Enseñanza 245
1. Regocijado se encuentra mi Espíritu porque venís en busca mía. ¿Por qué recordáis más en este día a los seres que han pasado al Más Allá, si para el espíritu no existen días ni fechas? No os confundáis con los muertos que velan a sus muertos. Vosotros no sois muertos ni tampoco lo están los que en esta vida os pertenecieron como padres, hijos, hermanos, parientes o amigos y, ¿por qué no también los que os hayan causado mal, si ellos se han purificado?
2. Estáis ávidos de luz y mi Obra satisface en verdad esa necesidad de vuestro espíritu que, a medida que se ilumina, se aleja más de la muerte aparente.
3. Se entristece vuestro corazón cuando veis a vuestros hermanos llorar sin esperanza y sin consuelo por sus muertos; por ellos orad y trabajad para que aprendáis a resucitar a los muertos de éste y del otro mundo.
4. Cuando la humanidad haya comprendido la realidad de estas lecciones, dejará de llorar sobre la tumba que guarda unos despojos, para convertir su llanto en respeto hacia los lugares destinados al descanso del cuerpo y en oración para los espíritus que habitan en el Valle espiritual, oración que será abrazo, saludo, ósculo y caricia.
5. Estáis ya en la Tercera Era y aún la humanidad está retrasada espiritualmente. Sus ministros, sus teólogos y pastores espirituales bien poco y a veces nada le revelan de la Vida Eterna. A ellos les revelo también los misterios de mi Arcano y les digo: ¿Por qué enmudecen? ¿Por qué temen despertar al espíritu aletargado de los hombres?
6. Vosotros que me estáis oyendo, sabéis labrar aquí la evolución y el adelanto para el futuro de vuestro espíritu, pero cuántos ignoran u olvidan estas verdades y la muerte les sorprende impreparados.
7. Quiero que los pensamientos puros sean el lenguaje con el que os comuniquéis con vuestros hermanos que moran en lo espiritual; que en esa forma os comprendáis, y en verdad vuestros méritos y vuestras buenas obras les serán provechosas, como también la influencia de aquellos de mis hijos, sus inspiraciones y su protección hacia vosotros, será una poderosa ayuda en vuestra jornada para que lleguéis, unidos a Mí.
8. Espiritualizaos y experimentaréis en vuestra vida la presencia grata de esos seres: El arrullo de la madre que dejó al hijo en la Tierra, el calor y el consejo del padre que tuvo también que partir.
9. Después de daros esta lección, comprenderéis el juicio de los que se quitan la existencia, de los que dan muerte a su hermano y de los que fomentan guerras homicidas. Velad y orad por todos ellos, desde Caín hasta el último homicida, para que su juicio sea atenuado.
10. Como nubes negras que presagian tempestades, así flotan sobre vosotros legiones de seres turbados. Orad para que no seáis víctimas de sus influencias. Orad para que esas tinieblas se conviertan en luz.
11. No os canséis de esta vida, no reneguéis en vuestras penas, porque no sabéis qué deuda de pasadas existencias estáis saldando.
12. Vivid en armonía y en paz en el seno de vuestro hogar y de vuestra sociedad, para que puedan seguir vuestro ejemplo muchos de vuestros hermanos que serán conducidos hacia vosotros por seres de luz.
13. Estad de plácemes en este Tercer Tiempo, porque mi palabra ha venido llena de esplendor hacia vosotros.
14. Es instante de paz para todo espíritu. Los mundos se iluminan al derramar sobre ellos mi luz. Son instantes de gloria para todos los seres que están preparados para recibir esa dádiva divina, esa gracia ha llegado hasta vuestro mundo y en él he contemplado a los muertos enterrando a sus muertos, rindiendo culto y adoración a los bienes de la Tierra y haciendo presente a Dios ofrendas materiales a través de vanidosas ceremonias.
15. La Luz de mi Espíritu Santo se derrama en este tiempo sobre todos los hombres y por ella podrán llegar a comprender cuál es la ofrenda agradable al Señor.
El espíritu sabrá prepararse como ofrenda que ha de llegar a la presencia del Creador cuando se desprenda de su cuerpo, de esa materia que al bajar a la tierra se desintegra y pierde su forma y será sólo un pequeño haz de átomos. Ahí donde está el fin de un ser humano, da principio una vida que los hombres no han sabido comprender.
