Enseñanza 110
1. Discípulos: Elías ha venido a prepararos y ha dejado en vuestro espíritu, elevación y paz. De cierto os digo, que no sabéis quién es Elías, ni quién fue, ni quién será, mas llegará el instante en que le contempléis y digáis: “Señor, no supimos reconocer quién era el Pastor hasta hoy”.
2. Voy a conversar una vez más con vosotros en el leguaje de amor que os he enseñado, para que alcancéis la comunicación perfecta con vuestro Padre. No es vuestra envoltura la que siente mi presencia divina, porque no son vuestros ojos los que me ven ni vuestros oídos los que me escuchan, ni vuestros labios los que me hablan. Vuestros sentidos corporales reciben mi manifestación a través de un cuerpo humano, mas la esencia de la palabra que pronuncia el portavoz, es la parte divina que recibe vuestro espíritu.
3. Sois soldados en el largo combate de esta vida y todos llegaréis a la Tierra que buscáis. ¡Qué alegría para Mí y también para vuestro espíritu cuando lleguéis al Reino prometido, después de haber pasado por tantas vicisitudes y de haber sostenido tantas batallas! Será cuando al fin se imponga el espíritu a la carne y a través de ella logre manifestar su luz. Dejará la materia de ser el obstáculo, el abismo y el tentador del espíritu.
4. Mis marcados serán reconocidos en la Tierra; aún cuando vuestras manos se cerrasen para ocultar sus dones, ahí serán descubiertos; aunque callaseis, vuestros labios sorprenderían a los hombres en mi enseñanza; y aunque pretendieseis ocultar la señal que en vosotros he puesto, ella dará reflejos y os descubrirá. Mas, ¿por qué ocultaros?, ¿es por qué aún os sentís débiles y torpes? Yo os seguiré enseñando hasta dejaros fuertes, llenos de fe y de amor a mi causa. Entonces a nada temeréis.
5. El concepto de los hombres sobre lo espiritual ha cambiado, mi luz les ha hecho comprender que el espíritu es libre de creer, no le impongo determinado credo a nadie ni obligo a ninguno a que me ame.
6. Las tierras preparadas con el rocío de mi gracia, serán favorables para que cultivéis esta semilla. Las cadenas del fanatismo religioso quedarán rotas en este tiempo y desaparecerá la idolatría. El espíritu dejará de ser esclavo y se levantará a buscarme por el camino de la verdad. La evolución y el conocimiento que el espíritu ha recogido en la vida, hoy le permite desempeñar la misión que le he asignado.
7. Es verdad que no habéis nacido en este tiempo; sois espiritualmente el mismo pueblo a quien he venido doctrinando en todos los tiempos, el cual ha reencarnado Era tras Era, porque en una sola existencia no podría haber cumplido con la gran misión que trae en su destino. A veces una vida alcanza apenas para sembrar una semilla, sin dar tiempo a cultivarla y menos para verla florecer.
8. En muchas de mis enseñanzas menciono al pueblo de Israel, porque fue un instrumento de mi Divinidad para dar lecciones y hablar a la humanidad, sobre él derramé mi amor y mis complacencias, mas también las grandes pruebas de mi justicia. Me serví de su amor para dar mi enseñanza, así como de su flaqueza e incredulidad; reyes, sacerdotes, publicanos y hasta los hombres más ignorantes, fueron instrumentos para mis lecciones y ejemplos. Mas he aquí, que mientras unos en este tiempo han venido a resurgir en otras tierras para reconocer que la Tierra Prometida no es Canaán sino mi Reino; otros, que sólo han heredado la sangre de aquel pueblo, viven aún apegados a sus tradiciones y a la interpretación material que a las lecciones divinas dieron sus antepasados.
9. Todo lo he cambiado para mi nueva manifestación: Sitios y medios de comunicación para destruir la ignorancia, la confusión y la mala interpretación que se ha dado a mis anteriores revelaciones. Así como el Sol aparece en el Oriente y le veis en el zenit al mediodía, para luego contemplar como se oculta en Occidente; así la Luz de mi Espíritu ha venido de tiempo en tiempo avanzando de Oriente hacia Occidente, para que no limitéis mi grandeza y mi poder a lugares, a hombres o, a razas.
