Enseñanza 227

1. ¡Oh, pueblo amado!, una vez más me tenéis escuchando vuestra oración, en la que me pedís os conforte porque vais atravesando duras pruebas, que os hacen derramar lágrimas.

2. Contemplo envolturas doblegadas prematuramente, sienes encanecidas a temprana edad, rostros envejecidos de niños y jóvenes; en el corazón no contemplo alegría, ni paz en el espíritu de los hombres.

3. Vos mismo, que sois el pueblo escogido no tenéis la dicha perfecta, porque vosotros antes que los demás, sabéis que vivís en un mundo de luchas, de expiación y de pruebas, que la paz reina en otros Valles superiores a éste y que para escalar es preciso hacer méritos.

4. He concedido a esta humanidad pequeñas treguas en medio de su lucha, para que cobre fuerzas y descanse por un momento en su jornada.

5. En vano busca el hombre el bienestar, la paz, el dominio y la grandeza terrestre. A través de los tiempos sólo ha encontrado el tropiezo, el desengaño, el dolor.

6. Ah, sí supiese aceptar con humildad su destino y comprendiese su condición de espíritu dotado de fuerza y potestad, su lucha sería diferente y su conquista real, su aspiración elevada y sus triunfos verdaderos.

7. No creáis por esto que os digo, que esa humanidad de la cual formáis parte, se encuentre en un abismo. Yo la llevo paso a paso hacia la luz, hacia la salvación, porque todos han sido destinados para morar en mi diestra y Yo soy su Guía.

8. Esta humanidad es tierra hambrienta y sedienta de conocimiento y espiritualidad. En verdad os digo, que el pecado no prevalecerá y en cambio el bien reinará y será establecida la paz en la Tierra.

9. El espíritu de los hombres se ha acrisolado en el dolor, en las pruebas, y está a tiempo de oírme, de mirarme y comprenderme.

10. A muchos de vosotros os parece mi Doctrina imposible de practicar, es porque os habéis materializado y confundido, pero los que sois humildes, los que habéis permitido que el dolor os pulimente y habéis inclinado ante Mí vuestra cerviz y no poseéis más que vuestro anhelo de elevaros al Padre, habéis creído posible la práctica de mi palabra y habéis mirado con alegría los primeros frutos de vuestra siembra.

11. Venís de distintos caminos, pero no os distingo por clases, títulos o razas. Estáis todos reunidos como discípulos formando una sola congregación. Descubro entre vosotros a grandes espíritus ocultos en una envoltura pobre e insignificante y si no son reconocidos es porque son humildes y carecen de ilustración; pero me aman, me testifican y comprenden. Quiero formar mi nuevo apostolado con todos los que han creído en mi palabra de este tiempo y probar a esta humanidad que mi Doctrina es para todos los tiempos, que mi enseñanza es eterna.

12. En el Segundo Tiempo no fui reconocido por todos. Cuando aparecí en el seno del pueblo Judío, el cual ya me esperaba porque veía cumplidas las señales dadas por los profetas, mi presencia confundió a muchos que no habían sabido interpretar las profecías, y esperaban ver a su Mesías como un príncipe poderoso que abatiera a sus enemigos, que humillara a los reyes, a los opresores y concediera posesiones y bienes terrestres a los que le esperaban.

13. Cuando ese pueblo contempló a Jesús, pobre y sin calza, cubriendo con humilde túnica su cuerpo; cuando lo vio nacer en un establo y después trabajar como humilde artesano, no pudo creer que Él fuera el enviado del Padre, el prometido. Fue menester que el Maestro hiciera prodigios y obras palpables, para que le creyeran y comprendiesen su divino mensaje.

14. En verdad os digo, que no sólo descendí para dar vista a los ciegos, a limpiar a los leprosos o resucitar a los que habían muerto; mi Obra fue la de un Dios todo sabiduría y eternidad, que vino en busca del espíritu adormecido de los hombres, para levantarlos a la verdadera vida espiritual.