16. Los hombres son conservadores en sus tradiciones y costumbres. Bien está que guarden un recuerdo imborrable de los seres que han bajado a la tumba y les atraiga el lugar donde depositaron sus restos; mas si se profundizaran en el sentido real de la vida material, verían que al desintegrarse aquel cuerpo, vuelve de átomo en átomo a los distintos reinos de que está formado y prosigue desenvolviéndose la vida.
17. Pero el hombre a través de los tiempos, por su falta de estudio de lo espiritual, ha creado una cadena de cultos fanáticos a la materia. Trata de hacer imperecedera la vida material y olvida al espíritu que es el que en verdad posee vida eterna. ¡Cuán lejos se encuentran todavía de comprender la vida espiritual!
18. Ahora sabéis que no tiene objeto llevar ofrendas a esos lugares, donde una lápida que dice “muerte”, debiera decir “desintegración y vida”; porque ahí está la Naturaleza en pleno florecimiento, ahí está la tierra que es seno fecundo e inagotable de criaturas y especies.
19. Cuando estas lecciones sean comprendidas, la humanidad sabrá dar a lo material su lugar y a lo divino el suyo. Entonces desaparecerá el culto idólatra de los antepasados.
20. El hombre debe reconocer y amar a su Creador, de espíritu a Espíritu.
21. Los altares son crespones negros y las tumbas, son una prueba de ignorancia y de idolatría. Yo perdono todas vuestras faltas, mas en verdad debo despertaros. Mi enseñanza será comprendida y llegará el tiempo en que los hombres cambien las ofrendas materiales por pensamientos elevados.
22. Discípulos: Cuando habéis pasado por la prueba de perder a un ser querido, ya comienza a brotar de vosotros una oración como ésta: “Señor, sé que aquel que dejo este mundo se encuentra con Vos, que sólo adelantó su viaje al de nosotros y que llegará el instante en que nos concedáis estar todos unidos en la misma morada. No hay lágrimas en nuestros ojos, porque sabemos que ellos no son los muertos, más bien lo somos nosotros que estamos en este mundo; que en el Valle espiritual está la verdadera igualdad y fraternidad, porque mientras los que ya han alcanzado la luz en plenitud, avanzan por el camino del progreso y otros que sólo tienen una débil chispa que ilumina su sendero, son ayudados por los primeros, existe entre ellos la perfecta armonía, la ayuda, la caridad”.
23. Entonces, ¿por qué concretar vuestros recuerdos de los que se fueron, a su existencia material? Recordadlos con espiritualidad para que no les turbéis y una vez que ellos se hayan despojado de toda tendencia humana, volverán invisiblemente a vosotros; les será concedido que se acerquen a vuestro corazón, aunque no sabéis en qué forma. En la vida espiritual sólo existe una aspiración, un deseo: El de acercarse a la Perfección divina. Yo os dije en aquel tiempo: “No entrará el hombre en el Reino de los Cielos, mientras no se asemeje al Padre”.
24. Quien no comprenda mi enseñanza es porque no se ha preocupado por estudiarla, porque ella es luz para todos. Tiempo llegará en que toda la humanidad se levante diciendo: “Creo en Ti, en la resurrección a la Vida Eterna”.
25. Discípulos: Este ambiente de paz que habéis tenido y que habéis contemplado como un cielo despejado, es en verdad el seno de la segunda Jerusalén, en cuyo firmamento brillará la estrella que conducirá a los hombres que vienen en busca de paz y de verdad.
26. Se deleita mi Espíritu al hablaros y tan grande es mi gozo en los Cielos cuando a ellos llega un pecador arrepentido, como cuando llega un justo, porque éste siempre estuvo a salvo, en cambio aquél estaba perdido y fue hallado.
27. No porque estéis escuchando mi palabra os creáis a salvo, diciendo: “Estábamos perdidos, pero hemos sido hallados y tenemos seguro el Cielo”. No, es menester que comprendáis que sólo he venido a poneros en el camino que conduce a mi Reino y que vosotros tendréis que esforzaros por no desviaros jamás de esa senda y por avanzar un paso cada día hasta llegar a la puerta, tras de la cual existe la Mansión eterna, cuna y patria verdadera del espíritu. A donde todos habréis de llegar, para no errar nunca más y así gozar del fruto recogido en la lucha, así como del galardón prometido por Mí a todos los que saben perseverar en la fe y en el amor.
