Enseñanza 274

1. Bienvenidos seáis, peregrinos de todas las Eras que en este día de gracia hacéis un alto en vuestro camino para escuchar mi palabra y sentaros a mi mesa espiritualmente.

2. Le doy sosiego y calma a vuestro corazón para que me escuchéis, porque en verdad os digo: Mi palabra es el camino que conduce a la paz y a la bienandanza.

3. Pero no vengáis a buscarme tan sólo por pedirme lo que atañe a la materia, ciertamente tengo el bálsamo para cualquiera de los males que os aquejan y poseo las llaves que abren las puertas del trabajo; pero además de eso, traigo un caudal infinito de bienes para el espíritu, un torrente de sabiduría, un manantial inagotable de deleites espirituales.

4. Yo sé que el sentido de esta enseñanza sorprende a muchos cuando la escuchan por primera vez, y es porque mi Doctrina habla a vuestro espíritu, a él busca y a él se dirige, para ofrecerle un Reino más allá de este mundo, diciéndole cuál es el camino que conduce a aquella morada prometida. Mas el hombre que vive para sí, que ama sólo lo suyo, que piensa en sí mismo y que todo lo espera del mundo, cuando oye hablar de renunciación, de paciencia, de sacrificio, de desinterés y caridad, se pregunta: “¿Si todo lo doy, a mí quién me da? Si poseo tan poco en esta vida, ¿por qué he de renunciar a ello?”

5. Yo les perdono porque no podrían pensar de otra manera, su egoísmo proviene de la ignorancia. Pero cuando me escuchen más de una vez y un destello de la luz que existe en mi palabra llega a iluminar a su espíritu, éste despierta como de un largo sueño preguntándose extrañado y confuso: “¿En dónde estoy, quién me ha hablado?”

6. Mi palabra, en tanto, sigue tocando sin cesar a aquel espíritu y tocando dulcemente las fibras de aquel corazón, hasta que al fin, el dolor del espíritu, acumulado por mucho tiempo dentro de aquel ser, rompe su dique y se desborda en llanto, que es confesión, despertar a la fe, resurrección espiritual y principio de elevación hacia la luz, la verdad y lo eterno.

7. No es este el caso de todos; pero aquéllos que llegaron ante la manifestación de mi palabra trayendo en su corazón el egoísmo, el amor a la materia, el orgullo y los argumentos para negar mi Doctrina espiritual, al escuchar mi lección de este día, recordaron al instante el día en que llegaron llenos de tinieblas y contemplaron luego una luz que nunca habían pensado que existiera.

8. Muchos de ellos son ahora de mis más fieles y abnegados labriegos.

9. Mi palabra es un torrente de amor que purificará a los hombres preparándolos para una vida mejor.

10. Asombraos, os estoy dando mi enseñanza que viene a salvar a los pecadores, a través de labios pecadores también.

11. Mi plan de Redención Universal no podéis abarcarlo, mas os doy a conocer una parte de él, con el fin de que toméis parte en mi Obra.

12. Sólo Yo sé la trascendencia del instante en que vive el mundo, ningún humano alcanza a comprender la realidad de esta hora. La humanidad desde sus principios, ha ido acumulando mancha tras mancha hasta nublar sus sentimientos y su espíritu, creando para sí una vida enferma, agitada y triste. Mas la hora de la purificación ha sonado.

13. Vosotros que habéis escuchado esta divina Palabra, tenéis una idea de lo que acontece en este tiempo y procuraréis orar, eximiros de hacer el mal y en cambio hacer algún bien; pero no toda la humanidad conoce el significado de los acontecimientos de este tiempo y por eso existe confusión entre los hombres, la desesperación, la amargura, el odio, las ambiciones desenfrenadas, el vicio, el crimen y todas las bajas pasiones.

14. El mundo necesita mi palabra, los pueblos y naciones necesitan mis Cátedras de amor; el gobernante, el científico, el juez, el que guía espíritus, el que enseña, todos necesitan de la luz de mi verdad, y es precisamente a lo que he venido en este tiempo, a iluminar al hombre en su espíritu, en su corazón y en su entendimiento.

15. ¿No os sentiríais satisfechos si sirvieseis de precursores a mi Espíritu, para preparar mi llegada a los corazones, a los pueblos y naciones de la Tierra? Y si anheláis abrir brechas y preparar sendas, ¿qué ejemplos y pruebas vais a dar?

16. No apartéis de vuestra mente que mi Obra es perfecta, eterna, poderosa, clara, luminosa.

17. Pequeños discípulos: Vosotros no sabéis cómo me aman en las moradas superiores los espíritus, seres que son vuestros hermanos. Si supieseis cómo me aman, cómo me sirven y obedecen, sentiríais muy profundo pesar por vuestro comportamiento para con vuestro Padre, y os apresuraríais a formar en vuestro corazón un Santuario para ofrecerlo a Quién os ama con amor perfecto.

