Enseñanza 226

1. El Maestro os bendice, pueblo. Os preparo para que os recreéis con mi presencia y recibáis fortaleza, para resistir las pruebas espirituales, morales y materiales que están ya entre vosotros.

2. Mucho os he hablado de las pruebas que habrían de afligir al mundo en este tiempo. Si observáis, contemplaréis que se han manifestado ya; mañana vendrán otras aún mayores.

Vosotros, que tenéis el antídoto, podréis ser respetados. Si cumplís mis mandatos, podréis ordenar a los elementos que se detengan y no hagan daño a los vuestros, y ellos como siervos sumisos obedecerán. Vuestra potestad alcanzará no sólo a una pequeña porción, sino comarcas y naciones recibirán un atenuante en su aflicción por la oración del pueblo de Israel. Mas, ¡ay!, de vosotros si no permanecéis orando y velando, porque entonces vuestra falta de cumplimiento pesará sobre vuestro espíritu y os sentiréis frágiles para hacer frente a las vicisitudes.

3. En este tiempo de meditación y de cumplimiento debéis prepararos para concluir la misión comenzada en tiempos pasados. Reparad yerros, restituid con amor la limpidez de vuestro espíritu. Vuestra deuda es grande, porque no habéis entregado como emisarios míos todo lo que os he confiado para la humanidad.

4. Bendito sea el que tiene fe, mas también bendigo al que viene a Mí, pidiéndome ese precioso don.

La fe os salvará, os he dicho siempre. En los trances difíciles, en las grandes pruebas, todo el que ore y confíe será salvo. ¿Por qué caéis a veces en el abismo de la desesperación y de la desconfianza, sabiendo que os amo y que tenéis toda mi protección? Si no habéis practicado la fe, buscadla en vosotros mismos, y cuando la hayáis encontrado la llevaréis como una lámpara para iluminar vuestro camino. Entonces seréis fuertes, pacientes y conformes con vuestro destino.

5. Yo os he enseñado a orar, y en esa oración hemos conversado. Me habéis llamado en vuestros sufrimientos y en vuestras horas de paz; también cuando habéis pecado, habéis buscado mi presencia para llorar Conmigo vuestras faltas y tranquilizar así a vuestro espíritu. Mi amor y mi paciencia son infinitas y se manifiestan a cada instante entre vosotros.

6. La fecha señalada para mi partida se acerca. Mi palabra cesará, mas Yo quedaré en Espíritu en el corazón de mis discípulos. Para ese tiempo habréis aprendido a buscarme en el Templo interior de vuestro ser, la grandeza de él, estará en la fe, en el amor y elevación del espíritu. Nadie podrá destruir ese Santuario, si lo habéis edificado con firmeza. Perseverad en mi Doctrina, para que podáis conocer la misión que he confiado a vuestro espíritu en todos los tiempos.

7. Buscadme en el infinito con la sensibilidad de vuestro espíritu, mas no pretendáis mirarme. Vuestros ojos no podrán mirar a mi Espíritu. Juan, mi discípulo del Segundo Tiempo, no contempló en su gran visión a mi Espíritu en toda su magnitud. Sólo presenté a su pupila espiritual, símbolos que encerraban un gran misterio, que él con toda su elevación no alcanzó a interpretar. Él me dio gracias por lo que Yo le había concedido y escribió lo que vio y oyó en ese gran miraje, para las generaciones futuras.

8. Profetas de este tiempo: Penetrad con respeto en el infinito y os concederé por vuestra preparación hermosos mirajes que alienten al pueblo y le anuncien los acontecimientos que han de suceder; los niños darán testimonio de lo que han visto. Yo les concederé grandes videncias; la luz de mi sabiduría descenderá entre vosotros.

9. Mi palabra que he venido a transmitir en este tiempo, tiene la gracia de manifestar las enseñanzas ignoradas por los hombres, por medio del hombre preparado que cumple con verdadera comprensión su misión de portavoz. Y esta gracia, a la vez, os enseña a comprender a través de mis manifestaciones, la evolución que el espíritu ha alcanzado en el Tercer Tiempo.

10. Mi luz es la que os ha hecho mirar con claridad esta verdad, ella se infiltra en todo vuestro ser; es para el espíritu fatigado, agua cristalina para calmar su sed; para el corazón es fortaleza en la lucha contra la miseria y las tentaciones con las que tenéis que enfrentaros día tras día. Ese conocimiento es la fuerza que os alienta, es la gracia que reviste a mis discípulos.

11. Para llegar a conocer algo más del espíritu y de la vida que os rodea, habéis tenido que desarrollaros a través de varias existencias.

