Enseñanza 234

1. Habéis dejado unos instantes el mundo para estar Conmigo. Habéis pasado prueba tras prueba, adquiriendo en vuestro espíritu la luz, porque mi amor ha estado con vosotros en las horas difíciles, recordándoos mis palabras de consuelo y fortaleza.

2. La Doctrina Espiritualista es el Arca de la Nueva Alianza, donde la humanidad encontrará la luz y el consuelo en estos tiempos.

3. Cuando contempléis que estos recintos son insuficientes para dar cabida a las multitudes, os haré el llamado a los valles, a los campos, a la montaña, y ahí manifestaré mi Espíritu entre vosotros.

4. En general, la humanidad no ha escuchado en este tiempo mi palabra, su letargo espiritual es profundo, por eso no encuentra la paz.

5. Vosotros habéis tenido por Maestro al Espíritu Santo, a ello se debe que os haga responsables de la paz.

6. Esta enseñanza divina requiere profundo análisis para que podáis descubrir toda la verdad que contiene. Es la estrella que ilumina el camino de la salvación del espíritu.

7. El Tercer Tiempo sorprendió al mundo en un abismo de odios, pecados y fanatismo. No estuvo preparado para sentir la llegada del nuevo tiempo, el despuntar de la nueva aurora. Y aún tendrá que soportar sus cadenas por un tiempo más, hasta que la regeneración y el arrepentimiento las rompan, para elevarse moral y espiritualmente.

8. No creáis que sólo con vosotros estoy. En todo el orbe existen religiones en las que la humanidad refugia su espíritu, y en el interior de cada hombre existe una morada que Yo visito para manifestarme en ella: La Conciencia.

9. Mi amor llama a todas las puertas con una promesa de paz. Desde el hombre del poder, el envanecido en su gloria terrestre y el que ha alcanzado sabiduría, hasta el paria o el más oscuro ser, tienen la visita de su Señor.

10. He venido en este tiempo a preparar un pueblo, cuya voz sonora se deberá oír en toda la Tierra. Le he confiado un puñado de trigo para que se convierta en su cultivador. Antes, le he sentado a mi mesa y le he dado a beber el jugo de la vid, para que se fortalezca y pueda resistir la caminata. En mis sabios consejos, le he enseñado a conocer los falsos caminos, para que de ellos se aparte. Le he mostrado el verdadero Santuario para que en él penetre y sienta mi presencia en todas partes. Lo he liberado, no he querido que en este tiempo sintiesen sus pies o sus manos el peso de las cadenas. Mas si le vengo dando grandes virtudes y cargos, no es para que se ciegue y se envanezca creyéndose rey, dios o juez, porque si mucho vengo derramando sobre su espíritu, es para que se revista de humildad y consagre su vida a ser útil a sus hermanos y a servir a la humanidad.

11. Quiero que cuando se presente ante mi Divinidad, sea para ofrecerme el fruto de su siembra y no para pedirme perdón por sus faltas. Vos sois el pueblo Espiritualista que estoy preparando; hoy aún cometéis errores a pesar de hallaros bajo mis enseñanzas, porque sois parte de esta triste humanidad que se arrastra sobre la Tierra, porque no ha sabido elevarse.

12. He puesto delante de vosotros un pastor, Elías, para que os conduzca hacia el aprisco de salvación, cuyo cerco no intentaréis saltar.

13. Mi Obra, que descansa en parte sobre vosotros, pesará como una cruz de responsabilidades, de renunciaciones y sacrificios, pero tendréis en cada paso y en cada caída, un Cirineo lleno de amor, que os levantará con toda dulzura.

14. Hasta ahora ha sido vuestro paso torpe, incierto, titubeante y a causa de vuestra imperfección, habéis recogido amargura y habéis derramado lágrimas; pero es que aún sois párvulos, mañana, cuando os envíe a los caminos que conducen a las comarcas, caminaréis con seguridad y fe en el camino.

