Enseñanza 249
1. Pueblo amado: He aquí al Verbo entre vosotros, el mismo que os habló en el Segundo Tiempo, y que hoy se manifiesta espiritualmente a través del entendimiento del hombre.
2. En verdad os digo, que no fue dulce la existencia de Jesús entre los hombres. Desde mi infancia llegó a mis labios el cáliz de amargura. Mas a eso vine: A padecer de principio a fin, para mostraros el camino de la redención y enseñaros que si Yo, el Dueño de la vida, de la paz y de la dicha, renuncié a mi Gloria para sufrir por vosotros en la Tierra, ¿qué os toca hacer a vosotros? ¿Qué podéis esperar de las dichas, placeres y victorias de vuestro plano terrestre?
3. El mundo cristiano aún conmemora el día en que Jesús llegó al mundo, pero aun en los días de conmemoración se oye el estruendo de la guerra, y los hombres se matan. Las mujeres quedan desamparadas y los niños huérfanos. Mientras María, la Madre, extiende el manto de su amor sobre el Universo; Ella es la ternura, el calor, el regazo eterno, el hogar. Madre perfectísima de Jesús en cuanto hombre, entregó también su divina lección que comenzó en el pesebre del establo y concluyó en la cruz del Calvario.
4. Sea la paz con los hombres de buena voluntad que amen, que bendigan y que velen por la humanidad.
5. Criaturas mías que venís a buscarme sin pedirme nada, esperando tan sólo lo que sea mi voluntad concederos. Al sentir mi amor y mis caricias, las recibís con amor profundo, estáis confiándome vuestros pensamientos y me decís que anheláis perfeccionaros.
6. Sois como las aves que van en pos del nido en donde cobijarse, os habéis acercado los unos a los otros en busca de calor, y mi palabra os ha alimentado y ha satisfecho vuestro corazón.
7. En este día, venís a hacerme presente vuestras obras. Dejáis tras de vosotros, lágrimas y sufrimientos, y tenéis la esperanza de que el nuevo año traiga la ansiada paz para la humanidad.
8. Me dais gracias por haberme encontrado después de haber sufrido incomprensión y desengaños y al sentiros amados por Mí, eleváis un canto de gratitud.
9. Vais descubriendo el tesoro, la herencia que buscabais y al penetrar en vuestro espíritu, os habéis maravillado al encontrar vuestros dones, al contemplar virtudes que estaban ocultas y olvidadas.
10. Habéis hallado en Mí el amor que habíais buscado, al verdadero Maestro, al Amigo leal. Se han despertado todas las fibras nobles de vuestro espíritu y sentís el anhelo de decir a la humanidad, que mi Espíritu está vibrando sobre todo ser, que mi luz se ha hecho palabra para ser oída por todos y que el instrumento que he escogido es el hombre, el que se ha convertido por mi voluntad en el portavoz de mi enseñanza. Si al llegar la Buena Nueva por vuestro conducto a los hombres, sois oídos, regocijaos, si no os oyen, no temáis, que Yo me manifestaré en muchas formas para vencer la reaciedad humana.
11. En el Segundo Tiempo dije a mis discípulos: “Volveré y hablaré al espíritu del hombre, cuando éste haya conocido el pecado en su mayor altura”. Mas les advertí de que manera había de volver: Espiritualmente, y aquí me tenéis cumpliendo mi promesa. Aquellos discípulos me preguntaron: “¿Cómo te reconoceremos?” Y Yo les hice conocer las señales de mi venida. Mas ya veis que aunque no están sobre la Tierra aquellos apóstoles, vosotros a los que he escogido en este tiempo para entregaros mi enseñanza, habéis reconocido mi voz.
12. Cuando llegué al Calvario y apuré mi cáliz, estuvieron presentes muchos de los que ahora me están oyendo hablar a través del conducto del hombre. No comprendieron quién era Aquél que les hablaba y esos sois vosotros que despreciasteis mi enseñanza y que ahora me decís: “Maestro, te amamos, queremos seguirte, si en otro tiempo no te reconocimos, ahora comprendemos nuestro error y te pedimos perdón. Déjanos seguir de cerca tus pasos”.
