Enseñanza 224

1. Estoy escribiendo en el libro de la elevación espiritual, cada una de vuestras obras. Y para que no ignoréis vuestra misión en la Tierra, he venido a despertar los dones espirituales que os he confiado desde el principio de los tiempos.

2. Habéis brotado de Mí; habéis sido preparados y al enviaros a la Tierra que es morada de lucha y perfeccionamiento, os he dado la Ley, que os enseña el Amor a vuestro Padre y que también os dice Amaos los unos a los otros, para que estéis en armonía con todos los seres que he creado. Delante de mi Espíritu, todos sois grandes, dignos. Yo he formado a todos con el mismo amor y para Mí no hay diferencia entre unos y otros.

3. Ha mucho tiempo que espero el retorno del hijo. Si al escuchar mi palabra, no se conmueve vuestro corazón, si no derramáis lágrimas de atrición, es que no habéis velado y esperado el cumplimiento de mi promesa, hecha a vosotros en el Segundo Tiempo. He venido ahora a derramar beneficios espirituales y materiales. Mi palabra, que es el fruto del Árbol de la Vida, viene a calmar vuestra hambre. Traigo para los hombres de buena voluntad, la paz, que es el galardón que os concedo en la Tierra, mediante el cumplimiento de mis preceptos.

4. Elevad vuestro espíritu, limpiad vuestro corazón y en un acto de amor a mi Divinidad, penetrad en comunión espiritual Conmigo. Yo derramaré mis complacencias sobre vosotros.

5. Orad y vuestra oración convertirá a los pecadores, y convencerá de su error al que por ignorancia ha pecado y no sabe cuánto ha faltado delante de Mí. Yo aparto el germen de maldad y os hago conocer los beneficios de la regeneración y del cumplimiento.

6. Para cada una de vuestras buenas obras, tengo una bendición, para vuestros problemas una solución y para vuestros dolores un bálsamo. Y cuando sanos y fuertes os encontréis, enseñad a vuestros hermanos, inspirad el bien y sed ejemplo, para que no sean sólo las palabras las que hablen del Maestro, sino vuestros actos, los que testifiquen de que sois mis discípulos y que me estáis imitando.

7. Voy a hablar al mundo Cristiano y al que no ha creído en Cristo; al pueblo de Israel o sea a los Mosaicos; en todos derramaré mi luz y mi caricia. Esta luz, disipará la confusión y la ignorancia, y la fe en Mí unificará a todos los espíritus y los hará semejantes unos a otros.

8. Después de gran lucha la paz vendrá a los hombres. Hoy encontráis enemigos para vuestra fe, espiritualidad y buenas prácticas, porque el ambiente que reina es impuro y no habéis podido detener el avance del mal, y en verdad sois vosotros los encargados de transformar este mundo, devolviéndole la salud, la paz y la fe que ha perdido.

9. En vuestra lucha, no estaréis solos. Vuestro Señor lucha antes y siempre. Las fuerzas del mal serán atadas, la humanidad será libre y rehará su vida, y la fe volverá a su corazón.

10. Portavoces: Si en el ejercicio de vuestros dones tuvieseis grandes triunfos, no os envanezcáis, no hagáis que vuestra materia sea admirada, tan sólo por haber sido el instrumento del cual me serví para hablar a los hombres.

11. Pensad que he perdonado vuestras faltas y he apartado vuestras imperfecciones. Me he servido de entendimientos sencillos, rudos e ignorantes que he pulimentado para llevar a cabo mis designios.

12. Mi palabra quedará escrita. Ese Libro será guía y enseñanza del pueblo. Si no estáis preparados para comprender mis nuevas inspiraciones, seguid estudiando mi palabra.

Yo estoy preparando los corazones de los discípulos que han de formar este Libro. En él, encontraréis mi esencia y mi presencia. Será la herencia que legaré a la humanidad y los hombres inspirados en Mí, dictarán leyes de amor, preceptos sabios, pensamientos y máximas que conocerá el mundo, pues mi palabra encontrará corazones ansiosos, dispuestos a recibirla en todos los pueblos de la Tierra.

13. Aquellas naciones que han pasado por los rigores de la guerra, esperan a los emisarios que confirmen su creencia de que Yo he venido una vez más a establecer mi Reino en el espíritu del hombre y hacer con él un pacto de amor y de justicia, como estaba escrito.

