Enseñanza 295
1. Humanidad: Habéis interpretado mal el sentido de la vida, porque llegasteis a darle mayor importancia a lo material que a lo espiritual. Si no fuera así, no hubiera sido necesario mi nueva venida entre vosotros; pero oíd cómo mi palabra os invita a la elevación y a la espiritualidad, viendo que los hombres viven aletargados ante la realidad.
2. Mi Doctrina tiene la misión de que os intereséis por la vida que os espera, la que será eterna, vine a destruir de vuestro corazón el temor a dejar la envoltura humana, el temor a la muerte. Mi palabra viene a libraros de todos vuestros errores.
3. En verdad os digo que la muerte no existe, porque el Creador es la Vida y sus obras no pueden morir.
4. El hombre es el que con su imaginación ha creado la muerte y además ha creado infiernos y glorias según su pobre entendimiento: ¿Qué conceptos justos podrá tener de mi existencia, de mi justicia y de la verdad sobre la Vida Eterna? Sólo confusión hay en el corazón de la humanidad, y esa confusión forma parte de los cimientos donde descansan las creencias de las mayorías. ¿Qué futuro le espera a la humanidad si persiste en apartarse del camino verdadero? Sólo miseria, turbación y dolor, de lo cual tiene un anticipo en la vida llena de vicisitudes que lleva en la Tierra.
5. La Doctrina del espíritu, mi Doctrina, pueblo, es el rayo de luz que viene a romper las tinieblas en que habéis penetrado. Sólo a través de ella llegarán los hombres a tener una enseñanza absoluta y amplia de su destino espiritual y un conocimiento verdadero sobre la existencia de mi justicia.
6. Los hombres de hoy no pueden pensar en Dios sin materializarlo en alguna forma; no pueden hablar de tentaciones sin personificar la influencia del mal en un ser cuya misión es perder a los espíritus, y tampoco pueden pensar en la expiación del que ha pecado, sin imaginar el castigo del fuego del infierno, el cual jamás ha existido.
7. Sobre estas tres confusiones que dominan la mente de la humanidad, os digo que, si creéis que Dios es el Espíritu Santo, no tiene por qué buscarlo en formas materiales, puesto que es Espíritu; y que ese ser imaginario a quien llamáis “Lucifer o Satanás”, no existe sino en la mente de quienes no han podido interpretar espiritualmente mis palabras, revelaciones y mensajes de los tiempos pasados.
En verdad os digo, que existen en el Valle espiritual grandes espíritus de tiniebla, sembradores de discordias, de odios y perversidad; existen multitudes de espíritus cuya influencia alcanza a los hombres al transmitir malos pensamientos e inducirles a malas obras; pero esos seres no son demonios, son seres imperfectos, turbados, confundidos, oscurecidos por el dolor, por la envidia o por el rencor. No os asombréis si os digo, que su naturaleza es la misma que tiene vuestro espíritu y la misma que tienen aquellos seres llamados ángeles por vosotros.
8. ¿Por qué no llamáis demonios a los malos hombres que habitan en la Tierra, si ellos también os tientan, si también os inducen al mal y os apartan del camino verdadero? Ellos, como los seres turbados del espacio, también son espíritus imperfectos, pero que han alcanzado poder y fuerza porque se ha apoderado de ellos un ideal de grandeza.
9. En verdad os digo, que ni entre los que habitan en la Tierra, ni en los que se encuentran en espíritu tengo enemigos. No existe uno que se dedique a odiarme, a blasfemar en contra mía, o a apartar de la buena senda a sus Semejantes por el solo placer de ofenderme. ¡Mentira!
Quienes apartan a los hombres de la fe, quienes borran del corazón de sus hermanos mi Nombre y quienes luchan en contra de lo espiritual, no lo hacen por ofenderme, lo hacen porque así conviene a sus ambiciones terrestres, a sus sueños de grandeza y de gloria humana.
10. Eso acontece con los seres del Más Allá que no han despertado a la luz que eleva por el camino del amor. Ellos han tratado de ser grandes por la ciencia simplemente y cuando influyen en sus hermanos y les apartan de la buena senda, no es con el fin de causarme un dolor, de rivalizar con mi poder, de gozarse en el triunfo del mal sobre el bien, no, el móvil, aunque malo, no es de ofenderme. ¿Cómo podéis estar pensando toda la vida en que frente a Mí se encuentra un poderoso adversario que a cada paso me arrebata lo que es mío?