10. Hoy habitáis pasajeramente una nueva tierra, la cual encontrasteis también por anuncio divino, para que ella, aunque pasajera, fuese vuestra heredad. Llena de dulzura estaba preparada esta tierra, pero otros pueblos os han hecho amarga y dura vuestra vida. A pesar de ello, este pueblo nunca tendrá actos de venganza, sólo de perdón para sus hermanos. También la Judea fue pasto de los extranjeros, hasta que la convirtieron en ruinas y escombros.
11. El dolor ha sido vuestro crisol, en él se ha templado vuestro espíritu, porque mañana tendrá que dar a la humanidad los frutos de evolución de su experiencia. La guerra no ha penetrado entre vosotros, ¿qué nuevas lecciones podríais sacar de ella?; ¿qué temple podría dar a los que ya se han fortalecido en el dolor?
12. Vuestra misión es otra. Cuando 1950 haya pasado, os levantaréis como profetas, vuestros labios hablarán bajo mi inspiración y haréis prodigios. Para ese tiempo, ya no esperaréis que mi palabra brote como ahora por los labios del portavoz, mas si os preparáis en oración, todo aquello que aparentemente habíais olvidado, surgirá de vuestro corazón porque os seguiré hablando a través de vuestra Conciencia.
13. Veréis con sorpresa a hombres de distintas religiones levantarse a seguiros, confesando que a quien tuvisteis entre vosotros fue al Maestro. Ellos serán como Nicodemo, que a solas hablaba con Jesús, al cual reconoció como al Hijo de Dios, lo amó como a su Maestro y lloró amargamente cuando lo vio salir de Jerusalén, llevando a cuestas la cruz de la injusticia y de la ingratitud. En ese instante su espíritu sollozante me dijo: “Maestro, yo os seguiré”. Y me siguió.
14. Bienaventurados los que en este tiempo se levanten así, sin temor a los hombres, porque en ellos será mi luz.
15. ¿En qué pensáis, mis hijos? Yo lo sé; pensáis que el Padre acaba de confiaros un nuevo año para que en él logréis dar un paso hacia delante, un año que a veces parece interminable y que para el espíritu es tan sólo como un segundo en la eternidad.
16. Un año pasó ya, dejando su huella en los hombres. Al escuchar mi palabra de Juez ha despertado vuestro espíritu, y por vuestra memoria pasó el recuerdo de vuestras obras, palabras y pensamientos, de todos vuestros sufrimientos y alegrías, de todo lo que lograsteis y lo que no pudisteis alcanzar. Y al terminar vuestro examen ante la luz de vuestra Conciencia, habéis dado gracias a vuestro Creador por todo cuanto de Mí habéis recibido.
17. El hombre y toda la Creación me han entregado su tributo y su ofrenda. ¡Benditos seáis!
18. Como si todas las criaturas se dieran cita en este instante para unirse en un homenaje al Padre, así contemplo todos los mundos y a todos los seres unidos ante mi mirada. Contemplo hasta las obras más pequeñas hechas por Mí, escucho la voz de mis criaturas cuando me invocan y el himno de los que me glorifican.
19. En todo lo creado hay vida y existe sensibilidad; en verdad os digo, que hasta las mismas piedras son sensibles al toque divino: Todas las criaturas se recrean en sí mismas, que es como recrearse con mi Divinidad.
20. El astro rey, es la imagen de un padre que entrega a sus hijos su vida, su energía, su calor y su luz.
21. La Tierra es como una madre, cuyo regazo es fuente inagotable de caricias; en ella existe el manto que protege al huérfano, el seno que alimenta, y el albergue cálido y confortable para sus hijos. Su arcano ha revelado sus grandes secretos a los hombres y en su faz se ha reflejado siempre la castidad y la belleza.
22. El año que pasó, fue de prueba; año en que la justicia divina se hizo sentir en toda criatura humana. ¿Quién no apuró el cáliz de amargura?
23. Cuántos seres queridos dejaron esta Tierra, para volar al Más Allá, porque la vida espiritual les llamaba. Los corazones al fin manaron agua cristalina y sobre las sienes del anciano aparecieron muchas canas; sin embargo también tuvisteis alegrías: Nuevos hijos vinieron al mundo con su mensaje de inocencia, los enfermos recobraron su salud, y los que habían sido abandonados vieron retornar al ser querido.
