Enseñanza 232
1. Pueblo escogido, que estáis escuchando mi palabra a través del entendimiento del hombre, que habéis sido preparado a través de los tiempos para marchar delante de la humanidad, todo os ha sido concedido por mi gracia. He descendido a vosotros porque os amo y vengo a confiaros la tercera parte del Libro, en el que están contenidos los mandatos, la Ley para vosotros y para la humanidad.
2. El mundo se agita enmedio de una tempestad y ha perdido el rumbo. No se ha levantado a buscar el camino certero, se ha conformado con vivir, buscando lo necesario para el sustento de su cuerpo y ha olvidado en el fondo de su ser al espíritu, a quien he confiado una misión muy alta. Yo he aparecido entre vosotros y os he sorprendido viviendo enmedio del caos, y mi palabra os ha dicho: “Deteneos, volved al cumplimiento, tomad vuestra cruz, seguidme y la paz será entre vosotros”.
3. En este tiempo os he preparado derramando a raudales mi luz en vuestro entendimiento. Desde vuestros primeros pasos habéis sido firmes, y esa fe, ese amor a mi Obra, os anima para hablar en mi Nombre a vuestros hermanos. Muchos os escucharán y vendrán a Mí, hambrientos y sedientos de amor; otros se acercarán en busca de alivio a sus males; otros acudirán llevados tan sólo por su curiosidad, y Yo os prometo que todos alcanzarán, a todos concederé una prueba, porque me complazco en entregar a mi hijo una señal de que he escuchado su petición.
4. Después de mi partida, seguiréis preparando los corazones; los apartaréis de la ignorancia, de las creencias erróneas, del fanatismo. Mas, ¿cómo podréis ser maestros de vuestros hermanos?; ¿cómo podréis alcanzar la humildad, la justicia y la rectitud? Orando y cumpliendo con mi Ley. No aparentéis ser hombres justos, porque justos todavía no lo sois. Mostraos como párvulos o como discípulos míos, que lucháis por perfeccionaros cada día. Y cuando llenos de abnegación en el cumplimiento os contemple, acercaré a vosotros a multitud de hermanos vuestros señalados por Mí, para recibir el conocimiento de mis últimas lecciones.
5. Voy a escoger de las sectas que los hombres han formado, que son ramas desprendidas del Árbol de la Vida, a los ansiosos de espiritualidad, a los que me buscan en forma imperfecta, pero que me aman, a los que pronuncian con unción mi Nombre y me presentan actos de amor, de humildad y reconocimiento. Vengo como el buen pescador en busca de corazones, y si hoy el número de los que me siguen es corto, mañana se multiplicará. Ya se acerca la hora en que las pruebas convencerán al mundo de que Yo he venido a dejaros mis legados de amor, y vosotros, como testigos de estas revelaciones, hablaréis con justicia.
6. No hagáis distinción alguna entre vuestros hermanos; en el ideal espiritual se unirán todas las razas y condiciones humanas.
7. Presentadme las necesidades de vuestros hermanos. Cuanto más pecadores, son más dignos de mi amor y caridad. Ya se acerca el tiempo en que mi Doctrina se extienda y los labriegos vayan a distintas comarcas. Ellos se establecerán por mi voluntad, en los lugares donde mi palabra ha de derramarse en los corazones que he preparado como tierra fecunda, dispuesta a recibir en su seno la Simiente divina. Ahí está vuestro trabajo. Os hago responsables de una porción que he de poner a vuestro cuidado, cuando os contemple fuertes y dispuestos.
8. La Buena Nueva llegará a los hombres de toda doctrina o secta. Todos sabrán de mi venida en el Tercer Tiempo como Espíritu Santo. Llegará el tiempo en el que estas revelaciones serán manifestadas plenamente y por esta causa harán guerra en contra de vosotros; mas no temáis, mi luz no será opacada. Será entonces cuando brille con mayor esplendor mi palabra de este tiempo.
9. Os preparo como afanosos labriegos en la campiña. El verbo será abundante en vuestros labios. Hablaréis muchas veces de lecciones desconocidas para vosotros; serán las nuevas inspiraciones que vendrán de mi Espíritu a vuestro corazón preparado. Vuestros hechos corroborarán siempre vuestras palabras. Que todos vuestros actos sean sinceros para que seáis creídos. Yo os contemplaré y juzgaré vuestras obras.