15. En este día, os digo: Formad en vuestro corazón y espíritu el propósito de seguirme en paz, unión y buena voluntad, y así esperaréis lo que Yo tengo decretado para 1950.

16. Ved que en estos instantes perdono vuestras faltas para que caminéis libres de esa carga, mas no volváis a llevar el pesado fardo del pecado, sobre vuestro espíritu.

17. He aquí, que cuando os doy mi palabra de perdón, se hace la luz en las tinieblas.

18. Discípulos: Aunque todos venís por el mismo camino, vuestro destino es diferente y vuestra misión distinta también. Antes de llegar el espíritu a la Tierra, ha contemplado el sendero, y ese conocimiento se ha traducido en experiencia e intuición una vez encarnado, con lo cual se ha librado de abismos y tropiezos.

En estas lecciones vengo derramando mi sabiduría, porque sois mis discípulos que vengo a preparar el camino, para que seáis los maestros que enviaré a la humanidad. Ese camino de preparación está erizado de peligros y tentaciones. Velad para que podáis sorprender al lobo entre la maleza, entonces esgrimiréis la espada de amor, a la que no resistirá vuestro adversario, y los campos cubiertos de cardos y espinos, se convertirán en floridos valles.

19. Si vosotros habéis escuchado esta palabra de luz, no sería justo que mañana cayeseis en los falsos caminos.

20. Practicad el amor, practicad la caridad que es hija del amor, y estaréis a salvo. No escondáis el pan que os he confiado.

21. No seáis indiferentes al dolor de vuestros hermanos, porque no sembraréis fe en mi Doctrina; penetrad en el interior de cualquier espíritu y veréis que todos buscan la luz, que es la verdad. La carne, pocas veces manifiesta las luchas del espíritu.

22. Preparaos, porque mientras estéis aprendiendo la lección, claman caridad y ternura los menesterosos.

23. Discípulos: Aprovechad este tiempo que es precioso. Vais a convertiros en labriegos de mis tierras, que son el corazón de la humanidad. Penetraréis incansablemente en comarcas y hogares, porque el tiempo de dormir ha pasado.

24. En verdad os sorprenderéis y gozaréis al mirar que el corazón de vuestro hermano ya se encontraba preparado para recibiros.

25. Espíritus de luz que descienden de lo espiritual, velan y trabajan en el sendero de los hombres, lo mismo en los grandes que en los humildes.

26. Instante de gracia es éste para los que moran en la Tierra y para los que han dejado de vivir en ella, porque oyendo están mi voz, la cual se escuchó por vez primera bajo esta forma en 1884.

27. Los primeros en escucharme tomaron como árbol mi Obra, cortando de él las primeras ramas para plantarlas en diferentes comarcas. Unos interpretaron bien mis enseñanzas, otros equivocaron el camino.

28. Pequeñas eran las porciones que se reunían bajo la sombra de los humildes recintos, mas cuando éstos se multiplicaron las multitudes crecieron, les llamé a unificación, para que todos se reconocieran como discípulos de un solo Maestro y todos practicasen la lección en la misma forma, para que la semilla fuese sembrada, no bajo el libre albedrío de los labriegos, sino bajo la voluntad divina.

29. Ante el Arca espiritual de la Nueva Alianza, las multitudes prometieron sumisión, obediencia y buena voluntad, pero cuando los huracanes y los torbellinos soplaron con fuerza y azotaron las ramas del árbol, hubo quienes debilitaron mientras otros impasibles, siguieron firmes enseñando a los nuevos labriegos a cultivar las tierras.

Hay quienes, reconociendo la grandeza de esta revelación, han intentado penetrar en mis arcanos, más allá de donde es mi voluntad, con el fin de adueñarse de un saber y de una potestad que les haga superiores a los demás, mas no han tardado en encontrarse ante mi justicia.

30. Otros, no sabiendo descubrir la grandeza de esta Obra en la pureza, en la sencillez, han copiado de sectas y religiones, ritos, símbolos y ceremonias, creyendo con ello darle solemnidad a mis manifestaciones.