11. ¿Cómo concebís que Yo hubiese puesto en la senda de los hombres a un ser infinitamente más poderoso que ellos, para que les estuviese tentando sin cesar y que al final los empujase a la perdición eterna?
12. ¡Qué mal pensáis de Mí y de mi justicia los que decís conocerme y amarme!
13. Ciertamente los malos tientan a los buenos; los fuertes abusan de los débiles; los injustos escarnecen a los inocentes y los impuros violan lo que es puro. Pero son tentaciones que aquel que las encuentra las puede rechazar, porque posee armas y escudo para luchar y defenderse. Su espada es la Conciencia y tras ella están la moral, la fe y la razón, para no dejarse seducir por las malas influencias. Y no solamente debe hacer eso, sino también sembrar la virtud con sus obras, contrarrestando en todo lo posible al mal; si ve que hay quienes siembran perdición, vicios y destrucción, levantarse a sembrar luz, a salvar al perdido, a levantar al que ha caído.
14. Es la lucha eterna del bien contra el mal y de la luz contra la tiniebla, lucha indispensable para escalar y alcanzar las alturas de la perfección.
15. Tan meritorio es ante Mí que un ser manchado con la huella de las más graves faltas se purifique inspirado en un elevado ideal, como que un ser que ha perseverado en la pureza, luche hasta el fin por no mancharse, porque él desde un principio amó la luz.
16. ¡Cuán distantes de la verdad andan quienes piensan que los espíritus turbados poseen distinta naturaleza a la de los espíritus de luz!
17. Injusto sería el Padre si eso fuese verdad, como también dejaría de ser Todopoderoso si careciese de sabiduría o de amor para salvar a los manchados, a los impuros, a los imperfectos y no poder reuniros con todos los justos en una misma morada.
18. Discípulos: Cuando en el hombre existe un verdadero conocimiento de las obras que ha realizado, no se deja cegar por la vanidad, sabe que si ese innoble sentimiento penetra en su ser, su inteligencia se nublaría y ya no podría avanzar en el sendero, se estancaría y sucumbiría en el letargo.
19. La vanidad ha perdido a muchos hombres, ha derrumbado muchos pueblos florecientes y ha hundido vuestras culturas.
20. Mientras los pueblos tuvieron por ideal el trabajo, la lucha y el progreso, supieron de la abundancia, del esplendor y el bienestar; mas cuando el orgullo les hizo sentirse superiores, cuando su ideal de elevación fue cambiado por la ambición insaciable de desearlo todo para sí, sin darse cuenta y sin quererlo comenzaron a destruir paso a paso cuanto habían construido, acabando por hundirse en un abismo.
21. De esas experiencias se encuentra llena la historia de la humanidad, por lo cual os digo, que es justo que surja en el mundo un pueblo de grandes ideales, el cual, consciente siempre de sus buenas obras, no se envanezca de ellas, de esta manera no se detendrá su paso y el esplendor alcanzado hasta ahora, mañana lo verá superado y más tarde nuevamente en aumento.
22. Al hablaros así, no trato de inspiraros solamente ambiciones materiales: Quiero que mis palabras sean interpretadas justamente para que sepáis aplicarlas a lo espiritual, así como a lo material.
23. La vanidad no solamente puede sorprender al hombre en su vida material, y como prueba de lo que os digo, ved las caídas y fracasos de las grandes religiones, carcomidas en sus bases por la vanidad, por la soberbia, por su falso engrandecimiento; cuando han creído estar en lo más alto de su poder, alguien ha venido a despertarles de su sueño, haciéndoles ver sus errores, sus desvíos, su alejamiento de la Ley y de la verdad.
24. Sólo con el verdadero conocimiento y cumplimiento de mi Ley ante la Conciencia, podrá surgir esta humanidad a una vida elevada, porque la Conciencia, que es mi luz, es perfecta, es serena, es justa, jamás se envanece ni tuerce su camino.
25. Decidme si no es una Doctrina espiritual la que necesitan los hombres para acercarse a la verdad. Pues esa Doctrina que tanto necesita la humanidad, es precisamente la que os he traído.
26. Cuando esta palabra se extienda por el mundo y los hombres pregunten: “¿Quién la inspiró y quién la dictó para que fuese escrita?” Los emisarios y sembradores de ella, testificarán que fue el Espíritu Santo quién la reveló por medio del entendimiento preparado de sus portavoces.
