Enseñanza 278

1. Amados discípulos, una vez más os digo: Velad y orad, porque la materia es frágil y en sus flaquezas puede alejar del camino recto al espíritu.

2. El espíritu que sabe velar, no se aparta nunca de la ruta que su Señor le ha trazado y está en aptitud de emplear su heredad y sus dones, hasta alcanzar su elevación. Ese ser tendrá que salir avante en sus pruebas, porque vive alerta y nunca se deja dominar por la materia. El que vela y ora saldrá triunfante siempre de los trances difíciles y sabrá caminar con paso firme por la senda de la vida.

3. ¡Cuán diferente es la conducta del que se olvida de orar y de velar! Voluntariamente renuncia a defenderse con las mejores armas que en el hombre he puesto, que son la fe, el amor y la luz del saber. Es el que no escucha la voz interior que le habla a través de la intuición, de la Conciencia y de los sueños; pero el corazón y la mente no entienden ese lenguaje y no dan crédito al mensaje de su propio espíritu.

4. Si el hombre viviese despierto para la Vida superior que sobre él existe y vibra, y si supiese interrogar a su espíritu, de cuántos tropiezos escaparía, de cuántos abismos se salvaría; pero se pasa la vida interrogando a quienes no podrán resolverle sus dudas y sus incertidumbres: A los hombres de ciencia, que han penetrado en la Naturaleza material; pero que no conocen la vida espiritual, porque dentro de ellos se ha aletargado el espíritu.

5. El espíritu de la humanidad necesita despertar para encontrarse a sí mismo, para descubrir todos los dones que le han sido confiados para ayudarlo en su lucha.

6. Hoy el hombre es como una pequeña hoja seca desprendida del Árbol de la Vida y a merced de los vientos, sujeto a mil vicisitudes, débil ante los elementos de la Naturaleza, frágil y pequeño ante la muerte, cuando él debiera haberse enseñoreado de la Tierra como un príncipe enviado por Mí, a perfeccionarse en el mundo.

7. Ha llegado el tiempo del despertar, en que debéis correr presurosos en busca de la verdad, desandando el camino por donde os ha llevado vuestra ambición, vuestra desesperación y vuestra ignorancia.

8. No vayáis a huir de mi luz, que viene a estremecer al mundo con sus revelaciones. Pronto veréis brillar en el firmamento espiritual la estrella salvadora de este mundo náufrago, de esta humanidad perdida entre las sombras de una vida materialista, estéril y egoísta, porque se ha alejado de la Ley, que es la esencia de vuestra vida.

9. Pueblo: ¿No se conmueve vuestro corazón, cuando os hablo así de la humanidad? ¿No pensáis al instante en la misión tan delicada que tenéis que cumplir?

10. Os hablo así, para que os preparéis, porque ya está cercano el tiempo en que aparecerán en el mundo mis emisarios y mis enviados, y entre esos enviados irán algunos de vosotros, algunos de los que escucharon mi palabra en este Tercer Tiempo.

11. Sólo los limpios de corazón deberán ir a las comarcas y a las naciones a extender mi Mensaje, porque serán los únicos dignos de dar testimonio de la verdad de esta Obra.

12. Cuando esos enviados partan hacia las tierras que les esperan, ya se habrá borrado de su corazón todo fanatismo religioso, ya no habrá el menor deseo de ir en busca de lisonjas o adulaciones, ni osará su mano mancharse con el pago del mundo por la caridad que hagan. Ellos no venderán milagros, ni pondrán precio al amor del uno para el otro. Serán siervos, más no señores. Ya llegará el tiempo en que comprendáis la grandeza de la verdadera humildad y entonces veréis que quien ha sabido ser siervo, en realidad ha sido libre en su misión de hacer el bien y sembrar la caridad y que en su vida lo ha acompañado la fe, la confianza, la paz.

13. Por el contrario, el que se ha creído rey y señor sin tener merecimientos para serlo, aun cuando tenga a los pueblos a sus pies, es un esclavo, es un miserable, porque no tiene reposo, paz, seguridad, ni fe.

