Enseñanza 318

1. Bienaventurados seáis los que venís buscando mi enseñanza. Bienaventurados los que sabéis encontrar en mi palabra el caudal de Vida Eterna. Mas, ¿quiénes son los que se están fortaleciendo con mis lecciones, para que puedan quedar como emisarios entre la humanidad, cuando haya cesado mi palabra por estos conductos? Sois vosotros los que estáis purificándoos de antiguas manchas por faltar a mi Ley, los que apuráis el cáliz de amargura; los que venís de grande tribulación y estáis limpiando a vuestro espíritu en las aguas cristalinas de mis enseñanzas.

2. Hoy, cuando llegáis ante esta manifestación, os sentís indignos de mi presencia, mas contemplo que os estáis regenerando y esa purificación os hace dignos de Mí. Sentid mi caricia, sentid mi amor; él es el bálsamo que sana vuestros sufrimientos.

3. Conmemoráis por vez postrera, bajo esta forma, mi pasión del Segundo Tiempo. No venís a cumplir con una tradición, porque los discípulos del Espíritu Santo, no serán tradicionalistas, serán obedientes a mi Ley. Venís solamente a conmemorar aquellos divinos acontecimientos, los ejemplos perfectos que os legué a través de Jesús, los cuales os enseñarán eternamente a conquistar vuestra propia redención.

4. Hoy contemplo a vuestro espíritu conmovido ante el recuerdo de aquellas enseñanzas y os digo: ¡Oh, hijos muy amados, no desechéis estas lecciones, porque ellas son vuestra heredad!

5. Me dais gracias por la fortaleza que os imparte mi palabra, mas entre vosotros hay quienes me hacen esta pregunta: “Padre, ¿por qué no realizas en mi vida el prodigio que tiempo ha espero?” El Maestro os dice: En este tiempo he sembrado de milagros vuestra vida. De mi Espíritu al vuestro, siempre han llegado beneficios y gracias. Por conducto del Mundo Espiritual he derramado entre vosotros mi amor. Por vuestra fe y buenas obras habéis visto realizarse estos milagros. Yo os pregunto: ¿Por ventura necesitáis de un prodigio diario para creer en Mí?

6. En el principio de vuestra evolución, derramé gracias y beneficios materializados, palpables ante vosotros, mas cuando vuestro conocimiento y fe se encendieron como una luz en vuestro espíritu, dejé de daros estas pruebas materiales. Hoy vuestra fe de discípulos debe ser conforme con mi voluntad, para vencer todos los obstáculos y las adversidades.

Me preguntáis: “Maestro, ¿qué es la fe?” Y os digo: La fe es la mirada espiritual que ve más allá del corazón y de la mente. La fe es la mirada que contempla y descubre la verdad. Por eso las manifestaciones que muchas veces no alcanzáis a comprender, las contempla vuestra fe y os hace firmes en ellas.

7. Esta es alba trascendental, ¡oh, pueblo amado!, porque estoy edificando entre vosotros la Nueva Jerusalén. Sois las primeras piedras de la Blanca Ciudad anunciada por Mí a través de los profetas; esta Ciudad espiritual no tendrá sus cimientos en este mundo, porque si vosotros creéis que la Nueva Jerusalén es vuestra patria terrestre, estáis en grave error; la Nueva Jerusalén, la estoy edificando en vuestro espíritu y esa Ciudad, más blanca que los ampos de la nieve, se extenderá a todos los hombres cuando llegue la redención a toda la humanidad.

8. Hoy, cuando llego a vosotros para empezar a construir la Gran Ciudad, contemplo entre mi pueblo la falta de armonía, de espiritualidad y sufre mi Espíritu Divino, porque aún no sabéis estar plenamente Conmigo; a pesar de las lecciones perfectas que os he dado a través de los tiempos, aún insistís en las bajas pasiones, en la desunión y en la idolatría.