18. Dejad que mi amor sea en vuestro corazón para hacerlo sensible al dolor de la humanidad. Es menester que conozcáis la piedad para que podáis practicar el perdón y derramar consuelo en los que sufren.

19. Dejad que mi palabra estremezca vuestro corazón para que él pueda latir de amor por sus Semejantes.

20. Guardad bien mis lecciones, porque son las mismas que os servirán de armas en la lucha, cuando tengáis que convertiros en los verdaderos sembradores de mi Verdad.

21. Venid, que estoy dando consuelo a los que lloran, y vosotros lloráis, unos externando su llanto, otros interiormente, sin sollozos.

22. Vengo a recoger vuestros dolores y a tomarlos en paz, Yo que soy el Único que penetra al fondo del espíritu. Vengo por vuestra carga, por esa carga con la que no podéis ya.

23. ¡Oh, espíritus encarnados en los hombres! No habéis venido a la Tierra para que os venzan los dolores, los problemas, las pruebas, habéis venido para vencer en las vicisitudes y adversidades.

24. Ya no lloréis ni durmáis. El espíritu de la humanidad está en lucha con todos, con pruebas, con dolores, con pasiones.

25. Habéis venido a conocer de todos los sinsabores de la vida, así lo quisisteis, pero vuestra fe, vuestra voluntad y esfuerzo pueden elevaros sobre la materia y el dolor.

26. ¿No comprendéis mi palabra? ¡Es tan sencilla! Mas, estáis revestidos de materia y no llegáis muchas veces al fondo de su sentido, porque no la analizáis. Llegará un día en que vuestro espíritu, ya sin envoltura, repase con deleite mis frases y comprenda mis enseñanzas, y de ese recuerdo brote un torrente de luz para vuestro camino; pero lamentaréis no haber logrado penetrar en mi enseñanza cuando pasasteis por la Tierra, donde tanta falta os hacía un báculo o apoyo espiritual.

27. Grabad mis enseñanzas cuanto podáis, porque si se van de vuestra memoria, si huyen de vuestro corazón, si las dejáis olvidadas y abandonadas, después las buscaréis y no las encontraréis. Es como si teniendo una fuente, la abandonaseis y cuando la sed os abrazase y fueseis en su busca, os encontrareis con que el agua se ha evaporado.

28. Si queréis saber cómo cruzar por esta vida sin sed y sin fatiga y si queréis alumbraros cuando estéis en espíritu, si deseáis evitar el dolor de la turbación, tomad mi enseñanza, dejad que se grabe indeleblemente en vuestro ser y haced de ella la Ley y la norma de vuestra vida.

29. Si Yo os llamara hoy a cuentas, ¿qué haríais?, ¿qué presentaríais para provecho de vuestro espíritu?

30. Si vuestra Conciencia os dice que no habéis amado, ya que ésa es la Ley, ¿creéis estar dispuestos a pasar del estado humano al espiritual? Cuántos espíritus que vagan en el espacio, quisieran hacerse oír de los hombres, para decirles: “No perdáis vuestro tiempo como yo lo perdí”.

31. En verdad os digo que si estudiáis cada frase mía, iluminaríais el camino de vuestra vida, porque cada una de ellas encierra esencia, sabiduría, eternidad.

32. El que entiende mi palabra, llega a saber a lo que ha venido al mundo, sabe de dónde procede y a dónde tendrá que volver.

33. El que se satura de esta esencia, nunca vuelve a decir que este mundo es sólo de dolor, de lágrimas y amarguras, porque sabe sobreponer al dolor, su fe y su amor.

34. Este mundo en el que tanto ha sufrido y llorado el hombre, esta morada de la cual muchos quisieran huir, de cierto os digo, que Yo la destiné para que la llenaseis de amor, mas si os preguntase a todos en esta hora cuánto habéis sembrado de amor en él, ¿qué responderíais?

35. Quiero que me digáis si habéis entendido a Cristo. Aquél que un día os dijo: “Amaos los unos a los otros”, ved que os hago esta pregunta después de muchos siglos de incansable enseñanza.

36. Por eso os digo a cada paso, que aprendáis a escucharme, que aprendáis a hacer el silencio cuando el Verbo habla, para que la Semilla divina germine y florezca en vuestro corazón.

37. Yo he tenido infinita paciencia para esperar a que escuchéis mi voz, ¿por qué vosotros no tenéis un poco de paciencia cuando estáis bajo una prueba? Yo os digo, que aquél que no tuviese paciencia la aprenderá en este tiempo de restitución, éste también es maestro, aunque por instantes enseña con dureza; ¿por qué no aprender mejor del Divino Maestro que sólo enseña con amor?