31. Os he nombrado el pueblo fuerte, porque os habéis sustentado con mi divina Palabra que es verdadero libro de sabiduría no escrito por mano de hombre. Cada palabra de él es una página, cada página un volumen. Analizad, no os concretéis a grabar mis inspiraciones en vuestra memoria y, entonces, este libro habrá quedado guardado en vuestro corazón.

32. Al acercarse el tiempo en que deje de hablaros, vengo a corregiros de todo aquello que los primeros no supieron corregir, porque no quiero entre los discípulos, párvulos que no comprendan mi enseñanza, ni labriegos que no sepan sembrar.

33. La Doctrina que vengo a enseñaros no es nueva, no digáis que con mi venida ha surgido una nueva religión en la Tierra; mi comunicación en esta Era, viene a señalaros el mismo camino que os trazó desde el principio de los tiempos, y mi palabra os explica y revela los misterios de la Ley y la Doctrina que antes no habíais recibido.

34. Aquéllos a quienes llamáis extranjeros, han sido entre vosotros, pasando a engrosar vuestras filas y a convertirse en discípulos de mi Divinidad; mirad a todos como verdaderos hermanos. No deis malos ejemplos. No toméis a hurtadillas nombramientos o responsabilidades antes de tiempo o que no os correspondan, porque veréis secarse las plantas que cultivéis. Esto ocasionará gran dolor a vuestro corazón.

35. Preparaos, porque ya os he dicho, que a vuestra puerta llamarán vuestros hermanos de distintas religiones, unos para reclamaros lo que creen les habéis hurtado; otros para pediros la explicación de muchos misterios; otros, buscando refugio y consuelo en vuestro corazón. Preparaos para que deis albergue al necesitado y satisfactoria respuesta al que os interrogue.

36. Dejad que entren al camino los grandes y los humildes, los sabios y los torpes de entendimiento, pero no permitáis que a mi Obra se introduzcan o mezclen mistificaciones, ni permitáis las profanaciones.

37. Mi Doctrina ha de transformar a los hombres persuadiéndoles con su amor, su dulzura y su justicia; ella les traerá la regeneración y la paz. Los reyes, humildemente bajarán de sus tronos; las guerras fratricidas cederán el paso al perdón y a la concordia; se refrenarán las malas pasiones, y esa sed de sangre, comparable a la de las bestias que se dan muerte para satisfacer sus instintos, dará paso a los sentimientos de humanidad.

38. Este pueblo será el sabor de la Tierra: Sabor de paz y de bendiciones.

39. Discípulos amados: Está con vosotros mi enseñanza, la cual no consta aún en libros materiales.

40. Os sorprendí en este tiempo al haceros oír mi palabra a través de entendimientos humildes y sencillos. Mas no es la primera vez que vengo a servirme del humilde o del ignorante para sorprender al sabio con mi poder.

41. Vosotros que me oís, no podéis decir que por esta causa os encontráis todos a la misma altura; pues el espíritu que es activo en esta senda, evoluciona más pronto que el indolente y que aquél que, deleitándose con los frutos, se aletarga en su egoísmo.

42. Es a vuestro espíritu a quien he venido a buscar, preparándole de esta manera para que pronto pueda comunicarse directa y espiritualmente Conmigo; volverá la humanidad sus ojos al Dios vivo y verdadero, olvidando efigies e imágenes.

Mas os digo, que nunca os ha faltado mi Ley como luz de salvación espiritual, porque ha mucho tiempo fue inspirada a Moisés, en la cual existen dos preceptos que si fuesen practicados por los hombres, estarían dando fe de toda mi Doctrina, estarían cumpliendo con toda la Ley y estarían a un paso de la perfección; son aquéllos que os hablan de: “Amar a Dios de todo corazón y espíritu, y Amar a vuestros hermanos como a vosotros mismos”.

