Enseñanza 262
1. Mi Espíritu se complace al contemplaros unidos en el mismo anhelo de acercaros al Maestro. Aquí, ante la manifestación de mi palabra, olvidáis miserias, rencores, envidias y sufrimientos.
2. Hacéis bien en limpiar vuestro corazón, porque mi palabra debe llegar a él, cuando lo hayáis preparado como un Santuario.
3. Humildad y sencillez es lo que debe existir en vuestro culto espiritual, para que lo material y ostentoso no os distraiga de lo esencial que es el amor a vuestro Padre y la caridad hacia vuestros Semejantes. Cuando habéis llegado a tener esos instantes de elevación, vuestro pensamiento ha vibrado bajo el pensamiento divino.
4. Formad un pueblo unido, fraternal y amante de la verdad y de las buenas prácticas, que sepa regocijarse con la llegada de nuevos hermanos, que sepa darles la bienvenida con una sonrisa en los labios, con verdadera caridad en el corazón y con una oración en el espíritu. Les daréis lo que habéis estado acumulando en el tiempo en que me habéis escuchado. Les enseñaréis el verdadero sendero, el que Yo os he trazado y gozaréis sabiendo que me estáis imitando. No importa que vuestros conocimientos aún no sean muy profundos, si vuestra caridad es grande, haréis verdaderos prodigios.
5. Nunca parecerá ardua esta misión si quien la practica va iluminando sus obras con el amor, en cambio, al que la practique como un deber simplemente, podrá parecerle una pesada cruz.
6. No os desaniméis si juzgáis que sois todavía muy imperfectos para desempeñar una misión tan delicada, la buena voluntad lo vence todo.
7. Yo voy a enseñaros una forma de prepararos para que vuestras obras de cada día estén todas inspiradas por nobles sentimientos y para que las vicisitudes y dificultades no os detengan ni os hagan retroceder: Cuando abráis vuestros ojos a la luz del nuevo día, orad, aproximaos a Mí a través del pensamiento, formad entonces vuestro plan ya inspirados con mi luz y levantaos a luchar, proponiéndoos ser fuertes y no faltar un solo instante a la obediencia y a la fe.
8. En verdad os digo, que no pasará mucho tiempo sin que os maravilléis de vuestra fortaleza y del resultado de vuestras obras.
9. Procurad que vuestros actos encierren verdad y limpidez y no temáis ser burlados por vuestros hermanos, porque en ese momento de confusión no sabrán lo que hacen.
10. Veo que teméis a los juicios y a las críticas, Yo no deseo que seáis burlados; pero si vuestra Conciencia nada os reclama, seré indulgente con quienes os hayan ofendido y haré que en sus mentes brille la luz de la verdad.
11. Tened un conocimiento verdadero de lo que es la caridad, de cómo sentirla y cómo impartirla, para que llegue a ser limpia y la hagáis sin ostentación. Que siempre ignore vuestra siniestra lo que dé vuestra diestra, es decir, que no deis con ostentación porque con ella destruiréis toda obra de caridad.
12. He querido formar con cada una de estas congregaciones una verdadera familia en la que todos os améis, en la que os ayudéis en vuestros sufrimientos y en vuestras penas, a fin de que entre vosotros aprendáis a hacer la caridad y cuando ese sentimiento se haya desarrollado y haya madurado en vuestro corazón, sepa levantarse en el camino de la lucha a ofrecer sus buenos frutos a los necesitados de amor y de luz, que por millares se cruzarán en vuestro sendero.
13. Llegará el día en que dejéis de formar parte de estos grupos de discípulos que ahora se reúnen para escuchar mi enseñanza; pero aunque os encontréis diseminados por diversos puntos de la Tierra, en espíritu permaneceréis unidos en la lucha y en el desempeño de vuestro cargo. Esos lazos de afinidad espiritual nadie podrá romperlos.
14. Benditos seáis porque habéis estado en armonía con vuestro Padre, ni un pensamiento impuro ha turbado vuestra mente en esta hora de comunión con vuestro Dios. Todo ha sido armonía y en ella habéis escuchado mi palabra en el seno de la Naturaleza, lejos de todo recinto.
15. Mirad la magnificencia de lo que os rodea: Las altas montañas simbolizando altares en perpetuo homenaje al Creador, al astro Sol como inmensa lámpara alumbrando la vida de los seres; el canto armonioso de las aves, elevándome sus trinos que son como plegarias, y en medio de ese esplendor, vuestro espíritu en éxtasis, ante el conocimiento de la Palabra divina.
