Enseñanza 300

1. Sentís mi presencia en el silencio de vuestro corazón y os llenáis de gozo cuando desciende mi palabra a iluminaros con la luz del conocimiento espiritual.

2. Recread vuestro espíritu, oh, discípulos amados, ya que mucho habéis llorado en los caminos de la vida.

3. Estoy aquí, con vosotros, dándoos fortaleza para luchar por la paz eterna de vuestro espíritu, mas en verdad os digo, que antes de que la humanidad me conociera en Cristo, Yo ya os iluminaba desde el infinito y ya le hablaba a vuestro corazón, porque siendo uno con el Padre, siempre he estado en Él.

Fue preciso que los tiempos pasaran sobre la humanidad para que el mundo me recibiera en Jesús y escuchara la palabra de Dios, aunque debo deciros que no todos los que escucharon mi Doctrina en aquel tiempo, tuvieron la evolución espiritual necesaria para sentir en Cristo la presencia de Dios, por eso tuve que escoger de entre los llamados a los que habrían de dar testimonio fiel de la verdad. Para los demás, mi Doctrina en aquel tiempo fue difícil de aplicar, porque la idolatría y el paganismo imperaban en los corazones; pero la palabra de amor quedo escrita con letras imborrables en la Conciencia, en espera de las generaciones que habrían de abrazarse a la cruz de su Maestro.

4. Ya no fueron sólo doce discípulos y unas cuantas multitudes las que se levantaron en pos de mi huella de amor, sino que fueron pueblos y naciones las que transformaron sus costumbres, su vida, su culto. Esto os digo, porque ahora que estáis presenciando el alborear de un nuevo tiempo, a vuestro espíritu ha llegado la luz de un nuevo Mensaje. No todos los que han visto u oído comprenderán la esencia y el sentido de esta revelación; mientras unos han evolucionado lo bastante para recibir esta luz, otros, aún queriéndolo, no podrán comprender muchas enseñanzas a las que verán rodeadas de misterio. Mas, los tiempos pasarán, las nuevas generaciones llegarán a la Tierra y aquella luz que sólo unos cuantos recibieron en los días de mi comunicación, esplenderá en el entendimiento de las grandes multitudes, de los grandes pueblos y naciones.

5. Los que en este tiempo me hayan recibido en su espíritu, quedarán como mis discípulos y serán responsables de este divino Legado, el cual será transmitido fielmente de generación en generación, hasta que lleguen aquéllas en quienes habrá de florecer el Espiritualismo, como la Doctrina de la paz y de la sabiduría.

6. ¿Quiénes son mis discípulos en este tiempo? Todos los que amen esta palabra y la pongan en práctica.

7. A muchos he llamado e invitado a mi mesa a saborear el pan de la vida, el Manjar de los manjares. Yo quiero que sean los escogidos, porque las tierras que esperan la simiente son muy extensas.

8. Pueblo: Os he dicho muchas veces que veléis, que estudiéis y que estéis preparados, porque no todo el tiempo vais a estar ignorados. Se aproxima el día en que vuestros hermanos descubran la existencia de este pueblo que oyó la voz del Señor en el recogimiento y en la humildad de una estancia y querrán saber qué aconteció, cuál fue mi mensaje y qué pruebas os di de mi verdad.

9. Hombres y mujeres de toda índole, llamarán a las puertas de vuestro corazón buscando vuestro testimonio. ¿No creéis que es justo que ese testimonio debe ser limpio, para que vuestros hermanos tengan una idea clara de lo que fue mi manifestación, ya que no tuvieron la dicha que tuvo este pueblo de escuchar mis lecciones a través del entendimiento de los portavoces?

10. Si vosotros dedicaseis parte de vuestro tiempo a meditar en mi palabra, no habría necesidad de que Yo descendiese a explicaros mis lecciones, porque entonces, vuestra meditación, vuestras reflexiones y examen interior, os harían comprender el alcance de vuestra responsabilidad.