24. Me escucháis con gozo en el espíritu y me pedís que descorra el velo de misterio que envuelve al nuevo año que ante vosotros se presenta como un camino que habéis de recorrer, y os digo: Haced en el futuro lo que habéis hecho en el pasado; escuchadme hoy en que la savia de mi palabra se derrama aún entre vosotros, a semejanza de la sangre del Redentor que fue vertida en aquel tiempo en todo espíritu.
25. Pasó un año, pueblo, y en él la guerra no terminó, los hombres no se reconciliaron, los grandes gobernantes no se dieron la mano en señal de paz. Y en este preciso instante en que vosotros os recreáis espiritualmente en esta comunión con mi Divino Espíritu, están cayendo vidas, está aumentando el número de huérfanos y viudas, y la sangre sigue corriendo y humedeciendo la Tierra.
26. Voy a proponer nuevamente la paz a los hombres, confiándoles un tiempo más para que alcancen ese supremo bien del espíritu. Mas si desaprovechan esta ocasión, sus dolores y amarguras aumentarán.
27. Vosotros atraed la paz con la regeneración, con la oración y la práctica de mi Doctrina. Haced obras dignas de vuestro espíritu, que también lo serán del Mío. Es tiempo de que os estiméis en algo más alto, en que le deis su justo valor a lo que he puesto en el hombre: El espíritu.
28. Cuando lleguéis a tener el verdadero conocimiento de vuestro valor, no os envanezcáis, reconoced que sólo sois enviados e instrumentos de mis designios divinos.
29. Nadie ha nacido por casualidad, nadie ha sido creado por el acaso; comprendedme y reconoceréis que nadie es libre en el camino de su vida, ya que existe una Ley que rige y gobierna todos los destinos.
30. No he venido a reclamaros sino a bendeciros, y así como comencé, quiero terminar mi lección entre vosotros acariciándoos.
31. Contadme en silencio vuestras penas, confiadme vuestros anhelos. Aunque todo lo sé, quiero que vayáis aprendiendo a formar vuestra propia oración, hasta que lleguéis a practicar la comunicación perfecta de vuestro espíritu con el Mío.
32. Ancianos, jóvenes, doncellas, niños y padres de familia, pedid que se os dará. Soy fuente de justicia y amor y os presentaré el camino de vuestra vida iluminado con mi luz.
33. ¿Qué me pedís para la Tierra que os da albergue? ¿Qué es lo que sentís por todas las criaturas del Padre? Vivid en armonía con todos los seres. Porque en verdad todos sois hermanos delante de Mí. Bendecid todo lo creado y me estaréis bendiciendo a Mí.
34. Veo que teméis al futuro, porque la sombra de la guerra y el eco de su estruendo llega hasta vosotros, porque la amenaza del hambre, de la peste y de la desolación acecha por doquier. Mas, ¿qué teméis si lleváis en vuestro espíritu mi luz?, ¿no os he nombrado soldados de mi causa? Dejad el temor para los que no tienen fe, para los que me van negando.
35. Muchas pruebas llegarán a la humanidad y a causa de ellas conocerá mi Palabra divina y mi Obra.
36. Quiero que vuestro corazón permanezca sensible al dolor, al necesitado, al hambriento, al enfermo, que sea como los umbrales de la Nueva Jerusalén, donde se congregue el pueblo de Dios, que es la humanidad.
37. El Sexto Sello está desatado y en él habéis escuchado mi palabra a través del entendimiento humano, la cual ha sido entre vosotros: Ley, revelación y profecía. Aún os concedo siete años para que en ellos me escuchéis en esta forma. Siete años en que el Mundo Espiritual, vibrará aún a través del cerebro de los escogidos y de ellos me responderéis en el último día de 1950, que será de juicio para vosotros cuando me escuchéis por última vez hablaros desde el monte de la Nueva Sión.
38. Escribo estas palabras en vuestro corazón y en vuestra Conciencia, porque quiero que sean para vosotros inolvidables.
39. No olvidéis lo que oísteis del Divino Maestro; lo que escuchasteis de María, la Madre Universal y lo que oísteis de Elías el enviado del Tercer Tiempo, que cual Pastor os reunió en el aprisco de mi amor.