Habéis penetrado en la Era de la Luz, que os permite contemplar las lecciones de mi Doctrina en su verdadero sentido, ya no en la forma en que la imaginabais. Y eso os permite distinguir el camino que conduce a la Vida Eterna. Por esta luz, ¡cuántas revelaciones conocerá el hombre y cuántos pasados errores tendrá que lamentar al descubrirlos! Porque es la hora del despertar, es la Era de la Libertad del espíritu y del pensamiento.

12. Todas las costumbres superfluas que como cadenas arrastró el hombre, desaparecerán de él al liberarse del materialismo con su nueva preparación.

13. Tendréis que levantar vuestra voz para que la escuche el mundo. Vosotros seréis los portavoces de esta Buena Nueva.

14. Si hasta ahora no existe perfección en vuestros actos es porque no habéis querido transformaros dentro de mi Doctrina; os ha faltado voluntad, abnegación y esfuerzo, pero vuestro espíritu quiere elevarse ansioso de acercarse a Mí y de cumplir su misión.

15. Si los hombres de ciencia proclaman la grandeza de su sabiduría, es porque se encuentran convencidos de ello. Para que vosotros podáis hablar de mi Obra, también tendréis que profundizaros en ella hasta estar ciertos de su verdad.

16. De lo que no conocéis, comprended que no podéis hablar ni afirmar, por temor a caer en mentira o error; cuando haya en vosotros preparación, conocimiento y fe profunda, poseeréis la luz de la verdad.

17. Mirad que mi enseñanza no se limita a vuestros conceptos y vuestra capacidad de comprensión. Mi sabiduría divina no tiene fin. No hay quien pueda decir que alguna de mis revelaciones la tuvo o la concibió antes de que Yo se la revelase.

18. Mientras los científicos tratan de explicarlo todo a través de sus conocimientos materiales, Yo revelo a los humildes la vida espiritual, la vida esencial, en la cual está el por qué, la razón y la explicación de todo lo que existe.

19. Del conocimiento que impartáis, surgirá el concepto que de mi Obra se formen los hombres.

Muchos por falta de comprensión, juzgarán mi Doctrina por vuestra humildad, como en el Segundo Tiempo fue juzgado Jesús el Cristo por su apariencia humilde y su vestidura pobre, y porque también aquéllos doce que le seguían mostraban la humildad de su indumentaria. Yo os digo en verdad, que no estaban cubiertos de andrajos y que solamente habían renunciado a las vanidades materiales, porque a través de mi enseñanza habían comprendido cuáles eran los verdaderos valores del espíritu.

20. Os digo, discípulos: Cuando los hombres se levanten a estudiar mi Obra y os busquen e interroguen, no vayáis a caer en tentación creyéndoos superiores por el conocimiento que de Mí habéis recibido. Cuanto más humildes os mostréis, más nobles y dignos de confianza os contemplarán.

21. Así, de hombre en hombre, irá penetrando la luz que disipe el fanatismo y liberte al espíritu. Y los que se nombraron cristianos sin serlo, conocerán e interpretarán las verdaderas enseñanzas de Cristo a través de esta luz, porque ella les dará un elevado concepto de la vida espiritual, de la que Jesús habló en sus enseñanzas.

22. Discípulos: Oídme, porque Aquél que os enseñó la humildad y en su amor os llamó hermanos, es el mismo que hoy viene a hablaros en este tiempo.

23. Mi Arcano se abre ante los discípulos para convertirlos en maestros. Escuchadme y estudiad mi palabra para que pueda enviaros a las comarcas y pueblos a esparcir mis enseñanzas.

24. En este tiempo os hablo desde mi Solio y mi voz se escucha en vuestro mundo a través del hombre donado por Mí.

25. Así como en la Primera Era fue anunciada la venida del Mesías, así también anuncié mi nueva venida, y ¡aquí me tenéis!

26. En 1866, por conducto de Roque Rojas, se manifestó el espíritu de Elías, el profeta y precursor, para preparar los caminos del Señor, para encender una lámpara en el corazón de los primeros, anunciarles mi próxima llegada y preparar a los portavoces por los cuales habría de manifestarse mi Espíritu Santo, hombres y mujeres carentes de ilustración material.

27. Por esos conductos me he venido a comunicar, para que mi palabra se escuche aún por los nombrados ministros de Dios en la Tierra, para que todo aquél que en alguna forma infrinja mis leyes, se exima de seguirlas profanando y se levante enseñando a los hombres el camino verdadero que conduce a Mí.

28. Nuevamente se levantarán los escribas y los fariseos para juzgarme y someterme a prueba; ahora será en vosotros, mas os digo: Sed humildes, con esta humildad que os vengo enseñando, para que ellos os reconozcan como mis discípulos.

29. No se encuentra reunido aún el pueblo de Israel, porque mientras unos están en espíritu, otros aún tienen materia; mientras unos se hallan salvos, otros se encuentran al borde del abismo. Entre éstos están los que creyendo amar al Padre, a quien adoran es al becerro de oro. Mas se acerca el instante en que este pueblo se encuentre reunido y preparado.