14. He dejado a vuestra diestra un ángel guardián, que conoce vuestra vida. Él tiene la misión de guiaros, de libraros de los peligros. Es el Mundo Espiritual que os acompaña, cumpliendo una gran misión de amor. Tenéis a Elías, abnegado Pastor que guía vuestro espíritu, encarnado o desencarnado.

15. Su nombre no es conocido por toda la humanidad, tampoco su misión, mas pronto sabrá que él es mi precursor en todos los tiempos. María es dulzura y consuelo vuestro, en todas las tribulaciones a que el espíritu está sometido. Ella vela por vosotros y en este tiempo de rigores os acompaña para daros valor en la prueba. Es la Intercesora entre el hijo y el Padre. Y el Maestro que os habla, ha venido para enseñaros y dejaros preparados como sucesores míos cuando Yo parta.

16. Vuelvo a vos humanidad a través del entendimiento humano, para depositar en vuestro espíritu mi enseñanza y en vuestro corazón mi esencia. Vuelvo a vos como antorcha de luz celestial para guiar a los hombres por el sendero de la espiritualidad, que es el camino de la Vida Eterna.

17. La luz de mis enseñanzas os ilumina para que brilléis entre las sombras de este mundo.

18. Recibid este mensaje que os envío, para que lleguéis a comunicaros por medio del pensamiento con vuestro Padre Celestial, que amorosamente os contestaré a través del mismo pensamiento.

19. Bienvenidos seáis, humanidad triste, cansada de sufrir. Venid y descansad en mi amor. Soy la Paz y la Serenidad, y eso mismo vengo a dejar en vuestro espíritu. Yo soy vuestro Cirineo y vuestra Esperanza. ¡Alegraos y fortaleceos, Yo estoy con vosotros!

20. En los instantes en que escuchéis mi palabra, sentíos felices. En mi Divino Espíritu hay paz al sentirme escuchado por vosotros, y ese don os la quiero transmitir. Tiempo ha que esperabais mi retorno.

21. Guardad mi palabra que es trigo dorado, y no la perdáis. Es menester que conozcáis el significado inmenso de la caridad, porque entonces sabréis las maravillas que hace el amor. ¡Cuán triste es que alguno de mis hijos no sienta en el corazón la alegría que experimenta su espíritu!

Quiero veros consolando, amando, curando, ya sea el cuerpo o el espíritu del que sufre. El que ama, no conoce el odio que amarga la vida. El que ama, no conoce el rencor que destroza el corazón y entristece el espíritu. El que ama tiene dulzura en su palabra, en su mirada y en sus obras, su vida es dulce y su muerte corporal tendrá que ser apacible.

22. Eternamente mi Espíritu está consolando al vuestro con mi palabra paternal, mas cuando sufrís hondamente y en medio de vuestro dolor me llamáis, creéis que vuestra voz no ha sido escuchada por Mí. Dudáis porque no estáis en condiciones de sentirme, porque llevándome dentro de vosotros no lo sabéis, ni lo creéis. ¿Cuándo he dejado de deciros que os amo? Si supieseis escucharme, cuán felices seríais. Cada hombre sería un sembrador en mi campiña, un cultivador en mis vergeles, y su semilla de amor sería regada por Mí.

23. Estáis materializados y por eso os encontráis perdidos y os sentís distantes de vuestro Padre, mas Yo os daré la espiritualidad que os acerque a esta fuente de sabiduría y revelación. Hay muchos que viven sobre las páginas de mi Evangelio sin practicar ni vivir mis enseñanzas, ¿de qué les sirve repetir mis palabras? En cambio, quienes me sigan por el camino del corazón, del sentimiento, se acercarán a su Maestro.

24. En verdad os digo: Venid a Mí, humanidad, pero que sea por la escala del amor, del pensamiento elevado. Empezad ya, para que vayáis deteniendo vuestro sufrir, para que dejéis de llorar y despertéis de ese sueño en el cual os encontráis sumergidos.

25. ¡Hay tantas formas de servirme y de ser útiles a vuestros Semejantes! Diseminad mi semilla para consuelo de los que sufren. Resistid con fe las pruebas de dolor que a vuestro paso halléis. La fe no conoce imposibles porque es don divino, unida al amor será vuestro baluarte contra las tempestades de este mundo.

