Enseñanza 271
1. Yo os bendigo, pueblo, en vos bendigo a las futuras generaciones.
2. Contemplo que os habéis contaminado de los males del mundo, que como todos los seres débiles también habéis enfermado, pero vengo a purificaros porque os aguarda una grande, noble y delicada misión espiritual que cumplir.
3. En mi palabra os he nombrado “Israel”, y cuando habéis escuchado ese nombre os habéis estremecido bajo el peso de una responsabilidad que nunca habíais imaginado poseer.
4. Ese nombre os hizo despertar y desde entonces dejasteis de alimentaros de satisfacciones frívolas, superfluas o malas, para sustentar el corazón y al espíritu con manjares sustanciosos, sanos, limpios.
5. Las bajas pasiones las vais cambiando por verdadero amor, los insanos placeres los vais dejando por las satisfacciones espirituales, y todo esto, que es regeneración y purificación, le ha dado sensibilidad a vuestro corazón y ha permitido que las potencias dormidas del espíritu comiencen a manifestarse en vuestra vida.
6. Cuando mi palabra ha llegado a vuestro entendimiento, como rayo de Sol cuando ilumina una estancia, habéis concluido por confesar que sólo con amor hacia el Padre y hacia vuestros hermanos, podrá alimentarse vuestro espíritu.
7. Así es como se va haciendo la luz en este pueblo destinado a iniciar la Era de la Espiritualidad, por eso os digo, que una vez ganada esta batalla sobre vosotros mismos, ya no descendáis, ya no retrocedáis un solo paso.
8. Cuando comencéis a dejar de sentir vuestros propios dolores para sentir los sufrimientos ajenos, estaréis dando un nuevo paso en el camino de mi Doctrina.
9. Estos son los tiempos anunciados por los profetas a la humanidad, en que el dolor llegará a ser muy acerbo para luego desaparecer y lentamente tornarse en paz.
10. La humanidad en su mayoría ignora mi llegada y mi presencia como Espíritu de Consolación, pero dentro de su ser presiente algo y me espera.
11. Este pueblo va a dar a los hombres la certeza de mi nueva manifestación. Esa es la razón por la cual estoy derramando sobre vuestro espíritu mi luz.
12. No más titubeos, pueblo, no más dudas ni desobediencias. Dejad que la fe y la confianza se enseñoreen de todo vuestro ser.
13. No huyáis de las pruebas de la vida, porque ellas son lecciones que debéis aprender. Sabed que habéis sido enviados en este tiempo para acrisolar vuestro espíritu en el desempeño de una misión elevada, noble y digna.
14. No dejéis para más tarde vuestro cumplimiento, pretextando que hoy tenéis muchos obstáculos para seguirme, que mejor vais a esperar que el Sol de mañana ilumine plenamente vuestro sendero para levantaros a la lucha.
15. Mirad cómo la Luz del Espíritu Divino cae incesantemente sobre vuestro espíritu para no dejaros caer o dormir.
16. A veces os sorprendo en el silencio de vuestras meditaciones preguntándoos: “¿Por qué tan grandes deberes para con la humanidad?” Y os digo: Que vuestra pregunta proviene de que ignoráis vuestro pasado espiritual, y por lo tanto, las deudas que tenéis contraídas con vuestros hermanos.
17. Cuando la certeza de vuestra responsabilidad para con los pueblos de la Tierra sea absoluta, tomaréis con gran amor vuestra cruz y empezaréis a escalar serenamente la montaña de vuestra elevación espiritual.
18. De vuestra memoria podrá borrarse el pasado, de vuestro espíritu irán quedando distantes las existencias anteriores, pero el Libro de la Vida donde queda todo anotado por Dios, nada queda en el pasado, nada se borra ni se olvida, ahí todo está presente y vivo eternamente.
