Enseñanza 254
1. Vengo a recibir y a daros, vengo a escucharos y a que me escuchéis.
2. Incontables veces me he manifestado como Padre y como Maestro, hoy es mi voluntad mostrarme cual Juez, porque os confié un año del cual vengo a pediros el fruto. En la eternidad ese lapso de tiempo es sólo un instante, pero las obras hechas por vosotros dentro de él quedan anotadas en un libro donde vais escribiendo la historia de vuestra vida. Ese libro espiritual, escrito en la Conciencia, guardará la huella de vuestras luchas por alcanzar la meta y será el que presentéis ante el supremo Juez.
3. Hoy sólo me mostráis una página que representa un átomo de tiempo en el cual disteis un paso hacia adelante en el camino de evolución.
4. A medida que vayáis escalando, vuestras obras irán alcanzando mayor perfección e iréis concibiendo más grande y profunda mi Obra, para ello os inspiro confianza en mis promesas, os levanto, os despierto y os sano.
5. Quiero recibir vuestro fruto porque lo habéis logrado con un ideal de amor, con esfuerzo y con el fin de agradarme. En medio de pruebas habéis luchado, sobre guijarros habéis caminado, han llorado los ojos de vuestro cuerpo y ha sollozado también vuestro espíritu.
6. Calla vuestro labio y no se queja el espíritu en este instante y toda la amargura recogida la convertís en esperanza en vuestro Padre y en perdón para vuestros hermanos. Yo os bendigo por vuestra obediencia.
7. Sentís que despertáis a un nuevo día, que estáis dando un paso hacia adelante y que desde ahí os ilumina aún más vuestra Conciencia y me comprendéis mejor, también medís con mayor certeza vuestra responsabilidad contraída ante Mí y ante el mundo.
8. Hoy sabéis que el tiempo es tesoro precioso que no debe desaprovecharse y que vuestros dones son como joyas que no deben permanecer ocultas.
9. El tiempo de las tinieblas y la ignorancia ha pasado para vosotros; hoy, cual apóstoles, sabéis lo que decís, lo que hacéis y lo que pensáis y procuráis hacer méritos para haceros acreedores a mis bendiciones. Vivís en medio de la luz y si alguno se cegara con ella, será por falta de limpidez en la mirada.
10. Yo derramo mi gracia sobre todos en la misma forma, pero cada quien la recibe según su preparación o elevación espiritual.
11. Estoy recibiendo el resultado del trabajo de seres encarnados, porque la vida material está medida por el tiempo. Cuando penetréis en la vida espiritual, veréis que la eternidad no puede medirse por horas, días o años, porque el tiempo no tiene acción sobre lo espiritual.
12. Estoy presente, invisiblemente delante de toda la humanidad porque la vida palpita en Mí, porque soy un Padre, el único que con perfección puede juzgar su vida y sus actos.
La veo agitarse en el caos, llevando la guerra en el corazón y aun en el espíritu, llevando el arma homicida y destructora no sólo en las manos, sino en el corazón y desatando la lengua como verdadera espada de dos filos. Unos atacan, otros se defienden. Unos siembran la muerte mientras otros se aferran a la vida. Y como una sombra se va extendiendo el manto de las nuevas doctrinas que avanzan de corazón en corazón y de espíritu en espíritu. Ante esa amenaza tiemblan hombres y pueblos, y se preguntan: “¿Por qué el Omnipotente no impide el avance de estas calamidades?” A lo que os contesto: Yo les permito germinar, crecer, florecer, extenderse y fructificar, para que esos árboles sean reconocidos por la humanidad por sus propios frutos.
13. Las doctrinas, las teorías e ideas se extenderán en el mundo, para que los hombres, después de haber comido de todos los frutos, puedan volver sus ojos al Árbol de la Vida y comprender que el verdadero fruto, el que tiene dulzura en su sabor y vida en su substancia, es el que os ofrecí en mi Ley de Amor desde el principio de los tiempos.
14. La paz de los hombres es perecedera, sólo la paz que Yo os ofrezco es eterna.
15. Os hablo a través del entendimiento humano y mi palabra es la misma semilla de amor que siempre he sembrado en vosotros.
