Enseñanza 266
1. Soy el Maestro. Venid a deleitaros ante la Cátedra de enseñanza eterna. También cuando no estoy comunicándome por estos cerebros, está presente mi Cátedra.
2. A vosotros os doy mi palabra por breves momentos, porque sois tan pequeños, que no resistiríais escuchar la enseñanza eterna que sin cesar vibra en el infinito, hablando a todos los seres, a todos los espíritus en sus diversas moradas.
3. Yo sólo os hablo la Verdad. ¿Por qué muchos dudan de lo que os revelo? Vosotros sois también una verdad, ¿cómo es que si creéis en vuestra verdad y en vuestra existencia, no creéis en la mía?; ¿no sabéis que la Verdad es una sola?
4. Aquí os doy una Cátedra breve, pequeña, para que podáis abarcarla, comprenderla, y aún así, sólo la conserváis unos instantes para después olvidarla.
5. Allá, en el Reino espiritual, donde la luz de la verdad siempre está encendida, mi Cátedra es eterna, y quienes la escuchan no se cansan jamás de oírla, porque para ellos mi enseñanza es su vida, como lo es para vosotros el aire que respiráis. ¡Ay, de los que aquí en el mundo van sin mi Cátedra en su espíritu, sólo porque no se disponen para escucharla! Entre éstos, cuántos hay que van cayendo por falta de apoyo con la esperanza marchita; sin preceptos de Dios en el corazón, extraviados, ciegos, sordos. Mas, os pregunto: ¿Hacia dónde van los que han borrado de su ser los divinos Mandamientos que son el camino y la luz del espíritu?
6. Pobres criaturas que naufragan porque su nave no lleva timón, y no alcanzan a descubrir la luz del faro.
7. Vengo a buscaros y a daros mi luz para que penetréis en el sendero y desde él, comprendáis cuál es la Cátedra que el Maestro os da sin cesar a través de la vida.
8. ¿De qué le sirve al hombre ser fuerte de materia si no lo es de espíritu?
9. Vengo a acercaros a la realidad, a la verdad, de la cual os habéis separado, porque al renunciar a la Vida superior que es la del espíritu, os habéis entregado a la vida inferior que es la del Mundo material.
10. Volved al camino de la Vida Verdadera y estaréis de nuevo cerca de vuestro verdadero ser.
El camino de que os hablo es el que hallaréis cuando equilibréis lo espiritual con lo material, cuando conozcáis la verdad que en vosotros mismos lleváis, porque será cuando vuestra parte elevada, que es el espíritu, diga: “Yo soy el que lleva la luz, el que conoce el camino, el que posee la Ley, por lo tanto yo seré el que ordene y gobierne los actos de mi materia”. Cuando así habléis será porque la luz se ha hecho en vuestro ser y su reflejo ha llegado al corazón humano.
11. ¡Ah, sí vuestra materia pudiera recoger lo que vuestro espíritu recibe a través de su videncia! Porque el espíritu nunca deja de ver, aun cuando el cuerpo por su materialidad nada perciba de ello. ¿Cuándo sabréis interpretar a vuestro espíritu?
12. Oíd mi palabra, abrazad mi Doctrina, ella viene a enseñaros a luchar y a triunfar de las adversidades, a no huir de las pruebas, a no acobardaros ante el sacrificio.
13. Yo siempre digo a mis discípulos: No temáis, comprended que os he dado la fuerza del espíritu para dominar en todas las pruebas. La fuerza del espíritu es superior a la de la materia, pero si la densa niebla de vuestros problemas humanos no os deja ver, disipad y romped esa niebla con la luz de la fe, y veréis más allá de aquella bruma, un horizonte que se une con el infinito, invitándoos a seguir caminando e inundándoos de paz.
14. El que aprenda a vencer sus propios problemas, será el que después vaya al encuentro de los de sus hermanos para ayudarles en su contienda.