13. Y os digo: ¡Oh, discípulos, que habéis abierto vuestro corazón y dejáis que mi palabra, como semilla fértil germine, crezca y fructifique, permitid que esta enseñanza deje en vosotros sus beneficios y que éstos sean para todos vuestros hermanos!
14. Se acerca el tiempo en el que el espíritu humano busque la verdad, para entonces mi simiente estará esparcida sobre todo el haz de la Tierra y por doquiera surgirán apóstoles.
15. Hoy preparaos, sed pacientes en la lucha. Todos vuestros padecimientos serán recompensados, sentid mi caricia y mi perdón que vienen a suavizar vuestras penas. Así os estáis purificando para llegar limpios a Mí, y al hablaros así, sentís la paz y se tranquiliza vuestro corazón.
16. Dejad vuestra tristeza, no me busquéis por el camino del dolor, venid al Padre, que soy Amor.
17. Quiero veros fuertes, llevando con paciencia vuestra cruz y esparciendo dones a vuestro paso. Velad por cada una de vuestras obras para que seáis siempre dignos de la paz que os ofrezco.
18. Multitudes, hijos míos que venís en busca de luz, esperáis mis palabras, esperáis mis pensamientos para lograr olvidar vuestras amarguras.
19. Aquí os habéis reunido y habéis encontrado mi luz en la esencia de mi enseñanza. Cuando conversáis unos con otros, habéis comprendido que fue una misma causa la que a todos os hizo buscarme en esta palabra y que esa causa fue la sed de verdad, la sed de amor.
20. Bien poco es lo que he tenido que daros, pueblo, porque todo cuanto habéis venido a pedirme, lo llevabais ya en vuestro espíritu. Sólo he tenido que enseñaros a mirar hacia lo eterno de vuestro ser para que allí descubráis vuestra herencia y vuestra riqueza.
21. Sólo mi luz abre los ojos del espíritu a la verdad, sólo ella ilumina el camino sin fin de la verdadera sabiduría, la senda de vuestra redención.
22. Mientras más busquéis en esa senda, más encontraréis; mientras más os profundicéis, mayores tesoros hallaréis. Tesoros que estaban ocultos pero que existen en vuestro espíritu y en la vida a la que él pertenece.
23. ¡Cuántas riquezas que habíais olvidado y cuántas nuevas maravillas, encontraréis en esta senda!
24. Mucho tenéis que aprender para haceros sensibles a mis inspiraciones y a mis llamados. ¡Cuántas veces percibís las vibraciones de lo espiritual sin acertar a comprender Quién os llama! Es tan confuso para vosotros aquel lenguaje, que no acertáis a entender y termináis atribuyendo las manifestaciones espirituales a alucinaciones o a causas materiales.
25. Duros son vuestros corazones y necios vuestros entendimientos que no permiten al espíritu recibir la influencia de su verdadera morada. No era así el pueblo de Dios en los primeros tiempos, la espiritualidad era cultivada por aquellos hombres de corazón sencillo y elevado espíritu, a quienes preocupaba el cumplimiento de la Ley divina y la observación de las leyes de la Tierra.
26. Quiero volver a ser sentido y amado como en aquel tiempo, pero de una manera más espiritual.
27. Esto fue anunciado por profetas, por mi palabra y por uno de mis apóstoles. Si verdaderamente llegaseis a unir todas aquellas revelaciones en una sola, quedaríais maravillados de la claridad con que ellas os hablan de este tiempo que estáis viviendo y de las manifestaciones que estáis contemplando.
