Enseñanza 299
1. Discípulos: El Maestro es con vosotros, y deposita un ósculo en cada uno de sus pequeños.
2. Llega hasta Mí el gozo espiritual con que recordáis en estos días la noche bendita en que el Verbo se hizo hombre para habitar entre vosotros.
3. Si os estrecháis con amor de hermanos y derramáis vuestra ternura en la niñez que os confío, sentiréis el amor perfecto que os envía vuestro Padre. Abro mi Arcano y de él tomo aquello que ha de ser luz y paz en la humanidad.
4. Quisiera que todos sintieran mi presencia. Si al menos en estos días de recordación los hombres supieran sensibilizar y espiritualizar su corazón, podrían encontrarme en cualquier sitio, en el camino de cada criatura, en los hogares, en los lugares donde hay dolor, pero aún debo esperar, no todos saben sentirme en su corazón; sin embargo, dejo en el sendero de cada uno de mis hijos un presente de amor.
5. Bajo formas infinitas puedo comunicarme con los hombres, si a vosotros os estoy haciendo escuchar mi palabra por medio del portavoz humano, a otros les hablo en su Conciencia.
6. En este día en que los hombres conmemoran aquel amanecer en que el Mesías niño iniciaba su jornada sobre la Tierra, quiero que toda la humanidad sienta mi presencia espiritual. Quiero que la niñez se regocije en Mí, que la juventud se detenga un instante a recordar Al que se hizo hombre por amor para salvaros, y los ancianos que derraman sus lágrimas meditando en estas enseñanzas y rememorando los días felices de su niñez, sientan en su corazón mi paz.
7. Alegrías y tristezas tendrán que mezclarse recordando el maternal regazo que os meciera, el amor y las caricias de vuestros padres, la dichosa, pero fugaz infancia y luego todo lo que habéis ido perdiendo en el mundo: Padres, niñez, alegrías, inocencia.
8. Tendréis que recordar cómo se han enfriado muchos corazones para amarme y amar en el mundo a los suyos.
9. Orad en este instante, pueblo amado, y haré que los que os han olvidado os recuerden; los que han volado al Valle espiritual se aproximen a vuestro corazón para estar reunidos todos en este día de amor.
10. No tan sólo los hombres recuerdan con gozo el día en que se realizó en la Tierra el milagro de que el Verbo de Dios se hiciera hombre, también el Mundo espiritual participa de este gozo, en la contemplación de las obras divinas del Señor.
11. Sois vosotros los que en este tiempo habéis tenido en este planeta la manifestación más clara de mi venida, de mi presencia y de mi palabra; mi voz, humanizada a través del portavoz, ha hecho luz en vuestros espíritus, ha esclarecido misterios, ha revelado nuevos conocimientos sobre lo espiritual y ha hecho prodigios en quienes le han oído. Por ello sois llamados discípulos del Tercer Tiempo, y como Padre espero siempre de vosotros el culto más espiritual.
12. Ya vais comprendiendo el sentido de mi Doctrina, y por eso cuando tratáis de recordar mis pasos sobre el mundo, lo hacéis sin ritos, sin ceremonias, sin festines profanos, dejáis que vuestro júbilo sea interior y si lo expresáis, lo hacéis ocupando vuestro espíritu y corazón, en escuchar mi palabra y en practicar lo que ella enseña.
13. Oh, pueblo bendito y amado: Guardad esos recuerdos sagrados en vuestro corazón y sean ellos el camino y la luz para vuestra vida. Si miráis que los hombres en estas conmemoraciones, traspasan los límites del respeto por lo divino, Yo haré llegar a ellos también mi luz; una conmoción de orden espiritual acercará a la humanidad como está profetizado y entonces los hombres despertarán para volver a Mí. Los caminos están siendo preparados, pruebas y acontecimientos extraordinarios sacudirán al mundo y serán como voces de justicia que llamen a los hombres a la regeneración.