16. Mi caricia es con vosotros, mi luz se derrama en destellos y al mismo tiempo recojo de vuestro corazón la ofrenda que me habéis traído.
17. Así, en este ambiente de elevación y espiritualidad, veréis realizarse entre vosotros los más grandes prodigios. Pedid por los enfermos, por los necesitados, por los ausentes, por los perdidos, porque ellos grandemente recibirán.
18. Pueblo amado, que para presentaros ante vuestro Padre buscáis la mejor ofrenda: Habéis penetrado en purificación para lavar las faltas que vuestra Conciencia os señala, y después de arrepentiros por haber pecado, preparáis el Santuario para estar en comunión Conmigo.
19. Velad y orad os enseño para que seáis fuertes ante la tentación y no volváis a pecar. Orad por vosotros y por los que no saben orar.
¿Cuánto tiempo necesitaréis para orar en cada día? ¿Acaso largas horas para elevar vuestro espíritu al Padre? No, pueblo, cinco minutos bastarán. Ese corto tiempo de amor, de entrega a Mí, es el tiempo que necesitáis para ofrecerme vuestra sumisión y acatamiento a mis disposiciones en el día que vivís. Yo sabré consolaros en vuestras tribulaciones, alentaros en vuestro trabajo e iluminaros para el desarrollo de vuestras empresas.
20. Siempre que necesitéis un confidente, un amigo bondadoso, buscadme y depositad en Mí, las penas que haya en vuestro corazón, y Yo os aconsejaré el mejor camino, la solución que buscáis.
Si vuestro espíritu se encuentra agobiado por los pesares, es porque habéis pecado, Yo os recibiré y seré benévolo en mi juicio, fortificaré vuestro propósito de enmienda y os devolveré las fuerzas perdidas.
21. Sólo la práctica de mis enseñanzas os conservará en gracia, y salud espiritual y corporal. La experiencia que recojáis será luz que iréis acumulando en vuestro espíritu.
22. Mi juicio y mi Ley son inexorables, y si habéis de pagar vuestras deudas en este tiempo, hacedlo con amor, pacientemente, y cuando os encontréis cansados, Yo sostendré vuestra cruz, para que cobréis nuevas fuerzas para seguir luchando.
23. Si sabéis que vuestro destino está escrito, que sólo las pruebas pulimentan el corazón y doblegan la materia, ¿por qué os rebeláis?
24. Vuestro espíritu ha sido dotado de grande fuerza, y las pruebas que os envío no son mayores a la potestad y energía que poseéis. Ellas son benéficas, os ayudan para hacer méritos y salvaros.
25. Mi Espíritu de Padre sufre al contemplar el dolor de la humanidad. Yo no la he castigado. Mis leyes de amor y de justicia, llevadas a la práctica, traen tan sólo bienandanza y paz.
26. Por causa del hombre, los elementos de destrucción se han desatado. La guerra ha sembrado su simiente en todos los corazones. ¡Cuánto dolor ha sentido la humanidad! ¡Cuánta desolación, miseria, orfandad y luto ha dejado a su paso! ¿Creéis que ha perecido el espíritu de aquéllos que han caído en la contienda, o que ha dejado de existir esa parte de vida, de eternidad que habita en el hombre?
27. No, pueblo. El espíritu sobrevive a la guerra y a la muerte. Esa parte de mi mismo Espíritu se ha levantado de los campos de dolor y busca en mi camino un nuevo horizonte, para seguir viviendo, desarrollándose y evolucionando
28. Los que han quedado en la Tierra y han contemplado sus comarcas arrasadas, sus campos devastados, la peste y el hambre, los principios de moral y de bien caídos por tierra, a ellos les he conservado su fortaleza, y he velado por todos. Ahí están los espíritus que no han perdido la fe, van acercándose a Mí. Yo les he hecho sentir mi presencia y ellos me han contemplado.
29. En tiempos futuros me serviré de ellos, para llevar la luz de mi palabra a otros pueblos, les confiaré una grande misión espiritual.
30. Han aprendido a orar como Yo os he enseñado a vosotros. No hay dolor, ni miseria en esos espíritus. Hay grandeza, porque en medio de su prueba me han amado, me han comprendido y obedecido. Se han acrisolado en el dolor.
31. Pueblo: Unid vuestra oración a la de esos espíritus. Vosotros no habéis sido acrisolados en el dolor, vuestro crisol ha sido la paz que he venido a ofreceros en este tiempo en mi palabra de amor.