10. Recordad las costumbres puras de Israel de los primeros tiempos y volved a ellas. Su salud y su fuerza provenían de su obediencia y acatamiento a mi Ley. De ese pueblo brotaron hombres ejemplares, patriarcas y profetas. Ahí tenéis a Abraham, a Isaac y a Jacob que son el tronco de vuestro linaje. Ellos fueron probados en su espíritu y en su materia y la fuerza no les abandonó. Era menester que aquéllos que habían de dar vida al pueblo de Israel, diesen un ejemplo de fortaleza y amor a todos sus descendientes. Vosotros reconoceréis vuestra fuerza y virtud en la hora de las grandes pruebas.
11. Estoy preparando a los espíritus que han de seguir inspirando al pueblo después de mi partida. Ellos velarán por las enseñanzas fundamentales de mi Obra, y vosotros les oiréis y respetaréis.
12. Cumplid en la presente etapa vuestra misión y después las generaciones venideras continuarán vuestra obra. Siempre enviaré a la Tierra seres de grande elevación para que velen por la Ley, por la esencia de mi Doctrina.
13. Sed conformes con vuestras obras. El que no ha alcanzado lo que me pide y cree que es para su bien, Yo le digo: “Sé vuestro destino y eso que me pedís, no hará vuestra felicidad, sólo os dará amargura”. Pensad en vuestra restitución; en la Tierra no saborearéis la paz perfecta, sólo el cumplimiento os dará tranquilidad hoy. Y mañana, cuando os encontréis en la vida espiritual, me diréis: “Padre, supisteis guiarme como convenía a mi espíritu, pues si me hubieses concedido lo que os pedía, me hubiese desviado o hubiese retardado mi llegada a Ti”.
14. Os he dado en este tiempo la luz de mi palabra, para que luchéis por la paz del mundo y para que vuestro espíritu escale un paso más en el camino de perfección. Os he hecho comprender los dones que posee vuestro espíritu, para que domine todos los obstáculos y adversidades que se crucen a su paso. Os he hecho comprender que este tiempo de amarguras que vivís, es tiempo de expiación, que cual cáliz debéis apurar con conformidad y fe.
15. Así he venido de lo infinito a libraros de las cadenas que os oprimían.
16. En esta Tercera Era, he reunido a todos los que recibieron en los tiempos pasados la misión de dar a conocer mi Verdad a la humanidad, para que ésta alcance mis bendiciones.
17. Para esto os he dado nuevas revelaciones.
18. Asimilad mis enseñanzas, para que las podáis practicar, mas cuando salgáis de estos recintos que son como árboles para los caminantes y bajo los cuales oísteis trinar la alondra, no os encaminéis en pos de placeres superfluos, en vez de buscar el recogimiento para meditar, porque la esencia espiritual que del Maestro recibisteis, se esfumará de vuestro espíritu..
19. Las pasiones como aires huracanados son las que arrebatan de vuestro espíritu esa gracia con la que vengo a revestiros y al despojaros de ella, dejáis que la debilidad y las enfermedades se apoderen de vuestro ser.
20. Elevad la oración de vuestro espíritu al infinito, para que forméis un ambiente de paz en torno a la humanidad. Cuando contempléis a vuestros hermanos bajo el peso de mi justicia, haced méritos y su pena será acortada. Orad por el mundo cuando escuchéis la voz de los elementos, no busquéis el refugio solamente para vosotros; si os preocupáis por vuestros hermanos en la hora de aflicción, olvidándoos de vosotros mismos, Yo os protegeré. Vosotros proteged con vuestra oración y vuestra caridad a la humanidad.
21. Creed en la fuerza de la oración, mas debéis saber que para que ella llegue a Mí, debe ser ante todo sentida.
22. Si ya tuvieseis una fe grande y verdadera, estaríais haciendo prodigios. Apresuraos, porque llegará la hora en que os debéis levantar a llevar el conocimiento de esta Obra por los caminos de la Tierra. Para entonces no debéis temer a la justicia de los hombres ni deberá preocuparos la calumnia.
23. Habéis avanzado en la senda, volved vuestra faz y mirad vuestro pasado. Atrás quedó el materialismo, el orgullo, las bajas pasiones, la idolatría, la ignorancia, el pecado.
