Enseñanza 257
1. En silencio habéis quedado. Los pensamientos se elevan hasta mi Espíritu.
2. Bienvenidos seáis, buscáis reposo, paz o consuelo y habéis acertado en venir a escucharme, porque Yo soy quien posee todo lo que necesitáis.
3. Si buscáis la esencia de la palabra de Jesús, de cierto os digo, que también la encontraréis.
4. La palabra de Jesús fue la voz del Verbo Divino, Jesús fue el nombre del cuerpo de Cristo, cuerpo que fue como un Templo para albergar mi Espíritu y manifestar la verdad en mis palabras.
5. Mas si creéis en Mí, si me amáis y me seguís, no importa el nombre que me deis, entre los muchos que tenéis para designarme. Lo esencial es que me sintáis, aunque no vengo a exigiros que los hagáis con toda perfección.
6. Dichoso el que me sienta en su propio ser en la medida que su capacidad espiritual se lo permita.
7. En unos late con fuerza su corazón, otros quieren decirme algo y no aciertan a formar un pensamiento; otros experimentan la necesidad de llorar y dejan que sus ojos se desborden, y hay quienes se sienten invadidos de temor porque saben que una mirada penetrante les contempla.
8. Los que se preparan y logran sentir mi presencia, son los que verdaderamente se acercan a la mesa espiritual a comer del pan de la gracia. Son los espíritus que, de lección en lección, llegarán algún día más allá de la mente y de lo humano, para penetrar al sentido de mi palabra y hallar allí su contenido.
9. Estos serán los que se entreguen a la práctica de la caridad, los pacificadores, porque habiendo encontrado la fuente de paz, padecerán contemplando a los que viven en medio de la discordia y de la guerra, que es verdadera tiniebla para el espíritu. Serán los que vivan para consolar, para confortar, para hacer luz en las mentes ofuscadas, para sanar a los enfermos del cuerpo o del espíritu.
10. Solamente el que sienta mi presencia, el que interprete en su espíritu la esencia y el amor de mi palabra, podrá más tarde revestirse de piedad ante los que sufren y sentir también el dolor, la desnudez, la pobreza y las tragedias de los hombres.
11. Si a todos os he invitado a mi mesa y os he pedido que os preparéis para que disfrutéis espiritualmente de mi presencia, quiere decir que todos estáis destinados a deleitaros con los manjares del Reino de los Cielos; pero al mismo tiempo, que todos tenéis la misión de sembrar de amor los campos donde creció la discordia y llenar de luz todo sitio donde han ido a ocultarse el vicio, la miseria y la ignorancia.
12. Os da esta lección Aquél que por sentir hacia vosotros un amor infinito, todo lo dejó para salvaros de vuestras tinieblas, aunque para ello tuviera que hacerse hombre, vivir perseguido y burlado hasta morir en una cruz.
13. Discípulos: Antes de que deis vuestro primer paso en el mundo, conozco de antemano vuestra vida, obras y pensamientos, por lo que os entrego cuanto habréis de necesitar en la jornada que vais a emprender.
14. El espíritu inicia a través de su cuerpo una etapa de prueba; pero él ya se ha iluminado antes y se ha fortalecido para no dejarse desviar por las tentaciones que le presenta el mundo.
15. A veces le corresponde habitar en un ser cuyo corazón encierra gran rebeldía y entonces le parece difícil manifestar su luz. Ese corazón será su crisol y su prueba en la vida y si logra someterle y persuadirle de que, sólo estando en armonía materia y espíritu puede el hombre encontrar la paz, habrá triunfado de su prueba y podrá aspirar a un mundo más elevado.
16. Si el corazón es débil ante los sufrimientos y vicisitudes de la vida y se torna en blasfemo, es porque el espíritu se dejó dominar por los sufrimientos, es que descendió hasta la escala de la materia e hizo suyas todas las miserias y pequeñeces que a él no le correspondían. El que reflexiona a tiempo, ora y en la fe se fortalece, podrá triunfar y de aquella prueba le quedará el fruto de la experiencia para no volver a flaquear ni a debilitar; en cambio, el que por un momento olvide su esencia y se consagre a vivir y a sufrir para el mundo, ese habrá caído, vencido por la fuerza de la materia, por las necesidades, las tentaciones y las pequeñeces de la vida humana.