19. Así es la justicia del Padre; perfecta, amorosa.
20. Cuando el hombre se pierde y se hunde en el cieno del mundo, derramo en él mi caridad y salvo al espíritu. Cuando creéis que vuestras obras en la Tierra os han perdido irremisiblemente para la Vida Eterna, el Divino Juez os da una ocasión para reparar vuestros yerros, alcanzando así la salvación por el esfuerzo, la voluntad y la perseverancia en el bien.
21. Ahora tenéis esa bendita oportunidad, podéis meditar en todo esto y esforzaros por dar cumplimiento a vuestra misión, para que cuando retornéis a aquel Valle de donde parten los espíritus para habitar el Mundo material, lleguéis sin cargos y misiones incumplidas y en cambio podáis experimentar el goce verdadero de haber triunfado sobre la pequeñez y la rudeza de la envoltura en que vivisteis.
22. Vuestro espíritu está despierto como nunca, por ello os digo, que de los pasos que deis en este tiempo, seréis responsables, ya que el lapso en que os he entregado mis enseñanzas fue muy extenso y muy amplia la palabra en la que os di mis lecciones.
23. No olvidéis que en los instantes más solemnes y en las horas de mayor trascendencia, es cuando la tentación os acecha más, cuando el corazón se debilita y el ánimo decae, cuando surgen las dudas, las incertidumbres y las indecisiones.
24. Inspiraos en la pureza de mi Obra, preguntaos: “¿Qué es lo que más puede agradar a vuestro Padre, qué es lo que estáis haciendo bien y lo qué estáis haciendo mal?”
25. Escudriñad vuestras propias obras antes de juzgar las ajenas y veréis surgir infinidad de imperfecciones que habían pasado inadvertidas ante vuestros ojos por falta de estudio y de amor.
26. Arrojaréis de vuestro seno todo lo que sea fanatismo, idolatría, superstición, materialidad y prácticas superfluas e inútiles. Será como si limpiaseis de mala hierba la tierra para luego sembrarla de hermoso trigo.
27. Aprovechad el tiempo que aún tenéis para escuchar mi enseñanza, para que ella os llene de luz y de gracia, para que deis el paso firme hacia la espiritualidad, paso que no habéis dado porque habéis continuado dentro de un culto lleno de materialismo y de errores.
28. Hasta ahora os ha faltado fe para renunciar a vuestras formas, ritos y símbolos y buscarme espiritualmente en el infinito. Os ha faltado valor para ser Espiritualistas y habéis ideado una forma de aparentar espiritualidad, ocultando tras de ella vuestra materialidad y vuestros errores.
29. No os quiero hipócritas, sino sinceros y amantes de la verdad; por eso os hablo con suma claridad, para que depuréis vuestra vida y mostréis al mundo la verdad de esta Obra. ¿Os decís Espiritualistas? Pues sedlo verdaderamente. No habléis de mi Doctrina mientras hagáis todo lo contrario, porque sólo confundiréis con vuestras obras a la humanidad.
30. Ante todo tened conocimiento de lo que es mi Obra, de lo que significa mi Ley, de cuál es vuestra misión y cómo debéis desempeñarla, para que si en vuestra senda no tenéis un guía digno de conducir vuestros pasos, os guiéis por la Conciencia y por el conocimiento que en mi Doctrina hayáis adquirido. Así no podréis hacer responsable a nadie de algún tropiezo o de algún error.
31. También os digo, que si aquél que va con sus consejos guiando vuestros pasos espirituales, camina de acuerdo con mi Ley, lo sigáis fielmente, porque se ha hecho digno de vuestra confianza.
32. Cuando llegue la hora de pedir cuentas a este pueblo, mi voz llegará con la misma justicia a cada espíritu, puesto que mi palabra fue escuchada por todos en la misma forma. Allí nadie dirá: “Señor, reclámales a quienes sepan más y perdona a los que sólo hicimos lo que nos mandaron”.
33. ¿Creéis que ante el mal ejemplo de un padre en la Tierra, vicioso o malvado, el hijo comete un error en no seguirlo en su manera de ser?, o ¿creéis que el hijo está obligado a seguir los pasos de sus padres?