40. De muchas complacencias habéis gozado, mas ellas terminarán, porque ha llegado el tiempo de que trabajéis con pureza, apegados a mi Ley.
41. No tengáis ningún interés personal al servirme, servirme por amor sin pensar en el pago o en el galardón que os espera. Pensad en los que sufren, en los que han caído, en los que no contemplan la luz ni conocen el camino, y dadles mi enseñanza con caridad, conducidlos hacia Mí y descuidad si ellos llegan antes que vosotros; sed el postrero consciente de su misión, que Yo os sabré esperar, porque todos llegaréis a Mí.
42. Pueblo: Os concedo un nuevo año para luchar. Sobre la guerra, la destrucción y la muerte, se extenderá el azul del cielo como un manto de paz, adornaré la faz de la Tierra con las flores, soplarán brisas que serán como un tributo de amor. El seno de las madres de todas las especies será fecundo y su abundancia será en vuestro beneficio. Ilumino la inteligencia humana, para que descubra en la Naturaleza nuevas revelaciones para bien de mis hijos. Bendigo los mares, para que los seres que habitan en su seno, se multipliquen y no sufran hambre los hombres después de la guerra. Abro brechas para que las diversas razas se conozcan y se estrechen.
43. Que la primavera llegue entre vosotros como un presente de paz y de esperanza, de reconciliación y perdón entre la humanidad.
44. El verano calcinará con el fuego de su Sol regiones y valles, donde los hombres al cruzar caerán de hinojos ante Mí, pidiendo clemencia. Los que me habían olvidado me recordarán, y los científicos ante estos fenómenos se confundirán, pero en el fondo escucharán mi voz que les dice, que limpien su mente para penetrar en el camino de la sabiduría.
45. El otoño me hará presente la cosecha de los que cultivan la tierra, y esa cosecha será abundante porque algunas naciones volverán a la paz y empuñarán las herramientas de labranza.
46. Habrá bendición en la simiente, porque los niños y las mujeres cultivarán la tierra en ausencia de los hombres. Las manos que dejen las armas y empuñen el arado serán benditas y también lo serán las que fueron enemigas y después se estrechen como hermanos, porque descenderá el pan de los cielos como descendió el mana en el desierto.
47. El invierno llegará y sus nieves serán el símbolo de la purificación.
48. Todo está preparado. Velad y orad, labriegos. Estoy bendiciendo también las manos que ungieron enfermos, los labios que pronunciaron mi palabra con amor, los ojos que vencieron el sueño velando a la cabecera del moribundo, al corazón que latió por el que sufría, porque son los instrumentos del espíritu que saben elevarse en oración por la humanidad.
49. Vengo a hacer latir vuestro corazón a una nueva vida, porque lo encuentro muerto a la fe, a la esperanza y al amor.
50. Yo soy el único Juez que puede juzgar a los espíritus y sin embargo no vengo a veros cual reos, sino como a hijos y discípulos.
51. Sabedme tener entre vosotros como Padre, sabed dar su valor a la palabra que os doy.
52. La Semilla que os estoy confiando, no siempre la habéis sembrado bien, ved que no habéis levantado la cosecha que esperabais, mas no por eso abandonéis la lucha; comprended que si ella a veces es causa de vuestras lágrimas, también es cierto que en este cumplimiento está la paz de vuestro espíritu.
53. No quiero ver llorar a este pueblo por los caminos de la Tierra quejándose de las asperezas del sendero.
54. En todos los tiempos os he puesto en el camino que conduce a la Mansión donde os espero, no temáis hallar cerrada su puerta, el que hasta ella llega, es porque ha recorrido todo el camino.
55. Me presentáis vuestro corazón y de él, como de un granero, recojo la buena simiente y la vana os la dejo para que la destruyáis.
56. Ya no debéis de alimentaros de prácticas imperfectas o impuras, os encontráis en el Tercer Tiempo. Quien practique mi Doctrina como os la estoy entregando, estará haciendo mi voluntad, y quien hace la voluntad del Padre será salvo.
57. Os he dado, a través de los tiempos, grandes pruebas de mi amor; os he brindado oportunidades para llegar hasta Mí, mas nunca me habéis obedecido y habéis preferido el dolor del mundo con sus goces pasajeros, al cumplimiento de mi Ley que os da la verdadera paz.
