Enseñanza 225
1. Discípulos amados: Mi amor y mi paz son con vosotros. Vengo a enseñaros con mi divina lección a olvidar los bienes de la Tierra, para que se desprenda vuestro espíritu y se comunique en el Más Allá con el Maestro.
2. Hay en cada corazón una cuita, una queja que tratáis de ocultar a mi mirada; venís a aprender de Mí y no queréis mostrarme vuestra amargura, pero estáis delante de mi mirada perspicaz que penetra hasta el fondo de vuestro corazón y siente vuestra pena.
3. Antes de daros mi enseñanza, quiero derramar mi bálsamo en vuestra herida, llenar de paz vuestro espíritu. Quiero veros fuertes, sentiros cerca de Mí, que los lazos que existen entre vosotros y el Padre, sean más estrechos cada día, para que las cadenas que atan a vuestro corazón a la Tierra se rompan y vuestro espíritu se liberte. Os he enseñado a dar cumplimiento justo a las leyes espirituales y a las humanas, con lo cual no caeréis en materialismo ni en fanatismo espiritual.
4. Habéis sufrido mucho para llegar a contemplar mi tercera manifestación y oír nuevamente mi palabra. Entre vosotros se encuentran los que a pesar de haberme oído, no están exentos de penas, porque su espíritu no se ha podido librar de las miserias humanas, mas vengo como Maestro paciente y amoroso a ayudaros con mi lección para que los párvulos adelanten en su caminata.
Las pruebas de la vida forman parte de mi enseñanza, ellas van forjando y dando temple a vuestro espíritu para resistir las nuevas pruebas que han de venir. El dolor ha sido el medio por el cual habéis llegado a Mí. Lo mismo sucedió en el Segundo Tiempo: Fueron los ciegos, los leprosos, los paralíticos, los poseídos, los sordomudos, los que llevaban lacras no solamente en el cuerpo sino también en el corazón, los que dieron testimonio del Maestro.
5. Las obras de amor y de caridad que hice entre vosotros y que llamasteis milagros, encendieron la fe de aquellos corazones, y por ellos, otros muchos llegaron a Mí. Fue mi voluntad hacer aquellas obras, para estremecer las fibras más profundas del corazón y del espíritu, para que palpara la humanidad el poder de Jesús, aquel hombre que hizo obras imposibles de realizar por los demás hombres; obras superiores a la ciencia y a todo lo que habían hecho en tiempos pasados los enviados del Señor. No era aún la culminación de los tiempos y por eso el Padre, siendo Espíritu, descendió entre los hombres, oculto en la carne de Jesús, para que todas sus obras y sus palabras, fuesen visibles y palpables.
6. Por eso en muchas ocasiones sané antes a los enfermos del cuerpo, para que la prueba fuese patente a los ojos del más incrédulo y materializado, porque si aquellos prodigios, los hubiese verificado solamente en el espíritu, no hubiesen sido contemplados ni creídos por el pueblo.
7. Los tiempos han cambiado. Si no fueseis los mismos, repetiría entre vosotros aquellos milagros para dar testimonio de Mí, pero vosotros fuisteis mis testigos en aquel tiempo, no sólo vivisteis, sino también recibisteis mi caridad. ¡Cuántos de vosotros sentisteis la caricia de Jesús, el dulce peso de su mano sobre vuestra cabeza; cuántos escuchasteis el eco de aquella palabra, que saturaba con su bálsamo y su amor vuestro cuerpo y vuestro espíritu!