34. En verdad os digo, debe ser la Conciencia y la razón las que os guíen por el sendero recto.
35. Mas no porque os apartéis del mal camino que os habían trazado los que tienen el deber de conduciros por la vida, vais a desconocerlos o a dejar de amarles, por el contrario, desde el sitio en donde encontréis salvación, haréis cuanto esté de vuestra parte por ayudar a quienes se hayan apartado de la ruta, es decir, que vuestra caridad y vuestro amor nunca deberán sufrir variación.
36. Tratad de compenetraros de mi palabra, discípulos amados, para que no tengáis que sufrir indecisiones cuando las pruebas os sorprendan.
37. El materialismo, como inmenso obstáculo se interpone en el camino de la evolución del espíritu; ante esa muralla se ha detenido la humanidad.
38. Os encontráis en un mundo en el que el hombre ha logrado desarrollar su entendimiento, aplicado a la ciencia material, pero su razonamiento sobre la existencia de lo espiritual, todavía es torpe, su conocimiento sobre todo aquello que no es exclusivo de la materia, se encuentra atrasado.
39. Este siglo que vivís, presenta dos fases: Uno, la evolución de la mente y otro el estancamiento del espíritu.
40. Verdaderamente la Luz divina irradia sobre los entendimientos y por eso se desprende de ellos mi gran inspiración cuyos frutos asombran a la humanidad. Es que la mente busca la libertad y expansión.
Se profundiza el hombre en el estudio de la Naturaleza; escudriña, descubre, se recrea, se asombra, pero nunca titubea. Mas, cuando ha surgido en él la idea de esclarecer lo relativo a lo espiritual, de la verdad que hay más allá de la materia que conoce, entonces se encuentra temeroso, siente miedo de penetrar en lo desconocido, en lo que cree prohibido, en lo que pertenece tan sólo a seres elevados y dignos de investigar en los arcanos de Dios.
41. Ahí se ha mostrado débil y torpe, incapaz de vencer con voluntad los prejuicios que lo agobian. Ahí se ha visto que es esclavo de torcidas interpretaciones.
42. Nunca será completo el desarrollo de la inteligencia humana mientras ésta no se desenvuelva en el plano espiritual. Ved cuán grande es el retraso de vuestro espíritu, porque os habéis consagrado al conocimiento de la vida terrestre.
43. El hombre es esclavo de la voluntad de otros, víctima de anatemas, de condenas y amenazas. Mas, ¿qué se ha logrado con ello? Que abandone todos sus anhelos por comprender y alcanzar el más elevado conocimiento que el hombre debe poseer, impedirse a sí mismo el poder llegar a esclarecer lo que absurdamente ha considerado siempre un misterio: La vida espiritual.
44. ¿Creéis que eternamente va a ser un enigma para el hombre en la Tierra, la vida del espíritu? Si así pensáis os encontraréis en un error muy grande.
De cierto os digo, que mientras no conozcáis vuestro origen e ignoréis todo lo que al espíritu se relaciona, con todo el adelanto de vuestras ciencias, no pasaréis de ser criaturas que habitan en un mundo pequeño entre plantas y animales, os seguiréis hostilizando por medio de vuestras guerras y sobre vuestra vida seguirá imperando el dolor.
45. Si no descubrís lo que en vuestro ser lleváis, ni descubrís en vuestros Semejantes al hermano espiritual que en cada uno habita, ¿vais a poder amaros verdaderamente? No, humanidad, aunque digáis que me conocéis y me seguís, si tomáis superficialmente mi Doctrina, vuestra fe, vuestro conocimiento y vuestro amor serán falsos.
46. Hoy desciende mi luz en forma vibrante e inspiradora a todo entendimiento; al manifestarme en palabra humana a través de estos portavoces se ha convertido en mi Doctrina para el que la ha escuchado, mas como toda ella tiende a la elevación de vuestro espíritu, la he llamado, Espiritualismo. Pero nunca os detengáis en nombres o definiciones, lo importante de mi Doctrina es la esencia y la verdad que encierra.