17. ¡Ah, sí desde vuestros primeros pasos en la Tierra, escuchaseis en los labios de vuestros padres una Doctrina sabia, fortificante y consoladora, cuánto ayudaría esto al espíritu a guiar a la mente y al corazón en su elevación hacia vuestro Dios!
18. Una gran enseñanza espiritual se requiere para que el hombre camine de acuerdo con la voz de su Conciencia, porque la materia que le rodea en el mundo a pesar de estar todo saturado de Amor divino, sabiamente hecho para el bien y para la felicidad del hombre, constituye una prueba para el espíritu, desde el instante en que viene a habitar un mundo al cual no pertenece, unido a un cuerpo cuya naturaleza es diferente a la suya.
19. Ahí podréis encontrar la causa por la que el espíritu olvida su pasado. Desde el instante en que encarna en una criatura inconsciente, recién nacida y se funde en ella, inicia una vida junto con aquel ser. Del espíritu sólo quedan dos atributos presentes: La Conciencia y la intuición, pero la personalidad, las obras hechas y el pasado, temporalmente quedan ocultos.
Así ha sido dispuesto por el Padre. ¿Qué sería del espíritu que ha venido de la luz de una elevada morada a habitar entre miserias de este mundo, si recordara su pasado? ¡Y cuántas vanidades habría entre los hombres al serles revelada la grandeza que en otra vida existió en su espíritu!
20. Es preciso que sepáis que el espíritu antes de encarnar, ha tenido una vasta preparación, ya que va a quedar sometido a una larga y a veces dura prueba; pero gracias a aquella preparación no se turba al penetrar en esta vida; cierra sus ojos al pasado para abrirlos a una nueva existencia y así, desde el primer instante se adapta al mundo al que ha llegado.
Cuán diferente es la forma en que vuestro espíritu se presenta ante los umbrales de la vida espiritual o cuando acaba de dejar su cuerpo y al mundo; como ha carecido de verdadera preparación para retornar a su morada, entonces se ve turbado, le domina aún las sensaciones de la materia y no sabe qué hacer ni a dónde ir, eso se debe a que no aprendió que también es necesario saber cerrar los ojos para este mundo en el postrer instante, porque sólo así podrá ir a abrirlos al Mundo espiritual que había dejado, donde le esperaba todo su pasado para unirlo a su nueva experiencia y a todos sus méritos anteriores, sumar los nuevos méritos.
21. Un denso velo nubla su mente mientras recobra la luz; una influencia tenaz de todo lo que dejó, le impide sentir la vibración de su Conciencia y en tanto se desvanecen sus sombras para reintegrarse a su verdadera esencia, ¡cuánta turbación, cuánto dolor!
22. ¿Habrá quién, después de escuchar o de leer este mensaje, lo rechace como lección inútil o falsa? Yo les digo, que sólo aquél que llegare a encontrarse en un grado de materialismo extremo o de ciego fanatismo, podría rechazar esta luz sin que su espíritu se conmoviese.
23. En este tiempo no vengo a revelar al hombre el pasado de su espíritu; pero sí a asegurarle que su espíritu ha vivido, que ha venido a desempeñar una misión elevada a la Tierra y que debe retornar a su mansión, no sólo sin mancha, ni siquiera con la misma luz que trajo, sino aún con mayor luz.
24. Espíritus que habitáis la Tierra: Sentid mi presencia, mirad la Luz divina que se derrama sobre vosotros. Muchos medios tiene vuestro Padre para haceros llegar sus destellos e inspiraciones; pero además de ello, os envío esta palabra que he manifestado a través de entendimientos humanos, para que llegue hasta vosotros y meditéis sobre ella; es maná de vida en vuestro desierto, es rocío de gracia sobre la esterilidad de vuestra existencia, es bálsamo en vuestro dolor y luz infinita en vuestras tinieblas.
25. A vosotros toca, multitudes oyentes y testigos de mi manifestación, prepararos para hacer llegar mis divinos mensajes a toda la humanidad.
26. Mi caridad infinita está dispuesta para recibiros a todos, lo mismo al que viene fatigado y lloroso, que al que se acerca sin fe verdadera a escucharme, como al que llega anheloso como buen discípulo, a ofrecerme el fruto de su cumplimiento.