16. Os he dado fuerza, mas no para que impongáis mi voluntad por medio de ella a vuestros hermanos. He libertado a vuestro espíritu, mas no para que llegue a hacer mal uso de esa libertad. Mis armas son la verdad, el amor, la caridad, la paz, el perdón.
17. Para que podáis representarme dignamente y ser mis testigos fieles, debéis aprovechar mis enseñanzas y profundizaros en mi palabra, para no caer en confusiones que os dividan, haciendo que mientras unos defiendan y traten de conservar los cultos exteriores y las tradiciones, otros se levanten pugnando por la esencia y la espiritualidad de mi Doctrina. Recordad que en el primer precepto de la Ley que por Moisés di a la humanidad, dije: “No haréis imagen ni semejanza de las cosas del Cielo para postraros a adorarlas”. Desde entonces quedó trazado con claridad el camino para el hombre y el camino para el espíritu.
18. No se concretó Moisés a transmitir a los hombres el Decálogo, también instituyó leyes secundarias para la vida humana, e implantó tradiciones, ritos y símbolos dentro del culto espiritual, todo de acuerdo con los pasos que daba entonces el espíritu humano. Pero vino el Mesías prometido y borró tradiciones, ritos, símbolos y sacrificios, dejando intacta solamente la Ley, por eso cuando los fariseos dijeron al pueblo que Jesús venía en contra de las leyes de Moisés, les respondí que Yo no venía contra la Ley, antes bien venía a darle cumplimiento, y que si mis enseñanzas venían borrando las tradiciones, era porque el pueblo por cumplir con ellas se había olvidado de observar la Ley.
19. El caso se ha repetido en este tiempo, pueblo. En 1866 mi presencia a través del entendimiento humano fue revelada a Roque Rojas, quien os la dio a conocer, mas él también creó tradiciones, cultos y símbolos, para ayudaros a comprender el sentido de las revelaciones.
20. Ahora que está próximo el momento en que os deje de hablar bajo esta forma, quiero borrar de vuestro corazón todo el materialismo y fanatismo que pueda existir en el interior de vuestro culto y prácticas, para que podáis ostentar dignamente el nombre de discípulos del Espíritu Santo; pero comprended que si he venido a borrar tradiciones y costumbres superfluas, no por eso estoy en contra de mi Ley, pues como en el Segundo Tiempo, por cumplir con las tradiciones, podéis faltar al verdadero culto espiritual y vuestros deberes para con la humanidad.
21. Si ya estáis libres de todo materialismo en vuestro culto al Padre, no os levantéis vanidosos creyendo haber escalado la cúspide de la espiritualidad, desde donde creáis ver pequeños a todos los que profesan sectas o religiones, porque mirando la paja en el ojo de vuestro hermano Yo os podré descubrir la viga que cargáis.
22. La humanidad se encuentra cansada de tradiciones, de formas y ritos, quiero mostrarles la luz de mi Doctrina como remanso para el espíritu fatigado de buscar la luz.
23. Pueblo: Dejadme ser vuestro Juez, escuchad mi voz que os habla en vuestra Conciencia; no busquéis aún en Mí el galardón o la alabanza, no vengáis en pos del premio, porque si Yo os adelantase estas satisfacciones, no las sabríais poseer y os convertiríais en reyes. Venid a buscarme humildemente como el más pequeño de mis hijos. Si traéis un remordimiento, inclinaos ante Mí, que Yo sabré ser vuestro Juez y os hablaré con suma verdad. Yo os corregiré con caridad. Entonces veréis más allá de mis palabras, la promesa divina de algo jamás presentido, de algo superior a todo anhelo.
24. Os doy el don de la palabra para que ella despierte como la voz de las campanas a los que duermen, para que lleve esencia, bálsamo y vida.
25. No esperéis que las calamidades hagan que la humanidad vuelva a Mí; velad, orad y sembrad, y entonces la luz y la paz de mi Espíritu irán avanzando de corazón en corazón.
26. Mi palabra, a pesar de que pasa por el cerebro y los labios del hombre, es de luz y amor. Preparaos multitudes y dejadme manifestar a través de mis portavoces, y vosotros que habéis sido escogidos para esta alta y delicada misión, preparaos más. El que no se sienta capacitado para transmitir con pureza mi palabra que se prepare; si no puede hacerlo mejor calle y selle sus labios. Pero tened en cuenta que vuestra pequeñez, vuestra torpeza o vuestra humildad, no son un obstáculo para mi comunicación; del torpe y del rudo me he venido sirviendo, para sorprender al mundo. Lo que Yo reclamo es la impureza, el pecado.