27. Cuando esta humanidad, reciba mi Mensaje, recordará a Jesús, aquel humilde Nazareno que predicaba en los montes, en el desierto, en las riberas de los ríos y en los valles, porque su palabra no necesitaba de templos materiales, ya que donde quiera que ella brotara, ahí surgía el Templo interior de las multitudes, cuyo corazón se abría, como corola de las flores al contacto del Sol.
28. Ya estoy a la puerta de todo corazón, pero es menester que la humanidad al recordar mi promesa de volver, recuerde que Yo nunca anuncié que mi presencia sería de nuevo en cuanto hombre, sino que os hice comprender que ese retorno sería en Espíritu.
29. Este es el tiempo de la comprensión, de la iluminación del espíritu y de la mente, en el que el hombre al fin me buscará espiritualmente, porque reconocerá que Dios no es persona ni es imagen, sino Espíritu Universal, Ilimitado y Absoluto.
30. Esta Doctrina, conocida por unos cuantos e ignorada por la humanidad, pronto llegará como bálsamo sobre todos los que sufren, para impartir consuelo, encender la fe, destruir tinieblas, infundir esperanza. Ella os eleva sobre el pecado, la miseria, el dolor y la muerte.
31. No podría ser de otra manera porque soy Yo, el Divino Doctor, el Consolador Prometido, quien os la ha venido a revelar.
32. En todos los tiempos mi Doctrina os ha mostrado que su esencia es el AMOR.
El amor es la esencia de Dios, de esa fuerza toman todos los seres para vivir; de ella surgió la vida toda y la Creación. El amor es el principio y el fin en el destino de todo lo hecho por el Padre. Ante esa fuerza que todo lo mueve, lo ilumina y vivifica, desaparece la muerte, se esfuma el pecado, se desvanecen las pasiones, se lavan las impurezas y se perfecciona todo lo que es imperfecto.
33. Yo vine al mundo en el Segundo Tiempo para probaros la fuerza del amor con mi Doctrina y mis ejemplos, que quedaron impresos indeleblemente en vuestra Conciencia; sin embargo, Yo, que con amor vencí el dolor del mundo y de la muerte, os pregunto a vosotros, hombres que vais evolucionando: ¿Ya habéis aprendido a vencer el dolor del mundo y de la muerte?
34. He visto que aún celebráis el día de los muertos, y ¿por qué? ¿Es acaso la forma en que celebráis la victoria sobre la muerte? No, humanidad, no os equivoquéis, mirad que con ello estáis celebrando el culto a la materia y el amor al mundo. En ese culto a los que han bajado a la entraña de la Tierra, os alejáis y olvidáis de los espíritus, que son los que representan la vida verdadera y eterna. Cuando os miro bañar con lágrimas un sepulcro o cubrirlo de flores, no puedo menos que aplicaros aquellas palabras mías que os dicen: “Sois muertos velando a vuestros muertos”.
35. A los que hayan comprendido mi palabra y la vayan aplicando a su vida, os encargo orar por todos los que en su materialismo alteran el sentido de la verdad, y que orgullosos y envanecidos en su ciencia han llegado a creerse sabios, creadores y fuertes y se ríen de los que aún, acordándose de Dios, elevan a Él sus preces. Creen tener en sus manos el destino de la humanidad ignorando que también se encuentran bajo mi divina justicia. Ellos necesitan como nadie de vuestras oraciones y de vuestra ayuda espiritual.
36. Esos hombres se han perdido en su culto idólatra a la materia, culto que rinde a través de la ciencia, mas también despertarán ante las grandes pruebas que les están reservadas y por ellas llegarán a comprender que algo existe en el hombre que está más allá de la inteligencia, que es el espíritu, y que hay algo superior aun a la ciencia material, que es el conocimiento de la vida espiritual.
37. Cuando ya no sea la mente la que lleve al espíritu a observar o a profundizarse en la ciencia, sino el espíritu el que eleve y guíe a la mente, será cuando el hombre descubra lo que ahora le parece inescrutable y que, sin embargo, está destinado a serle revelado, cuando haya espiritualizado su inteligencia.
38. Escuchando cualquiera de mis Cátedras podréis comprender y hasta presentir el caos de ideas que se aproxima.
39. El tiempo de la idolatría está tocando a su fin y la etapa de la espiritualidad pronto hará su entrada en el corazón de la humanidad. Todos los ídolos caerán por tierra y dejarán lugar a la verdad y ahí se levantará el verdadero altar a Dios.
