Enseñanza 216

1. Discípulos: Cumplid mis mandatos para que no lloréis el tiempo perdido. Profundizaos en el estudio de mi palabra para que sepáis qué es lo que os corresponde cumplir y cuál es la parte que les toca hacer a los que han de venir después de vosotros.

2. He revelado a vosotros los humildes, esta Obra Espiritualista, antes que a los científicos, porque he encontrado pureza e inocencia entre vosotros, fe y buena voluntad para seguir mis enseñanzas, disposición para llevar esta Semilla al corazón de vuestros hermanos. Por eso os he escogido, porque sois los pobres que han sentido la tristeza, los que no han buscado la comodidad en la Tierra ni sus placeres; porque sabéis que más allá de este mundo existe la verdadera paz espiritual, el bien y la alegría y no os habéis dejado engañar por la falsa grandeza, no habéis ambicionado el poder temporal, los goces que sólo duran un instante. Aspiráis a más de todo lo que puede ofreceros este mundo, me amáis y confiáis en que he de haceros retornar al hogar que os espera, al Seno de donde habéis salido y en donde habréis de poseer mi Reino.

3. Esta esperanza os hace fuertes en las tribulaciones e invencibles en vuestra lucha. Si seguís fieles en vuestro cumplimiento pronto alcanzaréis el triunfo del espíritu sobre la carne, porque habréis permitido que sea vuestro Dios quien influya en vuestra vida. En la sencillez de vuestra vida, podéis percibir mejor mis enseñanzas, os dejaréis iluminar por ellas y experimentaréis goces insospechados por los demás.

4. Por eso me seguís y ya nada podrá apartaros de Mí. Os sentís amados por el Amor perfecto y estáis dichosos. Me amáis y en ello fundáis vuestra alegría. En verdad os digo, que así me amaron mis discípulos del Segundo Tiempo y todos aquéllos que me han seguido; por lo mismo no os hiere la duda o la burla de vuestros hermanos. El dolor, que es crisol para el espíritu, no os hace retroceder; sabéis que vivís una vida transitoria y buscáis hacer méritos para llegar al fin que sabéis os espera.

5. Preparaos, porque voy a dejaros como guardianes de la humanidad. Vuestros dones están latentes, para que hagáis buen uso de ellos. Todos estaréis presentes con vuestra obra y con vuestros dones para el último día del año de 1950, para ser juzgados por Mí. Unos en espíritu y otros en materia estaréis ante mi Espíritu para recibir mis últimos mandatos. Después quedarán abiertos ante vosotros, los caminos por donde habréis de ser diseminados, para llevar la Buena Nueva y dejar en el corazón de la humanidad el testimonio de mi venida en este tiempo.

6. No os pido sacrificios ni obras superiores a vuestras fuerzas, sólo os pido vuestro amor, del cual os he revestido, humildad y paciencia para que sepáis llevar a cabo el cumplimiento de vuestra misión.

7. Mi manifestación cesará el último día de 1950, para dejar paso a los discípulos en quienes he derramado mis complacencias; el Maestro estará presidiendo vuestras obras y no cesaré en mi afán de llevaros hasta el cumplimiento de todos mis mandatos.

8. Discípulos: Os prevengo, ¡cuántas veces veréis a los científicos negar esta Obra!, pero vosotros les perdonaréis y continuaréis vuestra jornada. Si así obráis, sorprenderé a la humanidad al concederos que a través de vuestro espíritu, descubráis lo que los hombres con toda su ciencia no han podido encontrar.

9. Discípulos os llamo a cada instante para estimularos en la lucha, para apartar de vuestro corazón esa idea de inferioridad que en vosotros ha dejado la pobreza y las humillaciones, quiero haceros grandes en el conocimiento de lo espiritual, para que despertéis a los hombres a una vida superior, a una vida perfecta, en la que se enlacen armoniosamente la ley del espíritu con las que rigen la vida material.

10. No sois los únicos depositarios de mis arcanos, ni los únicos dignos de una herencia espiritual, os digo esto para que nunca alardeéis de ser los más dignos o los más amados, y para que nunca germine en vuestro corazón la vanidad; si dejaseis que estos sentimientos creciesen en vuestro ser, estaríais en peligro de veros despojados de la gracia adquirida.

11. Humanidad: Vuestro celo y amor os harán poseedores eternos de los dones del espíritu; quiero que seáis siempre humildes, celosos del bien, de la Ley y de la verdad, bondadosos, con la bondad del espíritu, que es superior a la del corazón.

12. Mi Doctrina es la luz de donde parten todas las sabidurías, conocimientos, revelaciones y ciencias, ella lo revela todo en forma sencilla.

