Enseñanza 316

1. Discípulos: He aquí al Maestro nuevamente entre vosotros. Mi Espíritu recibe vuestro llamado y al instante atiende vuestra invocación enviándoos mi Rayo universal para envolveros con mi luz.

2. Busco a los entendimientos preparados, para entregaros mi enseñanza, pero no solamente los portavoces reciben mi presencia, no, Yo estoy con todos mis hijos, desde el párvulo hasta el discípulo, todos sienten en este instante la presencia de mi Espíritu Santo.

3. En verdad que no sólo vosotros me sentís; desde todos los puntos de vuestro mundo, se eleva el espíritu de mis hijos en pos del Doctor de los doctores, para recibir de Él la caricia, el bálsamo y la fortaleza. Como es el tiempo de la manifestación de mi Espíritu entre la humanidad, me hago sentir en todos mis hijos, me limito, dejándome contemplar según la evolución de cada quien, para estimular con ello la fe y el amor de mis discípulos.

4. El Tercer Tiempo ha llegado en plenitud para la humanidad. Han pasado cerca de dos mil años, desde que vine a entregaros mi palabra, y aquella Doctrina, a pesar del tiempo transcurrido, no ha sido conocida aún por toda la humanidad, porque no soy amado por todos mis hijos; sin embargo, todos me rinden culto, todos buscan a un solo Espíritu Divino que es el mío. Mas no contemplo unificación entre los hombres, no contemplo entre ellos la misma fe, la misma elevación y conocimiento, y es por eso que vengo como Espíritu Santo, para unificarlos en Mí, para perfeccionarlos con mi Doctrina de Verdad, con mi palabra inmutable, con mi Ley de justicia y de amor.

5. La mayor parte de esta humanidad se nombra cristiana y el Maestro os dice: Si en verdad fuese cristiana, ya habría vencido con su amor, con su humildad y su paz, al resto de los hombres; pero mi Doctrina, legada desde el Segundo Tiempo, no está en el corazón de la humanidad, no palpita ni florece en las obras de los hombres, está guardada en los libros empolvados y Yo no he venido a hablar de los libros.

Por libro os traje mi vida, mi palabra y mis obras, mi pasión y mi muerte en cuanto hombre y esa es la razón por la que la mayor parte de la humanidad diciéndose cristiana, no tiene la paz ni la gracia de Cristo, porque no me imita, porque no practica mi Doctrina.

6. El reino de la injusticia se ha enseñoreado entre la humanidad, porque han despreciado mis revelaciones, pero ahora vengo en el Tercer Tiempo a recordar a los hombres, mis lecciones de los tiempos pasados.

7. ¿Por qué impera en este tiempo el reino de la injusticia? Porque contemplo como reyes a quienes debían ser siervos, y a los que debían ser señores en el amor y la humildad, les contemplo como esclavos.

8. Al que hurta y sorprende la buena fe de los demás, le encuentro enriquecido, y el tirano es ensalzado y rodeado de adulaciones. El que se mancha con la sangre hermana, es elevado a un alto sitial, y los que son víctimas de la crueldad humana, son humillados.

9. Así contemplo vuestra vida, humanidad, veo muchas instituciones con nombres hermosos, pero de ellas no brota verdad, amor ni caridad. Contemplo que en el seno de sectas y religiones, se levantan los ministros diciendo a sus pueblos: “Haced el bien”. Y de cierto os digo: El único que puede decir: “Haced el bien” soy Yo, porque sólo Yo os hago el bien, los hombres siempre deben decir: “Hagamos el bien”.

10. No contemplo verdad ni sinceridad, porque los hombres se han contaminado con el mal que reina; mas a pesar de ello hay quienes han permanecido fieles a mi Ley y han sufrido, sin salirse del sendero que les marca mi amor.

11. A través de aquellos que han permanecido fieles a mi Ley, a pesar del ambiente que les rodea, les digo a los que sufren: Perseverad en el bien, recordad y vivid mis ejemplos de los tiempos pasados y venceréis las flaquezas humanas.