28. Os sentís encadenados a la carne, al mundo y al dolor, pero antes que desalentaros por ello, pensando que son obstáculos para vuestra elevación, quiero que comprendáis que esos obstáculos son en realidad los medios para que probéis vuestra fe, amor y perseverancia en el bien.
29. Soy vuestro Salvador, vuestro Libertador, mas, comprended que si os doy mi amor para rescataros, vosotros también debéis entregarme el vuestro. Yo habré hecho mi parte y vosotros la vuestra, dándoos ocasión de hacer méritos para llegar a Mí, conscientes de vuestras obras y sabiendo ante Quién llegáis y por qué.
30. ¿Qué mérito tendría para vosotros que Yo, sólo por compasión, os apartase del mundo y del dolor y os llevase a las regiones celestiales? En verdad os digo, que no os sentiríais dignos de habitar en ellas, ni sabríais apreciar esa vida; en una palabra, ni siquiera sabríais en dónde habitaríais. Por eso os digo, que es mi voluntad que cuando lleguéis hasta allí, sea por vuestros méritos, porque entonces seréis dignos de todo lo que os rodea y de todo cuanto poseáis.
31. Sabéis que en cada uno de vuestros pasos, en vuestras pruebas o dificultades, en vuestros anhelos, obras y pensamientos estoy presente, dándoos mi amor, hablándoos, fortaleciendo vuestra voluntad, alentando vuestra fe, pues sin mi ayuda, ¿quién podría acercarse a la perfección?
32. ¡Despertad! ¡Levantaos! ¡Surgid a la luz y emprended la lucha! ¿Os sentís prisioneros? Romped la cárcel de vuestro materialismo. ¿Os agobia el dolor y la miseria? Aprended a sobreponeros a las miserias humanas. ¿Os sentís pequeños junto a los demás? En vosotros está el ser grandes, desarrollando el espíritu por medio del bien. No he creado espíritus destinados a ser siempre pequeños ni a vivir siempre en la oscuridad. Si en las altas mansiones existen espíritus grandes, es porque ellos han ascendido por el camino del amor; mas en su principio fueron también pequeños.
33. Ved por qué goza mi Espíritu cuando conversa con los que son pequeños, con los que habitan en tinieblas o viven encadenados al dolor y la miseria, porque sé que con mi amor vuestro espíritu despierta a la luz, se inunda de esperanza y de fe y abraza el ideal de elevación.
34. Os quiero a todos felices, en paz y habitando en la luz, para que lleguéis a poseerlo todo no sólo por mi amor, sino también por vuestros méritos, porque entonces vuestra satisfacción y dicha serán perfectas.
35. Para ayudaros en vuestra elevación, mi Rayo divino desciende entre vosotros para traducirse en palabras de enseñanza. Y os digo como en el Segundo Tiempo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, y así me he manifestado en vuestro sendero, entresacándoos de la escoria para poneros en el camino de la verdad, la moral y la espiritualidad perfecta. He roto vuestras cadenas para que podáis seguirme.
36. Jesús, el Nazareno, estuvo entre los hombres en el Segundo Tiempo, para dejaros un ejemplo vivo de cómo debe amarse y servirse al Padre, y cómo debe amarse a la humanidad. Os hablo así para que no alberguéis la creencia de que sólo he venido a sanaros de vuestras penas, sino a enseñaros también a hacer la caridad a vuestros Semejantes. Os recuerdo los pasajes de mi vida y mi pasión en cuanto hombre, para que comprendáis que el camino que os señalo ahora, es el mismo que Jesús os trazó. Es el camino de siempre, el único, el eterno.
37. A muchos os parece una falsedad o un imposible que Yo me esté comunicando por medio del entendimiento humano. Y a estas dudas Yo contesto que en todos los tiempos y desde el principio de la humanidad me he comunicado a través de hombres, por cuyo conducto he dado al mundo mis órdenes, mis inspiraciones y mis revelaciones. Lo que ahora acontece es que la humanidad se encuentra materializada, encadenada al mundo y a la materia y aprisionada por su fanatismo religioso.