14. Desde ahora os enseño a orar con aquella preparación en la que sepáis uniros a las plegarias que de los pueblos se elevan hacia Mí. Os estoy revistiendo de fortaleza para que en el momento de la prueba, no titubeéis o vayáis a sentiros escasos de intuición.
15. Os estoy dando mi Verbo para que habléis con verdadera luz en vuestro espíritu, y para que sepáis cómo conduciros en las pruebas y en los trances difíciles de vuestra jornada.
16. Os bendigo diciéndoos además que, doquiera se recuerde la encarnación del Verbo, se piense en la Natividad de Cristo, estará presente el dulce manto de vuestra Madre Celestial, quien se hizo mujer para que, a través de Su seno, pasara Dios al hacerse hombre.
17. Si grande concibió al Maestro, así tiene que ser la que se hizo Madre humana para traerlo al mundo.
18. No vino Ella tan sólo para amar a su Unigénito, su Amor divino es manto universal de consuelo; su presencia en todos los tiempos es de ternura e intercesión. Buscadla y hallaréis en Ella una escala que os conducirá a Mí.
19. Mi Espíritu penetra en los hogares, conforta a los que lloran y llena de paz a todos los corazones.
20. El mensaje espiritual que os traigo en esta alba, tiene por finalidad prepararos para el último año de mi comunicación.
21. Vengo a traeros mi paz para que más tarde la llevéis a todos los pueblos de la Tierra, porque la paz es el ideal más alto a que debéis aspirar.
22. La paz del espíritu es un estado desde el cual podréis admirar la luz de mi sabiduría y comprender todo lo que una mente turbada por falta de paz no puede penetrar.
23. La humanidad necesita paz en su espíritu, tranquilidad en su corazón, pero esa riqueza no se consigue por la fuerza, ni se compra a ningún precio. Es una gracia que se alcanza mediante la constancia en el bien.
24. Os confío la semilla de la paz, pueblo amado, para que la extendáis por la Tierra, mas de cierto os digo, que no sois los únicos que propagarán esta semilla, porque en el seno de otras congregaciones, lo mismo en esta nación, que en otros países, existen hombres que oran por la paz, que anhelan el bienestar para sus Semejantes, y para lograr su ideal, trabajan afanosamente.
25. Benditos sean todos los que están pendientes de mi inspiración en este Tercer Tiempo, de mis revelaciones espirituales, porque estando preparado el entendimiento de los hombres a causa de su evolución, sabrán recoger mis pensamientos y manifestarlos en palabras y obras entre sus hermanos.
26. El hombre lleva en sí la fuerza inmortal del espíritu y sabrá levantarse de su decadencia con el anhelo de liberación, con ansia de encumbrarse.
27. Este es un tiempo en el cual el hombre reconoce la capacidad y el poder de su inteligencia, sólo hace falta que deje que su espíritu se sirva ampliamente de esa potencia, para llevar a cabo las obras que Yo ordeno en el Libro de mi Doctrina.
28. Ya sabéis, amados discípulos que, para que el espíritu luche y se manifieste sin obstáculo, tendrá el hombre que sacudir yugos, borrar de su corazón tradiciones y liberarse de fanatismos religiosos, como lo han hecho todos los que se han levantado por todos los puntos de la Tierra.
29. Para todos tengo preparada una encrucijada en el camino, donde habrán de encontrarse y reconocerse como hermanos de ideal, de lucha y de fe.
30. En verdad os digo, que en todas partes del mundo están diseminados los Espiritualistas, hombres preparados que contribuirán a la paz de la humanidad.
Mas os digo, que la unión entre los Espiritualistas de todo el orbe, no se hará por medio de la organización de una nueva iglesia, porque su fuerza no será material. Su unión será de pensamiento, de ideal y de obras y de esta manera su fuerza será invencible, porque la habrán tomado de la fuente eterna que está en mi Espíritu.