12. Muchas lecciones os revelé en el Segundo Tiempo y aquella enseñanza fue la preparación que os di para este Tercer Tiempo, ya que vuestro espíritu no podía elevarse hacia Mí. Yo vine a vosotros en Jesús, naciendo, sufriendo y muriendo como hombre. Con mi sacrificio os dejé abiertas las puertas para el Más Allá, para que vuestro espíritu despertando de su letargo, se elevara a Mí. Abrí ante vosotros el Libro de los Siete Sellos, el gran Libro de la Vida, y en verdad os digo, que con mi sacrificio por amor a la humanidad, desaté en aquel tiempo el Quinto Sello.

13. Hoy no vengo como hombre entre vosotros, vengo como Espíritu Santo a doctrinaros para que alcancéis la comunicación de espíritu a Espíritu, mas para que esa comunicación llegue a su perfección, he principiado a comunicarme a través del entendimiento humano, pero esta manifestación terminará en 1950, y entonces estos párvulos se convertirán en discípulos y se comunicarán de espíritu a Espíritu con su Maestro, y aun cuando ante Mí sean mis discípulos, ante la humanidad serán los buenos maestros.

14. Hoy os preparo como en el Segundo Tiempo; vosotros y aquéllos sois los mismos, sois discípulos y testigos de mis enseñanzas.

15. Las pruebas os han asediado en el camino, mas aun cuando encontraseis el obstáculo a vuestro paso, no me volveréis la espalda, no me negaréis porque fuisteis testigos de mi promesa de volver, y la habéis visto cumplida en este tiempo.

16. Vosotros podréis encontrar en mi manifestación las mismas enseñanzas del Segundo Tiempo; pero en esta Era he venido con la Luz de mi Espíritu Santo, a revelaros lo insondable, y en la comunicación de espíritu a Espíritu, os seguiré revelando nuevas y muy grandes lecciones.

Todo el contenido del Sexto Sello os lo daré a conocer en esta etapa de revelaciones que os irán preparando para el tiempo en que abriré el Séptimo Sello. Así iréis conociendo lo insondable, así encontraréis que el Valle espiritual es la morada de todos los espíritus, la mansión infinita y maravillosa que os espera en el Más Allá, donde recibiréis el galardón de las obras que con amor y caridad hayáis sembrado en vuestros hermanos.

17. En este tiempo, vuestro espíritu está saturado de mis revelaciones, ya sea que las haya recibido a través del portavoz o bien por medio de sus dones espirituales.

18. Es el tiempo en que al no encontrar entre los hombres un hermano que os oriente, os aconseje y os sirva de báculo, venís a Mí porque Yo soy el Divino Cirineo que os levanta y os consuela en vuestras vicisitudes.

19. Habéis conocido a través del Espiritualismo lo que significa en vuestro destino la restitución espiritual, y en la práctica de mis enseñanzas penetráis por mi voluntad en el futuro y contempláis como un alerta, las pruebas que vais encontrando a vuestro paso, si no veláis y oráis.

20. Vuestra Conciencia es el juez que no duerme, siempre os aconseja velar por vuestros hermanos y por vosotros mismos.

21. ¿Por qué los hombres llevan la miseria y la destrucción a los pueblos? ¿Por qué no respetan su vida y la de sus Semejantes? Por falta de elevación espiritual, por haberse apartado del cumplimiento de mi Ley.

22. ¿Vosotros podríais en un instante de violencia, tomar el arma homicida para dar muerte a vuestro hermano? No, discípulos, ninguno de vosotros se siente capaz de ello, aun cuando Yo le probase grandemente, ¿por qué? Porque sabéis que cada criatura tiene marcado en su destino su cumplimiento y su hora de volver a Mí. Recordáis la restitución que os aguarda si os mancháis con la sangre hermana, y ese temor a mi justicia, os hace respetar la vida de vuestro Semejante, y quisierais que todos sintieran el mismo respeto.