8. Hoy vengo directamente a vuestro espíritu, porque lo he encontrado ciego en unos, privado de movimiento en otros, sordos a mi voz divina otros más, y algunos leprosos por el pecado y por el vicio. Entonces os he hecho el llamado, para que lleguéis ante mi presencia dóciles y en paz, pero habéis sido duros de corazón, hasta que el dolor ha sido muy acerbo os habéis levantado en mi busca. Antes llamasteis puerta tras puerta, en busca de paz, de salud o de consuelo, y no encontrando estas bendiciones en parte alguna, doblegasteis la cerviz humildemente para venir ante mi presencia. Todos habéis llegado así. No ha venido ante Mí un solo corazón o un espíritu que no necesite de mi caridad, por lo que os digo nuevamente, que por el dolor habéis llegado al camino.
9. Algunos en su incredulidad me exigieron un milagro para creer, entonces Yo les puse a prueba no concediéndoles el prodigio que pedían, porque el que crea en Mí y me ame, jamás pondrá condiciones al Padre. Otros a pesar de su falta de fe, perseveraron escuchando mis enseñanzas hasta que su corazón se doblegó, realizándose en ellos el milagro. Cuando abrieron los ojos llenos de fe en su Señor, contemplaron con infinita alegría, que habían recobrado la salud y la paz; y otros más que perseveraron también oyendo mi palabra, olvidaron su dolor corporal y fueron elevando su espíritu, hasta llegar a bendecir sus propios sufrimientos, porque fueron los que les acercaron al Maestro.
10. Benditos seáis porque habéis reconocido que así he probado vuestra fe y amor, y que por vuestro anhelo de redención habéis alcanzado mi caridad y mis dones.
11. He sido Maestro, he sido Padre, Doctor y Juez. Yo soy el Amor de los amores. Buscadme siempre como Padre y como Maestro. No enferméis para que no me busquéis como Doctor, ni desafiéis mi justicia para que no me tengáis como Juez.
12. La práctica de la moral, de la virtud y de la espiritualidad os librarán de las enfermedades de la materia y del reclamo de la Conciencia.
13. Os digo nuevamente, que ahora no he llegado ante la humanidad a repetir los milagros del Segundo Tiempo, porque he venido en busca de vuestro espíritu, aunque sin olvidar a vuestra materia, porque ella es también mi criatura. Me he acercado para llenar de paz vuestro corazón y hacer sonreír vuestra faz enmedio de las vicisitudes y dolores de este tiempo.
14. He venido a encender vuestro corazón con la luz de un ideal que es una realidad, porque ese ideal soy Yo, la meta del camino, a lo largo del cual tendréis mi presencia, mi compañía. En él seré voz de alerta, Amigo, Doctor y Guardián que vele vuestro sueño.
15. Vuestro espíritu está encontrando su mundo, aún morando en la Tierra; está conociendo su Santuario, ha encontrado el camino y desde él contempla en el horizonte su verdadera patria. En vuestro corazón me preguntáis: “¿Quiénes llegarán a ella?”, y os contesto: Todos. Pero en el futuro no será el dolor el que os conduzca, ni las pruebas las que os obliguen, será vuestro amor, la luz que os guíe hasta Mí. Las pruebas del camino son solamente para despertaros de vuestro materialismo.
16. Cuando las tempestades y los torbellinos hayan pasado, la calma y la paz serán en vuestro corazón, y entonces lograréis vuestra unificación y os diré: “Ya estáis preparados, pensad ahora en los demás, ya tenéis derecho de enseñar a vuestros hermanos, porque ya podéis dar un buen ejemplo de humildad y obediencia a mi Ley”.
17. La Nueva Jerusalén abrirá sus puertas, dentro de ella quedarán los guardianes y de ella saldrán los emisarios en pos de las naciones para llevar la bienandanza y el testimonio.
18. Vuestra palabra derrumbará de sus pedestales a los ídolos y la luz que de vosotros emane, disipará las tinieblas.
19. Aunque os parezca demasiada responsabilidad, os digo, que podéis cumplir esta misión, porque vuestro espíritu ha tiempo que inició su camino de evolución.
20. En el Primer Tiempo, Israel guardó el arca para sí solo, pero cuando Jesús predicó en la Tierra, borró las fronteras de la Judea y envió sus apóstoles a otras naciones para extender la semilla del amor.