¿Qué seréis sin las prácticas del bien en la vida? Aprovechad esta existencia, porque si así no fuese, no reconoceréis la salud del espíritu porque él toma su fuerza sólo en la bondad. Haced que vuestros pensamientos sean blancos como los lirios, que vuestras obras tengan la fragancia de las flores.

26. Levantaos, humanidad, y venid a Mí porque os estoy esperando. Venid por el camino del corazón y por él llegaréis, y aunque pasen los siglos Yo os seguiré esperando.

27. No seáis como pequeñas aves que mueren en sus nidos antes de haber aprendido a volar.

28. Os hablo a través del pensamiento, el cual en el momento de preparación es de Dios, aún cuando esté interpretado por labios humanos. Mi presencia viene a vosotros, os acaricia y os despierta. Entonces no esperéis el mañana para entregar vuestra caricia a los que a su vez os esperan. No quiero escucharos diciéndome: “Mañana me levanto al cumplimiento”, porque si no aprovecháis vuestra vida, quedaréis llorando y Yo esperando. Sois mi semilla amada, la que promete dar bellas flores y buenos frutos bajo mi cuidado.

29. Allá en la eternidad se encuentran los espíritus de los que en el mundo fueron grandes por el amor, por la caridad. Allá se reúnen después de que terminan su misión en la Tierra y desde allí derraman su amor sobre la humanidad, prestan su ayuda a los seres débiles y a los espíritus tímidos que aún cruzan por el mundo. Allá no hay separaciones, ni distancias como en vuestro mundo en el que los hombres no se aman ni se entienden, porque sus credos y dogmas religiosos los separan. Sabed que las religiones son simples caminos temporales que conducen a los espíritus a la luz, donde todos brillarán por igual unidos por la Ley del Amor.

30. Por eso os digo, que el amor debiera ser la piedra fundamental de toda religión, porque ésa luz está fuera de toda teoría, ciencia o filosofía, y es sentida y contemplada por todos los seres.

31. Entre las muchedumbres que escuchan mi palabra en este tiempo, están los de espíritu fuerte y adelantado que vienen en busca de lo espiritual huyendo de las ceremonias, de los ritos y de las formas. Vienen en busca de Dios como amor y como sabiduría, al que adoran por encima de la materia y una vez libres sienten que ya no necesitan sacerdotes, ni maestros, ni doctores. Esos son como antorchas que iluminan el camino a los demás.

32. Muchos que hoy habitan el Valle espiritual os trazaron el sendero de evolución con su huella indeleble de fe, caridad, sabiduría y amor. Son seres elevados, brillantes, a los cuales encontraréis cuando retornéis al Más Allá, porque ellos unirán a todos en el amor infinito del Padre, con el que debieran estar unidas en la Tierra todas las religiones.

Los mensajes que aquellos seres preparados envían a este mundo con amor e inspiración, vienen como blancas aves a posarse en la mente de los hombres. Cuántos de esos pensamientos, inspiraciones o mensajes que en forma de ángeles han llegado entre los hombres, han tenido que volver al Más Allá, porque no supieron recibirlos. Ahí, en mi Seno esperarán a que los corazones humanos se preparen para volver a enviarlos como una brisa de amor.

33. ¡Preparad la morada, oh, humanidad! Ya no cerréis vuestro corazón cuando el mensaje retorne a vos, como veis que vuelven las olas, como vuelve el canto de las aves con la aurora, como vuelve la esperanza a los corazones cansados de sufrir y de esperar.

34. Amad, el que no ama lleva en sí una tristeza profunda: La de no poseer, de no sentir lo más bello y elevado de la vida.

35. Eso fue lo que Jesús vino a enseñaros con su vida y con su muerte, y lo que os legó en su divina Palabra se condenso en una sola frase: “Amaos los unos a los otros”, con ese amor que Yo os he enseñado.

36. Día llegará en que los que no han amado, despojándose de su amargura y sus prejuicios vengan y descansen en Mí, donde volverán a la vida escuchando mi palabra dulce, de infinita ternura.