31. A todos les estoy inspirando mi Verdad y les estoy tocando también para que de su corazón y entendimiento, se aparten todas las impurezas que no deben mezclarse a mi luz.
32. Todos tienen el deber de dejar que a través de sus dones se esclarezca y defina la Doctrina Espiritualista, velando porque no se vea contaminada de filosofías humanas.
33. Ya en tiempos pasados los hombres han mezclado a mis revelaciones y enseñanzas, sus ideas, sus filosofías y sus teorías, con lo cual sólo han logrado dividir y confundir a la humanidad.
34. Yo quiero que los que hayan encontrado el camino, lo enseñen y lo hagan fácil a sus hermanos, que no lo sembréis de tropiezos como muchos lo han hecho, impidiendo que los que me buscan lleguen a Mí.
35. A los conservadores de ritualismos, a los que insisten en personificar a Dios en formas, objetos e imágenes, les digo, que si no toman el camino de la espiritualidad, sin darse cuenta son de los que contribuyen a las guerras entre los pueblos, al desconocimiento de hermanos con hermanos.
36. A unos y a otros os digo en verdad, que el Dios en quien creéis, es Puro y en su divino Amor os ama a todos por igual.
37. Si os digo la verdad y por ello os sintierais lastimados, ved que no es un hombre el que os lo ha dicho, sino vuestro Maestro, quien os ama y viene a señalaros vuestros errores para salvaros.
38. ¿No os habéis dado cuanta todavía que la ambición, el fanatismo y la necedad son como una avalancha que una vez desbordada, no la podéis contener?
39. Yo no vengo a combatir las creencias de ninguno cuando ellas están encaminadas a la verdad, mas los errores, sí vengo a combatirlos en quienes se encuentren.
40. Desde ahora encaminaos todos al mismo fin, conciliando y armonizando vuestra vida espiritual; nadie se crea ir por el mejor sendero que el de su hermano, ni piense estar habitando en una escala superior a la de los demás. Yo os digo, que en la hora suprema de la muerte, será mi voz quien os diga la verdad de vuestra elevación.
41. Ahí, en ese breve instante de iluminación ante la Conciencia, es donde muchos recogen su galardón, pero también donde muchos ven desvanecerse su grandeza.
42. ¿Deseáis salvaros? Venid a Mí por el camino de la fraternidad, ése es el único, no existe otro, aquel que está escrito con mi máxima que os dice: “Amaos los unos a los otros”.
43. Humanidad: En estos días en que conmemoráis el nacimiento de Jesús, es cuando dejáis llegar la paz a vuestro corazón y cuando parecéis una familia unida y feliz. Sé que no todos los corazones sienten una alegría sincera al recordar mi llegada al mundo en aquel tiempo, muy pocos son los que se entregan a la meditación y al recogimiento, dejando que la alegría sea interior y que la fiesta de recordación sea en el espíritu.
44. Hoy, como en todos los tiempos, los hombres han hecho de las conmemoraciones, fiestas profanas y pretextos para buscar placeres de los sentidos, muy alejados de lo que deben ser los goces del espíritu.
45. Si los hombres tomasen este día para consagrarlo al espíritu, meditando en el Amor divino, del que fue prueba absoluta el hecho de hacerme hombre para vivir con vosotros, de cierto os digo que vuestra fe, brillaría en lo más alto de vuestro ser, y sería la estrella que os señalara el camino que conduce a Mí. Vuestro espíritu quedaría de tal manera saturado de bondad, que a vuestro paso iríais desbordando caridad, consuelo y ternura en los necesitados. Os sentiríais más hermanos, perdonaríais de corazón a vuestros ofensores; os sentiríais embargados de ternura ante la vista de los desheredados, de esos niños sin padres, sin techo y sin amor. Pensaríais en los pueblos sin paz, donde la guerra ha destruido todo lo bueno, lo noble y sagrado de la vida humana. Entonces, la oración brotaría límpida hacia Mí, para decirme: “Señor, ¿qué derecho tenemos a la paz, mientras hay tantos hermanos nuestros que padecen intensamente?”
