Enseñanza 211
1. Mi sabiduría y mi amor las transformo en palabra humana para hacerlas llegar a vuestro corazón.
2. Vengo a vos, pueblo, para que viváis unos instantes bajo el efluvio espiritual de mi palabra, para que viváis por unos momentos en el reino de la vida espiritual.
3. Tomad y comed el pan de mi palabra que es fuerza y vida, para que no vayáis a desfallecer en las pruebas.
4. Algunos de mis nuevos discípulos tendrán su Gólgota en donde consumarán su misión en la Tierra, pero esa cumbre sólo la alcanzarán los que sean todo espíritu, elevación y amor.
5. Por ahora, descansad y escuchad mi palabra, confortaos, que mañana tomaréis vuestra cruz, mas no temáis pueblo, que quien tomare esa cruz, lo hará porque su corazón se desbordará en amor hacia la humanidad.
6. ¿Quién protestará por tener que cumplir con esta misión cuando todo su ser esté saturado de una inmensa caridad y de una gran ternura?
7. Todo el que sea espíritu fuerte en esta Era de la Espiritualidad, sabrá tomar la cruz con amor y llevarla con mansedumbre.
8. Esa cruz pertenece a los grandes por el espíritu, a los que llegan a sentirse saturados por el fuego del verdadero amor.
9. Un fuego está consumiendo ahora a esta humanidad, pero no es el mío, el fuego con el cual se están destruyendo hermanos con hermanos, proviene del incendio de sus violencias, pasiones, odios, de su desmedida codicia, venganzas y materialismo.
10. Ese fuego en que se consume la humanidad, no es el que nace del Espíritu Santo, sino de ese infierno que los hombres han creado con sus desobediencias a mi Ley.
11. Mi Fuego divino es vida que despide luz para todos los seres, no destrucción ni muerte.
12. Mi fuego es la luz que purifica y ennoblece, que alumbra y fortalece, mas nunca el fuego que atormenta sin fin o que extermine la vida del espíritu, él es vida, no muerte.
13. Si os he llamado en este tiempo para que me escuchéis, pensad que ha sido para ofreceros una oportunidad más para que surjáis a la luz, en una edad espiritual propicia al florecimiento de la semilla que he traído para el mundo.
14. Estoy depositando dentro de vuestro espíritu mi sabiduría y mi amor, este torrente de espiritualidad que es vida, salud, alegría y paz.
15. Derramad sobre la humanidad la palabra de verdad, no solamente la que os dejaré escrita, sino aquella que brota del espíritu.
16. Quiero que surjáis en este tiempo y mientras unos sean como estrellas que guíen a los caminantes por las distintas veredas del mundo, otros sean como faros que envíen su luz sobre los mares tempestuosos de las pasiones humanas desatadas, iluminando la ruta del náufrago. Quiero que sepáis llevar en vuestros labios mi enseñanza, para que mi Palabra divina, que es el pan de la Vida Eterna, sea extendida por toda la Tierra.
17. Entended que he venido a renovar a este mundo, a purificarlo, a cambiarlo todo.
18. En estos momentos de recordación, hago que todo el espacio esté lleno de mi luz; que todo el que esté en pie se detenga un instante ante el recuerdo del Maestro y medite; que todo el que agoniza en esta hora me contemple con la mirada de su espíritu, para que no tema pasar más allá de este mundo.
19. Yo soy el Sembrador de amor, vosotros sois mis tierras. ¿Quién puede dudar de mi poder para haceros fructificar en amor?
20. No podéis saber el caudal de semilla que os traigo; si vosotros no podéis tomarla toda, la seguiré guardando para los que vengan, y si aquéllos tampoco la pudiesen aprovechar, quedará para las futuras generaciones, hasta que no exista tierra por cultivar ni simiente por sembrar.
21. Entended mi mensaje para que podáis desarrollarlo en vuestro camino; abrid vuestros ojos para que os deis cuenta de las obras que cada día estoy haciendo.
22. ¿Veis esos hombres que quieren ser poderosos por la fuerza? Muy pronto vais a mirarlos convencidos de su error.