14. Si vosotros queréis tener un verdadero aliciente en la lucha espiritual, preparad a vuestros Semejantes y sentiréis cada vez que consoléis a un triste, que sanéis a un enfermo o salvéis a un perdido, una satisfacción profunda, una dicha inefable, incomparablemente mayor que los placeres que el mundo pueda ofreceros. Cuando vuestro corazón humano y pequeño, llegue a experimentar esa clase de goces, será porque vuestro espíritu ha luchado y se ha elevado.

15. Yo descubro esta interrogación en vuestro corazón: “¿Qué será de nosotros cuando nos falte el calor de esta palabra?” Es que vuestro espíritu presiente el tiempo de dolores que asolará al mundo desde el instante en que cese mi manifestación.

16. Os digo que si cumplís con mis enseñanzas, nada tendréis que temer porque a quien va por mi camino, lo ilumina mi luz y tiene mi paz. Temed, por los que se han olvidado de orar, por los que no sienten caridad en su corazón, por los que ignoran los dones espirituales que poseen, orad por todos ellos.

17. Enseñad a orar, haced comprender a vuestros hermanos que es su espíritu el que debe comunicarse con su Creador, que comprendan que casi siempre sus oraciones son el grito de la materia, la expresión de la angustia, la prueba de su falta de fe, de su inconformidad o de su desconfianza hacia Mí.

18. Haced comprender a vuestros hermanos que no necesitan mortificar o lacerar su cuerpo para conmover a mi Espíritu, para despertar mi piedad o mi caridad. Quienes se procuran sufrimientos y penitencias corporales, es porque no tienen la menor noción de cuáles son las ofrendas más agradables para mi Espíritu, ni tienen idea de mi amor ni de mi misericordia de Padre.

19. ¿Creéis que sea necesario para Mí, ver en vuestros ojos las lágrimas y en vuestro corazón el dolor, para apiadarme de vosotros? Eso sería atribuirme dureza, insensibilidad, indiferencia, egoísmo, y, ¿concebís estos defectos en el Dios que amáis?

20. ¡Cuán poco os habéis preocupado por conocerme! Es porque no habéis educado a vuestra mente para que piense de acuerdo con el espíritu.

21. Os hablo mucho de la oración porque es necesario que lleguéis a descubrir todos los poderes y virtudes que ella encierra, porque ha llegado el tiempo en que vuestro espíritu cumpla en el mundo la gran misión a que ha sido destinado y es la oración el arma principal para su lucha.

22. El que sabe orar, es un soldado de Dios, porque su espiritualidad le hace invencible. Sus armas trabajan sin que el mundo se dé cuenta. Su luz ilumina las tinieblas, su poder destruye malas intenciones, su amor siembra la paz. No necesita de medios materiales para llevar su misión hasta el fin, él cumple y actúa como si ya estuviese en espíritu.

23. Le he dado a la humanidad el tiempo necesario para su despertar espiritual y ese tiempo está tocando a su fin. Sólo falta que dé algunos pasos más en los caminos del mundo, y entonces se detendrá para penetrar mansamente al reino del amor.

24. Todavía veréis a un poderoso lanzarse sobre otro poderoso para destruirle y quedarse como señor de la Tierra. No se dan cuenta de que ese poder que buscaron no va a serles concedido, porque están traspasando los límites del libre albedrío.

25. Cuando al fin de la lucha quede uno de pie y quiera lanzar el grito de victoria, contemplará que su reino es de ruinas y cadáveres, que su imperio es de miseria y de muerte, y ese será el fin de las guerras en el mundo.

26. No podrá decir el hombre que en Mí encontró un obstáculo para su ciencia o un enemigo de sus ambiciones y anhelos de grandeza, porque Yo le dejaré ir hasta el fin, hasta el límite, porque ya sabéis que todo lo humano tiene un límite. Él creó un mundo a su idea y él mismo lo destruyó, porque sus cimientos no fueron firmes, ¿de qué podrá culparme? Mas, cuando el dolor sea más intenso y su corazón se horrorice ante el resultado de sus obras, entonces clamará piedad y perdón, porque hasta ese instante el espíritu romperá la cárcel en que ha estado preso, para escaparse en busca de Aquél a quien había olvidado o que si llegaba a recordarle, era para desafiar su poder.

27. El hombre va a conocer mi justicia, no venganza, pueblo, porque si ese sentimiento existiese en Mí y lo desbordase sobre la humanidad, en vez de purificarla la mancharía y mi justicia es para devolver a vuestro espíritu la pureza.