27. Soy el Padre que busca a vuestro espíritu para llenarle de luz, porque vivís en un tiempo de incertidumbre y turbación.
28. Yo traigo para la humanidad una enseñanza que la lleve a la realización de obras de verdadera caridad, de utilidad espiritual y elevación, obras por las cuales serán los hombres recordados, bendecidos e imitados por las generaciones futuras. Sólo la huella de las obras que encierran verdad será imperecedera en el mundo, porque se aproxima la hora de juicio en que toda obra que no esté fincada sobre cimientos de verdad, sea destruida y de ella no quede ni piedra sobre piedra.
29. A vosotros os digo, discípulos, que si queréis dejar simiente en el corazón de vuestros hermanos, que sea con vuestras obras y ejemplos, obras limpias de vanidad. Tened siempre presente que para no torcer ni equivocar el camino, debéis ser el siervo humilde y el discípulo obediente de Cristo, cuyas obras están escritas en vuestra Conciencia.
30. Ahí están mis ejemplos presentes, eternos e imborrables, a pesar de tantas tempestades y torbellinos.
31. Pueblo: ¿Reconocéis que mi palabra os ha librado de las miserias humanas en este tiempo? Pues sabed que lo mismo tendréis que hacer con vuestros hermanos. Vuestro corazón me dice: “Señor, Vos nos habéis concedido dones y gracias, ¿cómo podríamos hacer lo mismo con nuestros Semejantes?” A lo cual os contesto: Que si no podéis repartir dones, ni conceder gracias, sí podéis hacer que vuestros hermanos escuchando en vuestros labios mi Doctrina, sientan el despertar de sus dones y potencias y que, aprendiendo a comunicarse con su Padre reciban por inspiración la misión que tengan que desempeñar. ¿No os parece ya bastante grande y meritoria vuestra misión?
32. Debo deciros, discípulos, que si os interesa que vuestras obras tengan valor delante de Mí, no tendréis que pedir nada en cambio de ellas a vuestros hermanos.
33. El maná divino del Tercer Tiempo ha descendido sobre este pueblo, ¿cómo podríais tornaros de hijos de la luz en hijos de las tinieblas, de la profanación y la desobediencia?; ¿cómo es que habiendo sido nombrados depositarios de mis revelaciones, pudierais llegar a convertiros en seres miserables sobre la Tierra?
34. Velad y orad, os digo siempre, para que no caigáis en tentación, para que no ocultéis ante nadie vuestros dones, ya sea por temor o por egoísmo, comprendiendo que en vuestra alforja lleváis muchos presentes que no os pertenecen, porque os los he dado para que los depositéis en vuestros hermanos.
Sabed que por mucho que poseáis, si no dieseis nada, es como si nada tuvieseis. Por eso muchas veces os he reclamado que habiendo recibido tanto de Mí, venís y me mostráis vacías vuestras manos, porque nada han dado, porque no han sembrado mi palabra de amor.
35. En verdad os digo, que si necesitáis un aliciente para cumplir con vuestra misión, llevéis a cabo obras de verdadera caridad, porque en la práctica de mi enseñanza encontraréis el estímulo y la compensación.
36. Quienes viven esperando de Mí la caridad y pudiendo hacerla en su sendero no la hacen, no han tenido caridad de sus hermanos ni de ellos mismos. Esos son los que han dejado enfriar su corazón, los que han apagado su lámpara, los que se asemejan a débiles pajarillos caídos del nido, o a las hojas secas que en otoño se desprenden de los árboles, para ser llevadas sin rumbo por los vientos.
37. ¿Acaso le ponéis defecto a mi comunicación, por el hecho de que os la doy a través de criaturas pecadoras? Ciertamente no son seres puros; pero decidme si mis palabras a través de estos labios humanos, no han dejado en vuestro corazón algún recuerdo, o si en alguna ocasión su dulzura no apartó la amargura que traíais en vuestro corazón.
38. Varón: Recordad que llegasteis con vuestro corazón herido, con la mente turbada y el espíritu destrozado y que luego de escucharme os levantasteis fuerte. ¿Quién había hecho esto con vos?