23. Voy a demostrarles que sólo por la bondad, que es emanación del amor, se puede ser grande y poderoso verdaderamente.
24. Pero mientras unos y otros ignoren lo que es el amor, Yo tendré que seguir enseñando al mundo.
25. Mi Verbo derrama sobre vosotros su luz, para enseñaros a esparcirla en aquéllos que vienen tras de vosotros.
26. Yo soy el eterno Sembrador, aun antes de venir a la Tierra y ser llamado Jesús por los hombres, ya era el Sembrador, ya me conocían los que estaban más allá de la materialidad, de la turbación o la ignorancia, aquéllos que habitaron regiones y moradas espirituales que aun no conocéis ni podéis imaginaros.
27. De aquéllos que me conocían antes de que viniese a la Tierra, os envié a muchos para dar testimonio de Mí en el mundo, a anunciar la llegada de Cristo, el amor y el Verbo del Padre. Aquéllos fueron profetas unos, precursores otros y apóstoles otros más.
28. No es este mundo el único que sabe de la huella de mi paso; doquiera que ha sido menester de un Redentor, allí ha sido mi presencia, pero debo deciros que mientras en otras moradas mi cruz y mi cáliz me fueron apartados por la regeneración y el amor de vuestros hermanos, aquí, en este mundo, después de muchos siglos, aun me tenéis coronado de espinas, atormentado en la cruz de vuestras imperfecciones y bebiendo siempre el cáliz de hiel y vinagre.
29. Como mi Obra de Amor encierra la redención para toda la humanidad, os espero con infinita paciencia; Yo he concedido no una, sino muchas oportunidades a cada ser para su elevación y esperado muchas Eras el despertar de todos los que duermen en profundo letargo.
30. Ahora os encontráis en un tiempo, en el que podéis elevaros llenos de luz y plenos de vida; he venido a desatar un Sello más del Libro de la Vida y la Sabiduría, para que conozcáis un capítulo más de esta Obra.
31. Vengo a daros con justa medida hasta donde podáis recibir y sólo lo que podáis comprender y conservar.
32. Los hombres en su evolución crecerán, y a medida que sea su desarrollo espiritual y su elevación, en mayor abundancia les daré mi sabiduría.
33. Quiero que vuestro espíritu sea como un cáliz capaz de contener las grandezas reservadas por Mí a vuestro espíritu; entended que sólo lo grande se derrama en lo grande y que lo pequeño no podrá satisfacer lo grande.
34. Mi voluntad de Padre es que seáis útiles dentro del plan de la Creación, que seáis notas armoniosas en medio del concierto de la paz.
35. Yo sé que el que sienta la iluminación interior del amor, tomará voluntariamente la cruz, e irá paso a paso en busca de su calvario sabiendo que ello significa elevación y aproximación hacia el Padre; si es necesario os dejaréis crucificar, porque sabéis que en aquella renunciación, en aquella entrega os levantaréis como el Maestro, gloriosamente de entre los muertos para ascender hasta el reino del espíritu, donde existe la vida en plenitud y perfección.
36. Humanidad: Aquí me tenéis, he venido a salvaros de la miseria; esa mano suave que ha tocado al que es duro de corazón, ha sido la mía; ese dulce médico que ha penetrado en vuestro corazón para sanaros, he sido Yo.
37. Humanidad enferma y triste, con vos estuve y no supisteis conocer Quién os visitaba; no supisteis mirar en mis ojos la luz del Cielo. ¡Oh, humanidad, que no comprendisteis el contenido y significado de cada gota de mi sangre derramada por vos! No sois felices, porque no habéis querido regar vuestras tierras con el agua de gracia que vine a daros.
38. Venid hasta aquí a escuchar el concierto cuyas notas hablan de amor perfecto y armonía sin fin para vuestro espíritu.
39. Dejad que la luz divina penetre en vuestro corazón, como alumbró aquella noche de mi última oración en el Huerto de Getsemaní.
40. ¿Recordáis cuando me entregué a la turba, que iba en busca mía para juzgarme?
41. Muy grande era la lección que en aquel instante el Maestro daba a todos, pero nadie la entendió.
42. Aquella entrega era una ofrenda de acatamiento, de humildad, de amor; era un ejemplo vivo para la humanidad, porque todo aquél que se entregue a los hombres por amor, se hará digno de entregarse después a Dios.