24. Mas perseverad aún en el camino, para que alcancéis mayores progresos espirituales; entonces experimentaréis en vuestro corazón la paz de la Tierra Prometida.
25. Este es el día en que el espíritu del pueblo escogido recibe la inspiración y su entendimiento se ilumina para poder comprender las lecciones que estaban guardadas en el gran Libro de la Vida, que Yo había de mostrarle según mi palabra dada en los tiempos pasados.
26. Y vosotros para venir a Mí, habéis dejado el mundo, os habéis purificado y ya preparados, habéis orado para recibir mi Rayo universal; él ha bañado vuestro espíritu y bajo su influencia han despertado vuestras facultades y han vibrado las fibras más sensibles de vuestro ser.
Habéis visto surgir desde el fondo de vuestro corazón, muchos sentimientos que hasta hoy os eran desconocidos, que os han hecho mirar esta vida de una manera diferente. Y una vez que habéis sido ya capaces de darle paso al amor y a la caridad, os sentís fuertes para abarcar grandes obras y comprender a grandes multitudes de hermanos vuestros. Queréis multiplicar vuestros cuidados con los necesitados y enviar con vuestro pensamiento mensajes de luz a los que están distantes de vosotros. Todo eso lo podéis hacer, porque he descubierto ante vuestro espíritu un vasto campo en donde podéis trabajar.
27. Vuestros dones no tienen límites, no se agotarán aun cuando lleguéis a suponer que ya habéis entregado todo vuestro caudal. Cuanto más deis a los demás, más se multiplicará vuestra heredad. Vuestra misión en todos los tiempos ha consistido en laborar por la paz e interceder por el mundo.
28. Os he probado para que tengáis confianza en vosotros mismos, para que sepáis de lo que sois capaces. En cuantas ocasiones en que habéis estado indecisos, o que os ha faltado la fe, o en aquéllas en que habéis desconfiado de vuestra fortaleza, os he enviado la prueba que necesitáis y por ella habéis obtenido la respuesta. Prueba tras prueba os he hecho pasar, mas antes os he preparado, porque nunca he querido sorprender a nadie.
29. Estoy dirigiendo vuestros pasos, os estoy rodeando de un ambiente de paz, en el cual podáis estudiar y profundizaros en mi Doctrina. Y cuando ya estéis preparados, quedaréis al frente del pueblo que ha de resurgir en este tiempo. Hoy aún no brillan vuestras obras; pero mi pueblo ha de fortalecerse en la virtud, ha de luchar en contra del materialismo, para ayudar a la humanidad a encontrar el camino seguro que la ha de conducir a Mí.
30. Ya habéis gozado de la paz de mi Espíritu cuando os habéis elevado haciendo comunión Conmigo; pero la paz perdurable aún no es de vosotros. Estáis en el principio del camino y sólo vuestros méritos os darán la inefable alegría de acercaros a Mí; Yo multiplicaré vuestros frutos, y acortaré la senda, para que lleguéis pronto al Padre.
31. Habéis sido de los primeros en recibir este Mensaje divino y quiero que sepáis transmitirlo a los demás. Esta humanidad que hoy duda y desconfía, creerá. Le he dado bastantes pruebas en este tiempo y todas ellas le hablan de Mí. Aún permanecerá sorda unos instantes más, después oirá el llamado que le hago, se sentirá atraída por mi enseñanza, querrá descubrir lo que le espera al espíritu después de esta vida y la respuesta la encontrará en el Libro que a todos dejo: El Libro de la Vida.
Todos llegarán a poseer la luz, porque ésta es patrimonio divino, es la herencia que os pertenece y que a nadie le será negada. A todos les enseñaré, lo mismo al que sabe cumplir e interpretar justamente mis mandatos como a los que me desobedecen.
32. Cuando habéis escudriñado vuestras obras, lloráis al ver el escaso fruto que habéis conquistado y vuestro espíritu se aflige al darse cuenta de lo distante que está aún del final que os tengo destinado, y recordáis aquella profecía que os fue dada en la que se os decía: “Si Israel no trabaja por su unificación, se hará sentir una nueva guerra, y una vez más llorará la mujer y derramará su sangre el hombre, y habrá luto, necesidad y hambre en los hogares, y el espíritu sufrirá”.