Cuando sea el espíritu el que guíe los pasos de la humanidad, podréis comprobar que aquello que los hombres de ciencia lograron descubrir después de largo tiempo de estudio y de grandes sacrificios y tribulaciones, fue por la elevación espiritual, por la oración, por la meditación en Dios y por la inspiración en el bien, y que fueron revelados los secretos y abiertos los arcanos, en los que por otros medios, jamás hubiese podido penetrar el hombre.

13. Mucho de lo que en este tiempo os he hablado, es profecía que se refiere a tiempos próximos y a veces a tiempos del futuro, por eso muchos hombres no querrán dar importancia a este mensaje divino, en cambio, esta palabra surgirá llena de luz entre la humanidad de los tiempos venideros, que verán y encontrarán en ella grandes revelaciones, cuya exactitud y perfección dejarán maravillados a los hombres de ciencia.

14. Esa es la causa de que os haya ordenado escribir mi palabra, para que cuando vosotros paséis de ésta a otra vida, o cuando este pueblo llegue a olvidar mis enseñanzas, quede escrita fiel e indeleblemente en un libro.

15. Para vos, pueblo, ya es el tiempo propicio en que os levantéis dando pruebas de esta verdad, haciendo prodigios en vuestros hermanos con los dones que os he descubierto.

16. No vayáis a dormir esperando que lleguen aquellos tiempos de que os he hablado para levantaros y decir a la humanidad: “Esto que veis ya estaba dicho”, no, pueblo, es indispensable que lo anunciéis con anticipación, que lo profeticéis, que preparéis el camino para la llegada de todo lo que os he profetizado y prometido, y entonces habréis cumplido vuestra misión de precursores de la espiritualidad en la Tierra.

Así cuando comiencen a surgir prodigios en el mundo y a través de mi Espíritu os hable de acontecimientos nunca vistos, y el espíritu de la humanidad empiece a manifestar dones y potencias nunca presentidos, veréis removerse todas las creencias, las teorías, las normas, las instituciones y las ciencias, y entonces la humanidad confesará que aquéllos que desde su humildad predicaban una Doctrina en apariencia extraña, tenían razón porque sus palabras tuvieron confirmación al cumplirse.

17. Veréis entonces a los pueblos de la Tierra, interesados en la enseñanza espiritual, a los teólogos comparando las enseñanzas de Cristo con las nuevas revelaciones, y veréis a muchos que habían sido siempre indiferentes para lo espiritual, interesarse vivamente por el estudio de las revelaciones de éste y de pasados tiempos.

18. Ahora no podéis aunque quisierais, mirar el cumplimiento de todo cuanto os anuncio, pero si en verdad creéis en mi palabra, con la mirada de vuestra fe podréis contemplar muchos acontecimientos del futuro, y si estáis preparados, vuestros sueños, vuestros mirajes e inspiraciones, no os engañarán.

19. Escuchadme con profunda atención: Cuando cese de hablaros en esta forma, recoged con amor mi palabra que grabasteis en escritos, para legarla, como testimonio de lo que os hablé en este tiempo a las generaciones venideras.

20. Considerad mi palabra como una semilla, para que no dejéis que se le mezcle la menor impureza.

21. Las tierras, que serán los corazones de esta humanidad, pronto se encontrarán limpias y preparadas para la siembra, y, ¿sería justo que encontrándose ellas limpias, la semilla no lo estuviese?

22. Meditad en mi palabra, amados discípulos, en ella os iréis transformando y depurando para el buen desempeño de vuestra misión.

23. Ahora he vuelto entre los hombres para acompañarlos en sus pruebas presentes. El Maestro os dice: Después de 1950, no os inquietéis cuando miréis aparecer las señales de mi venida en plenitud, antes bien regocijaos, porque os he permitido palpar estas revelaciones.

24. Así como en el Segundo Tiempo, después del sacrificio, me presenté en Espíritu a Magdalena y ella sorprendida y al mismo tiempo llena de gozo exclamó: “Señor, loado y glorificado seas por siempre”; hoy he aparecido ante vosotros, cuando creíais que el Maestro se encontraba ausente o indiferente a vuestras penalidades y después de vuestra sorpresa me habéis bendecido. Habéis recibido en vuestro espíritu mi luz, y después de recibir tanta gracia, habéis recordado a vuestros hermanos y habéis intercedido por ellos diciendo: “Yo tengo la dicha de escuchar vuestra palabra, mientras otros ignoran estas enseñanzas”; y os digo: Yo he manifestado mi Espíritu en todas las naciones en diferentes formas, los que se han preparado reconocen que están viviendo un tiempo de gracia y de justicia y han sentido mi presencia.