11. Es muy corto el tiempo que me resta para hablaros en esta forma y como habéis sido muy tardos para comprender, he tenido que ayudaros, ampliando extensamente mis enseñanzas.

12. Comprended que ese testimonio que de Mí vais a dar, no se refiere solamente a repetir mis palabras a vuestros hermanos, no, eso es fácil y no requiere gran preparación, basta que en vuestra memoria o en escritos conservéis esta palabra para repetirla tal como fue dicha. Pero si pensáis que el verdadero testimonio tenéis que darlo con vuestras obras de amor que haga sentir la esencia de mi palabra, explicadla con profundidad y sencillez al mismo tiempo y demostradla con obras que superen a lo humano, entonces tendréis que comprender que necesitáis penetrar dentro de una verdadera espiritualidad, para poder llamaros dignamente testigos de mi palabra en el Tercer Tiempo.

13. ¡Con qué mansedumbre se doblegarán hasta los más escépticos ante la verdad, cuando llevéis a cabo delante de ellos las obras que os he enseñado!

14. Si verdaderamente sentís amor por vuestros Semejantes y queréis derramar en ellos vuestra caridad, pensad detenidamente en esta enseñanza y disponeos a la lucha con la mayor limpidez de que seáis capaces; seréis entonces llamados dignamente testigos de Dios en el Tercer Tiempo.

15. Se acerca vuestra hora, pueblo, en la que cada uno de vosotros tome su misión y la desempeñe con verdadero amor hacia vuestros hermanos.

16. Mientras Yo estoy preparando mi partida, vos debéis estar preparando vuestra labor espiritual en el mundo.

17. Veo que tenéis remordimientos porque no habéis sabido guardar en vuestra memoria mis lecciones y teméis enfrentaros a la humanidad sin argumentos que apoyen esta verdad; mas os digo, que no temáis, porque si estoy preparando mi partida, Yo daré la orden, llegado el instante, para que en el seno de este pueblo se forme un libro que contenga las enseñanzas y revelaciones del Tercer Tiempo, con el fin de que dicho libro llegue a las manos de las multitudes, que en él recuerden mis Cátedras, penetren en su análisis y se preparen para dar testimonio de mi verdad.

18. De gran importancia y utilidad serán los escritos que conserven mi palabra, porque será después de mi partida cuando verdaderamente os consagréis al estudio de ella.

19. A través de ese libro, los que escucharon mi Doctrina pero olvidaron muchas lecciones y pasajes, recordarán con emoción y gozo los instantes en que recibieron de Mí los divinos mensajes, y los que no me escucharon, se asombrarán de la esencia de mis lecciones y mirarán, allá en el infinito, al Reino de los Cielos.

20. Cuando el discípulo haya pasado por el estudio profundo y consciente y haya alcanzado su espiritualidad, no necesitará del libro material, porque en cualquier momento en que él se prepare, sus labios repetirán fielmente mi palabra, inspirada por su espíritu, en cuya Conciencia quedó escrita para siempre.

21. Benditos seáis los que habéis velado esperando este momento, porque os recrearéis en espíritu y en verdad. Os elevaréis hacia un mundo de luz del que retornaréis fortalecidos.

22. Cuando venís así, ávidos de mi palabra, os desprendéis de todo cuanto al mundo pertenece, venís hasta Mí y bebéis el cáliz de la esencia divina.

23. Después de haber asistido al banquete espiritual, la vida en el mundo os parece más llevadera, la cruz más liviana, las pruebas más benignas.

24. Sí, mis hijos, el que se apoya en un báculo espiritual, no se fatiga; quien mira al Cielo no tropieza en la Tierra.

25. ¡Ah, sí supieseis cuántos seres llenos de luz y de amor desde el Valle espiritual os siguen, os acompañan e inspiran! ¿Pero cómo queréis que os ayuden, si no hacéis lo que a vosotros corresponde?