43. No se practica mi Ley entre los hombres, prueba de ello es que existe la injusticia. Ved al rico humillando al pobre, el fuerte dominando al débil, el que goza, sin importarle el que sufre. Por eso he querido en este tiempo hacer justicia, donando a los pobres, a los débiles y a los que sufren para que sus corazones se dulcifiquen y sus labios pronuncien palabras de amor y de perdón, para aquellos por quienes fueron ofendidos. Así os descubro la forma de llegar a poseer los tesoros del Reino.

44. Pronto os levantaré por comarcas, aldeas, ciudades y pueblos, esparciendo la caridad, para que esta humanidad alcance a purificar sus manchas y obtenga su salvación o, ¿queréis que este mundo siga siendo indefinidamente sitio de expiación? Yo quiero que sintáis en esta Tierra la paz de mi Espíritu, una paz precursora de la que habéis de gozar en mi Seno.

45. Ved cuán perseverante e incansable he sido desde que en 1884 comencé a hablaros en esta forma, porque quiero dejaros preparados y unidos después de que suspenda mi palabra y se inicie entre vosotros el tiempo de la comunicación directa de mi Espíritu con el vuestro, o sea la comunicación del Cielo con la Tierra. Mas, Yo seguiré desbordando mi Verbo desde la nube en intuición, videncia e inspiración.

46. Vendrán los teólogos de este tiempo a escudriñar mi palabra y las nuevas escrituras y preguntarán: “¿Quién eres Tú, que así has hablado?” Como se levantaron los escribas y los fariseos de aquel tiempo diciéndome: “¿Quién eres Tú, que vienes a desconocer y a cambiar la ley de Moisés?” Entonces les haré comprender que las Tres Revelaciones son la Ley única que siempre he venido a enseñar y a darle cumplimiento.

47. Muchos de los que me juzguen en esta etapa, son de los que dudaron en el Segundo Tiempo, mas Yo les he conservado y les he enviado a la Tierra nuevamente, para que contemplen el triunfo de mi Ley y abran sus ojos a la luz.

48. Discípulos: En verdad habéis bebido leche y miel en mi palabra. Preparad vuestro corazón para conversar con vuestro Maestro. Elías os conduce a Mí, invitando a vuestro espíritu a elevarse a las regiones de la paz. Él os hace olvidar las vanidades de la Tierra, para que podáis estar a mi diestra y saborear mi palabra.

49. Os he llamado de distintas comarcas y naciones para reuniros en un solo pueblo; y en estas humildes casas os reúno, para haceros oír mi enseñanza. Habéis sentido mi presencia y habéis seguido mis pasos, porque vosotros, seréis los fieles testigos de esta Obra que muchos no conocerán sino hasta después de 1950. Mas bendito sea aquél que cumpla mis mandatos, porque él estará preparado para todos los tiempos.

50. Yo os daré a conocer en la esencia de mi palabra, el por qué de mi venida en este Tercer Tiempo y de mis manifestaciones, para que no os confundáis jamás; porque os digo, que después de mi partida, van a levantarse falsos profetas y a ellos no los debéis oír. No me busquéis después de este tiempo en la forma en que hoy he venido a hablaros, porque cometeríais grave falta delante de mi Espíritu, después de que os he prevenido.

51. Sólo me buscaréis espiritualmente, me presentaréis vuestra fe y los progresos que hagáis en vuestras prácticas, y trabajaréis por la unificación. Atraeréis a vuestras reuniones a los nuevos discípulos, porque este pueblo se multiplicará en ésta y en otras naciones.

52. El camino que os trazo es de amor, de renunciación y sacrificio. Para llegar a Mí, muchas veces tendréis que sacrificar lo más querido. Vuestro corazón, que se encuentra atado a las satisfacciones terrestres, tendrá que apartarse para entregarse al estudio y análisis de mi Doctrina.