25. Así como perdoné a Magdalena, os perdono a vosotros, mas quiero que como ella os hagáis dignos de Mí.

26. ¡Cuántos ejemplos para ser imitados podéis recoger de vuestros hermanos de otros tiempos! Su obra es como un libro abierto. Y vosotros, ¿no queréis dejar escrito vuestro ejemplo? Yo tomaré de vuestras obras las que encuentre dignas, para presentarlas a vuestros descendientes, mas vosotros no recogeréis, hoy que vivís en materia, gloria ni veneración. Sed humildes y dejad que otros valoricen vuestras obras.

27. En la gran jornada que os espera, Yo seré vuestro Cirineo. Mi Doctrina causará grandes revoluciones en el mundo, habrá grandes transformaciones en las costumbres e ideas y hasta en la Naturaleza habrá cambios, todo esto señalará la entrada de una nueva Era para la humanidad, y los espíritus, que en breve tiempo enviaré a la Tierra, hablarán de estas profecías para ayudar a la restauración y elevación de este mundo, explicarán mi palabra y analizarán los hechos.

28. Venid y escuchadme, concentraos en el fondo de vuestro corazón y os aseguro que por escasa que sea vuestra fe en mi presencia, me sentiréis.

29. No vengo a juzgar vuestra falta de fe, por el contrario, vengo a perdonarla porque no estabais preparados para recibirme; hacía muchos siglos que la humanidad dormía en un profundo letargo, embriagada de fanatismo e idolatría, de materialismo.

30. ¿Quién os había recordado que Yo había anunciado volver y que, por tanto, habríais de velar para esperarme? ¿Por ventura vuestros padres? ¿Acaso vuestros ministros? ¿Quiénes os mantuvieron alerta?

31. Pocos estuvieron en espera de los acontecimientos, deseosos de que la nube simbólica de mi promesa apareciera en el horizonte, iluminando vuestro espíritu, fortaleciendo vuestra materia y revelándoos que mi nueva venida es en Espíritu.

32. Por eso vuestra lucha ha sido tan grande para comprender mi presencia en este tiempo y habéis tenido que salvar muchos obstáculos para llegar hasta Mí; pero todo esto es meritorio, Yo os lo tomo en cuenta y en verdad os digo, que ninguna de las amarguras que hayáis tenido por seguirme por este camino, se quedará sin un galardón.

33. ¿Cuál creéis que sea la compensación a vuestra paciencia por sufrir burlas y desprecios aun dentro de vuestra familia? La conversión de los vuestros; mas, ya que habéis tenido paciencia para resistir sus incomprensiones, tenedla también para esperar el instante en que su fe se encienda, para alcanzar esto, mucho tendréis que luchar con obras, con palabras y pensamientos, pero al fin veréis realizado el prodigio.

34. A vosotros os daré la misión de anunciar a vuestros hermanos mi nueva venida; os confío el Mensaje o Buena Nueva de mi comunicación espiritual con la humanidad. Gozad pensando que sois los portadores de tan precioso mensaje y dejad que ese gozo sirva de bálsamo para las heridas que en el camino de la lucha recibáis.

35. Unos han llegado ante la manifestación de mi palabra con la inocencia de aquellos pastores de Belén, su fe sencilla fue la ofrenda humilde de sus corazones; otros han venido pidiéndome pruebas para creer, eran los enfermos, los que por mucho tiempo y de puerta en puerta habían buscado la salud sin encontrarla; otros vienen a semejanza de los escribas y de los fariseos a escudriñarme, a interrogarme y a ponerme a prueba, temiendo siempre que la verdad ponga a descubierto su hipocresía y su falsedad; a todos he recibido, para todos he tenido una caricia, una demostración de mi poder, una prueba de mi verdad.

36. También debo deciros que de todos éstos que os he mencionado, muchos se han quedado para seguirme, porque su corazón ha sabido latir de gratitud y su espíritu se ha iluminado con la luz de mi palabra, en un anhelo de aprender a sembrar y cultivar la verdad.

37. De un pequeño grupo que vino a reunirse para escuchar mis primeras lecciones ya os habéis convertido en multitudes que forman un pueblo, mas, por ahora no todos sabrán convertirse en los verdaderos apóstoles de este mensaje de espiritualidad.

38. Entre estas multitudes hay hombres de toda índole y condición, así como hay entre ellas espíritus de diversa evolución; y para que esta Revelación divina, para que este Mensaje que en mi palabra he traído, llegue a esclarecerse y a definirse entre el pueblo que presencia mis manifestaciones, muchas pruebas tendrá que pasar, muchas luchas interiores tendrá que sostener y muchos crisoles en qué fundirse, hasta salir limpio de ellos como un verdadero discípulo del Espiritualismo.