40. Yo soy la Luz, la Verdad y la Vida; Yo soy el Libro abierto.
41. Desde el principio de la humanidad, los hombres han buscado el origen de la vida y el por qué de cuanto les rodea; para ello han empleado la fuerza de su mente, la luz de la inteligencia. De ahí han surgido sus ciencias y sus filosofías; pero como la mente humana es muy limitada para abarcar la verdad que sólo el espíritu puede comprender y penetrar, ha sido poco lo que su ciencia ha logrado descubrir de esa verdad.
42. Los hombres no han buscado esa luz en lo espiritual, y Yo soy Espíritu, por lo tanto, el que quiera encontrar la fuente de la vida, la luz de la verdad y el origen de todo lo creado, tendrá que buscarme primero a Mí.
El que me busca con el espíritu, a través de la oración, por el anhelo de saber, para amar y servir mejor a sus Semejantes, de elevarse sobre las miserias de la vida humana, a él serán reveladas las enseñanzas que otros, hurgando con la mente, han descubierto a través de siglos.
43. Yo soy el Amor, y quien me busque debe hacerlo inspirado en el amor.
44. El hombre es un reflejo del Creador, una imagen de Dios, y necesariamente tendrá que asemejarse al Padre del cual brotó; esa semejanza está en el espíritu por estar dotado de los atributos de Dios y tener además vida eterna. La materia o sea el cuerpo humano es tan sólo una fugaz vestidura del espíritu.
45. Envié a los espíritus a habitar esta Tierra para que en ella encontrasen los medios para su desarrollo, las pruebas para fortalecerles, lecciones para llenarlos de luz, ocasiones sin fin para hacer méritos, los cuales les eleven por sobre esta vida, los liberten de la materia y les conduzcan al Reino espiritual; pero no ha logrado el hombre ganar aún la batalla, no ha dominado a la materia, no ha hecho su siervo al mundo. Por el contrario, se ha dejado dominar por fuerzas y elementos que son inferiores a él; cree el hombre ser el señor del mundo, cuando en realidad no es más que un esclavo de la materia.
46. Mientras no gane esta batalla, no habrá conquistado la vida espiritual.
47. Mas no creáis que lo que Yo quiero es que los hombres se aparten de las leyes materiales para dedicarse a lo espiritual exclusivamente, no, pueblo; lo que he creado y ofrecido a la humanidad, quiero que lo toméis para vuestro bien, para vuestra evolución y para vuestra elevación; que lleguéis a dominar sobre la vida material con sus elementos, fuerzas y seres. Mas para lograrlo es menester ir más allá de donde vuestra inteligencia alcanza o sea por medio del espíritu, para que al contemplar vuestros nobles fines, el amor que ponéis en vuestras obras y el lugar que habéis sabido dar a vuestro espíritu, descorra el velo de mi Arcano y os conceda un destello de mi sabiduría que ilumine a vuestro espíritu.
48. Lo justo es que el espíritu revele la sabiduría a la mente humana y no que la mente sea la que dé luz al espíritu; muchos no entenderán esto que os digo, debido a que ha mucho tiempo que habéis alterado el orden de vuestra vida.
49. Ved cómo el hombre está antes y por sobre todo cuanto le rodea; que es el único ser dotado de libre albedrío y de Conciencia. De ese libre albedrío han provenido todos los errores, caídas y pecados de la humanidad; pero son errores pasajeros ante la justicia y la eternidad del Creador, porque luego se impondrá la Conciencia sobre las flaquezas de la materia y sobre la debilidad del espíritu, con ello vendrá el triunfo de la luz, que es saber sobre las tinieblas, que son ignorancia; será el triunfo del bien, que es amor, justicia y armonía, sobre el mal, que es egoísmo, libertinaje, injusticia.
50. Si observáis bien vuestra vida y la historia de la humanidad, encontraréis que esta lucha ha sido constante desde el principio de la Creación hasta el momento presente, lucha necesaria para el perfeccionamiento de vuestro espíritu, como necesario es el fuego para acrisolar el oro.
51. Escuchando esta lección, ¿quién es aquel que pueda pensar que, una sola existencia humana puede bastar a un espíritu para su desarrollo total y su perfeccionamiento?
52. ¡Ah, hombres, que os ocupáis demasiado de la vida humana, haciéndoos creer que sois eternos en la Tierra, y no sabéis que a causa de vuestra materialidad, tenéis que venir en nuevas materias al mundo, a dar el paso que en la ocasión anterior no supisteis dar!