30. Vosotros que me estáis escuchando y que formáis parte de ese pueblo, sois los que habéis acudido a la voz de mi llamado, que cual campana sonora toca a vuelo y la recompensa de vuestra sumisión y buena voluntad la tenéis al escuchar al Verbo Divino, el mismo que os habló en Jesús, el Rabí de Galilea.

31. Yo os enseño a no censurar las creencias y prácticas de vuestros hermanos en sus diferentes religiones. Mi Doctrina, que es universal, os enseña el respeto a toda creencia. Sabéis que estoy en todos, lo mismo en el que está limpio, como en el que se encuentra manchado por el pecado.

32. Yo a todos amo y a nadie castigo; es mi justicia la que corrige y perfecciona a los espíritus.

33. El Espíritu Divino está lleno de amor; en Él no existe la ira, creed que si en Mí, ante vuestras ofensas y faltas, por un instante me sintiese airado, ese instante bastaría para exterminaros.

34. Por eso he venido sobre la nube blanca para haceros oír mi palabra, apartando vuestra maldad, abriendo a la verdad vuestros ojos espirituales y presentándome en el desierto de vuestra vida como una palmera, bajo cuya sombra habéis descansado.

35. No he venido a daros riquezas materiales, porque si necesitándolo todo llegáis a volverme la espalda, ¿qué haríais si os convirtiese en acaudalados? Pero de cierto os digo, que lo que os estoy entregando es más que una joya, es un tesoro.

36. ¿A dónde van los espíritus después de la muerte corporal? Vuestro corazón no lo sabe, él no conoce aquellas moradas. Pero debéis de elevaros en el sendero de vuestra evolución espiritual para que vuestro espíritu no vaya a penetrar en el valle en tinieblas.

37. Levantaos a vivir una nueva vida, una vida de paz, quiero que veléis y que oréis ahora que la destrucción amenaza a la humanidad.

38. Hay quienes no creen en mi presencia porque juzgan la pobreza y humildad de estos recintos y la insignificancia de los portavoces por quienes me comunico, pero si los que así dudan estudiaran la vida de Cristo, verían que Él nunca buscó galas, ni honores, ni riquezas.

39. Tan pobres y humildes pueden ser estos lugares, como el establo y la paja en que nací en aquel tiempo.

40. Discípulos: Habéis estado en mi mesa celestial y en ella habéis comido el pan y bebido el vino de mi amor.

41. Desde mi Solio envío mi rayo para deleitaros con el concierto de mi palabra.

42. Esperaba, como en los tiempos pasados, vuestra llegada.

43. Sentaos a mi mesa y rodeadme. Si tenéis hambre y sed, he aquí los manjares; tomad y comed. Si os sentís tristes o enfermos, he aquí mi presencia para daros salud y consuelo.

44. Alentad siempre la esperanza de que llegaréis a morar Conmigo eternamente. Si os he cumplido mis promesas para el mundo, os cumpliré también mis promesas para la vida espiritual.

45. Haced méritos en la Tierra y no perderéis jamás el camino que os conduce a Mí.

46. En este tiempo, estáis atravesando un nuevo desierto, en el cual no habéis perecido de hambre, porque en él se ha hecho el milagro de mi palabra, que ha sustentado a vuestro espíritu, como os alimentasteis con el maná en la soledad del desierto y después comisteis de los panes y de los peces del milagro de Jesús, también en un desierto.

47. Ahora no es el desierto de candentes arenas el que atravesáis ni es el pan de la Tierra el que os estoy ofreciendo. Ahora vais hacia la cumbre de la montaña y os alimenta el pan de Vida Eterna. Vuestro espíritu comprende perfectamente el sentido figurado en que os hablo, porque vuestra evolución espiritual os permite penetrar en el fondo de mi enseñanza.

48. Vais escalando paso a paso la montaña bajo el peso de vuestra cruz. Cuando os canséis, llamadme y presto el Maestro, cual Cirineo, os ayudará con vuestra carga, para que podáis proseguir hasta el fin de vuestra restitución. Todos lleváis cargos y deberes, por eso soy con todos, lo mismo con el niño, que con el joven y con el anciano. Mas si soy Yo quien os ha trazado el destino y confiado la cruz, es porque sé que podéis cumplir para con vuestro Padre.

49. Nadie podrá determinar su grado de evolución espiritual, ni el plano en que su hermano se encuentre, esto sólo Yo lo puedo juzgar.

50. He venido a romper las cadenas que os atan al mundo, para daros la libertad espiritual de elevaros en busca de la luz que es la verdad.