46. Mi contestación hacia vosotros, sería ésta: “Ya que habéis sentido el dolor de vuestros hermanos y habéis orado y habéis tenido caridad, reuníos en vuestro hogar, sentaos a vuestra mesa y gozad esa hora bendita, porque Yo estaré allí presente, no temáis estar contentos si sabéis que en ese instante hay muchos que sufren, pues de cierto os digo, que si vuestra alegría es sana, de ella desprenderá un hálito de paz y de esperanza, que irá flotando como nubecilla de amor sobre los necesitados”.
47. Ninguno piense que vengo a borrar de vuestro corazón la fiesta más pura que celebráis en el año, cuando conmemoráis la Natividad de Jesús. Sólo vengo a enseñaros a dar al mundo lo del mundo y al espíritu lo del espíritu, porque si tantas fiestas tenéis para celebrar hechos humanos, ¿por qué no le dejáis esta fiesta al espíritu, para que él, convertido en niño se acerque a ofrecerme su presente de amor, para que adquiera la sencillez de los pastores para adorarme y la humildad de los sabios para inclinar su cerviz y presentar su ciencia ante el Dueño de la sabiduría verdadera?
48. No vengo a contener la alegría que en estos días envuelve la vida de los hombres. No es tan sólo la fuerza de una tradición, es que mi caridad os toca, mi luz os ilumina, mi amor como un manto, os cubre. Entonces sentís el corazón lleno de esperanza, de alegría, de ternura, de necesidad de dar algo, de vivir y amar, sólo que esos sentimientos y esas inspiraciones no siempre los dejáis expresar con su verdadera elevación y pureza, porque aquella alegría la desbordáis en placeres del mundo, sin dejar que el espíritu, que fue por quien vino el Redentor al mundo, viva ese instante, penetre en esa luz, se purifique y se salve, porque aquel Divino Amor, que se hizo hombre, está presente eternamente en el camino de cada ser humano, para que en él encuentre la vida.
49. La paz de mi Espíritu, como un manto de ternura se extienda en esta noche de paz sobre todos los hombres y un ósculo dulcísimo, desprendido del Espíritu de María, también llegue a cada uno de sus hijos.
50. Mirad bien, discípulos, y descubriréis en vuestro camino, en cada día, un presente de amor de vuestro Dios.
51. En este día de gracia, en que conmemoráis la noche bendita en la cual el Mesías se hizo hombre para habitar con vosotros, en verdad os digo, que no sólo aquí me presento y me manifiesto, sino que me hago sentir en todos bajo formas diferentes.
52. A los niños me acerco en una forma, a la juventud en otra y a la ancianidad en otra. Llamo a las puertas de cada religión y manifiesto ante ellas mi presencia, de acuerdo con la luz de cada congregación; mas a nadie dejo sin visitar.
53. Esta es la conmemoración más tierna de cuantas hacéis de vuestro Maestro; el corazón de los niños rebosa de júbilo y el de los mayores se inunda de paz y de esperanza en el Salvador.
54. Vosotros, los que tenéis la gracia de escuchar esta palabra, sois de los pocos que conmemoráis esta fiesta sin ritos, celebrándola en lo más puro del corazón. Así no podréis caer en profanación. Es que a vuestro entendimiento ha llegado la comprensión de que la mejor conmemoración, la más agradable ante el Señor, es la que hacéis cuando aplicáis a vuestra vida los ejemplos del Maestro; cuando vivís su Doctrina.
55. Pensad en todos vuestros hermanos, transportad vuestro espíritu hacia todo el Universo; pero pensad en ellos con amor, con caridad, con deseo de llevarles paz y de cierto os digo que vuestras oraciones, pensamientos y anhelos, no serán estériles.