53. Pero las muchas reencarnaciones tampoco le dan la perfección absoluta a un espíritu; por muy elevado que éste se encuentre después de su última estancia en la Tierra, aún estará esperándole el Valle espiritual con sus moradas en número infinito, sus nuevas enseñanzas, revelaciones, y maravillas.
54. Cuando hayáis recorrido el camino y lleguéis a los umbrales de lo puro y lo perfecto, estaréis comprendiendo el por qué de vuestra existencia, estaréis habitando verdaderamente en la luz.
55. Aquí en la Tierra, he dividido la vida espiritual de la humanidad en Tres Etapas, Tiempos o Eras, en que os he ido revelando paso a paso, lección por lección, la sabiduría que todos debéis poseer.
56. La Primera Era es como la niñez espiritual del hombre en la que éste abre los ojos y contempla la faz de su Padre, lo escucha pero está lejos de comprenderle, prueba de ello es que trató de obedecerle apegándose a la letra de los textos, sin penetrar con el espíritu en el sentido de ellos.
57. En la Segunda Era vine Yo, el Verbo, a habitar en Jesús con vosotros y a enseñaros con mi vida el camino del espíritu. La Segunda Era es el de la adolescencia o primera juventud espiritual, es la edad en que Cristo vino a enseñar a los hombres el amor, a despertarles sus fibras dormidas a fin de que su corazón vibrara bajo un nuevo sentimiento, bajo el poderoso impulso del amor hacia su Padre y hacia sus Semejantes.
58. Ahí, en esos dos amores, resumí toda la Ley, toda mi enseñanza: El amor a Dios, al Autor de la Vida, y el Amor de los unos a los otros.
59. La Ley ha estado presente siempre en las Conciencias; generaciones parten y generaciones llegan; espíritus emigran y espíritus vienen y mi palabra permanece firme e inconmovible; sin embargo, la humanidad ha sido dura de entendimiento y de corazón y muy pocos han sido los que han comprendido el amor que entrego en mi Doctrina.
60. Los hombres se multiplican y crecen, y en cuanto su inteligencia se despierta la alejan de lo espiritual para ir tras de la gloria del mundo, la riqueza o la ciencia, y entonces sus frutos no han podido ser todo lo dulce que vuestro corazón quisiera; siempre al final os ha quedado en los labios un sabor amargo.
61. No penséis que mi palabra tenga por finalidad el juzgar mal vuestras obras o condenar lo que haya logrado vuestra ciencia, no, pueblo, no soy Yo quien os diga con palabras que estáis a un paso del abismo, son los hechos, son los resultados de vuestra falta de espiritualidad.
62. Mas en los precisos momentos en que os aproximáis al precipicio, suena la campana sonora en el reloj de la eternidad, marcando el principio de un nuevo tiempo: La Tercer Era, tiempo en el cual el Espíritu Santo viene a brillar en las Conciencias, derramándose en sabiduría, en luz que esclarece misterios, en fuerza que levanta, resucita, consuela y salva.
63. Es la forma más sutil y elevada de cuantas ha empleado el Padre para hablar a los hombres; han pasado ya para la humanidad dos Edades y se encuentra en la madurez del espíritu, y ya puede concebir y comprender lecciones más profundas.
64. Este es la Tercera Era en el cual el espíritu de la humanidad, habrá de liberarse de las cadenas del materialismo, eso traerá consigo la lucha de ideas más grande que registre la historia de los hombres.
65. La perversidad, el egoísmo, la soberbia, el vicio, la mentira y todo cuanto ha ensombrecido vuestra vida, caerán como ídolos rotos a los pies de quienes les rindieron culto para dar paso a la humildad.
66. ¿Cómo podréis ayudar vosotros en esta lucha? Con el arma poderosa de la oración, no con la oración de palabras, sino con la elevación del pensamiento.
67. Mi Espíritu, infinitamente más sutil que el aire que os rodea, estará presente recibiendo vuestra oración y a la vez convirtiéndola en paz y en bálsamo para vuestros hermanos.
68. Vuestros pensamientos se harán destellos de luz en el espacio y llegarán como mensaje al entendimiento necesitado de claridad para pensar.
69. Vuestra oración será porque venga la paz de mi Reino a la Tierra y vuestras obras serán como la primera simiente de espiritualidad, que caiga en el seno de la Tierra en la Tercera Era.