El Padre os dice: Hoy se encuentra en su tercera altura el reinado de la injusticia en el mundo, pero el Espiritualismo que es la revelación del Espíritu Santo, no dejará un solo rincón del mundo sin su presencia y cuando mi Doctrina quede establecida en el corazón de la humanidad, será en todos los hombres de buena voluntad mi reino de justicia.

23. Cuando esta Revelación divina sea debidamente interpretada por todos, dejará de haber suicidios y homicidios, nadie se quitará la vida y menos lo hará con la de su Semejante; el hombre tendrá amplio conocimiento de todos sus actos, pero antes seguiré probándolo, y si a vosotros os he manifestado mi enseñanza a través del entendimiento humano, Yo, el Verbo, sabré hacerme oír y comprender de todos mis hijos.

24. Si os dije en el Segundo Tiempo que todo ojo me vería, os cumpliré mi promesa haciéndome contemplar y sentir por todos los hombres, en toda mi verdad.

25. He aquí porqué el Maestro os dice a cada instante que vuestra misión para extender mi enseñanza no será difícil y menos imposible, porque la tierra se ha fertilizado y vosotros como los buenos labriegos cada día iréis aprendiendo a cultivarla mejor. Pero sabed que vosotros, no seréis los únicos emisarios o portavoces de mi Doctrina, también el Mundo Espiritual está cumpliendo su misión entre la humanidad, ambos iréis convirtiendo a vuestros hermanos en precursores de mi Doctrina para las generaciones venideras.

26. A través de la Naturaleza tuvisteis señales de mi venida en este tiempo. Yo estoy dando señales a la humanidad, y estoy llamando la atención de los hombres de ciencia, porque en este año de 1950 estremeceré el corazón de todos mis hijos; muchos se confundirán por estas pruebas, pero en cambio otros despertarán, y después de estos acontecimientos, llegaré como Espíritu Santo y les diré que busquen a mis discípulos, quienes poseen mis revelaciones de este Tercer Tiempo.

27. Si ellos cometen errores como párvulos, Yo como Maestro perfecto les sabré perdonar y les entregaré por vuestro conducto mi enseñanza de preparación que os estoy confiando a través del entendimiento humano. Y cuando os contemple a todos penetrando con amor en el sentido espiritual de mis enseñanzas, os sorprenderé manifestándoos grandes revelaciones, y llenos de gozo me diréis: “Maestro, ciertamente vuestra sabiduría no tiene fin”.

28. Perseverad en el bien, discípulos, que no os defraudaré. En verdad os digo, que cuando lleguéis al Más Allá, en Mí encontraréis la cosecha de vuestras buenas obras, entonces veréis cuán hermoso es vuestro galardón. Por ahora no sabéis cómo será, ni tratéis de imaginarlo, tan sólo os digo, velad y orad.

Sembrad mi simiente de amor, con la palabra, con la mirada, con la oración; ya que la caridad se entrega en tantas formas, hacedlo con vuestros Semejantes. De cierto os digo, que me bastará vuestro sano pensamiento para que Yo haga mío vuestro deseo y entregue a los necesitados según mi voluntad.

29. Así quiero contemplaros, oh, discípulos del Espíritu Santo, como emisarios de paz, como doctores del cuerpo y del espíritu, como sembradores de los atributos divinos. Nunca ceséis de sembrar consuelo, el bálsamo y la paz, así estaréis cumpliendo vuestra misión hasta el final de la jornada, vuestra labor se verá coronada con mi caricia divina, y fortaleceré a vuestro espíritu con las galas eternas de mi bendición.

30. Estáis recibiendo mis últimas lecciones por medio del entendimiento humano y en ellas os pido vuestra unificación después de 1950. Cuando ya no tengáis esta manifestación, ¿quién ocupará mi lugar?, ¿quién hará oír su voz y recordará la enseñanza del Divino Maestro? El respeto y la timidez os invadirán, los mismos portavoces por quienes os di mi enseñanza, sentirán temor, ni los guías familiarizados con sus pueblos se atreverán a entregaros mi palabra. ¿Qué haréis entonces, oh, discípulos?