28. Breve será mi comunicación a través del entendimiento humano, porque si ella se prolongase os quedaríais estacionados, os consagraríais tan sólo a recrearos con mi palabra y acabaríais por familiarizaros con mi presencia. Pronto terminará mi manifestación bajo esta forma y entonces os veréis obligados a estudiar lo que escuchasteis, a perfeccionar vuestra oración para sentir mi presencia y a prepararos mejor para haceros dignos de mis prodigios.
29. Dos errores deseo que evitéis: Que os estanquéis en la rutina de vuestras prácticas, y que pretendáis caminar de prisa. Dirigíos paso a paso, firmemente a la meta que os tracé, así iréis ascendiendo, limpiando las manchas de vuestro espíritu y saldando deudas os iréis aproximando a la Vida Eterna, destinada como albergue para todos los espíritus cuando alcancen el estado perfecto.
30. Al oírme, oh, mis párvulos, unos oráis implorando mi perdón, otros lloráis; veo lágrimas de amor, de arrepentimiento, de temor: Yo todo lo recibo. Ved de cuántas maneras sois escuchados por vuestro Maestro, que sabe interpretar todos los lenguajes.
31. Cuando estáis escuchándome, no quisierais que esta hora pasara. “¡Cuanta paz, que tranquilidad, que infinita dulzura!”, me dice vuestro espíritu. Mas os digo: Esta paz, esta dulzura, esta dicha de sentir, de amar, de saber y de poder, la tendréis en la vida espiritual, no por una hora, sino por toda la eternidad.
32. Yo os esperaré en aquella Tierra Prometida y mi luz os seguirá en vuestra jornada hasta que lleguéis a Mí, porque soy la Luz que desciende a iluminar vuestro camino.
33. En mi palabra os he dado profecías que habéis visto cumplidas, para que de vuestra fe participéis a los que escuchen vuestro testimonio. ¡Cuánto gozo habrá en los que viviendo muertos a la fe, de pronto abran sus ojos y descubran sobre ellos la Vida Eterna y dentro de ellos, la semejanza con la misma Divinidad! En ese instante cambiará la existencia para aquellos seres, pues dejarán de ser los que piden para ser los que den gracias. Porque el que pide es porque no ha reconocido que tiene lo suficiente, y el que da gracias es el que está convencido de que tiene más de lo que merece.
34. Cuando contempláis las maravillas de la Naturaleza y os dais cuenta de que habéis sido objeto del amor y de la caridad divina, ¿no ha brotado de vuestro corazón una acción de gracias?; ¿qué mayor prueba de agradecimiento podéis darme en ese instante, que vuestra admiración, vuestra humildad y vuestra confesión de mi grandeza? No ha sido entonces ni el dolor, ni la necesidad, ni el interés, los que han exaltado vuestro amor hacia Mí.
35. Cuando musitéis una oración de gratitud, acompañadla de obras que confirmen aquel sentimiento.
36. Debo apartar toda confusión de vosotros, porque el tiempo en que os hable en esta forma es ya muy corto y al finalizar 1950, reconoceréis en vosotros mayor comprensión de mi Obra, porque habréis estudiado más a fondo mi enseñanza, ayudados por los sabios consejos de mi Mundo Espiritual. Estos pedestales, a quienes se ha encomendado la misión de transmitir el Mensaje divino, cada vez se prepararán con mayor conocimiento de su responsabilidad.
37. Para el tiempo en que levante mi palabra, habrá entre todos vosotros depuración de prácticas y de costumbres. Entonces, el que quiera seguirme con la bandera de la verdad que se levante y me siga, y quien por egoísmo o interés personal persista en falsear lo que es puro, quedará sujeto a sufrir las consecuencias de su desobediencia y falta de celo.
38. No seré Yo quien castigue al hijo; él mismo dictará su sentencia. Toda mala hierba será cortada de raíz.
39. A este pueblo Espiritualista, lo he libertado, he iluminado sus campos y le he apartado las barreras y obstáculos, pero por tantos beneficios, también tiene grandes responsabilidades. Velad, para que escuchéis con claridad la voz de vuestra Conciencia, la que os indicará lo que debéis hacer y os dará la voz de alerta a cada instante.