27. Quiero que os hagáis dignos de que en los últimos años de mi palabra, mis revelaciones se sucedan las unas a las otras y no sean reclamos los que se escuchen bajo las bóvedas de los recintos.
28. He recibido el tributo de toda la Creación, desde los astros mayores hasta los seres menos perceptibles a vuestra mirada. Todo está sujeto a evolución, todo camina, todo avanza. Todo se transforma, se eleva y se perfecciona. Cuando haya alcanzado la cumbre de la perfección, mi sonrisa espiritual, como una aurora infinita será en todo el Universo, del que habrá desaparecido toda mancha, miseria, dolor e imperfección.
29. He aquí mi justicia en el fondo de mi palabra.
30. Multitudes: Mi palabra es la llave con la que vengo a abrir vuestro corazón, ese corazón que tan poco ha latido para Mí.
31. Hoy comenzáis el segundo año de los tres últimos que os fueron confiados para vuestra preparación.
32. ¿Qué habéis logrado hasta este día? Nada en lo absoluto; después de vuestro examen ante la luz de vuestra Conciencia, habéis comprendido que no habéis dado un sólo paso de adelanto hacia la unificación y hacia la espiritualidad.
33. Os habéis familiarizado con mis reclamos y por eso permanecéis recostados indolentemente, mas, no os confiéis demasiado, desechad la creencia de que voy a prolongar el tiempo de mi manifestación entre vosotros, porque si cayeseis en ese error, viviréis engañados y engañando.
34. ¿Quién osará pedir una nueva oportunidad, después de las que le he concedido? Sólo el necio o el ignorante, mas vosotros no sois ignorantes, puesto que os he hablado sin cesar año tras año.
35. ¿Por qué os digo esto? Porque veo el deseo y la intención oculta en el fondo de algunos corazones, intención y deseo que aún sin haberlos llevado a cabo, ya están profanando la verdad y la pureza de mi Obra.
36. Ese deseo de que mi palabra prosiga indefinidamente, de que todo siga como hasta ahora, es una prueba de que el tiempo precioso que les fue confiado, lo han desaprovechado y ahora quisieran un tiempo más, para poder hacer algo, mas cuando el tiempo señalado haya llegado a su término, nadie podrá hacer variar una determinación divina, porque intentarlo, equivaldría a negarle perfección a lo dispuesto por Dios.
37. No vayáis a pasar sobre mis mandatos, oh, pueblo, porque si alguien lo hiciere, será testigo de mi justicia y verá venir sobre esta nación a los elementos desencadenados, haciéndole comprender su desobediencia, ya que no supo obedecerme a pesar de mis palabras de amor.
38. ¡Qué amargura y qué vergüenza para esos espíritus, cuando despierten de su equivocación y se den cuenta de su retraso espiritual, al ver que todavía el Padre tiene que despertarles y tocarles a través de los elementos, como acontecía con los hombres de la antigüedad!
39. Yo levantaré de entre este pueblo toda la simiente impura y sólo dejaré la buena semilla, por la cual pueda reconocerme mañana la humanidad. ¿Cómo podrían los hombres mirar el esplendor de mi verdad a través de un pueblo confundido, desobediente o fanático?
40. Estos días de preparación, son de profunda meditación para vos, pueblo, con el fin de que después de esa reflexión y de ese examen ante la Conciencia, elijáis la senda que vais a seguir, con la advertencia de que, quien haga mi voluntad podrá caminar en paz, y el que haga la suya, tendrá que decidirse a aceptar las pruebas que, llegado el tiempo, inexorablemente le tendrán que sorprender.
41. En el que acate mis mandatos habrá paz verdadera, porque será hombre de buena voluntad para obedecer a su Padre; en el que desconociera mis órdenes, no habrá un instante de paz, escuchará incesantemente el reclamo de su Conciencia y vivirá en continuo sobresalto.
42. No estoy sentenciado a nadie, me concreto a revelaros a tiempo lo que podréis encontrar como resultado natural de vuestras obras. Os lo digo a tiempo, porque os amo y para que lo evitéis; para que miréis de frente hacia la verdad y no os desviéis del camino.