28. Contemplad cómo mientras los hombres preparan su destrucción, Yo todo lo tengo dispuesto para su salvación y su resurrección, aunque para ello tengan que atravesar por un crisol de inmensos sufrimientos necesarios, para fortalecer al espíritu en su arrepentimiento y en su propósito de permanecer fiel a la Ley.

29. A todos salvará mi amor, a todos les daré la oportunidad de retornar a Mí y entonces sabréis que el Todopoderoso y el vencedor absoluto, soy Yo, mas no reinaré sobre vencidos, ni sobre muertos, ni sobre humillados: Mi triunfo será verdadero porque reinaré sobre vencedores.

30. Sois a semejanza de un jardín en cuyos prados cultivados por Mí no he dejado que germine la mala hierba. He dejado que crezcan los arbustos y que broten los botones y se abran las corolas, para que el visitante pueda recrear su mirada y el caminante se refugie de la inclemencia del tiempo y descanse bajo la sombra de estos árboles.

31. A veces vuestra paz se torna en lucha, en inquietudes o zozobra; es cuando el huracán azota los campos y los huertos, sacudiendo los árboles y deshojando las flores. Entonces preguntáis: “¿Qué sentido tienen aquellas pruebas?” Y os digo, que el torbellino hace caer de los árboles los malos frutos y las hojas secas, y arroja fuera del jardín todo lo que no debe existir en su seno.

32. Cuando este jardín florezca y dé sus frutos según mi voluntad, Yo abriré sus puertas e invitaré a los moradores de otras comarcas a penetrar en él, para obsequiarles los frutos que más les agraden para que puedan llevarlos a sus comarcas.

33. Yo bendigo a los árboles que habiendo sido azotados por el vendaval, han sabido ser fuertes, y aunque por un instante sus ramas han quedado desnudas, pronto han vuelto a cubrirse de verdor.

34. Cuando la prueba pasó, contemplasteis maravillados cómo los malos frutos y las hojas secas habían caído de vuestro árbol.

35. Os di la fuerza para resistir la prueba y os di la luz para entender el sentido de esas divinas lecciones.

36. Si os preguntase: ¿Cuáles son esos malos frutos que a veces produce vuestro árbol?, ¿qué me diríais? Al instante me contestaríais que son vuestros hermanos que no trabajan con limpidez, que no se han regenerado, que no me ofrecen nada bueno, mas, Yo os digo, que los malo frutos no son vuestros hermanos, que no es a ellos a quienes arroja el torbellino fuera del jardín. Los malos frutos son los malos hábitos, los malos sentimientos, los errores que se cometen dentro de mi Obra. Y las hojas secas son todas aquellas prácticas innecesarias que aún se acostumbran en el seno de mis discípulos, como cultos exteriores, ritos, simbolismos y formas que pertenecieron a un pasado muy distante, pero que ahora son ya como hojas secas, sin savia, desprendidas del Árbol de la Vida.

37. Si mi Doctrina considerase a uno de vosotros como fruto malo, indigno de estar en el árbol de mi justicia y de mi amor, no sería verdadera, porque no denotaría caridad hacia el que infringe, ni enseñaría amor hacia el necesitado, ni demostraría poder para convertirlo.

38. Vosotros sabéis que no vengo a arrojar a nadie, ni a desconocer a uno solo de mis hijos, pero sí vengo a extraer de su corazón toda impureza y a enseñarle a que arroje de su seno todo el mal que le apartó del verdadero cumplimiento de mi Ley.

39. Si tuviese que rechazar a los imperfectos y acoger tan sólo a los buenos y justos, de cierto os digo, que ninguno de vosotros sería elegido por Mí, porque todos sois imperfectos y no encuentro en vuestro seno a un solo justo.

40. La grandeza de mi Doctrina está en la redención de los pecadores.

41. Sed agradecidos con vuestro Padre, porque Él es el que viene a explicaros su Doctrina, porque la humanidad deforma mis enseñanzas haciendo aparecer lo que es infinitamente justo, como si fuese injusto.