21. Hoy vengo como Espíritu Santo y mi Doctrina universal abarca a todos sin distinguir razas, sabios o ignorantes, ricos o pobres. Esta Doctrina es para el espíritu. En ella se unirán todos los moradores que en número infinito de mundos habitan el Universo.
22. De este pueblo surgirá el Templo espiritual donde moraré eternamente. Templo interior, en el que se levante un altar de amor a mi Divinidad, Santuario que no será construido con piedras, sino con oraciones, obras de caridad y testimonios verdaderos. En ese Templo estará mi imagen, no la que ha hecho la mano del hombre, sino la que he hecho Yo a semejanza mía: El ser humano dotado de espíritu e iluminado por la luz de la Conciencia.
23. En vos tenéis un reflejo de lo divino, me lleváis en verdad. La inteligencia, la voluntad, las potencias, sentidos y virtudes que poseéis, hablan de la Esencia Superior a la que pertenecéis y son un testimonio viviente del Padre de quien brotasteis.
24. A veces la imagen que de Mí lleváis en vuestro ser, la llegáis a manchar y a profanar con la desobediencia y el pecado, entonces no os asemejáis al Padre, porque no basta tener un cuerpo humano y un espíritu para ser imagen del Creador; la verdadera semejanza Conmigo, está en vuestra luz y en vuestro amor para con todos vuestros Semejantes.
25. Creced y multiplicaos, digo a vuestro espíritu en este Tercer Tiempo, como dije a los padres de la especie humana, cuando se les ordenó: “Henchid la Tierra de criaturas humanas”. Creced y multiplicaos, pueblo amado, pero creced en espiritualidad y multiplicaos en virtudes.
26. Sed lámpara entre tanta tiniebla que reina en este tiempo. Sed oración y maná, sed bálsamo y caricia, entonces estaréis armonizando con los seres que me aman, con los espíritus que me rinden culto.
27. En la Tierra tenéis un refugio que es vuestro hogar, esa institución que es imagen del Universo, para que en su seno toméis fuerza para luchar.
28. Haced porque vuestro hogar tenga algo de templo, que sea un pequeño reino, un oasis en el desierto árido y hostil de vuestra vida. Velad por la virtud de vuestro hogar, mas no por un exceso de celos vayáis a caer en egoísmo, porque entonces dejará de asemejarse al Universo por su falta de hospitalidad, amor y caridad. Dejad que vuestro techo sea hospitalario y que vuestra mesa sea fraternal.
29. Sólo por el camino del amor llegaréis a Mí y me conoceréis, por eso os he enseñado cómo caminar dentro de esta Doctrina, porque ella os inspira el verdadero amor.
30. Mi palabra será vuestra guía en este Tercer Tiempo y os abrirá brecha entre obstáculos, abismos y tinieblas, porque en ella están mis mandatos.
31. Recordad que sólo Yo soy vuestra salvación. En los tiempos pasados, en los presentes y en los venideros, mi Ley fue, es y será el camino y el guía de vuestro espíritu.
32. Benditos sean los que confíen en mi Ley, porque jamás se perderán en las encrucijadas del camino, llegarán a la Tierra Prometida y entonarán el himno del triunfo.
33. Pueblo amado: Cada paso de adelanto que dais en el camino Yo lo bendigo, llenando de paz y de confianza vuestro espíritu, como un aliciente para que no os detengáis ni os aletarguéis como lo hicisteis en tiempos pasados.
34. No os conforméis ni quedéis satisfechos con vuestras primeras obras, tened presente que la meta aún se encuentra distante y que para alcanzarla necesitáis caminar todavía mucho, hacer nuevos méritos y esforzaros por lograr vuestra elevación.