43. Pueblo amado: Mi vida fue un libro abierto para que en él aprendieseis a amar, pero no habéis sabido leer en él.
44. Tengo piedad por vuestra pequeñez que manifiesta la poca fuerza que hay en vosotros; mas Yo soy fuerte y grande para suplir vuestra debilidad y pequeñez, y amoroso para suprimir vuestra ausencia de amor.
45. Me aproximo a vosotros y os enseño a ser limpios, a purificaros en el dolor resignado y elevado, que es arrepentimiento sincero y verdadero.
46. La purificación es necesaria para la perfección del espíritu. Acerca de la purificación y de la perfección, no os confundáis, porque un espíritu perfecto es más grande que un espíritu solamente limpio.
47. Pronto podréis estar limpios, mas para lograr la perfección, no sabéis cuánto tiempo y cuántas pruebas tendrá que pasar vuestro espíritu.
48. Es necesario que ya sepáis mucho de la vida espiritual para que no os turbéis al pasar de esta existencia a la otra.
Cuántos hombres, por tener en la Tierra caudales, comodidades y satisfacciones, se consideran felices y no pueden concebir que algún día llegue a ellos el dolor, y menos en el espíritu. Cuando dejan la carne en la Tierra y con ella todo cuanto poseyeron, pasan entonces a ser los seres más desdichados, los errantes sin paz, sin alegría y sin la luz del conocimiento. Son como sombras que vagan sin descanso; no lloran como se llora en el mundo, pero sus sufrimientos, aunque ya no físicos, son infinitamente más intensos que los que se experimentan en el cuerpo, puesto que el espíritu se ha quedado a solas con el juez de su Conciencia.
49. En aquellas regiones hasta donde lograron ir con la escasa fuerza de su espíritu, se han convertido en menesterosos, han sabido lo que es miseria, soledad, olvido, necesidad. En su existencia triste sólo conservan un leve destello de esperanza: Que llegue el instante en que aparezca la luz y llegue el descanso.
50. Preferid ser pobres en la Tierra, sabiendo que estáis logrando algo en beneficio de vuestro espíritu; preferid ser menesterosos, necesitados, enfermos, pequeños, pero no en la morada donde se encuentra la Vida Verdadera, porque el dolor en el Mundo espiritual es incomparablemente mayor que el de la vida material.
51. Bendito aquel que reconociendo las enseñanzas de mi Doctrina pase de la soberbia a la humildad, porque él poseerá el reino de la paz.
52. Vosotros no sois menesterosos aunque llevéis vestiduras materiales humildes, comprendedlo así para que lleguéis a ser grandes más allá de vuestro mundo. ¿Qué os preocupan las miserias de este Valle de lágrimas? Es mil veces más triste no tener paz, ni ser fuerte, ni grande en espíritu. Los espíritus grandes se sobreponen a todo, logran la serenidad ante las pruebas y viven la verdadera vida que está llena de luz y de paz.
53. No llegáis a conocer la verdad porque no queréis disponeros a ello: Sólo el sencillo y el humilde de corazón puede conocerla.
54. Los que no contemplan la luz de la verdad, a cada paso me dicen que fue estéril mi palabra, porque siguen alimentando la perversidad; me dicen que fue inútil el camino del Calvario y el sacrificio en la cruz, los prodigios que llevé a cabo, mi enseñanza de amor, mi piedad, mis últimas palabras y el postrer suspiro, que fue una invocación de perdón para mis perseguidores y verdugos.
55. ¿Qué saben de todo esto los que no conocen la verdad? Quién se levanta por sobre el abismo y ora por sus verdugos y bendice a sus calumniadores, éste alumbra con su espíritu más que la luz del Sol.
56. Para los que piensan que toda aquella vida, pasión y obras fueron inútiles, les digo, que no habrá uno que no reciba a su tiempo aquella luz y por ella se salve.
57. Mas no todos piensan como éstos; hay quienes aun estando en las sombras de un presidio pagando la culpa de un crimen, tienen momentos en que ponen su pensamiento en Mí y en una balbuciente oración me dicen: “Señor, si aquel pecador que ante tu presencia llegó arrepentido, halló salvación en Ti, ¿por qué no he de esperar que en el postrer momento como a Dimas, me des tu mano y me apartes de las tinieblas para llevarme a la luz?”