40. En este año, que ha sido de preparación para vosotros, porque habéis luchado por romper las cadenas que os ataban a un fanatismo que impedía vuestro desarrollo espiritual, tuvisteis la grande voluntad para despojaros de muchos prejuicios. Desde ese momento os sentís más libres y más próximos a la verdad; ahora os sentiréis más fuertes para la lucha.
41. ¡Cuántos acontecimientos sucederán! ¡Cuántos pequeños mundos que el hombre ha creado serán destruidos! De cierto os digo, que toda falsa grandeza y toda obra egoísta, será aniquilada.
42. De entre vosotros, son pocos los que han comprendido mi enseñanza, mas cuando llegue el momento de mi partida, dejaré a mis discípulos con el conocimiento y la fuerza necesaria para hacer frente a la lucha, porque el Maestro es indulgente con vosotros, porque veo vuestro esfuerzo, que aunque pequeño, es digno y Yo lo recibo. Tenéis el convencimiento de que estáis trabajando para el espíritu, de que lo que ahora con amarguras sembráis, mañana dará dulces frutos. ¿Quién sabiendo esto, se atreverá a desperdiciar su tiempo?
43. Pronto contemplaréis que mi Doctrina se dará a conocer en distintos idiomas. Entonces mi palabra, mi enseñanza, os pondrá en comunicación con hombres de lejanas comarcas, y aun cuando no os hayáis mirado nunca, os reconoceréis; aunque haya de por medio entre unos y otros tierras y mares, estaréis unidos e identificados por mi Obra.
44. Cuando finalice el año de 1950 habrá incertidumbre y duda en muchos de vosotros. ¿Por qué algunos que gozan de mayor inteligencia que los que creen en mi comunicación, dudan de mis manifestaciones? Porque no es el conocimiento humano ni es la mente los que pueden juzgar mi verdad, y cuando el hombre así lo comprende, se deja invadir por un temor hacia todo lo nuevo, hacia todo lo que juzga desconocido, para rechazarlo inconscientemente.
Y vosotros, los débiles, los impreparados, los que no podéis llegar a la altura de los hombres reconocidos por su inteligencia, sois los que creéis, los que tenéis fe y os sabéis profundizar en los misterios de lo espiritual, ¿por qué? Porque es el espíritu el que revela a la mente la Vida Eterna y sus maravillas.
45. La inteligencia humana representa una fuerza, con la que vais a entablar la lucha, porque a través de ella, el hombre se ha forjado ideas y conceptos de lo espiritual, que no le han sido revelados por el espíritu.
46. Para esa lucha estaréis fuertes, con una fortaleza que también provendrá del espíritu. Vuestra fuerza nunca descansará en vuestra materia, ni en el poder del dinero, ni en apoyos terrestres; sólo vuestra fe en la verdad que lleváis os hará vencer en la contienda.
47. El mundo se estremecerá cuando mi palabra se haga oír en las naciones, porque el espíritu de la humanidad, que se encuentra preparado para esta revelación, vibrará de gozo y a la vez de temor; entonces, el que quiera conocer la verdad, que se liberte de la esclavitud de sus ideas materiales y se recree ante los horizontes luminosos que se presentan a su vista. Mas, quien persista en su ofuscación y en luchar contra esta luz, queda en libertad de hacerlo.
48. La conversión a la espiritualidad, traerá amistad y fraternidad entre las naciones, mas es preciso que os preparéis, porque la contienda será grande. Si los hombres se levantan en guerras, no es porque ésta sea mi voluntad, sino porque ellos no han comprendido mi Ley.
49. Como la evolución espiritual está sujeta a una Ley justa, el hombre encuentra a su paso la purificación, de esa manera se hace justicia él mismo ante Dios.