Cuando os encontréis preparados los unos por el dolor y otros por el amor, os estrecharéis, os uniréis y juntos en el cumplimiento de mis enseñanzas analizaréis mi palabra; beberéis este cáliz de amor y confirmaréis que ha sido benéfico todo lo que habéis recibido. Yo llevaré adelante mi Obra y os mostraré al final, el resultado de ella. Sobre las ruinas espirituales y morales que presente la humanidad, Yo levantaré un mundo sano y fuerte.
32. Vuestro juicio se prepara, pueblo, y así como los demás pueblos han soportado el peso de mi justicia, vos lo recibiréis en el tiempo señalado según vuestras obras.
33. A todos os doy la bienvenida, lo mismo al que viene ávido de oírme, como al que penetra para escudriñar o al que con mucha suficiencia niega todo cuanto ha escuchado y viene sólo por curiosidad.
34. En verdad os digo, que mi vibración ha sido y será por siempre; ayer en una forma, hoy en otra, mañana en otra más, y así por una eternidad.
35. Existe un lazo entre el padre y los hijos, que jamás se puede romper, y ese lazo es la causa de que exista la comunicación entre el Espíritu Divino y el de todos vosotros.
36. Bendito el que busca la verdad porque es un sediento de amor, de luz y de bondad. Buscad y encontraréis, buscad la verdad y ella os saldrá al encuentro. Seguid meditando, seguid interrogando al Arcano y Él os contestará, porque jamás el Padre ha permanecido callado o indiferente ante aquél que anhelosamente le interroga.
37. Cuántos que andan buscando la verdad en libros, entre los sabios y ciencia diversas, acabarán por encontrarla en sí mismos, ya que en el fondo de cada hombre he depositado una semilla de la eterna verdad.
38. Aquí está mi luz vibrando en un cerebro humano y haciéndose palabra. ¿Por qué juzgáis imposible esta comunicación? ¿Pensáis que el hombre pueda tener más poder que Dios, al lograr con su ciencia la comunicación a distancia entre unos y otros?
39. De cierto os digo, que si no conocéis las facultades de que está dotado el espíritu del hombre, menos vais a conocerme a Mí.
40. Yo me comunico a través del entendimiento humano, porque el cerebro es el aparato perfecto hecho por el Creador, para que en él se manifieste la inteligencia, que es la luz del espíritu.
41. Ese aparato es el modelo que jamás podréis igualar con toda vuestra ciencia. Tomaréis su forma y su construcción como un modelo para vuestras creaciones, pero jamás llegaréis a la perfección que tienen las obras de vuestro Creador. ¿Por qué dudáis de que pueda Yo usar lo que he formado?
42. Vuelvo a deciros que aún no os conocéis, porque si os conocieseis espiritualmente, no solamente aceptaríais esta Comunicación divina a través del entendimiento, sino que comprenderíais que aun sorpresas mayores os están reservadas.
Si os conocieseis no os quejaríais de no ser comprendidos por vuestros hermanos, cuando ni siquiera a vosotros mismos os conocéis. Conoceos para que no seáis una eterna interrogación ante vosotros; para que no vayáis a andar buscando en muchas partes la contestación que en vuestro interior lleváis.
43. Toda mi Doctrina tiene por finalidad descubrir ante vuestros ojos lo que encierra vuestro ser, porque de ese conocimiento nace la luz para encontrar el camino que lleva hacia lo eterno, hacia lo perfecto, hacia Dios.
44. Mi Doctrina tiende a formar dentro de vosotros un ser superior a cuanto le rodea en el mundo, un ser que sea elevación, luz y belleza espiritual; virtud, sabiduría y poder. ¡Cuán grande será entonces vuestro gozo y vuestra paz interior! Vuestra Conciencia os dirá: “Esta es la verdadera esencia de vuestro ser”.
Qué diferente será la conducta de los que habiendo rechazado de su corazón toda buena simiente, han consagrado su ser a una vida egoísta, a una vida materialista y perversa; cuando han llegado a mirar hacia su interior, cuando han tenido un instante de comunicación con su Conciencia, se han contemplado en aquel espejo que nunca se empaña, que nunca miente y se han horrorizado del monstruo que en sí llevan y al cual no pueden reconocerme como obra de ellos mismos.
45. ¡Oh, incrédulos! Venid a escucharme con frecuencia, mi palabra vencerá vuestra duda. Si os parece que la forma de mi palabra no es la misma que tuve en aquel tiempo, Yo os digo, que no os detengáis ante la forma, ante lo exterior, sino que busquéis el sentido, que es el mismo. La esencia, el sentido, son uno siempre, porque lo divino es eterno e inmutable; pero la forma dentro de la cual os llega la revelación o a través de la cual os doy a conocer una parte más de la verdad, esa se presenta siempre de acuerdo con la capacidad o evolución que hayáis alcanzado.