58. ¡Cuántos que aun no han logrado arrojar al príncipe de las tinieblas que llevan en su carne, tienen momentos de fe, de iluminación, de arrepentimiento y de esperanza en el Salvador! ¡Cuántos, desechando de su corazón la idea de un nuevo y mayor castigo en el Más Allá, prefieren pensar y creer que Jesús les espera para librarles de su tortura y angustia!
59. Esos son los que llamáis escoria de vuestra sociedad y ved cómo hay momentos en que presienten la verdad, y vosotros que gozáis de libertad de aceptación, de confianza en el mundo, y que creéis muchas veces saberlo todo, porque todo lo juzgáis y comentáis, no tenéis ni un instante de iluminación que os haga mirar frente a frente la verdad, por el contrario, os envolvéis en dudas y sombras.
60. La semilla que con mi palabra, mi pasión y mi sangre sembré en los espíritus, no siempre florece en la plenitud de la vida de un hombre, de un pueblo o de un mundo; muchas veces florece hasta el instante en que el hombre va al encuentro de la muerte y presiente la vida que le aguarda, cuando aquél que fue soberbio y orgulloso en su fuerza, de pronto cae abatido y vencido en el lecho del dolor; allí medita, se purifica y se ennoblece pensando en Mí, juzgándose a sí mismo a través de mis ejemplos, entonces llora y se transforma, porque ha llegado a él en un instante la verdad.
61. También los pueblos soberbios, cuando se han hallado en el esplendor de su poder material y sus hombres han estado entregados febrilmente a sus pasiones, falsa e hipócritamente han estado cumpliendo para con Dios a través de religiones, porque toda su atención y su amor están bajo el dominio de sus ambiciones; pero cuando ha llegado la derrota y la destrucción, cuando han visto desmoronarse sus sueños de grandeza y la realidad ha llegado para despertarles, entonces han vuelto sus ojos a Mí para decirme: “Señor, tienes razón, sólo para los hombres de buena voluntad puede ser la paz y ciertamente vuestro Reino y el nuestro no son de este mundo”.
62. ¿Veis cómo mi semilla no está perdida? A vosotros que dudáis de ello, os digo, que busquéis con la meditación esa semilla, sin esperar a que sea el dolor el que os ponga frente a la verdad.
63. Este mundo está lleno de mi palabra, es mentira que mi huella se haya borrado, doquiera que vayáis, encontraréis señales mías y ecos de mi voz que resuenan eternamente en las Conciencias.
64. Yo estoy presente en todas partes e incesantemente os hablo, porque aun no he terminado de daros mi mensaje.
65. Pueblo mío, ¿por qué a veces aun queréis volver a poner a prueba a vuestro Maestro?
66. Sí, ya sé que también hay quienes no conciben por qué Cristo si era el Hijo de Dios, se entregó a sus perseguidores y no pudo escapar a la muerte. Si no hubiese querido el sacrificio, muy fácil me hubiera sido desaparecer para no entregarme a los que me buscaban, y sus ojos, asombrados ante una desaparición milagrosa e incomprensible, les hubiese hecho exclamar: “¡Verdaderamente es el Hijo de Dios!” Pero no era esa la lección que venía Yo a dar, porque ella no hubiese enseñado el amor. Además, Yo venía a deciros: “Que el que hace su voluntad y ésta no es la del Padre, no está unido a Él”.
67. Es menester os intereséis por comprender todas estas explicaciones, porque si no entendéis lo que es de este tiempo, ¿cómo podréis intuir o presentir lo que ha de venir? Quiero anticiparos algunas revelaciones para que os sirvan de preparación, de promesa y profecía.
68. Yo os digo, que cuando el hombre sea grande y elevado por el cumplimiento de la Ley y viva verdaderamente unido y en armonía con el espíritu, dejarán de existir para él las dos vidas que ahora dividen su existencia y que son la humana en la Tierra y la espiritual en el Mundo universal e infinito del espíritu.