47. Tiempo propicio es este en que la luz de mi palabra, la moral superior y la sabiduría de la espiritualidad, vienen a desbordarse sobre los corazones, como una lluvia fresca y benéfica después de la larga sequía del desierto que habéis cruzado.
48. Esta Doctrina es perfecta, como perfecta fue mi palabra expresada en el Segundo Tiempo y como cada una de mis inspiraciones; la perfección no es posible que la haya en los entendimientos a través de los cuales brotó, ella procede del Espíritu Divino que la inspiró.
49. Esta enseñanza es sencilla como todo lo puro, lo divino, y por lo tanto, fácil de comprenderse. Mas para que la pongáis en práctica a veces os parecerá difícil, las labores del espíritu requieren esfuerzo, renunciación o sacrificio por parte de vuestro cuerpo y cuando carecéis de educación o de disciplina espiritual, tenéis que sufrir.
50. Desde el principio de los tiempos ha existido la lucha entre el espíritu y la materia, al tratar de comprender qué es lo justo, lo lícito y lo bueno, para hacer una vida ajustada a la Ley presentada por Dios. En medio de esa lucha os parece como si un poder extraño y malévolo os indujese a cada paso a alejarse de la batalla, invitándoos a continuar por la senda de la materialidad, en uso de vuestro libre albedrío. Yo os digo, que no hay más tentación que la fragilidad de vuestra materia: Sensible a cuanto le rodea, débil para ceder, fácil para caer y entregarse, mas quien ha logrado dominar los impulsos, pasiones y debilidades de la materia, ese ha vencido la tentación que en sí mismo lleva.
51. ¿Qué de nuevo viene a enseñar el Espiritualismo, si ya la Doctrina de Amor dada por Cristo en el Segundo Tiempo os mostró el camino a seguir? He venido a haceros entender aquella palabra y a explicárosla con mayor amplitud y enseñaros a practicarla espiritualmente.
52. La Doctrina de Jesús fue perfecta, ya que os fue revelada por el Verbo hecho hombre, en el cual se ocultó Dios. Aquel Verbo que en Jesús habló al mundo es el mismo que os habla ahora en Espíritu y que ha venido a deciros que aquella enseñanza, aquellas obras y ejemplos que legué cuando habité entre vosotros, las sepáis aplicar a vuestra vida, que no porque os consideréis muy evolucionados y viviendo en una época muy distante de aquella, creáis que mi palabra está fuera de época. En el Espiritualismo podréis hallar la forma de aplicar mi Doctrina y mis ejemplos a la Era que vivís y a la evolución que tenéis.
53. La palabra de hoy difiere de la de Jesús en el Segundo Tiempo, porque es dada a través de portavoces humanos y de que estos entendimientos son limitados en sus concepciones, pero la esencia de la palabra salida de sus labios es perfecta.
54. Nadie quiera ver en las materias humanas de las cuales me sirvo, la presencia de lo divino, ni en su voz humana la voz de Dios. Dios no tiene forma, ni tampoco expresión de voz humana como vosotros. Así, el que escucha mi palabra, no va a encontrar a Dios en la expresión exterior de la palabra humana, sino en su esencia. Esto es lo que he venido manifestando en todos los recintos.
55. Nuevamente el Maestro es con sus discípulos para recordarles aquella divina enseñanza que cual mensaje de amor y de paz traje a la humanidad en el Segundo Tiempo.
56. He vuelto porque estas generaciones presentes no han tomado mi palabra como norma y Ley de su vida, y es necesario enseñarles el camino con nuevas lecciones que les aclaren lo que no habían comprendido.
57. Caprichosamente marcha el hombre sujeto a los impulsos de su libre albedrío, ajeno a muchas realidades de la vida.
58. Ya no era tiempo de que existiese reinados en la Tierra, ni pueblos fuertes que humillasen a los débiles, y sin embargo existen, como una prueba de que aún prevalecen en el hombre las tendencias primitivas de despojar al débil usando la fuerza y de conquistar por medio de la violencia.