46. Una gran parte de mi enseñanza ha tenido por objeto que os encontréis, que os conozcáis, para que dejéis de caer en el camino y dejéis de clamar misericordia cuando os sentís perdidos o miserables.
47. ¿Por qué llorar llevando tantas riquezas y tesoros ocultos en vuestro ser? He ahí uno de los fines de vuestra vida que ha mucho tiempo habíais olvidado: Debéis conoceros para descubrir todo lo que el espíritu guarda.
48. Interrogad, escudriñad, profundizaos y mientras más penetréis en vuestro ser, mayores tesoros y sorpresas encontraréis.
49. Multitudes: Venid Conmigo, vengo a salvaros. Cuando vuestro mundo os canse, cuando os desconozcan vuestros hermanos, cuando los vuestros no os comprendan, venid a Mí y Yo saldré a vuestro encuentro. Yo os probaré que no ignoraba nada de cuanto os pasaba.
50. Venid para que os resucite a la Verdadera Vida y os recuerde que habéis sido creados para dar; pero que mientras no sepáis lo que lleváis en vosotros, os será imposible dar a quien lo necesite.
51. Ved cómo cuanto os rodea cumple con la misión de dar. Los elementos, los astros, los seres, las plantas, las flores y las aves, todo, desde lo más grande hasta lo imperceptible, tienen el don y el destino de dar. ¿Por qué os hacéis vosotros una excepción siendo los mayormente dotados de la gracia divina de amar?
52. ¡Cuánto tendréis que crecer en sabiduría, en amor, en virtud y poder para que seáis luz en el camino de vuestros hermanos pequeños! ¡Qué destino tan elevado y hermoso os he deparado!
53. Sentid mi paz y llevadla en lo más profundo de vuestro corazón; no dejéis que nadie os arrebate mi paz, ella es un tesoro, el mayor que el hombre puede poseer.
54. No han sido capaces el poder y la ciencia de daros la paz; sin embargo os digo, que no os desesperéis si no la encontráis, porque no pasará mucho tiempo en que comprendáis que la paz está verdaderamente en los hombres de buena voluntad para amar, para servir y para obedecer las leyes dictadas por Dios.
55. Oíd mi Doctrina que viene a enseñaros la forma más práctica, sencilla y simple de dar cumplimiento a la Ley. Comprended que vuestro Dios, sus obras y la vida, son simples y sencillas, que son vuestra ignorancia y vuestra pequeñez las que os hacen mirar complicado lo que es simple, y misterioso lo que es diáfano.
56. Dios no es complicado, misterioso, ni confuso en su Creación, porque lo perfecto es simple; en cambio, las criaturas en sus diferentes escalas, mientras más imperfectas, más complicadas.
57. Tratad de conocerme, de penetrar en el sentido de lo espiritual hasta que podáis tener una idea verdadera de vuestro Padre; aunque sea pequeño vuestro conocimiento de Mí, pero que sea acertado.
58. Teniendo una idea real de mi existencia, de mi esencia, de mi poder y mi justicia, podréis, llegado el instante, llevar a vuestros hermanos una idea verdadera de lo que Soy.
59. Veréis cómo ese Dios que los hombres se han forjado distante, inaccesible, misterioso e incomprensible, desaparecerá para que en su lugar surja el Dios verdadero, cuyo Corazón está eternamente abierto para sus hijos, presente en todo sitio y en todo instante.
60. Cuando me conozcáis verdaderamente, porque aún vuestro concepto es más humano que espiritual y vuestra fe pequeña, me amaréis más profundamente que ahora. Cuando me améis con mayor perfección, seréis incansables llevando la luz doquiera que encontréis las tinieblas. Vuestra piedad será sincera hacia todos aquellos que no conocen al verdadero Padre, para aquellos que creyendo amarme y conocerme en verdad, no me conocen realmente ni me aman con pureza.
61. En el Segundo Tiempo gustaba Yo de cruzar por las campiñas, en las cuales los labradores al verme pasar, venían a mi encuentro y con su corazón me hablaban. Mi Espíritu gozaba contemplándoles puros y sencillos. Penetraba en los hogares, a veces en el instante en que los padres con sus pequeños se sentaban a la mesa; al escuchar mi llamado venían hacia Mí, gozosos, invitándome a comer con ellos, me abrían su corazón para pedirme alguna gracia. Yo bendecía a todos y al reunirme con mis discípulos les decía: “Estas familias son una imagen del Reino de los Cielos y estos hogares son como santuarios”.