38. No es igual el tiempo para el materialista que para el espiritualizado, sobre uno actúa como justicia, sobre otro como bendición, mas, la luz de los siglos ha pasado siempre sobre los hombres, acariciando a unos y despertando a todos.

39. ¿Cuándo dejaréis que se manifieste esa luz a través de vuestro espíritu? ¿Cuándo encontraré al hombre libre de cadenas y dispuesto a volar hacia Mí?

40. Hay todavía muchos viajeros extraviados, muchos seres perdidos entre tinieblas de ignorancia, porque son más carne que espíritu, más mentira que verdad.

41. En ellos el vencedor es la materia y el vencido es el espíritu; es a estos perdidos a quienes vengo a invitar a la fiesta del espíritu, al banquete de amor, donde mi mesa celestial espera a todos para librarlos de tanta amargura y de tanta soledad.

42. Les daré mis manjares, panes, frutos, vino y miel, los cuales, trasladados al sentido real, son la ternura, el consuelo, la paz, la salud y el saber.

43. La oración que en silencio eleváis es un verdadero himno espiritual, sus notas vienen a fundirse con las de los justos y las de los ángeles.

44. Traéis ante mi presencia la carga de vuestras culpas; me presentáis toda vuestra vida, mas os digo: Existen en lo recóndito de vuestro ser, penas y restituciones que vosotros ignoráis y que sólo Yo conozco; pero no importa que no me habléis de todo ello ni me pidáis por todo lo que de vuestro pasado ignoráis. Yo estoy en todo y nada escapa a mi caridad, como nada escapa a mi justicia.

45. Sentid mi amor paternal, y dejad que en él se disipen las tinieblas, las penas, las lágrimas. Fortaleceos en Mí, recobrad la salud y la paz, volved fuertes al camino de la lucha.

46. Esta es la palabra que buscáis, la que vierte consuelo, la que os reanima e inunda de esperanza. ¿Por qué me seguís a pesar de las pruebas? ¿Por qué no arrojáis de vuestros hombros la cruz? Porque en la esencia de mi palabra encontráis una absoluta comprensión a todas vuestras aflicciones.

47. Israel, llamo al pueblo a quien estoy congregando en torno a mi nueva Revelación, porque nadie mejor que Yo sabe qué espíritu mora en cada uno de los llamados de este Tercer Tiempo.

48. Israel tiene un significado espiritual y ese nombre os lo doy a vosotros, para que tengáis presente que formáis parte del pueblo de Dios, porque Israel no representa ningún pueblo de la Tierra, sino a un mundo de espíritus.

49. Ese nombre surgirá de nuevo en la Tierra, pero libre de equivocaciones, en su verdadera esencia que es espiritual.

50. Vosotros necesitáis conocer el origen y el sentido de ese nombre, necesitáis que vuestra fe en que sois hijos de ese pueblo sea absoluta, y necesitáis tener pleno conocimiento de Quién y por qué habéis recibido esa denominación, para que podáis hacer frente a los ataques que mañana recibáis de quienes dan otro sentido al nombre de Israel.

51. Sois el pueblo espiritual que comprenderá verdaderamente el misterio de la escala que Jacob contempló con los ojos del espíritu a través de un sueño. Os veo capaces ya de comprender muchas lecciones y he venido a reuniros para revelároslas.

52. La capacidad para entender proviene de la evolución, del desarrollo y la experiencia acumulados.

53. En verdad os digo, que antes que los mundos fuesen hechos y antes de que el hombre apareciese en la Tierra, ya existía vuestro espíritu. Fueron para él épocas de inocencia, toda una vida en aquellas mansiones de preparación, tiempos en que el espíritu fue instruido para habitar la Tierra, encarnándose en el hombre.

54. Vuestra mente no recibe las impresiones o los recuerdos del pasado de vuestro espíritu, porque la materia es como un velo espeso que no alcanza a penetrar en la vida del espíritu. ¿Qué cerebro podría recibir las imágenes e impresiones que el espíritu ha recogido en el trayecto de su pasado? ¿Qué inteligencia podría coordinar con ideas humanas lo que le es incomprensible?

55. Por todo esto no os he permitido hasta ahora saber quiénes sois espiritualmente ni cuál ha sido vuestro pasado.

56. ¿Podríais entonces saber de qué manera estoy formando al pueblo de Israel? No, Yo sólo os he revelado lo que debéis saber por ahora y hasta dónde podéis comprender; así os he dicho, que sois hijos del pueblo de Israel, que pertenecéis a él por el espíritu y no por la carne, que vuestra misión es multiplicaros hasta el infinito, invitando a todos a penetrar en el seno de este pueblo y que vuestro destino es llevar la luz por doquiera de los mundos.