15. Sabed que esta vida es un combate; pero que estáis predestinados al triunfo, porque mi luz, que va en cada uno de vosotros jamás podrá ser vencida por las tinieblas del mal.
16. Tenéis que triunfar, porque sólo en vuestro triunfo recibiréis la revelación de los misterios que os serán descubiertos en esta vida y en la espiritual.
17. Pueblo luchador a través de los tiempos: Llegará el instante en que ya no luchéis de esta manera. Terminarán las nieblas, aflicciones, problemas y pruebas, tanto propias como ajenas.
18. No temáis cuando os digo, que tendréis que ayudar a vuestros Semejantes en su penosa jornada. Los espíritus fuertes pueden con su cruz y con la ajena, y gustan de ayudar a los pequeños y endebles. Ellos siempre buscan heridas que curar.
19. Bendita sea la palabra de aquél que, al hablar al que sufre, cure, cierre y cicatrice las heridas. Ese conoce la misión del bálsamo que en su corazón he depositado.
20. Fuerte es aquél que viéndose sitiado por las dificultades o peligros, invoca la fuerza de su espíritu y, venciendo el miedo de la materia, lucha, se sorprende y triunfa, porque la fe le hizo saber lo que vale el espíritu.
21. Yo he querido deciros que donde la lucha os llame, ahí os presentéis con la confianza absoluta de que la sabiduría, la justicia y la fe, siempre vencerán a las miserias y pasiones impuras que a su paso se interponga.
22. ¿Por ventura sabéis el tiempo que han tardado en desarrollarse vuestros dones? Os digo, que están en vosotros desde el instante en que el espíritu surgió a la vida. ¡Cuán grande será el gozo del espíritu cuando pueda decirle a la materia y al mundo: “Os he vencido”!
23. Discípulos: Os he dado todas las lecciones que el espíritu necesita en su evolución.
24. Bienaventurados los que reconocen la verdad, porque ellos pronto encuentran el camino. Otros rechazan siempre las enseñanzas divinas porque les parecen superiores sus obras a las mías.
25. Yo os amo a todos. Soy el Pastor que llama a sus ovejas, el que las reúne y cuenta y quiere tener más cada día. Las sustenta y les acaricia, les cuida y goza viendo que son muchas, aunque a veces llora al contemplar que no todas son dóciles.
26. Esos son vuestros corazones: Muchos venís a Mí; pero pocos son los que verdaderamente me seguís.
27. Ved a los portavoces por cuyos labios os doy mi palabra, han tomado la cruz de su misión; saben que muchos dudan de su don, y siguen mansamente su camino. Recuerdan que también los hombres dudaron de Mí en el Segundo Tiempo, cuando dijeron que Yo no era el Mesías, que no era el Cristo. Recuerdan que fui llevado a la cruz por los que no quisieron recibir la verdad. Por eso han tomado la cruz de su misión con resignación.
28. Pueblo: He estado con vosotros, mi manto de amor se extiende más allá del recinto donde me estáis escuchando. Todos, sin excepción, habéis sido llenos de mi Espíritu y de mi amor.
29. Mi palabra es un remanso de paz, buscadla cuando os sintáis fatigados, tristes, hastiados o enfermos; en ella encontraréis fortaleza, salud, y fe para vivir y luchar.
30. Os quiero fervientes, humildes y mansos ante mi voluntad, nunca imitando a los que ponen a prueba mi poder o desafían mi justicia, porque sabéis que quien lo hace, a sí mismo se sujeta a prueba.
31. Ya sea que creáis o que no aceptéis que Yo me esté comunicando en esta forma, oíd con respeto y mansedumbre hasta que quedéis plenamente convencidos de si es verdad o mentira lo que existe en el fondo de esta manifestación.
32. Si supieseis lo que han llorado de arrepentimiento los que negaron la verdad de esta comunicación, los que blasfemaron en contra de quienes creen en la palabra que oís, y los que se burlaron de mis portavoces, hoy no saben con qué palabras borrar aquellas frases injuriosas y despectivas que salieron de sus labios ni con qué obras desagraviar a su Maestro.