43. El desobediente siempre es soberbio. Mas, ¿quién es el que cree tener derecho de hacer su voluntad o hacer variar mi voluntad de Padre?; ¿quién cree haber recibido por verdaderos merecimientos, los dones que en sí lleva?; ¿quién cree que este pueblo me sea indispensable para el cumplimiento de mis planes divinos?
44. No dejéis que vuestra mente se ofusque, no acalléis la voz de la Conciencia, no dejéis que las tentaciones de la materia hagan flaquear a vuestro espíritu, porque sería muy doloroso.
45. Velad y orad para que nunca os falte la fuerza, meditad, juzgaos a vosotros mismos severamente y vuestra Conciencia estará presta a derramar su luz en vuestro entendimiento y en vuestro corazón, para que reine entre vosotros la paz.
46. Mi lección prosigue mostrando hoja tras hoja el Libro de la Vida a vuestro espíritu, porque él habrá de quedar fuerte y preparado para cuando termine este tiempo de enseñanzas.
47. Si en verdad anheláis elevaros como los profetas del Primer Tiempo, y como ellos, ser faros de luz en el sendero de la humanidad, id hacia la espiritualidad, que no será difícil encontrarla, ya que cada una de esas enseñanzas, es una lección de espiritualidad para los hombres.
48. Quiero que sepáis que antes de que empiecen a llegar al mundo aquellas generaciones de hombres espiritualizados que os he anunciado, este Mensaje será extendido en las naciones y los pueblos, a fin de que cuando ellas vengan a la Tierra, encuentren las sendas preparadas por el pueblo que oyó la voz de su Señor y por los que a este pueblo se unieron porque creyeron en su testimonio.
49. Os estoy invitando incesantemente a dar nuevos pasos en este camino que es de eterna ascensión. No os detengáis, y cuando lo hagáis, que sea con provecho, porque hayáis tenido que madurar algún propósito, que afirmar la fe o que meditar, mas, después seguid hacia adelante.
50. Cuántos en su corazón me están diciendo: “Maestro, ¿por qué en este tiempo no vinisteis a nosotros en cuanto hombre, para poder contemplar vuestra presencia?” Y os contesto con otra pregunta: ¿No os dais cuenta de que al desear en esa forma mi presencia en el mundo, estáis pidiendo nuevamente mi sangre? Tenedme así: En Espíritu, invisible sólo a vuestros ojos materiales, pero perceptible a todos los sentidos de vuestro espíritu. En aquel tiempo derramé mi sangre para sellar con ella el amor que en mi Doctrina prediqué, ahora estoy derramando esencia divina sobre de todos, como una prueba de que mi amor por los hombres, a pesar de sus ingratitudes, es el mismo, y que por eso me aproximo a ellos, para enseñarles el sendero luminoso que les lleve a habitar Conmigo en mi Reino por la eternidad.
51. Otros, espiritualmente me dicen: “Si al menos esta palabra que con tanto amor nos habéis hecho oír, no la apartaseis nunca de nosotros”. A éstos Yo les digo: Que si verdaderamente aprovechan mis enseñanzas y tratan de comprender mis propósitos, no les será doloroso renunciar a esta comunicación, cuando llegue la hora de darla por concluida. Y no os será doloroso, porque vuestro espíritu quedará impregnado de mi esencia y saturado de mi luz. Mas si algunas, o muchas de mis enseñanzas no las hubieseis podido retener en vuestra memoria, por eso he ordenado la formación del Libro que contenga mi palabra de este tiempo. En ese Libro que se haga de mis divinas lecciones, encontraréis el arca verdadera que los primeros Espiritualistas no lograron comprender y por eso lo tuvieron que representar con objetos o símbolos.
52. El arca verdadera está en mi palabra, porque quien la abra, y penetre en ella con respeto, espiritualidad y amor, encontrará en su fondo la sabiduría, la profunda revelación, la profecía y todos los dones del espíritu. A esa aurora os asomaréis cuando ya mi palabra no sea escuchada a través de los imperfectos portavoces humanos y seréis testigos de cómo en medio de vuestras meditaciones, en los instantes en que estudiéis o en los momentos de vuestra oración, sentiréis llegar a lo más sutil de vuestro ser, una luz superior, aclarándolo todo, una influencia paternal envolviéndoos y una voz que no es humana, hablándoos en forma pura y perfecta. Será la luz de mi inspiración llegando hasta vosotros en una verdadera comunicación de Espíritu a espíritu.