38. Estoy hablando para todos porque Yo no os distingo, ya que en un principio sólo envié espíritus iguales a morar la corteza de la Tierra.
39. Soy el único que conoce el destino de todos, el único que sabe el camino que habéis recorrido y el que tenéis que transitar. Soy el que comprende vuestros sufrimientos y vuestros goces. Sé lo que habéis andado para encontrar la verdad y la justicia. Mi caridad es la que percibe la voz angustiada del que interiormente me pide perdón por sus faltas.
40. Y como Padre vengo a atender toda súplica, a recoger vuestras lágrimas, a curar vuestras dolencias, a hacer que os sintáis perdonados y absueltos de vuestras manchas para que rehagáis vuestra vida.
41. También soy el único que puede perdonaros las ofensas hechas a Mí, por vosotros que sois mis hijos.
42. Vosotros sois la simiente que estoy preparando; si en tiempos pasados habéis llegado hasta a desconocerme, os he perdonado, os he sentado ahora a mi mesa, para convertiros en mis discípulos.
43. Veo cansado a vuestro espíritu, con la fatiga que ha recogido en el mundo y por eso ha buscado el camino que le conduzca al verdadero descanso. La profunda huella de dolor que los sufrimientos han dejado en vosotros, se borrará a medida que caminéis por esta senda ocupando a vuestro espíritu en la práctica del amor a vuestros Semejantes. En esa lucha él no se fatiga jamás. Si este pueblo llega en su presente existencia al término de su misión sobre la Tierra, no volverá más a ella, porque su morada será ya por siempre el Universo espiritual.
44. Vosotros no sois de este mundo, pero a él habéis venido a aprender profundas lecciones, a hacer méritos, a expiar culpas, a dar pasos hacia adelante en el camino del Perfeccionamiento espiritual, a sembrar el bien dando testimonio de Mí.
45. Los que me han escuchado en este tiempo deben tener mayor comprensión de sus obras y de su responsabilidad. Los que no me han escuchado, podrán ser considerados inocentes. Los primeros tendrán que responder de todo cuanto aprendieron, practicaron y dejaron de hacer.
46. Si os escudriñaseis, encontraríais que nada os hace falta para que podáis servirme y para llegar hasta la cima de la montaña. Ya sea que me sirváis o que no lo hagáis, seguiréis poseyendo siempre la misión y los dones. Mas, ¿para qué queréis dones y potestad, si no habréis de ponerlos en práctica? No vayáis a imitar al rico avaro cuyo caudal podrá ser muy grande, pero que es inútil.
47. Cuando el espíritu llega a la Tierra, viene animado de los mejores propósitos de consagrar su existencia al Padre, de agradarlo en todo, de ser útil a sus Semejantes; pero una vez que se ve aprisionado en la materia, tentado y probado en mil formas en su jornada, debilita, cede a los impulsos de la carne, cede a las tentaciones, se torna egoísta, y termina por amarse a sí mismo sobre todas las cosas, y sólo por instantes da oído a la Conciencia donde se encuentra escrito el destino y las promesas.
48. Mi palabra os ayuda a recordar vuestro pacto espiritual y a vencer las tentaciones y obstáculos. Nadie podrá decir que del camino trazado por Mí nunca ha salido; pero os perdono para que aprendáis a perdonar a vuestros hermanos.
49. ¿Quiénes son los que me aman? En verdad os digo: Sólo Yo lo sé. Hay quienes me aman y no lo saben, y hay quienes creen amarme y hasta de ello hacen alarde y no me aman.
50. No quedaréis solos después de mi partida, a los seres que me aman les dejaré entre vosotros, porque en su corazón no existirá mala simiente ni vanidad. En ellos habrá amor, caridad y humildad.
51. No porque algunos me amen más, gozan por ello de mayores dones, no. Yo estoy dando oportunidad a todos de despertar a la Vida Verdadera para ser los instrumentos de mis altos designios.