31. Pueblo, os hablaré de aquellos que en otro tiempo quedaron en el mundo para dar testimonio de mi palabra: Mis discípulos del Segundo Tiempo.

32. Jesús había partido, los apóstoles de su Verdad recorrían los caminos del cumplimiento, penetraban en las ciudades, visitaban hogares, escribían a sus hermanos distantes.

33. La divina Palabra, como una nueva aurora, comenzaba a iluminar la vida de la humanidad, desvaneciendo la oscuridad en que los hombres habían vivido.

34. Mi Doctrina, en los labios y en las obras de mis discípulos, era una espada de amor y de luz que luchaba contra la ignorancia, la idolatría y el materialismo. Un clamor de indignación se levantaba en los que veían el próximo derrumbe de sus mitos y de sus tradiciones, al mismo tiempo que en otros corazones surgía un himno de gozo ante la senda luminosa que se habría a la esperanza y a la fe de los sedientos de verdad y de los oprimidos por el pecado.

35. Los que negaban la vida espiritual se exasperaban al escuchar las revelaciones del Reino de los Cielos, mientras que los que intuían aquella existencia y esperaban justicia y salvación, daban gracias al Padre por haber enviado al mundo a su Unigénito.

36. Los hombres que conservaban en su corazón el anhelo bendito de servir y amar con pureza a su Dios, veían despejarse su senda e iluminarse su entendimiento al penetrar en mi palabra y sentían un alivio en su espíritu y en su corazón. La enseñanza de Cristo, como verdadero pan espiritual, venía a llenar el inmenso vacío que llevaban, colmando con su perfección y con su esencia todas las aspiraciones de su espíritu.

37. Una nueva Era se iniciaba, un camino más claro se abría, conduciendo a la eternidad.

38. ¡Qué hermosos sentimientos de elevación espiritual, de amor y de ternura se despertaron entonces en los que se iluminaron de fe para recibir mi palabra! ¡Cuánto valor y qué firmeza acompañó aquellos corazones, que supieron sufrirlo y afrontar todo sin decaer un instante!

39. ¿Acaso porque la sangre del Maestro se encontraba fresca aún? No, pueblo; la esencia espiritual de aquella sangre, que fue la representación material del divino Amor, no se seca ni extingue jamás, ella está presente, viva y cálida ahora como entonces.

40. Es que en aquellos corazones existió también amor hacia la verdad, a la que consagraron su vida y hasta ofrendaron su sangre, para confirmar con ello que habían aprendido la lección de su Maestro.

41. Aquella sangre noblemente derramada venció los obstáculos y las vicisitudes.

42. ¡Cómo contrastaba la espiritualidad de los discípulos de mi palabra con la idolatría, el materialismo, el egoísmo y la ignorancia de los fanáticos en tradiciones antiguas, o de los paganos que vivían tan sólo para rendir culto al placer de la materia!

43. Jamás fue tan clara la Ley de Dios como lo fue en los labios de Jesús. Por eso el mundo se sintió conmovido hasta sus más hondas raíces y muchos pueblos, apartando de su corazón antiguas tradiciones, se entregaron a la palabra que en Cristo se hizo comprensible a los hombres.

44. Jamás el mundo había albergado un hombre que revelara mayores enseñanzas ni llevase a cabo obras más grandes.

45. ¡Cuántos misterios descifró entonces la humanidad; cuánta luz penetró en su espíritu, en su corazón y en su entendimiento! Aquellas palabras plenas de ternura del Maestro, sus parábolas sabias, profundas y al mismo tiempo claras, aquellas comparaciones para las cuales tomaba al niño, a las flores para hacerse comprender; aquellas obras poderosas, posibles sólo para un Dios a las que el mundo llamó milagros, todo ello fue como un nuevo rocío que llego a fecundar los campos áridos como desiertos, que existían en el corazón de la humanidad.