En verdad os digo, que en el amor está mi fuerza, mi sabiduría y mi verdad. Es como una escala infinita que se presenta bajo distintas formas desde las inferiores de los humanos, hasta las más elevadas de los espíritus que han alcanzado la perfección. Amad, aunque sea a vuestra manera, pero amad siempre. No odiéis, porque el odio deja un caudal de muerte, mientras que por amor se perdona y se borra todo rencor.

37. Estudiad mi palabra, quiero escucharos hablando de las facultades del espíritu, del amor, de la caridad.

38. Sabed también que por los sentimientos del corazón se adquiere sabiduría. Esos sentimientos se transforman en palabras que contienen profundas lecciones, sublimes ideas que dicta el amor.

39. Os doy esta luz para que vuestra vida se eleve y se transforme, para que deis esa luz a los enfermos, a los niños, a los necesitados, porque este camino no os cansará.

40. Convertíos en apóstoles del bien, y vuestra faz espiritual se hará de tal manera hermosa, que ésta se reflejará en vuestras obras.

41. Si por escuchar mis Cátedras habéis creído que obtenéis la Gloria, estáis en un error. Sólo alcanzará la Gloria aquél que practique mis enseñanzas. Si creéis que con asistir a los ritos de las diversas religiones, el espíritu tendrá el descanso necesario, de cierto os digo que no, el espíritu descansa sólo cuando la Conciencia nada le reclama.

42. Mi amor siempre busca a quien más falta le hace. Así en aquel tiempo me hice hombre para venir en pos de un pueblo, ese pueblo oyó mi palabra, mas a pesar de haber escuchado la Verdad, me desconoció, culminando su ceguedad al derramar la sangre inocente del Cordero.

43. ¡Jerusalén! ¡Jerusalén!; tierra donde se consumó mi predicación y mi sacrificio, no seréis la única en el dolor y en la guerra, sin embargo estáis grandemente afligida; pero habrá guerra en otros lugares, porque los hombres la están forjando con la mente y en ella tendrá que terminar.

44. Si la humanidad lleva la guerra en el pensamiento, es porque no tiene amor en su corazón. Y os pregunto: ¿Por qué no podéis amar, ni perdonar? ¿Acaso creéis que Yo amo menos a los que me sacrificaron, que a los que lloraron por Mí? Sabed que me estáis crucificando con vuestra falta de amor y comprensión.

45. Jerusalén es ahora tierra de dolor y os digo: Cuidad de no derramar sangre inocente ni injuriar a mis enviados, porque vuestros hijos verterán muchas lágrimas por cada una que vosotros arranquéis, y grandes dolores, por uno solo que a un inocente causéis. No será mi justicia, sino el fruto de vuestra siembra.

46. Llorad, humanidad, si no sabéis amar; llorad si no sabéis perdonar; llorad con la amargura del que llora su propia muerte, porque quien no ama, no puede llegar a Mí. Por eso os digo: Llorad, conmoveos, porque si sentís es que aún tenéis vida y podéis lavaros en vuestro arrepentimiento.

47. En todos los tiempos he buscado a los hijos de mi pueblo, para recordarles el pacto de alianza que hicieron con el Padre y decirles que son los emisarios de mi paz entre esta humanidad extraviada en los caminos del pecado.

48. Mi luz ha iluminado siempre el sendero de Israel, para que en él haga obras agradables a los ojos de su Señor.

49. La luz de mi Divinidad siempre ha descendido sobre el pueblo, pero cuando se ha creído solo, ha perdido su espiritualidad y su fe, y ha caído en idolatría.

50. Por eso ha sido lento su avance espiritual. Si este pueblo desde los primeros tiempos se hubiese despojado del egoísmo y hubiese entregado en los pueblos de la Tierra todo cuanto Yo le di y le revelé, mi Ley y mi Doctrina serían respetadas por toda la humanidad. Pero mirad al mundo caminando sin mi Ley, apurando un cáliz muy amargo, y sufriendo de hambre y dolor.

51. No supo mi pueblo impedir que la Tierra se empapara de sangre humana. La paz nunca se ha hecho porque los emisarios de ella la han guardado para sí en su corazón, porque han dudado de ser capaces de obrar ese prodigio. Os parecéis a Tomás, quien os di en él un doloroso ejemplo, al mostraros a un apóstol mío dudando de mi verdad. También entre vosotros se encuentran los que dudan.

