas prácticas, para que no siga sufriendo y hundiéndose en un caos. Yo he querido evitar su caída, aconsejándola y previniéndola, pero ella ha sido sorda a mis palabras, más seguiré llamando a esta humanidad tan amada, invitándola a la enmienda y al decoro en todos sus actos, hasta hacerla digna discípula de mis enseñanzas.

49. He vuelto a vosotros como os lo había prometido, a consolaros y daros esperanza en vuestras tribulaciones, y no sólo a eso, sino a iluminaros para que deis grandes pasos en la senda espiritual. He venido a daros la lección que necesitáis en estos precisos momentos de confusión, la que habéis esperado ansiosamente para curar vuestras heridas y conocer la ruta salvadora.

50. Todo lo he preparado para que llevéis a cabo una obra grande y al final de ella, lleguéis a Mí tranquilos, satisfechos y en paz Conmigo y con vuestros hermanos. Y en ese instante de comunión con mi Espíritu, no os pediré tributo, no serán siquiera para Mí vuestros méritos, sino para vosotros mismos, y lo que me ofreciereis os lo devolveré con creces, en bendiciones y beneficios sin fin.

51. Mirad cuánto os amo. Si queréis aún más pruebas del amor de vuestro Padre, pedid y os concederé que mi amor es inagotable. Si queréis probar mi paciencia, mi sumisión, hacedlo también, pero después de que hayáis recibido, después de vuestro reconocimiento, haced con vuestros hermanos lo que Yo haya hecho con vosotros.

52. Perdonad tantas veces como fuereis ofendidos. No toméis cuenta siquiera del número de veces que tenéis que perdonar. Es tan alto vuestro destino, que no debéis deteneros en esos tropiezos del camino, porque más adelante os esperan misiones muy grandes.

Llevad siempre el espíritu dispuesto al amor, a la comprensión y al bien para que os coloquéis en planos superiores. Y así como en los tiempos pasados, muchos hermanos vuestros escribieron con sus obras, hermosas páginas en el libro eterno del espíritu, imitándolos continuaréis esa historia, para ejemplo y deleite de las nuevas generaciones que vendrán a la Tierra.

53. Sed fuertes, porque estáis viviendo los tiempos de prueba. Cada criatura, desde el tierno niño que apenas ha abierto sus ojos a la luz de este mundo, hasta el anciano doblegado por el peso de los años, soporta una prueba, un proceso de restitución; mas os doy mi fuerza, mi influencia, para que paséis con fe y serenidad esas pruebas que os harán invulnerables al dolor.

54. Habrá lucha de ideas y la fe y creencia de unos y otros, será puesta a prueba, y aquéllos que hayan levantado su obra sobre arena movediza, la verán caer porque sus cimientos no eran firmes; y en este tiempo, los fuertes deberán sostener a los débiles. Van a llorar su ignorancia, su desnudez y su falta de méritos, aquéllos que no supieron orar ni penetrar en la verdad de mis enseñanzas. Muchos de ellos son inocentes porque no han tenido la verdadera guía de sus hermanos, y llorarán pastores y ovejas su inseguridad y su confusión.

55. Vos, pueblo, destinado por Mí para derramar vuestra influencia sobre este mundo, viviréis orando y velando por su tranquilidad y su salvación, desplegaréis vuestras alas para cubrir a la humanidad en esas horas de peligro y de angustia.

56. Por eso os he enseñado la oración de espíritu a Espíritu, y he apartado de vuestra vista todo símbolo o representación de mi Divinidad. Habéis construido un Templo en vuestro interior y desde ahí me amáis y me glorificáis.

Os he enseñado el respeto por las creencias de vuestros hermanos y os he preparado como un centinela que vive alerta para defender la fe de los que debiliten en ese combate que ya se aproxima, y cuando hayáis concluido vuestra misión, podréis decirme con satisfacción: “Padre nuestro, luchamos con la espada que no hiere, con el amor y la buena voluntad. Hablamos la Palabra divina, invitamos a la humanidad a orar ante Vos; llevamos consuelo a los que sufren, convertimos al bien a los que habían faltado a la Ley; levantamos a hombres y mujeres que vivían estacionados en su ignorancia y despertamos su fe y su confianza en Vos, y desde entonces os aman y os siguen”. Y Yo os recibiré como soldados de mi causa y os daré el galardón que habéis merecido.

57. Mi Obra se extenderá sobre la Tierra. A los primeros se adherirán otros y después otros más, porque está escrito que el hombre se elevará sobre su actual condición, en busca de su Perfeccionamiento espiritual.

58. ¡Cuánto tenéis que luchar vosotros para preparar la Tierra a fin de que Yo haga descender a los hombres mi reinado de paz!

59. Orad y meditad en mis palabras y encontraréis que encierran un océano de amor. Os he hablado por conducto del entendimiento limitado del hombre, y éste, aun con toda su preparación, no alcanza a expresar el sentido, la razón que mi enseñanza contiene. Penetrad en ella con el espíritu para que alcancéis a comprender con mayor claridad que con el corazón o la mente reducida de vuestro ser humano. Si mi obra del Segundo Tiempo os ha parecido grandiosa, también mi venida en este tiempo la miraréis como una prueba del infinito amor de vuestro Padre.

60. A medida que os perfeccionéis, veréis más cerca la meta, no sabéis si estáis a un paso de vuestra salvación o si aún tenéis que recorrer un largo trecho del camino. Yo sólo os digo, que os dejéis guiar sumisa y obedientemente por esta palabra, que es la voz de mi Espíritu Divino.

Eximios de faltar a la Ley, de caer repetidas veces en el mismo error. Atended este llamado que es una invitación a la enmienda, una súplica que os hace vuestro Padre, porque no quiero veros vivir inútilmente en la Tierra y llorar después vuestra desobediencia.

61. Trabajad celosamente por vuestro adelanto y veréis que esas pruebas que ahora os hacen padecer y cuyo sentido no habéis comprendido, son para vuestro bien y llenarán de paz y alegría vuestro ser. Son pruebas sabias que os envío para purificar y templar vuestro espíritu en la lucha, como he forjado a tantos seres que hoy amáis y veneráis, a quienes reconocéis su fortaleza y acrisolada virtud; son vuestros hermanos que pasaron por este mundo dejando huella de pureza y de santidad. A ellos quiero que os unáis y les sigáis, porque vuestro destino es el mismo, todos sois grandes delante de Mí, todos dignos y quiero veros habitar en la Mansión de paz que ellos habitan.

Deja un comentario:

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s