9. En verdad os digo que si queréis ser grandes, no busquéis la grandeza en las vanidades del mundo porque son perecederas, buscadla en lo espiritual, que es eterno.

10. Para alcanzar esa elevación se necesita de un esfuerzo perseverante, de una voluntad inquebrantable, de una fe absoluta. Sólo así podréis alcanzar la gloria del espíritu.

11. El camino se presta para hacer méritos, ya que se encuentra sembrado de pruebas. Allí podréis aprender a renunciar a vuestro orgullo, aceptando con paciencia el dolor, rechazando las vanidades y pasiones. Por otra parte, en el camino van muchos necesitados a quienes podéis ayudar para que también lleguen a la meta.

12. Todo hombre, tenga o no espiritualidad en su vida, lleva una cruz. Mi palabra enseña a soportarla con amor, a hacerla ligera y hasta necesaria para poder vivir. Quien ama su cruz, ama su destino porque sabe que fui Yo quien se lo trazó, ese ama mi voluntad y quien hace mi voluntad participa de mi paz, de mi luz y de mi fuerza.

13. El que elude el peso de su misión, el que se desvía o se desentiende de las responsabilidades que su espíritu contrajo Conmigo, para tomar responsabilidades a su capricho o voluntad, ese no podrá tener paz verdadera en su corazón, ya que su espíritu nunca estará satisfecho ni tranquilo. Son los que están siempre buscando placeres para olvidar su pena y su intranquilidad, engañándose con falsas alegrías y fugaces satisfacciones.

14. Yo les dejo andar su senda, porque sé que si hoy se alejan, me olvidan y hasta me niegan, pronto, cuando la realidad llegue a despertarles de su sueño de grandeza en la Tierra, comprenderán la insignificancia de las riquezas, de los títulos, de los placeres y honores del mundo, cuando el hombre tiene que enfrentarse ante la verdad espiritual, ante la eternidad, y ante la justicia divina, de las que nadie puede escapar.

15. Nadie ignora esto, puesto que todos tenéis un espíritu quien os revela, por el don de intuición, la realidad de vuestra vida, el camino que está trazado para vosotros y cuanto en él debéis realizar, pero os obstináis en liberaros de todo compromiso espiritual para sentiros libres y dueños de vuestra vida.

16. ¿Acaso la mayoría de los hombres procuran cumplir con sus religiones? Yo os digo, que las religiones las habéis hecho para tratar de escapar de mi Ley y haceros creer a vosotros mismos que estáis cumpliendo.

17. A esta humanidad podría aplicarle las mismas palabras que dije al pueblo Judío en aquel tiempo, cuando le hice ver que por cumplir con antiguas y ya inútiles tradiciones, se había olvidado de la Ley.

18. Doquiera surge el símbolo del Cristianismo: La cruz. En todas partes encuentro los templos de cantera, mi Nombre lo pronuncian la mayoría de los hombres, se me ofrecen homenajes y se me elevan ritos todos los días. Sin embargo, no descubro en el corazón de la humanidad la manifestación del amor que es la esencia, el principio y el fin de mi Doctrina. Y todos creéis estar en la Ley y en la Verdad, por eso cuando llego a revelaros lo contrario, os molestáis y cuando alguien os señala vuestros errores dejáis que la ira penetre en vosotros.

19. De cierto os digo, Cristianos, que si en este tiempo viniese Yo al mundo en cuanto hombre, seríais precisamente los que me llevaríais a la cruz de un nuevo Calvario cuando escuchaseis en mis labios la verdad; pero no vendré más a vuestro mundo en cuanto hombre, hoy he venido en Espíritu. No me miraréis con los ojos de vuestro cuerpo, aun así tendréis que escucharme; muchos me queréis encontrar para exterminarme, mas cuando me encontréis será para adorarme, y al comunicaros espiritualmente Conmigo, será prueba de que la fe ha surgido en vuestro corazón y que se ha iluminado vuestro entendimiento.