39. No será la primera vez que los hombres luchen por definir una Revelación divina o por alcanzar claridad en algo que a sus ojos se presenta como un misterio. Ya en el Segundo Tiempo, después de mi predicación en el mundo, los hombres deliberaron sobre la personalidad de Jesús, queriendo saber si era o no divino, si era Uno con el Padre o era una persona diferente; juzgaron y escudriñaron en todas formas mi Doctrina.

40. Ahora volveré a ser objeto de análisis, de discusiones, de luchas, de escrutinio.

41. Se juzgará si al presentarse el Espíritu de Cristo, éste se encontraba independiente del Espíritu del Padre, y habrá otros que digan que es el Espíritu Santo el que ha hablado y no el Padre ni el Hijo.

42. Mas lo que llamáis Espíritu Santo, es la Luz de Dios y lo que llamáis el Hijo es su Verbo; por tanto, cuando escuchéis esta palabra, cuando toméis de mi Doctrina del Segundo Tiempo o penséis en la Ley y revelaciones del Primer Tiempo, sabed que estáis ante la presencia del Dios único, escuchando su Verbo y recibiendo la Luz de su Espíritu.

43. Es tiempo de que estudiéis esta revelación, para que cuando seáis interrogados y puestos a prueba, sepáis contestar con palabras de verdadera luz, dejando paz y regocijo en todo corazón en que depositaseis la esencia de mi palabra y la luz de vuestro análisis.

44. Tengo hambre y sed de vuestro amor, pueblo, dejadme estar con vosotros por unos instantes, porque algo tengo que deciros.

45. ¿Por qué me buscáis tan sólo cuando os agobian vuestras penas? ¿No os agradaría ofrecerme también vuestras alegrías, vuestros triunfos y satisfacciones?

46. En el Segundo Tiempo vine a inspiraros amor y confianza para que supieseis acercaros sin temor a Mí. ¿Por qué entonces dudáis a veces de mi amor o de mi perdón? ¡Ah, hijos pródigos que teméis retornar a la casa paternal! Yo sabía que a pesar de las pruebas de infinito amor que os di en aquel tiempo, era necesario volver a buscaros, no para que me contemplaseis humanizado sino para que me sintieseis dentro, muy dentro de vuestro espíritu.

47. Volved a rodearme como mis discípulos en aquel tiempo, volved a seguirme como lo hicieron las grandes multitudes, que Yo, a mi vez os haré escuchar el Concierto celestial de mi palabra, al mismo tiempo que haré aquellas obras de amor que vosotros llamáis milagros.

48. Vengo como Padre para que en Mí encuentren el divino calor todos los que en el mundo han carecido de amor, de afecto, de ternura.

49. Vengo como Doctor para que depositéis en Mí vuestras dolencias, vuestras cuitas y todos los sufrimientos recónditos que han enfermado a vuestro espíritu y a la vez al cuerpo.

50. Vengo como Amigo para que me confiéis vuestros más íntimos secretos, luchas y anhelos, y me dejéis andar en vuestra compañía.

51. Vengo como Maestro, porque quiero abrir ante vosotros el Libro de la Sabiduría y de la Vida.

52. Vengo como Juez a juzgar a vivos y muertos según decís vosotros; a encarnados y desencarnados, digo Yo, sin que pase desapercibida para mi justicia la más pequeña de vuestras obras.

53. Entre estas muchedumbres que se reúnen en los humildes recintos para escucharme, hay muchos que entienden y sienten esta palabra. Son los espíritus evolucionados en los largos senderos de la lucha, de las pruebas, de la experiencia, y purificados en las grandes jornadas del dolor. Ellos me entienden y no vienen a pedirme bienes para el mundo; saben que en su espíritu existe un libro de saber y sólo esperan del Maestro aquella divina lección, por la que podrán conocer la forma de desbordar la luz que el espíritu trae, sobre los necesitados de experiencia y de enseñanza.

54. Aquí están también los que sin haber andado mucho, tomarán mi palabra como camino para no perderse, y su amor les ahorrará sufrimientos a su espíritu.

55. Estas multitudes traen en su corazón una sola oración: La de su dolor. Vienen todos a decirme que su carga es muy pesada y demasiado amargo su cáliz; vienen a presentarme soledad, desengaños, fatiga, flaquezas, miseria, enfermedades, luto y muchas penas más; pero no sólo ellas sufren, el dolor está en toda la humanidad. No saben que éste es el tiempo de la purificación en la que espíritus y hombres lavan sus manchas para después dar un paso hacia adelante, hacia la cumbre de la montaña. Cuando esas manchas hayan sido borradas, entonces ya no experimentaréis ni un instante más de dolor, porque el bálsamo de la regeneración os habrá devuelto aquella salud que Yo deposité en mis criaturas cuando brotaron de mi Seno.

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