50. Este tiempo ha sorprendido a la humanidad muy lejos del camino: La guerra, el hambre, la peste, el luto y la destrucción, son voces que hablan de la falta de caridad, de espiritualidad y de justicia que imperan en el mundo.
51. Comprended que Yo os inspiro la paz, jamás os he incitado a la guerra.
52. En medio de este caos, he venido a doctrinaros, apartándoos del torbellino de las pasiones para revelaros lo que en otros tiempos os prometí, para deciros que, aunque sois pequeños y humildes, vuestra preparación espiritual y vuestra fe, os transformarán en fuertes soldados y abnegados apóstoles de mi Obra.
53. El mundo sentirá en vosotros mi presencia, reconocerá mi Ley hoy olvidada y conocerá las nuevas revelaciones y enseñanzas. La humanidad me verá en todo mi esplendor al recibir el testimonio de vuestras obras de amor.
54. Si vuestra fe debilitara ante las grandes pruebas, no podréis inspirar fe a vuestros hermanos, no podréis sanar al enfermo, ni conmover al corazón del pecador, ni consolar al triste. Os sentiréis por momentos despojados de aquella potestad de iluminar los caminos, de abrir puertas a los necesitados. Os sentiréis indignos de tomar de la mano al ciego para guiarle y entonces vuestro corazón llorará amargamente. Será cuando oréis con toda vuestra confianza depositada en Mí, y os recibiré, os escucharé, daré paz a vuestro espíritu y encenderé la lámpara de vuestra fe con la luz inextinguible de mi amor.
55. He querido formar con vosotros un pueblo, una familia unida en mi Ley, que se ame entre sí, donde no exista la mala voluntad, para que sirváis de ejemplo a vuestros hermanos y seáis el cimiento de mi Santuario.
56. No os pido imposibles, sólo quiero que en vuestras obras y palabras exista verdad. Si con humildad y comprensión practicáis mi enseñanza, si sabéis tener virtud y sencillez en vuestra vida, no tendréis que hablar ni esforzaros para despertar el espíritu de vuestros hermanos, bastará el testimonio de vuestra caridad.
57. No seréis vosotros los únicos en quienes descanse esta responsabilidad, vendrán nuevas multitudes, nuevos labriegos y nuevos soldados con tanto o mayor ahínco y amor que vosotros, los que alcanzarán a dar un paso más adelante en el camino de evolución.
58. Como enseñé a los doce apóstoles del Segundo Tiempo a sanar al enfermo, a amar al Semejante, a perdonar las ofensas, a libertar al poseído y a resucitar al muerto con palabras y obras de amor, también a vosotros os he enseñado, para que seáis los verdaderos apóstoles de mi Doctrina.
59. Aquietad vuestra mente, preparad vuestro corazón, porque en verdad os digo, que según sea vuestra preparación, así recibiréis de mi Espíritu y puedo deciros: “Aquí me tenéis cumpliendo mi promesa de que nuevamente estaría con vosotros”.
60. Habladme en lo más íntimo de vuestro ser, porque Yo escucho vuestro lenguaje espiritual. Me hacéis presente vuestras vicisitudes, pero también contemplo que padecéis al ver el sufrimiento que como cáliz de amargura apura en este tiempo la humanidad, porque el mundo me ha desconocido y ha caído en las garras de la tentación y se debate en sus tinieblas y sufrimientos.
Yo me acerco lleno de humildad para tocar las puertas de cada corazón para entregar a los hombres el consuelo, la paz, el pan para sus espíritus, mas la humanidad se ha olvidado de Mí, me arroja lejos de sí porque me ha desconocido. La humanidad llora su soledad porque me siente lejos, porque no ha escuchado esta palabra que a vosotros estoy entregando, por eso vuelvo a recordaros la misión sublime que tenéis que cumplir entre la humanidad.