35. El perfeccionamiento del espíritu no puede sujetarse a plazos en la Tierra, así sean siglos o Eras. El perfeccionamiento y la evolución del espíritu tienen por campo la eternidad, pero no porque tengáis por delante la eternidad menospreciéis los días o los minutos de vuestra vida terrestre, pensando que si los perdéis tenéis muy amplia oportunidad de reponerlos. Vosotros no os habéis dado cuenta de lo que vuestro espíritu sufre cuando ha perdido un paso en su jornada o cuando se ha retrasado un instante. Es menester que conozcáis el valor que tiene cada uno de los instantes de vuestra existencia para que viváis alerta, aprovechándolos en beneficio de vuestro mejoramiento material y espiritual.
36. Sé que no todos podéis venir con el mismo paso por esta senda, por eso les digo a los que ya han logrado caminar con seguridad y firmeza: No os olvidéis de los que tras de vosotros vienen, ved que unos llegan fatigados, otros se han estacionado, y otros pierden por momentos la fe.
37. Os doy la misión de que veléis por los que vienen tropezando y cayendo en el camino, para que encontréis la ocasión de practicar vuestra fraternidad y de probar lo que hayáis comprendido de mis enseñanzas.
38. Si alguno intentase reservar para sí sus conocimientos, su fe y sus dones, temiendo que otros aprovechen y gocen de lo que él ha labrado, ése llegará solo y con las manos vacías ante Mí, me presentará su semilla, pero no su cosecha porque nunca sembró, ya que se concretó a recibir simiente y tomarla para sí.
39. El que se olvide de sí mismo por dar a sus hermanos de lo que en su espíritu lleva, y su goce más grande sea el de ayudar a sus Semejantes a elevarse hacia la cumbre del monte donde se encuentra la meta espiritual, ése llegará seguido de muchedumbres bendecido por sus hermanos, con el espíritu lleno de luz en el cumplimiento de su misión.
40. Venid a Mí, discípulos, párvulos y postreros. Llamo discípulos a los que habéis estudiado mi enseñanza, desde el momento en que os revelé que es ya el Tercer Tiempo, en el que el espíritu del hombre debe elevarse y colocarse a gran altura para armonizar con el Padre.
Y vosotros que os sentís párvulos, en verdad os digo, que no es ésta la primera lección que recibís de Mí; ha mucho tiempo, en otras Eras, he conversado con vosotros y desde entonces conocéis mi Ley, y también desde ese tiempo, he esperado vuestro cumplimiento. A los que he llamado postreros, os digo, que no os sorprendáis que venga a manifestarme entre vosotros, porque estaba profetizado que Yo volvería entre los hombres.
41. Oídme todos y preparad vuestro espíritu, porque voy a daros el alimento espiritual, el pan sin levadura, como os dije en el Segundo Tiempo. Sólo de Mí podéis recibir este pan, que es esencia y amor de mi Espíritu para toda criatura. Desde hoy alimentaos con él, que no le falte a ninguno de mis hijos este sustento; no muráis de hambre porque Yo, el Padre, vengo a deciros que nunca me habéis tenido tan cerca de vosotros como ahora.
42. Os he prometido sosteneros y daros protección, porque sois mis hijos. No dudéis más, no os sintáis hambrientos o huérfanos de este amor y en cualquier escala en donde os encontréis, sentid mi presencia.
43. Quiero que conozcáis el sabor de este fruto que os ofrezco, para que no os dejéis engañar; porque se acerca el final de mi comunicación y después de ese tiempo habrá peligros y asechanzas para el pueblo escogido. Aquéllos que no hagan el análisis de la enseñanza que reciben, podrán caer en tentación. Sólo los discípulos que permanezcan velando y orando se verán libres de error, y llevarán la simiente pura y sabrán transmitirla a sus hermanos.
44. Yo he marcado el tiempo que han durado mis manifestaciones en las Tres Eras.
Desde el primer hombre hasta el nacimiento de Jesús fue el tiempo que comprendió la Primera Era de la humanidad. Fue una larga etapa de pruebas, de combates y experiencias para vuestro espíritu que se encontraba en plena evolución.