52. Hay hijos de este pueblo cuyo corazón se ha envanecido hasta creerse absolutos en la Tierra. Son espíritus dominados por el materialismo del mundo y las ambiciones del corazón.

53. Son los que han olvidado mi justicia y la inmortalidad del espíritu, al que han puesto una venda de oscuridad que le impide contemplar la claridad de mi luz. Y es mi justicia y mi amor los que descienden en este tiempo a los componentes de este pueblo, quienes han reencarnado nuevamente en la Tierra por mi voluntad, para decirles cómo deben esparcir mi paz y mis bendiciones entre la humanidad.

Entre este pueblo están los que envié en este tiempo para que diesen fe de mi nueva manifestación entre vosotros y para que después diesen testimonio de ello a vuestros hermanos. Sentís ahora un profundo dolor cuando contempláis que aún estando cerca de vuestro Señor, no os amáis, no os habéis reconocido unos a otros y tenéis momentos en que os sentís menesterosos de la paz.

54. No me veréis encarnado en este tiempo y a pesar de no verme con vuestros ojos, creeréis en mi comunicación. Tendréis que reconocer el tiempo en que os encontráis espiritualmente y la misión que os he confiado.

55. Este tiempo de responsabilidad pesa sobre vosotros. Para que salgáis avante en la lucha, analizad antes mi palabra, sintiendo que escucháis al Maestro en la ribera del río. En este tiempo vuestro espíritu por la regeneración alcanzará gran limpidez, haciéndose digno de compartir sus dones con los demás y digno de ser ante mi presencia.

56. Cuando el mundo se entere de que me tuvisteis entre vosotros y me escuchasteis, buscará en este pueblo virtudes, ejemplos y enseñanzas capaces de persuadirle.

57. No solamente vosotros haréis caridad con los demás; Yo soy quien prepara los corazones para que os hagan la caridad cuando de ella necesitéis. Y vosotros que sois sensibles, sabréis a quién atribuir esa caridad.

58. Pero no será mi voluntad la que ponga el abrojo en vuestro camino, porque en verdad os amo, sólo iréis encontrando lo que vosotros mismos sembrasteis en el camino y si ello es dolor, si es ingratitud, si son lágrimas, no reclaméis a vuestro Dios, ni menos blasfeméis porque sois los hijos de la luz.

59. Comprended que todos sois herederos de mi Reino, mas para conquistarlo grandes méritos tendréis que hacer.

60. Practicad mi Ley en vuestra vida y ella, cual estrella refulgente, os llevará hasta las puertas de la Tierra Prometida.

61. Sed en el mundo la luz, el camino, el saber, invitad a vuestros hermanos a venir a mi mesa que os espera, en ella os deleitaréis con el pan de Vida Eterna.

62. Comed ricos y pobres, porque nada os costará este banquete, pero debéis mezclaros los unos con los otros, para que la verdadera alegría reine en este festín.

63. Venid a escuchar esta palabra porque pronto ya no la oiréis.

64. Algunos, cuando hablo de que el fin de esta manifestación se aproxima, no alcanzan a comprender por qué no permito que ella siga indefinidamente entre la humanidad; a lo que os contesto: Que ninguna de las formas en que he hablado a los hombres a través de los tiempos ha sido eterna. He tenido que materializarme y humanizarme para poder ser oído, visto y sentido por vosotros; por lo tanto, la comunicación material no será nunca la forma más elevada y perfecta de vuestra comunicación con vuestro Padre.

65. Cuando hayáis logrado por medio de la espiritualidad la elevación de vuestra vida, cuando la justicia, el amor y la luz que existen en mi Doctrina sean la norma de vuestras obras y el culto que me ofrezcáis sea absolutamente espiritual, entonces estaréis en el tiempo de la comunicación de espíritu a Espíritu, de la comunicación perfecta. Entonces, no tendréis necesidad de que grabe mi Ley en una piedra para hacerme comprender y obedecer; ya no será necesario que encarne mi Divino Verbo para hablar a los hombres a través de labios humanos y no tendré que emplear el entendimiento rudo de los portavoces, en quienes he concedido mi inspiración en este Tercer Tiempo.