20. Ahora, todavía descubro entre mis nuevos discípulos, la flaqueza de Pedro, la duda de Tomás, la ambición de Judas, y es menester que como Maestro os siga doctrinando.

21. Recordad en esta última conmemoración, que hoy hago entre vosotros en este año de 1950, el día en que acompañado Jesús de sus discípulos, penetró triunfante en la primera Jerusalén para terminar su divina misión en la cruz.

22. Vivid estos instantes espiritualmente con verdadera preparación; no como una simple conmemoración, no, sentid que en verdad os estoy entregando mis últimas lecciones a través de los portavoces en el Tercer Tiempo; y estas palabras serán el pan de Vida Eterna para vuestro espíritu a través de su jornada. Estas enseñanzas serán vuestro baluarte y vuestro báculo; debéis hacerlas vuestras, grabarlas con el fuego de mi amor en vuestra Conciencia, para que después, así como Yo os las he dado, vosotros las grabéis en el corazón de vuestros hermanos.

23. Gran parte de la humanidad celebra esta tradición, y mi Espíritu hace sentir su amor a todos mis hijos.

24. Es la preparación que vengo a dar a los espíritus. Cuando la regeneración espiritual y humana sea en todos los hombres, la espiritualidad traerá como fruto, la fraternidad y el amor entre los pueblos; entonces, de este planeta surgirá la luz blanca de la armonía espiritual, que será contemplada en todos los mundos. Será la Ciudad Blanca que mi apóstol Juan contempló en su éxtasis. Ya no será la ciudad homicida que levante a su Maestro sobre una cruz para verlo sangrar y morir. Será la ciudad regenerada, que espera la llegada de su Señor, del Padre que desciende de la cruz de su martirio para vivir eternamente en el corazón de sus hijos.

25. Cuando el Maestro lloró en la primera Jerusalén, no fue por aquella raza, fue por la ceguedad de los hombres que teniendo tan cerca a su Padre no lo reconocieron. El Maestro abrió sus brazos paternales para estrechar a sus hijos, y el corazón de los hijos se cerraba cegado por sus tinieblas, y el Padre no pudo sentir la caricia de los suyos. En cambio, recibió la incredulidad, la burla, el escarnio y la muerte. Mas como no era la ciudad material por la que Jesús lloró, permití su destrucción para mostrar a la humanidad que quien el Padre buscaba y buscará siempre, es a la oveja espiritual, perdida en las selvas tenebrosas del pecado.

26. Si en el Segundo Tiempo os dije: “Mi Reino no es de este mundo”, ¿por qué pretendéis que mi manifestación como Espíritu Santo sería nuevamente en la forma limitada de Jesús? Recordad que dije a la mujer de Samaria: “La hora viene, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad”.

27. He venido a vosotros en Espíritu, os he cumplido mi promesa. Mas no os fanaticéis con vuestra nación, porque ella ha sido solamente vuestro abrigo en este tiempo como pudo haberlo sido cualquier otro pueblo de la Tierra; pero vosotros, los señalados para escuchar mi palabra en este tiempo, sí sois los escogidos para principiar a edificar la Nueva Jerusalén en la unificación de vuestros espíritus.

28. Hoy estáis lejos de contemplar el reino de la paz en vuestro mundo; despojaos de todo egoísmo y aun cuando no disfrutéis de la paz en la presente vida humana, no dejéis de luchar.

Os he enseñado a olvidaros de vosotros mismos para pensar en los demás. ¿Por qué habéis de buscar tan sólo vuestro bienestar y dejar que sea Yo el único que se preocupe por toda la humanidad? Hay muchos hermanos vuestros a quienes les hacen falta vuestras palabras, oraciones y amor. Carecen del caudal de beneficios que dan las revelaciones que vosotros desperdiciáis. Trabajad estas tierras, fecundadlas con amor. Si dejáis comenzada la faena cuando os haga el llamado al Más Allá, no temáis, que la muerte corpórea no terminará con vuestro cumplimiento.