33. Por eso os digo, que no os desconozcáis unos a otros, no hagáis obras de división. Mi enseñanza tiende a unificar a todos los espíritus, a acercarlos, para que podáis identificaros y reconocerme todos como vuestro Padre.
34. Dejad por ahora vuestro fardo de pesares, venid a Mí sin dudas ni temores, confiad plenamente y dejad que haga en vosotros mi voluntad. Yo sé lo que pasa en vuestro interior y os doy la fortaleza que necesitáis.
35. Yo soy el Principio y el Fin de todo lo creado. Por mi voluntad habéis venido a este mundo y por mi voluntad lo dejaréis.
36. Vengo cual Padre cariñoso a daros mi perdón porque aún sois débiles.
37. Esta vida os ha sido confiada como una oportunidad para que vuestro espíritu haga méritos, por lo tanto, todos los pensamientos y actos humanos debieran ser dentro de mi Ley de Amor y Justicia; pero los hombres se han apartado del camino que les señala mi Ley, y ha sido necesario volver a ellos para recordárselos. Con ese fin he venido a comunicarme con vosotros en este tiempo.
El objeto de que vengáis a escuchar mi palabra, es el de que os profundicéis en mi Doctrina y os preparéis para la vida espiritual. No vengáis por curiosidad, por obligación o porque así creáis cumplir. Venid con el anhelo de encontrar en cada nueva lección una revelación más, una enseñanza más. Aprovechad mi presencia, así estaréis más preparados para cumplir vuestra misión.
38. Si habéis sido sanos de cuerpo, si habéis tenido satisfacciones y comodidades o si habéis soportado enfermedades, vicisitudes y pobrezas, todo eso queda aquí en la Tierra, donde termina la jornada humana y principia la vida del espíritu. Por la elevación del espíritu habéis luchado y habéis tenido que sufrir y sujetar vuestra materia. Por eso os digo: Escuchad bien, interpretad mejor y analizaos a vosotros mismos para que encontréis la verdad.
39. Y cuando encontréis a los que digan que estáis practicando una nueva Doctrina, les diréis que únicamente habéis dejado las prácticas religiosas que pertenecen al culto externo y que os habéis apartado del fanatismo.
40. Mi Obra será reconocida en todo el mundo, porque así como en otros tiempos envié profetas para anunciar mi venida, así en este tiempo enviaré mis nuevos profetas a dar a conocer mi enseñanza y anunciar el Reino que se aproxima a todos los hombres de buena voluntad.
41. Cada revelación ha sido de acuerdo con la capacidad espiritual de la humanidad y con el tiempo en que ha vivido. Hoy he venido en esta forma, mañana os hablaré en forma más elevada.
Esta manifestación está por terminar, cesará al finalizar 1950; entonces se levantarán mis discípulos como maestros, los cuales no se sentirán solos porque en la luz de su Conciencia, esa parte de mi Divinidad que hay en cada uno de vosotros, estoy Yo para hablar, para perdonar, para amar y enseñar.
42. Dentro de esa Conciencia será libre vuestro espíritu, pues ni de recintos necesitará para entregar mi Doctrina. Hablaréis donde la ocasión se presente y vuestra vida será el santuario donde me rindáis culto con la pureza de vuestras obras.
43. Aún cuando en el presente os parezca imposible cimentar la paz entre la humanidad, os digo, que la paz se hará y aún más, que el hombre practicará la espiritualidad.
44. Muchas calamidades sufrirá el mundo antes del establecimiento de ese tiempo; pero esos sufrimientos serán para bien de la humanidad, tanto en lo material como en lo espiritual; serán como un “hasta aquí” a la carrera desenfrenada de maldades, egoísmos y lujuria de los hombres. Así vendrá un equilibrio, porque las fuerzas del mal no podrán prevalecer sobre las fuerzas del bien.
La purificación tiene apariencia de castigo sin serlo, porque viene siempre a tocar lo más sensible, lo más delicado y querido; pero en realidad es medio de salvación para el espíritu alejado o perdido del camino. Quien juzga materialmente, no puede encontrar nada útil en el dolor; quien juzga que lleva consigo un espíritu que vive eternamente, extrae, del mismo dolor: Luz, experiencia, temple y regeneración.