33. Quiero que aprendáis a no ser ligeros en vuestros juicios ni a dejaros llevar fácilmente de la primera impresión. Os hago esta advertencia, para que cuando analicéis mi palabra, como cuando tengáis que juzgar sobre doctrinas, religiones, filosofías, cultos, revelaciones espirituales o científicas, reconozcáis que lo que sabéis, no es lo único que existe y que la verdad que conocéis, es una mínima parte de la Verdad absoluta, que se manifiesta aquí en una forma, pero que puede manifestarse en muchas otras desconocidas para vosotros.
34. Voy a explicaros por qué os he hablado así en este día; es que entre esta multitud hay un corazón que insistentemente me pregunta: “¿Por qué hablándole tanto a este pueblo y viniendo del Verbo esta palabra, no he logrado la regeneración absoluta, ni la espiritualidad de estas multitudes?” A lo cual le he contestado con una amplia enseñanza, añadiendo que, de quererlo Yo, por mi solo poder, en un instante convertiría a todos estos pecadores en ángeles; pero que esa obra no tendría ningún mérito ante Mí, y que precisamente esta palabra ha venido de manera sabia y pacientísima a pulir los corazones de este pueblo, hasta que de ellos brote la fe, el amor y el arrepentimiento.
35. Los hombres, haciendo uso de la fuerza, destruyen el mundo. ¿Creéis que su fuerza supere a mi poder? Sin embargo, es mi voluntad que por ellos mismos reconozcan sus errores, los enmienden y luego reconstruyan cuanto han destruido y profanado, para que sus méritos ante Mí sean verdaderos.
36. Sois todavía un pequeño pueblo, mas no he tomado en cuenta el corto número que hasta ahora se ha congregado en torno a mi manifestación, prueba de ello es la cantidad de enseñanzas y revelaciones que he derramado entre vosotros.
37. Después de 1950, en que ya no recibiréis mi palabra en esta forma, habrá un aparente vacío en vuestro corazón, unas albas de silencio, de duelo; pero después volveréis a sentiros fuertes y confesaréis que todo fue dispuesto por Mí con sabiduría y que en mis últimas enseñanzas, os hice escalar grandes alturas hasta culminar en la postrera e inolvidable que he de daros.
38. ¿Quién podrá apagar vuestra lámpara o marchitar la ofrenda espiritual que me presentáis, si no es visible para el ojo humano? ¿Quién osará borrar el sello que lleváis desde la eternidad, impreso en vuestro espíritu? La fe ha echado profundas raíces en vuestro corazón y seguirá creciendo e iluminando todo en vuestro derredor.
39. Ya llegará el descanso después de vuestras luchas, de las grandes pruebas a que os he sometido y tendréis vuestro galardón. No os prometo un nuevo Consolador, porque aquél que os anuncié está entre vosotros; es El que hoy ha hablado por vuestro conducto y ha descendido sobre todo ser para ayudaros en vuestras tribulaciones.
Es mi Espíritu manifestado en este tiempo y el Mundo Espiritual, formado por ángeles que os acompañan en vuestra jornada, que os protegen en vuestras grandes batallas y os sanan y os confortan. Toda esa legión de seres de grande virtud, se ha unido al Padre para consolaros en esta hora de prueba que atravesáis, así como estaba anunciado; teneos por muy dichosos porque de entre esa numerosa humanidad que puebla la Tierra, vosotros habéis sido escogidos para penetrar en esta revelación, en esta Obra y poseer sus grandes dones.
40. Yo os dejaré preparados para vuestro cumplimiento como discípulos míos y pronto veréis verificarse lo que os he anunciado a través de mis lecciones. Habrá en el mundo muchos acontecimientos que hablarán de mi presencia en Espíritu y la humanidad sentirá cuán cerca de ella me encuentro, porque al cesar mi comunicación a través del hombre, quedaré esperando su preparación, su verdadero culto, para reinar en el espíritu de todos mis hijos. Ahí estará el Templo, ahí la Ley y los dones para ser manifiestos y Yo recibiré vuestra veneración y vuestro amor.