42. Vosotros formáis mi jardín; mi palabra ha sido la que os ha cultivado, pero aún no habéis florecido ni fructificado; y en verdad os digo, que las flores de vuestro huerto se abrirán cuando os comuniquéis de espíritu a Espíritu y los frutos madurarán en vuestro árbol cuando vuestras obras encierren verdad, amor, saber, cuando den vida, sustento y buen sabor.

43. Una vez más os digo, que este Tercer Tiempo en que me habéis oído a través del entendimiento, ha sido tan sólo la etapa de preparación o de cultivo; una manifestación de mi Verbo, de mi Espíritu, pero todavía humanizada y materializada, por lo cual os digo, que no puede ser esta forma la meta de vuestra aspiraciones espirituales.

44. Esta comunicación ha sido el peldaño que os ha hecho escalar un paso más en el sendero, que os está aproximando a la comunicación perfecta.

45. Os hablo frecuentemente de esto, para que al llegar al final de la presente etapa, deis el paso con firmeza dentro del nuevo tiempo. Entonces os convenceréis de que para recibir mi divina Inspiración no es indispensable el portavoz, porque ella descenderá sobre todo espíritu.

46. A través de esa luz recibiréis mis mandatos, sentiréis mi presencia y escucharéis mi voz.

47. En ese tiempo el párvulo se habrá convertido en discípulo, ya no será aquel que llamaba a su Señor, diciéndole: “Padre, ven a mí, dame tu ayuda, levántame”. Entonces será el que se eleve y se acerque a su Padre para decirle: “Maestro amado, Padre mío, aquí me tenéis, estoy dispuesto a escucharos, a recibir de Vos vuestra divina voluntad”.

48. Comprended, pueblo, que lo que os he revelado por medio de estos portavoces, no es, ni puede ser todo lo que Yo tenga que revelar al hombre.

49. Mucho me he derramado por estas bocas, pero ello, con ser grande, no es mi Arcano, no es todo el libro de mi sabiduría. Vuelvo a deciros: Esa fue la preparación, la introducción hacia el tiempo de la espiritualidad.

50. Habéis comenzado a desarrollar vuestros dones, pero el desarrollo más amplio lo tendréis después de que esta palabra haya cesado.

51. Por ahora, dejaos preparar por vuestro Maestro, para que cuando escuchéis la última de mis Cátedras, haya fiesta en mi pueblo y no duelo por dejar de escucharme bajo esta forma.

52. Por vuestro espíritu pasará el recuerdo de aquellos tiempos, en que el pueblo oía la voz de Jehová en el estruendo del rayo y veía su luz en el fulgor de los relámpagos, en que recibió la Ley grabada en una piedra y el pan de Vida Eterna simbolizado en el maná.

53. Vuestra Conciencia os recordará mi presencia en este mundo, cuando hecho hombre vine a habitar con vosotros para poder ser mirado, escuchado y comprendido; para estremecer vuestro espíritu dormido con la maravilla de mis milagros dándoos pruebas de mi amor, y para ser creído os concedí cuanto me pedisteis: Perdones, paciencia, milagros, bendiciones, sangre y vida.

54. Pasará por vuestra memoria el tiempo en que habéis tenido esta comunicación a través de mis intérpretes o portavoces, humanizando mi palabra y poniéndola al alcance de todos para ser comprendida.

55. Entonces lloraréis de tristeza y de gozo. De tristeza al comprender vuestra lentitud para caminar por la senda espiritual y por vuestra dureza que ha hecho siempre que vuestro Padre descendiese hasta vuestra miseria y pequeñez. Vuestro llanto será de gozo al reconocer que a pesar de vuestra lentitud, estáis ya a las puertas del nuevo tiempo en el cual ya no sacrificaréis más a vuestro Padre, en el que ya no le llamaréis, pidiendo con lágrimas que os salve del abismo, porque ya sabréis ir a Él y hablarle y oírle con el espíritu.

56. ¿Por qué ha de haber dolor en el postrer instante de esta comunicación, cuando ese día va a marcar el principio de una etapa de mayor luz y perfección? Yo os he dicho, que quiero que ese día haya fiesta espiritual en mi pueblo.