26. Si queréis palpar la influencia y la ayuda de quienes se encuentran revestidos de caridad hacia vosotros, es menester que aportéis fe, obediencia ante sus dictados, confianza, sensibilidad y buena disposición al orar, entonces podréis contemplar maravillas en el camino de vuestra vida.

27. Mi palabra dulcifica a vuestro endurecido corazón, angustiado por los sufrimientos; también vosotros, cuando os tornéis en maestros de vuestros hermanos, les confortaréis con vuestras frases de consuelo y vuestras obras de caridad.

28. ¿Quiénes serán los que no se rindan ante una demostración de sinceridad, de amor y de verdad? ¿Quién de vosotros no recuerda mis frases con que le recibí el primer día que escuchó mi palabra, aquella voz inolvidable cuya ternura y esencia os hizo reconocerme?

29. Yo perdono vuestras faltas; pero al mismo tiempo os corrijo para que desechéis de vuestro corazón el egoísmo, porque es una de las flaquezas que más bajo arrastran al espíritu. Os toco a través de la Conciencia para que recordéis vuestros deberes entre hermanos y sembréis de caridad y de perdón vuestro camino, como os enseñé en el Segundo Tiempo.

30. Pesada era la cruz de Jesús, muy amarga y dolorosa la jornada, muy escabrosa la cuesta y sin embargo, olvidándome de mi propio dolor, consolaba a los que sufrían y bendecía a mis verdugos.

31. Pueblo, cuyo espíritu ha recibido la luz de los Tres Tiempos: Mirad cuánta miseria y amargura. Es menester llenar de amor a la humanidad; sembradla de buenas obras, iluminadla con la fe y la esperanza, inundadla de paz.

32. Para esa obra me bastaría mi poder y mi amor, mas como habéis sido creados para que lleguéis a Amaros los unos a los otros, es necesario que surja un pueblo que sea como un inmenso ejército de soldados de la espiritualidad, fieles guardianes de mi Ley, para que impongan mi verdad sobre tanta falsedad y hagan luz en las tinieblas.

33. Una nueva guerra está próxima a surgir en el mundo. Será una guerra distinta a todas las que la humanidad ha sufrido: Guerra de ideas, de filosofías, de doctrinas, de ideologías, de creencias y de religiones.

34. Pueblo: Para ese tiempo debéis encontraros preparados y debéis dar el alerta a vuestros hijos.

35. La ola del materialismo se levantará, convirtiéndose en mar embravecida, en mar de penalidades, de desesperación y angustia ante la injusticia de los hombres. Sólo una barca flotará sobre ese mar de pasiones, de codicias y de odios humanos, esa barca será la de mi Ley. ¡Dichosos los que se encuentren fuertes cuando ese tiempo llegue! Pero, ¡ay, de los que duerman!, ¡ay, de los débiles!, ¡ay, de los pueblos que hayan fincado su fe sobre cimientos de fanatismo religioso, porque serán fácil presa de esas olas furiosas!

36. ¿No presentís la batalla, oh, humanidad? ¿No os mueve mi palabra a prepararos para defenderos, llegada la hora? Mi luz está en todos, mas sólo la ven los que oran, los que se preparan. Mi luz os habla por presentimiento, por inspiración, por intuición, a través de sueños y de avisos, mas, sois sordos a todo llamado espiritual, sois indiferentes a toda señal divina.

37. Pronto veréis cumplida mi palabra y testificaréis que toda ella encerró verdad.

38. Mi Doctrina y mi Nombre serán el blanco de todos los ataques y persecuciones, serán el motivo por el que os persigan los enemigos de la verdad; mas mi Doctrina será también la espada de luz de quienes se levanten defendiendo la fe y será el escudo, tras el cual se defiendan los inocentes. Mi Nombre andará en todos los labios, bendecido por unos, maldecido por otros.

39. Todas las facultades del hombre estarán desatadas: Su inteligencia, sus sentimientos, sus potencias espirituales estarán despiertas y prestas a luchar.