41. Ha mucho tiempo os dije, que Yo daría mi palabra en distintas naciones, que mi rayo se comunicaría a través del entendimiento humano en otros pueblos y en verdad quiero que sepáis, que he hablado por conducto de hombres y mujeres en el seno de pequeñas congregaciones. Al oírme, unos me han tomado como al Maestro, otros sólo como un espíritu superior, pero Yo he cumplido mi palabra.
42. Cuando he hablado diciendo que soy el Maestro, unos han creído y otros han dudado, pero al percibir la esencia y la sabiduría que revelan mis palabras, dichas por medio de criaturas sencillas y humildes, se han preguntado si será posible esta manifestación de mi Espíritu.
43. Yo también he marcado la hora en que esta comunicación llegará a su término y cuando vosotros lleguéis con vuestro testimonio a esos puntos de la Tierra, donde mi palabra se hizo oír, confirmaréis a aquellos la verdad de esas manifestaciones. Y al escuchar vuestro testimonio claro, podrán aquellos hombres o mujeres que hoy dudan, comprobar que Yo estuve con ellos.
44. ¡Cuán pocas congregaciones he encontrado preparadas! Mas, Yo he estado presente iluminando a todo espíritu y dando testimonio de Mí, para que unas enseñen a otras y sean guía de las demás.
45. Vosotros, cuando recibáis un visitante, un extranjero que os hable de mi manifestación, de mi palabra recibida también en su país, no lo rechacéis, sino que os ordeno que lo recibáis para que ambos comprobéis con alegría que mi palabra se ha cumplido, y que todo aquél que ha orado y velado en espera de mi retorno, me ha recibido en este tiempo. Yo a todos he llamado para hacer de vosotros mis discípulos.
46. Os prevengo así para que no os sorprendáis cuando alguien os diga, que fuera de esta nación también mi Rayo divino se ha hecho palabra para sustentar a los hambrientos. Sabed que mi amor lo abarca todo y que mi Obra restauradora es universal, para que comprendáis que no me he limitado en conceder dones sólo a vuestra nación, sino que todas unidas forman mi familia, a la que he venido a reunir y a conducir hacia un solo punto: La Espiritualidad.
47. En una sola lección he reunido las revelaciones de las Eras pasadas con esta que he venido a entregaros en este tiempo. Extraed de toda ella la esencia y llegaréis a la conclusión de que tenéis el resumen de toda la Ley, las profecías y la Doctrina del Maestro con sus revelaciones, y ellas os señalan el camino que conducen a la espiritualidad.
48. Eras y siglos han pasado y es hasta ahora cuando comprenderéis la finalidad de la Ley y de la vida.
49. Si a vuestro paso he derramado prodigios y milagros según vosotros llamáis a mis obras, ha sido para estimular vuestra fe y si os he colmado de complacencias, ha sido con el fin de que comprendáis que en la senda del bien, es donde existe la paz. Los prodigios han fortalecido al pueblo en su travesía por el nuevo desierto.
50. En medio de esta paz habéis sido preparados para que cuando llegue el tiempo de lucha os encontréis fuertes. Os he enseñado a orar de espíritu a Espíritu a fin de que uséis la oración como arma, como escudo, como medio de inspiración, como baluarte y consuelo.
51. No una sino muchas veces me habéis preguntado: “¿Si al enseñar a mis apóstoles la oración del Padre Nuestro, les entregué una oración para todos los tiempos?” Y os digo: Que al pronunciar aquella oración lo hice con el fin de enseñarles una forma elevada de hablarle al Padre, una plegaria que contuviera amor, humildad, fe, respeto, conformidad, confianza.
52. Mal han hecho quienes se han concretado a repetir maquinalmente mis palabras y también los que no han tomado aquella oración como un modelo para hacer sus propias oraciones.