15. Aquellos prodigios fueron solamente pruebas de que lo que Yo ejecutaba, no lo podían hacer los demás y de esa manera conmover y hacer un llamado a los espíritus que habían caído en profundo sueño.

16. ¿Quiénes me reconocieron en aquel tiempo? Los pecadores a quienes perdoné; los hambrientos y sedientos de justicia, los ansiosos de verdad, de espiritualidad y eternidad.

17. ¿Quiénes no me reconocieron? Los poderosos, los teólogos, los fariseos y para muchos que no creyeron, mi palabra fue causa de confusión.

18. Muchos dijeron: “Lo que este hombre predica es imposible de cumplirse”. Pero vosotros sabéis que doce me siguieron de cerca y aprendieron de Mí y a ellos les dije: “Guardad mis enseñanzas, practicad y enseñad. Yo pronto partiré, mas no estaré lejos, me tendréis en vuestro corazón y he de seguir dando testimonio de Mí. Lo que Yo he hecho con vosotros, hacedlo con vuestro hermanos”.

19. Y aquel pueblo preparado por los profetas, no supo comprenderme. Mas mi Semilla ya estaba sembrada y era llevada por aquellos doce discípulos a las naciones y comarcas, y mientras el pueblo escogido los rechazaba, perseguía y juzgaba en sus tribunales, en las naciones paganas y gentiles recibían mi Semilla y ésta fructificaba.

20. La Roma pagana recibió a mis discípulos y con ellos la semilla de mi Doctrina, esa nación fertilizada por el dolor, hastiada por los placeres, abrazó mi enseñanza y fue fuerte espiritualmente; de ahí surgieron nuevos apóstoles que llevaron mi Doctrina a otros pueblos.

21. Aquel pueblo que no supo seguirme, que juzgó imposible de practicar mi enseñanza, ¿en dónde está? Os digo, que nuevamente se encuentra en la Tierra dividido en porciones; unos engrandecidos por el poder terrenal moviendo los destinos de este mundo; otros Conmigo, siendo testigos de mi nueva manifestación, y los demás esperándome encarnado una vez más.

22. Vosotros representáis a aquel pueblo que me siguió, compuesto por los enfermos, los pecadores, los hambrientos de justicia.

23. Hoy no sólo he venido a repetir mi enseñanza del Segundo Tiempo, sino a daros una lección más para haceros dar un paso adelante. La semilla que sembré en vosotros, vengo a cultivarla para después recoger el fruto.

24. Llenaos de espiritualidad y seguid recibiendo mis beneficios para que podáis llevar a la humanidad el fruto de mis enseñanzas. Sentid mi presencia. Vengo a vosotros como un rayo de luz que se convierte en pan, en consuelo y caricia al llegar a vuestro corazón.

25. No me presento cual juez para descubrir vuestras faltas ante los ojos de vuestros hermanos. Mi palabra de amor es la que corrige y pule los corazones.

26. No existe en la Tierra nadie que enseñe mi Doctrina con la verdad con que Yo la revelé, mas sí existen los que la han ocultado. Por eso he descendido a este mundo bajo esta forma de comunicación, para que la humanidad contemple de nuevo la estrella refulgente, para que los náufragos descubran la barquilla salvadora.

27. He venido a heredar a los parias; he sanado a los enfermos y los he convertido luego en doctores, para que mostrasen mi poder al mundo, porque ante estos hechos, aun el mismo hombre de ciencia tendrá que despertar, dándose cuenta del tiempo en que vive.

28. Os estoy enseñando a doblegar vuestra materia, haciéndola sumisa colaboradora en vuestra misión espiritual, pero también estoy enseñando a vuestro espíritu a desprenderse de la envoltura cuando la contemple cansada, para que bata sus alas y libre de sus cadenas, trabaje lleno de amor en el Valle espiritual, trayendo de retorno al corazón un mensaje de esperanza y fortaleza.