69. Entonces no contemplará más que una existencia, porque en su ser sólo habrá una voluntad; ya no existirá lucha entre la carne y la Conciencia y se sentirá fundido a la Vida universal. Habitará en lo espiritual o en la Tierra y doquiera esté, se sentirá en la casa de su Padre; en todo sitio gozará de la presencia del Señor y en todas partes estará cumpliendo consciente y obedientemente su misión. La muerte de la materia dejará entonces de significar lo que ahora significa. Esos serán los que venciendo la muerte, penetren en la Vida Eterna.
70. Después de que os he dicho que fue mi voluntad entregarme aquella noche a mis perseguidores, me preguntáis: “Señor, ¿entonces Judas no fue culpable?” Y os digo: No lo juzguéis, porque para juzgarlo como lo hago Yo, necesitaríais tener piedad en vuestro corazón. Era tan pequeño y humano como vosotros y en su debilidad dejó que los hombres penetraran en su ser para traicionar a su Maestro.
71. ¿Creéis que aquel discípulo ya hubiese venido destinado por Dios para traicionar a su Maestro? No, pueblo, no era necesario que nadie me entregara, la hora había llegado, los perseguidores acechaban mi paso, el cadalso me esperaba.
72. Aquel varón, como todos los demás que me siguieron, había sido escogido también para sembrar la semilla del amor, flaqueó en el momento decisivo al volverle la espalda al que tanto le había amado, para ponerse del lado de los que querían la vida del Maestro, sólo porque comprobó que Jesús no era rey de la Tierra, sino de un mundo desconocido y el corazón del discípulo todavía soñaba con la riqueza de este mundo.
73. ¡Cuán grande fue el arrepentimiento de Judas cuando escuchó en su Conciencia una a una las frases que había aprendido de Jesús, cuán grande su dolor al pensar para lo que había sido llamado y cuál era su obra!
74. Os digo todo esto para que si alguno de vosotros me traicionase en este tiempo, no quiera disculparse diciendo que tal vez para eso había venido destinado.
75. Nadie ha sido destinado para traicionar; todos habéis sido llamados para redimiros con mi amor.
76. Yo era el que estaba destinado a morir en una cruz para luego florecer en una tumba y mostraros el triunfo de la vida sobre la muerte.
77. Ahora digo a mis nuevos discípulos: Cuando se trate de cumplir con mi Obra, no améis el dinero, porque es la falsa moneda del espíritu, su valor es negativo y representa falsos valores para la Vida Eterna. El dinero puede desviaros del sendero de la verdadera caridad, de la humildad que todo apóstol mío debe llevar.
78. Debo deciros que de antemano sabía lo que Judas iba a hacer, y de ello pruebas di cuando dije, que uno de los doce había de entregarme. Cada uno de aquellos discípulos dio lo que tenía que dar, cada uno de ellos fue como una nota en el concierto que entregué al mundo.
79. Si uno dio la nota de pureza y elevación, otro la dio de fe y fortaleza, otro de elocuencia y persuasión, otro la de humildad y de mansedumbre, así cada uno dio lo que traía, lo que había tomado del Maestro y lo que sentía. Hubo uno débil y su flaqueza también sirvió de lección a la humanidad para que no se le imite, mas no para ser su juez.
80. Discípulos: Elevad vuestro pensamiento en esta noche, para que estéis en la cena Conmigo. Venid a alimentaros con mi luz, venid a beber el vino de mi palabra, en ella encontraréis el Libro abierto para su lectura y al mismo tiempo os encontraréis a vosotros en espíritu.
81. Acercaos a la mesa en la que sentiréis vibrar el divino Amor, en la que palpita también la angustia, en donde se mezcla la dulzura de la esperanza con la amargura de la despedida y con el beso de la traición.
82. Aquí es donde mejor podréis oír la voz de la Conciencia, la cual os dirá si habéis también traicionado, si habéis mentido, si habéis besado sin amor.
83. Antes de sentaros a la mesa, lavaos en las aguas límpidas de la oración; lavad la mente y el corazón, para que dejéis que sea el espíritu el que asista a esta cena espiritual.
84. ¿Ya estáis preparados? Sentaos en torno mío y escuchadme en el más profundo silencio y recogimiento de vuestro corazón.
85. ¿Ya está todo preparado, ya estáis aquí para la fiesta, dispuestos y ataviados? Yo he querido que en estos instantes vuestro espíritu no sea menos nítido que los manteles de esta mesa espiritual.