57. En el Primer Tiempo di a un hombre el nombre de Israel, fue a Jacob, para que fuese el tronco de un pueblo que sería también llamado de la misma manera. Ese nombre fue espiritual, para que aquel pueblo quedase en la historia de la humanidad como un libro abierto ante el espíritu.

58. Aquel pueblo escuchó mi voz, manifestó dones inherentes al espíritu; recibió mi Ley por conducto de Moisés, fue sometido a pruebas muy grandes. No tuvo otra misión en la Tierra que la de manifestar delante de los pueblos gentiles, la existencia y la Ley del Dios viviente y verdadero.

59. Los patriarcas, los profetas, los videntes, los que conducían, los legisladores, los jueces y los reyes, fueron mis emisarios, fueron mis portavoces, mis siervos e instrumentos para manifestarme ya en amor, ya en enseñanzas, ya en justicia. A través de ellos di pruebas de mi poder a otros pueblos.

60. Ahora que han pasado muchos siglos, y que el esplendor de aquel pueblo, así como su juicio han quedado distantes, no despreciéis su historia porque trasladándola del sentido humano al sentido espiritual, podréis obtener infinitas lecciones y ejemplos, con lo que acabaréis por comprender que aquel Israel, es el símbolo, el sentido figurado, la parábola, y que el nuevo Israel que estoy formando, significa la realidad en su sentido espiritual.

61. Mirad en aquel tiempo, cuando Israel, después de lograr su liberación en el Egipto y de haber conquistado con su fe y su perseverancia la tierra prometida, fundó con sus hijos su ciudad principal y le dio por nombre Jerusalén, allí levantó un templo en honor a Jehová, el cual fue como antorcha de fe para los corazones.

62. ¿Quién le hubiera dicho a aquel pueblo que daba gracias al Padre por haberle concedido reposar en tierra de promisión, que en aquella ciudad que llamaba santa, habían de llevar al cadalso al Mesías?

63. Vosotros, que sois el nuevo pueblo que está luchando por librarse del poder del faraón, que es la materialidad, la ignorancia, el fanatismo, la idolatría, comenzáis la gran travesía del desierto, mas, cuando ya sentíais temor a la soledad, al hambre y a los peligros, visteis de pronto que una nube descendía sobre el monte y que de la nube se desprendía un rayo de Luz divina, el cual, al llegar a vuestro entendimiento, se convertía en verbo, en palabra que es sabiduría.

64. Es esta palabra la Ley de Dios, la Ley perfecta del amor, de la justicia y de la paz, es asimismo el nuevo maná que os sustenta y que os permitirá llegar hasta la Nueva Jerusalén.

65. Esa Ciudad no está ya en esta Tierra, no es de este mundo: Esa Ciudad existe en lo espiritual, mas, cuando estéis habitándola por siempre y entre vosotros llegue cual Mesías, ya no me coronaréis de espinas, ni me daréis vinagre, ni me clavaréis en una cruz. Llegaré entre vosotros como en aquel día en que las multitudes cubrían con sus manos el suelo, cantaban himnos y agitaban palmas; y me recibiréis en vuestro corazón, celebrando la entrada triunfal del Maestro en Jerusalén.

66. Cuando esto sea, ya no volveré a partir de vuestro seno.

67. ¿Comprenderéis el sentido divino de estas revelaciones y el sentido humano que les habíais dado?

68. Ahora estoy de paso entre vosotros, como lo estuve también en aquel tiempo, ya se aproxima el instante en que deje de hablaros, y la humanidad no ha sentido mi presencia.

69. Desde este monte, desde donde os envío mi palabra y os contemplo, tendré que exclamar en la víspera de mi partida: “¡Humanidad, humanidad, que no habéis sabido a Quién habéis tenido con vosotros!” Como en el Segundo Tiempo, estando próxima mi muerte, contemplaba desde un monte la ciudad y entre lágrimas exclame: “¡Jerusalén, Jerusalén, que no sabéis el bien que habéis tenido!” No era el mundo por el que lloraba, era por el espíritu de la humanidad que aún se encontraba sin luz y que aún habría de llorar mucho para alcanzar la verdad

70. Si todo aquello que poseyó el pueblo en el Primer Tiempo, no hubiese sido tan sólo un símbolo, mi justicia omnipotente hubiese conservado intacta aquella ciudad con su templo y sus tradiciones; mas todo fue destruido para que sólo quedase brillando la Ley en las Conciencias y comprendiesen todos que verdaderamente el Reino del espíritu no es de este mundo.

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