45. Si pensáis espiritualmente, cómo podéis creer que el dolor sea un mal para la humanidad, si viene de un Dios que es todo amor.
46. El tiempo pasa y llegará un instante en que esas grandes pruebas comiencen a aparecer y huya del mundo hasta el último resto de paz, que no retornará hasta que la humanidad haya encontrado el camino de mi Ley, escuchando esa voz interior que le dirá a cada momento: “¡Dios existe! ¡Dios está en vosotros! ¡Reconocedlo, sentidlo, reconciliaos con Él!”
47. Será entonces cuando el orden de vuestra vida cambie, desaparecerá el egoísmo y cada quien será útil a los demás. En mi justicia se inspirarán los hombres para hacer nuevas leyes y gobernar con amor a los pueblos.
48. Llevad pronto mi Mensaje a la humanidad, para que aproveche mis enseñanzas y advertencias; el hombre reconocerá que esta palabra en verdad fue una profecía, y que Yo todo lo tenía previsto.
49. Cuando ese mar agitado haya aquietado sus aguas y se hayan calmado los vientos; cuando ya no existan epidemias que azoten a los pueblos y las plagas hayan sido exterminadas, entonces principiará la Era de paz para la humanidad.
50. Vosotros oraréis y pediréis por este mundo, que habrá de pasar la más grande de sus pruebas y tendrá que apurar un cáliz muy amargo.
51. ¡Cuántos que hoy creen tener fe, al contemplar aquellas calamidades temblarán! ¡Cuántos que os creéis fuertes, iréis a ocultar vuestra cobardía! Os estoy preparando para que estéis conscientes de vuestros actos, llegada la hora, y podáis cumplir la misión que os he confiado.
52. Todo misterio os ha sido esclarecido en este tiempo, aun el de la Trinidad, que ha sido de manifestaciones de mi Divinidad, que en breves palabras repetiré.
53. El Padre, Dios, no tiene figura, no tiene límite, ni principio ni fin, lección que no llegaríais a comprender, pues cuando más decís: “Dios es el Creador de todo, de la luz, la fuerza que sostiene al Universo, la vida que palpita en todos los seres”.
54. ¿Y el Hijo? El Hijo es el Verbo, es la potencia de Dios, que se limitó en un hombre perfecto: Jesús, para que en Él habitara el amor del Padre.
55. Si el Espíritu Divino fue en Jesús, éste fue hombre y fue Dios; hombre por su naturaleza material, Dios por su naturaleza espiritual. En cuanto hombre tuvo manifestaciones propias del ser humano: Sentía y sufría como hombre; mas el conocimiento que tenía de su propia misión y su fortaleza espiritual, le hacían sobreponerse a las necesidades materiales y a las tentaciones. Todo lo que no estaba en armonía con su misión, era desdeñado por Él. Así a través de aquel varón justo y puro, pudo manifestarse Dios como hombre.
56. Habiendo concluido Jesús su misión, retornó al Espíritu Divino llevando en Sí la huella de la vida humana, las pruebas a que se sometió a Sí mismo en cuanto hombre, por eso es que el Hijo siendo el amor del Padre, tiene algo de cada uno de vosotros y os sentís comprendidos sabiendo que vivió en vuestro mundo y pisó el mismo polvo que vosotros pisáis.
57. Mas el Padre y el Maestro son un mismo Dios.
58. Y el Espíritu Santo, es la forma más elevada en que se manifiesta mi Divinidad a todos los hombres, quienes poseen en su Conciencia una chispa de mi misma naturaleza.
59. El Espíritu Santo, el Padre y el Hijo, son una misma potencia, una sola voluntad, no tres personas, sino un solo Ser Divino que ha tenido que manifestarse bajo diversas formas a sus hijos para llegar a ser comprendido.
60. Ved cuánto amor hay en vuestro Dios, que siendo toda Omnipotencia, no se detiene para limitarse, para que podáis sentirlo y contemplarlo. Que se multiplica para mostraros que no sólo es vuestro Hacedor y Juez, sino al mismo tiempo vuestro Padre, Amigo, Hermano y Maestro.
61. Vosotros decís: “¿Cómo es posible todo esto?” Sois aún pequeñas criaturas ante las cuales vengo a limitar mis explicaciones poniéndolas al alcance de vuestro entendimiento.
62. Yo os perdono y os doy mi bendición.