57. En verdad os digo, que aún reservo para vosotros mayores lecciones que la que hasta ahora os han sido reveladas, mas, ¿cuándo alcanzaréis a analizar y a penetrar en todo cuanto os he enseñado y descubierto en la palabra de los portavoces?; ¿cuándo me diréis que ya habéis comprendido el fondo de esta lección?

58. No temáis, que si en verdad os entregáis al estudio y a la práctica de mi palabra, seréis llevados por Mí hasta el final del camino, recordad que Yo soy la Luz que alumbra vuestra senda.

59. Pueblo: Quiero que reconozcáis la bendita heredad que desde el principio recibisteis de mi caridad. Señalados estáis desde entonces para que en el Tercer Tiempo, dieseis testimonio de mi verdad. Mi luz os ha seguido por todos los caminos de vuestro largo peregrinaje.

60. Estabais preparados para que en el instante de recibir este Mensaje pudieseis reconocerme y la duda no os apartase del Maestro. Por eso a veces, cuando meditáis, os sorprendéis de haberos podido liberar de muchos lazos que os ataban. No podéis arrepentiros del paso que habéis dado, porque habéis visto la claridad de mi Obra y la bondad de mi Doctrina, todos sabéis bien el camino que seguís y lo que estáis haciendo, no hay misterios en mis revelaciones ni tinieblas en mi palabra.

61. La claridad y la amplitud de mis enseñanzas harán que vuestro espíritu poco a poco, vaya manifestando lo que le he confiado y vaya desarrollando los dones que por mucho tiempo había ocultado. Estabais dormidos y así lo reconocéis ahora que habéis contemplado mi luz. No he venido a sorprenderos, sois vosotros los que os habéis sorprendido; Yo no he sido un misterio para mis hijos, en cambio vosotros encerráis aún muchos misterios, por eso he venido en vuestra ayuda, para que conozcáis plenamente la verdad.

62. Dadme vuestra gratitud por encontraros de nuevo en el camino; pero no os conforméis con ello, pensad que os he ofrecido el sendero para que vengáis por él hasta Mí. Sois discípulos de una Doctrina espiritual, cuya meta aún miráis distante, pero mi amor os acompaña, mi palabra os alienta y mi caridad os fortalece para que no haya desmayo en vosotros, porque recogeréis vuestra cosecha cuando lleguéis a la cúspide de la espiritualidad.

63. Ya está mi palabra iluminando la Tierra, ha llegado exactamente en el tiempo anunciado y aunque son pocos los testigos de este Mensaje, si les comparáis en número con la humanidad, días vendrán en que mi palabra resonará en todo vuestro mundo. Ahora os habéis concretado a escucharme, mas, cuando haya cesado mi manifestación, surgirán entre vosotros los discípulos estudiosos de mi Doctrina y celosos de su esencia, los que harán brotar del fondo de esta Obra, en forma definida y clara, las obras de amor que convenzan a la humanidad.

64. Hoy veo a muchos confusos todavía, mezclando a mi enseñanza ritos y tradiciones que a ella no pertenecen y será después de vuestro análisis y de vuestro estudio, cuando venga la depuración y la verdad a vuestro culto y a vuestras prácticas y por consecuencia, la unidad espiritual del pueblo.

65. Ya creéis comprender la responsabilidad que tenéis y creéis abarcar la grandeza de esta Obra; sin embargo, os digo, que esa comprensión la tendréis después de este tiempo de enseñanzas y después de que hayáis meditado en lo que oísteis.

66. Todo lo encontraréis dicho en mi palabra, en ningún punto la hallaréis confusa o sin definir; pero tendréis que consagrar un tiempo a la meditación de este Mensaje para que podáis ofrecer a la humanidad una Buena Nueva de luz radiante, de paz y verdadero consuelo. Esta es la misión a que habéis sido destinado, oh, pueblo testigo de esta revelación, por eso he venido a pediros cuenta de esa deuda contraída tiempo ha con vuestro Padre.

Orad, velad y preparaos para que podáis transmitir mi palabra en toda su pureza; en verdad os digo, que si así la entregáis, ella triunfará porque puede resistir todos los juicios, combates y análisis, pero los que la den a conocer deberán testificar con sus obras para que puedan resistir los juicios y las pruebas a que sean sometidos; esto lo lograréis aplicando mi palabra a vuestra vida, sin fanatismos ni mistificaciones.

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