66. Mi Ley grabada en piedra, en esencia sí es eterna, pero su forma exterior fue pasajera, hice desaparecer las Tablas donde fueron grabados los Mandamientos. Lo que vuestro Padre quería era que la Ley quedase escrita en los corazones.

También os digo, que ni Jesús el Prometido, el Ungido, el Hijo de Dios, fue eterno en la Tierra. Su palabra, su Doctrina, sus obras, y su vida ejemplar, sí fueron perdurables, tuvieron esencia de eternidad, pero su vida humana fue breve en el mundo, porque habiéndose desbordado en sabiduría, en amor y en piedad, no tenía porque permanecer un instante más, una vez consumada su obra ejemplar. La voz de Cristo que es el Verbo del Padre, vibró y vibrará eternamente en todos los espíritus.

67. Lo mismo sucederá en este tiempo, pueblo; esta forma de comunicarme con vosotros a través de los portavoces, pronto tendrá su final, porque no es la más perfecta. En cambio, la esencia que emana de la palabra vertida por los labios de los portavoces, ésa, será eterna, ya que es la misma esencia de la palabra que antaño os traje y la misma esencia que contiene la Ley que os entregué en el Primer Tiempo.

68. Analizad serenamente como buenos discípulos y veréis que las formas exteriores, la parte humanizada o material de cada una de mis manifestaciones no pueden ser eternas entre vosotros, porque si así sucediera, jamás saldríais de vuestro estancamiento, nunca evolucionaríais y debéis comprender que vuestro destino espiritual, es subir, alcanzar, conquistar, saber.

69. La parte exterior de aquella revelación del Padre en el Sinaí, fue la piedra que sirvió como medio para que en ella se grabara la divina Ley.

70. Lo exterior en la comunicación de Dios con los hombres a través de Jesús, fue la envoltura, la forma humana de Cristo, y en este tiempo, la parte exterior de mi comunicación ha sido el portavoz, por lo que esta forma, como la de los tiempos pasados, tendrá su fin.

71. Entended que sois los hijos del pueblo Espiritualista, el que no deberá alimentarse de formas, sino de esencia; si comprendéis bien mi palabra, nunca más caeréis en idolatría ni os aferraréis a las prácticas exteriores, a las formas, a lo pasajero, porque iréis siempre en pos de lo esencial, de lo eterno.

72. Ved cómo vivís aferrados en todo a lo material, Yo os he visto cuando uno de vuestros seres queridos parte de este mundo, abrazaros a su cuerpo inerte queriendo darle nueva vida o retenerle, ignorando que no es aquel cuerpo, aquella forma a la que debéis ataros, sino al espíritu de aquél que desde ese instante os contempla desde una mansión de más luz, sin apartarse de vuestro lado, sin desconoceros ni olvidaros, sin romper los lazos eternos con que todos estáis atados.

73. El que llora la muerte de la carne creyendo ver ahí el final de un ser amado, es un muerto que vela a otro muerto, es un ser ignorante y sin luz que ha cerrado su corazón a aquél que desde la luz le contempla.

74. Si en vez de complicadas religiones, la humanidad se concretase a estudiar y vivir cumpliendo con las enseñanzas de mi Doctrina, en vuestro mundo habría más luz, habría paz en los espíritus.

75. Grande es el testamento que Dios ha puesto en vuestras manos; pero no sabéis aún lo que poseéis, por eso vuestro planeta sigue siendo Valle de lágrimas.

76. Si en vez de soñar en encontrar el arca que contenía las Tablas de la Ley y querer perpetuar la forma del Divino Maestro en imágenes diversas, se concretasen los hombres a penetrar en el sentido de la Ley divina y de la Doctrina, verdaderamente se unirían y se haría la paz.

77. Os digo todo esto, porque vosotros que habéis recibido en este tiempo una de las grandes revelaciones, estáis en peligro de aferraros a la parte exterior o sea a la forma, para tratar de retenerla siempre con vosotros; quienes así lo hicieren: Serán muertos velando a sus muertos porque todas las formas pasan y sólo queda de ella lo esencial, lo espiritual, lo eterno.

78. Emplead vuestro entendimiento a fin de que comprendáis y haced uso de vuestra voluntad para que practiquéis.

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