53. Ahora, al deciros que os elevéis espiritualmente, no borro de vuestro corazón aquella oración modelo, aquella oración perfecta, sólo quiero que en vez de hablarme con los labios lo hagáis con el pensamiento y que en lugar de concretaros a repetir una a una las frases que componen aquella oración, os inspiréis en ellas para que los pensamientos que forméis en vuestro espíritu, lleven como el Padre Nuestro: Amor, humildad, fe, respeto, conformidad y confianza en el Padre.
54. Por ahora toca a vosotros meditar y estudiar lo que acabo de deciros y no tratar de enseñárselo a nadie en tanto no podáis explicarlo debidamente. Pensad que si dieseis a entender que una enseñanza espiritual ha venido a borrar la oración que Cristo enseñó al mundo, seríais juzgados de herejes y esta Doctrina sería considerada como contraria a las enseñanzas del Divino Maestro.
55. En cambio, si esperáis a que la claridad brille en vuestro entendimiento y la palabra fluya de vuestros labios, fácilmente persuadiréis aun a aquéllos que sin haber analizado mis enseñanzas repiten mis palabras, de las cuales han hecho un hábito, una rutina, una práctica inútil, ya que jamás se han detenido a meditar en las hermosas y profundas palabras que sus labios pronuncian sin que su mente las comprenda.
56. Discípulos: Al orar de espíritu a Espíritu, que es la meta de mis enseñanzas, todo vuestro ser se concentra en aquel acto para hablar al Creador, con una voz que brota de todo vuestro ser, empleando al espíritu como emisario y como intérprete.
57. Esta es la forma a través de la cual podéis ofrecerme un verdadero tributo de adoración, de amor, de conocimiento, de humildad, de acatamiento.
58. No será la ciencia, ni las doctrinas de estos tiempos, las que os conduzcan a la paz, ni las que os enseñen el camino de la espiritualidad, es indispensable que una luz venga de los Cielos a iluminar vuestro entendimiento y a revelaros el camino verdadero.
59. La ciencia, según la ha tomado el hombre, nunca podrá sensibilizar al corazón humano de tal manera que pudiera sentir y mirar lo espiritual.
60. Debo deciros, que podrían los hombres sentir mi presencia por medio de la ciencia, si su intención fuese la de buscarme en el fondo de ella, pero me están mirando en cada maravilla que descubren y a pesar de ello, como si estuviesen ciegos, me están negando.
61. La Naturaleza, que el hombre escudriña ávidamente, habla sin cesar de Mí, manifestando mi poder, mi amor y mi justicia. El hombre sólo ambiciona saber y acumular poder, sin contar con que el amor tiene que ser inspiración y principio de todas sus obras, como lo ha sido las obras del Creador.
62. ¿Veis cómo la Naturaleza, sus elementos y sus fuerzas hablan de Mí? Pues ella se encargará de abrir los ojos de la humanidad a la verdad. De su seno brotarán lecciones a torrentes hasta hoy contenidas; de sus entrañas surgirán voces de justicia, en los espacios habrá estremecimiento y los mundos que giran distantes mandarán también sus mensajes.
63. Cuando todo esto sea y el hombre de ciencia con todo su poder, se sienta impotente y pequeño para contener las fuerzas desatadas, que siembran justicia por doquiera, retrocederá horrorizado de su obra, y al fin exclamará: “¡Señor, eres Tú, es tu presencia, es tu voz, es tu justicia la que está manifestándose!”
64. Día de juicio, de temor y de arrepentimiento para muchos.
65. El dolor será tan grande, que formará tinieblas en los hombres, como si un negro manto de luto y de tristeza les cubriese y será entonces cuando del espíritu de la humanidad, surja la oración. Esa oración será súplica angustiosa del hijo pródigo que llega arrastrándose, cansado y enfermo a las puertas de la casa de su Padre.