53. Benditos seáis vosotros, que habéis logrado apartar de vuestras prácticas, muchas de las ceremonias superficiales e inútiles que os legaron los primeros, conservando tan solo lo esencial, pero reconoced que aún os queda algo por depurar y mucho por espiritualizaros.
54. ¡Cuán feliz será vuestro espíritu si desde esta Tierra logra ofrecerme el culto que de él espero! Mas si de aquí partiese al Valle espiritual, dejando entre sus ejemplos algo que no fuese digno de mi Obra, las nuevas generaciones, analizando la herencia que les legasteis, sabrán apartar cuanto de impuro hayáis dejado, dando así, el paso que no hayáis podido dar.
55. Os digo, que mientras más depuréis vuestras prácticas y perfeccionéis vuestro culto, menos tendrán que sufrir aquellos que vengan tras de vosotros, y vuestros méritos ante Mí, serán mayores, porque no trabajasteis para vosotros, sino que lo hicisteis pensando en vuestros hermanos, sintiendo en vuestro corazón, caridad hacia ellos.
56. ¿Ya habéis visto cuánto habéis tenido que luchar por depurar lo que recibisteis de vuestros hermanos que os antecedieron? Pues no deis esa penosa labor a quienes vengan en pos de vuestras huellas.
57. En el Segundo Tiempo llegó mi enseñanza a su culminación cuando estaba ya muy próxima mi partida.
58. Los discípulos, sabedores de que eran los últimos instantes que estarían con el Maestro, ponían toda su atención para escuchar y guardar en el corazón hasta la última de aquellas palabras.
59. El anhelo divino de Cristo era que sus discípulos se convirtiesen en los sembradores de su Doctrina redentora; por eso, en el instante supremo de su última cátedra a los discípulos, que fue también la última conversación entre el Padre y los hijos, les dijo con acento dulce: Voy a dejaros un nuevo mandamiento: “Amaos los unos a los otros”, encendiendo con la luz de aquella máxima, la esperanza más grande de la humanidad.
60. También en este tiempo, cuando estoy por concluir mi comunicación entre vosotros, contemplo el recogimiento y la atención con que escucháis mis lecciones, ellas se marcarán indeleblemente en la Conciencia de mis nuevos discípulos.
61. Así como en aquel tiempo dije a mis apóstoles que iban a quedarse en el mundo como ovejas entre lobos, a fin de que vivieseis siempre alerta, ahora a vosotros os digo que os preparéis, que veléis y oréis, porque muchos se levantarán contra vosotros, empleando armas traidoras y usando todos los medios para confundiros.
62. El tiempo es de lucha, todos lo sabéis para que ninguno se vea sorprendido.
63. Os he simplificado hasta el máximo mis lecciones para que las comprendáis y podáis analizarlas en busca de su esencia y llegado el instante, tengáis una fácil respuesta para cada interrogación que os hiciesen. No necesitaréis hablar mucho para convencer; si estáis verdaderamente preparados, vuestra palabra además de ser sencilla, será breve. No necesitaréis conocer la ciencia para contestar al científico ni saber teología para responder al teólogo. Una palabra de luz lo ilumina todo y Yo quiero que de vuestros labios broten palabras de luz.
64. No todos los que me han oído en este tiempo van a levantarse a testificar mi palabra; se levantarán los que en verdad me amen, los que me amen en sus propios Semejantes y vayan en busca de los necesitados en quienes desborden su caridad y su consuelo.
65. Los que comprendan mi enseñanza y la sientan profundamente, la abrazarán con fe; ellos serán los que tengan que enfrentarse a toda adversidad, los que tengan que esgrimir las armas de la verdad, del amor y de la justicia, a través de sinsabores y en un mundo del cual esa justicia y esa verdad ha mucho tiempo que se han apartado, irán estos sembradores, llenos de paz y de confianza en su Dios extendiendo por el mundo el Mensaje espiritual del Tercer Tiempo.