46. Hasta entonces los hombres no habían descubierto el sentido espiritual que existe en todo lo creado por el Señor, hasta en los más pequeños seres. Si tomaban en sus brazos a un niño y le miraban profundamente a los ojos y escuchaban sus preguntas llenas de inocencia y de intuitiva inquietud, sentían vibrar ahí la presencia de un espíritu, de un ser que era algo más que aquel niño.

47. Si observaban la tierna planta que crece oculta entre la maleza, al punto descubrían en ella el impulso de crecer, y poder ofrecer la flor de su belleza, cumpliendo así con el destino que su Creador le señalara.

48. Así despertaban aquellos hombres, pareciéndoles habitar en un mundo antes no visto. Era que estaban ciegos y viendo no miraban, era que estaban sordos y oyendo no escuchaban. Mas, Yo llegué entre los hombres a darles la vista, el oído, la voz, el movimiento, la voluntad, el entendimiento y la sensibilidad, para que su espíritu preso en el cautiverio de la carne, se liberase de sus tinieblas y aprendiese a leer e interpretar el Libro de la Vida Eterna.

49. Ahora preguntaos, nuevos oyentes de mi palabra: ¿Aún se conservan en el mundo aquellos sencillos y limpios analizadores de las revelaciones divinas? “No”, me respondéis en el fondo de vuestro corazón, porque de sobra sabéis que a cada paso que el mundo avanza en su ciencia, es un paso más que lo aleja de la espiritualidad, ya que antes que buscar el sentido o esencia espiritual que todos los seres encierran, lo que le ha interesado es encontrar la substancia y la fuerza netamente material.

50. Ved por qué he retornado entre los hombres y dejado que mi palabra penetre en vuestro corazón, porque en este tiempo se realizará un nuevo milagro de conversión, de espiritualidad y de elevación entre la humanidad. Aprended de Mí, para que seáis los buenos discípulos de este tiempo.

51. He ahí el Libro de mis enseñanzas que os estoy legando. Ahí están los escritos; ellos continuarán mi Obra entre vosotros. Cuando ya no me escuchéis en esta forma, repasaréis mis lecciones y en ellas encontraréis siempre nuevas revelaciones.

52. En la lectura de mis enseñanzas tendréis mi sabiduría, grandes mensajes e inspiraciones. Los consejos del Mundo Espiritual, los recordaréis con la misma fragancia que los recibisteis, ese tiempo será de estudio, de análisis, de preparación y cuando menos penséis surgirán entre vosotros, aquellos que con facilidad de palabra entreguen mi enseñanza por inspiración. Pero cuán grande tendrá que ser su preparación para que sean creídos por las multitudes. Hoy contempláis a estos portavoces hablándoos en éxtasis y por grande que sea la incredulidad de algunos, pensáis que es posible mi manifestación por estos conductos; mas cuando la humanidad contemple a mis discípulos hablando en su estado normal, de revelaciones divinas, dudarán de ellos.

53. En vuestra propia congregación se levantarán los que duden al escucharos hablar con mi inspiración y tendréis que llevar una gran preparación y limpidez espiritual para ser creídos. Así me seguiré manifestando, ya sea solamente uno el que os escuche o una multitud, ya sea que vuestro auditorio esté formado de hombres selectos, de rudos o de los llamados sabios, ante unos y ante todos me manifestaré por vuestro entendimiento.

Si os sabéis preparar, daré las pruebas que solicitan aquellos que os oigan. Así seguiré sembrando mi Obra Espiritualista Trinitaria Mariana, mi revelación como Espíritu Santo en el corazón de la humanidad; entonces comprenderéis que mi comunicación con vosotros no se interrumpirá al final de 1950, porque los lazos de Dios y sus hijos son eternos.

54. En el Tercer Tiempo vine a realizar con la claridad de mis manifestaciones lo imposible para los hombres: Comunicarme por el entendimiento humano.