40. ¡Cuánta confusión habrá entonces! ¡Cuántos que creían tener fe en Mí, se van a convencer de que no era verdadera fe! En muchos hogares y corazones será apagada la lámpara de amor y de esperanza; la niñez y la juventud no tendrán más dios que el mundo, ni más ley que la de la Tierra.

41. Ante ese caos, os pregunto, pueblo: ¿Qué misión vais a cumplir? ¿Por ventura vais a esconder esa joya que os he confiado? ¿Vais a cerrar el Libro de mis enseñanzas, renunciando a la potestad que os he concedido como discípulos míos? No, pueblo amado: Yo os he preparado para que no os dejéis intimidar por la elocuencia o la ciencia de los que os combaten. Los libros, los títulos y los nombres son vanidades humanas, y lo que vosotros vais a predicar, son las verdades eternas.

42. En vuestro seno se ha suscitado un movimiento de confusión que ha provocado división, juicios y discusiones entre vosotros mismos. Era necesario que esa prueba llegase al pueblo para que despertasen los que estuviesen durmiendo y al fin encontraseis la definición de mi Obra.

43. No temáis a esta lucha interior, pueblo, vuelvo a deciros que es necesaria para vuestro despertar, porque ya estáis haciendo de la rutina y de las tradiciones un nuevo culto y, en verdad os digo, que el Espiritualismo es ajeno en absoluto a toda rutina, hábito, tradición o ceremonia exterior.

44. En esta prueba que os ha sorprendido, unos cuantos despertaron convencidos de que no han practicado la verdadera espiritualidad, éstos tendrán que aislarse por un tiempo, porque el pueblo, en su mayoría, se aferrará a sus costumbres y tradiciones que ha llegado a considerar como si fuesen la ley. Entonces vendrá una tregua para que interiormente medite y reflexione este pueblo, observe y experimente por sí mismo, porque luego habrá de surgir de nuevo la pugna con mayor fuerza, a fin de que la esencia de mi Doctrina brille y mi Obra sea comprendida en toda su pureza y espiritualidad.

45. En esa segunda prueba serán las mayorías las que abran sus ojos a la verdad y en sus prácticas impropias de mi Obra, tendrán que aislarse del seno de sus hermanos hasta llegar a la comprensión, a la enmienda y puedan reintegrarse al pueblo.

46. Ved cómo es necesario que las pruebas vengan a estremeceros y a despertaros, porque vosotros, por sí solos no romperíais vuestra rutina.

47. Esa armonía y esa paz que en vuestro seno existe, son aparentes mientras no penetre en vuestro corazón la verdadera espiritualidad, mas, antes seréis probados y purificados en muchas formas. Tened en cuenta que vais a quedar como testigos de mi palabra dada en este tiempo, y que vuestro testimonio no deberá ser falso, sino tan fiel como seáis capaces de entregarlo.

48. ¡Hoy es el dolor el que os purifica; mañana será vuestra espiritualidad!

49. Si después de concluida mi lección y de haber pasado vuestras pruebas, persistiese entre vosotros la confusión y el dolor, no tendréis justificación delante de Mí, y os haréis acreedores a una prueba mayor que la que estáis pasando. ¿Amáis la verdad? ¿Deseáis la paz? Practicad mi palabra con la pureza que ella exige y vuestro espíritu encontrará la senda que conduce a la armonía.

50. Comprended que en este tiempo, he limitado mi luz y mis manifestaciones al comunicarme por medio de estos portavoces, como me limité al hablar en los tiempos pasados por la boca de los profetas.

51. A unos y a otros los he enviado en las horas de prueba para la humanidad, cuando ésta se ha encontrado al borde del abismo o de la destrucción.

52. También éstos por quienes he hecho oír mi palabra en este Tercer Tiempo son profetas, a través de sus labios ha brotado la voz que despierta al que duerme, y que previene al que se ha extraviado del camino.