29. Por eso os digo, que seréis la luz del mundo siendo apóstoles del Espiritualismo; pero aprovechad mi estancia entre vosotros porque 1950 se acerca. Yo cesaré de hablaros en esta forma y aún no os veo preparados.

30. Mi Ley y mi Palabra de este Tercer Tiempo, con sus revelaciones, sus profecías y sus dones, forman el arca de la Nueva Alianza en la que se identificará y se unirá el espíritu de la humanidad, pero antes tendrá que ser desconocida y combatida.

31. Vosotros seréis quienes defiendan el Nuevo Tabernáculo, los nuevos soldados de mi causa que no debilitarán en la lucha porque mi presencia y mi palabra os han fortalecido.

32. No os ocultaréis en los días de prueba, porque no será justo que habiendo venido Yo a entregaros mi sabiduría y potestad, vayáis a esconder vuestros dones ante aquéllos a quienes hace falta vuestra caridad.

33. Ved al Maestro una vez más rodeado de sus discípulos. Vengo a manifestarme en sabiduría y vuestro espíritu debe estremecerse, porque habiendo pasado él por las pruebas a que le he sometido, siente el anhelo de saturarse de luz y fortalecerse. Es un rayo de mi luz el que llega al cerebro por el cual me comunico, es una inspiración por la cual os hago llegar mi mensaje. Así vengo a revelaros la vida espiritual, así os ilumino nuevamente el camino que trazó Cristo en su Doctrina.

34. A medida que vais escuchando mi palabra, dentro de vuestro ser se va haciendo la luz y se va calmando la sed de justicia; entonces vuestra Conciencia os ilumina el camino y quedáis preparados para ofrecerme actos que estén de acuerdo con mi Ley.

35. Al acercaros a Mí, no sólo buscáis la salud del espíritu sino también la de la materia y al contemplar vuestro esfuerzo, os voy concediendo beneficios para el uno y para la otra, según mi voluntad.

36. El espíritu es la parte de vuestro ser cuya vida no tiene término; él ha existido antes que vuestra materia. Al espíritu le he venido a hablar, porque pertenece a otro mundo; sin embargo, también hablo a la materia y la acaricio porque habiendo paz y tranquilidad en su corazón, sabrá recibirme mejor.

37. Cuando os preocupáis demasiado por las necesidades materiales, distraéis a vuestro espíritu y muchas veces lo alejáis de sus deberes.

38. Aún hay quienes escuchándome se preguntan: “¿Será verdad que el Maestro se está comunicando por medio del hombre, que Dios, siendo Potencia, Creación, venga a comunicarse por un cerebro indigno de transmitir su grandeza en un humilde recinto?” Y os digo: No contempléis la riqueza o la pobreza de estos recintos para formaros una idea de vuestro Dios. ¿Será menester que siempre tengáis que buscar el falso esplendor de los ritos para creer en mi presencia? No olvidéis el ejemplo de humildad y pobreza material que Jesús os enseñó, desde el lugar en que nació hasta el lugar en que expiró. Ahí está la grandeza de vuestro Maestro, en la humildad.

El Reino de Dios se finca en lo verdaderamente eterno, no en el alarde de poder. Comprended mi verdadera grandeza, humildad y misericordia, para que no os sorprendáis más de que venga a comunicarme por un entendimiento que juzgáis indigno, en un recinto que no reviste importancia material, ni juzguéis la importancia de esta Obra por el corto número de los que hoy me rodean, porque esto que os he revelado, a su tiempo tendrá cumplimiento y asombrará al mundo.

39. En verdad os digo, que vuestra vida y vuestros actos serán los que testifiquen que sois mis discípulos.

40. Amadme a través de todo lo creado por Mí y desechad la idea de que Dios pueda estar limitado en alguna forma. La humanidad ha hecho mi imagen bajo diversas formas para sentir que estoy con ella. ¿Por qué no me buscáis a través de mis obras? Yo he dejado que todos podáis contemplar las maravillas que os rodean para que en ellas miréis mi poder, desde las criaturas menos perceptibles hasta el majestuoso astro rey. Mas no os digo que Yo soy la Naturaleza ni que ella es Dios. No os digo tampoco que el Sol es mi Espíritu Divino, porque ellos son apenas átomos de mi obra creadora.