56. Yo estoy preparando el camino para cuando sea el despertar espiritual de esta humanidad. Pruebas, acontecimientos y voces surgirán al paso de los hombres hablándoles de la presencia del nuevo tiempo.
57. Ya os he prevenido para que no os acobardéis cuando miréis surgir la lucha de ideas entre religiones y entre pueblos. Recordad que os he dicho, que esa contienda es indispensable para que pueda aparecer la concordia, la armonía y la paz entre la humanidad.
58. Cuando la pugna sea mayor, veréis a los hombres buscar por sí mismos la verdad y no temerán a las amenazas ni a los anatemas. Entonces surgirán los profetas del seno de los pueblos oprimidos por los señores y por los reyes. En ese tiempo brillará mi Doctrina en todo su esplendor, la cual se extenderá por la Tierra a través de las obras de mis nuevos discípulos.
59. Ahora os está fortaleciendo mi palabra, a la vez que las pruebas están dando temple a vuestro espíritu, para que no sintáis temor ante los golpes, las ingratitudes y las traiciones.
60. Muchos de vosotros me vais siguiendo con gran amargura, porque en el seno de vuestra familia habéis encontrado oposición, incredulidad y burla. Han dudado los vuestros de los dones que Dios os ha dado y de la misión que os ha enviado a cumplir.
61. Algunos han sido arrojados del hogar, a otros les han hecho emigrar a otras tierras.
62. Yo os digo, que no habéis sido los únicos en no ser creídos por los suyos. Os recuerdo el caso de José, hijo de Jacob, el cual fue vendido por sus propios hermanos a unos mercaderes, porque reconocieron que José era un gran profeta y tuvieron envidia de él. Mas en mi misericordia cubrí con mi manto al mancebo, el cual, habiendo llegado a Egipto como un esclavo, por su fe y perseverancia en la Ley de sus mayores, y revestido de la gracia y la sabiduría de Dios, llegó a ser junto al faraón, el consejero, el ministro y el profeta de aquel pueblo.
63. El espíritu de José fue fiel en la virtud, su paso por aquella nación dejó una huella de bendiciones, de abundancia, de prosperidad y paz.
64. José no había olvidado a Jacob, su padre, a quien mucho amaba, ni había olvidado a sus hermanos, a pesar de que ellos le habían clavado en su corazón la espina del oprobio vendiéndolo y traicionando su amor de niño. Pero al fin llegó el instante de la divina justicia. Las tierras de Canaán donde habitaba Jacob con sus hijos, habían sido azotadas por la sequía. La miseria y el hambre habían hecho presa de aquellas comarcas mientras en Egipto los graneros estaban colmados de trigo.
65. Los hermanos de José, a quien habían olvidado y daban por muerto, se encaminaron hacia Egipto en busca de trigo, sin imaginarse ante quién tendrían que comparecer. La hora de justicia llegó, mas no para castigar ni para humillar, sino para perdonar, ¿qué justicia mayor sobre los que le habían desconocido y ofendido? El noble José, dándose a conocer de sus hermanos, les cubrió de bendiciones y de perdón, mientras ellos, de hinojos, arrepentidos y asombrados, recordaron las profecías de José cuando era niño y se maravillaron viendo su cumplimiento.
66. ¿Habéis comprendido, mis hijos? Pues perseverad en los días de aflicción, resistid vuestros desengaños y vuestra soledad, que al fin sonará la hora de justicia y veréis llegar contritos ante vuestra presencia, a los mismos que os traicionaron y burlaron.
67. ¿Sabréis revestiros de la nobleza de José, para recibir y perdonar a quienes os ofendieron? Imaginad aquel cuadro en el que José, de pie, contemplaba a sus hermanos de hinojos, llorando arrepentidos. Ese cuadro es una imagen de mi amorosa justicia; José estaba de pie, por su virtud mientras sus hermanos yacían arrodillados por su arrepentimiento.