59. Ciertamente coloqué al hombre en la Tierra para que en ella se enseñorease y reinase, para que reinase sobre un mundo de paz, de comprensión y armonía, en el que fuese un príncipe obediente y fiel al Rey, que es su Creador.
60. Es otro el reinado que los hombres han formado en la Tierra, reinado de falsa grandeza, de vanidades, de falsos esplendores. Por eso no tiene el mundo entre sus más grandes riquezas los tesoros espirituales como son la paz, la sabiduría y la elevación espiritual.
61. La humanidad anhela un poco de paz, pero nunca la busca por los medios que existen para llegar a ella, como son el razonamiento, el perdón, la caridad, la reconciliación, el amor.
62. Ahora Yo os anuncio una lucha grande, intensa, entre los que busquen el establecimiento del reinado de la paz y aquéllos que pugnan por defender o aumentar el poder de su reinado terrestre.
63. La lucha entre el espíritu y la materia, la antigua batalla entre lo eterno y lo temporal. El espíritu frente a la materia. ¿Quién vencerá a quién? Unos dicen: El espíritu; otros dicen: La materia. Yo os digo: Ninguno vencerá.
64. En esta batalla no se trata de que el espíritu triunfe humillando a la carne, porque si así fuese, su triunfo sería falso. La victoria definitiva será para ambos, cuando materia y espíritu unidos, armonizando y cumpliendo ambos con su destino, marchen bajo un solo ideal, por la senda de justicia y amor, que es el camino trazado por mi Ley.
¡Cuánto daño se hacen los hombres con sus guerras fratricidas! Los días, los meses y los años pasan sin tener un poco de paz en el corazón, viviendo en constante zozobra, bajo amenaza de sus propios hermanos convertidos en enemigos. ¿Es vivir esto o por lo menos, luchar por un ideal elevado? No, pueblo: Los hombres se matan por sus humanas ambiciones que valen mucho menos que su vida; pero no quieren conocer el precio de una vida. No quieren saber que la existencia de un hombre es sagrada y que sólo puede disponer de ella Aquél que la creó.
65. Este mismo mundo que ahora habitáis, ha sido por mucho tiempo campo de batalla y no le ha bastado al hombre la enorme experiencia legada por sus antepasados, experiencia amarga y dolorosa que es como un libro abierto por la Conciencia delante de los hombres de este tiempo, pero es duro el corazón de la humanidad para aceptar aquel fruto de experiencia que es como un legado de luz. Lo único que han heredado de sus antepasados ha sido el odio, la soberbia, el rencor, la codicia, el orgullo y la venganza que les fue transmitida en la sangre.
66. Será menester que la Tierra se vista de rojo con la sangre de muchos inocentes y más tarde se vista de negro con el luto de los que sobrevivan.
67. Todos los reinados levantados por los hombres sobre cimientos de soberbia y de orgullo, han caído, porque sus bases en apariencia sólidas, eran falsas y no pudieron resistir mi justicia.
68. Estos poderíos que ahora asombran a la humanidad, pronto los veréis derrumbarse estrepitosamente, y si después de éstos, otros se levantan, también caerán.
69. Cuando los hombres unan sus pueblos y se rijan espiritual y humanamente por las leyes de amor y de justicia que el Padre les ha revelado desde el principio de los tiempos, entonces habrán construido los cimientos firmes para un reinado de paz, en el que habrá por primera vez en el mundo: Armonía, fraternidad, progreso real, prosperidad en el espíritu y en el hombre, sabiduría, ciencia y bienestar.
70. En esta alba de gracia, pueblo amado, concentraos con vuestro pensamiento y examinad vuestros sentimientos para que sepáis cuánta fuerza tiene vuestra fe, respecto de la Doctrina que estáis recibiendo.
71. Cuando os sintáis preparados, lo suficientemente fuertes para trabajar por mi Obra, levantaos dando a conocer mi palabra, la cual será el cimiento firme de un mundo nuevo, de ese reinado de paz y de verdad que os he anunciado.