53. La palabra de los profetas ha sido en cada Era como la nota vibrante de un clarín en las tinieblas, muchos la han escuchado, pero no todos le han dado crédito. ¿Por qué no han querido los hombres escuchar la voz de los profetas? Porque ellos siempre han hablado de acontecimientos que se aproximan y han anunciado la divina justicia; ellos siempre os han dicho: “Orad, velad, haced penitencia, lavad vuestras manchas, arrepentíos”.

54. Los profetas de los primeros tiempos fueron intuitivos, sus bocas anunciaron muchos acontecimientos que ellos ignoraban. No sabían que Cristo existiese y todos ellos hablaban de Él; faltaban siglos para que el Redentor llegase al mundo y ya los profetas decían cómo sería su llegada, su vida y su muerte en cuanto hombre.

55. ¡Cuánta luz habéis recibido como nuevos discípulos y a la vez profetas del Tercer Tiempo! ¡Ahora vais a probar vuestra intuición cuando al penetrar en diferentes comarcas y pueblos, sepáis hablar a los moradores de cada lugar según su necesidad, su comprensión y su evolución!

56. Unos oirán vuestra voz, otros se reirán de vosotros; mas no cesaréis de predicar penitencia que es regeneración; oración, que es arrepentimiento y fe; caridad que es expresión de fraternidad y amor.

57. No olvidéis y tenedlo presente siempre, que de vuestra vida recta y virtuosa, depende la fe que despertéis en vuestros hermanos. Esto quiere decir que os escudriñarán y observarán hasta en vuestra vida íntima, buscando en vuestras obras la confirmación de la Doctrina que predicáis.

58. Sed humildes, sencillos, modestos, pero revelad siempre una fe firme y un celo inquebrantable.

59. Este pueblo, depositario de mi revelación en este Tercer Tiempo, no es tomado aún en cuenta como portador de una luz, mas, no pasará mucho tiempo sin que la humanidad se interese por conocer la verdad de mi nueva venida y con cuanto se relacione con mi comunicación; vendrá a interrogaros y para ello debéis estar preparados.

60. En verdad os digo, que hasta en los medios más hostiles siempre habrá aunque sea un sólo corazón que se abra para recibir vuestras palabras.

61. Espiritualizaos y desarrollad el don de la palabra y no titubearéis en la lucha o en los instantes de prueba.

62. Hoy el mundo os ignora, mas de cierto os digo, que vendrá el día en que los pueblos os estén esperando con ansiedad. Eso será cuando las grandes pruebas y las calamidades estén haciéndose sentir en las comarcas y se sepa que los Espiritualistas tienen potestad sobre las plagas y las enfermedades extrañas.

63. Allí estarán los enfermos en su lecho, esperando la llegada del emisario y labriego de Cristo, que llegue a ungirles con el bálsamo de la ternura y de la caridad; allí estarán los hogares con sus puertas abiertas esperando a los discípulos que con su presencia hagan penetrar la paz y la luz entre aquellos corazones.

64. Estas generaciones que habían sido ciegas ante las señales que os he dado, que todo lo habían atribuido al azar y a la casualidad, se compenetrarán del sentido de los acontecimientos que han rodeado mi venida, mi presencia durante el tiempo de mi comunicación y la partida de mi palabra, y tendrán que decir que verdaderamente fueron las señales prometidas desde los tiempos pasados. “La hoja del árbol no se mueve sin la voluntad del Padre”, dirán ellos, y habrá verdad en sus palabras.

65. Humanidad amada: ¡Sois mi hija a quien he venido a salvar, a quien he venido a visitar en el destierro y a consolarla en su prisión! ¡Sentid mi presencia y os digo, que nada os faltará!

66. Confiad, tened esperanza; grandes han sido las pruebas, largos los días de vuestra expiación, pero ya contemplaréis un camino más limpio, ya tendréis esa paz que tanto habéis anhelado.

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