66. ¡Bendito sea ese instante, en que los hombres al fin abran los ojos del espíritu a la luz de la verdad, porque su pasado será perdonado y un nuevo sol brillará en su vida, transformándola, regenerándola, ennobleciéndola!
67. ¡Con qué respeto penetrará el hombre por los senderos de la ciencia, después de que haya bebido hasta el fondo del cáliz de amargura! Y, ¡cuán nobles serán los propósitos e ideales que le inspiren al investigar los misterios de la Naturaleza!
68. Después de las tinieblas se hará de nuevo la luz y con aquella claridad los hombres mirarán la vida a través de un sentido más espiritual y elevado, caerá la venda del fanatismo religioso y sentirá la humanidad mi presencia. Esta Doctrina, después de ser negada y perseguida, será tomada como verdadera Revelación divina y se extenderá por todo el mundo afirmando a los hombres en el camino de la luz, de la fe, del bien y la justicia.
69. ¿Por qué dudáis de tanta felicidad que os anuncio? ¿Es que todo lo que venga a vosotros ha de ser para empeorar o amargar indefinidamente vuestra existencia? No, pueblo, así como os pronostico los días de luto, de dolor, de amargura y miseria, también os profetizo los días en que retorne la luz a las mentes, la paz a los corazones, la esencia a los espíritus.
70. Estáis tan acostumbrados a recibir un mal tras otro y una calamidad tras otra, que ya no esperáis nada bueno, que ya no creéis en cambios favorables, es que habéis perdido la fe, mas si llegaseis a anhelar vivamente que la humanidad vuelva a la senda del bien y la fraternidad, sembrad vuestra pequeña simiente, contribuid con vuestro cumplimiento sin esperar a que otros se levanten para enseñaros a vosotros cómo debéis hacerlo.
71. Soy vuestro Doctor, pueblo amado, en verdad os digo, que nadie vela por vuestra salud como Yo, y nadie siente vuestro dolor como Yo lo siento.
72. ¿Queréis sentir en este instante mi bálsamo bañando vuestro cuerpo y vuestro espíritu? Penetrad en oración, elevaos hacia Mí, purificad vuestro corazón y vuestra mente y sentiréis el bálsamo del Doctor de los doctores.
73. Os he dicho que después de esta vida, cuando hayáis recorrido el extenso camino del espíritu, cuando hayáis cruzado el desierto de las pruebas y escalado vuestro monte calvario, estaréis en la Ciudad Blanca, la verdadera Ciudad eterna del espíritu, que siempre ha estado esperándoos.
Allí no volveréis a experimentar dolor alguno, porque en aquella Mansión sólo habitan los espíritus cuando han llegado a la perfección, y no olvidéis que el dolor, la enfermedad, las miserias y las vicisitudes son propias de los espíritus imperfectos, que sufren para expiar o para aprender.
74. ¿Por qué no os unís aquí como hermanos, para que forméis, no os digo una Ciudad Blanca, pero sí un blanco hogar espiritual donde podáis recibir a vuestro Padre? Yo pasaría de corazón en corazón fortaleciéndoos, sanándoos y acariciándoos: No diríais entonces que es mi sangre la que bebéis, sino mi esencia divina.
75. Os amo, humanidad, y por eso jamás dejaré de velar por mis hijos; en aquel tiempo, habitando entre los hombres, me retiré al desierto para orar, para pensar en quienes tanto amaba y por quienes iba al sacrificio por salvarles. Ahora os digo, que también en lo invisible, allí donde no podéis aún penetrar, encuentro la soledad del desierto, desde donde oro, velo y pienso en vosotros, a quienes, después de rescatar, os llevaré a mi Reino.
76. ¡Hombres, no os dé vergüenza llorar, que también el llanto es un don; orad, sois todos niños delante de Mí, dejad correr las lágrimas, dejad que salga el dolor y penetre la alegría!
77. ¡Mujeres, madres, doncellas, niñas, Yo soy con vosotras y les doy mi caricia a cada corazón!