51. Nadie quiere ser el último, todos quisierais ser primeros. Pues haced méritos, trabajad; regad con amor las tierras, dejadlas fecundas y en ellas sembrad mi Semilla. Y las generaciones que vengan detrás de vosotros reconocerán, por vuestra huella, que fuisteis doctrinados por el Maestro.

52. Defended vuestras tierras con la espada de luz que os he dado, para que la tentación no llegue a malograr vuestros cultivos.

53. Os he ofrecido la Gloria como premio para vuestro trabajo espiritual y en ella seréis con vuestro Creador, que en esta Era vengo a vosotros como Padre y Maestro para confortaros e iluminaros. He aquí mi enseñanza en la que veréis manifestado mi amor, mi rectitud, mi justicia y también mi consejo con el cual quiero llevaros a la sabiduría.

54. En todos los tiempos me he manifestado al hombre, en una forma sencilla para que pudiera comprenderme, siempre lo he hecho al alcance de vuestro entendimiento y de vuestro corazón. He descendido hasta vosotros para daros con ello un ejemplo de humildad, llegando hasta vuestra vida humilde para levantaros a una vida mejor.

55. Os he preguntado en qué forma preferíais que os hablara y me habéis contestado que en cualquiera en que lo hiciera, llegaríais a reconocerme. No os sometáis a prueba, lo que debéis hacer es tratar de espiritualizaros para que interpretéis mejor mis manifestaciones y con ellas testifiquéis plenamente mi Doctrina con obras de verdadero amor.

56. Siempre os he traído la luz y os he señalado el camino ascendente. Hoy vengo a prepararos para que penetréis con vuestra oración en un éxtasis mayor y podáis contemplar de cerca la vida espiritual y miréis a vuestro Padre en todo su esplendor sobre sus criaturas.

57. Mi Espíritu está llamando a cada espíritu, entendimiento y corazón para alimentaros de Mí, porque estáis hambrientos. No habéis sabido sustentaros con mi palabra, no habéis aprovechado las enseñanzas que os he dado en los tiempos pasados; el Libro de la Vida, en el cual está mi Ley y los mandatos, se encuentra guardado, olvidado por el mundo presente.

58. He venido en Espíritu y mi presencia os ha conmovido. Mi luz ha llegado a vosotros y vuestra Conciencia os ha recordado todas vuestras obras.

59. Yo os invito a penetrar en una vida nueva y conquistar una mayor elevación espiritual. He permitido vuestra evolución espiritual a través de los tiempos, para que hoy comprendáis mis revelaciones, y después de haberme oído, abarquéis con vuestro espíritu toda la responsabilidad que os corresponde y abracéis con amor vuestra misión.

60. ¿Cómo lograréis invitar a la humanidad a que alcance la espiritualidad en una época de tanta materialidad y confusión? Pensad que es difícil vuestro trabajo, que para poder cumplir con él, tenéis que ser fuertes y pacientes en la lucha.

Debéis trabajar mucho para corregir la errónea interpretación que se ha dado a mi Ley y también la forma imperfecta en que me ofrecéis vuestro culto. Pero debéis de considerar que no podréis hacer variar en un instante sus conceptos y sus prácticas, sino que para lograrlo debéis revestiros de paciencia y de buena voluntad y dar ejemplo de amor con vuestras obras.

61. En el Primer Tiempo, vuestras ofrendas fueron materiales. Vuestros tributos fueron seres inocentes, corderos o aves, semillas y frutos de los campos con los cuales creísteis agradarme. Erais muy pequeños y no podíais mirar más allá de vuestro mundo. Yo os concedí tiempo tras tiempo, siempre en espera de vuestro despertar.

62. En el Segundo Tiempo recibisteis mi palabra a través de Jesús y Él os enseñó el amor más perfecto que un hijo puede ofrecer a su Padre, y con su palabra, abrió un mundo nuevo al espíritu de los hombres, os legó un caudal de sabiduría que aún no habéis llegado a comprender. Hoy, en el Tercer Tiempo, os estoy abriendo el Libro de la Vida y os estoy mostrando nuevas lecciones que os hablan de la proximidad de mi Espíritu, de la Era de paz que espera al hombre después de su purificación y elevación espiritual.

63. Todas estas lecciones viven en lo más profundo de vuestro espíritu. Ahora os enseño para que mañana seáis guías y maestros de las nuevas generaciones y veléis por su espíritu, para que en él no arraiguen tradiciones inútiles o falso conocimiento. Llevad en vuestro espíritu la Ley y mi palabra, con ella instruid y llevad por el camino certero a esta humanidad que empieza a vivir.

64. No he enviado a Moisés ni a los profetas a traeros este Mensaje, he venido Yo mismo a prepararos para haceros dar un paso decisivo en la senda espiritual.

65. Velad y orad, meditad siempre y practicad mi enseñanza para que podáis conocer la magnitud de esta revelación del Tercer Tiempo.

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