29. Yo soy la Vida, Yo soy Eterno y en Mí os he hecho habitar, para que la obra que hayáis comenzado no la abandonéis jamás. Confiad en Mí y de cierto os digo, que una sola simiente no se perderá y vuestra cosecha será perfecta.

30. Pensad en las nuevas generaciones que han de sucederos y para ellas sembrad la simiente del amor, dejad impresa vuestra huella de virtud. ¿Acaso sabéis si en esas generaciones os haré volver? Sed virtuosos en la paz y en la lucha.

31. Poned en práctica mi Ley de justicia y amor; no existe el imposible que os impida el cumplimiento de mis máximas. No vengo a exigiros obras perfectas, porque aún os contemplo debatiéndoos en el océano tempestuoso de la vida, allí lucháis asidos a la barca de vuestra Conciencia, para no perecer en el mar embravecido de la maldad.

32. Los grandes cataclismos del espíritu y las tinieblas que originan las doctrinas del materialismo, preparan el cáliz de amargura y grandes acontecimientos para la humanidad.

33. Todavía vuestro planeta no es morada de amor, de virtud, ni de paz. Envío a vuestro mundo a espíritus limpios y me los volvéis impuros, porque la vida de los hombres está saturada de pecado y de perversidad.

34. Contemplo a las virtudes como pequeñas luces aisladas entre los espíritus, azotadas por los vendavales del egoísmo, de rencores y odios; ese es el fruto que me ofrece la humanidad.

35. Mucho tiempo antes de que vuestro espíritu llegue a encontrar la paz y la armonía en este mundo, vuestra materia ha gozado de esta beatitud.

36. Para que el hombre habitara este planeta, con mi sabiduría perfecta a través de los elementos de la Naturaleza, estremecí y preparé esta Tierra; pero antes que el hombre la habitara, eran las bestias primitivas quienes vivieron en ella.

37. Cuando este mundo estuvo convertido en una mansión llena de deleites, de maravillas y bellezas, se la ofrecí a mi hijo muy amado: Al hombre. Así os hice habitar la Tierra para morarla, porque también amar y comprender la vida, es amarme y comprenderme a Mí. Cuando el amor y la comprensión a todo cuanto os rodea sean verdaderos, entonces me habréis reconocido y os habréis redimido en el verdadero saber, porque Yo estoy en todo lo creado.

38. Los que investigan la Naturaleza carentes de amor, guiados tan sólo por el conocimiento de la ciencia humana, esos me niegan. Es que no han sabido ver, es que no han comprendido y mucho menos sentido y amado. Cuántos hay entre los humildes, entre los menospreciados, humillados por la soberbia y la ignorancia de los que se creen sabios entre la humanidad, que sin saber han creído, porque la mirada de su fe ha contemplado de frente la verdad y han comprendido que este planeta desde un principio ha sido para el hombre, paraíso de gracia, de armonía y bendiciones.

39. Os habéis maravillado contemplando la perfección de todo ser, cada criatura formada por Mí ocupa su lugar en su senda, todo sujeto a un mandato, todo obediente a mi ley. Vosotros no debéis dudar del origen de vuestra naturaleza, porque ya confiáis en la precisión y fidelidad de su ley. Habéis descubierto muchas enseñanzas en la vida y confiáis en el cumplimiento de sus leyes naturales, que no os han defraudado.

40. De la Tierra habéis recogido su sabor. Ella es para vosotros como un manantial de bendiciones, que siempre os ha brindado el sustento, el paraíso de goces, y al final de vuestra vida terrestre, ha abierto su seno para acogeros con amor. Mientras en la vida humana hallasteis en vuestro principio en este mundo, la beatitud, vuestro espíritu encontrándose en el Tercer Tiempo, aún se encuentra luchando para alcanzar la paz.