52. A muchos hice el llamado en este tiempo y no todos acudieron. El rumor de mi presencia entre los hombres llegó a muchos sitios y a muchos corazones, y puedo deciros que la humanidad ha sido sorda a este llamado. Mas cuando las grandes pruebas se acumulen y las fuerzas de la Naturaleza lancen sus voces de justicia, la humanidad despertará de su largo sueño, reconociendo que en verdad, Yo estuve entre vosotros.
53. No vine a salvar tan sólo a determinado pueblo o nación, vine por toda la humanidad, para enseñar a todos la oración que los comunica con el Creador en una verdadera comunión espiritual.
54. Hay quienes al oírme hablar, me preguntan: “Señor, ¿en lo futuro no deberemos ya elevar cánticos a tu Divinidad?” A lo que os contesto: Hijos, las aves glorifican mi Nombre con sus trinos desde que despunta el alba. Si para elevar vuestro espíritu lo necesitáis, hacedlo, si no, hay otro himno que nace del espíritu y cuyas notas no resuenan en vuestros oídos aunque su eco vibra en el infinito: La oración.
55. Nadie alardee de espiritualidad. ¿Quién puede decir que ya es más espíritu que carne y que puede transitar sobre las aguas sin hundirse? No será vuestra materia la que se eleve, será solamente la que, en su recogimiento, ayude al espíritu para atravesar las distancias.
56. Mi Espíritu Divino que mora en vuestro corazón os dice:
57. Pueblo amado, si existiese un justo sobre la Tierra, por ese justo se salvaría el mundo. Por eso mi Rayo universal desciende a iluminar el camino trazado por el Padre a los hombres desde los primeros tiempos; ese camino de moral, de virtud y espiritualidad que os ha levantado, cuando por flaqueza habéis caído de hinojos ante falsas deidades.
58. Desde la Primera Era me he comunicado con la humanidad a través de hombres escogidos por mi caridad, fueron los profetas, los inspirados, los justos, los patriarcas, los que os daban a conocer mis mandatos y mi voluntad. Ved cómo todos ellos os condujeron desde el principio por el camino de la espiritualidad, os enseñaron a orar ante el Padre invisible y a preparar como un Santuario el corazón para que tuvieseis mi presencia lo mismo en el rincón de vuestra alcoba que en una montaña, en un camino o en las márgenes de un río.
59. Por instantes os habéis perdido por los caminos del materialismo, apartándoos del Padre, equivocando el verdadero culto, sustituyéndolo con el fanatismo y la idolatría y al final cayendo muchos en la incredulidad.
60. Pero sentisteis de cerca mis pasos en este tiempo; oísteis como el eco lejano de una campana y tuvisteis que acudir al llamado misterioso que se os hacía. ¿Qué miraron vuestros ojos corporales? Unos humildes recintos donde se congregan mis nuevos discípulos y unas criaturas insignificantes por las cuales brotaba como manantial inagotable una palabra dulce, llena de ternura, de sabiduría y persuasión. Desde entonces, para muchos, ha sido esta palabra el pan de la vida, el agua que mitiga su sed y el bálsamo que alivia su dolor.
61. Ante el prodigio de mi presencia nuevamente entre los hombres, el sordo ha oído, el ciego ha visto, el corazón endurecido se ha sensibilizado, el espíritu muerto a la vida de la gracia ha resucitado.
62. Y los hombres y las mujeres se han convertido en afanosos labriegos, en estudiosos discípulos que después hablarán de la verdad. Estos no volverán a negarme, no me desconocerán más, ni volverán a dudar de mi poder.
63. Ellos serán en el camino del perdido como un faro luminoso. Y así en este tiempo los espíritus encontrarán el sendero de la verdad para acercarse un paso más a su Creador.
64. Mientras tengáis un soplo de vida, buscad a los que se han extraviado, levantad a vuestros hermanos caídos en la lucha; sanad al espíritu, al corazón o a la carne del enfermo. Haced caridad, dando así testimonio de Mí, no importa que aquellos, que recibieron un beneficio, no se conviertan a mi Obra. La semilla que sembrasteis nunca morirá, ella germinará mañana o en la eternidad.
65. Reconoced la fuerza de vuestros dones que ningún hombre sabio o poderoso podría haberos dado, para que lleguéis a ser en verdad la luz y el buen sabor del mundo.