41. Si limitaseis vuestra mente a esas creencias, imitaríais a vuestros antepasados, aquéllos que me adoraron a través del Sol. Pero no debéis juzgar mal a vuestros antepasados, porque el hombre de entonces apenas alcanzaba a concebir en esa fuerza el poder de Dios, porque en ella encontraba calor, luz y vida; pensad que no estaban muy lejos de la verdad.

42. Cuando vengo a comunicarme por conducto humano, Yo no digo que este hombre es vuestro Dios; ciertamente tengo que limitarme sólo para que podáis recibirme y escuchar la esencia de mi palabra que es la misma en todos los portavoces, aunque la forma de expresión cambie. Un solo entendimiento no basta para manifestar cuanto tengo que revelaros.

43. En esta forma sencilla he venido a daros mi Doctrina, para que encontréis el camino que conduzca a vuestro espíritu a la paz y perfección a la que él aspira; para ello os aconsejo despojaros de vanidades y malas inclinaciones. Os enseño a amar e impartir caridad a vuestros hermanos con verdadera fraternidad y conocimiento de vuestros deberes para con ellos.

44. Os he enseñado que vuestra materia se desintegrará y que sólo sobrevivirá vuestro espíritu; el cual se elevará después de esta vida hasta donde sus méritos le conduzcan. De allí seguirá luchando por elevarse más y más por acercarse a la perfección, que es acercarse a Dios.

45. Para lograrlo, os estoy enseñando cómo debéis orar y buscarme, y así como os estoy enseñando, quiero que enseñéis a vuestros hermanos con verdadera caridad.

46. Así como no he venido a juzgar vuestras imperfecciones, tampoco quiero que juzguéis las de vuestros hermanos.

47. Mostradles tan sólo lo que os he enseñado; quien se encuentre preparado será el que os comprenda.

48. Sembrad, aunque aquí no recojáis la cosecha.

49. Analizad mi palabra, mis hijos, porque en estos tres últimos años en que me escucharéis todavía, de párvulos os convertiréis en discípulos.

50. Venís por el sendero perfecto que os conduce a vuestro Redentor. Y una vez más, como en los tiempos pasados, Israel viene delante de la humanidad. Estáis en posición del conocimiento de la vida espiritual y sois responsables de la Ley.

51. El descanso y la pereza han pasado; os habéis levantado a cumplir vuestra misión, cerrando vuestro corazón a las tentaciones del mundo.

52. Os encontráis en una nueva reencarnación o sea en nueva envoltura, para que vuestro espíritu concluya su destino sobre la Tierra y pueda llegar purificado a Mí, a recibir lo que para él tengo preparado en el Más Allá.

53. Vosotros sois los nuevos discípulos, los que como aquellos doce del Segundo Tiempo, que a veces se ausentaban del Maestro, para poner a prueba los dones y enseñanzas recibidas y que luego retornaban tristes, porque no habían obrado milagros por su falta de fe o caridad.

54. Era entonces cuando les enseñaba la parábola del grano de mostaza, al decirles que la fe puede cambiar de lugar una montaña. Me vieron resucitar a los muertos, libertar a los poseídos de espíritus turbados, me vieron sanar a los incurables y salvar a los pecadores; y después de que el Maestro partió, despertaron a la verdadera fe en sus dones, para llevar con perfección la Doctrina que habían aprendido y enseñar con amor a sus hermanos.

55. También vosotros estáis ahora esperando mi partida, para levantaros a dar la Buena Nueva.

56. Analizad mi palabra, aprended de Mí, para que presto seáis el buen apóstol que dé testimonio del Espíritu Santo con sus obras de caridad.