Mas si en el principio estremecí con los elementos de la Naturaleza a este planeta para ofrecéroslo como un paraíso de bendiciones, en este tiempo, nuevamente serán mis elementos los que os estremezcan, será mi justicia perfecta ayudando a los espíritus a obtener su libertad. Así me manifestaré en el seno de las religiones, sectas e instituciones, destruyendo sus odios y venganzas que han dividido a los hombres por falta de unificación espiritual.

41. Estos acontecimientos esperan a la humanidad; velad y orad, discípulos, porque estas pruebas muchos de vosotros las contemplaréis. Veréis agitarse las doctrinas del materialismo envolviendo a los hombres, haciéndolos exclamar ayes angustiosos de dolor.

42. No quiero atemorizaros con esta alerta, sino prevenir a quienes morarán la Tierra en ese tiempo de pruebas. Todo esto debe acontecer para que alcancen todos los espíritus su salvación.

43. Será mi Divino Espíritu el que extinga la soberbia de los hombres; será mi sabiduría la que os descubra la verdad, a quienes han vagado entre tinieblas; será la Luz del Espíritu Santo la que ilumine al espíritu de los hombres, en sus ciencias, y los conduzca al sendero del perdón, del amor y la justicia.

44. Cuando hayáis pasado estas pruebas de mi amor perfecto, será el renacimiento espiritual y material de la humanidad. Entonces los hombres al transitar en el sendero de la virtud y la espiritualidad, se asombrarán al comprender que esta vida es la misma que les ofrecí desde el principio, que nada en ella ha cambiado; sabrán que el planeta que les confié como morada pasajera, sigue siendo pródigo en bendiciones y les sigue ofreciendo su seno para alimentarlos con su amor, porque esa es la misión que le he confiado.

El Sol será el mismo, que enviará siempre su calor vivificante, como un símbolo de la presencia del Señor. Será en ese tiempo ¡oh, pueblo amado!, cuando los hombres comprendan que han sido sus malas obras las que han amargado su existencia; así se transformarán en mis buenos labriegos, y se irán preparando para habitar armoniosamente moradas más perfectas en la eternidad.

45. Así os preparo, discípulos, para los tiempos que os esperan, en los cuales no habrá hambrientos ante satisfechos, ignorantes ante sabios, ni grandes ante pequeños, todos estaréis en el banquete del Señor y gozaréis en el concierto infinito de mi amor.

46. En ese tiempo, ¡oh, discípulos!, estará la Nueva Jerusalén en el corazón de los hombres. Alcanzaréis altos grados de espiritualidad, y no sólo enviaré a encarnar entre vosotros a espíritus de grande evolución para que os traigan mis mensajes, también os enviaré a los espíritus necesitados de vuestra virtud, que al encontrarse entre vosotros se limpien de sus pecados. En esos tiempos acontecerá lo contrario de hoy, en que os envío espíritus limpios y me los devolvéis manchados.

47. Con la esencia de mi palabra, formad en el corazón de vuestros hijos un Santuario de espiritualidad, no de fanatismo ni idolatría; conducidlos por la senda de mi Ley. No basta no hacer daño a nadie. Lo justo es no hacer el mal, pero si hacéis el bien, con esto me estaréis agradando.

48. ¡Cuán diáfana y sencilla es la verdad! ¡Qué clara y simple la espiritualidad! Sin embargo, qué difícil comprenderlas para quien se obstina en las tinieblas de su fanatismo y de sus tradiciones. Su mente no puede concebir que haya algo más de lo que él sabe, su corazón se resiste a renunciar a lo que para él ha sido su dios y su ley: La tradición y el rito.

49. ¿Acaso creéis que Yo aborrezca a quienes se empeñan en no mirar mi verdad? No, mis hijos, mi caridad es infinita, y es precisamente a éstos, a quienes busco para ayudarles a salir de su cautiverio, para que se extasíen en la contemplación de la luz. A ellos les están reservadas las pruebas necesarias para su despertar a la fe. No serán pruebas superiores a sus fuerzas, serán lecciones sabiamente adecuadas a cada espíritu, a cada vida, a cada hombre.