58. Si viniese a vosotros solamente como Juez, os haría estremecer; mas entre mi justicia y el hombre, se interpone siempre la cruz y de Mí sólo brotan palabras de amor y de perdón.
59. ¡Cuánto os he ayudado en este mundo, para que no tengáis que arrepentiros cuando en espíritu lleguéis ante Mí!
60. Sois los mismos que cruzasteis el desierto junto con Moisés, los mismos que seguisteis a Jesús por la Judea y todavía en este tiempo venís a pedir milagros para creer o, a solicitar los bienes de la Tierra, como si no conocieseis la finalidad de vuestro destino.
61. No os familiaricéis con esta manifestación, porque perderéis el respeto y la fe que ante ella debéis tener y, ¿qué podréis aprovechar de ella si vuestro espíritu está ausente y vuestra mente distraída?
62. En mi Divinidad existe el amor de intercesión, es María. ¡Cuántos corazones que permanecían cerrados a la fe, se han abierto por Ella al arrepentimiento y al amor! Su Esencia Maternal está en toda la Creación, es sentida por todos y sin embargo, hay quienes contemplándola la niegan.
63. Sed vosotros los sembradores incansables de mis revelaciones, para que el mundo se prepare y alcance elevación y luz.
64. Antes de mi partida, prepararé los caminos por los que tenéis que andar. No sabéis lo que tengo decretado para los últimos años de mi manifestación. Os preparo, porque grandes pruebas surgirán en esos días. Haré desaparecer entre vosotros, toda la mistificación que a mi Doctrina habéis traído, para que conozcáis mi Obra en su pureza.
65. Velad pueblo, porque después de mi partida habrá quienes se levanten haciéndoos creer que sigo manifestándome a través del entendimiento humano. Os dejo alerta y preparo vuestro corazón para que él, conociendo mi esencia y el sabor de este fruto, no se deje seducir por los impostores; mas si no os preparáis para esos tiempos y os despojáis de lo que os he entregado, ¿cómo vais a distinguir la verdad de la mentira?
66. No asimiléis influencias maléficas que puedan desvirtuar el conocimiento y la luz que os he dado, porque os verías envueltos en la misma causa que aquellos que van a traicionarme. Alba tras alba he de preveniros para que viváis alerta y no lleguéis a flaquear.
Muchos lloraréis mi partida y no encontraréis consuelo; viviréis suspirando por el tiempo en que me comuniqué por el entendimiento humano. Mas en los instantes en que oréis, os iluminaré haciéndoos recordar toda la gracia y los dones que en vosotros deposité, para que no os sintáis solos o abandonados, sino que reconociendo que me encuentro cerca de mis discípulos, os levantéis con vuestra heredad para hacer méritos con obras de amor en vuestros hermanos.
67. Aprovechad este tiempo de enseñanzas, ved que en vuestra nación existe paz, mientras que otros pueblos se están destrozando. Es necesario que comprendáis que debéis crear un ambiente de paz en vuestro pueblo, para que todo aquel extranjero que entre vosotros penetre, descanse y se conforte en vuestro seno, y a su retorno se sienta iluminado por buenos pensamientos y animado de nobles propósitos.
68. Ya deberán surgir de las naciones, hombres fuertes en el bien y llenos de luz. Ellos serán los que hagan reconocer sus errores y sus faltas a todos aquellos que habiendo traído al mundo una gran misión, la hayan equivocado.
69. También está próximo el momento en que las epidemias se desaten en las naciones, arrasando pueblos.
70. En este día os pregunto, ¿si os enviase a aquellas tierras diciéndoos, atravesad mares y penetrad en las ciudades de dolor y desolación, lo haríais, mis hijos?
71. Más allá de la muerte espera a todos la vida; pero, ¿quiénes son los que van a llevar una gota de bálsamo y una palabra de luz a los que aun pueden resucitar en esta vida a la verdad? Esos deben ser mis discípulos.
72. Muchos hombres verán esclarecidos los misterios de mis manifestaciones desde este mundo y otros tendrán que penetrar en el Valle espiritual para contemplar la verdad.
73. Mi paz sea con vosotros.