57. Sobre la cima de la montaña me encuentro; os estoy hablando desde ahí y grabando en vuestro corazón mis palabras, esperando que sepáis hacer uso de vuestro libre albedrío, para que renunciéis a las vanidades del mundo y hagáis conscientemente mi voluntad que es perfecta.

58. No tratéis de comprender mi palabra tan sólo con la inteligencia, desoyendo la voz de vuestra Conciencia, en la cual se manifiesta la sabiduría del Arcano.

59. He llamado a los pecadores para convertirlos en seres virtuosos. Mi misión de Maestro es enseñar continuamente, hasta que los espíritus se hayan perfeccionado.

Muchos de vuestros hermanos se disponen a seguiros, a imitaros, sabiendo que sois mis discípulos. ¿Ya estáis preparados para recibirme? ¿Ya habéis aprendido de Mí? Os digo, que sólo el cumplimento de vuestros deberes espirituales y materiales, os harán acreedores a llamaros discípulos míos.

60. Si trabajáis por la regeneración de la humanidad, llegaréis a contemplar el principio de un nuevo día y sentiréis mi paz.

61. Mi palabra os enseña, mas no os obliga; os he dado el libre albedrío para que os sintáis dueños de vuestros actos y cumpláis la Ley por convicción, para que vuestros méritos sean legítimos.

62. Una vez más la Tierra se ha teñido de sangre, la guerra ha ensombrecido el espíritu de la humanidad, el ambiente está cargado de luto, de amargura y zozobra. Y en medio de ese caos, he aparecido Yo, y me he hecho visible para unos y de otros me hecho oír. Del dolor que el mundo apura, está lleno mi cáliz, eso es lo que me ofrecéis en este tiempo y Yo lo acepto.

63. Mi Doctrina viene a hacer luz en todo espíritu. Yo os propongo la paz, la concordia. No desoigáis mi voz que es la de un Padre que os ama.

64. Guardad mi palabra porque ya se acerca el año de 1950, y es mi voluntad que en ese tiempo mis enseñanzas queden impresas para que sean alimento para vuestro espíritu; entonces os prepararéis para darles lectura y recordaréis estos momentos de dicha que vivisteis escuchándome.

65. Luchadores del Tercer Tiempo, que vais entregando mi palabra: Sed incansables. Os apresuráis a prepararos a medida que se acerca el instante en que os deje sin mi palabra. Poco a poco os habéis ido saturando de la fuerza que hay en mi Doctrina.

66. No todos los que me escucharon en el Segundo Tiempo tuvieron fe en Mí; ha sido menester retornar al mundo, para daros nuevas pruebas. Y en este tiempo, no todos los que me escucharon me han creído.

La materia como un espeso velo, impide al espíritu recibir la Luz divina. Mas ese velo se desvanece al analizar mis lecciones, para dar paso a los impulsos del espíritu por librarse del materialismo y acercarse a su Creador.

Si algunos escuchándome no habéis sentido esta elevación en vuestro ser, os digo, que tiempo llegará en que contemplaréis esa luz. Otros escuchándome con fe, no han alcanzado el conocimiento de las revelaciones espirituales, porque les ha faltado preparación para comprender la enseñanza.

67. Si en el mundo muchos seres se han estancado en su evolución, es porque van confundidos en la idolatría de sus creencias; no pueden concebir ideas elevadas por haber atrofiado su capacidad espiritual.

En mi Obra habéis sentido que lo superior se acerca a vosotros para rodearos de un ambiente de paz; de esa paz hasta vuestra materia ha participado, puesto que también es criatura del Señor, hecha con perfección.

Perfecto es tanto lo espiritual como lo material. Así podéis contemplar, hasta en el átomo y en la célula, manifestada la Omnipotencia divina, y si estudiáis el espíritu, descubriréis en él su naturaleza simple, como el átomo de una vida superior. Entonces veréis que nada existe que se encuentre desligado de lo divino.