50. De ahí, de entre esos oscuros cerebros, de entre aquellos corazones enfermos de fanatismo religioso y de ignorancia, veréis surgir a los grandes fervientes soldados de la verdad, porque el día que ellos se liberen de sus cadenas, de sus tinieblas y vean la luz, no podrán contener su gozo y exclamarán a voz en cuello, que Yo he vuelto para salvar al mundo, elevándolo al Reino verdadero a través de la escala de la espiritualidad.

51. Para ayudaros en vuestra evolución habéis tenido la manifestación de Elías, vuestro guía espiritual, el precursor del Tercer Tiempo, el que ha preparado a vuestro espíritu. Mas él ve con tristeza que muchos se encuentran extraviados y cuán grande es entonces su dolor; él busca a sus ovejas en unión de mis siervos espirituales por todos los caminos.

¿Quién de vosotros se preparará para atraer a los ausentes, a los que están en la senda del dolor? A los que están sufriendo, Yo los fortalezco para que no blasfemen, para que sientan mi presencia y prestos se levanten en este tiempo, para que estén con el Maestro en la mesa y se alimenten con el pan y el vino que he preparado con mi amor.

52. Vosotros sois la generación que en este Tercer Tiempo está escuchando mi palabra, para que vuestra vida se ajuste al cumplimiento de mi Ley. En este tiempo me comunico a través del entendimiento preparado por Mí para dar cumplimiento a mi promesa del Segundo Tiempo.

53. En el tiempo pasado mis apóstoles sintieron tristeza cuando les dije que pronto les dejaría, que ellos serían después los que tendrían que difundir mi Doctrina, mas Yo les advertí que volvería cuando el mundo se encontrase en su tercera altura de perversidad. Unos no me han reconocido, mas vendrán otros que al recibir la esencia de mi palabra comprendan a su Maestro y sientan mi presencia. Vosotros volveréis a estar Conmigo y Yo os recibiré con el mismo amor de siempre para que estéis en mi regazo.

54. He venido a entregaros mi enseñanza para que viviéndola, os hagáis dignos de penetrar en mi Reino.

55. Desde el Segundo Tiempo, os he enseñado cómo debéis rechazar la tentación, todo lo que no os pertenece de este mundo para que estéis Conmigo, como Jesús estuvo en el Padre.

56. Preparaos, porque sois los discípulos que seguís la huella del Maestro, que una vez más va ascendiendo al Calvario. Estas últimas Cátedras son semejantes a los últimos momentos de vida de Jesús, porque al finalizar 1950, mi divino Verbo cesará de hablaros por estos conductos. Hoy venís presurosos, porque no queréis perder una sola de mis lecciones, las guardáis en vuestro corazón, porque anheláis ser testigos de mis últimas palabras a la humanidad.

57. Sois los mismos que en el Segundo Tiempo cantasteis el ¡hosanna! cuando Jesús penetró en Jerusalén. Hoy que me manifiesto a vosotros en Espíritu, ya no tendéis vuestros mantos a mi paso, son vuestros corazones los que ofrecéis como morada a vuestro Señor. Hoy vuestro “¡hosanna!” no es a voz en cuello, ese ¡hosanna! brota de vuestro espíritu como un himno de humildad, de amor y reconocimiento al Padre, como un himno de fe en esta manifestación que en el Tercer Tiempo ha venido a ofreceros.

58. Ayer como ahora, así me seguisteis a mi entrada a Jerusalén. Las grandes multitudes me rodeaban cautivadas por mis palabras de amor. Hombres y mujeres, ancianos y niños, estremecían la ciudad con sus voces de júbilo y los mismos sacerdotes y fariseos, temiendo que el pueblo se rebelara, me dijeron: “Maestro, si Tú enseñas la paz, ¿por qué permites que tus discípulos escandalicen de esta manera?” Y Yo les contesté: “En verdad os digo, si estos callaren, las piedras hablarían”. Porque eran instantes de júbilo, era la culminación y la glorificación del Mesías entre los hambrientos y sedientos de justicia, de aquellos espíritus que por largo tiempo habían esperado la llegada del Señor, en cumplimiento de las profecías.