39. Mujer: Vos llegasteis con los ojos y el corazón cansado de llorar, y cuando creíais no tener más lágrimas, oísteis mi palabra y vuestras mejillas volvieron a ser surcadas por el llanto, pero ahora fue llanto de esperanza y de ternura. ¿Quién había llegado al fondo de vuestro corazón antes del día en que oísteis mi voz?
40. Esta Doctrina os ha probado que no es una palabra vacía, sino que está saturada de esencia divina, por eso es sencilla en su forma, porque su profundidad y su sentido están en su significado.
41. Así como he venido a consolaros en vuestras aflicciones, he venido también a daros luz en vuestro espíritu, porque se han desatado y removido en sus abismos todas las tinieblas y es menester que sepáis defenderos.
42. Encended de nuevo vuestra lámpara, despertad el amor en vuestro corazón, interesaos por la Vida Eterna y tened caridad de vuestro espíritu, sólo así podréis sentir piedad hacia vuestros Semejantes y consagrar parte de vuestra vida a la práctica del amor.
43. Guardad vuestro tesoro compartiendo de él y siempre haciendo buen uso de cuanto él encierra, entonces nacerá en vosotros una fuerza, una salud y una luz que jamás habíais experimentado. Esa fuerza, esa luz y esa salud provendrán del espíritu y se reflejarán en la materia.
44. Pueblo: Ya no sois el caminante que a tientas va buscando una luz; vosotros ya la habéis encontrado.
45. Esta palabra ha hecho el milagro de resucitaros a la vida, ha sido la fuerza que os ha levantado y os ha sanado; ¿quién podría convenceros de que ella no proviene de Dios, cuando habéis experimentado en vuestro ser una transformación sólo atribuible a mi poder?
46. Hermosa oportunidad tenéis de mejorar vuestra vida, de poder ser útiles y de labrar a vuestro espíritu una digna morada en la Mansión espiritual. ¿Quién podrá arrebataros esta oportunidad? Nadie, a menos que os olvidéis de velar y orar y que vuestra negligencia os hiciese caer en tentación.
47. Si queréis encontraros en paz cuando surjan los grandes acontecimientos anunciados por mis enseñanzas, permaneced firmes en vuestros pasos.
48. Ya veréis cómo llegará el instante en que los representantes de las grandes iglesias sientan la presencia de lo divino y reconozcan la llegada del nuevo tiempo.
49. Les veréis a unos y a otros deliberar, interrogarse y hacerse proposiciones, aun cuando por momentos su vanidad les haga creerse superiores unos a otros.
50. Este tiempo de lucha será inolvidable para vuestro espíritu, porque en él logró vencer al materialismo y dar expansión a su fe, al amor, al anhelo de ascender a Dios por el sendero de la espiritualidad.
51. El entendimiento y el corazón del Espiritualista, participarán del deleite de su ser superior y mientras tengan vida, colaborarán con el espíritu en el desempeño de su elevada misión; mas llegada la hora de reposar en el seno de la tierra, lo hará en paz, satisfecho de haberse ocupado en la Obra del Señor y los últimos pensamientos, así como los últimos latidos de aquel ser, se grabarán indeleblemente en el espíritu que habitó en una envoltura humilde, noble y dócil a los mandatos divinos.
52. Ved por qué os digo, que transforméis vuestra materia en un báculo, en un apoyo del espíritu aquí en la Tierra, dándoos a comprender que le quitéis a vuestra carne ese cetro y ese mando con que ha tratado de someter al espíritu, que guiado por la Conciencia, es el único timón y luz en la vida del hombre.
53. Os he hablado de acuerdo con vuestra capacidad, porque no quiero que ignoréis el sentido de ninguna de mis palabras, aunque os digo también, que según la preparación de cada grupo, multitud o congregación, así es la forma en que me manifiesto.
54. Todo espíritu tiene una gran deuda con su Padre. Por mi amor hacia vosotros, os he ofrecido en la Tierra esta nueva oportunidad de justificaros delante de Mí, de restituir espiritualmente y de purificaros para que podáis pasar a la siguiente morada.
55. ¡Oh, bendito Tercer Tiempo que traéis en vuestra arca cuanto el mundo necesita para salvarse de su esclavitud! ¡Bienaventurados quienes aprovechen vuestra luz, porque ellos serán salvos!