86. Dejad fuera el torbellino de la vida material, las pequeñeces y miserias humanas. Venid espíritus encarnados y también los que habitáis en espíritu. Humanidad, venid a aprender a hablar Conmigo para que dejéis de ser esclavos en la Tierra, porque el que habla de espíritu a Espíritu con el Maestro, ese ha conquistado la libertad plena sobre la carne, el mundo, las tinieblas de la ignorancia, sobre todo yugo.
87. Comed el pan de mi palabra profundamente para que sepáis cuál fue la lucha de Jesús en aquellas horas de agonía y cómo venció a la muerte.
88. Ahora os digo: Orad en el huerto del silencio y de la espiritualidad para que dejéis saturar de fuerza todo vuestro ser y seáis capaces de resistir el peso de la cruz hasta el punto más alto de la montaña.
89. Orad para que miréis alumbrada vuestra escala interior: La del Perfeccionamiento espiritual.
90. Serenaos para que sigáis sin desmayo en el sendero de vuestra misión y no temeréis ver rotas vuestras vestiduras, ni a los hombres que os persigan buscando culpas o errores en vosotros para acusaros.
91. Olvidaos de vuestras tristezas y aun de vuestras alegrías materiales, y atraed las del espíritu.
92. Son pocos los que saben orar para gozar, pero son más los que oran para llorar, a éstos digo: Haced con todas las tristezas de la Tierra un canto, pero elevadlo con tal fe y esperanza en Mí, que podáis de pronto sorprenderos al oíros entonando un himno profundo y vibrante de amor y de paz.
93. Os hablo de alegría espiritual, y sin embargo, no podéis apartar de vuestro corazón las horas que se acercan y que seguirán siendo de recordación.
94. Sí, pueblo: Triste miraréis el Sol en el nuevo día cuando se acerque la tarde, y triste estará todo aquél que se recoja en sí mismo y me recuerde.
95. El Sol se esconderá entre crespones como aquel día se ocultó tras las tinieblas para no contemplar la ingratitud del pueblo.
96. Delante de cada una de las imperfecciones humanas vino Cristo el Maestro a dar su lección.
97. ¿Se burlaban? Él Maestro tomaba la burla para dar una enseñanza. ¿Le interrogaban con malicia? Él contestaba con amor y sabiduría, pues para eso había venido. ¿Le traicionaron? Él, ante aquella traición dio su lección de perdón. ¿Le pidieron su vida? Él aceptó y dio la vida. Era necesario aceptarlo todo para poder salvar y convencer.
98. Ahora decidme, amados discípulos: Cuando seáis traicionados por vuestros hermanos, ¿no os revelaréis, ni protestaréis? Sabed que para ganar un corazón a veces es necesario dejarse traicionar; no es la violencia la que gana las batallas del espíritu, es el verdadero amor.
99. Discípulos míos: El Libro ha quedado abierto para este tiempo, dejad que en estos instantes Jesús camine en vuestro pensamiento, para que en vuestras meditaciones y evocaciones traigáis a vuestra mente todos los instantes de mi pasión que bien conocéis; el que de una manera elevada y espiritual me recordase, recibirá la luz que en inspiración le haga descubrir el sentido de muchas lecciones ignoradas.
100. Dejad que camine con mi cruz a cuestas por las calles de vuestro pensamiento; dejad que Jesús, olvidando sus dolores, camine pensando en sus hijos y perdonando sus ofensas. Dejad que me extienda sobre mi cruz y que desde ahí clame perdón para los que no me han conocido. Dejadme estar en vosotros hasta que miréis el triunfo del amor, de la vida y de la justicia.
101. Multitudes: ¿Cómo queréis estar Conmigo, como amigos o discípulos? ¿O acaso formando vosotros mi cruz, seréis como los clavos que taladraron mis manos y mis pies? ¿Queréis ser las espinas de mi corona o la lanza que abrió mi costado?
102. Lloráis, pueblo, y entre sollozos de dolor, me decís que queréis estar Conmigo como estuvo Juan: A los pies del Maestro en la cruz. Y os digo, que así quiero que estéis Conmigo, como aquel discípulo en quien fuisteis todos representados cuando os dejé bajo el manto de amor de María, como sus hijos.
103. Mi amor os dejo y mi bendición.