62. Hubo ocasiones en las que encontrándome solitario, era descubierto por los niños, quienes, llegando hasta Mí venían a mirarme, a ofrecerme florecillas, a contarme alguna cuita y a ofrendarme sus ósculos.
63. Las madres se apenaban al encontrar a sus pequeños en mis brazos escuchando mi palabra; los discípulos, creyendo que aquello significaba una falta de respeto hacia el Maestro, trataban de ahuyentarles de mi presencia, entonces hube de decirles: “Dejad a los niños que vengan a Mí, porque para que alcancéis a penetrar en el Reino de los Cielos, es menester tengáis la pureza, la sencillez y simplicidad de los niños”.
64. Yo me recreaba en aquella inocencia y en aquel candor, como quien deleita su mirada contemplando un capullo próximo a abrirse.
65. Ellos son también espíritus en capullo, promesas para el mañana, vidas que empiezan a vibrar.
66. Amo a los espíritus porque son capullos que han de florecer para la vida y para la gloria del Padre.
67. En cierta ocasión fui invitado a una boda en unión de María, mi Madre en la Tierra. Quise estar con mis hijos en aquel instante trascendental en la vida de dos seres que se unen por amor. Quise contemplar la alegría de aquellos corazones y convivir con ellos su fiesta, dándoos a comprender con eso, que ninguna de vuestras sanas alegrías me es indiferente y que mi presencia no puede faltar en ninguno de los instantes importantes o trascendentales de vuestra vida y también María, la dulce Madre e Intercesora vuestra, dio una prueba de lo que es su misión para con esta humanidad, al pedir a Jesús que, haciendo uso de su poder, aumentara el vino de la fiesta que por instantes escaseaba. Yo concedí aquel prodigio por aquella bendita intercesión, por aquel Corazón de mujer, cuya fe en mi poder e intuición para pedir, son ejemplo perfecto ante vosotros.
68. Dejadme mencionar aunque sea brevemente aquellos pasajes, mas no digáis que es imprescindible que Yo vuelva al mundo, porque tendré que deciros que todo aquello que viví y hablé, quedó escrito y está presente en vuestra Conciencia. Por otra parte, deberéis reconocer que esta vida, maravillosa en todas sus fases, es un libro profundo e infinito que os habla eternamente de Mí.
69. Observadla, sentidla, y encontraréis en ella al Maestro, al Padre y al Juez, oiréis la voz que desde aquí os habla de otra vida más elevada, luminosa y perfecta.
70. Discípulos: Yo he venido a levantaros del polvo de la tierra, donde yacíais vencidos por el dolor, a una vida de esperanzas y de realidades. Os he hecho sentir mi fuerza en vuestras pruebas, os he enseñado a no dudar, a no desesperaros aun en las mayores amarguras.
71. Hoy sabéis que el cáliz de amargura lo está bebiendo toda la humanidad, que no sois los únicos que sufrís ni los únicos que lloráis o los que con mayor intensidad apuráis el dolor, por lo cual me dais gracias y ponéis vuestro pensamiento en vuestros hermanos, olvidándoos un poco de vosotros.
72. Todos traéis una herida en el corazón; ¿quién como Yo para penetrar en vuestro interior? Sé de vuestra amargura, vuestra tristeza y desaliento ante tanta injusticia e ingratitud que existe en vuestro mundo; sé de la fatiga de los que han vivido y luchado en la Tierra y cuya existencia es para ellos como un pesado fardo; sé del vacío de los que se van quedando solos en esta vida.
A todos os digo: “Pedid, que se os dará”, porque a eso he venido, a daros según necesitéis de Mí, ya sea compañía, tranquilidad, bálsamo, misiones o luz.
73. No temáis llorar delante de Mí, varones, que las lágrimas no sólo son del niño o de la mujer; bienaventurados los que lloren delante del Padre, porque mi mano enjugará su llanto y mi palabra de consuelo descenderá a su corazón. El que venga débil ante Mí, después será fuerte delante de sus hermanos, porque supo fortalecerse en el poder de su Padre.
74. Sabed que Yo no me concreto a sentir vuestras aflicciones, sino que vengo a remediarlas; pero además de saber esto, es necesario que tengáis amor y fe en mi Ley, que sepáis pedir y orar, y que tengáis paciencia en las pruebas.