56. A lo largo de vuestra jornada espiritual os he guiado, os he probado y preparado para la revelación de este tiempo. No serán los hombres quienes organicen al nuevo pueblo de Israel, seré Yo quien lo forme, lo depure, lo eleve y lo envíe entre la humanidad a cumplir su misión. Mientras, este pueblo va creciendo y derribando los obstáculos para que pase. Así lo hice con Israel cuando lo saqué de Egipto y lo conduje por el mar y por el desierto.
57. Este pueblo trae la misión de despertar espiritualmente a la humanidad; mas, cuando haya cumplido y los hombres se den cuenta del tiempo en que viven, veréis surgir de su corazón un anhelo de luz y de su espíritu un ideal de elevación, que conmoverá la vida humana hasta sus raíces y transformará al mundo.
58. La Conciencia será escuchada y obedecida, los llamados del espíritu serán entendidos, los anhelos y derechos espirituales serán tenidos en cuenta y respetados, y en todas partes brillará el anhelo de conocer a Dios, de sentirlo, de acercarse a Él y de mirar su verdad.
59. Todo esto habrá de surgir en los hombres cuando el hambre y la sed les hayan llevado hasta los límites de su resistencia, cuando, abatida su soberbia se confiesen arrepentidos delante de su Señor, cuando desciendan de sus tronos y de sus sitiales, desde donde han tratado de ignorarme, desde donde me han juzgado y negado; para que arrepentidos de sus errores, vuelvan sus ojos hacia Mí y me hablen como hijos a un Padre que les ha estado esperando por siglos y siglos para colmarlos de su amor.
60. ¡Hasta dónde se ha hundido el hombre en su materialismo, llegando a negar a Quién todo lo ha creado! ¿Cómo ha podido la mente humana ofuscarse a tal grado? ¿Cómo ha podido vuestra ciencia negarme y profanar la vida y la Naturaleza como lo ha hecho?
61. En cada obra que vuestra ciencia descubre está mi presencia, en cada obra se manifiesta mi ley y se deja escuchar mi voz. ¿Cómo es que estos hombres no sienten ni ven, ni escuchan? ¿Por ventura es una prueba de adelanto y de civilización el negar mi existencia, mi amor y mi justicia?
62. No estáis entonces más adelantados que los hombres primitivos, que supieron descubrir en cada elemento y en cada maravilla de la Naturaleza, la obra de un Ser Divino, superior, sabio, justo y poderoso, al que atribuyeron todo bien, todo lo existente y por eso lo adoraron.
63. A través de una inteligencia naciente trataban de comprender lo que sus sentidos corporales recibían, ¿qué culto perfecto podían ofrecerme?; ¿qué comprensión plena podían tener de la verdad? Sin embargo, su asombro, su fe y su culto eran recibidos por Mí como las primicias de un extenso campo que mi Espíritu habría de cultivar a través de los tiempos.
64. Desde entonces hasta ahora, ¡cuántas lecciones le he dado a la humanidad!, ¡cuántas revelaciones le ha confiado mi amor! Sin embargo, cuando estos hombres debieran haber alcanzado la cumbre de la comprensión y cuando su culto debiera ser perfecto, es cuando su ciencia egoísta, soberbia e inhumana se ha levantado para negarme y cuando los cultos que existen, viven en el letargo de la rutina y de las tradiciones.
65. Yo os di el don del libre albedrío y he respetado esa bendita libertad concedida a mis hijos; pero también puse en vuestro ser la luz divina de la Conciencia para que guiados por ella, encauzaseis vuestros dones y Yo os digo, que en la lucha del espíritu y la materia ha sufrido el espíritu una derrota, una caída dolorosa, que poco a poco le ha ido alejando más y más de la fuente de la verdad que soy Yo.
66. Su derrota no es definitiva, es pasajera, porque del fondo de su abismo se levantará cuando su hambre, su sed, su desnudez y sus tinieblas no las pueda soportar más. El dolor será su salvación y oyendo la voz de su Conciencia, se levantará fuerte y luminoso, ferviente e inspirado, tomando nuevamente sus dones; pero ya no con aquella libertad de aplicarlos al bien o al mal, sino consagrándolos tan sólo al cumplimiento de las leyes divinas, que es el mejor culto que podéis ofrecer a mi Espíritu.