Jesús marcó el principio de la Segunda Era y el hombre estudió la lección que con su ejemplo le dio y se conmovió al sentir cerca de sí al Verbo, al Enviado del Padre. Su estancia en este mundo fue breve; un corto tiempo y tornó al Padre, de donde había venido, después de preparar y disponer a los elegidos para que su palabra fuese llevada hasta los confines de la Tierra. De ese tiempo hasta el año 1866 en que aparecieron las señales que daban a conocer el principio de una nueva Era, fue lo que abarcó la Segunda Etapa.
Después de ese tiempo, se ha abierto un nuevo ciclo para la humanidad, el Tercero, y mi Espíritu en plenitud ha venido a enseñaros a pasar de una Etapa a otra y a tomar la simiente, la luz y la gracia que corresponden a este tiempo, para que conozcáis en qué grado de evolución os encontráis y os acerquéis paso a paso a la espiritualidad.
45. El tiempo en que os entregué mi enseñanza por conducto del hombre está señalado y como toda orden mía, ha de cumplirse. Después vuestra fe, intuición y confianza en Mí, os dirán que estoy cerca de vosotros, y me sentiréis muy dentro de vuestro espíritu, guiando vuestros pasos y señalando siempre la cumbre del monte, ayudando a mis hijos a que alcancen la perfección que es la meta que espera a los espíritus.
46. Mujeres benditas: También vosotras formáis parte de mi apostolado. Entre el espíritu del varón y el vuestro no existe diferencia, aunque físicamente seáis distintos y también diferente la misión del uno y de la otra.
47. Tomad como ejemplo de vuestro espíritu a Jesús y seguidle por la senda trazada por su amor; haced vuestra su palabra y abrazaos a su cruz.
48. Estoy hablando a vuestro espíritu con la misma palabra con que hablo a los hombres, porque espiritualmente sois iguales. Sin embargo, cuando vuestro corazón de mujer busque un modelo a quien imitar; cuando necesitéis de ejemplos perfectos en qué apoyaros para perfeccionaros en la vida, recordad a María, observadla a lo largo de su jornada en la Tierra.
49. Fue la voluntad del Padre que la vida humilde de María, quedara escrita por mis discípulos, quienes la conocieron a través de sus obras y conversaron con Ella.
50. Aquella vida, humilde para quien la conozca, fue luminosa desde su nacimiento hasta su final en el mundo. Muchas páginas de amorosa enseñanza escribió María con su humildad de Espíritu, con su infinita ternura, con la pureza de su Corazón, con su amor a la humanidad, que expresó con silencio más que con palabras, ya que Ella sabía que quien venía a hablar a los hombres, era Cristo.
51. El Espíritu de María era la misma ternura emanada del Padre para dar a la humanidad el ejemplo perfecto de humildad, de obediencia y mansedumbre. Su paso por el mundo fue estela de luz. Su vida fue sencilla, elevada y pura, en Ella se cumplían las profecías que anunciaban que el Mesías nacería de una Virgen.
52. Sólo Ella podía haber llevado en Su seno la Semilla de Dios; sólo Ella era digna de quedar después de cumplida su misión ante Jesús, como Madre Espiritual de la humanidad.
53. Por ello es María vuestro modelo perfecto, mujeres, pero buscadla e imitadla en su silencio, en sus obras de humildad, de infinita renunciación por amor a los necesitados; en su dolor callado, en su ternura que todo lo perdona y en su amor que es intercesión, consuelo y dulce compañía.
54. Doncellas, esposas, madres, huérfanas o viudas, mujeres solas que tenéis el corazón traspasado por el dolor, nombrad a María vuestra dulce y solícita Madre, llamadla con el pensamiento, recibidla con el espíritu y sentidla con el corazón.