Comprendedme, discípulos, porque en la comunicación de espíritu a Espíritu que os espera, sentiréis mi presencia eternamente; si os sabéis preparar, no volveréis a decirme: “Señor, ¿por qué no vienes?, ¿por qué no contemplas mi dolor?” No me hablaréis así, discípulos, de cierto os digo, que quien así me hable, dará una prueba palpable de su ignorancia y de su impreparación; no quiero contemplar a mis discípulos alejados de Mí, quiero que me digáis en vuestro espíritu: “Maestro, Vos estáis entre nosotros, nuestro espíritu os siente, vuestra sabiduría es la fuente de mi inspiración”. Esa es la verdadera confesión que quiero escuchar de vosotros.

55. No quiero contemplar en mi nuevo apostolado a Tomás, quiero ver en vosotros la entrega de Juan, que todos me sintáis siempre en vuestro espíritu; pero no quiero que os vayáis a sentir esclavos ante Mí, porque podréis caer en nuevo fanatismo.

56. En los momentos de vuestro cumplimiento en mi Doctrina, entregaos espiritualmente, y en los instantes de vuestros deberes terrestres, entregaos con toda preparación. Vuelvo a deciros que no os sintáis esclavos ante el Maestro, tened la verdadera espiritualidad que da mi Doctrina para que deis a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Así tendréis paz y seréis felices en vuestro cumplimiento, sin estacionaros. No pregonaréis ser mis testigos, demostraréis con vuestras obras que vais sembrando mi verdad.

57. Al dejar de entregaros mi palabra en esta forma en 1950, no voy a recluirme en el descanso, porque mi Espíritu Universal no reposa jamás, soy eterna actividad, siempre estoy luchando por el perfeccionamiento de todas mis criaturas; soy el Compañero de viaje en la evolución de mis hijos; soy su Consejero y al final de cada etapa, soy el que recibo el fruto de vuestro cumplimiento en mi Ley.

58. Soy el Hortelano Perfecto y no cortaré los frutos cuando estén verdes. Sabré convertirme en vendaval para azotar a los árboles y haré caer sus frutos malos, pero los buenos los conservará mi amor y eternamente se gozará mi Espíritu en su progreso y en su evolución.

59. Elevaos en la senda que os conduce a la cima de la montaña y cada paso que deis iréis comprendiendo mejor mis enseñanzas, e iréis perfeccionándoos, para interpretar el lenguaje divino.

60. ¿Cuál es el idioma del espíritu? Es el AMOR. El amor es el idioma universal de todos los espíritus. ¿No veis que también el amor humano habla? Muchas veces no necesita palabras, habla mejor con hechos, con los pensamientos. Si así se manifiesta el amor humano, ¿cómo será vuestro lenguaje cuando os perfeccionéis en mi Ley?

61. Caminad con firmeza, discípulos, no os acobardéis ante las pruebas, ante las vicisitudes, pensad que antes que vosotros, Yo he pasado por el camino y lo he dejado bendito con mi huella. Orad por la humanidad, esa es vuestra misión; venid a Mí que soy fuente inagotable de consuelo y de bálsamo, y llevad ese presente a vuestros hermanos.

62. En este instante penetro en el corazón de mis hijos y reparto mi simiente de amor. Mas, ¿qué corazón será cual tierra fecunda que haga germinar la simiente? Hoy todavía no lo sabéis, pero si os convertís en los buenos labriegos, sabréis sembrar mi enseñanza en los enfermos, en los obcecados, en los viciosos, en los sedientos de amor y paz.

63. En todo iréis depositando el tesoro incalculable de mi palabra que en vuestro espíritu será cada vez mayor.

64. Si todos sois labriegos del Divino Hortelano, si todos sois colaboradores en mi cultivo de amor, es porque todos gozaréis en la culminación de mi Obra.

65. Todos os sentaréis a mi mesa y habrá fiesta en el Cielo; todos seréis las vírgenes prudentes de mi parábola, ahí no existirá el hijo pródigo, todos habréis conquistado mi Reino, y escucharéis el más hermoso y sublime de los conciertos. Vuestro espíritu experimentará la más grande dicha comprendiendo al fin el gran amor de vuestro Padre.

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