68. Todo en mi Creación es movimiento, armonía y orden que conducen a la perfección. Para que el hombre pueda despertar y la voz de su Conciencia lo lleve a la realidad, no debe mirar la Creación sólo en su apariencia, desconociendo la esencia de ella.

El hombre sin fe en la vida espiritual cae en materialismo, porque contempla como única vida la de este mundo; mas si llegara a hastiarse de sus placeres o a desesperarse en sus amarguras, ¿qué acontecerá con él? Unos perderán su equilibrio mental, otros atentarán contra su existencia.

69. No todos los hombres se encuentran en un mismo nivel de comprensión: Mientras unos se maravillan a cada paso, otros todo lo contemplan imperfecto, mientras unos sueñan con la paz como la cúspide de la espiritualidad y la moral del mundo, otros proclaman que son las guerras las que hacen evolucionar a los hombres.

70. Sobre esto os digo: Las guerras no son necesarias para la evolución del mundo. Si los hombres las utilizan para sus fines ambiciosos y egoístas, es por el estado de materialidad en que se encuentran quienes las promueven; y entre ellos hay quienes creen en la existencia en este mundo solamente, pues ignoran o niegan la vida espiritual y son tenidos por sabios entre la humanidad; por eso es menester que esta revelación sea conocida por todos.

71. Los que en su fanatismo religioso sólo esperan en el Más Allá el castigo del infierno, mientras abriguen esa creencia ellos mismos forjarán su infierno, porque la turbación del espíritu es semejante a la de la mente humana, aunque más poderosa.

Vosotros preguntáis: “Maestro, ¿para aquéllos hay salvación?” Y os digo: Hay salvación para todos, pero la paz y la luz llegarán a aquel espíritu hasta que las tinieblas de la turbación se aparten. ¿Habéis sentido vosotros alguna vez piedad ante un hombre cuya razón extraviada le hace contemplar lo que no existe? ¡Cuánto mayor sería vuestro dolor si contemplaseis en el Más Allá a aquellos seres turbados que están mirando su infierno imaginario!

72. ¿Quién que tenga noción de lo que es la muerte corporal y la verdadera expiación, sería capaz de atraer la turbación en aquella hora suprema?

73. Mi Doctrina de Amor y Sabiduría perfecta no es sólo de este tiempo, ni data de la Segunda Era. En todos los tiempos os he hablado de estas lecciones, pero la errónea interpretación de las revelaciones es la que ha hecho caer al hombre en fanatismo y en turbación.

74. Cuando el dolor del mismo materialismo se haga insufrible para el espíritu turbado, ese dolor le despertará a la luz, y entonces aquél lamentará profundamente su error.

75. Enseñad mi Doctrina ante vuestros hermanos, para que nazca en los hombres el anhelo de buscar un mundo de perfección, donde los espíritus al perfeccionarse lleguen al seno del Padre.

76. Yo soy la Luz que viene a uniros a todos en Mí. Para daros esta palabra estoy sirviéndome de uno de vosotros, tan falto de méritos como todos; he ahí mi amor y mi caridad.

77. El año de 1950 se acerca y al final de él os daré mi adiós. Habrá dolor y mi palabra os hará falta, pero ella quedará impresa y allí encontrarán todos, la lección del Maestro. Entonces diréis: “¡Cuán dulce era su enseñanza!” Para aquel tiempo, Yo prepararé entendimientos y labios que os hablen por inspiración; otros darán lectura a mis Cátedras y volveréis a sentir la esencia que recibisteis cuando Yo me manifestaba; así estaré entre vosotros, en vuestro espíritu y entendimiento, en medio de la armonía y la fraternidad.

78. Os he dado a todos más luz para vuestra vida, si en cada paso encontráis una espina, porque el camino del hombre es doloroso, orad, y vuestra fe os sostendrá anhelando la Vida Eterna.

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