59. En aquel júbilo y alegría mi pueblo también celebraba su liberación del Egipto. Esa conmemoración de la Pascua, Yo la quise hacer inolvidable entre mi pueblo; pero en verdad os digo, que no cumplí con una simple tradición sacrificando un cordero, no, Yo me ofrecí en Jesús, el Cordero Inmolado, como el camino a través del cual habrán de redimirse todos mis hijos.

En el Tercer Tiempo, tampoco vengo a cumplir con una tradición; con mi palabra os he hecho vivir los acontecimientos de los tiempos pasados, y sabed discípulos, que la Ley que os dicté en el Monte Sinaí, está presente en vuestra Conciencia, el sacrificio del Cordero Inmolado, así como las revelaciones que os he traído como Espíritu Santo y las enseñanzas que os concederé en los tiempos venideros, todo se encuentra presente en la eternidad.

60. Después conmemoraréis estos acontecimientos, mas vuestra conmemoración será de meditación, de verdaderos propósitos de regeneración y cumplimiento en mi Doctrina. No haréis festines, no haréis ceremonias ni ritos creyendo con ello agradarme, olvidándoos de la Ley. No seréis tradicionalistas. Los discípulos Espiritualistas llevarán siempre presente la pasión de su Señor, sentirán su divina presencia doctrinando a sus hermanos, escuchando la voz de su Conciencia.

61. Cuando llegue el instante de conmemorar el Santo Cenáculo, lo haréis con vuestra oración, y sentiréis que mi Divino Espíritu derrama entre vosotros el pan y el vino espiritual, así vendré a esclareceros las lecciones que aún contemplaréis envueltas en misterio.

62. ¡Alerta, discípulos! Habéis penetrado en un tiempo en que la humanidad cristiana, queriendo lograr la verdadera interpretación de las revelaciones pasadas, estudian mi palabra y las profecías. En unos encuentro un poco de luz, otros se han confundido. En unos contemplo humildad, respeto y amor para penetrar al estudio de las profecías; en otros soberbia y vanidad, y en sus ansias de grandeza, explican a los pueblos el “sentido” de las Escrituras y de cierto os digo, que con sus errores han confundido a la humanidad.

63. Recordad que os dije en el Segundo Tiempo que os enviaría al Espíritu de Verdad, al Espíritu Santo y que Él os explicaría las revelaciones que en aquel tiempo no podíais comprender, y os hablaría de nuevas enseñanzas.

64. He aquí al Espíritu de Verdad, al Espíritu Santo, hablándoos del pasado, del presente y del futuro.

65. Velad y orad, pueblo, porque en la oración encontraréis la luz para comprender mejor mis enseñanzas. Este es el pan y el vino, alimentaos, discípulos, fortaleceos, porque mañana tendréis que compartir de este sustento con la humanidad.

66. Aprended de Mí, llevad mi ejemplo y mi sabiduría ¡oh, pueblo!, ¡oh, discípulos muy amados!

67. Todos sois labriegos en mi campiña, unos primeros y otros postreros, pero todos podréis ser primeros por vuestro ahínco y espiritualidad.

68. En esta alba en que vuestro espíritu me ofrenda su hosanna espiritual, mi Divino Espíritu os inunda de paz, de amor y bendiciones.

69. Por mis bendiciones, legiones de espíritus que se han purificado en el Valle espiritual, reciben la luz; y en este tiempo, unidos a vosotros contemplan la continuación de mi Obra, la edificación de la Nueva Jerusalén en el espíritu unificado de la humanidad.

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