53. En el Segundo Tiempo mi palabra fue escuchada por multitud de seres, de entre ellos escogí doce a quienes convertí en mis discípulos. Fueron aleccionados por mi palabra. Mi amor, como un cincel, pulimentó en todas formas sus corazones. Ellos vivieron cerca de Mí, presintieron la grandeza de aquellas manifestaciones divinas; leyeron en mis ejemplos mi destino de amor y redención; sufrieron por mi causa, y cuando me ausenté, se convirtieron en apóstoles míos.

Todo lo dejaron por seguir mis pasos. La calumnia o falso testimonio, no los hizo retroceder. En ellos habitaba sólo el amor y la lealtad. Lo que Yo había sembrado en sus espíritus, había fructificado, y antes y después de mi partida me dieron a probar sus frutos, que encontré llenos de dulzura y sumisión, y les dije: “Seguid oyéndome y después, hablaré por vuestra boca de grandes revelaciones desconocidas para vosotros mismos. El verbo será inagotable y la inspiración fecunda, que se desbordará en muchas formas por vuestro conducto. Todos seréis un presente para la humanidad, presente que Yo le hago como testimonio de mi verdad”.

54. Mis discípulos prometieron imitarme en todos sus actos y hacer con la humanidad lo que Yo hice con ellos. Llevaron a cabo su obra y su ejemplo es imperecedero.

55. Así, con el mismo amor, os preparo a vosotros en el Tercer Tiempo y os pregunto: ¿Estáis dispuestos a recibir las pruebas que fuere mi voluntad enviaros para perfeccionar vuestro espíritu? “Sí, -me decís en el fondo de vuestro corazón,- os amamos y queremos serviros, mas esperamos toda vuestra ayuda”. Y os digo: Mi fortaleza no os abandonará jamás, os guiaré para que mi luz os señale siempre vuestros deberes y vuestras obras sean siempre dentro de mis leyes.

56. Os habéis elevado, pueblo, y vislumbráis ya la vida espiritual; sentís por momentos la paz del Reino que os espera, habéis conocido la satisfacción del cumplimiento y me decís: “Maestro, examinad la semilla que os hago presente, y decidme si he cumplido o he faltado”. Y os digo: He recibido vuestro amor y buenos propósitos; no temáis, tenéis una gran potestad para vencer en las pruebas y un antídoto contra todo mal.

Usad todos vuestros dones para que miréis cuán fuertes sois. Yo cultivaré vuestras virtudes, las haré crecer y de ellas me serviré, porque grandes frutos habéis de dar a la humanidad, y entonces os miraréis llenos de mis complacencias y beneficios.

57. Cuando así os encontréis, no miréis con indiferencia a los que sufren, no despreciéis a los pobres, impartid la caridad, dejad que mi luz ilumine su vida, que el amor que he depositado en vosotros llegue a ellos y les dé calor, aliento y esperanza.

58. Amad espiritualmente con un amor puro y desinteresado. Amadme como os amo, amad a vuestros hermanos, porque en cada uno de ellos estoy Yo.

59. Sed humildes entre los más humildes, sed siervos de todos como Yo soy vuestro Siervo; he recibido muchas veces vuestras órdenes y os he obedecido para enseñaros. No desciende el que sirve sino que se dignifica. Y a cambio de vuestro servicio no pidáis pago alguno. No hay en la Tierra quien pueda apreciar vuestro trabajo. Yo os daré con justicia según vuestros merecimientos.

60. Dejad en Mí todas vuestras causas y Yo sabré juzgaros con benevolencia.

Si contemplo que vuestro propósito fue hacer el bien, que luchasteis defendiendo los principios que os he dado para vuestra salvación, que supisteis oírme y obedecerme, tomaré vuestras obras y por ellas no sólo os salvaréis vosotros, sino la porción espiritual a la que estáis atados por los lazos fraternales y los que forman vuestra familia.

Y vuestro ejemplo repercutirá no sólo en el mundo en que habitáis, sino en otros Valles, y será como una semilla que se multiplicará infinitamente a través de los tiempos. Y vosotros, en unión mía, recogeréis los frutos y con ellos os alimentaréis eternamente.

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