61. Os he llenado de mi potestad para que despertéis a los espíritus, para que entreguéis mi paz, para que oréis por los que no saben orar, para que sintiendo el dolor de vuestros hermanos, oréis por ellos. Sois el pueblo a quien he despertado y a quien he agraciado para que deis los primeros pasos de cumplimiento llenos de amor, de fraternidad y de perdón. Sed los discípulos verdaderos, los que estudiéis y practiquéis la lección que he venido a entregaros, porque como mis discípulos os dejaré sobre la Tierra.
62. Pueblo: Entre vosotros están los incrédulos que no se satisfacen con la esencia de mi palabra, los que no sintiendo una fe verdadera en mi manifestación espiritual, me buscan en el materialismo, en los cánticos y rezos materiales, en los ritos y en las ceremonias, porque aún sus espíritus no se han fortalecido en la verdad y por esta causa se alejan de Mí.
63. Mucho os he enseñado, os he prometido morar en el Santuario que me preparéis en vuestro corazón, mas aquellos que practican un culto materializado, creen que me agradan y que cumplen mejor con su misión, y Yo les digo: Os he entregado claramente mi enseñanza, ¿por qué aún permanecéis dormidos? Mucho os he hablado y muy poco es lo que habéis aprendido; cuando he venido a haceros grandes revelaciones, vosotros os habéis rebelado y habéis dicho: “Esa forma de rendir culto al Padre no nos agrada, permaneceremos estacionados en nuestras prácticas porque la forma de rendir un culto de espíritu a Espíritu al Padre, no la hemos aprendido”. Mas os digo: “Los tiempos pasarán y vosotros quedaréis dormidos y no tendréis el despertar luminoso que eleve a vuestro espíritu, mañana os creeréis huérfanos del Padre y estando tan cerca de vosotros no me sentiréis porque no habéis aprendido a sentirme”.
64. Recordad, oh, pueblo amado, que en todos los tiempos vuestro Padre os ha hablado. En el Segundo Tiempo el Maestro Divino, os mostró el camino de evolución, dejando impresas en él sus huellas para que llegaseis a la patria verdadera. En este tiempo he iluminado a vuestro espíritu, os he preparado con mi palabra y con mi gracia para que os levantéis a trabajar a imitación de Elías, y así podáis convertiros en los guías de la humanidad.
65. Este es el tiempo en que he venido a reunir y a congregar a las doce tribus del pueblo escogido de Israel, para que reciban nuevamente la enseñanza del Verbo Divino. Cual Maestro he materializado mi enseñanza entre vosotros. Con mi palabra he venido a prepararos, a orientaros, mas esta forma de comunicación con vosotros pronto pasará.
66. Israel, convertíos en los guías de la humanidad, dadle este pan de Vida Eterna, mostradle esta Obra espiritual, para que las diferentes religiones se espiritualicen en mi Doctrina y así el Reino de Dios sea sobre todos los hombres.
67. Vengo a daros leche y miel, porque sois el pueblo que tenéis que cumplir con una delicada misión, una misión que no será una cruz pesada en vuestros hombros. Sois el pueblo que una vez más me habéis reconocido y queréis levantaros llenos de espiritualidad para mostrar vuestro estandarte ante la humanidad.
68. Yo os he enseñado a vivir en armonía Conmigo y a ser humildes y sencillos en todos vuestros actos y pensamientos. Yo os he enseñado que mientras el hombre alimenta sus guerras para darse muerte, vosotros debéis ser los soldados de mi Divinidad, que llevéis en vuestras manos las armas de luz para combatir el odio y las tinieblas del mundo.
69. Ved, mi pueblo, cómo a vuestro derredor la humanidad se debate en su angustia y en su dolor y sois vosotros los indicados para llevarle el consuelo, el aliento y el amor de mi Espíritu Divino.
70. He aquí que, cuando hayáis cumplido en esta forma, sentiréis mi paz y de esta paz compartiréis a la humanidad. Despojaos de toda ambición material y revestíos de mi amor, para que por vosotros se manifieste mi misericordia en todo el orbe terrestre.