68. Yo quiero que exista y germine entre vosotros aquella simiente de José, hijo de Israel.
69. Jesús, vuestro Maestro, también tuvo que emigrar hacia Egipto cuando apenas acababa de llegar a morar la Tierra, eso fue porque el pueblo no supo sentir su llegada, y, cuando hubo señales de que aquel niño era el Mesías, Rey prometido por el Señor a aquel pueblo, éstos dudaron mirándole desnudo en vez de estar envuelto en regias vestiduras y pasaron con incredulidad sus ojos por el humilde pesebre y sobre el rústico establo, que no era, según ellos, el lecho y la alcoba dignas de un rey.
70. Tuve que buscar el seno de un pueblo como Egipto, ya que el pueblo al que había venido, no sabía darme albergue; pero no era el único dolor que habría de sentir mi Corazón.
71. Cuando volví de Egipto y fui a habitar en Nazaret, a cada paso era burlado y herido por las frases de incredulidad y envidia.
72. Hice prodigios ahí, manifesté mi caridad y mi poder y fui negado. Ni uno solo de los que de cerca conocían mi vida y mis obras, creyó en Mí. De ahí que, llegada la hora de la predicación, tuve que decir al dejar Nazaret: “En verdad os digo, que no hay profeta que sea creído en su patria, menester es salir de ella para que su palabra sea oída”.
73. Tampoco habría de ser ese último dolor que apuré en mi cáliz de amargura; faltaba un dolor más grande: Aquel que habría de ofrecerme uno de los míos, uno de los que habían comido en mi mesa y era como mi hermano, al venderme por unas monedas a los enemigos de mi causa.
74. Yo también fui dado por muerto, como José lo había sido por sus hermanos, mas, así como aquel varón surgió ante la mirada atónita de quienes le habían olvidado, Yo también aparecí, sólo que en Espíritu, ante los ojos de mis discípulos maravillados, a quienes demostré que Yo no había muerto.
75. Aquí estoy, en mi Reino, esperando la llegada de todos los que me han olvidado, de todos los que me han traicionado y burlado.
76. Aquí estoy esperando a todos para estrecharlos con infinito amor.
77. Os hablo en una de las últimas albas. Ya se aproxima el año final de mi comunicación. Unos cuantos días, unas escasas horas y entre vosotros nacerá el año anunciado por Mí y temido por mi pueblo.
78. ¿Tendréis todos la preparación debida para acoger en vuestro corazón cuanto tengo dispuesto para derramarlo sobre vosotros?
79. Yo os ofreceré mi palabra; os presentaré mi Obra y ella será como la espléndida mesa de un festín.
80. Yo estaré en mitad de la mesa y en ella serán puestos los mejores frutos y los más deliciosos manjares del espíritu. Las puertas de la casa estarán abiertas para que nadie se quede fuera del banquete.
81. De esta mesa saldrá el nuevo Mensaje para los pueblos, la Buena Nueva que despierte a los hombres, la luz que haga aparecer entre la humanidad, la semilla inmortal del espíritu.
82. Brillará la pureza de Abel, la fe de Noé, la obediencia de Abraham, la fuerza de Jacob, la inspiración de David, la sabiduría de Salomón, la verdad de mis profetas, la elevación de mis apóstoles, la espiritualidad de Juan.
83. No necesitarán los hombres vestir túnica como aquéllos, ni ser exteriormente diferentes a los demás, ni tendrán siquiera que pronunciar mi Nombre, porque la simiente de luz, de verdad, de conocimiento, de amor y justicia, Yo la derramaré en todos los caminos de vuestra vida.
84. Os doy como un regalo espiritual esta Cátedra, guardadla en vuestro corazón como el recuerdo de una de las últimas lecciones que os dio vuestro Maestro con motivo de la conmemoración que hacéis de mi nacimiento en cuanto hombre.